jups-loves-bites
jups-loves-bites
jupiter in mars
23 posts
19 | he/she
Don't wanna be here? Send us removal request.
jups-loves-bites · 12 hours ago
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Viggo Mortensen as Aragorn The Lord of the Rings: The Return of the King (2003)
2K notes · View notes
jups-loves-bites · 13 hours ago
Text
Entrada #11
Tumblr media
Hace unos días me agarró la delirante inspiración y terminé escribiendo una de las poesías más bonitas que hayan salido de mí, y lo peor (o lo mejor) es que fue por él. Todavía me sorprende, porque hubo un tiempo en que pensar en su persona me significaba un estrago intelectual: no me salía ni una sola palabra que no se contradijera con la que le seguía. Era como si mi cabeza se ahogara en sí misma.
No sé si fue la primera carta que vomité en un intento de salvarnos o esa sensación exasperante de dormir sin su calor durante días. Como siempre, su compañía es como detener un reloj en un paraíso privado. Una especie de cúpula suspendida en la que todo se siente armonioso, aunque salir de ahí después resulte casi imposible. Como una droga blanda, dulce, que se queda impregnada en el cuerpo aun cuando la realidad golpea.
En medio de ese trance se me ocurrió pensar en quiénes habían inspirado mi prosa antes. Siempre hablé de más, siempre verborrágica, siempre drenando palabras hasta que no quede nada. Y sí, hubo etapas: siempre alguien que me hacía arder hasta la descomposición, siempre la tristeza como motor, lo feo, lo podrido, lo oscuro. Porque a veces escribir no es más que hundirse en lo que duele.
Pero él es distinto. Él no me inspira desde la tragedia, sino desde una rabia rara, impasible, como si el amor se hubiera vuelto un incendio lleno de hojas verdes. Y mirá que a mí el otoño siempre me encantó, y la primavera la detesté toda la vida. Pero su presencia es otra cosa: es calma, es un valle verde donde me siento segura, aunque un poco borrosa todavía, como si mis ojos tuvieran que acostumbrarse a tanta luz.
No es que deje de ser tormenta. Pero con él esa tormenta se traduce en otra experiencia. No es el grito desesperado de la angustia, sino esos gritos extasiados en aquel show, uno que atraviesa el cuerpo entero y lo deja vibrando. Hay un contraste delicioso entre el desborde visceral y la serenidad que me provoca su abrazo, su mano firme en mi cintura como si me sostuviera desde siempre. Y ahí, en ese instante, me encontré creyéndome de ese lugar, como si perteneciera desde antes de saberlo.
Es extraño descubrir que, después de tanto tiempo de escribir desde la herida, exista también la posibilidad de escribir desde un amor así: violento, sí, pero no destructivo. Un amor que me empuja a lo inexplorado, a rincones que jamás me animé a recorrer. Una musa distinta, una chispa que no me hunde sino que me arranca hacia arriba, hacia algo que no reconozco del todo pero que quizá estaba esperando sin quererlo.
Y tal vez ahí esté lo más desconcertante de todo: que después de años de escribir para no pudrirme por dentro, me descubro escribiendo para sostener lo que me arde por fuera. Un amor rabioso, verde y vivo, que estalla en momentos inesperados. Y mientras tanto, yo escribo, porque quizás la única forma de no perderlo en la memoria sea seguir nombrándolo, aunque cada palabra sea apenas una sombra de lo que en verdad me incendia.
Tumblr media
-jups.
0 notes
jups-loves-bites · 1 month ago
Text
Entrada #10
Tumblr media
¿Cómo puede ser que, de una semana a la otra, me convierta en un caos total? No es como si antes estuviera bien. Ya era un desastre. Pero esto es distinto. Cada día, cada hora, cada momento, un poco peor. Un poco más podrida, más miserable.
A veces pienso que su mera llegada fue el punto de quiebre. Como si con aparecer hubiera arrasado con cada pizca de estabilidad que me quedaba. Se volvió la excusa perfecta para mi autosabotaje, el disparador de esa voz interna que me obliga a elegir entre amar u odiar, entre avanzar o desaparecer. ¿Qué quiero hacer de mí? ¿De qué quiero vivir? ¿Quién carajo quiero ser?
Los vicios se hacen carne. Y yo escribo para sanar. Porque al menos eso, escribir, es lo único que todavía siento que puedo controlar. Tipeo con rabia, como si el teclado tuviera la culpa de que mi cabeza esté a punto de estallar. Vomito pensamientos en este blog fantasma, que es personal, aunque público. Por si algún loco se cruza conmigo por azar del algoritmo y termina atrapado en estas entradas: desvaríos de una piba de 19 llorando en su habitación, con el libro de anatomía cerrado al lado, esperando pacientemente que lo abra.
Pero no puedo. En cambio, abro la mente. Me vuelco entera en lo que de verdad amo: escribir. Escribo como si se me fuera la vida en ello. Como si poner las palabras justas pudiera reparar algo. Como si buscar los conceptos precisos pudiera explicar lo inexplicable: el dolor, la bronca, la alegría y la confusión. Porque entre tanto, lo único que tengo son mis lágrimas y mi prosa. Unidas, como un escudo, contra el monstruo más grande que conozco: yo misma.
Tumblr media
-jups.
"Hamilton wrote... The other 51!"
