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"Oh, entonces intercambiemos lugares. Prefiero estar en un lugar tedioso, aburrido y con calefacción que al aire libre en un puesto de juegos con gente muy, muy descortés", claro que no era una propuesta real, puesto que ya se había comprometido a trabajar en los juegos y, además, no la estaba pasando tan mal como la pintaba, a pesar de las personas maleducadas. Abrió la boca para replicar, pero la menor le ganó de mano; su lista llevándola a abrir los ojos ampliamente en sorpresa. "Wow", fue lo único que contestó en un principio. "Tienes un carácter bastante fuerte... No sé si te iría tan bien en el puesto", fue una humilde opinión con la que no pretendía ofender, por ello su tono había sido apacible. "No hay de qué. Ya me paseé por todos los demás stands, así que acompañarte no será molestia —— y tranquila, no me espanto fácilmente", le aseguró con una sonrisa. "A todo esto, puedes tratarme de tú. Soy Harriet, un gusto, compañera."

"¡Ese es el problema!" Explica enfática, movimientos de sus manos acompañando cada expresión que abandona labios, como si de esa forma, pudiera mejorar la comprensión de su punto. "La taquilla es tediosa, aburrida y la calefacción está muy alta. ¿Sabe las cosas que podría hacer de estar en su lugar?" Nari no espera respuesta; es más, se apresura a enlistar mediante finos dedos elevándose, de uno en uno. "Le enseñaría a los niños como se juega de verdad. Me pelearía con sus padres hasta humillarlos. Estaría respirando aire fresco". Cansada, suspira con fuerza, la mano libre llega a su cabello, despeinándolo con sutileza. "Gracias. Al menos tengo alguien con quien charlar por un rato. Pero si se va a espantar con facilidad, mejor no me dé falsas esperanzas".

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"Lo siento, es que debías saberlo", dijo dejando a un lado el café que bebía y llevándose una mano al pecho, solemne. "Es mi trabajo asegurar que cada mamífero consiga una nueva familia", se lo estaba tomando en serio como si el peluche tuviera sentimientos reales y no estuviese relleno de felpa. "Entonces intenta ganar. Porque creo que él quiere irse contigo...", canturreó entretenida con la idea de que el oso eligiera con quién quería irse. No pudo evitar reírse de sus tontas ideas y sacudió la cabeza al relamerse los labios. Observó los movimientos masculinos y un siseo salió de entre sus dientes al ver lo cerca que había estado. "Es una lástima", se lamentó genuinamente. "Hm, la verdad es que vi a muchos lanzar el aro de costado. De esa forma parecía más sencillo, pero también confía en tu instinto. Creo que es un poco de técnica, y otro poco de fe."

dejó escapar una risa baja mientras giraba el aro entre sus dedos, observando el premio con fingida seriedad. "vaya presión." comentó, echando un vistazo al osito antes de volver la vista a las botellas. "no quiero ser el responsable de su abandono." dio un paso atrás, ajustando su postura antes de lanzar el aro. observó su trayectoria con atención, entrecerrando los ojos cuando cayó justo al borde de la botella sin encajar del todo. "bueno, eso estuvo cerca." exhaló con diversión, llevándose la mano al mentón como si analizara una estrategia compleja. luego miró de reojo a su acompañante con una sonrisa ladeada. "¿algún consejo de experta antes de mi tiro final o tengo que confiar en mi instinto?"

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"Es el precio a pagar por meterte en esta disyuntiva", dijo con fingida solemnidad, llevándose la mano libre al pecho. Le dio otro sorbo a su café antes de hacerlo a un lado, observando con entretención a su hermano. Las comisuras de sus labios cosquilleaban con las ansias de estallar en risas, pero estaba en un lugar público, y las apariencias eran lo primero. "Es trágico —— míralo, pobrecito, está desesperado por hallar un compañero", hizo un puchero mientras tomaba el peluche y le hacía sacudir una manita. "Hola Allistair, estaría encantado de irme contigo", agudizó su tono de voz para fingir que el muñeco hablaba. "¡Qué poca confianza te tienes! Anda, da todo de ti y llévate a Teddy contigo... No quiere quedarse aquí juntando polvo", exageró, porque probablemente alguien más jugara y alguien más ganara, pero ella quería que ese fuese su hermano.

