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Sueños

En todo este tiempo he coleccionado algunos deseos, pero el que más añoro es volver a leer un mensaje donde pregunto ¿necesitas algo?, y me respondan VERTE. Mientras tanto, seguiré escribiendo los detalles de los momentos mágicos que despertaron aquello que estaba olvidado.

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Pensamientos añorados.

En un rincón olvidado del mundo, donde los susurros del viento cuentan historias de antaño, dos almas se cruzaron en el camino menos esperado. Él, un soñador que había pintado en su mente el rostro de un amor platónico, una dama de gracia inigualable que solo en sueños había osado hablarle. Ella, una visión de belleza y misterio, caminaba por la vida sin saber que era la musa de un poeta sin versos.

La plaza del pueblo, antigua y empedrada, fue el escenario de su inesperado reencuentro. La fuente central, con su agua cristalina, reflejaba el cielo azul y las nubes perezosas que flotaban sin prisa. Él estaba allí, sentado en un banco de piedra, con un libro entre manos, perdido en las páginas de una historia que le recordaba a ella.

De repente, el destino, caprichoso y juguetón, sopló un viento que llevó las hojas de su libro a danzar en el aire. Él levantó la vista, y allí estaba ella, otra vez recogiendo las hojas dispersas con su sonrisa que iluminaba su rostro y la vida de él. Sus ojos se encontraron, y por un momento, el tiempo se detuvo. No había palabras, solo un entendimiento silencioso y profundo.

Ella se acercó, devolviéndole las hojas con delicadeza. “Creo que estas son tuyas”, dijo con una voz que era música para sus oídos. Él asintió, incapaz de articular palabra, maravillado por la realidad que superaba a sus sueños. “Gracias”, logró decir finalmente, con una voz temblorosa.

Se sentaron juntos, compartiendo el banco de piedra, y comenzaron a hablar como si se conocieran de toda la vida. Hablaron de aquello prohibido, de sueños, de los recuerdos y sus misterios. Y mientras conversaban, él se dio cuenta de que ella no era solo un amor platónico; era real, tangible y, contra todo pronóstico, interesada en sus pensamientos más profundos.

El sol comenzó a descender, tiñendo el cielo entre tonos anaranjados, azules y celestes. El día se despedía, pero ellos sabían que este encuentro no sería el último. Habían encontrado un lazo invisible que los unía, más allá de los sueños y la realidad. Y así, con una promesa no pronunciada de volver a verse, se despidieron con una sonrisa y un abrazo eterno que sellaba el inicio de una historia aún por escribir.

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Caminos

No, no te he olvidado. A pesar del silencio mis pensamientos están en cada detalle de ti. Estás en cada letra de las canciones que suenan mientras camino por calles donde alguna vez caminaste. Estás en cada imagen cuando volteo en el lugar donde te conocí y me saca una sonrisa que me llena el día.

Parece extraño. Me pongo a pensar ¿qué pasó, por qué? Y siempre llego a la misma respuesta: tiene aquello que me eleva los sentidos y a pesar de no saber quién es del todo; tal vez me pueda equivocar - como en otras ocasiones - pero siento que contigo no fue así. ¿Y sabes cómo pude sentirlo?, porque vi aquello en tus ojos cada vez que te buscaba y más cuando te tome la mano por primera vez en aquel viaje de retorno al lugar que ahora se ha convertido en mi espacio secreto.

Si, no tuve la valentía de decírtelo de frente, porque no quería malograr ese momento mágico y hasta inusual y decidí hacerlo como los autores que leía imaginando el mundo perfecto pero que en uno de ellos me enseñó que en un solo abrazo puede estar la felicidad absoluta para toda la vida.

Me gusta pensar que voy a verte, no sé si hoy, mañana, en un año o en otra momento de la vida; en algún lugar donde a lo lejos veré esa sonrisa perfecta, con tu cabello suelto o amarrado, y hasta escuchar tu risa y sobre todo esos ojos que me capturaron el alma. Y si, me acercare con el mismo nerviosismo de aquel día que me despedí para sentirte otra vez cerca y crear un nuevo recuerdo.

¿Y sabes que?, inclusive en el silencio de mis escritos, te haga pensar que te olvido, porque a pesar que todo siempre habrá esa canción que sonará a ti en mi.

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Desde lejos.

Con el día frío y con el velo de la noche, bajo el manto estrellado, donde los sueños tejen historias de encantado y magia, te vuelvo a encontrar con la misma sonrisa y esa mirada que me cautivó como el primer día.