0 notes
jups-loves-bites · 2 months ago
Text
Mitómana
Mentí. Mentí con la voz temblando, los ojos clavados en un papel vacío que decía “aprobado” en tinta invisible, solo para que algún brazo enceguecedor me recordaran que aún habito un cuerpo y no una estadística más de abandono. Mentí para ser digna del calor, de un abrazo que no huela a lástima ni a deber, sino a casa. A ese lugar que no tengo.
Mentí con mi madurez, me calcé un disfraz de adultez firme mientras mis pensamientos, como ratas huían en pánico por los pasillos húmedos de mi cráneo. Mis emociones son carniceras, degollan cualquier intento de estabilidad, y yo, sangrando lucidez, sonrío, para que no te asustes, para que no te vayas.
Mentí cuando dije que no lo hacía más, cuando juré que mi piel ya no conocía la presión de mis propias cuchillas, que mi esternón ya no sabía de asfixias sin manos. Mentí. Porque la herida vieja se abrió por contagio, porque el dolor ajeno se metió bajo mi carne y ahora también soy su casa.
Mentí sobre mis capacidades, sobre esa versión mía que madruga, que ordena, que cumple. La verdad es que duermo con la procrastinación como si fuera un amante viejo, uno que me susurra al oído que mañana, sí, mañana, voy a poder. Y yo le creo, le creo todo. Como le creo al espejo cuando me dice que todavía no soy completamente un fracaso.
Mitómana por necesidad, por hambre de afecto, por terror a ser vista en mi forma verdadera: cruda, rota, sucia, desprolija con las venas como puentes colapsados y el alma convertida en una casa donde se suicidó alguien y nadie quiere volver.
Lloro y río como un espectro atrapado, en mi habitación que no tiene esquinas, sino espinas. Y a veces me golpeo, no con los puños, sino con el recuerdo de todo lo que no soy.
Mentí. Y en cada mentira dejé un pedazo de mí que ya no quiero recuperar.
0 notes
jups-loves-bites · 2 months ago
Text
Entrada #9
Tumblr media
Bueno, hoy no vine a esconderme detrás de metáforas flojas ni a disfrazar lo vivido en poesía a medias. Hoy, por una vez, quiero contar lo que me pasó sin andar esquivando con adornos lo que fue real, aunque, como siempre, se me escape en forma de palabras que no sé bien si me alivian o me condenan.
La semana tuvo un nudo en el centro: martes, miércoles y jueves. Lo demás fue borde. Tres días en los que desaparecí de mi eje, me corrí del programa, me escondí entre sábanas ajenas en un idilio porteño que se sintió más cierto que muchas otras cosas que en teoría “importan”.
Hace dos semanas, si me lo planteaban, lo hubiese negado. Me hubiera reído, incluso. No me imaginaba en esa casa, envuelta en una dinámica que nadie comprende, que nadie nombra, que para los demás no existe. Para afuera, una amistad extraña; para nosotros, una complicidad muda, como si compartiéramos un idioma que no necesita ser dicho.
Fui con la idea de pasar una sola noche. Por la anécdota, por la locura, por la piel. Por esa necesidad estúpida que tengo de romper la rutina con gestos que sé que me van a dejar temblando después. Pero me quedé. Y no fue por comodidad ni por falta de voluntad. Fue por sus brazos. Por cómo me sostuvieron sin pedir nada, por cómo se sintieron más hogar que cualquier lugar donde haya intentado naufragar en paz o dejado mi taza preferida.
Me cuidó. Me mimó como si yo fuera algo frágil y valioso. Y ahí, desnuda en su cama, hecha un ovillo chiquitito, me sentí como una Pulgarcita contemporánea. Una criatura mínima queriendo esconderse del mundo en la concavidad de su pecho.
No fue solo refugio. Fue presencia. Compartimos silencios que no dolían, y también lo cotidiano. Hice mis obligaciones desde su cama, con él cerca, en esa compañía tibia que no exige y a la vez sostiene. La rutina, que suele atosigarme cuando estoy sola, se volvió manejable. Me sentí acompañada sin tener que explicar nada, sin tener que justificarme. Como si él entendiera que hay días en los que simplemente estar es suficiente.
Fumamos mi nuevo vape, como un gesto de pausa entre los pendientes y el mundo. En ese humo flotaban también las cosas que no nos decíamos. Había ternura en el aire, pero también una pregunta sin forma. No sé bien cómo llamarlo, ni hace falta. Pero ahí, en esa pausa, todo fue más liviano.
Aun así, tuve momentos donde la culpa se filtró. Esa sensación constante de que incomodo, de que soy una mochila que alguien más tiene que cargar. Aunque él no lo diga, aunque me abrace y me cuide, aunque repita una y otra vez que está bien así. Yo no sé estar sin pensar que peso más de lo que doy. Y esa idea, aunque no destruya, gotea.
Y después volver fue desgarrarse un poco. El cuerpo me pedía su olor, su tono de voz en las frases sueltas, su energía calma que me anclaba sin atarme. En mi cabeza todavía está esa escena: yo estudiando, él leyendo cerca, y el mundo allá lejos.
La cosa es que, quizás lo nuestro no tenga nombre. Quizás no se sostenga en el tiempo, ni haga falta. Pero por un rato fue real. Me aferré a eso como se aferran los que están cansados de cargar solos con todo. Me dejé cuidar sin disfrazar el miedo, sin disimular la entrega. Y aunque la culpa me siga de cerca, aunque la incertidumbre me raspe, hubo un instante en que todo encajó. Y ese instante, por más fugaz que haya sido, me alcanzó.
