Tumgik
isabelcramirez · 6 months
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Nostalgias de una relación (no tan) olvidada
Junio 2016
Por donde empezar…
Tal vez por el hecho que de nuevo es en la escritura en donde encuentro refugio.
¿Será un error pensar que el arte y la literatura son el resultado de una época de melancolía?
Empezar por decir que esta no es una historia de amor, tampoco de desamor.
Empezar por perdonar, no a la otra, sino a mí misma. Perdonarme todo lo que creo que hice mal, dejar de cargar con culpa los recuerdos.
Empezar por describir el vacío que siento, por relatar este sentimiento.
¿Cómo es el sentimiento?
Siento dificultad para respirar, como si necesitara ser consciente de ese proceso análogo que realiza mi cuerpo.
Siento opresión en el pecho, como si este estuviera conteniendo, con sus frágiles huesos, mucho peso.
Siento que detrás de mis senos no hay nada, no hay un órgano que palpite con cada segundo que pasa.
Algún día 2016… “Para que vueles más suelta Rami”
28 de octubre 2016… “Hija, Siempre habrá alguien testarudo y persistente que te quiera a pesar de todo”
30 de octubre 2016… No querrás olvidarlo todo, ¿o si?
Algún día entre diciembre 2016 y mayo 2017           
Cómo decirte…
Cómo decirte que no te he olvidado.
Cómo plasmar en palabras esos sentimientos que tengo, cómo describir los pensamientos que se suceden unos a otros, tan rápidamente que no les sigo la lógica.
Cómo decirte que te pienso cada día, no solo una, sino muchas veces.
Te amo todavía? No lo sé. Lo cierto es que... ¡hp si que me moría por vos! ¡Estaba tan dispuesta a todo por vos!
18 de mayo 2017… Tantos escenarios de la ciudad me acuerdan de ti.
22 de mayo 2017
Hoy estoy disfrazada de ti. Todavía conservo esa camisa que dejaste en mi casa, esa que es de rayas gruesas azul, beige y verde.
Me pregunto: Si no existe un amor para toda la vida, existe un recuerdo que perdure para toda la vida? Que ironía.
06 de junio 2017
Tus recuerdos me persiguen, incluso por calles que nunca transitamos juntas, en ciudades que soñamos conocer algún día.
Todavía tengo la fotografía del coliseo que tú me regalaste, es quizá lo único que aún conservo de ti, porque todo lo demás lo regalé, no podía soportar el dolor de tenerte ahí tan latente conmigo.
Junio 2017
Me pregunto si me recuerdas cada día, como me sucede a mí.
Es increíble cómo pequeños encuentros, espontáneos e impredecibles, me traen memorias de experiencias que viví contigo.
Escuché la canción aquella de Manuel Medrano que tú me dedicaste. Se me aceleró el corazón y sentí cómo el agua sombreó mis ojos y cómo la garganta se me cerró, con ese taco invisible que solo significaba la exhalación comprimida de un llanto que clamaba por salir.
Julio 2017… Te soñé.
Sep 2017
No te dejo ir. Me niego a soltarte.
Me aferro al recuerdo de nuestras historias.
Cuando siento que ya no estás presente en mis soliloquios me esfuerzo por traerte de vuelta, por tenerte ahí.
Es una carrera entre el tiempo, la tristeza, la indecisión, la culpa y el olvido.
Algunos días tu silueta se pierde en mis pensamientos y solo tengo recuerdos miopes.
Entonces quisiera buscar tus fotos solo para grabarte de nuevo en mi memoria.
Te sueño. Me despierto asustada. Miro a los lados, ¿con quién estoy durmiendo? No estás junto a mí y está bien así. Es tu recuerdo lo que invoco, lo que busco, lo que anhelo y lo que amarro.
Un sentimiento que me niego a perder, tan puro, tan inocente, tan lejano, pero tan real.
Nov 17 2023
Y nunca te dejé ir. Te seguí buscando por los caminos de la vida. En los brazos de otros seres te seguí soñando.
Y mi sueño se hizo realidad.
Ahora somos dos. Somos dos corazones amarillos que laten al ritmo de varios ronroneos.
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isabelcramirez · 4 years
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Elucubraciones... AFÁN
Afán de un domingo de películas
Afán de un sábado de copas de vino
Afán de una mirada luminosa que con un abrir y cerrar de ojos me transmita mil cosas
Afán del lunes por la mañana porque trae una rutina retadora
Afán de encontrar una universidad internacional que me encante
Afán de un suceso que modifique mi rutina
Afán que me hace salir sin tender la cama por las mañanas
Afán de ser puntual, adelantar el reloj 5minutos, para seguir llegando a las 8 menos cuarto
Afán de unos labios rosados que me saluden sin yo rogarlo
Afán de terminar de beber el café antes que se enfríe
Afán de un buenos días y un buenas noches adornado de un te quiero
Afán de la entrega bien elaborada de un proyecto
Afán de entender los detalles para conectarlos con la estrategia
Afán de vivir, cada instante, cada lágrima, cada sonrisa, todos los lamentos, todas las historias, como un buen cuento, un final que no siempre es feliz, pero no es lamento
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isabelcramirez · 4 years
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Sueños paradoxales
Un sonido continuo y martillante me despertó la madrugada de un jueves de septiembre. 
Mis sentidos se pusieron en alerta y me sobresalté. Entreabrí los ojos buscando un haz de luz entre la oscuridad y escudriñé mi habitación, pero estaba desolada y lo único que vislumbré fueron las sombras de los árboles que se colaban por la ventana. Conté lentamente hasta diez, respirando en cada pausa una profunda bocanada de aire, hasta que finalmente caí en brazos de Morfeo.   
