Observo y escribo, incluso a veces hablo en público acerca de Dios, tratando de no alejarme en lo posible de lo vital.
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LA IGLESIA DE MIS SUEÑOS O EL “SÍNDROME DE LOS PIES SEPARADOS”
”Busquen antes que todo lo demás, que en su vida, su familia, y en su sociedad se establezcan todas las características del reino de Dios, es decir la gracia, el amor, el perdón y la justicia, haciendo eso, todas las demás cosas, serán añadidas”.
En otras palabras, ocúpate de mis cosas y Dios se ocupará de las tuyas (Mateo 6:33).
Desde que soy pastor, he tenido sueños intermitentes, que han hecho que pueda un día levantarme con una sonrisa en mi rostro, confiado en lo que Dios hará, y otros días, me levante en las madrugadas pidiéndole a Dios por cada uno de la iglesia, preocupado y angustiado por lo que soñé.
Noches en las que sueño una iglesia completa, y no me refiero sólo al lugar, sino a las personas, al compromiso que se siente, a la responsabilidad que cada uno tiene pero sobre todo, al amor que mueve a cada uno a hacer las cosas de manera excelente. Veo a cada uno hacer su trabajo, sabiendo que ir a la iglesia no es un compromiso más, sino que es la única manera conocida que tengo de inspirarnos mutuamente para extender el reino de Dios. La iglesia es una escuela potencial para educar personas con la visión del reino de Dios, para que ellas, formen familias conforme al reino y éstas a su vez, sean una estructura sólida para esta sociedad.
Pero también ha habido noches en las que sueño una iglesia distraída, confundida de su propósito, una iglesia que piensa que “ir a la iglesia” es solo asistir como un requisito para ir al cielo. Que por más que escucha de las diferentes actividades, al no encontrarles sentido, se reducen a asistir cada semana meramente como un requisito, sin darse cuenta del enorme compromiso que existe, no con la iglesia en sí, o con el pastor, sino con el reino de Dios. En gran parte, la sociedad está como está actualmente, GRACIAS O POR CULPA DE NOSOTROS. “Porque el malo se esfuerza por ser malo mientras que el bueno permanece indiferente”.
Y esos sueños contrastantes me han enseñado algo. Cada que me despierto después de estos contrastes, percibo la voz de Dios diciéndome: “en ti está la decisión, si lo haces con tus propias fuerzas te encontraras solo con una copia barata, apócrifa y fea, de todas aquellos sueños que tenía para ti, sin embargo, si decides renunciar a confiar en ti, y pones en mi tu confianza, si tu fe es suficiente para saber que yo me encargaré de todo, vivirás tus sueños con gran claridad, que ten por seguro que superaré cada día tus expectativas”.
¡Y Dios es experto en SUPERAR EXPECTATIVAS!
Pero estos sueños seguramente los he tenido porque cada noche me acuesto pensando en la iglesia que Dios ha puesto a nuestro cargo, y sé que muchas veces tú, después de una larga jornada laboral, te dispones a descansar, y solo sueñas con los pendientes que tienes. Y en versiones de tus sueños, puedes observar una respuesta clara y un futuro hermoso, pero en otras ocasiones, te has levantado aún más cansado que la noche anterior, porque en el mejor de los casos tuviste una pesadilla, y en el peor de los casos, las preocupaciones no te dejaron dormir.
A esa incertidumbre la llamo “el síndrome de los pies separados” es decir, tener un pie en el cielo y uno en la tierra.
Un día, algo o alguien, nos recuerda la entera confianza que debemos tener en Dios, y nos dormimos tranquilos confiando en él, pero al día siguiente, olvidamos lo que Dios nos recordó y retomamos nuestras cargar, apretamos nuestras quijadas y nos ponemos esa piedra en la espalda que un día atrás, Dios nos había quitado.
Y en cada situación, siempre tendremos dos opciones, hacer su voluntad o la nuestra. Establecer en nuestra vida el reino de Dios o el reino de Josh (ponga aquí cada quien su nombre).
Y de eso dependerá si vives plenamente o vives una copia barata y fea de tu vida.