En un mundo de luces y sombras, tu luz resplandeciente, vuelve a iluminar como un faro en la oscuridad mi día haciéndome reír el alma nuevamente. Tu esencia me volvió a poner nervioso pero fui y soy feliz.

Tu voz, melodía que por el viento vuelvo a escuchar es un susurro suave que mi alma subversa. Eres la musa que mi corazón versa cuando te recuerdo tal como en mis sueños y deseo secreto.

No te toco, no te alcanzo, pero siento tu presencia, en la distancia te sigo a lo lejos con las ganas de correr y abrazarte y sientas mi corazón decírte que te extraño siempre.

Y no, no fue un sueño, si existes. Y aún sigo rogando a universo que me de otra oportunidad, solo una oportunidad para sentarme frente a ti para volver a perderme en tus ojos mientras intento robarte esa sonrisa perfecta que llena mi alma.

Y sabes, hoy he odiado las malditas reglas.

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Insomnio

Sé que no fácil entender algunas cosas, sobre todo cuando crees encontrar aquello que dejaste de ver o buscar en los tiempos donde solo el camino hacia el mar era lo único importante para un caminante que buscaba encontrar aquello que lo hacía volver a sentir el recorrido de aquello que creyó perder.

De norte a sur, de este a oeste, seguía el rumbo zigzagueando sin más que ver, sin más que sentir, intentando que el aire arrancara cada recuerdo en la piel como las hojas de un árbol en otoño, pero que su vez se esforzaba en que no se fueran y se conviertan en su tesoro más preciado.

El tiempo es sabio, escuchó alguna vez, y se aferró a un sueño de noches enteras de insomnio donde dibujaba la silueta perfecta de cada parte de la musa que pidió al universo tomara el conjunto de estrellas y la posara en su pecho para abrazarla eternamente. Y ahí fue feliz.

El sol salió, y pidió que no se vaya. Que no se lleve ese momento, ese recuerdo que tanto añoró, porque sabía que volvería a sentir caer en el limbo de poetas que escribieron con lágrimas aquellos versos que sus musas nunca leyeron. No te vayas, pero se elevó sin mirar atrás dejando el corazón vacío y lleno de pensamientos oscuros escritos en el alma.

¿Destino?. Cuando ya todo estaba escrito apareció en las largas horas de pasos perdidos el camino hacia un mundo donde ya era conocido los susurros, el viento, los latidos y las esperanzas que había dejado guardado en el fondo del mar aquella noche con las estrellas de testigo.

Y en ese camino, el destino volvió a mover sus hilos; después de caminar entre miles de rostros pero que nunca se detuvo, cayó rendido a un lugar donde pensó refugiarse entre los sueños de otros para no pensar ni sentir el destino. Pero no fue así.

Recuerdo aquel día. Un día nuevo donde el brillo de unos ojos convirtieron todos aquellos juramentos hechos para no caer, me dejaron prendados y convertirme en un ser pávido como la primera vez que sentí el mar en mis pies. Su cabello amarrado. Y esa sonrisa, tan perfecta para mi que iluminó aquel sendero oscuro que aún recorría, las palabras y letras despertaron como fuegos artificiales. Su voz, esa melodía perfecta como la canción que eleva los sentidos. Las pecas en su rostro, como las estrellas que miro cada noche que siempre me dejan maravillado. Y ese día, el celeste se convirtió para siempre en mi color favorito.

Noches que parecían eternas, donde intenté no despertar, para continuar viéndote con ojos desconcertados y sin miedo, buscando siempre que sonrías cada vez que pueda para agradecer al universo me haga sentir vivo. Pero si, tendría que llevarlo oculto para no perderla y convertirlo en el más hermoso de los secretos.

¿En tan poco tiempo? Si. A veces no nos damos cuenta pero creo que hay deseos ocultos guardados en el alma donde queremos que se hagan realidad, y las casualidades de encontrase con una de ellas están predestinadas tal vez para saber que si existen como tu, que te encontré en un lugar donde ahora se ha convertido en mi lugar secreto donde puedo soñar sin miedo.

No temas. Solo quiero que sepas que despertaste un sentimiento puro y sano donde tal vez tu también imaginaste. Y que simplemente el destino quiso que nos encontráramos para que a través de las letras de cada palabra que ya conoces, te hayas convertido en mi mejor y más bonito secreto, donde espero darte aquel abrazo que mereces.

