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ᅠᅠ * ▉ ▍༒ 𝐅𝐈𝐑𝐒𝐓 𝐈𝐍𝐓𝐄𝐑𝐕𝐈𝐄𝐖
。ㅤ⦇ 𝚍𝚒𝚜𝚝𝚛𝚒𝚌𝚝 𝟷𝟸 ⦈
────ㅤ 𝒥eon 𝒥ungkook .ᐟ.ᐟ
#TNGIV01ᅠᅠ
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Su partida al Capitolio ha sido una de sus experiencias menos gratas. Para un joven como Jeon, que desde los catorce años comenzó su ardua tarea como dueño de casa, alejarse de su familia y pueblo le causó un gran dolor.
Su rabia hacia el sistema incrementó. Aún le era difícil creer que había caído en el juego, y pensar en que tendría que hacer malabares para agradar a las personas por las cuales sentía tanta repulsión.
Desde el momento en que les anunciaron la fecha de las entrevistas, estuvo preparándose mentalmente, aunque también llegando a un acuerdo consigo mismo. ¿Debía ser honesto respecto a los sentimientos hacia el sistema? ¿Mostrarse tal cual era? ¿Tenía que fingir para conseguir patrocinadores?
Si bien odiaba mentir, y desde la muerte de su padre comenzó a construir ideales rebeldes, deseaba volver a su hogar con todo su corazón. Por lo que debía actuar de forma inteligente, y proponerse un objetivo personal. Aquel era: “volver a estar con su familia”. Sin embargo, ¿qué impediría que los poderosos volvieran a separarlos? En casa tenía un hermano menor que podría correr la misma suerte. Ser elegido para participar en los malditos juegos, aunque Jeon toda la vida se hubiese preocupado de que la menor cantidad de papeletas con sus nombres fueran puestas en la urna.
Su sueño, definitivamente, era que les dejaran vivir en paz de una vez. Que terminaran de usar a los jóvenes del país como entretenimiento. Sin embargo, no estaba en sus manos, así que se limitaría a quedar entre los diez mejores. Y para eso, necesitaba tener de su parte a sus peores enemigos.
Durante días en su habitación estuvo practicando sonrisas y expresiones agradables. Pero si con tan solo ver a los tributos profesionales le provocaba arcadas, no quería ni imaginar cuál sería su reacción genuina en el momento en que un grupo de personas privilegiadas estuvieran como público para conocerlos mejor y apostar por ellos.
Sus estilistas se esforzaron en hacerle ver bien. Durante algunas pruebas de vestuario, la primera conclusión a la que llegaron, luego de reconocer su físico bien trabajado, fue el mostrar la mayor cantidad de piel posible. Jungkook se negó rotundamente. ¿Aparte de ser obligado a pelearse con otras personas para la diversión de estos “enfermos”, tendría que ser objeto de deseo? No obstante, cuando le quitaron la ropa, sin siquiera pedir autorización, notaron las horribles cicatrices que adornaban su espalda. Sus reacciones fueron indescifrables, y le fue imposible soltar una risa amarga. ¿Sentían asco? ¿Lástima? Esperaba que la primera.
Aún así, su atuendo fue revelador. Sutilmente sexy. Se sentía cómodo ante el color elegido; Negro. Pequeñas decoraciones brillantes en su chaqueta ajustada. Botas hasta el comienzo de sus rodillas. Pero todo de negro. No llamaría tanto la atención.
Una de sus comisuras se alzó en una sutil sonrisa al ver su reflejo. ¿Su familia y amigos le verían por la televisión? Respiró profundo y entrecortado. Sus ojos completamente cristalizados, pero antes de que sus lágrimas cayeran, presionó con fuerza sus lagrimales. Estaba seguro de que a sus estilistas no les haría gracia que arruinara su maquillaje a minutos de presentarse ante todo Panem. Desde su llegada, no tuvo tiempo para el sentimentalismo. Solo para la rabia, el enojo, y todas las emociones negativas existentes hacia los juegos. Hacia la maldita suerte que no estuvo del lado de su familia.
10, 9, 8, 7, 6…
Se preparó para su entrevista. Quedaban los tributos del distrito trece por presentarse aún. Era de lo único que estaba consciente, ya que no puso atención a ninguna de las entrevistas anteriores. Luego tendría tiempo para eso.