Tumblr media
-jups.
0 notes
jups-loves-bites · 3 months ago
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
RED DEAD REDEMPTION II ⋆ scenery (21/?) → Sunset at Lavender Fields
2K notes · View notes
jups-loves-bites · 3 months ago
Text
Entrada #8
Tumblr media
No sé esta vez bien qué verborragear. No tengo claridad ni voluntad, ni rumbo ni ganas. Hace semanas que me siento como en una autopista sin volante, con las manos atadas y los ojos secos. Todo se va a la mierda y yo solo lo miro. A veces intento hacer algo, una pavada, lo que sea, como hacer la cama o contestar un mensaje, pero hasta eso me parece una exigencia brutal. Un acto heroico. No sé qué carajo es de mi vida. Cambia de forma todos los días y se me escapa como una cucaracha a la que nunca llego a pisar.
De una semana a la otra siento que perdí el control. No solo de la rutina o de mis decisiones, sino también de mi cabeza. De lo que digo. De lo que pienso. De lo que siento. Me sale todo torcido, lleno de espinas. Hasta las cosas que digo sin querer me pesan. Cada vez que abro la boca me arrepiento. Vomito palabras sin sentido, grito desde un lugar que no entiendo, y después me quedo sola con el eco de mi voz. Me quiero callar y no puedo. Me quiero explicar y no sé cómo.
Me tiene harta todo y todos. Me agota pensar que tengo que existir en relación a los demás. Que tengo que responder, cuidar, estar presente. ¿Presente para qué? ¿Para seguir pretendiendo? ¿Para sostener vínculos que no entiendo, que me lastiman, que me chupan la energía hasta dejarme vacía? Me enferma la idea de tener que hacerme cargo de alguien más cuando no puedo ni conmigo. No me cuido. No me quiero. No me amo. No me banco. ¿Cómo se supone que voy a cuidar de vos, o de nosotros, o de un futuro que ni siquiera sé si quiero ver?
Me mando cagada tras cagada. No una, no dos. Una cadena interminable de malas decisiones, silencios estúpidos, impulsos dañinos. Y después, cuando todo está en ruinas, me siento ahí, en el medio, y me repito: “¿Qué tan bueno sería que se termine todo de una vez?” Sin cartas, sin avisos, sin dramatismo. Que se apague todo como cuando se corta la luz (Una vez a la semana).
Y sí, hay días en los que desearía que alguien me solucione la vida. Que venga con un mapa, una checklist, un orden. Que me diga cuándo levantarme, qué sentir, cómo querer. Que piense por mí. Que respire por mí. Que exista en mi lugar. Y yo, mientras tanto, ser algo más simple. Una ameba gelatinosa. Algo blando, sin órganos ni recuerdos, flotando en la nada, fagocitando otras vidas para sobrevivir. Ser feliz por inercia. No por elección. No por mérito. No por esfuerzo. Feliz porque no hay otra opción.
Ser adulta me angustia. Ser joven me frustra. Ser adolescente me da asco. No estoy en ningún lugar. Soy una transición eterna, un borrador mal escrito, un intento de algo que no se termina nunca. Estoy cansada de tener que explicarme, justificarme, disfrazarme de funcional. De tener que decir “tranqui, ya va a pasar” cuando no sé si quiero que pase. Estoy harta de que la gente crea que tener 18 años es una bendición, cuando es una trampa. Una edad de mierda donde todo parece urgente y nada tiene sentido.
Y encima están los que no lo entienden. Los que minimizan, los que opinan, los que juzgan. “Ya vas a estar mejor”, “no es para tanto”, “sos joven, disfrutá”. ¿Disfrutar qué? ¿Este vacío con wifi? ¿Esta vida podrida hasta los huesos? Inclusive los que se hacen los comprensivos son unos imbéciles, metete la comprensión en el orto, pelotudo. Ni 19 tengo, ¿qué pretenden? ¿Qué sea entera? ¿Qué tenga un plan? ¿Qué finja demencia mientras me rompo por dentro? Dejen de romperme las pelotas. Dejen de pedirme que me proyecte cuando no puedo ni sostenerme.
Déjenme querer morir en paz. Así, sin vueltas. La idea de no existir, a veces, es el único consuelo que tengo. Pensar en desaparecer me calma más que cualquier abrazo, más que cualquier palabra, más que cualquier promesa de que todo va a estar bien.
Pero no lo digo. Me callo. Sonrío. Sigo. Porque hay que seguir. Porque no hay espacio para parar. Porque nadie quiere escuchar estas cosas. Porque si lo decís muy alto, te miran como si fueras una amenaza. Así que aprieto los dientes, escribo, borro, duermo mal, me despierto peor y me pongo los auriculares para no pensar.
Y así paso los días.
Esperando que algo cambie.
O que, al menos, todo se termine de una vez, sin que yo lo pida.
Tumblr media
-jups.
de cuando la vida no era tan fea, tan insensible con los miserables y las ratas pecadoras
0 notes
jups-loves-bites · 3 months ago
Text
Tránsito de cenizas
Me arrastro por pasillos sin nombre, cada paso suena a metal gastado. Mi piel se agrieta como pintura vieja, y los fragmentos se hunden en la nada.
Ya no guardo esperanzas: solo el rastro de un latido que insiste cuando ya no hay sangre que lo alimente.
Busco un gesto tierno en rostros ajenos, pero solo encuentro miradas opacas, punteadas por indiferencia.