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Simplemente, verte

Volver a verte se ha convertido en mi anhelo preciado, como el sol que busca incansablemente a la luna, como el artista que busca una melodía para llegar al alma, y como las miradas furtivas que se buscan en medio de la noche.

Te extraño, y te busco en mis sueños diurnos y nocturnos, y te pienso como la intensidad de los mares que rompen en las rocas como una caricia que aún conservo en mi mano cuando tome tu mano para no perderme en el camino que me enseñaste en aquel sueño que desperté con una sonrisa en el alma.

¿Será la diosa fortuna o el capricho del universo? Tal vez ambas quisieron que el tiempo haga una pausa para que jugara con hilos invisibles para que en medio del laberinto de la vida nos encontremos.

Serás mi secreto, guardado en el silencio, como un tesoro oculto en la arena, una promesa escrita en el viento, y en cada suspiro, un deseo.

Me gustas, como el aroma del mar, como el sabor dulce de tu recuerdo, como el abrazo pendiente y en cada pensamiento, un deseo de felicidad para ti.

Sueño contigo, en noches estrelladas, donde los sueños se entrelazan, como un cuento de hadas, y en cada estrella, una esperanza.

Imagino un mundo donde el tiempo se detiene, donde los abrazos son eternos, donde los corazones laten al unísono, y en cada verso el sentimiento puro y verdadero.

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Perdido

En el rincón de mi alma, guardo miles de momentos tuyos, como hojas secas entre las páginas de un libro antiguo que no tiene fin. Te imagino en los atardeceres dorados como de aquella tarde donde envidié al sol y al viento por tocar tu rostro.

Escucharte durante nuestras noches secretas es un poema sin rima ni métrica, una melodía que solo yo puedo escuchar en medio de un pueblo remoto. Tus ojos son estrellas que parpadean en mi mente, y tus labios, versos que nunca pronunciaré en voz alta y guardaré ese abrazo anhelado para cuando el universo y sus leyes me ponga frente a ti.

Quizás en otra vida, en un universo paralelo, nuestros destinos se entrelacen como hilos de constelaciones. Pero por ahora, te guardo en el cofre de los sueños y recuerdos, donde el mis latidos florece en versos sin limitaciones.

Tu nombre que resuena en el alma, como melodía susurrada por los vientos del otoño que recorren la misma calle que ahora estarán sin ti, tu nombre será como un secreto guardado en el cofre de mis sueños.

En tu nombre y cada una de sus letras encuentre refugio, es tu nombre un poema que se escribe en el silencio de mis noches en vela, una canción dedicada que se entona en los latidos del corazón y que trascenderá las barreras del tiempo.

Así es tu nombre, un nombre que lleva consigo la magia de lo eterno, la belleza de lo efímero, y en cada verso, en cada suspiro, en cada mirada, se revela como el tesoro más preciado de mi existencia.

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Portal de sueños

En el jardín de mis sueños, nacen las estrellas, que me llevaron a un lugar donde no pensé volver a soñar. El silencio de la noche cómplice de un corazón exaltado cada vez que miraba en lo más profundo de aquellas estrellas que iluminaban su rostro.

Los ríos de mis memorias fluyen en susurros y estados de mi ser como deseos antiguos mientras me pierdo en cada detalle de su voz, de esos lunares y pecas y cabellos y manos que en sueños solo puedo tocar.

En el lienzo de mis recuerdos pinté miles de momentos de cada palabra tuya, de cada gesto, respiración e imagine llevarte a constelaciones y colores siderales con palabras dulces donde reposaras tu rostro en mi pecho. Las estrellas, el frío, el viento y las calles vacías fueron testigos de mis anhelos más profundos frente al mar.

En el jardín de mis sueños, florece un amor platónico, donde las miradas se cruzan como estrellas en el éter. Susurros tímidos se entrelazan en la penumbra, y mi corazón late al compás de un sentimiento secreto.

Eres y serás la luna que ilumina mis noches así no estés, serás un reflejo distante en el espejo de mis pensamientos. Esa calle será mi nueva cicatriz el cual tendré cruzar con la añoranza de verte con el reojo de mis más grande anhelo y crearme una sonrisa como aquella mañana donde te vi y se curó mi alma.