La jornada laboral de ese viernes transcurrió en un tiempo de 24 cuadrantes del reloj, cada minuto se extendía el doble de sus 60 segundos rutinarios. Me tomé cinco tazas de café negro, me lavé la cara 4 veces, hice 8 pausas activas, conversé con mis compañeros… dilapidé mis horas de trabajo hasta que la manecilla marcó las 5:00 PM y pude transportarme a mi cama para recuperar el sueño desvelado, caí profunda. 
- Emiliana, Emiliana…. Ana… ana… ana – Una voz me llamaba.  ¿Estaré soñando? ¿Será que estoy alterada por los sucesos de la noche de ayer? – pensé. 
- ¿Quién está ahí? – dije con la voz quebrada y las manos temblorosas. 
Recibí como respuesta el eco de una noche estrellada. Estuve con los ojos abiertos y acostada con la mirada fija en el punto de fuga que conecta con mi imaginación.
Me paré antes que despertara el sol, me organicé y salí a trotar. Llevaba años sin cumplir mi meta de 5 km diarios, pero hoy sería el día de batir mis propios records. Corrí como si mi vida dependiera de ello, como si cada avance pudiera mitigar mi zozobra y cada paso me acercara a la tranquilidad de antaño.
En mi trayecto no saludé a nadie, aunque en las vías me topé con varios de los vecinos que me encuentro matutinamente cuando salgo para el trabajo. Realmente no conocía sus nombres ni tampoco sus familias, o sus historias de vida, ya que en dos años que llevaba viviendo en esta zona no había forjado amistades.
Cuando llegué a casa hallé la puerta ajustada y un recorrido de huellas que se adentraban hacia la sala de estar, seguían por la cocina y se perdían en el patio trasero. Caminé con pasos sigilosos y subí las escaleras con la cautela de un fugitivo. A pesar que la estancia estaba vacía opté por llamar a la policía para que realizara una inspección y por primera vez tuve contacto con la señora que reside al lado, doña Ana.  
- Vecina, ¿qué pasó? ¿le robaron algo?
- Todavía no sé – le respondí, algo desesperada. No me gustan los chismosos, bueno… mejor sería decir que no me gusta compartir mi vida privada. 
- Estoy presta a ayudarla en lo que necesite. Este barrio es muy seguro, pero usted sabe, con las cosas como están ahora, ya nunca se sabe. 
- Muchas gracias Doña Ana. Así nos despedimos.
Doña Ana, viuda de un militar de alto cargo que desapareció en batalla y que tras varios años de búsqueda dieron por muerto sin conocer realmente su paradero. Tiene una hija de 28 años, que vive en Italia mientras estudia un master en diseño de modas. Es una señora de unos 50 o 60 años de edad, siempre de negro, pero con semblante optimista. Sus días transcurren entre regar el jardín, cuidar su gato, llamado Blanco, participar en las actividades de la junta comunitaria, asistir a clubes de lectura e ir a misa diariamente. 
La policía no evidenció anomalías, ni en mi hogar, ni en los alrededores. No había señales de forcejeo en la cerradura, no se habían llevado nada, y los vecinos no habían vivenciado situaciones similares. El casó se cerró con la misma velocidad con que inició. 
Mejor era tomarme un baño de sales y relajarme con esa música de Yann Tiersen que tanto calma mis ánimos y acalla mis pensamientos. 
- Emiliana, Emiliana…. Ana… ana… ana – La misma voz me llamaba.
Apagué las canciones de piano. Esta vez, sin recordarlo muy bien, recé, recé a Dios, a la virgen, al que está en el más allá y a la fuerza superior, forcé mi rostro a permanecer inmóvil por unos segundos y cuando lo relajé y levanté la mirada visualicé unas letras en el espejo: no debiste haber dicho tu opinión sobre ese proyecto. 
Las gotas de agua resbalaban desde mi cabello hasta tocar la curva de mis talones, me erguí de un salto, corrí fuera del baño y me puse un pijama, bajé las escaleras de dos en dos y hui de casa hacia la de la vecina. Me contuve antes de descargar mi ansiedad sobre la puerta, conté mentalmente, y golpeé de manera educada, no quería parecer alarmada o histérica.   
- Buenas noches Emiliana, ¿se encuentra bien?
- Buenas noches Doña Ana. Estoy intranquila en mi casa, debido al incidente de esta tarde. ¿Le molesta si me quedo un rato aquí con usted?
- Tranquila mija, esas cosas dan susto, yo la entiendo… Adelante. ¿Le provoca una aromática caliente?
- Sí, sí. Muchas gracias.
Se alejó con movimientos pausados y yo me dirigí con pasos tímidos hacia el lugar que ella me indicó y, con pena, me ubiqué en la silla más pequeña, en la esquina, como si no tuviera más espacio para acomodarme, pero una vez sentí la comodidad del cojín, me relajé… por fin.  
No dejaba de pensar en la asertividad de la oración en el espejo. Iniciando la semana había estado en desacuerdo con mi jefe respecto a un proyecto de urbanismo que estamos promoviendo. No debí expresar en voz alta que pienso que se trata de una iniciativa cargada de diseño y arte, pero impráctica para las necesidades de movilidad de la ciudad. - Qué estúpida fui, eso me pasa por andar de sapa.  Ahora sólo tenía en mente un cuestionamiento, ¿Y si me despiden? 