' vaya, qué presión. ' su tono era ligero, pero la diversión en su mirada delataba que no podía evitar seguirle el juego a su hermana. desvió la vista al osito en cuestión, exagerando un suspiro dramático. ' pobre criatura, condenado al olvido si fallo. eso suena casi trágico. ' tomó la pelota entre los dedos, girándola un par de veces como si estuviera calculando cada movimiento con precisión. ' aunque… si el destino del osito depende de mí, tal vez sea mejor que empiece a acostumbrarse a la soledad. '

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"A ver, déjame pensar", puso una mueca pensativa y llevó el índice a su mentón, dándole toquecitos en lo que fingía estar sopesando la respuesta, como si esta fuese la más difícil de todas las decisiones que ha tomado en su vida. Pronto cambió de posición, dejando caer sus brazos. "No", alzó los hombros y le dedicó una sonrisa que rozaba lo burlesco, pero en realidad era pura entretención. "Muchas gracias", dijo ocupando la silla frente al hombre. Apoyó sus palmas a cada costado del asiento y tiró la cabeza hacia atrás, sacudiéndola un poco para despejar su rostro de su cabello. "¿Te pidieron un gato morado? ¡Vaya! Me recuerda al gato de Cheshire de Alicia en el País de las Maravillas", sonrió ampliamente. "Tal vez era esa su inspiración y tú sólo pensaste lo peor", suspiró con pesadez, como resignada. "Quiero un gato negro. ¿Crees que podrás con ello?"

"¿Si yo te dijera que sí cambiaría tu decisión?" Interrogante que se responde con otra solo por evaluar reacción contraria, esperando ver si se trataba de alguien que solo iba a hacerle perder el tiempo, a molestarle, a pedirle algo en el rostro o las tres al mismo tiempo. Su rostro cae hacia el lado derecho con incredulidad pero sus palabras se apegan al papel que se le ha brindado esa tarde. "Adelante, toma asiento." No era el primer animal que debía de trazar así que no le causaba mayor problema. "¿Tienes algún color en mente? Rosado, naranja, hace rato un niño pidió uno morado, te lo haría si eres consciente de que parecerías un gato asfixiado." No podía objetar contra los deseos de un menor, pero tratándose de una adulta, podía quejarse un poco más.

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¿Por qué interpretaban sus comentarios de buena fe como un intento de presión? Negó con la cabeza y luego suspiró. De ahora en más, se callaría y sólo hablaría cuando se lo pidieran. "Lo siento, no era mi intención molestarte", fueron unas disculpas sinceras, aunque en el fondo sentía resquemores. ¡Sólo estaba cumpliendo con su trabajo! "Eso debería servir como motivación, ¿no?", preguntó y pronto se arrepintió al ver cómo el muchacho fallaba de nuevo. Carraspeó y se fijó que no hubiera nadie cerca. Nadie estaba después del chico, así que se bajó de su taburete y acortó la distancia con el contrario. "Te regalo dos tiros más, pero no le digas a nadie o me van a correr de aquí."

su primer tirada ha fallado de forma irremediable, dejándole una mueca de insatisfacción y la motivación suficiente para buscar redimirse de fracaso. ‘ no me presiones, necesito silencio para concentrarme. ’ pese a revés inicial una media sonrisa se dibuja en sus labios, buscando en parte aligerar la tensión del momento. palabras por defecto carecen de veracidad, incluso le da paso a una breve carcajada que se suma a humor. ‘ créeme, yo también quiero llevarme el oso. se lo prometí a alguien. ’ no entra en detalles, tomando la pelota entre sus manos solo para volver a fallar su segundo tiro.