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Celeste

Si, debo admitirlo. Te vi solo una vez para darme cuenta que aún estaba vivo, que podía volver a soñar como en aquellas noches donde buscaba en la bruma de los deseos del corazón a alguien esa mirada y esa belleza única que te deja perplejo sin que lo notes y que no te puedes quitar de la mente.

Si, te voy a extrañar tanto como no tienes idea y serás en secreto parte de mis pensamientos donde comparto contigo todas las miradas, sonrisas y tu voz.

Si, el universo es caprichoso. Tal vez en millones de años para volver a coincidir en el momento exacto con la mismas miradas y sonrisas y recordar que otra vez que nos volvimos a encontrar.

Si, te voy a extrañar.

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Por siempre...

Lo admito, he llorado.

Si te mentí.

Mi mundo volvió a ser el de antes.

El viento entre los árboles me hablaron, y me pidieron que no vuelva, lo has pedido todo.

El sonido de un mar de antaño me dio la esperanza, pero voltee para no ver el reflejo de un mundo caído.

Grite sin miedo, en ese lugar lejano y vacío donde el destino de los sueños se quedan atrapados en un marasmo de incertidumbre.

Si, fui feliz.

Colores pasaron, pero solo uno ha marcado. Una melodía que despertó la esperanza del alma vagabunda por las corrientes de un rio de recuerdos agridulces.

Mi mundo no volvió a ser el de antes.

El sol escondió con su luz mi rendición, pero la noche me guió para ser cómplice de una canción perfecta, con ritmos exactos, con melodías brillantes y ocultas, que me recordaron un viaje al pasado entre hojas y lineas perdidas de un boceto exacto de mi mundo ideal.

Sonreí de nuevo, en un lugar conocido por el destino, donde vi un mundo caído levantarse con la añoranza de una vida de sonrisas, bailes de caricias, ilusiones inmortales, lunares como estrellas firmes y brillantes, sueños profundos nadando en alegría.

Mi mundo, ahora tiene luz.

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Sin rencor

Y volví a despertar de un sueño letargo, sin poder ver nada, sin escuchar y sentir nada; fue como si el mundo ya no quisiera mostrarme la belleza de su creación. Mis manos buscaban en el limbo poder cogerse para no volver a caer, pero caí para darme vuelta e imaginar los vastos océanos de cabellos acariciando mi rostro, imaginar esa sonrisa perfecta para iluminar el camino donde me pueda sentirme libre y reconfortante.

Toque mis odios para buscar entre el silencio bullicioso el sonido de la voz que inyectaba sangre al corazón marcado por los recuerdos de vidas pasadas que se rompieron con la fuerza del mar contra las rocas, busque entre los dedos algún rastro de algo de algún recuerdo vasto de emociones fuertes como la luz de la luna llena.

Y me perdí. Sin rencor alguno pedí al alma me de una esperanza más para respirar, sentir, oler y ver y por un segundo divisé a lo lejos el espejismo de un sueño oculto que me devolvió el impulso incesante de vivir en carne propia el sueño del mago que no puedo crear con su magia renacer la felicidad.

Y por un segundo, una mano extendida con aroma a girasoles donde un punto en el dedo marcaba el destino de un mundo ideal, unos ojos que derrumbaba mitos y fantasías extrañas y podían ver el corazón y darte la esperanza de volver a latir, la luz de esa sonrisa de labios marcados con la alegría y el néctar prohibido, un rostro con marcas de una vida plena y con miles de estrellas que yo siendo un mortal las pude ver de cerca, un punto que orientaba el sonido de mi voz en las curvas de tu atención y que desconocías, y, un mundo de cabellos que donde podría reposar mi vida entera para ahogarme sin miedo.

Ese segundo, ¡Bendito segundo!, me levantó sin esfuerzo, sin el miedo de batallas perdidas, sin el miedo de volver a ahogarme en el tumulto de seres que golpean para arrastrarme al limbo de desesperanza. Y volví a ser feliz.

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Treinta veces para siempre.

Hoy camino sin cesar por sendas donde no quiero escuchar otra cosa que no sea tu voz, donde cada latido sea tu risa en mi oído, donde el viento sea una caricia tuya.

Hoy mis dedos recuerdan cada rincón de ese mundo que añore por años, que intente sentirlas a través de fotos que me eran extrañas y frías, y que bastó un ruego al universo para hundirme y perderme en ese mundo.