- Bueno señorita, espero que esta bebida caliente le ayude a tranquilizarse – Llegó doña Ana con una sonrisa y una expresión sincera de comprensión hacía mí. 
- Muchas gracias. 
- Bueno… y… cuénteme, ¿Qué le sucede? – Odiaba que me hicieran preguntas personales, la gente… frrrr… con su interés de saber todo para después criticar. 
- ¿Existe algo en lo que pueda ayudarla? Puede confiar en mí, se lo aseguro - Odio las personas chismosas. Nunca sé qué esperar de ellas. ¿Será ella una viejita chismosa?
- No, pues… verá, creo que en mi casa espantan. Llevo varios días escuchando voces y experimentando sucesos paranormales. 
- Deben ser ideas suyas señorita. En todos los años que llevo en esta zona nunca he escuchado rumores de fantasmas por aquí. ¿Será que está estresada? ¿Está pasando por momentos difíciles?
Las preguntas inquisidoras de Ana me pusieron en una dualidad entre abrir mi corazón o esconderme tras mi hermetismo habitual.
No aguanté. El nudo en mi garganta explotó en un sinfín de palabras, de historias, de quejas y de llanto. De pronto me encontré narrándole a la vecina mis vicisitudes en el trabajo, mis diferencias conceptuales con mi jefe, mi inseguridad para defender mis ideas, mi resistencia a mostrar mi sensibilidad a mis compañeros y ocultarme tras una actitud tosca, mi temor a no ser querida porque soy obsesiva con la limpieza, con la puntualidad y con la estética, mi susto a emprender inversiones de capital sola porque no tengo con quien diversificar los gastos y el riesgo.
Le conté tanto sobre mí y nos dieron la 1, las 2 y las 3. Y al final, sentí que debía huir de ese espacio porque ella ya sabía mucho de mí y en cualquier momento podría rechazarme.
Me sorprendió su reacción.
- Emiliana, mija, usted está muy joven. No sé enrede la vida con esos imaginarios. La vida es simple. Tú eres tú, con tus blancos, grises y negros. Yo soy yo, con mis blancos, grises y negros. Podemos decidir crear una paleta de colores o simplemente tener tubos de óleo separados, la decisión es tan sencilla como decir me quedo contigo y te acompaño, o no.
- Mija, le falta todavía mucho ajetreo.
- Mejor acuéstese aquí en la cama de mi Abril, mi niña que está en Italia estudiando...  Me hace una falta! Pero bueno, como decía mi mamá: los hijos son prestados.
Me preparó la cama, me entregó cobijas recién lavadas y almohadas prácticamente nuevas. 
- Venga pues, que la cama ya está lista. Límpiese pues esas lágrimas y acuéstese tranquila, como en casa.
Su acogida y su solidaridad se sintieron bien, las sentí como una preocupación sincera por mí, comportamiento que no evidenciaba en estos momentos en ninguno de mis grupos sociales. Mis amigos, con sus vidas al límite, con sus metas inmediatas de ascenso laboral, con sus proyectos de vida para los hijos que implican cubrir matrículas y exigencias sociales de los mejores colegios de la ciudad, con su ideología de capitalización y construcción de patrimonio. Mi trabajo con su contexto abrumador: horas extra como metodología de trabajo, chismes en todos los ámbitos producto de la mezquindad de quien ambiciona poder, un salario que cubría mis gastos pero no los esfuerzos adicionales y, en particular, una inmensa inseguridad mía para mostrar mis competencias. 
Dormí plácidamente. Salí en la madrugada para mi casa a organizarme para iniciar otra semana de productividad.
De vez en cuando escuchaba ruidos en casa, incluso llegué a sentir la respiración de alguien en mi cama, pero cada que pasaba esto cerraba los ojos y me decía a mí misma que estaba siendo paranoica. Me servía. Olvidaba los sonidos extraños.
Mis tardes cambiaron y perdí la motivación de trabajar 24 – 7, mis intenciones de adelantar trabajo cambiaron por un interés de participación social. Empecé a pasar mi tiempo libre con Doña Ana, compartíamos un tinto, conversábamos, me enseñaba macramé y debatíamos sobre libros. Se me volvió rutina pasar todas las noches por su casa. Me agradaba su compañía, a su lado no tenía la constante necesidad de impresionar, de parecer, de mostrarme segura, porque ella conocía mi Mr Hyde y aun así seguía siendo incondicional y solidaria conmigo. 
Los días pasaron y dejé de pensar en el fantasma que cohabitaba conmigo. Hasta que un día…
Estaba en un cubículo de concreto, sin un ápice de luz natural, sin ventanas. Estaba trabajando en una maqueta y tenía el tiempo contado para la entrega. Sobre mi cabeza había un reloj que marcaba cada minuto con un pitido ensordecedor. De fondo escuchaba a mi jefe exigiéndome que terminara oportunamente. El sonido de su voz se sincronizaba con el minutero en un alarido que me erizaba los vellos y me irritaba hasta el punto del descontrol. En las paredes se proyectaba cíclicamente la historia de una mujer que se tiraba del veinteavo piso de un edificio porque no alcanzaba el éxito profesional que aspiraba, clic, clac, clic, clac… volvía a empezar el cortometraje, el minutero y los gritos. 
- Emiliana, Emiliana…. Ana… ana… ana – Me llamaban, alguien me instaba a salir de ese ambiente.
Ahhhhhg… mmm… mmm… Me desperté sudando. Lágrimas corrían por mis mejillas. Lloré de rabia con mi jefe, con mis amigos, pero sobretodo, conmigo misma por no ser capaz sola con la situación. Estaba triste y desgastada, física, mental y emocionalmente. Casi nadie lo notaba y yo no quería pedir ayuda. 