5, 4, 3, 2…
“Uno”, pensó. Tomó profundo respiro, y se presentó en el escenario cabizbajo. Fingiendo arreglar su pequeña chaqueta que dejaba a la vista su abdomen bien trabajado… y brillante. Los maquilladores le pusieron algunos productos de los cuales no tenía idea. Él no se molestó en preguntar.
Al escuchar gritos, aplausos, personas de pie emocionadas por conocer a quien sería uno de los tributos del distrito 12, subió su mirada lentamente. Pero fue una mala idea, porque le fue imposible no sentirse mareado ante la iluminación. El público pasó a quinto plano. Su atención se enfocó en cada detalle que adornaba el lugar donde sería la entrevista, aunque no detuvo su paso hacia el sofá en el que le correspondía sentarse. Dio una vuelta sobre su eje, y no notó que el presentador llevaba hablándole durante unos segundos invitándole a sentarse. E incluso la gente había guardado silencio.
Finalmente se sentó al lado del hombre, y al momento en que este posicionó el micrófono cerca de sus labios, se quedó en blanco. Su mirada viajó desde el aparato hasta las personas, y ahí se quedó. Ladeó la cabeza ante los maquillajes, vestuarios y cabellos tan extravagantes. Su entrecejo se quedó fruncido, a la vez que estudiaba a los presentes, durante un largo par de minutos.
— ¿Qué?—, murmuró en el micrófono.
La sonrisa espléndida del que entrevistaba era envidiable. Ya quisiera él poder sonreír así.
— Que te presentes, vamos. Cuéntanos sobre ti.
Mordió su labio inferior, tomó un respiro, y por primera vez en la noche intentó sonreír de la forma más amigable en que lo había hecho. Si su familia le estaba viendo, esperaba que le vieran bien.
— Soy del distrito doce—, dijo torpemente. Su vista recorrió todo el lugar. Su semblante evidenciaba su nerviosismo y confusión. Era demasiado para él. Pero nuevamente intentó sonreír, aunque fue una especie de mueca.
— ¡Un aplauso por el distrito 12!—, dijo el hombre completamente risueño. Aunque cruzó miradas con Jeon. El joven inmediatamente entendió lo que intentó transmitirle el sujeto: “Relájate y responde”. — ¿Cómo te llamas? ¿Cuál es tu edad?
— Yo… — ¿Debería decir su nombre completo o solo su apellido? — Me llamo Jeon… Jungkook. Pero todos… siempre me han dicho Jeon… porque.
Estuvo a punto de soltar algo que no le habían preguntado, pero captó la atención del tipo y las extrañas personas de forma inmediata.
Jeon se golpeó mentalmente mientras mordía con fuerza la argolla que adornaba su labio inferior. —Porque soy el más parecido a mi padre entre mis hermanos, y a él siempre lo llamaban por si apellido.
Parece que aquella confesión había enternecido a la audiencia. “Malditas bestias”, pensó. “¿Quién pensaría que tienen una mente tan enferma?”
— Tengo veinticuatro años—, dijo ahora tomando algo más de confianza.
— Wow, veinticuatro años—, repitió el entrevistador. — Nos alegra que hayas tenido la edad suficiente para ofrecerte como tributo—, esta vez se dirigió al público. — Porque todos vimos que ambos tributos del doce se ofrecieron como tributo, ¿verdad que sí?
Los espectadores gritaron y aplaudieron en respuesta. Cómo les gustaba eso.
“Malditos imbéciles”, pensó mientras que en sus labios fingía la más radiante sonrisa. — Así es. Me ofrecí como tributo en lugar de mi hermano mediano—. Se removió en el sofá algo incómodo. Su mirada se enfocó nuevamente en la iluminación. Se encontraba mareado, quería salir de ahí lo más pronto posible.
— Tengo tres hermanos. Uno mayor que yo, y dos menores.
— Bastantes hermanos, ¿eh? Pero cuéntanos, ¿alguien más te espera en casa? ¿Alguna novia?— preguntó juguetón.