Una ansiedad controlada, pero que el corazón no dejaba de llevarme por el camino de la perdición para abrir esa puerta para ir a buscar la llave que nunca se perdió la cual la sostuve por años en ese mismo corazón. Una canción repetida tantas veces en noches de ilusiones y lágrimas, con racimos de reclamos del porqué el destino es así. Pero comprendí que la espera llena el corazón de esperanza.

Bastó un mensaje, bastó un audio, una videollamada para que a través de una plástico podamos entregarnos a aquello que se quedó en el tiempo intacto, sin temor. Y cada palabra era alimento para el corazón y el alma el cual se convirtió en un sin fin de anhelos los cuales se convirtieron en una noche interminable de amor, que nadie, nos lo robará, ni tiempo ni distancia.

Y estamos aquí, con los corazones en la mano, con el amor intacto, donde ya no soy yo, sino aquel que con un cumulo de hojas te entregó para siempre su alma. Y aquí estarás, en cada respiración, en cada latidos, en cada recuerdo que se ha convertido en mi cómplice de noches enteras donde nuevamente somos tu y yo. Siempre.

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Vulnerable

¿Cómo puedes tanto tiempo vivir sin sus labios, cuánto tiempo puedes sin su respiración, sin su mirada?. Lo puedo hacer siempre, hasta que las estrellas iluminen nuestros caminos para abrazarnos otra vez, y podamos juntos perdernos en esa bruma llena de amor, entre sueños o anhelos enfrascados en una burbuja de tiempo, el cual rompimos en una noche donde los dioses nos envidiaron por el tiempo que estuvimos enfrascados en besos y caricias que ni ellos conocieron que existía.

Un beso, una caricia contenida como una estrella nova que explotó en miradas y caricias los cuales se convirtieron en una eternidad, dos estrellas que se juntaron para no separarse mas. Ni el tiempo ni el espacio, ni los los propios dioses podrán separar.

Ese mundo dibujado en miradas de júbilo, esas dos marcas que idearon un mundo para los dos no pudieron olvidar a aquel soñador que solo se perdió en un marasmo de cabellos cuando acercó su respiración y con un susurro lleno de emociones incontrolables, donde no había arriba ni abajo.

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Adiós

¿Será que no podré ser feliz en en la forma que siempre soñé, a caso es malo o yo soy el errado? Y por eso que deje mi esencia en ese mar frío el cual fue el único que me dio calor. Deje de escribir, deje de añorar y pensar, deje que mi corazón se enfriara a tal punto de ni yo mismo sentirlo.

Pero terco soy. Seguí caminando e ilusionándome con letras muertas a través de una pantalla, de canciones que ya no quieres escuchar, en saludos fríos y sin sentido. Quise dejar todo y desaparecer. Ya no quiero engañar a nadie, solo quiero estar ahí donde el viento borra todo lo que me llena y el destino me lo quita.

Quiero volver a reír, pero ya no es real, quiero llorar pero ya no tengo lágrimas verdaderas, quiero echarme y dejarme llevar por la corriente y desaparecer en lo más profundo del océano para intentar volver a ver las estrellas como mis cómplices de cada noche sin dormir.

Quise enseñarte a amar de la forma deseada, la que quieras, la que soñabas, y se que aprendiste algo, pero no será igual… Ya no me esperes, no pienso regresar. He ganado poco y con ello me iré escrito en un carta para entregarle a quien corresponda y poder reclamarle porque fue así, ¿a caso fui tú diversión?.

Me queda solo una esperanza, y se que también en algún momento se irá y a partir de ahí desapareceré para no volver, dejaré de respirar para alguien, dejaré de mirar por alguien y ese día por fin podré voltear y ver mi rostro frente a ti, mi cómplice, que con cada ola me llamas para abrazarme y entregarme a ti para no volver.

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704

Hoy tengo 704 razones más para que sepas cuánto te quiero, donde La Paz nos albergó horas interminables para crear un mundo solo para los dos, sobre un melodía cantada desde el fondo del corazón mientras se observaba la luz de tus ojos, donde la distancia solo fue un respiro para poder volver a besarte.

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Retorno (parte 1)

Me he vuelto vulnerable otra vez, acaso ¿tienes ese poder mágico sobre mi?. No me puedo controlar, pierdo la noción a cada segundo cuando tu imagen se pone frente a mi. Te escucho en cada canción que escuchamos juntos, miro al cielo, y las ganas de llorar son inmensas. Nadie me ve, y no demuestro nada, pero tú con solo una imagen me desenvuelves lentamente con la delicadeza y fuerza de aquellos que buscan lo que siempre anhelaron.