- Emiliana, Emiliana…. Ana… ana… ana – y ahí estaba otra vez ese maldito fantasma. 
- ¿Qué quieres? ¿Qué quieres de mí? Lloré aun con más impotencia. 
Por fin mis piernas reaccionaron al estímulo que mi mente les mandaba, y se movieron hacia el baño. Me miré en el espejo. Por primera vez, no reconocí mi imagen en esa mujer temerosa frente a mí. Mi doble estaba pálida, las ojeras le cubrían las mejillas, los labios estaban quebrados y amarillentos. Su postura era encorvada, como si cargara un peso en la espalda. 
- Emiliana, Emiliana…. Ana… ana… ana – Una sombra se asomó por detrás de mí. Era la mujer suicida de mi sueño.  
- El fantasma eres tú. – Susurró a mi oído y desapareció. 
Esa noche no pegué un solo ojo. 
Una semana después, la frase murmurada seguía latente en mi memoria. “El fantasma eres tú”. ¿Qué significará eso? Decidí hablarlo con Ana. 
- Hola querida, ¿cómo estás? Llevabas tiempo sin pasar por aquí, ya te extrañaba. – Fue su saludo. 
- Hola Anita. He estado reflexiva. 
Le conté mi experiencia sobrenatural y ella respondió lo siguiente: 
- Somos también nuestros fantasmas. Nos da miedo abrirnos a los demás, nos da susto que el otro se dé cuenta que somos un bulto de inseguridades, que a veces nuestro ánimo decae, que no siempre queremos salir, mucho menos sonreír, que en ocasiones queremos una palabra de ánimo y en otras anhelamos el silencio de la soledad. Nos da miedo ser transparentes porque no queremos que nadie huya de nosotros, y nos cubrimos de capas para que nuestros defectos no se noten, es una misantropía disfrazada de rudeza. 
- No puedes huir de ti misma, no puedes vivir una vida de insatisfacción por miedo a asumir una postura. Atrévete a alzar tu voz en el trabajo, arriésgate a que te quieran con todo y tus manías, asume una posición y defiéndela. No esperes a tener 60 años como yo. 
Quedé boquiabierta. La abracé. 
Y sí… somos nuestros fantasmas. Cuando fui consciente de eso, recuperé mis sueños paradoxales. 
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isabelcramirez · 7 years
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En la mente!
Ella: 
Suena la alarma, despiertas, te mueves en la cama, pospones la alarma 5 minutos para postergar la levantada, trascurren esos 5 minutos, suena nuevamente la alarma y esta vez sí tienes que pararte, te levantas, te diriges al baño, abres la ducha y, ahí, en ese instante, algo sucede, los pensamientos empiezan a volar, están descontrolados, van desde cosas banales como qué almorzarás, qué te pondrás, hasta cosas muy profundas como qué ha desencadenado esa profunda ansiedad, qué motivación subyacente determinó  una determinada decisión; termina el momento del baño, es hora de desayunar, te preparas el desayuno- que no es otra cosa que pan con mermelada y una tasa de café porque no hay nada más para diversificar en el refrigerador-, desayunas, lavas los platos, te intentas arreglar, sales de casa con esa sensación de no estar lo suficientemente bonita, llegas a la universidad, entras al aula de clase, escuchas la cátedra de una profesora que sabe mucho, pero que no cautiva ni cinco; finalmente esa tortura termina, caminas hacia el bloque de al lado, compras un pastel dulce, haces tiempo para ir a almorzar una comida que sabes que no te apetece, pero que es tan barata que vale la pena pasar ese mal sabor en la boca... El resto de la rutina del día es muy parecida a esos acontecimientos descritos en las últimas cinco líneas. Anochece, sabes que el día pronto terminará, te preguntas qué ha sido lo importante del día y te auto respondes que el momento que dedicaste a pensar, pensar, pensar... Pensar para intentar entender, pensar para organizar lógicamente algunos sucesos, pensar porque pensar brinda tranquilidad... Aunque, pensar sólo pensar, sin compartir lo que se pensó, no genera, no construye.... De tanto pensar terminé pensando que tenía que compartir tantos pensamientos... No encontré mejor persona para compartilos que tú, por qué? No lo sé... Necesito una razón? Olvidé pensarla! Mañana te cuento cuál es cuando la piense mientras me baño! Creo que te extraño, aunque no sé de donde viene ese comportamiento sentimental.
Un abrazo!
