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« 헬로비너스 - 2 » Cuando a Yoo Ara le preguntaron cuál era su sueño, no lo pensó mucho, sabía la respuesta. Lo ha sabido desde que empezó a imitar a las cantantes de la televisión. Era pequeña, ingenua, cambiante; sin embargo, sabía que quería cantar, sabía que eso le hacía feliz. Su felicidad al cantar, al menos al intentar cantar, sobrepasaba a la felicidad de recibir un helado. Sus padres se dieron cuenta de que no solo fue un anhelo de la infancia. Ara empezó a pedir clases de música y al llegar a casa sonreía ampliamente y les contaba lo que había aprendido. La primera vez que aprendió a tocar una pieza de piano fue tan feliz. Ahí descubrieron que no solo fue una afición. Su felicidad se ha vuelto la música y parece que siempre ha sido la música. Yoo Ara es trainee de Pledis. Yoo Ara es miembro de HelLOVEnus. Yoo Ara es líder de HelLOVEnus. Yoo Ara ama a sus cinco compañeras. Yoo Ara es feliz. Estaba haciendo lo que amaba: música. ¿Importaba las ventas? No, ella es feliz haciendo música, ella es feliz haciendo música junto a cinco chicas que ha aprendido a amar. Los charts no importan. Ella es feliz y sus compañeras lo son. Hyelim, Yoonjo y ella han conocido a Nara, JooHee y Yooyoung. Y son felices por estar juntas y hacer música juntas. ¿Acaso importaba algo más? No, no importaba, estaba segura. Yoo Ara ha pasado por experiencias poco gratas: llanto, frustración, enojo, desánimo. Pero, dentro de todo, ella es feliz. Está haciendo lo que ama. Yoo Ara es ex miembro de HelLOVEnus. Yoo Ara es ex líder de HelLOVEnus. Yoo Ara y sus compañeras sabían que no duraría mucho, pero, no pensaban que fuera tan corto el tiempo. Al final, las ventas si importaban. Ella fue ingenua. ¿No podía seguir siendo feliz? No. Hyelim. Su fortuna y personalidad dan envidia. Yoonjo y Ara lo saben, no pueden hacer mucho. No pueden hacer nada, aún están sujetas. Yoo Ara siente que lo que más ama ahora ya no tiene importancia. Yoo Ara ahora entiende las palabras de JooHee. Yoo Ara empieza a comprender la importancia de los charts. Yoo Ara ha descubierto que amar lo que haces no es suficiente. Ha fracasado. Ha fracasado como artista. Ha fracasado como miembro de HelLOVEnus. Ha fracasado como líder de HelLOVEnus. No es su culpa le han dicho, pero, entre decir y sentir hay gran diferencia. Es cierto, no fue su decisión, aún así siente que ha fracasado y le ha fallado a sus cinco chicas. Yoo Ara ha decidido no volver a ser parte de un grupo. No puede volver a los escenarios sin sentir que ha fracasado. Cantar fue más que una afición, la música se volvió su vida y ahora la ha lastimado. Yoo Ara empieza a mirar diferente.
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personajes adicionales;
#RS97P : rosé
— universitaria.
Integrante de una familia que hace todo por ser perfecta, infortunio en el amor. Baja autoestima con pensamientos cambiantes, es cantante de apoyo porque es un método de liberar estrés. Amante de su guitarra.
— Let’s pray

— park roseanne.
— inestable emocionalmente.
— 110219997.
📌 Cronología
#JY93P : jiyeon
— modelo + danza.
Se negaba a ser atrapada por la danza, cuando se vio obligada a llevar el curso de danza tradicional queda enamorada de ella. Trabaja como modelo para costear gastos.
— 룰라바이

— park jiyeon.
— 07061993
📌 cronología
#NY95I : nayeon
— empleada de tienda comercial (ropa). Empieza a conocer personas que jamás creyó, descubre que lo leído en libros y visto en películas o novelas no es solo ficción. Empieza a descubrir sus habilidades escondidas.
* personaje creado para la interacción, de preferencia, con personajes con temática no común: deidades, criaturas míticas o relacionado a la fantasía.
— 그리움만 쌓이네

— im nayeon
— telequinesis.
— 22091995
📌 Cronología
especial;
#SY00P : siyeon
— niñera.
Escritos espontáneos en primera persona (espero) sobre los pensamientos de Siyeon, estudiante que trabaja como niñera para ayudar en los gastos de su familia.
*prefiero escribir (con este personaje) en solitario, ese es el objetivo por el cual fue creado.
— 싱크로율 100%

— park siyeon.
— 14112000
📌 Cronología
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— primera vez con daga.

