kaeleme
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Call me what you will
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Escritos propios, a modo de reflexión o simplemente por crear. Me gusta conocer y aprender.
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kaeleme · 1 month ago
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Miro
Me ahogo en ideas que se llenan de cordura, arneses que impiden que la sublevación de su figura acapare todos los escaparates de mi mente. Me pierdo en recordar sus ojos y su sonrisa, en esa sensación de complicidad cuando nuestros cuerpos se entrelazan. ¿Es así siempre?
Y el miedo a no ser especial carcome esas ideas, las corroe de una espesa brea y las ancla a la desesperación.
Su sutil hablar, sus pequeños gestos que hablan de un afecto verdadero, se ven opacados por la sensación de trivialidad. Nada es importante en un mundo de caretas, donde la puesta en escena termina en ese pequeño escenario. Entonces me apago, me pierdo, me deprimo, porque aquello que anhela crecer no encuentra sustento en las acciones.
Entonces me alimento de mi mismo, en una incipiente vuelta al canibalismo, donde dejo todo para que una semilla brote.
Lleva tu nombre, uno que no recuerdo, otro que es ficticio. Lleva tu historia, una que voy conociendo, una que no imagino.
Lleva mi voluntad y hasta ahora, no lleva la tuya.
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kaeleme · 2 months ago
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Antes del anochecer
Latente e inconmensurable, por años de acopio y patrones que se repiten.
Allí está otra vez, frente a la rabia que lo inunda y que luego es opacada por su mente. El sentir es limitado y el deber se levanta como el único camino a seguir.
Algo está mal y no es volver a donde el ambiente lo condiciona y el sentir es reprimido, es su pensamiento reflexivo que origina sensaciones que desvelan algo en su interior.
Lo reprimido, lo ocultado, aquello que se niega busca su espacio y da forma a un sujeto alejado, completamente, de quien se considera en realidad. Se pierde en formas de canalizar aquello, cuando lo único que desea es estallar.
El colapso inminente tienen un fin, tan despreciable que el mismo lo aborrece, pero tan tentador que lo sigue nutriendo cada vez que recoge esa ira y alimenta su interior.
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kaeleme · 5 months ago
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Vengadores (El retornado)
"En el pináculo del poder, de la existencia misma, todo pierde sentido para el guerrero más fuerte"
Los años de travesía pasaban la cuenta en su demacrado cuerpo, las múltiples batallas habían dañado tanto su psiquis, que los enemigos aparecían por todos lados. En el constante combate mental, un cuerpo alerta las veinticuatro horas y la alimentación deficiente, forjaron desde el guerrero mediocre, a un veterano de mil batallas.
Con la experiencia adquirida y sin un rumbo claro, creó su propia filosofía de vida, una donde dando lo mejor de sí, no tendría nunca arrepentimiento alguno en morir en batalla, fue entonces cuando encontró la senda apropiada, la ruta de la batalla.
Se embarcó, en solitario, en audaces campañas, exponiendo su experiencia y vida en cada trabajo, ganando admiración y reputación en su proceso. Día tras día, año tras año, fue forjando su nombre en batallas, creando el rumor en sus adversarios que "el viejo forastero" estaría en la batalla. Muchos pelearon a su lado y perecieron en guerras olvidadas y otros, admirando su valor y perseverancia, decidieron seguir el camino de aquel extraño hombre.
Dentro de aquellos guerreros destacaban Ed, el del mazo grande y Juanma de la daga silenciosa. Poco a poco se unían a las mismas batallas del viejo, peleaban a su lado y protegían sus flancos cuando éste se lanzaba a lo loco al campo de batalla. Disfrutaban de ver sus masacres, como si una especie de nostalgia los invadiera y sedujera hacia él. El viejo lo sabía, pues no era primera vez que se topaba con ellos.
El renombre del anciano crecía, sus logros en batallas a poca escala, iban captando la admiración de novatos y aunque no formase ningún grupo de mercenarios, su estilo de batalla los atría fuertemente.
Así a los nombres de Ed y Juanma, se sumaron los de Dani de las manos veloces, Rogger el loco, Rigardo el corazón de léon y Victoria la dama de la fortuna.
Con un grupo ya formado de constante luchadores, el vejestorio comenzó su plan de batalla. Los convocó a todos en una taberna y les propuso lo siguiente.
-Me ahorraré la cortesía y las presentaciones. Hemos estado en numerosas batallas juntos y confío plenamente en vuestras habilidades, pero ustedes sólo han visto mi faceta y hoy les presentaré mi corazón- Señaló el abuelo mientras extendía sus manos sobre la mesa.