Mayo 21, 2012, 21:49. Florianópolis,Brasil
Él:
No suena la alarma, el celular se quedo sin carga la noche anterior, y aunque pude advertirlo, creo que lo ignore esperando no despertar. Son las 10, no es mi casa. La mañana habla, no son voces imaginarias, es parte del  fisicombo que relata los sucesos de la noche: Los gritos de Liilii y Diana, quienes cambiaron dos horas de silencio por gritos mientras transcurria deGrave Encounters, terror tipo documental, largas pausas, imágenes inesperadas al igual que los grasnidos en busca del susto fácil. La noche siguió, vinieron tras de esta enrredados, que disfruto cada vez que la veo. está llena de guiños al hacer cinematografico. El oficial más listo del ejercito del rey es un caballo, se llama Maximus y ama las Manzanas; Flynn Ryder que resulta ser Eugine, sólo sueña con ser millonario. Es ladrón y de casualidad también es huérfano; Rapunzel es la princesa, pero no sabe que lo es. Fue ráptada cuando era solo una bebita por una bruja, aunque no es una bruja, más bien es una anciana que no es una anciana, a pesar de haber vivido cientos de años. Es el personaje con más matices de la historia. No te contaré más, lo que pienso de Tangled es sólo de mi interés. Luego vinieron dos peliculas más: Thor y Angeles y Demonios. Dormi y por momentos escuchaba los gritos de furia de Thor y las conclusiones de Robert Langdon. No volví a saber nada hasta las 10. No es mi casa. La mañana habla, no son voces imaginarias, es parte del  fisicombo que revive los sucesos de la noche: Ronco. Siempre me comparan con una locomotora, es la comparación por excelencia: Popular y acertada. Me grabarón. Aún no la escucho. mañana lo haré. A las 10 desperté, pero ya habia despertado antes y recordé el nombre de lo que cantaba el día de la foto con liilii: A mis amigos de la Mojiganga. Minutos antes, casi instantáneo, soñaba con Enith, que me preguntaba que canción cantaba mientras la cámara se disparaba. Volví a dormir, despierto y son las 10. No es mi casa. la Mañana habla...
Mayo 21, 2012, 22:43. Medellín, Colombia.  
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isabelcramirez · 7 years
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C'est la vie
No existe el blanco sin el negro
No existe el sol sin la luna
No existe el arco iris sin la lluvia
No existe el mar sin la sal
No existe vino sin Oporto
No existe sufrimiento sin una alegría previa
Entonces...
¿A qué se le debe dar mayor peso?... ¿A la alegría o al sufrimiento?
No existe una respuesta cierta, para cada persona es diferente... pero para mí...
Vale la pena el riesgo y la incertidumbre de vivir asumiendo que pesa más la alegría o las emociones o los sentimientos o como sea que le queramos llamar a esto que es vivir
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isabelcramirez · 7 years
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Esperanza
Podría jurar que si me esfuerzo un poco sería capaz de recordar su número de teléfono, esos dígitos que en tantas ocasiones marqué sin pensar y que mis manos simplemente seleccionaban de manera natural.
Podría, pero no quiero.
Podría sumergirme en un álbum de recuerdos, fotos mentales de todos esos momentos que vivimos en esta época decembrina.
Podría incluso atreverme a llamar, escuchar su voz, preguntar cómo va, qué ha pasado con su vida, en qué quedaron esos proyectos de montar empresa, qué sintió al ver de nuevo a Sebastián o qué pasó cuando vio a Luisa en embarazo (si es que ella vino de visita a Colombia para esta navidad).
Podría, pero no quiero.
Y no quiero porque descubrí que esa ausencia que existía se irá moldeando con el tiempo, ya se está moldeando, y que los recuerdos al final se teñirán de un gran cariño que no creo que se vaya jamás. Descubrí que esa ausencia es la respuesta a ese anhelo de seguir con vida, de seguir amando, de seguir robándole suspiros a la existencia, de sentir esos nervios primerizos otra vez, esa torpeza de no saber qué hacer, de no tener claro cómo anticiparse a los movimientos de alguien más, de no tener ni idea de lo qué pasará, de no esperar nada y en ese ritmo de vida entregarlo todo con tanta libertad… esa ausencia es sólo eso… robarle suspiros de felicidad a esta vida…
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isabelcramirez · 7 years
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Ella
La pupila de su ojo realizó un movimiento ascendente, apenas perceptible, y se ubicó en un punto en el horizonte. La intención real era buscar un encuentro visual, premeditar, tal vez, un cruce de miradas.
La mano, por su parte, se deslizó tímidamente hacia el cuerpo adyacente y el desplazamiento se transformó en una caricia sin tacto. Las pieles apenas se rozaron, pero el espacio se llenó de silencio, ese silencio particular que se genera entre dos personas que se sienten atraídas pero que, por cuestiones de personalidad, no se atreven a dar el paso inicial.
La boca permanecía sellada y no era necesario hablar, el clímax de sentimientos era tal que las palabras se hacían esperar.  
Cinco minutos pasaron desde que ella, una mujer hermosa, propició esa comunicación quimérica entre los dos cuerpos.  Sentía nervios. Podía percibir la humedad en sus manos, el remolino en el estómago, como nauseas que no lo son, como hambre que no lo es porque también es llenura; las cosquillas que le ascendían hasta el paladar, el embotellamiento mental que le impedía pensar, su corazón latiendo a un ritmo anormal, la respiración acelerada; y una corriente eléctrica que la recorría y que no era capaz de explicar.
Poco a poco se atreve a acercarse un poco más de lo convencional, motivada por la seguridad de haber reconocido matices de su propio deseo en los ojos de la otra mujer, a quien quería besar.
Se acerca lo suficiente para propiciar un roce de sus bocas, pero se detiene antes de dar el toque final. La espera pareció durar una eternidad, la eternidad que le puede otorgar a cinco segundos un momento de duda existencial, pero el impulso por ella iniciado provocó una respuesta complementaria, un beso tímido, un beso inseguro, un beso que inmortalizó un instante que, por lo demás, podría ser trivial.
Se separaron rápidamente como queriendo arrebatarle al tiempo ese sutil encuentro de amor, pero el tiempo, inexorable, ya había marcado los minutos en su historial, ya en los dos pares de ojos se empezaba a notar un pequeño brillo, ya ese beso se encapsulaba en la memoria creando un recuerdo que podría durar para siempre, si se considera que siempre es un pensamiento latente en el imaginar.