Depende de donde pongas hoy ambos pies, será tu futuro. Si decides poner ambos pies en este camino de fe, puedo asegurarte, no el futuro que imaginas, sino uno mucho mejor. Si decides poner ambos pies en tu auto confianza no te lo aseguro pero te deseo el mejor futuro que puedas lograr con tus propias fuerzas, pero si persistes con el “síndrome de los pies separados”, te aseguro que nunca podrás avanzar, aunque te sigo deseando lo mejor.
Sin embargo, y como dijo Josué el de la biblia, tomen su decisión pero mi familia y yo, serviremos a Dios, decido poner ambos pies en el camino de la fe. Porque he visto el futuro y citando a Dr Strage “de 14 millones de probabilidades solo en una me va bien”, ¡cuando pongo mi confianza entera en el Dios que todo lo puede!
Me aferro a la fe y los invito a vivir este compromiso eterno diariamente. Vivamos de la única manera en que nuestro futuro se ve bien. Solo un necio decidiría seguir viviendo de la misma manera que ha vivido sabiendo que no le trae los resultados esperados. “Nunca podrás lograr algo diferente haciendo las mismas cosas”.
Esta es la iglesia de mis sueños, una iglesia donde cada uno sirve a Dios con todas sus fuerzas, y pone su confianza entera en Dios, donde el compromiso es de todos, donde se asiste a la iglesia no como un requisito o una obligación, sino con la convicción de que la iglesia no es un lugar sino es un estilo de vida, que te transforma, y si no lo ha hecho, entonces no has vivido la iglesia. Termino reiterando el mismo consejo que Jesús dejó: “busquen vivir y enseñar con su ejemplo el estilo de vida que Dios enseña y todo lo demás se irá añadiendo a su tiempo”. “Ocúpate de mis cosas y yo me ocuparé de las tuyas”.

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¿QUIEN SOY YO?

“…¿Quién soy yo y que es mi casa para que me hayas hecho llegar tan lejos?…”, Esta es la expresión de David después de vivir un difícil proceso.
Todo parecía estar bien en su infancia cuando el profeta Samuel llegó a casa de su padre para buscarlo y ungirle como Rey, ¡El nuevo rey de Israel! Y eso se escuchaba muy bien, pasó horas y horas jugando a ser rey, pero la promesa no se cumplía, y no es que él estuviera anhelante pues era muy joven aún. Sin embargo el tiempo pasó y su fama se había hecho notoria pues se había convertido en “el niño que mató al gigante”.
No se sabe exactamente de donde nació una fe tan grande, en parte debió ser la educación que recibió, y en parte su ingenuidad al ser muy joven, sin embargo esa fe le llevó a confiar plenamente en Dos y no en sus capacidades como deberíamos hacerlo todos.
Victoria tras victoria, gloria tras gloria, la promesa parecía acercarse, sin embargo, eso fue esfumándose, hasta el punto de desaparecer. El actual rey, Saúl, por envidia había puesto precio a su cabeza. El huyó y por primera vez en su vida sintió que ni siquiera Dios le acompañaba. Dejó de confiar en “el Señor todopoderoso, Jehová de los Ejércitos” como él se refería cuando hablaba de Dios, y comenzó a confiar en sus propias fuerzas.
¿Qué le pasó a David? ¿Qué nos ha pasado a nosotros? ¿Cómo llega un cristiano a cambiar su confianza en Dios por la autoconfianza? ¿Será que nuestra fe se derrite al calor de las pruebas?
David mintió al sacerdote para poder comer, una honda y unas piedras le resultaron insuficientes esta vez, decidió tomar la espada de Goliat, huyó al único lugar donde no lo buscaría su Rey. La tierra de sus enemigos. Donde fue encontrado y encadenado, su única opción para ser libre fue fingir demencia, así es como llegó al lugar más desolado de todos. Una solitaria y oscura cueva. Adulam.
Sólo esperaba a algún amigo o familiar que llegara a consolarlo, y decirle que todo estará bien. Un abrazo no estaría nada mal. En su mente pasaban los recuerdos, cuando derrotó a osos y leones cuidando a sus ovejas, cuando fue ungido para ser el nuevo Rey de Israel, ¡vaya promesa! Parecía estar sucediendo todo lo contrario. Solo necesitaba un abrazo.