-Mi lucha no tiene un fin, es una batalla constante contra la injusticia y la búsqueda de venganza, venganza de una historia que ustedes también fueron parte, pero que, por azares del destino, sólo yo recuerdo. Llámenme un viejo loco, pues de cierta forma lo estoy, pero quiero compartir con ustedes, esta nueva campaña contra el mal que pulula en este reino-
El viejo los miró uno a uno, esperando alguna reacción a sus palabras, pues estaba siendo lo más sincero que podía, sin caer en la burla de un ebrio hablando payasadas. Las gentes le oyeron con cautela, pues en cada uno de los guerreros, algo resonaba con verdad. ¿Eran las palabras de aquel viejo una simple joda o una especie de faro que encaminarían sus destinos?
-Formaré un clan llamado Enemys, seremos enemigos de todos aquellos que se atrevan a desafiar nuestros ideales, honor y gloria, dinero y poder, la banalidad no cruza nuestras mentes ni domina nuestros corazones, nosotros luchamos porque esa es nuestra razón de ser y en el fondo, cada gladiador de esta mesa lo sabe. Hay algo que buscamos en las batallas, una parte de nosotros que se encuentra perdida entre espadas magulladas y escudos rotos. En el fulgor de la lucha, en el sudor helado de no saber si regresaremos con vida, en cada uso de nuestras armas, vamos ganando haciendo nuestro camino. Todos comenzamos en distintos lugares, pero créanme, que vamos todos a la misma dirección-.
Algunos de los personajes en la mesa, no pudieron soportar una nostalgia en sus entrañas, Ed soltó un par de lágrimas mientras las camuflaba comiendo un pan. Juanma asintió escondiendo una sonrisa con su capucha. Victoria lo miró con firmeza y le preguntó
¿Eres Klm?
La pregunta le nació del inconsciente, como si de un recuerdo de otra vida se hubiese manifestado. Sorprendida incluso con su pregunta, esperó la respuesta del abuelo. En la mesa un silencio incómodo se presentó y aunque la mayoría conocía la respuesta, esperaron las palabras de la boca del señor.
-Sí, yo soy Klm-
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kaeleme · 1 year ago
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Sujeto 16
Cuando llegó el turno de evaluación de éste sujeto, pidió unas condiciones bastante extrañas para medir sus capacidades.
Primero pidió que si se demostraban sus habilidades, que se borrara su información personal y contacto, que simplemente quedaría como un sujeto de pruebas positivo.
Su segunda condición fue la forma en que se iba a evaluar sus habilidades. Solicitó una sala grande, con al menos 10 personas sentadas, donde se les pidiese estar allí por 20 minutos y hacer lo que sintieran que tenían que hacer. El sujeto 16 estaría entre ellos sin que se revelase que él era el sujeto a evaluar y que no tuviese contacto previo con ninguno de los participantes.
Se aceptaron sus condiciones para evaluar sus capacidades y el día de su prueba, demostró por qué era quien era.
Ese día, la sala tenía 20 personas con la orden dada. Anteriormente, sujeto 16 había escrito un papel que se debía leer al final de la prueba. Durante los 20 minutos que pasaron, sólo hubieron 3 interacciones. Un sujeto se sacó sus zapatillas, otro se levantó y se sentó en el suelo y por último, una chica comenzó a hacerse una trenza con su cabello. Los demás estuvieron sentados y tranquilos, al igual que el sujeto 16.
Una vez retirados los demás participantes, el evaluador leyó el papel, donde sujeto 16 había escrito lo que justamente había pasado. " Una persona se sentará en el piso, otra persona se sacará su calzado y una tercera comenzará a jugar con su cabello"
La sorpresa fue tremenda y cuando quiso preguntar qué había hecho, sujeto 16 sólo se limitó a sonreír.
Una vez compartido los resultados, los investigadores que llevaban el estudio quisieron ver este proceso, por lo que pidieron repetir el experimento. Sujeto 16 accedió y pidió similares condiciones.
Esta vez fueron 10 sujetos nuevos, incluido 16. Se repitió el procedimiento, él escribió en un papel, pasaron 20 minutos y se volvió a leer al finalizar.
No era sorpresa que durante la evaluación se volviese a generar lo que sujeto 16 había escrito en su papel.
Los investigadores consultaron qué tipo de "poder" tenía para poder acertar aquello. ¿Clarividencia?
Sujeto 16 sólo se reía y reveló su don.