Jeon negó con la cabeza inmediatamente. No hablaría de la muchacha de la que estaba enamorado allí. Muchas debilidades estaba revelando al hablar de sus familiares. — Solo mi madre y hermanos. Mi padre murió en el gran accidente de la mina. Desde que lo... perdimos, me he hecho cargo de mis hermanos y la casa, mientras que mi hermano mayor tomó su lugar en el trabajo.
Subió una de sus piernas al asiento, y la abrazó hacia su pecho. Intentaría mostrarse lo más natural y cómodo posible, aunque no fuera así.
— Jeon, ¿qué pensaste en ese momento en que te ofreciste como tributo en lugar de tu hermano?
“Que los odio a todos ustedes como a nadie en el mundo. Que si quieren un espectáculo, metan a todos sus putos hijos en la arena”, pensó en respuesta.
— Que debía proteger a mis hermanos como siempre lo he hecho durante estos diez años—, dijo en vez. — Y que lo haré hasta el día de mi muerte. Ni siquiera tuve que pensarlo. Fue un instinto.
Aplausos se escucharon. Incluso pudo visualizar a algunas personas llorando. “Hipócritas”.
— Es admirable tu amor hacia tus hermanos, Jeon—, confesó el hombre, llevando ahora el micrófono a sus labios. — ¿Crees que tienes posibilidades en los juegos? Todos vemos que amas a tu familia, y me imagino que quieres volver con ellos, ¿no? ¿Con qué habilidades crees que lo podrás conseguir?
Volvió a su postura inicial, y respiró profundo. No pensó que le preguntarían eso así que no venía preparado.
— Bueno…— ordenó las palabras en su mente. — Daré lo mejor de mí en los juegos. Soy muy fuerte y se me da bien el combate cuerpo a cuerpo.—, mencionó completamente sonriente mientras recordaba las peleas con sus hermanos. Aunque no aprendió todo lo que sabe de ese modo, cree que sería una buena respuesta para el show. —Ya sabes. Cuatro varones en una casa, ¿quién no aprendería a defenderse?— Las risas fueron inmediatas, por parte de la audiencia y del entrevistador. Jungkook se limitó a sonreír y guiñar un ojo en dirección a las personas. —Así que creo tener posibilidades— agregó fingiendo convicción.
— Entonces, Jeon Jungkook, ¡esperamos verte entre los diez primeros!— exclamó el hombre con emoción. —¿Tienes aliados entre los demás tributos? ¿Qué piensas de ellos?
Apretó los labios en una línea, pero rápidamente contestó:— Son todos y todas muy fuertes e inteligentes, ¿sabes? Les he estado observando durante este tiempo, y creo que la competencia será difícil.
Decidió ser sincero. No caería en el error o arrogancia de subestimar a sus contrincantes.
— Pero respecto a los aliados, les dejaré algunas sorpresas para la arena. No les revelaré todo aquí. Además, quien se encargará de decidir quiénes son buenos aliados para el distrito doce, será nuestro increíble mentor que día y noche trabaja por nosotros. Es un hombre admirable.
Rió internamente. No piensa en lo absoluto eso sobre su mentor. Apenas le ha visto un par de veces. Pero no lo haría público. Mostraría simpatía como estrategia. Más de algún fan debía tener la pantera en el capitolio.
Todos aplaudieron. Gritos. Estaba harto del ruido y las luces. Necesitaba salir de ahí. Pronto comenzaría a sudar.
— Para terminar con la entrevista, mi querido Jeon, te daremos unos minutos para que le mandes un mensaje a quien tú desees.
Oliver le entregó el micrófono, y le señaló la cámara a la que debía dirigirse. Era un excelente momento para conseguir patrocinadores, pero pudo darse cuenta de lo mucho que a esa extraña gente le gustaban las historias dramáticas. Así que aprovecharía la oportunidad para hablarle a quienes más amaba en el mundo.
— Mamá, hermanos. Quiero que sepan que estoy bien, y que daré todo de mí para regresar pronto con ustedes. En el Capitolio nos han recibido con mucho cariño, así que no es tan diferente a casa. Espero no se preocupen por mí, y les amo.
Sintió mucho asco de sí mismo. Acababa de entrar en el juego, pero era cierto cuando decía que haría lo que estuviera en sus manos para volver a ver a su gente. Y así sin más, con los gritos y aplausos de los espectadores de fondo, se puso de pie para retirarse. No sin antes hacer una exagerada reverencia.
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