Vuelvo a mirarte, y el cristal se rompe, vuelves con la fuerza del mar sobre la roca, pero no me destruyes, solo me vas moldeando con tus dedos. Te digo alto, ¡no!, me dices, no es un sueño, estoy contigo aquí para siempre.

[jalvarezr]

He leído tantas veces nuestras conversaciones sobre cómo sería nuestro reencuentro, y ahora me encuentro sentado frente al mar de un lugar mágico contando cada ola como si me avisara que estás por llegar. Siento miedo, escalofríos, me cojo la cara pensando cada palabra que te diré; imagino verte bajar la escaleras del puente con tu cabello suelto mirando por todos lados buscándome, o bajando un de un auto, con el mismo nerviosismo el cual noto cuando dispones a pagar la movilidad.

Decido entrar al mar, bracear un poco para disminuir mi nerviosismo, pero me pregunto ¿por qué estás así, acaso no la conoces, no soñaste hace 19 años este momento, no recuerdas cada palabra escrito en los cuadernos de la época universitaria?. Me sumerjo y abro los ojos y te veo con esa sonrisa perfecta y tu cabello bailando con el viento.

Tu, nerviosa, buscando razones para ir a el encuentro pactado a través de un interminable lago de letras de una noche donde el imaginario causo suspiros, ternura y risas. Te peinas una y otra vez, y te miras al espejo preguntándote, podré hablarle, quién abrazará primero, le gustará mi perfume, me besará primero o yo a él como en aquella plaza años atrás. Coges tu bolso y sales, sin mirar atrás.

Pasan las horas y sigo pensando, ¿vendrá?, decido echarme en la arena y mirar el cielo, y recuerdo cada detalle de aquel viaje donde cada kilómetro avanzado era un verso planificado para decírtelo mientras me perdía en tus ojos. Con cada rompiente, siento tu voz en mi oído, tu risa y por un momento sentí nuevamente el sabor de tus labios.

El corazón late más rápido y es tan fuerte que el chofer entiende la rapidez que tienes. Te muerdes los labios y recuerdas cada palabra escrita en aquel cuaderno donde lo real se traduce en un sueño, ese sueño que cada vez está más cerca de tocar una vez más.

Llega ese momento, escucho el cerrar de una puerta, volteo y ahí estás, tal como siempre lo imagino y recuerdo; con esa mirada tierna y el brillo en tus ojo que destella nerviosismo, como aquel día en que te mire a través de una ventana de un bus cuando fui a tu encuentro. No aguante más y corrí, corrí tan rápido que cuando me di cuenta te tuve en mi brazos y sentí que el mundo dejó de rotar, el mundo se silenció y solo dos corazones latían al mismo tiempo.

No podía separarme de ti, tu tampoco y cada segundo que pasaba parecía que nuestros cuerpos se fusionaban. Llego el momento, me separo un poco y toco tu rostro, y nos miramos por unos segundos y no falto hablar, la miradas decían todo: te he extrañado desde siempre.

Las ansias de besarnos quedaron en nuestras mentes. Nuestros dedos se entrelazan y caminamos sin rumbo, con el sol en nuestros rostros. Te abrazo y me abrazas. Empezamos a hablar, tu contando todo lo que sentiste antes de llegar y yo diciéndote que me sentía como aquel chico que recorrió miles de kilómetros para estar juntos. Reímos, reímos sin parar.

En plena caminata me dices, paremos aquí, este lugar lo vi en una foto e imaginé en un sueño estar contigo aquí. Te respondí, si aquí es. Nos sentamos, y hablamos de todo este tiempo los sueños, las lágrimas, los buenos momentos hasta que hablamos de aquellos 5 días que marcaron nuestras vidas. De aquel cuaderno donde el más maravilloso de los secretos se encuentra plasmado en letras. Y me sorprendes, sacas ese manuscrito como algo sagrado y solo atinó a besarte la frente.

No leímos las páginas, pero en ese instante de manera mágica salieron las palabras que se encontraban escritas y nos agarrábamos fuerte las manos, era una declaración de amor detenida en el tiempo.

No pude más, tomé tu rostro y te bese. Tan apasionadamente que salieron lágrimas de amor, el cual secaste de mi rostro sin soltarme. Nos echamos mientras el sol se ocultaba y la luna y las estrella se convirtieron en los nuevos cómplices y el mar nos cantaba la melodía perfecta.