Algún mes, 2012
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isabelcramirez · 8 years
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La culpa
Una hoja que cae con el vaivén del viento, el chasquido de las hojas secas al contacto del peso que las aplasta, el frío rozando la tez del rostro, las manos guardadas en los bolsillos de un abrigo raído y viejo, el deseo de calidez que se funde con uns postura encorvada, los brazos contra el cuerpo, la cabeza gacha, el caminar pausado...
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isabelcramirez · 8 years
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Y leer un poema y encontrar en su letra la comprensión de tus emociones Y escuchar una canción e identificarte con los sonetos, sentir la vibración entre los huesos y las notas musicales en el alma Y empezar un libro y sumergirte en un mundo imaginario, añorado, tal vez incluso soñado Y caminar por la calle en medio de la soledad y ver al transeúnte caminar, dar los mismos pasos que tú das, y entender que al final no estarán en el mismo lugar Y trabajar, cada día, por un mismo ideal o simplemente porque si nada más, y encontrar reconfortante esa tarea rutinaria Y conversar con los amigos y sentir que el tiempo no pasó en vano y que así sea en recuerdos teñidos de nostalgia se puede vivir como en el pasado cuando se sentía la vida más llevadera, pero comprender que no necesariamente todo tiempo pasado fue mejor Y seguir así... Cada día... Disfrutando un poema al despertar
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isabelcramirez · 8 years
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Ausencia
El viento sopla, los rugidos se escuchan desde el interior de la casa, las ventanas tiemblan al son del viento y los vidrios friccionan con tal frenesí que parece que una banda sonora estuviera ahí. La casa se siente grande y vacía, aunque realmente está habitada. Los corredores fríos. Pareciera que la oscuridad ha teñido de negro todo el espacio. Es como si los sentimientos pesimistas de los miembros del hogar se hubieran materializado en moléculas que el aire no puede soportar. Al caminar Se siente la humedad del ambiente y mis pasos son pausados, casi como si la voluntad fuera una esclava que está cansada de andar y andar sin saber cuál será la meta al final. Mi vista se posa sobre un sofá vacío. En el regazo un cojín mohíno, la horma de un ser marcada en su fisionomía, alguien que dejó un recuerdo en ausencia de un cuerpo.
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isabelcramirez · 10 years
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La mujer de la ventana
Miré por tercera vez consecutiva mi reloj de pulsera, observé cómo el minutero avanzaba lentamente del minuto 56 al 57, levanté mi rostro en dirección al norte, entornando los ojos en busca de alguna silueta que me diera indicios del arribo del tren. Nada. Tres minutos, 180 segundos, no llegaba. La impaciencia se apoderó de mí, sentí cómo los rasgos de mi cara se transformaron en un conjunto de arrugas imperceptibles, mientras mi boca dibujaba una mueca. El tiempo, milimétricamente calculado, me jugaba una mala pasada, llegaría tarde.
Finalmente, escuché el eco de las ruedas sobre los rieles y el impacto del viento al chocar contra la estructura metálica, anunciando la llegada que esperaba. Abordé rápidamente, mis actos reflejando el desespero de mis pensamientos. Me acomodé en la misma esquina de todos los días, me preparé para escuchar las únicas 20 canciones que tenía almacenadas en mi reproductor pasado de moda y que en conjunto tardaban el tiempo exacto de mi recorrido, saqué el libro de turno y, justo cuando me disponía a abrir la carátula para buscar, o intentar recordar, el punto en donde había dejado la lectura, la vi. Sólo logré observar la imagen de su rostro proyectada en el cristal de la ventana, era hermoso. Unos ángulos perfectos descendían a través de su cabello largo y negro, confluyendo al centro inferior de su cara, sus labios delgados dejaban entrever unos dientes muy bien cuidados, sus ojos, rodeados de unas ojeras leves, eran alargados, pero grandes en el centro, lo cual resaltaba el color ámbar de su mirada,  todos esos detalles eran magnificados por la palidez de su piel.
El tren comenzó su marcha, disipando el reflejo.
El día laboral transcurrió sin mayores sorpresas, excepto, claro, por el reflejo de la mujer en la ventana. Estaba ansiosa por llegar a mi casa a disfrutar de un tea clásico, al estilo hindú. Desde mi posición en el metro vislumbraba los árboles de mi antejardín, era por ellos que reconocía el lugar. Caminé dos cuadras desde la estación, abrí la puerta, di unos cuantos pasos, sigilosos, como aquellos dados cuando se está a la expectativa de algo. Dos segundos pasaron y nada ocurrió, el eco del silencio me brindó la confianza necesaria para ingresar a mis aposentos. Prendí la luz, busque algún rostro en la estancia, pero, para mi fortuna, ni siquiera el reflejo de mi cara.
Preparé la infusión que deseaba y me senté sobre la cama a ojear una revista mientras me la tomaba. Tardé un tiempo en reconocer que estaba pensando en la mujer de por la mañana. Me pregunté por qué no podría ser yo igual a ella, por qué ese ser superior o esa energía cósmica que nos creó no podría haberme dotado con cualidades físicas excepcionales, por qué no existiría un equilibrio en el universo que nos otorgara a unas aquello de lo que carecían las otras y así todas tendríamos un poco de algo, yo, sin embargo, no tenía nada.
El día siguiente salí con 3 minutos de anticipación. Llegué a la estación del metro. Abordé el tren, seguí el procedimiento rutinario y, de pronto, la vi, tenía un peinado diferente. Decidí que de ahora en adelante intentaría parecerme a ella, aunque, a decir verdad, hacía rato que no me esforzaba por arreglarme, hacía dos años que había quebrado los espejos de mi casa y no los había reemplazado, había aprendido a evitar mirarme, no lo hacía, no me gustaba.