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"Como digas", hizo un gesto con el índice y el medio partiendo de su sien. Se acomodó en el taburete y observó a la muchacha con atención, ciertamente entretenida. Alzó las manos en cuanto se dirigió a ella. "No iba a decir nada", en realidad sí, pero no quería añadir más presión a la contraria. Probablemente sus comentarios de buena fe fueran como leña al fuego. "Tómate tu tiempo. No hay nadie esperando por su turno todavía. Así que puedes calentar todo lo que quieras."

' el osito no se quedará solo ' después de fallar un par de veces en otros juegos, lanzar aros era su esperanza. respirando profundamente, hace todo un ritual antes de tirar... y fallar de nuevo. ' ah, no digas nada, ya calculé la fuerza que debo aplicar, ¿de acuerdo? ' se dirige a la chica, antes de que le recuerde las oportunidades restantes. ' estoy calentando todavía. '

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"Oh, bueno. No puedo rehusarme a una bolita de queso", aunque ya tenía su comida, no dudó en agarrar una y la comió de un bocado. Mascó con tranquilidad y una vez tragó la comida, se rio. "De todas formas no iba a delatarte. No soy una soplona. Pero gracias por la bolita de queso" volvió a carcajear, dejando que el resabio de una sonrisa se quedara sobre sus labios. "Tal vez les has hecho sencillo el ganar... No lo sé... Es incomprobable", una vez más, jugó con él; tenía el ceño fruncido y los labios apretados en una fina línea. "¿Hacerles algo? ¡Para nada! Simplemente les recordé cuántos tiros les quedaban y los premios que podían llevarse con sus puntajes, y aun así me han tratado pésimo", negó con la cabeza. "Qué gente maleducada hay en Lautersee, eh", dijo bromista.

" Toma una bolita de queso para comprar tu silencio " mostró la bolsita dónde había comprado un par junto con su limonada, le quedaban dos. No había problema en dárselo; ya había descansado un rato y despejado su mente, su buen humor es evidente. " ¿Sí? " ladeó el rostro, entrecerrando los ojos. " A mi me han tratado de maravilla, quizás me convertí en su empleado favorito " comentó " ¿No les hiciste algo? "

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"¿Este?", lo señaló con el índice antes de sacarlo de la estantería, procurando no hacer caer los demás peluches que cubrían al cocodrilo. Se abrazó al muñeco y meció su cuerpo de un lado a otro, con parsimonia. "Es bonito", comentó mirándolo antes de regresar sus pupilas al contrario. "Bueno... Tienes dos intentos para lograr llevártelo", reiteró con cierta pena que disfrazó con una sonrisa amable. "Anda, tú puedes con ello. Es sólo un poco de concentración y... mucha precisión", dijo, y estaba dispuesta a darle una mano en lo que pudiera para que se lo llevara. "Inténtalo. Verás que ganarás."

tretas mentales, o uno que otro cálculo se interrumpen con indicaciones ajenas, debiendo verla de soslayo. no estaba precisamente divirtiendose, simplemente poniendo a prueba aquello en lo que no era nada bueno. ' en realidad, me interesaba mas el cocodrilo de allá. ' aclara, mentón alzandose al pobre felpudo detrás de los demás mamiferos seguramente mas deseados. ' ¿cuanto me falta para ese, o ya me lo puedo llevar? ' aunque no iba ningun acierto, quizá se lo daba para dejar de pasar vergüenza allí.