— ¿Qué habrás hecho?— Pregunta a un inconsciente hombre en el piso de la espaciosa habitación de hotel — es una lástima, eres atractivo —. Las palabras no se detienen, es consciente que no serían escuchadas gracias al estado en el que se encuentra su acompañante — seré cuidadosa contigo, no te va a doler por la droga que ingeriste, ¿Por qué tengo que lastimar tu perfecta piel? Jamás me había arrepentido, pero órdenes son órdenes—. Deja la buena vista que proporciona admirar el rostro atractivo de un hombre de treinta años, debe hacer su trabajo. Después de colocarse los guantes quirúrgicos (de látex) visibles sobre el pequeño mueble de la habitación se dirige a buscar la daga que, suponía, debía estar oculta en la decoración: dentro del jarrón de flores artificiales; la toma con cuidado e inevitable curiosidad. Es la primera vez que ve la físicamente y usa, tiene una apariencia peculiar, en especial por su forma triangular. Pronto deja los pensamientos triviales para continuar con su deber: aleja la mano derecha del hombre que estaba sobre el estomago con el objetivo de hacer más fácil visualizar, en su mente, la anatomía de la víctima. El objetivo es el hígado: cerca de la quinta costilla izquierda, más arriba del estómago; para ser más precisos el lóbulo izquierdo, esta última especificación fue capricho de Nana para verificar los conocimientos de anatomía adquiridos en su etapa de estudiante. Cuando, según ella, logra ubicar el anhelado correcto lugar con cuidado introduce la daga siguiendo un ritmo lento para evitar salpicadura, no quiere manchar su atuendo, no por estética, alguien puede ver alguna mancha cuando tenga que salir de la habitación y no quiere cometer error alguno. Debía usar fuerza porque estaba perforando; lo introduce aún más, puede sentir el roce del límite de los huesos ( últimas costillas) mientras gira unos grados el arma para hacer más grande la herida, debía complicar la labor de los médicos. No quiere fallar: retira el arma y vuelve a introducirlo cerca de la herida anterior, en esta oportunidad no roza ninguna costilla, la herida fue más central. Retira la daga sin buscar agrandar la herida y tira la daga cerca al cuerpo. Las gotas de sangre de la daga manchan el piso y la camisa blanca ya manchada por la sangre emergente de ambas heridas, la sangre empieza a aumentar y el piso recibir más del fluido rojizo. No tenía mancha o gota alguna en su atuendo, con lentitud se retiró los guantes, estos si recibieron manchas al igual que su antebrazo. Los guantes fueron colocados en una bolsa desechable negra y fue a deshacerse con jabón y agua las escasas manchas en su piel. El celular desechable comienza a sonar, señal que indica salir de la habitación, se asegura de contemplar a su inconsciente víctima antes de dejarlo, suspira y pronto está fuera de la habitación, camina ignorando dos e ingresa a una nueva donde le espera Nam. — Aquí los guantes y el celular. — La pastilla fue colocada, ¿Cierto? — Sí, hombre que pidió agua de 46 años, supongo. — Bien, Nana. — Vamos a beber, me arrepentido de matarlo sin antes habernos divertido, ¿Por qué era tan atractivo? — Si es bendecido no va a morir. Le dimos una posibilidad de vivir. — Estaba sangrando por mucho tiempo y si añadimos el sangrado interno, no sobrevive. Y la droga dudo que ayude. Todo salió como lo planificado:
Nana se había encargado de colocar un par de pastillas en el bolsillo del hombre de más de cuarenta años, para una mujer es más fácil. Y su otra misión era coquetear con el hombre de treinta años, no fue complicado gracias a la apariencia de este, no fingió el interés que tenía; debía colocar otra pastilla en su bebida, simple, y llevarlo a la habitación reservaba por Nam; lo último fue apuñalar su hígado mientras estaba inconsciente, no debía ver quien lo hizo por la mínima posiblidad de sobrevivir.
Nam se encargó de juntar a ambos hombres en el mismo hotel, reservar habitación y asegurarse que el de cuarenta y algo ingresara en la habitación elegida en el tiempo correcto.
Esto fue un favor para un amigo (si es que tenía) del Jefe Kim. — Lóbulo izquierdo, murió. — Tenía razón — las manos extendidas de ambos chocan en un perfecto sonido—. Debí estudiar medicina, mis conocimientos de anatomía no son nada carentes. — Solo debes conocer perfectamente el cuello. — Bien, adiós medicina.
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siyeon; cronología.

+ #SY00P — park siyeon. — niñera. — estudiante.
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nayeon; cronología.

+ #NY95I — im nayeon. — empleada de tienda comercial (ropa). — telequinesis.
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yoojung; cronología.

+ #YJ99C — choi yoojung. — universitaria.
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plots y más; cronología.

Escritos frustrados, no voy a buscar promocionar estos personajes ya que son mis caprichos, probablemente escriba sola a menos que te interese tener un encuentro con alguno de estos personajes. Es probable que algunos tengan únicamente un escrito.
+ ara — yoo ara. — ex integrante de Hello Venus.

— HV menos dos.
⌚ 2014.
El proyecto había terminado y las emociones aún no estaban aceptando
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nana; cronología.