Pareciera como si el destino hubiera programado nuestras vidas para que se cruzaran. Todos los días la veía. - Qué extraño! - Me decía constantemente. - Quién será? Me sobrecogió una oleada de pánico, intenté cambiar mi rutina para huir de la maravillosa imagen, pero la veía en todas partes. Cambié mi horario laboral, pero era imposible esconderse. En última instancia, opté por solicitar trabajar en casa y, aun así, vislumbraba su reflejo en las ventanas. Me recluí en un cuarto oscuro, me trasladaba de allí a la cocina y de la cocina al mismo templo aislado.
Los días pasaron, después los meses e incluso los años, hasta que un día, por el alfeizar del lado lateral de la cocina, vi su silueta de soslayo. Esta vez estaba decidida a no tragarme las palabras. Empecé a caminar hacia donde se encontraba, acercándome a una figura cada vez más nítida y a unos ojos tan vivaces que parecían manifestar la adrenalina contenida en mi cuerpo. Me paré frente a ella y entonces descubrí mi propio reflejo en la ventana. 
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isabelcramirez · 11 years
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Qué pasa?
Qué pasa cuando tus pensamientos van en dirección opuesta a tus sentimientos.
Qué pasa cuando después de haber labrado un largo camino, descubres que las acciones que realizaste en el pasado no significan nada en el presente, aun cuando en el pasado te esforzaste creyendo que eran tu futuro.
Qué pasa cuando quieres creer que existe un sentido que trasciende las  facultades, pero la  mente se aferra a no permitir creer que existe una esperanza.
Qué pasa cuando tu identidad personal se confunde con los ideales soñados.
Qué pasa cuando la sociedad te golpea de frente, pero tú volteas la cara y haces como si nada hubiera pasado.
Qué pasa cuando tus pensamientos te consumen.
Qué pasa cuando el dilema entre ser o no ser no tiene solución exacta.
Qué pasa cuando decidimos ser.
Qué pasa cuando decidimos no ser.
Es acaso una decisión?
Qué pasa cuando te quejas porque nada logras, porque no existe justicia, pero a la vez labras un miedo injustificado a apropiarte de lo que siempre has soñado.
Qué pasa cuando tienes muchas respuestas, pero muy pocas preguntas.
Qué pasa cuando nada te satisface, pero todo te derrota.
Qué pasa cuando crees que ya nada pasa, que la vida se fue en un suspiro, que el amor pasó de largo, que no se aprovecharon las oportunidades en su momento, que el tiempo sigue su curso, lento, constante, 60 segundos, 60 minutos, 24 horas, pero aceleras el paso, te afanas por encontrar una sensación que has idealizado.
Qué pasa cuando descubres que quien eres no te enorgullece.
Qué pasa cuando las palabras se vuelven rutinarias, pero los hechos extraordinarios.
Qué pasa cuando te enamoras.
Qué pasa cuando en medio de la inocencia traicionas y te traicionan. Qué pasa cuando no es por inocencia, sino por negligencia.
Qué pasa cuando el trabajo te consume.
Qué pasa cuando te das cuenta que ya no disfrutas una taza de café, porque se convirtió en parte de tu estandarte laboral diario.
Qué pasa cuando quieres leer, pero estás cansado, los parpados pesan, los ojos arden, la cabeza se tambalea, las manos no responden, la vista se nubla…
Qué pasa cuando no quieres dormir, por temor a una pesadilla o por temor a descubrir una verdad en tu sistema vital.
Qué pasa cuando estás desilusionado.
Qué pasa cuando nada importa.
Qué pasa cuando todo importa.
Qué pasa cuando lo que disfrutabas solo te trae recuerdos de aquella que fuiste y ya no eres.
Qué pasa cuando eres una amargada.
Qué pasa cuando te da miedo ser tu misma.
Qué pasa cuando…
Qué pasa con la vida?
Qué pasa con la muerte?
Qué pasa con nosotros?
Qué pasa si existimos? Qué pasa si no? Acaso lo notamos?
Qué pasa si somos polvo o, si por el contrario, somos materia? En qué cambia?
Somos lo mismo, somos pensamientos, somos la mente que se enfrenta a las batallas.
Somos el corazón que se enfrenta a la mente.
Somos…
Somos sangre, somos los gustos, somos la música, somos el llanto, somos las risas, somos.
Nada… nada somos. 