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"La taquilla es la labor más pacífica y poco problemática de todo el evento", la tranquilidad recorría a Harriet de pies a cabeza que ni se inmutó ante la mirada desafiante de la contraria. Estaba en modo zen. Después de todo, tenía que mostrar un buen desempeño tras el fiasco del laberinto. "Podrías estar en los juegos, como yo, y tendrías que lidiar con padres groseros y malhumorados por no saber aceptar una derrota", porque en su turno le había tocado más gente descortés que otra cosa. "Hace media hora y ya estás así... No puedo imaginar cómo estarás después de dos horas de trabajo", y silbó agudamente. "¿No has pensado que tu actitud quizás lo espantó? —— O tal vez necesitaba pasar por el baño. Seguro regresa en cualquier momento", restó importancia sacudiendo la diestra en el aire. "Mientras tanto, te haré compañía. Se supone que es mi tiempo libre, pero ya qué... Todo sea por los niños."

"Estimada dama, si estuviera en mi lugar, sentiría lo mismo". Insolente como siempre, Nari combate la expresión facial con su mejor mueca: labio superior elevado y nariz arrugada, mirándola con un atisbo de desafío. No es su problema si la gente no quiere participar, ¡porque ella quiere hacerlo con más ganas que cualquier otro! Pero en el fondo, no es la muchachita malcriada que aparenta, y su berrinche se desinfla a los pocos segundos. "¡Hace media hora!" Resopla, apoyando ambas palmas con fuerza sobre la mesita de su cubículo. "Pero, como puede ver, ¡mi inútil compañero desapareció!"

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"Tranquilo, tómate tu tiempo", pronunció en un tono de voz apacible. No estaba buscando generar ningún tipo de presión ni buscaba apresurarlo. Ella sólo hacía su trabajo. "Nada más te daba un consejo", que pudo parecer un intento de burla en la manera caótica de expresarse que tenía Harriet. Lo que era paradójico, porque se dedicaba a escribir de forma precisa, concisa y pulcra. Observó al hombre y luego a los niños, que se notaban fanatizados por el hecho de estar cada vez más cerca del osito. En cuanto el contrario atinó por última vez, Harriet se puso a dar aplausos cortitos, pero entusiasmados. Unos bracitos la pillaron desprevenida; parpadeó varias veces para procesar lo que sucedía hasta que cayó en cuenta y sonrió, tocando las cabecitas de los pequeños. "No te preocupes. ¡No es para menos! Se van a llevar al osito con ellos", dijo mientras tomaba el peluche para entregarlo a sus nuevos dueños. "Espero que lo quieran mucho. Hacía tiempo que estaba buscando una familia", se inventó. "¡Pero! ¡Ah! ¡Qué tonta soy! No viene solo...", y sin pensarlo mucho tomó uno de los peluches más pequeños, un dinosaurio, que también dio a los niños. "Este es su amiguito, Dino. No pueden ir a ningún lado separados."

aprieta sus labios en una sonrisa suave, pero algo tensa. ' sin presiones, entonces. ' menciona por lo bajo, mirando por un segundo a sus hijos que estaban cerca de él esperando por ver si podía ganar aquél oso que tanto parecían querer. ' está bien, está bien. ' se prepara, soltando un suspiro antes de tirar nuevamente, logrando llegar. los pequeños gritaban y brincaban, tan cerca de su premio, claro que su padre no quería decepcionarlos. se prepara y da el siguiente tiro, nuevamente, con éxito. los pequeños gritaron aún más fuerte y fueron a abrazar a su padre, sólo que el masculino no contó con que fueran igualmente a abrazar a la rubia mientras pedían el peluche. ' ah, lo siento, se emocionan fácilmente. '

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Hizo una mueca ante la contestación femenina y alzó las palmas como si estuviera declarando paz. "Solamente te avisaba. Es mi trabajo", se defendió sin ánimos belicosos. Literalmente estaba haciendo lo que le indicaron que debía realizar, así que no se hizo mucho problema por ello. Una sonrisilla surcó sus facciones, pues alcanzó a escuchar lo que mencionó la contraria y, en cuanto le dio al blanco, le dedicó unos aplausos. "Muy bien hecho", la felicitó mientras se hacía del osito para entregárselo "Ahora es tuyo."