No sé si lloro lágrimas o diminutas piedras, pues pesan igual al cruzar mis dedos. Intento replantear mis raíces, pero mi savia se ha vuelto óxido.
En mis sueños surge un campo de girasoles cenicientos, sus cabezas inclinadas como si lamentaran la traición de la luz que nunca llegó. Cada disco negro vibra en un susurro de pólvora, anunciando la muerte antes de nacer.
Y al alba, descubro que esos girasoles estaba un Dios: alzándome hacia un sol que no existe, con la esperanza marchita en el tallo, y yo esperando florecer justo al instante en que caigo para siempre.
Así, me quedo en el silencio absoluto, un girasol sin sol, consumido en sombra, esperando que la tierra cierre su abrazo sobre el último latido de mi ceniza.
-jups.
0 notes
jups-loves-bites · 4 months ago
Text
Entrada #7
Tumblr media
¿Vieron ese momento de la vida donde te sentís podrido en carne viva? No es que estés triste, tampoco enojado. Es más como un estado crónico de desgaste, de apatía mezclada con un grito interno que no se apaga nunca. Te despertás y ya estás harto. Harto del mundo, de vos mismo, de todo lo que te rodea. Te preguntás si realmente vale la pena todo esto. ¿Vale la pena levantarse cada mañana para fingir que estás bien, para rendir, para funcionar como si no tuvieras una tormenta adentro?
Yo no sé si lo valgo. Capaz que no. Capaz que soy solo una más en esta ciudad llena de ruido y de gente corriendo para ningún lado. Mis pensamientos se sienten como fantasmas: invaden todo, ocupan la pieza, se cuelan en los rincones y arrastran consigo una vibra lúgubre, como si los santos hubieran pecado y Dios se hubiera tomado vacaciones. Todo se vuelve denso, pesado, como si respirar costara más de lo normal.
Y yo me pregunto, ¿es tan difícil sentirse bien? ¿Tan complicado es sentirse útil, valioso, merecedor de algo bueno? No quiero tanto. En serio. Solo quiero una buena nota, un chico lindo que me mire como si yo fuera más que carne, una vida simple, un capuccino caliente cada mañana y un poquito de paz interna. Eso. Nada más. Ni fama, ni éxito, ni millones. Solo eso. Sentirme suficiente para mí, no estar todo el tiempo al borde de la autodestrucción.
Estoy cansada de intentar sanar mi salud mental. Los psicólogos no sirven, se te cagan de risa. La puta que te parió, te estoy contando una inquietud, pendeja tarada. Tengo unos años menos que vos pero la verdad que sos bastante boludita. ¿Qué carajo necesito hacer para estar bien? ¿Por qué es tan jodido? Solo quiero estar sana de mente, ¿es tanto pedir? Basta, loco. Por favor. No doy más. No quiero que me digan que medite, que me abrace, que me tome un tecito. Quiero dejar de sentir que me estoy cayendo a pedazos mientras sonrío para que no pregunten.
Hay días —como hoy— en los que fantaseo con volverme errática, mandarlo todo al carajo, tomar hasta olvidarme mi nombre, drogarme hasta disolver la conciencia, desvanecerme en una nube de humo, ser asadodefaso (argentinian reference), ser bardo, ser caos. No quiero estudiar. No quiero trabajar. No quiero tener que pensar en un futuro que se siente más como una condena que como una promesa. Quiero bajarme de esta vida, al menos un rato, ver qué se siente cuando no importa nada ni nadie.
Y sí, capaz me cogería al de treinta solo para demostrarme que tengo el control, aunque no lo tenga. Que soy libre, aunque esté hecha pelota por dentro. Que me re chupe un huevo todo, todos. ¿Para qué me cuido tanto? ¿Para qué soy tan precavida, tan correcta, tan estructurada? Si al final del día, para el otro sos un cuerpo más. Una voz más. Movimiento. Apariencia. Nadie quiere saber lo que pensás de verdad. Nadie se pregunta qué anhelás, qué te preocupa, qué te duele. La empatía es un cuento que se murió en el siglo pasado.
Vivimos en un infierno moderno, lleno de odio camuflado de indiferencia, de gente que no sabe querer, que no sabe escuchar, que no sabe mirar sin juzgar. Todo es rencor, todo es competencia, todo es violencia pasiva con sonrisa de Instagram. Las cosas lindas existen, sí, pero son pocas, efímeras, y siempre parecen estar justo fuera de alcance. Como si la vida te la mostrara para tentarte y después te la sacara de las manos.
Estoy cansada. De verdad. Cansada de sostenerme, de justificar mi existencia, de ponerle onda cuando adentro no hay nada que se sostenga. A veces solo quiero desaparecer un rato. No para morir, sino para dejar de estar en guerra conmigo y con el mundo. Para ver si en algún rincón del tiempo hay lugar para alguien como yo: que siente demasiado, que piensa hasta el hartazgo, que solo quiere respirar sin culpa y sin dolor.
Y por más que suene contradictorio, sigo acá. Porque algo en mí, aunque no sé qué, se niega a desaparecer del todo. Capaz es esperanza. Capaz es terquedad. Capaz es solo costumbre. Pero estoy viva, con el corazón roto, con bronca, con cansancio, con sueños hechos mierda… pero viva. Y capaz que eso, en este mundo podrido, ya es un acto de resistencia.
Tumblr media
-jups.