Llegó alguien más a la cueva, atormentado, endeudado y abrumado por los problemas de la vida, seguido por otros cientos de personas igualmente atribulados. Al ver a David se alegraron y vieron en él el abrazo que necesitaban. Pero David era el que más necesitaba ese abrazo. Sin embargo, un destello de fe se dejó ver de entre los escombros de sus aflicciones y eso fue suficiente para salir de nuevo a la intemperie, abrazar a otros y fortalecerse mucho más dando que lo que hubiera logrado recibiendo.
¿Te ha tocado consolar cuando requerías consuelo? ¿Te ha tocado abrazar cuando necesitabas un abrazo? Suelen llegar personas a nosotros esperando recibir un consejo sin enterarse que nosotros estamos derrumbados, pero Dios confía en que puedes hacerlo.
Tal vez tú historia y la de David sean similares. Cuando la promesa de las bendiciones de Dios llegó a tu vida, tomar la decisión de confiar en Dios parecía lo más correcto y lo más sencillo, pero, ¿cómo seguir confiando en Dios cuando todo lo que tenía construido se está derrumbando? Parecías estar mucho mejor antes de conocerle, antes de recibir su promesa. Hoy solo tienes recuerdos y autoconfianza, de hecho, ya no puedes siquiera confiar en ti mismo, has fallado y ha sido doloroso.
La soledad es tu única compañía y te refugias en ella mientras tu mundo se desmorona, y en ese momento llega alguien a pedirte un consejo. Te callas pero quisieras gritar, ¡¿que no te das cuenta de que estoy igual o peor que tú?! Pero permaneces en silencio y abrazas, y te das cuenta que ayudar te alivia.
Y recuerdas la sonrisa de Jesús en la cruz. El único que merecía un abrazo en ese lugar, era quien abrazaba a todos con sus brazos extendidos. Y entiendes que Adulam es solo un proceso de formación, que la vida seguirá y su promesa se cumplirá a su tiempo.
Un día estarás de rodillas delante de Dios con tu promesa cumplida gritándole al cielo:
¿Quién soy yo para que me hayas hecho llegar tan lejos? ¿Quién soy yo para que me hayas permitido vivir tu propósito, y experimentar tu voluntad?
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5 RAZONES POR LAS QUE NO PUEDO VIVIR SIN TI, ¡LA 3 DE SORPRENDERÁ!
Aun recuerdo el día en que te vi por primera vez, eras callada tímida e inocente tienes la mirada... a partir de ahí hemos vivido muchos momentos juntos, tantos que mi memoria de 16 GB se saturó de imágenes y vídeos que de solo verlos me hacen remontarme a esos lugares y anhelar un nuevo momento contigo.
A continuación enumeraré las 5 razones por las cuales no puedo vivir sin ti y por eso decidí casarme contigo (gracias por decir que sí, porque ya tenia apartado el salón):
1. PORQUE TU CUIDAS DE MI.
Sé que todo hombre cree valerse por si mismo ¡pero no! estando enfermo me di cuenta que te necesito mucho, que los hombres somos muy valientes hasta que la gripe llega y ahí entra mi mujer maravilla con sus poderes de Tes calientes y caldos de pollo jaja
2. PORQUE NO RECUERDO NADA SIN TI.
Se que eres mi esposa, no mi agenda, pero sin ti no reconocería rostros, nombres de personas ni recordaría mis compromisos, ni donde dejé mis llaves, ni quien soy, ni cual es la capital de honduras, ni recordaría bañarme. gracias!
3. PORQUE NO ESCUCHO POR MI MISMO.
Sólo tu sabes la gravedad de esto. Necesito que me repitan muchas veces las cosas y tu eres como mi traductora, lo que la gente me dice en el idioma normal y tu me lo traduces a gritos, para poder escuchar (no se que será de mi en mi vejez)
4. PORQUE NO TERMINO LAS COSAS SIN TI.
De verdad, he dejado tantas cosas inconclusas que sabía desde niño que debería encontrarte. Citando a Fey “tu eres mi complemento, mi media naranja” (lo sé, soy de los 90´s) mis planes no están completos sin ti, mi vida no esta completa sin ti, mis proyectos se quedan a medias sin ti, Dios sabía que te necesitaría y te hizo pensando en mi (varios años después jaja) te amo y hoy quiero que pases el mejor de los CUMPLEAÑOS, el primero de muchos a mi lado, siendo mi esposa, el amor de mi vida.