+ #JN91I — in jinah. — dueña de galerías de modas. — (pseudo) asesina.
— Adiós padre.
⌚ 27 enero, 2008.
📌 post de facebook
Im golpea a Nam por fumar en su casa, la hija de Im (jinah) trata de salvar a su amigo y dispara en la pierna a su padre. El tiro que mata a su padre no fue por salvar a alguien.
— Primera vez con daga.
⌚ 13 junio, 2013.
📌 post de facebook
Nana y Nam se encargan de inculpar a un señor del asesinato de uno de sus trabajadores, trabajo pedido por uno de los "amigos" del Jefe Kim.
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✨ JIYEON: Lo había olvidado. Al recibir el abrazo repentino (aunque si conocías a Ten sabrías que sería de esa forma) los recuerdos de su alegre amigo la hicieron sentirse cómoda y feliz al darse cuenta que su personalidad no ha cambiado, podía notar algunos cambios en la apariencia, cambios necesarios por el tiempo; lo veía más alto. Cuando el abrazo concluyó aún tenía la cercanía de Ten, no podía quitar la vista de él, Ten es de las personas que te llenan de energía con solo verlo: posee una hermosa sonrisa que te ayuda a sentirte mejor. — No hay algo de gran importancia que me ha pasado. Quizá lo sepas: ya no bailo. — hace una pausa para organizar correctamente lo que va a explicar— Decidí dejar el baile después de aplicar para la escuela de danza tradicional, no pensé que sería aceptada, tardaron demasiado en dar respuesta. Había decidido ir por lo de Artes escénicas y me llega la respuesta de la escuela de danza, no quería saber nada de baile y gracias a una confusión de trámites debía de aceptar lo de la danza tradicional y ahí estoy.
Parece que las decisiones de Jiyeon no son aceptadas, incluso cuando hace todo lo posible por ser firme las situaciones no salen como ella desea y termina guiada por lo que se le presenta. Podía hacer los cambios, pero esto implicaba volver a pagar los trámites y esto implicaba ajustar su presupuesto, in dolor de cabeza. Se había rendido y siguiendo el consejo de su hermana sobre aceptar lo que el destino estaba preparando para ella. Jiyeon no cree en el destino pero no cuestionó a su hermana, sabe que esa conversación había de terminar en una discusión, no le convenía. Las circunstancias jugaban en su contra, empezaba a creer en ello. Mientras su mente estaba divagando entre pensamientos innecesarios volvió a recordar que Ten se había ofrecido a pagar por lo que ambos iban a consumir, lo agradecía, hace un par de meses que no le llamaban para una sesión de fotos o para publicidad.
— Cerveza creo que está bien, así podemos conversar con tranquilidad…— si hablas de cerveza inmediatamente la combinación de pollo más cerveza llega a la mente de Jiyeon, es de los alimentos que van en contra de la alimentación adecuada que debe seguir para mantener el peso adecuado — Pollo y cerveza… amo esa combinación, la próxima vez que nos veamos debemos ir a comer pollo y acompañarlo con cerveza — lo ha mencionado repentinamente, no tenía muy claro los gustos de Ten pero todas las personas que había conocido amaban el pollo más cerveza, exceptuando a su prima. Asumía que con Ten sería lo mismo, no tiene claro si alguna vez compartieron aquella comida. La memoria de Jiyeon no era muy buena con retener detalles. — por ahora un trago, cualquier trago con cubitos de hielo estaría bien.
El clima en Seúl se mantiene caluroso, el calor es, a veces, poco soportable. Jiyeon ama las bebidas heladas y agradece que en verano puede tomarlas sin algún tipo de restricción, las posibilidades de enfermar son escasas.
— antiguo amigo + nuevo trabajo.

✨ TEN:
Bastaron dos segundos para que Ten apagase su despertador de la tarde. Había tenido que madrugar para asistir a sus clases aquella mañana y por la noche trabajaba, así que necesitaba estar cargado de energía. Se levantó de la cama a duras penas, procurando no tropezar con todas las cosas que tenía tiradas por el suelo. Ten vivía solo en un pequeño apartamento que mantenía con dificultad poniendo copas, no recibía un gran sueldo pero podía llegar a conseguir buenas propinas de los clientes para llenar un tanto más su bolsillo y permitirse algunas cosas como comprarse ropa o pagar el transporte público. Cinco fueron los minutos que necesitó para ducharse y peinarse y cinco más para ponerse pantalón y camiseta negra, listo para salir en dirección al bar. No tenía coche y prefería ahorrarse el dinero del autobús, así que debería de andar de noche aproximadamente veinte minutos solo.
No estaba asustado, realmente Ten había perdido mucho el miedo desde que decidió alejarse de su familia y vivir como le apetecía, había tenido que buscar cómo apañárselas sin nada más que muchas ganas de hacer lo que disfrutaba: crear arte. Avanzó a pasos agigantados entre la multitud de gente que se acumulaba delante de los bares hasta llegar a la puerta trasera del suyo. Su turno empezaba en dos minutos, momento en el que el local estaba ya más que concurrido. Dicho turno no era gusto de devoción de ninguno de los trabajadores, pero el jefe consideró que Ten era el mejor para ocuparlo puesto que tenía una gran habilidad para conversar y tratar con gente: contaba con lo necesario tanto como para conseguir clientes fijos como para echar a los más escandalosos del lugar.
El servicio estaba siendo frenético, Ten iba a toda velocidad atendiendo a los clientes y lidiando como podía con los más borrachos que se le acercaban, sin borrar ni un instante la sonrisa de su rostro. A parte de estar siendo una noche pesada, estaba siendo bastante aburrida: demasiada fijación en las copas, poco tiempo para relacionarse con la gente.
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✨ TEN:
La noche de Ten estaba siendo frenética. Copas hacia arriba, hacia abajo, no daba de si. Ser el único en aquel servicio estaba acabando con él pero debía de recordar para qué trabajaba: sus estudios y mantener su pordiosero apartamento. Miraba el reloj ansioso, la gente iba y venía. El antro cada vez más lleno, más comandas quería decir aquello. Las ganas que tenía el moreno de desconectar por unos minutos eran sobrehumanas. —Ya no queda nada… —Murmuró para si mismo. Las últimas comandas las tenía en frente, después de ello podría descansar. Atendió a una pareja, sirviéndoles un par de bebidas alcohólicas, dirigiéndose con una sonrisa hacia la mesa en donde se encontraba una joven de espaldas, sin borrar su sonrisa de su rostro. Ten siempre se mostraba sonriente, el día en el que no se veía dibujada la curvatura en sus labios, indicaba que algo muy malo estaba ocurriendo. Aquel no era el caso. Se posicionó en frente de la chica, sin prestar atención a esta en un principio hasta que le llamó por su nombre.
—No puede ser… ¡Jiyeon! —El moreno no dudó un segundo en inclinarse levemente para poder abrazar a la contraria. Se conocían y no pudo reprimir su emoción por ver a la chica de nuevo, por lo que fue un abrazo tanto intenso como quizá un poco más largo de lo normal. Al separarse, Ten tomó asiento al lado de la contraria, sonriente. Era todo un lujo verla de nuevo. —Tengo tiempo, tengo, mi turno acaba en… nada, podemos hablar, ¿qué menos? —El tailandés estaba rebosante de alegría, siempre había sido una chica de su agrado y era indiscutible que desbordaba emoción en aquel momento. Miró el reloj, oficialmente había acabado, de todas formas se iba a tomar la libertad de tomarle la última comanda, y a él mismo también. —Estás increíble, qué alegría verte, de verdad. ¿Qué ha sido de ti en todo este tiempo? —Ten había perdido la pista de la chica hacía bastantes años, quizá no tanto, pero había pasado mucho tiempo desde la última vez que la vio en la ciudad. Quizá estaría sorprendida por la intensidad con la que la recibió, pero el moreno era así, cariñoso e intenso con las personas que apreciaba. Se entregaba, daba gran parte de él. —¿Qué te apetece? Tomaré tu pedido y me sentaré contigo a charlar.
No habría problema en aquello, Ten estaba ya técnicamente libre y a parte era el responsable de llevar todo el servicio de camareros de todas las noches, así que no le comportaría ningún problema. Él pediría una bebida alcohólica, las disfrutaba y a parte lo necesitaba. Qué mejor que acabar de trabajar y relajarse con una buena amiga. Jiyeon siempre había sido una de las mejores compañeras de baile junto a él, algo le decía que la vida le estaba yendo bien, debía de ser así puesto que se trataba de una buena persona. —Pide lo que te apetezca, ¿vale? Esta vez invito yo.
— antiguo amigo + nuevo trabajo.