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isabelcramirez · 11 years
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Fears
Talking about fears is something that concerns all human beings because none can say he has never felt afraid of anything. In fact, being afraid is rather necessary to growing up and becoming a better person. These last days I have been thinking about it and I have asked myself a lot of questions such as what would happen if ones were always ready to continue living despite the problems? How would the world be if every human being were “perfect” thus they wouldn’t need to think about a future life or past life just because everything they could have done or might do is perfect? When would human beings become mature if they are so plenty with themselves that they need nothing from the world, from the other people, from the inside of their own thoughts? Trying to give some answers to those questions it´s important to say the world as we know it wouldn’t be this way because without being afraid human beings would be like a machine, I mean ready for working, but unready for living life with its pink and black colors. What I mean is being afraid can turn into something that spur to action or its paralysis as fear in battle can either make a soldier fight harder by calling forth his adrenaline or can leave him frozen and shell-shocked. In that way, is necessary to understand there are some fears that make people brave, but there are some others that make people coward. One of those lately referred to is the fear to loneliness. I shall begin by saying loneliness involves something that goes further than just being alone in an specific moment, but about feeling isolated, misunderstood or rebuffed besides being without inner fellowship with those one loves and expects to give him back that feeling. why do human beings are afraid of loneliness? Why am I? i think it happens because we are always trying to reach the happiness and we have in our minds that it can not be possible without having someone’s trust and confidence. Hence when we find that security in risk we begin to worry and we try to do everything so it won’t go away; we can’t imagine a life without friends or to be more precise without love and when we are in loneliness we don’t have any of that, by the contrary we are sad, down in the dumps, depressed. When we wanna feel the less loneliness is when we feel it the most. Nevertheless loneliness is such a disease that is faced only when we are standing by against it. I wish that would be as easy as its pronunciation. Fear to loneliness is close in feelings to the fear to future. Future is something we are never going to have defined; it is unpredictable. in that way, we can not say certainly who is going to join us tomorrow or past tomorrow, the only thing we can affirm is who is right there in the exact moment, in the daily routine we called life, the problem is we are already used to have a company, we think we have it for sure and also that it will last for ever and ever. Sometimes we wonder how we´re gonna end, sometimes we cry in silence ´cause we don’t feel comfortable with the things we have, sometimes we dedicate a lot of time to find the perfect friend or the perfect goal, but how a song says “if you would tell me just what my life means walking in a long road never reaching the end” we are always making an effort to explain life, to guess what is next to occur, to define our fears… perhaps we should just close our eyes and imagine nothing that perturbs our dreams and joy.
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isabelcramirez · 12 years
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Es extraño...
Es extraño cómo los sentimientos pueden cambiar de un momento a otro. Es extraño cómo una persona puede modificar nuestro genio. Es extraño cómo, con el paso del tiempo, la solución a un problema resulta tan obvia. Es extraño ese sentimiento de angustia cada que se acerca el momento de decir NO. Es extraño descubrir que la mayoría de tus amigos parten, pero tú, que estás de regreso, te quedas. Es extraño buscar, buscar, buscar y no encontrar. Es extraño amar sin ser correspondido... Es extraño...
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isabelcramirez · 12 years
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What remains
Y entonces esa persona que tanto te hizo sufrir, ahora, está sufriendo... Entonces se apodera de ti esa gratificación, como si tu sentimiento de dolor estuviera saldado con ese sentimiento paralelo, tan egoísta, pero tan placentero... 
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isabelcramirez · 12 years
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Construyendo recuerdos
Y entonces decidimos viajar, decidimos abrirnos al mundo y absorber todo lo que él tiene para ofrecernos… Y entonces nos forjamos unas expectativas de aquello que estamos ansiosos de conocer… Y entonces llega el día en el que finalmente cruzamos fronteras, ese día nos encontramos al interior de un avión, cuya velocidad es 750 km/h, y sentimos esa sensación extraña en el estomago, esa sensación que puede ser identificada como ansiedad y miedo. Estando lejos, cuando confrontamos esas expectativas previamente formadas con la realidad que se nos presentó nos dimos cuenta que el contexto en el que estábamos inseridas era muy diferente al que habíamos imaginado. Frustración. Sin embargo, con el transcurrir del tiempo nos dimos cuenta que nuestros estándares no eran exageradamente altos, sino que eran distintos. Por ejemplo, nunca imaginamos que tendríamos que trabajar todos los días de la semana en función de una única materia que no es ni cinco de interesante, ni que tendríamos que esperar 30 minutos en una terminal de buses para poder tomar un integrado, lo cual implicaba levantarse como para una clase de 6 am cuando la clase en realidad era de 8 am, muchos menos que tendríamos que lidiar con un brasileiro demente que buscaba constantemente nuestra caída, tampoco proyectamos que tendríamos que cargar a todos los integrantes de un grupo y, más que eso, que tendríamos que trasnochar más de una vez por la impuntualidad y, a veces, ineptitud de algunos de ellos, con lo cual, más adelante, vendríamos a identificar a los brasileiros como un gargalo en cuanto a trabajos de equipo se refiere, y, eso sí, jamás pensamos que los manezinhos serian, en general, tan cerrados y tan mala clases. Lo que sí imaginamos eran tardes prolongadas y rutinarias en la playa, fiestas constantes y jornadas practicando el portugués, aprendiendo el portugués, muchas expectativas en torno al portugués. Conociendo los dos puntos de vista es fácil notar que hay un abismo grande entre el uno y el otro y, sin embargo, la experiencia fue maravillosa. Para destacar, conocimos el primer profesor digno de recibir una manzana de regalo, aprendimos a lavarnos los dientes en frente de otra persona sin sentir desesperación, ya sabemos que la próxima vez que un encuestador se nos acerque no le daremos una respuesta negativa, experimentamos el colmo de un intercambista cuando al entregar un trabajo escrito la única parte de portugués que el profesor corrigió fue la elaborada por los propios brasileros, administramos una casa por nuestra cuenta, conocimos patrimonios de la humanidad, visitamos museos, nos encontramos con freaks o con antiguos amigos, fuimos a una fiesta junina, comimos feijoada o intentamos hacerlo, asistimos a un bar con unos “capos” de São Paulo, pero no en São Paulo, sino en Curitiba; casi morimos de pánico con un taxista drogado que insistía en preguntar si creíamos en Dios, nos vimos atracadas cuando un hombre escandaloso se subió al bus y comenzó a pelear con el cobrador, probamos uno de los mejores helados de nuestras vidas, vivimos un encuentro cercano con la muerte; aunque poco, nos contagiamos del jeito brasileiro… en fin… Aprendimos, vivimos, conocimos!
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