Ya viste... ni siquiera pude terminar este blog, sin ti. TE AMO CUMPLEAÑERA!
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Amor Vital

Hubo un día en especial en que Jesús habló distinto a lo acostumbrado. Ese día tenía un público más “sabio” y con conocimiento de la ley. Sin embargo era un público que lejos de querer aprender, estaba ahí para interrogar despiadadamente a Jesús.
¿Qué se debe hacer para ser salvo? ¿Qué reglas debemos obedecer para ser mejores? ¿Por qué no te lavas las manos y tampoco tus discípulos? ¿Cómo debo vestirme? ¿Cuántas veces a la semana debo ir a la iglesia? ¿Qué tengo que hacer para ser reconocido? ¿Cuánto debo ofrendar para recibir mi milagro? ¿Con cuanta fuerza debo declarar para que lo que anhelo se cumpla?
Preguntas que poco a poco desnudaron el alma de los preguntones, hasta conmover el corazón de Dios al verlos tan extraviados en lo irrelevante y tan alejados de lo esencial.
Lagrimas ruedan por las enrojecidas mejillas de Jesús, entristecido por el extravío de sus hijos, casi puede asegurar que cuando esté sobre la cruz, habrá hombres que en vez de ver su sacrificio estarán echando suertes para ver quién se queda con su ropa, casi puede ver a jóvenes cristianos dos mil años después, vestidos con trajes de “integridad barata” que cubra sus huecos corazones.
Si tienes novia imagina lo siguiente, si no tienes novia esfuérzate por imaginar lo que sigue (tal vez por eso no tengas):
La escena perfecta.
Un joven llega a casa de su novia con un enorme ramo de rosas rojas, una caja de chocolates cero azúcar y una orden de tacos al pastor ¡sus favoritos!, el rostro de la chica se ilumina al ver a su novio llegar con tantos detalles que a ella le encantan, se funden en un largo y emotivo abrazo y ella sonrojada y sonriente cual quinceañera le pregunta:
“amor, pero hoy ni siquiera celebramos algo importante, ¿a qué se deben estos regalos?” Entonces él, con su voz de galán de “la rosa de Guadalupe” le responde mientras se acomoda su lacia y estilizada cabellera:
“Haz de cuenta que había una promoción y en la compra de unos tacos me regalaban unas flores y unos chocolates y como traía hambre, me compre los tacos y pues… toma, las flores y los chocolates son para ti ¡me salieron gratis!”
¿Te lo esperabas? ¿Quieres una respuesta opcional del joven? De acuerdo.
Entonces él, con su voz de galán de “la rosa de Guadalupe” le responde mientras se acomoda su lacia y estilizada cabellera:
“Soy tu novio, es mi obligación darte regalos aunque a veces no quiera, es mi obligación dedicarte tiempo, todo esto lo hago porque es mi obligación… ah por cierto, ¡te amo!”
¿Cuál de las dos respuestas eliges? Exacto, ¡ninguna! No es porque no nos cuesta nada, ni por obligación que hacemos las cosas sino por lo esencial, es decir, por amor.
Los detalles son resultados del amor, pero no son el amor en sí. No son nuestras ofrendas, ni son nuestros sacrificios los que conmueven el corazón de Dios, es la cercanía de nuestros corazones al suyo.
Nos hemos parecido tanto a ellos, me refiero a los fariseos. Cuando hacemos algo sin estar seguros del motivo, cuando inventamos métodos sin saber en qué principio se fundamentan.
Nos parecemos tanto a ese joven de las rosas y los chocolates, ofreciéndole nuestro exterior a Dios porque nos resulta más fácil que lo interior, porque demanda menos de nosotros o simplemente porque lo tomamos como nuestra obligación.
Este es el consejo, examina tu corazón hasta que descubras cual es la intención que te hace soñar o anhelar un ministerio, evalúalo conforme a su palabra y después continúa bajo su dirección. Y sobre todas las cosas busca a diario de Dios, solo porque Él es, por amor y nunca por obligación, solo por el deleite de estar en su presencia.
@josh_gayosso
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Portavoz

Escuche alguna vez que “el cristianismo actual es como un gran árbol pero sin raíces”, pues en un punto de la historia comenzó a enfocarse mucho en las apariencias y había descuidado los fundamentos. Nos hemos concentrado en las formas descuidando los principios.