✨ TEN:
Bastaron dos segundos para que Ten apagase su despertador de la tarde. Había tenido que madrugar para asistir a sus clases aquella mañana y por la noche trabajaba, así que necesitaba estar cargado de energía. Se levantó de la cama a duras penas, procurando no tropezar con todas las cosas que tenía tiradas por el suelo. Ten vivía solo en un pequeño apartamento que mantenía con dificultad poniendo copas, no recibía un gran sueldo pero podía llegar a conseguir buenas propinas de los clientes para llenar un tanto más su bolsillo y permitirse algunas cosas como comprarse ropa o pagar el transporte público. Cinco fueron los minutos que necesitó para ducharse y peinarse y cinco más para ponerse pantalón y camiseta negra, listo para salir en dirección al bar. No tenía coche y prefería ahorrarse el dinero del autobús, así que debería de andar de noche aproximadamente veinte minutos solo.
No estaba asustado, realmente Ten había perdido mucho el miedo desde que decidió alejarse de su familia y vivir como le apetecía, había tenido que buscar cómo apañárselas sin nada más que muchas ganas de hacer lo que disfrutaba: crear arte. Avanzó a pasos agigantados entre la multitud de gente que se acumulaba delante de los bares hasta llegar a la puerta trasera del suyo. Su turno empezaba en dos minutos, momento en el que el local estaba ya más que concurrido. Dicho turno no era gusto de devoción de ninguno de los trabajadores, pero el jefe consideró que Ten era el mejor para ocuparlo puesto que tenía una gran habilidad para conversar y tratar con gente: contaba con lo necesario tanto como para conseguir clientes fijos como para echar a los más escandalosos del lugar.
El servicio estaba siendo frenético, Ten iba a toda velocidad atendiendo a los clientes y lidiando como podía con los más borrachos que se le acercaban, sin borrar ni un instante la sonrisa de su rostro. A parte de estar siendo una noche pesada, estaba siendo bastante aburrida: demasiada fijación en las copas, poco tiempo para relacionarse con la gente.
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✨ JIYEON:
Su amiga y supuesta representante canceló la salida que habían planeado días atrás. Jiyeon entendía que un repentino viaje con su novio tiene más importancia que la salida planeada, no podía enojarse con ella, conocía las prioridades de su amiga, no era la primera vez que los planes de ambas eran interrumpidos por motivos similares, en esta ocasión fue a causa de la mayor. Había planeado quedarse en el departamento de su hermana mayor que se le fue prestado después de que esta se casara meses atrás, no le agradaba recibir ayuda de su hermana, mas no rechazó la propuesta al notar el notorio espacio que tenía al compararlo con el que alquilaba y la reducción de gastos que implica no pagar alquiler. Mientras estaba cuestionandose si salir o no, ya estaba dejando la ducha para continuar alistandose: pantalón negro, blusa blanca, zapatos negros de tacón, bolso de mano, unos minutos frente al espejo cepillando su cabello y maquillaje ligero, no es de las personas que usan demasiado maquillaje por iniciativa propia, las sesiones de fotos son la excepción.
Bajó del taxi, ahora está frente al bar que dos semanas antes había visitado con el equipo de su última sesión fotográfica realizada para la promoción de un festival. Decidió volver a este bar gracias al mensaje que le habían enviado con la dirección. No es de las personas que recuerda la dirección exacta de los lugares que visita, pero cuando observa la decoración puede saber en qué momento de su vida ha estado en tal lugar. Así es como al entrar al bar puede saber con exactitud que es el mismo, pasos lentos y pausados hasta conseguir una mesa en donde colocar su bolso y poder sentarse. Disfruta observando a los demás clientes y sus divertidas platicas, aún mantiene la esperanza de encontrar a alguien con quien poder beber o poder distraer su mente.
Sus pensamientos son interrumpidos por una voz familiar. Al encontrarse con el rostro de quien, supone, es el encargado de tomar su pedido no puede evitar sonreir. — ¡Ten! — la voz del menor es particular, Jiyeon presta atención a los diferentes colores que posee la voz de cada persona con quien conversa, no podía olvidar la voz, rostro e inigualable sonrisa de Ten. — Ha sido un largo tiempo. ¿Tienes tiempo para conversar un poco?
— antiguo amigo + nuevo trabajo.

