julianna-escritos

[julianna-escritos]

Pájaro

El suelo es tan vasto que si caigo definitivamente me atrapará. He tropezado tantas veces que ya tengo impregnado en mi memoria el sabor terroso combinado con el hierro de mi sangre.

Soy un pájaro enjaulado, golpeo mis alas contra las rejas para ver si logro escapar. Él intenta salvarme, ha robado mi jaula y se la ha llevado consigo; sin embargo, no veo en sus ojos la intención de abrir la puerta de metal que me encarcela.

Quiero algo de calidez, un poco de dulzura y una caricia suave; ya me he rendido ante la caída consecuente de mis alas rotas, mis pequeños huesecillos se han fragmentando en mil pedazos tras luchar. Veo mis plumas caer al suelo, me las he arrancado una por una yo misma como símbolo de mi desesperanza.

He descubierto cómo abrir mi cárcel, no hay mayor ciencia para una jaula que jamás tuvo llave; y aún así, el lodo me envuelve y sueño con la sensación del viento libre sobre mis alas. Él me sostiene entre sus manos con extrema delicadeza mientras me mira con culpa, así que me entrego por completo a sus brazos; al final de cuentas, no tengo a donde más aferrarme.

Mis alas siguen destrozadas, continuo cayéndome constantemente cada vez que intento volar, estoy consciente de que no soy más que un pájaro moribundo. Las aguas estancadas de mi destino se han vuelto el hábitat perfecto para su amor complejo, el cual ha comenzado a hacerse paso en mi frágil corazón.

Entonces recuerdo que puedo correr y me adentro hacia el bosque profundo sin mirar atrás, peleando contra la órbita que me mantiene unida a su existencia. Él es tan brillante como el sol, tanto que me calcina viva y tengo que gritar para recordarle de no incinerarme.

He huido, estoy deshidratada y marchita. El tiempo ha avanzado, y con ello, la fibrosis ya comienza a aquejar las heridas abiertas de mi alma. Quiero volar de nuevo, pero mis alas jamás han sanado.

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Natura

Vi mi reflejo en los ojos de un perro y el amor dentro de mí se me escapó por la mirada hasta atravesar sus inocentes pupilas.

El campo me envolvía con el olor a libertad, mientras la fauna y la yerba silvestre me rodeaban por completo. Entonces acaricié el pelaje de una yegua, y a través de su respiración, sentí la voluntad de un corazón salvaje.

Hundí mi mano en un lago y la luna transformó mis contorneadas piernas en un montón de escamas tornasol, fue así que recordé que pertenezco a la naturaleza. Así sin más, volví al lugar que me enseñó la espontaneidad de mi existencia.

Cuando el mundo se vuelva oscuro, me encontrarás en donde sea que el sol toque la tierra, orbitando alrededor tal cual como una estrella. Estaré en cualquier lugar donde se escuche el murmullo del aire moviendo las hojas de un árbol y solo así, recordarás que estoy hecha de oxígeno.

Me aferro a la belleza y a la bondad, la esperanza es lo único que me sostiene y me aferro a su mano como un bebé a su madre. Me he visto cara a cara con la muerte, y si tuviera que describirla, solo podría decir que sus lánguidos ojos van más allá del sinfín de la eternidad, traspasando sin piedad las murallas de mi compostura.

He visto cómo el dolor inunda la corteza de mi memoria, pero el rocío de cada mañana me mantiene lo mínimamente hidratada para hacerle frente a la sequía sentimental que aqueja este mundo marchito.

Cuando el frío hele tus huesos, yo estaré en los límites del océano, bailando en la arena y cantando, allí es donde mi alma yace irradiando su calor.

Cuando el fuego queme las fibras de tu espíritu, estaré en donde sea que la melodía de mi corazón sea escuchada; en cualquier rincón del mundo donde la risa de los niños se impregne en el tiempo; entonces entenderás, que estoy llena de amor.

Me encontrarás en cualquier lugar donde la vida exista sin restricciones ni miedo, y así comprenderás que nací para ser libre.