0 notes
jups-loves-bites · 4 months ago
Photo
Tumblr media
4K notes · View notes
jups-loves-bites · 4 months ago
Text
Tumblr media
1K notes · View notes
jups-loves-bites · 4 months ago
Text
Entrada #6
Tumblr media
Te odio. Te odio con todo lo que no sé nombrar.
¿Flaco, qué falta hacía? Esa osadía tuya, esa manera de estar sin estar, como si todo lo que yo sentía fuera un chiste interno del que solo vos te reías. Sos tan hábil en tu indiferencia, tan profesional en esquivar el peso de los vínculos, que me dejás temblando de impotencia. Me das ganas de abrirme el pecho y mostrarte lo que hiciste, que veas los restos, las ruinas, las grietas donde aún respira tu nombre. Porque sí, todavía respira. Y eso es lo que más odio.
Tenés esa habilidad asquerosa de buscarme cuando todo te importa un carajo. Aparecés para pedirme cualquier estupidez, y yo ahí, temblando por dentro, disimulando que te amo. Y me odiás sin saberlo. Me odiás al tratarme como si fuera nada. Como si yo no te hubiera dado el alma con un moño.
Yo te amo. Te amo desde un lugar que me enferma, que me oxida, que me arrastra. Vivís en mí de formas que no te imaginás: en cada cigarro mal apagado, en cada vaso que no disfruto, en cada canción que me obliga a cerrar los ojos porque no soporto recordarte, pero tampoco puedo soltar esa imagen.
Y yo me desarmo con vos. Me derrito con solo saber que me pensaste al menos un segundo. No puedo tolerar tu atención sin enamorarme una y otra vez de vos. Es insoportable lo mucho que te amo cuando apenas existís para mí. Sos una sombra que no se borra. Y yo no sé cómo seguir con tu silueta pegada al alma.
Te odio. No quiero que me hables. No quiero que aparezcas. No quiero que sigas vivo en mí. Pero ahí estás. Persistente. Constante. Como un error que no me animo a corregir.
Y aun así, ¿sabés qué? Ojalá nunca te hubiera conocido. Ojalá no supiera cómo es el mundo cuando lo iluminás, porque ahora que se apagó, todo es más gris que antes. Arruinás todo sin tocarlo. Tu mera ausencia tiene la capacidad de destruir mis días más lindos. Me arruinás las mañanas. Las tardes. Los atardeceres que deberían ser bellos y, sin embargo, me dejan llorando con el sol en la cara.
Intenté reemplazarte. Lo juro. Pero los cuerpos ajenos no me saben a nada. No me responden como lo hacía el tuyo, incluso en el silencio. Nadie tiene tu risa. Nadie tiene tu forma de mirar sin decir nada y decirlo todo.
Hijo de puta, cómo te amo. Y eso es lo peor. Que en esta rabia desmedida, en esta necesidad agónica, en esta escritura desesperada, todavía estoy deseando despertarme con tu olor, con tu cabello despeinado, con tu cuerpo pegado al mío como si el mundo no fuera capaz de separarnos.
Te odio. Y ese odio, lo sé, no es más que amor en carne viva. Amor que ya no tiene dónde ir. Que se pudre en mí como un ramo de flores marchitas que no tuve el valor de tirar
Tumblr media
-jups.
0 notes
jups-loves-bites · 5 months ago
Text
Entrada #5
Tumblr media
Se me está haciendo costumbre escribir. No porque tenga algo particularmente brillante para decir, sino porque cada día la soledad me consume un poco más. Igual, ni siquiera sé si es soledad o qué. Es como una mezcla rara entre euforia y ganas de mandar todo al carajo, de dejar que el destino haga lo que quiera conmigo. Total, ¿a quién le importa dónde vamos a parar? Es un delirio de cada uno pensar que le importamos al mundo. Al final del día, a nadie le importa nada. Medio nihilista lo mío, pero bueno.
De nuevo con el mismo quilombo de siempre con mis amores. La verdad, ya me da igual. Que vaya a ilusionar a otra pendejita de 18, yo me aburrí. No de él, sino de esta rutina absurda, de hablar por hablar, de la falta de piel, de abrazos, de sentir algo real. Pero en fin, no vengo a eso.
Arranqué la facultad. Esa sociedad sobrevalorada. ¿Realmente es tan importante hacer amigos? Porque si la idea es rodearse de gente superficial, mejor paso. Son todos iguales. O con aires de superioridad que dan vergüenza ajena. Hablas quechua, Mariana, no te hagas la blanca aria solo porque vivís en Capital. Te hace quedar más boluda todavía.
En cuanto a la carrera, bien, supongo. Aunque siento que debería meterme más presión. No quiero tomarme las cosas a la ligera y después andar llorando como perro abandonado cuando todo se me venga encima. Pero a veces es complicado, sobre todo cuando no tenés un círculo con quien compartir esos pensamientos que no se pueden decir en voz alta sin que te miren raro. Así que acá estoy, volcando todo en este blog sin destinatario, escrito por un adolescente con aires de querer cagar más alto de lo que da el culo.
Encima la terapeuta ahora flashea jueza de la moral. Como si mi cabeza necesitara más ruido. Si quiero adoptar un gato, ¿cuál es el problema? Estoy enamorado, no porque un provinciano se me cruce voy a dejar de estarlo. Pero estas son las cosas que no puedo decir sin que se me escapen con un poco de rabia.