La historia ha sido cíclica y no es la primera vez que los hijos de Dios nos desenfocamos. En tiempos del profeta Jeremías Dios le confronta diciendo: “…Si evitas hablar en vano y hablas lo que en verdad vale, tú serás mi portavoz” ((Jeremías 15:19 NVI) “… si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca” (RVA) en otras palabras, si aprendes a indagar en tus costumbres y tus palabras y rescatas solo lo vital de ellas podrás ser un digno portavoz de Dios. Desde el principio Dios nos ha otorgado el ministerio de la reconciliación llamándonos sus embajadores, es decir, tenemos la gran dicha de ser nosotros los que hablemos a este mundo sus palabras ¡y sus palabras son suficientes! Pero nos gusta ponerle más “sabor” y terminamos diciendo cosas tan amargas que las personas simplemente se alejan. Aprendamos a sacar sus palabras de entre las nuestras y solo hablemos de eso. Aprendamos a sacar lo vital de lo irrelevante y solo hagamos eso.
Estos son algunos ejemplos de cómo puedes sacar lo vital de entre lo irrelevante:
1. Cuando hables de cómo debe vestir una persona, no hables de un estilo de ropa ni de su longitud, habla del pudor y la decencia, eso es mejor que imponer modas.
2. cuando hables de qué música se debe escuchar o cantar, no hables de géneros, habla de adoración genuina. Es mejor enfocarse en lo trascendental.
3. Cuando hables de nuestro deber de leer la biblia, no hables de ello como una obligación, ni preguntes cuántos capítulos leyeron, habla del deleite de indagar en sus principios, habla de conocerle más.
4. Cuando hables de la oración, no hables de que “entre más oración, tendremos más poder”, habla del deleite de estar en su presencia. Se trata de Dios.
Seamos portavoces de Dios, siendo expertos en entresacar lo precioso de lo vil, escarbando en las formas y métodos hasta encontrarnos con los principios que sustentas dichas formas y sobre éstos últimos, basar nuestra vida. De eso si vale la pena hablar.
@josh_gayosso
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Dormidos en la Ventana

En Hechos 20:7-12 está una peculiar historia, que muy probablemente te hará reír si la lees por primera vez, pero solo hasta que llegues al trágico desenlace. Habla de un joven llamado Eutico (nombre gracioso), que literalmente se durmió en la predicación (acción graciosa). Hasta ahí es divertido.
Pablo normalmente era prudente y concreto, pero ese día tenía mucho que decir antes de irse, así que su mensaje ganó el “Record Guinness“, por ser el más largo de la historia. Todos estaban atentos pero nuestro amigo Eutico decidió levantarse un poco de su asiento y salirse de la reunión, saludo al grupo de alabanza que se encontraban afuera comiendo una reconocida marca de papas de envoltura amarilla y continuó avanzando.
La historia nos da varios detalles: Eutico era joven. En el cuarto había muchas lámparas y muchas personas. Estaban en un aposento alto (tres pisos aproximadamente) Eutico se alejó y se sentó en el borde de una ventana. Se quedó dormido profundamente.
Nadie notó la lejanía de Eutico, ni la zona de riesgo en la que estaba, hasta que en un intento inconsciente de reacomodarse, Eutico giró y cayó. Tres pisos abajo. Uno de los músicos gritó y todos fueron a verlo y llorar la pérdida. Pablo los tranquilizó, lo abrazó, rogó a Dios por él, y el volvió a la vida para consuelo de muchos.
Al leer esta historia me reí mucho lo confieso, pero después lloré. No por Eutico en realidad, sino por muchos jóvenes que he considerado amigos en la iglesia y que después no noté su ausencia. No noté cuando se levantaron y decidieron alejarse poco a poco. No me di cuenta cuando se acomodaron en el límite, preguntándose “qué tanto podrían acercarse al mundo sin dejar de ser cristianos”. No me di cuenta cuando se alejaron de la luz de las lámparas, es decir, de la presencia de Dios, del calor de una familia, y cayeron en un profundo sueño, que podría traducirse irónicamente como falta de sueños inspirados por Dios, y tampoco noté que se encontraban en una zona de peligro.