El tono de la contraria no le daba mucha gracia, aunque más que nada era por la frustración de no poder atinarle, aunque esa era su propia culpa, no tenía agilidad física. “Solo me estas estresando más” replico con tono molesto antes de posar nuevamente la mirada en el juego suspirando suavemente. “Quiero ese osito, es adorable” murmuro por lo bajo antes de lanzar nuevamente el dardo y milagrosamente le atino por lo que alzo los brazos mientras brincaban. 

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"No lo dudo. Sólo sé que puedes dar más", la alentó con un puño cerrado que agitó en el aire, como dándole fuerzas para cumplir con el objetivo. "Nada más aviso", volvió a decir en un tono cantarín. "Que luego me culpan por no advertir cuántos tiros quedan", cuántos habían pasado ya que la habían increpado por no avisarles los tiros restantes. Observó el accionar femenino con interés y una risilla de emoción brotó de sus labios en cuanto vio que había dado al blanco. "¡Atinaste!", dijo con candidez, dando un par de pequeños aplausos. Pronto se vio tomando el osito de la estantería y se lo entregó a la muchacha. "Pues no veo mejor dueña para esta preciosura que alguien que intenta y gana", le sonrió. "¿Vas a ponerle nombre?"

Risa divertida escapa de sus labios cuando escucha la advertencia ajena "Estoy haciendo mi mejor esfuerzo" Dramatiza, definitivamente tenía que mejorar su puntería "No se va a quedar solo, ya va" Hace una pequeña pusa, intentando buscar algo de concentración para hacer el tiro y como un milagro atina "¿Atiné?" Carcajada escapa de sus labios, le verdad no se lo esperaba "¿Ve? Le dije que no se iba a quedar solo el precioso osito".

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"Has fallado cuatro ya... ¿No lo habías notado?", preguntó con interés, acomodándose en el banquillo en que estaba sentada tras el puesto de juegos. Había estado observando al contrario, percibiendo cierta distracción, pero Harriet no sabía si esta era calculada o genuina. Estaban quienes ostentaban sus destrezas abiertamente, mas también había visto quienes preferían proceder con cautela. Las palabras masculinas la hicieron apretar los labios para contener la carcajada que cosquilleaba en su boca, amenazando por salir. "Espero que no estés intentando sobornarme con ese cumplido barato, eh", una media sonrisa surcó sus facciones en lo que se cruzaba de brazos. Continuó escrudiñando los movimientos masculinos y se sorprendió por la destreza con la que desempeñó los dos tiros restantes. Claramente había estado tonteando, pues no había manera de que, por arte de magia, diera en el centro con tanta precisión. "¿Dos? No, no. Me temo que es sólo uno. A menos que quieras tirar de nuevo. No creo que te cueste mucho ganar otro."

" ¿Ya? ¿Solamente dos? " inquirió, desviando su atención ahora que recibió noticias de sus tiros. Thompson ha estado tonteando y fallando los tiros. Creía que le quitaba la diversión si ganaba en el primer intento. " De acuerdo, tendré que jugar de verdad. Me estaba distrayendo porque la encargada es muy bonita ", no sin antes guiñar uno de sus ojos a la rubia manteniendo actitud socarrona. Decidió cambiar la posición de sus pies, concentrándose con la idea que podría obsequiar a sus sobrinos aquel osito de peluche. Fijó el objetivo y sin dilación, disparó los que le restaban para dar en el circulo rojo. " ¿Eso significa que puedo debo llevarme dos ositos? "