✨ TEN:
Bastaron dos segundos para que Ten apagase su despertador de la tarde. Había tenido que madrugar para asistir a sus clases aquella mañana y por la noche trabajaba, así que necesitaba estar cargado de energía. Se levantó de la cama a duras penas, procurando no tropezar con todas las cosas que tenía tiradas por el suelo. Ten vivía solo en un pequeño apartamento que mantenía con dificultad poniendo copas, no recibía un gran sueldo pero podía llegar a conseguir buenas propinas de los clientes para llenar un tanto más su bolsillo y permitirse algunas cosas como comprarse ropa o pagar el transporte público. Cinco fueron los minutos que necesitó para ducharse y peinarse y cinco más para ponerse pantalón y camiseta negra, listo para salir en dirección al bar. No tenía coche y prefería ahorrarse el dinero del autobús, así que debería de andar de noche aproximadamente veinte minutos solo.
No estaba asustado, realmente Ten había perdido mucho el miedo desde que decidió alejarse de su familia y vivir como le apetecía, había tenido que buscar cómo apañárselas sin nada más que muchas ganas de hacer lo que disfrutaba: crear arte. Avanzó a pasos agigantados entre la multitud de gente que se acumulaba delante de los bares hasta llegar a la puerta trasera del suyo. Su turno empezaba en dos minutos, momento en el que el local estaba ya más que concurrido. Dicho turno no era gusto de devoción de ninguno de los trabajadores, pero el jefe consideró que Ten era el mejor para ocuparlo puesto que tenía una gran habilidad para conversar y tratar con gente: contaba con lo necesario tanto como para conseguir clientes fijos como para echar a los más escandalosos del lugar.
El servicio estaba siendo frenético, Ten iba a toda velocidad atendiendo a los clientes y lidiando como podía con los más borrachos que se le acercaban, sin borrar ni un instante la sonrisa de su rostro. A parte de estar siendo una noche pesada, estaba siendo bastante aburrida: demasiada fijación en las copas, poco tiempo para relacionarse con la gente.
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— no ballet.