Tristemente me di cuenta hasta que tres pisos más abajo encontré su espíritu sin vida, algunos tan muertos que no hacían más que decir: “la iglesia está llena de hipócritas”, algunos otros que decían: “es que la universidad me consume mucho tiempo” y algunos en etapa final diciendo: “no merezco el perdón, he pecado, no puedo más”.
Piensa en tu congregación. ¿Quién te falta? ¿Dejarás que se alejen tus amigos? ¿Dejaremos que más jóvenes se mueran? ¿Estás tan concentrado en el mismo trabajo de la iglesia que no has notado a quienes se están durmiendo en la ventana?
La triste realidad es que la mayoría de las veces, lo notamos hasta que ya han caído. Y aun ahí hay esperanza, sin embargo se necesita de un milagro. El milagro de la gracia.
Cuida tu vida de los límites. Cuida a tus amigos de alejarse. Si has perdido a alguien, manda un mensaje, haz una llamada, vuelve a un joven a la vida. Abrázalo y tráelo de nuevo a casa… para consuelo de muchos.
@JoshGayosso
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NO REGRESARÉ A OTRO CONGRESO

Estuve a punto de inscribirme al APPS VITAL. Ya tenía mis 500 pesos que ahorre durante meses, prendí la computadora para entrar a la página de congresoapps.com y… ¿les ha pasado que van a hacer algo importante en la computadora y mágicamente entran a Facebook? Pues me pasó una vez más y eso fue suficiente para no querer ir ni a éste ni a otro congreso.
Me atrapó una publicación del congreso, un video de un tal Ojkarín, me pareció divertido y aclaró muchas de mis dudas sobre cómo inscribirme, luego vi una imagen donde aparecían los invitados especiales y me animé a ir con más fuerzas. Pero… entré a ver los comentarios (porque soy millenial, y es que a veces son más divertidos que la misma publicación) encontré un par de buenos memes y además leí tantas opiniones que me desanimaron de ir al APPS, tan diferentes las unas de las otras que las fui agrupando de acuerdo a sus expresiones:
Los emocionales: “ya no se siente nada en los congresos, ni ministraciones largas hubo en el primer APPS”.
Los Espiritualoides: “¿dónde está la palabra en este video? Tienen que invitar a un comediante para que entretenga porque no hay unción”.
Los Ultraconservadores: “ya no hay respeto en el altar, esas luces y esa forma de vestir son copias del mundo, ¿y la manga larga?”
Los Apasionados por su denominación: “¿por qué traen a otros si en la iglesia Apostólica también hay buenos?
Los Apasionados por su denominación segundos después: “ya chole con los mismos predicadores y músicos apostólicos, de seguro otra vez tocará…” (Para los extranjeros: Chole = Soledad, lo sé, no tiene sentido).
Los indiferentes: Bah.
Los codos: “para que gastamos si aquí también esta Dios, no necesitamos ir hasta allá para adorarlo”
Y muchos otros más…
A este punto, ya quería gastarme esos 500 pesos en tacos y otras cosas grasosas, sin embargo recordé el primer Apps (Mazatlán 2015), como fui confrontado a apasionarme por Dios y hacer cosas de calidad, porque Dios lo merece y porque ser creativo no es tomar cosas del mundo, pues Dios todo lo hizo primero. Recordé Apps Play (Monterrey 2016), cómo fuimos inspirados a ser una iglesia en movimiento, salir de los templos hacia donde realmente hace falta gente con la mentalidad de Cristo… y al seguir en Facebook, encontré que este Apps, se llamará “Vital”, y que el trasfondo es llevarnos al conocimiento de la esencia de Dios, lo que él es y lo que quiere de nosotros. Que más que emoción es la profundidad de su palabra, que dejaremos de lado lo irrelevante y nos concentraremos en lo fundamental…
Cerré Facebook, me inscribí y dije: “ya no volveré a asistir a otro congreso pensando igual, iré porque ahí Dios me confrontará, iré porque ahí conoceré a j��venes que al igual que yo aman a Dios y anhelan ser mejores, porque estará increíble, porque habrá invitados apostólicos y de otras denominaciones que tienen palabra de Dios a quienes Dios usa al igual que a mí, por pura misericordia. Y por último, iré, porque lo decidí, porque quiero estar acompañado de muchos jóvenes que junto conmigo adoremos a Dios desde lo profundo, porque eso es vital.
@JoshGayosso
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