A veces la poesía no alcanza. No sirve para apaciguar esas pequeñas miserias que se te clavan todos los días. Esas que te pesan en el pecho cuando te acostás y te preguntás qué carajo estás haciendo con tu vida. Y peor todavía, por qué te queda tanto tiempo para seguir viviéndola.
La puta madre.
Tumblr media
-jups
¿Por qué no citar a una de las grandes justo en este momento?
1 note · View note
jups-loves-bites · 5 months ago
Text
Entrada #4
Tumblr media
Quién iba a decir que iba a escribir dos días seguidos. Supongo que hay cosas que simplemente necesitan salir, aunque no sepa bien cómo ponerlas en palabras sin que se me quiebre la voz. Hay sentimientos que no se van, que se quedan flotando como pensamientos sueltos, y por eso los escribo.
Le hablé. Después de tanto tiempo sosteniendo su ausencia como un peso en el pecho, después de meses enteros convenciéndome de que ya no importaba. Y me pidió perdón. Por todo. Por irse. Por no darse cuenta antes. Supongo que eso debería calmarme, darme algo de cierre, pero en realidad solo me dejó en otro limbo, uno donde sé que me quiere, pero no lo suficiente.
Porque sigue con él. Y yo, otra vez, me quedo en el margen, en la periferia de su vida. Viéndolo amar como me gustaría que me ame, viéndolo entregar todo lo que un día soñé recibir. Y no quiero ser cruel, pero me duele. Me duelen sus manos sobre otra piel, sus palabras que no son para mí, su amor que se gasta en alguien más mientras yo lo amo en silencio, como siempre.
No sé bien cómo funciona esto. No sé si algún día voy a poder quererlo de otra forma, sin esta necesidad de ser yo el motivo de sus desvelos, de sus canciones, de sus abrazos. Pero lo amo así, pasivamente, en la distancia, en los espacios vacíos donde él no sabe que existo de la manera en la que me gustaría existir. Y me aferro a lo poco que tengo, a las conversaciones sueltas, a la sensación de que, al menos por un rato, también me piensa.
Quizás nunca haya sido suficiente, quizás nunca lo sea.
Me gustaría que un día ya no duelas, que no peses, que no seas la sombra de cada noche en vela ni la melodía de cada canción que no puedo escuchar sin que se me cierre la garganta. Pero hasta que ese día llegue, hasta que te vayas de mi alma, hasta que deje de pensarte con cada bocanada de aire frío en invierno, solo me queda quererte así.
Sin que lo sepas, sin que lo notes.
Sin que te importe.
Tumblr media
-jups.
0 notes
jups-loves-bites · 5 months ago
Text
Entrada #4
Tumblr media
Hoy no sé si esto es una entrada de mi vida o algo más. Tal vez ambas. Tal vez ninguna. Lo único cierto es que es improvisado, como un pensamiento que se desborda sin permiso.
No aguanto más. No aguanto más tu ausencia, tu no indiferencia, mi incertidumbre constante. No aguanto más no entenderte.
Hace dos meses fue tu cumpleaños, y como siempre, no te saludé. No sé bien por qué, pero de algún modo, siempre estamos lejos en esas fechas. Recuerdo que no te gustaba festejar—¿seguirá siendo así?—y aun así, me gustaría que algún año al menos pudiera dejarte una carita feliz y decirte cosas lindas, como las que vos me dijiste a mí. No sé si enamorado en ese entonces, pero lo hiciste. Y fue lo más hermoso que alguien haya escrito para mí, porque venía de vos.
Sé que no me creerías ni en mil años, pero es verdad: yo, Júpiter Iñaki, te amo y te elijo cada día de mi vida. Mis poesías, mis pensamientos, la música que escucho, las danzas solitarias en la noche intentando anularte un poco… todo termina floreciendo como un ramo de girasoles que derraman delirio de adoración.
Hesité mucho antes de volver a contactarte. En el fondo, sabía que dolería. Siempre duele. Pero aun así, me decidí a contarte mi mayor logro: entrar a la carrera en la que me viste sufrir. Vos fuiste testigo de cómo me quemaba la cabeza, de cómo me angustiaba. Incluso te preocupaste. Pero lo logré. Porque quiero llegar lejos, porque todavía resuenan en mí aquellas conversaciones donde te decía que ya no quería morir, que quería seguir, que quería ver qué nos deparaba el mundo. A los dos.
Tu respuesta me paralizó. Fue fugaz, como un sueño que no sabés si pasó o lo imaginaste.
Y ahora me pregunto: ¿qué será de mí sin vos? ¿Qué será de mi mente sin tu voz resonando entre mis pensamientos? Fuiste mi mayor confidente, mi todo. Y ahora, en tu ausencia, el mundo se siente más callado, como si le faltara un matiz, un eco familiar que me recordaba que no caminaba solo.
Pero sigo andando, no detrás tuyo, sino en paralelo, habitando la misma brisa, bajo el mismo cielo. A veces, me gusta pensar que aunque no podamos vernos, seguimos creciendo bajo la misma luz. Y si algún día el tiempo nos encuentra en la misma estación, que sea la primavera. Y que cuando estire mi mano, la tuya ya esté ahí, y simplemente caminar juntos, por fin.
Tumblr media
-jups.