Giros y saltos perfectos es lo que podía apreciar en la presentación de su prima, quien estaba demostrando todo lo aprendido en sus clases, lo hacía tan perfecto que Jiyeon piensa que su prima es una hermosa hada volando en cada salto. Fracasó al intentar copiar los movimientos de la mayor, era su primera vez intentando bailar ballet. No vaticinó que aquella acción despertarla una obsesión en su madre, los primeros años no lo había notado. Cuando le dijo sobre las nuevas clases que tomaría, pensó que sería divertido, lo fue, al menos antes de llegar a la escuela primaria. No había dedicado tiempo alguno a profundizar en sus deseos, solo aceptó cada mandato disfrazado de sugerencia que hacía su madre, estaba de acuerdo en seguir mejorando en la danza, podía ser divertido hasta cuando tuvo que cambiar de escuela de danza.
Cuando tuvo su primera clase en la nueva escuela, ya siendo adolescente, podía notar que la diversión fue retirada convirtiendo cada clase en una estricta sesión de regaños e insultos por parte de los docentes, no le agradaba aquel escenario. Sin embargo, grande fue su sorpresa al notar que las demás alumnas tomaban aquellas acciones de buena manera porque estaban convencidas que era la única forma de mejorar. ¿Por qué debían de concentrarse en adelgazar y aumentar de estatura? ¿Por qué no practicaban? ¿Por qué los docentes estaban obsesionados con la perfecta figura de sus alumnas? Cuando se atrevió a preguntar a una alumna, le respondió que en esta edad podían formar su cuerpo, que la anatomía de este les ayudaría a ser grandes bailarinas de ballet. No parecía rechazar el trato que recibía. Jiyeon empezó a aceptar aquellas acciones como adecuadas, ninguna compañera ha considerado lo contrario, ella tampoco lo haría a pesar de estar confundida cuando le informaron que debía de bajar de peso y evitar ciertos deportes y ejercicios para no tener un cuerpo muy voluptuoso. Quien la conocía siempre afirmaba que ella tenía la contextura adecuada y no poseía grasa excesiva, parece que están equivocados, no podía cuestionar las sugerencias de su docentes. Cuando le informó a su madre, ella se encargó de reorganizar toda su alimentación. Su padre y hermana mayor continuaban preguntando el porqué la menor de la familia debía de alimentarse con tan poco, su madre afirmaba que debía trabajar en su cuerpo de bailarina.
A lo largo de la escuela primria fue internada quince veces, su cuerpo había recibido suero para recuperar la falta de una correcta alimentación. Su madre se enfadada cuando veía a su hija recostada en alguna cama de hospital, sabía que el suero no ayudaba en su dieta, siempre intentaba sacar a su hija tan pronto como era posible. Le pedía a su hija no desmayarse en otro lugar que no fuera su casa, en casa podía cuidarla, pero en otro lugar corría el riesgo de ser internada y recibir suero. Su madre se había obsesionado con conseguir que su menor hija sea una gran bailarina de ballet, obviando las dificultades por las que debía pasar para seguir siendo alumna de la perfecta escuela. No creía que los problemas de salud fueran más importantes que las exigencias de su escuela de danza.
Su madre siempre había deseado ser bailarina de ballet, fue su gran sueño frustrado por la negación de sus padres al considerar que solo debía preocuparse en conseguir un buen esposo. Cuando vio a su hija imitar a su prima, su gran sueño empezaba a tener esperanza. No pudo lograrlo, su hija sí podría y ella se encargaría que se hiciera realidad. Había puesto su amor por la danza en su hija, asumiendo que también era su sueño. A los niños de jardín no se le presta gran atención cuando declaran lo que les gusta, siempre cambian y suelen tener gustos temporales. La madre lo sabía, su hija menor había cambiado de opinión tan seguido, pero cuando mencionó querer ser bailarina ignoró todo lo demás y se enfocó en conservar aquel deseo, sobornando a su hija con golosinas o juguetes para que no cambiara su elección.
Jiyeon solía alimentarse en la escuela, sin que su madre supiera. Su hermana mayor le proporcionaba el dinero necesario para que pudiera alimentarse adecuadamente, era la única en su casa que demostraba preocupación por la obsesión de su madre, su padre siempre estaba de acuerdo con lo que su esposa dijiera. Aunque disfrutaba de la danza, empezaba a disgustarle la situación en la que se encontraba, no se atrevía a decirle a su madre que ya no quería bailar ballet. La danza le gustaba, pero el ballet no lo disfrutaba. Empezó a practicar los bailes de idols en su descanso, se había unido a un grupo de su clase que practicaba las coreografías en el descanso e incluso algunos días feriados. Ella no podía asistir a cada practica, pero su gran capacidad para recordar cada paso le ayudó.
— Ya no quiero bailar ballet. — ¿Te han rechazado? Sabía que el problema es tu cuerpo, ¿por qué no puedes ser delgada? ¿Por qué no puedes bajar de peso? Puedo ir a pedir ayuda a un doctor o la nutricionista de tu prima, ella tiene un cuerpo hermoso, podemos ir al cirujano, seguro puedo hacer algo. — ¡BASTA! ¡No quiero saber más sobre ballet! Madre, por favor. — Estás sensible, deja todo a mamá.
Había sido seleccionada junto a otras nueve alumnas para una presentación especial en Seúl, pero sus deseos ya no eran los mismos. Ya no quería seguir el sueño de su madre, ya no quería seguir sacrificandose por un sueño que no era el suyo. Se había cansado de seguir a su madre. Apreciaba todo lo que había hecho por ella, su madre ha mostrado un peculiar amor por ella, por eso siguió tanto tiempo con aquel incorrecto deseo. Pero ya no lo haría más, incluso si esto implicaba defraudar a su madre.
Desde que conoció a Sanghyun empezó a ser valiente y seguir sus emociones, ya no quería complacer a los demás.
— No quiero ser bailarina de ballet, no es mi sueño. — Estás siendo emocional. — El que no pudieras cumplir tu sueño no es culpa mía.
La madre abandonó la habitación en silencio.
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— adiós padre.