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"Técnicamente no me contrataron", emprendió en un tono elocuente mas jocoso mientras alzaba el índice para remarcar sus palabras. "Pero, entre nos, la primera opción es la correcta. Hay quienes son muy malos con los jugadores. He visto niños irse llorando, yo no quiero ser responsable de eso", dijo negando con la cabeza en lo que dejaba el café sobre la superficie más cercana. La pregunta la pilló por sorpresa, por lo que quedó parada allí, parpadeando como si estuviera recalculando su ruta. "Podría estar peor, a decir verdad", le confesó antes de suspirar con contundencia. "Me pesa que ninguno de nosotros haya podido alcanzar la salida. Y después lo de esos sobres... Me tiene ansiosa", esto último lo comentó en un bisbiseo. "¿Cómo estás tú? ¿Ya hiciste alguna travesura?"

jelani levanta la mirada del boleto que estaba revisando mientras espera que el jugador de enfrente termine su turno y suelta una risa suave al escuchar el tono de su hermana. ' ¿te contrataron para vender ilusiones o solo para torturar a los jugadores? ' pregunta acercándose por el costado con una sonrisa burlona, pues ni siquiera los han contratado en primer lugar, y apoya un codo en el borde del puesto. ' ¿todo bien? ' pregunta es genuina, desea saber como está harriet, perdieron en el laberinto y ahora se ven obligados a atender aquellos puestos al azar, los cuales ni siquiera conocen.

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"Te quedan dos tiros", canturreó para avisarle a quien estaba jugando antes de darle un sorbo a su café. Lo necesitaba para que sus energías no bajaran y así poder desempeñarse con fluidez en el evento. Después del fracaso en el laberinto, no quería importunar y defraudar a su familia. "Bien puedes llevarte este precioso osito a casa o puedes decirle adiós para siempre. Yo que tú afilo mi puntería", recomendó juguetona. "El osito no quiere quedarse solo."

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"¿Qué? ¿Acaso tengo prohibido querer pintarme el rostro?", inquirió entre curiosa, entretenida y ofendida. En realidad estaba enfocada en el diseño en el rostro masculino. Le parecía de lo más divertido, porque sólo había visto infantes con sus caras pintadas hasta el momento. Aquellos que se habían acercado al puesto de juegos junto a sus padres para llevarse premios que hacían resaltar la alegría en sus facciones decoradas. "Quiero ser un gatito. ¿Crees que puedas con ello?"

pintacaritas.

El asunto de mancharse las prendas no le resultaba incómodo y prefería tratar con infancias que con adultos, por lo cual, sorpresivamente, Xande no se encontraba de mal humor. Incluso podía observarse una sonrisa mientras terminaba una de sus muchas obras maestras del día. "Eres una mariposa muy bonita ¿te gusta?" Interrogante es precedida de entusiasta afirmación por parte de la menor antes de retirarse del lugar, lo cual significaba cinco minutos de descanso. "¿Qué? ¿Tú también vienes a pintarte el rostro?" Cuestiona al ver a alguien a su costado, volviendo a la actitud gruñona con bastante facilidad. ¿Debía de eliminar aquella burlona actitud? Claro, ya que él tenía la mitad del rostro con el animal preferido de sus sobrinos dibujado; sin embargo, lo había olvidado.

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"Pues yo me he dado cuenta", dijo con las facciones enseriadas mientras cruzaba los brazos sobre su pecho, como si estuviera juzgándolo. En realidad, sólo jugaba con él. "No sé quién habrá quedado como encargado del puesto, porque yo me tomé un descanso también. Tenía hambre", le enseñó lo que estaba comiendo y se encogió de hombros. "¿Sólo tres? A mí como cinco... Y me amenazaron con lanzarme uno de los aros por la cabeza si no les daba un premio. ¿Cómo crees que me ha ido?", devolvió entretenida.

" ¿Crees que se den cuenta que me he escapado por unos minutos? " masculló tras haber dado un sorbo a su refresco. Ah, que delicia era descansar por un instante de tanto ajetreo en el área de juegos. " A veces los juegos de las ferias pueden ser muy intensos. Ya me quisieron sobornar tres veces... " río, girando el rostro hacía la otra persona. " ¿Qué tal te ha ido? "