0 notes
jups-loves-bites · 9 months ago
Text
La Eternidad de los Pasos Perdidos
No podría decir cómo llegué allí. La estación de tren se desdibujaba entre sombras opacas, en un gris inmenso y turbio, como si el tiempo y la luz se hubieran rendido, prisioneros de un pasado que no se disolvía. Vagaba entre rostros y figuras que parecían estar allí sin voluntad propia, rostros que conocía sin recordar sus nombres, sombras arrastradas por una espera de la que nadie quería hablar. Era como si aquel lugar fuera un umbral eterno, suspendido entre el ser y el no-ser.
No recuerdo haber decidido saltar, pero de pronto mis pies estaban ya en las vías. Sentí, antes de caer, el rugido oscuro del metal aproximándose. Y entonces, el impacto: un dolor que cortó la realidad como un relámpago y, después, un silencio definitivo. Sin embargo, no fue el fin. No sentí la disolución ni la fuga hacia la nada que uno podría esperar de la muerte. En lugar de eso, mi consciencia flotaba sobre mi cuerpo destrozado, como un último eco que se niega a desvanecerse.
Miré el amasijo de carne y huesos en el suelo, y lo vi como algo ajeno a mí. Algunos curiosos se acercaron, sus rostros torcidos entre el horror y la indiferencia al ver mi cuerpo destrozado por la maquinaria que tenía restos de lo que hacía un momento, era yo. Ninguno era capaz de ver el leve humo que mi ser se había vuelto, ese espectro ligero y persistente que permanecía en el andén, atrapado por alguna fuerza sorda.
Entonces, una voz emergió de algún rincón sin forma, no como un sonido, sino como una presencia que sentí en el centro mismo de mi ser. Aquella voz me anunció, con una frialdad impersonal: "El cielo no es para ti". La palabra se quedó flotando en mi mente, y por más que intenté aprehenderla, su significado se escapaba como un hilo de humo. No había reproches ni promesas de redención. Sólo el vacío de una opción irrevocable: podía permanecer entre los vivos como un vestigio, o descender.
Bajé.
Al abrir los ojos, me encontré en un espacio que no tenía ni principio ni fin, ni forma que mi mente pudiera captar. La geometría era absurda, casi una broma siniestra: paredes blancas y lisas que encerraban un parque de árboles secos, donde las flores eran sombras y el césped una pintura sin volumen. Aquel paisaje, tan nítido como impersonal, respiraba una calma que me helaba hasta los huesos, una paz helada y despiadada. Supe entonces que ese lugar era el infierno, pero no el de los mitos y las leyendas, sino uno peor, porque carecía de toda posibilidad de cambio.
Mientras deambulaba, aún incrédulo, dos figuras se aproximaron desde algún rincón de ese espacio sin tiempo. La primera tenía la piel ajada, el rostro exhausto y los ojos fríos y oscuros de alguien que ha presenciado demasiado. Era a quien llamamos Jesús, pero no el redentor que uno espera; más bien, su figura era la de un hombre vencido, sin el menor interés en aliviar la carga de los demás. La segunda figura era el ángel caído, Lucifer, y en él había una belleza inquietante, algo que parecía casi humano si no fuera por sus alas cercenadas de una forma un tanto clandestina según se veía, con restos de plumas ensangrentadas que apenas colgaban de sus escápulas. Me miraba con una ironía suave y un leve brillo de tristeza en la mirada, como si él mismo no hubiera comprendido nunca la naturaleza de su condena.
—Bienvenido, aunque no hacen falta presentaciones —dijo Lucifer, su voz resonando en el vacío como un eco que se absorbe a sí mismo.
Jesús me observaba con una mirada vacía, no de indiferencia, sino de alguien que ya no espera. En sus ojos vi reflejada mi insignificancia, y de algún modo supe que no estaba aquí para comprender, que mi propia pregunta carecía de sentido.
—¿Esto es el infierno? —pregunté, sintiendo cómo la desesperación comenzaba a aferrarse a mí con sus garras invisibles.
Lucifer asintió, con una sonrisa lánguida.
—Es el infierno de los resignados, de los que esperan sin esperanza. Aquí no hay llamas, ni tormento; sólo la eternidad de saber que no hay nada más allá —respondió, mientras sus ojos fríos y luminosos penetraban en mi vacío.
Miré alrededor, y el lugar se deshacía y recomponía a cada parpadeo. Había otros como yo, figuras que deambulaban entre los árboles, como sombras atrapadas en un ciclo interminable de pasos que no llevaban a ningún sitio. Sentí el peso de aquella eternidad colgando sobre mi pecho, y me pregunté cuánto tardaría en convertirme en uno de esos espectros, cuántas veces recorrería ese mismo parque sin llegar jamás a ninguna parte.
Intenté preguntarles a esas figuras algo, cualquier cosa, pero sus labios se movían en un lenguaje sin sonido, sus voces apagadas antes de nacer. Supe entonces que estaba atrapado, que mi voz también se desvanecería hasta ser nada, hasta ser parte de ese silencio que todo lo engullía.
Jesús, entonces, me habló sin mirarme, como si estuviera pronunciando una sentencia ineludible.
—Este es el lugar de los que buscan respuestas en el vacío. Aquí, no hay redención ni condena, sólo la certeza de que tus pasos nunca alcanzarán otro destino que este mismo lugar —dijo, sus palabras flotando en el aire como cuchillas sin filo.
Lucifer me condujo por un sendero que se hundía en el suelo, y en cada paso sentía cómo mi cuerpo se volvía más ligero, menos tangible, como si estuviera perdiendo mi propia sustancia. Llegamos a una abertura, una especie de puerta hacia un espacio aún más oscuro y profundo, donde las sombras eran tan densas que parecían contener toda la desesperación del universo.