⌚ 17:47 No encontraban las palabras adecuadas para confesar lo sucedido dos horas antes, el incómodo silencio irrita al adulto que empieza a interrogar sobre el porqué han pedido verlo con la apariencia que aún conservan. El adolescente demuestra ansiedad con su abrir y cerrar de mano repetidas veces; todo lo contrario con su compañera quien transmite serenidad al quedar mirando el escritorio que se encuentra a unos metros de ellos. El teléfono suena aumentando la ansiedad del joven. Al ver que ninguno hablaría amenaza con dejar la habitación asegurando no tener tiempo para desaprovechar. Es retenido al escuchar la confesión, no ha imaginado que tal cosa fuera posible. — Matamos a Im. — Deja de mentir y dime qué pasó. ¿Necesitas venganza? — Ella es su hija, fueron tres disparos: en la cabeza, pierna y uno fue desviado. Puedes confirmarlo. ⌚ 15:30 Im estaba golpeando a un adolescente después de encontrarlo fumando en su casa, pues detesta que fumen dentro de su casa que considera un lugar respetable, podían hacer lo que se les plazca siempre y cuando el cigarro fuera desechado de los pasatiempos, había adquirido aquella norma después de la muerte de su esposa, quien siempre lo regañaba por aquel mal hábito. Cada oportunidad de descontrol se relacionaba a su esposa. Jinah entra a la habitación para evitar que su padre termine matando a su amigo, sabe que es capaz de eso y mucho más. No lo logra, es empujada por su padre; termina en el piso con pequeños dolores en las piernas, el brazo y mano derecha con sangre después de cortarse con rastros de un jarrón roto por su padre segundos antes. Mientras se para para volver a retener a su padre que sigue insultando y golpeando a su amigo observa el arma sobre el escritorio. Sin dudarlo la sostiene amenazando con gritos disparar si no deja de intimidar al joven, no le presta atención hasta que dispara en dirección cercana al mueble donde los golpes continúan. Im se detiene. — Deja de jugar. Debo enseñarle que fumar en casa es peligroso. — No deberías lastimar a quien me importa. — ¡SOY TU PADRE! — Si te acercas a él disparo. — ¡Hazlo! Así podemos morir los dos. Deberías jugar cuando papá no esté entretenido. Carga la pistola, revisa si el seguro está libre, no está segura de lo que va a hacer. Aprovecha que Im está de espalda caminando para apuntar a una de sus piernas, espera tener buena puntería. Se lo había advertido, estabiliza el arma con la otra mano y presiona el gatillo. Puede ver como el martillo lastima su piel entre el dedo índice y pulgar, teniendo mayor territorio en el pulgar. Ciertamente su atención se dirige a su padre en el piso maldiciendo y enfadandose al notar la bala en el muslo derecho. — ¡MALDITA! ¡No sé porqué no te mataron en lugar de tu madre! — ¡Debieron, seguro! Pero no olvidemos que fue por tu culpa. — !Ella fue por tu insistencia¡ No soltaba el arma, aún la mantenía mientras lagrimas recorrían sus mejillas hasta romper en el suelo. Im tenía razón: ella había insistido en ir a ver el espectáculo de luces. Si tan solo no hubiera mencionado aquel maldito evento aún su madre estuviera con vida y no tendría que soportar sola a un sociopata al que llamar padre. Si fuera por ella se retiraría cada gota de sangre que comparten, llegó a odiar al hombre que llamaba padre pero que jamás pudo ser uno para ella. Ahí estaba: en el piso siendo miserable con la sangre aumentando y a pesar de saber que si ella deseara podría dispararle, pero aún mantenía aquella mirada desafiante y se negaba a verse como perdedor. No soportaba aquella mirada, odiaba tanto cuando no podía hacerlo sentir miedo. Desde la muerte de la esposa él no mostraba miedo y sus decisiones se volvían más arriesgadas al punto de no importarle la vida de sus trabajadores y mucho menos la de su hija o la de él. — Jinah, ¡Hazlo! ¿Por qué no disparas? — Solo quería detenerte, padre. El único amigo que ha tenido ya se encuentra junto a ella observando la tensa escena que se desarrolla. Había salvado a su amigo y ahora necesitaba sacarlo de casa antes de que su padre llamara a sus hombres con el objetivo de impedir que dejara la casa. Se apresuraron a coger sus abrigos, decidieron mantener el arma por si la situación cambiaba. El padre continúa en el suelo de la habitación riendo al escuchar la estrategia de los adolescentes, creía que era una situación divertida y entretenida. — Bien, háganlo como quieran. Mañana tendrás el cadáver de tu amigo frente a ti. — Estoy segura que no te encontrarás con mi madre. Con rapidez coloca el seguro, carga (se escucha caer el casquillo), quita el seguro y presiona el gatillo. El trayecto de la bala es corto, pero se siente más lento, cuando impacta con el cráneo (entre la frente y la cien) el sonido parece aumentar y prolongarse. Se siente tranquila, debía ser ella quien terminara con aquella vida, después de todo es su hija. ⌚ 19:07 — Deberíamos ir a buscar medicamentos, alcohol, bandas y algodón para las heridas. — Luego. — ¿Por qué estuviste callada? Piensa que se dio de esa manera. — Debía morir, no me preocupa eso — su rostro incómodo cambia a ligero enfado—. ¿Por qué jamás conocí a tu padre? ¡Él es un verdadero jefe! — la emoción que muestra parece olvidar lo sucedido horas atrás— ¿Fui muy estúpida? ¿Crees que tú padre piense que soy tonta? Ah, ¿qué debería hacer? La preocupación es real similar a cuando conoces al chico de clase superior que te gusta. — No lo creo, no presta atención a personas que no conoce. Por cierto, ¿Por qué ninguno de los hombres de tu padre apareció al escuchar los disparos? — Porque están acostumbrados, papá tenía gran adicción a jugar con su arma y nadie quiere interrumpirlo. Aquel día Jinah descubrió que ser similar a su padre podría ser ventajoso, y que tener un único amigo tenía sus beneficios.
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— conversación con Hyemin.

— ¿Por qué continuar? — Porque es mi destino. Desde muy pequeña sabía que estaba marcado mi camino, estaba predestinada a caer en la danza. Mis padres pensaron que era una afición, se equivocaron. — Pero es demasiada presión. — Me gusta sentir la exigencia. No es un sacrificio, la presión es mi motor. Vista desde otras personas, la vida de una bailarina clásica parece marcada por la presión de mejorar, de perfeccionar la técnica. Y es así, pero me gusta cuando me exigen porque sé que puedo. La búsqueda de la perfección es un gran incentivo. — Tu cuerpo parece rechazar la idea de continuar en la danza: tus pies están muy lastimado, continúas evitando las comidas. — Mi cuerpo es mi herramienta, las heridas y cicatrices demuestran cuanto he trabajado. — ¿Por qué continuar en este estado? ¿Por qué tu salud se debe ver afectada? Hyemin, no entiendo porqué debes de vivir tan dolorosamente, he visto todo por lo que has pasado. He sufrido algunos de tus padecimientos. — Amo la danza, amo el ballet. Puedo hacer lo necesario por continuar aprendiendo ballet, no es un sacrificio para mi, es algo que hago con gusto. — Solo te pido que pares por unos meses o semanas, incluso días ayuda. Me preocupa tu estado de salud, te ves agobiada, cansada. — ¿Me pides no bailar? Es como perder mi identidad y mi motivo para continuar viviendo. Por eso me cuido de lesiones graves, no podría dejar de bailar. — Supongo que no puedo convencerte de dejarlo. Tu cuerpo es elegante y tan delgado. Incluso tu forma de hablar es tan elegante. Mi prima ha nacido para triunfar en la danza. — Jiyeon, estás exagerando. — Vas a ser la mejor, dudo que alguien tenga tanto amor por la danza como tú. Hyemin va a triunfar en Londres.
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— cronología de hana.

Hana huye de casa a los 23 años.
No recuerda cómo terminó en casa de una amable neozelandesa que intenta comunicarse con ella mediante señas o dibujos, no tiene recuerdos claros de su traslado de Seúl a Auckland. Tiene grandes preguntas pero no quiere averiguar respuesta, siente que es mejor continuar ignorando los sucesos que la llevaron bajo los cuidados de una extraña.
Parece que los sueños son enemigos suyos: a veces sus memorias la ubican en lugares oscuros con olor a alcohol; a veces se encuentra llorando en un piso iluminado por escasa luz, a veces se encuentra frente a un espejo con lágrimas en los ojo y heridas en el rostro, a veces escucha sus gritos y súplicas, a veces siente el peso de un cuerpo sobre el suyo mientras sus ojo lloran. A veces desea que esos recuerdos sean un mal sueño, que todo lo que ve al dormir sea parte de sus sueños.
Decide vivir con la neozelandesa que cuidó de ella, después de todo no sabía qué hacer en un país extraño. Aroha es viuda con solo 35 años de edad y es conocida por su gran bondad. Decide cuidar de Hana, que es diez años menor, como si fuera la hermana menor o hija que nunca tuvo. Cuando se le cuestiona sobre el porqué no se casado nuevamente o ha tenido un hijo, ella responde que solo podría amar a un hombre y que jamás podría tener algún hijo por padecer Oclusión de las trompas de Falopio, es el diagnóstico que se le fue dado tres meses después de casarse.
Hana conoce a Jun Park cuando ambos tenían 26 años. Tienen dos hijas: Alice y Roseanne.
La pareja y sus hijas viven con Aroha. La vida cuida bien de ellos hasta la repentina muerte de Jun. Roseanne tenía cuatro año de edad, Alice siete años. La hija mayor es quien consuela a su madre que parece no cansarse de llorar.
Dos años más tarde conoce a John Kim en el mercado mientras hacía las compras diarias. Seis meses después muere Aroha. Cuatro meses más y se casa con Kim. Un años después deciden mudarse a Melbourne, Australia con la escusa de empezar una vida nueva. La vida de la pareja y las dos niñas cambió en su totalidad.
En el 2012 John decide que deben mudarse a Seúl, no da explicación alguna, solo asegura que extraña su cuidad natal y que es tiempo de tener una vida tranquila. ¿Vida tranquila? Desde su llegada a la vida de Hana y sus hijas jamás han podido vivir adecuadamente.
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— antiguo amigo + nuevo trabajo.

✨ TEN:
Bastaron dos segundos para que Ten apagase su despertador de la tarde. Había tenido que madrugar para asistir a sus clases aquella mañana y por la noche trabajaba, así que necesitaba estar cargado de energía. Se levantó de la cama a duras penas, procurando no tropezar con todas las cosas que tenía tiradas por el suelo. Ten vivía solo en un pequeño apartamento que mantenía con dificultad poniendo copas, no recibía un gran sueldo pero podía llegar a conseguir buenas propinas de los clientes para llenar un tanto más su bolsillo y permitirse algunas cosas como comprarse ropa o pagar el transporte público. Cinco fueron los minutos que necesitó para ducharse y peinarse y cinco más para ponerse pantalón y camiseta negra, listo para salir en dirección al bar. No tenía coche y prefería ahorrarse el dinero del autobús, así que debería de andar de noche aproximadamente veinte minutos solo.
No estaba asustado, realmente Ten había perdido mucho el miedo desde que decidió alejarse de su familia y vivir como le apetecía, había tenido que buscar cómo apañárselas sin nada más que muchas ganas de hacer lo que disfrutaba: crear arte. Avanzó a pasos agigantados entre la multitud de gente que se acumulaba delante de los bares hasta llegar a la puerta trasera del suyo. Su turno empezaba en dos minutos, momento en el que el local estaba ya más que concurrido. Dicho turno no era gusto de devoción de ninguno de los trabajadores, pero el jefe consideró que Ten era el mejor para ocuparlo puesto que tenía una gran habilidad para conversar y tratar con gente: contaba con lo necesario tanto como para conseguir clientes fijos como para echar a los más escandalosos del lugar.
El servicio estaba siendo frenético, Ten iba a toda velocidad atendiendo a los clientes y lidiando como podía con los más borrachos que se le acercaban, sin borrar ni un instante la sonrisa de su rostro. A parte de estar siendo una noche pesada, estaba siendo bastante aburrida: demasiada fijación en las copas, poco tiempo para relacionarse con la gente.
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