—Si deseas, puedes intentar ascender, quejarte ante el cielo y pedir una respuesta. Muchos lo han hecho, pues todos pecan de santos, pero pocos lo logran —murmuró Lucifer, con una sonrisa amarga que me despojó de toda esperanza.
—¿Y qué posibilidades tengo de ser escuchado? —inquirí, aunque la pregunta me sonaba ridícula incluso a mí.
Jesús sólo negó con la cabeza, y sus ojos eran pozos vacíos, dos abismos de donde no brotaba compasión alguna.
Sin más opciones, decidí no ascender. Observé el paisaje enmohecido de aquel infierno blanco, y sentí una resignación profunda, un vacío que se extendía en mí como una enfermedad lenta. Me crucé entonces con una figura conocida: una amiga de la infancia, alguien a quien apenas recordaba pero que, de algún modo, seguía viva en mi memoria. Nos miramos en silencio, y comprendimos sin palabras que nuestras muertes habían sido un accidente separado, un camino en la oscuridad que habíamos recorrido sin saber que nos conduciría aquí.
Pasaron los días, aunque el tiempo allí era una ilusión burlona. Pronto dejé de contar las horas y los pasos, y me convertí en un espectro más, en un eco sin voz en aquel espacio sin salida. De vez en cuando, lograba retornar a la tierra, vagar entre los vivos, pero nunca lograba hacerme notar. Cada intento de volver a conectar con lo que había dejado atrás se diluía en el mismo vacío que impregnaba ese limbo.
Los siglos pasaron sobre mí como un manto de sombras, y mi propio recuerdo fue disolviéndose en el aire, hasta que mis pensamientos no fueron más que ecos sin contenido. La eternidad en el infierno no era el dolor, ni el castigo, sino la perpetua confirmación de que no había nada por qué esperar, ni por qué luchar. Era el silencio eterno, una espera sin fin, una condena sin rostro, en la que los pasos se pierden y la memoria se consume como una llama sin oxígeno.
A veces, Lucifer aparecía de nuevo, observándome en la distancia, con sus alas laceradas y una mueca triste en el rostro, como si en algún rincón de su ser él también estuviera condenado a esa espera. Y en sus ojos había una pregunta muda, una esperanza muerta que nunca sería respondida, como si él también fuera prisionero de una eternidad que se burlaba de toda lógica.
Nunca dejé de preguntarme si algún día llegaría a comprender la razón de mi condena, o si esa pregunta sería, como todo allí, otra sombra entre las sombras, otro eco en la inmensidad de los pasos perdidos.
-jups.
0 notes
jups-loves-bites · 1 year ago
Text
Entrada #3
Tumblr media
Definitivamente no sirvo para la constancia pero hoy, hoy se me dio por escribir y entre tantas cosas que me pasan últimamente, ya no se bien cómo expresar todo en palabras y sin llorar en el vano intento de probar algo nuevo, que sepa distinto y no al sabor dulce al que tanto acostumbro.
Hoy quiero hablar no de un algo o una situación, sino de un alguien, un amor cliché de muchos años, esos que a uno le cuesta superar por más experiencias que se acumulen. Ese amor que nunca llegó a ser amor pero que destruyó el alma como si lo fuera, vuelve en formas oníricas para siempre desaparecer, dejando huellas, dejando heridas y poco que creer.
Nunca entendí mi fascinación por lo que no se puede alcanzar y él es el mayor ejemplo de eso, un estereotipo que siempre se repite pero llena un vacío que nadie puede ocupar, no sé bien por qué realmente.
Llegó de una forma rara, casi que intrusiva pero, pasó el tiempo y se quedó, no por largos instantes de tiempo pero se quedó, algo como un amigo de la infancia, con quien no tengo fotos porque para mi colmo, no estamos muy cerca, lo suficiente para mantener un vago anhelo de lo que podría ser, pero lo suficientemente lejos para impedir la ilusión, el desenfreno y el deseo de lo que nunca podrá ser nuevo.
Hoy una vez más, hablo desde el te extraño y no un te quiero, hablo desde el anhelo y no desde el presente. Una vez más quedan palabras sueltas en algún vasto lugar de mi mente, que no pueden ser dichas por miedo a no triunfar en el propósito con el que fueron pensadas. Quedan encerradas canciones que me remontan a noches en vela en que las lágrimas tenían nombre y apellido.
¿Qué puedo hacer? Si yo ya no soy quien decía ser, porque no estás, porque no te veo un día más, porque no soy yo el motivo por el que te desvivas, nunca voy a ser yo ¿No?
Siempre fuiste vos y yo nunca fui y es en esa esperanza de serlo en la que me aferro a tener un lugar en tu mente, en tu repertorio de canciones o que, al menos tu nombre salga de mi boca, porque vos amor, sos cada amanecer de invierno, cada cigarrillo encendido con culpa, cada mala costumbre y cada calma junto al mar cada vez que viajo a la costa que a vos tan poco te gusta.
Es por todo esto, que hoy, una vez más, tengo la esperanza de un día despertarme y que salgas de mi alma, de mi universo creado únicamente para vos y solo para vos, ojalá algún día pasen todas esas cosas que te hagan feliz, porque a vos, gran amor, te deseo todo lo mejor.
Tumblr media
-jups.
0 notes