"Simplemente manifiesto mi voluntad en otro y éste tendrá la necesidad de hacer lo que pienso pensando que es propia"
Su explicación era inverosímil, porque significa que podía hacerlo sin interactuar directamente con las personas, sin conversar, sin tomarse, sin mirarse, simplemente estar sentados en el mismo lugar por un tiempo determinado.
Dado que la experiencia se repitió hasta 4 veces más, se concluyó que sujeto 16 tenía esa habilidad y por expresa petición al iniciar la investigación, sus datos fueron eliminados quedando sólo con su alias.
Esta evaluación fue uno de los pocos casos positivos que se dieron en el estudio de personas con capacidades especiales que se realizó en el año 2017.
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kaeleme · 1 year ago
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De mí para ti
El malestar era inevitable, porque en algún lugar de su mente, la posibilidad de volver a confiar estaban, pero las acciones incongruentes pesan.
Era su malestar y nadie más que él lo había provocado. Teniendo claridad del asunto, volvió a dudar y esa duda lo intoxicó.
Un bals de mentiras y un deseo enorme por querer liberar una verdad que va en contra de lo aprendido. No puede mostrarse débil y abierta con quien cree que le ha fallado y aún así, intenta una vez más enmendar el camino sin asumir las consecuencias.
La pequeña danza de una niña sin sentirse protegida ni amada incondicionalmente, su propio ser sabotea lo bueno, porque no entiende que algo así le suceda. Acostumbrada desde la infancia a ser una opción, forjó su personalidad en base a la independencia y creación de un ego tóxico, mismo ego que le impedirá encontrar el descanso para su niña interior que no para de bailar para ser el centro de atención.
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kaeleme · 1 year ago
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Solo
Nos sentamos juntos en un bar que él conoció hace unos días, pidió una promoción de shops y una porción de papas fritas mientras veía como sus gustos por cosas dulces había cambiado. El mesero se retiró y pude ver su mirada perdida y opaca. Carecía del fuego de antaño, aquel que emanaba chispas de esperanzas en su hablar y aún así, con ese rostro caramelizado por el sol y la tierra, lucía tranquilo y plácido. Si sólo me quedase con la primera impresión, quedaría con la sensación que estaba muerto, pero ahondando en sus pensamientos entendí que había llegado a un estado que no hubiese podido imaginar en el pasado.
El primer shop llegó junto a las papas, tomó un trago largo y luego comió un poco de los tubérculos, paró de masticar y volvió a perder la mirada en el vacío. Aquella sensación me perturbaba, me hacía sentir que estaba en un estado melancólico/depresivo, pero a la vez se sentía inquebrantable.
¿Qué más se puede romper un hombre roto? Fue la pregunta que me hice al verlo.
De vez en cuando miraba a la gente, escudriñaba todo lo que tenían para mostrar hasta que se bebía otro trago de su cerveza (una rubia para empezar). De pronto, una chica se nos unió, pidió un encendedor que mi amigo negó rápidamente (ya que no fuma), luego la chica volvió para pedir la silla desocupada y finalmente, luego de varios minutos entre medio, comenzó a charlar con él. No me había percatado que su físico había cambiado con notoriedad. Sus facciones estaban más marcadas, su mentón largo resaltaba su quijada, su cabello a media melena le daba ese look ochentero de rockero desgreñado, su cuello lucía grueso y firme, como sus hombros y brazos. Estaba más delgado, lo bastante para darme cuenta de que ya no era el gordo de antaño, sus brazos se veían fuertes y tonificados, podía ver como la playera se marcaba en sus bíceps.
Es un gran cambio le dije y él sólo asintió mientras miraba a los ojos a la chica. Ésta se marchó al rato sin lograr avance alguno con mi camarada. Él siguió bebiendo hasta terminar su primer trago y el plato de patatas. Pidió el segundo mientras suspiraba en su interior y la sensación de hastío golpeaba mi corazón.
En un momento creí entenderle, ver lo que veía y sentía al estar parado sobre un páramo desolado, pero la emocionalidad que me embargaba no se reflejaba en él, había sobrepasado el condicionamiento por sus sentimientos y se mantenía estoico frente al abismo. Tomó el segundo Shop en dos tandas mientras intentaba recuperarme de la impresión, llamó al mesero, pagó su cuenta y se marchó. La chica de la otra mesa hizo comentarios a su amiga mientras él se marchaba, dejándome atrás como lo hizo con su emocionalidad, como lo hizo con todo aquello que le perturbaba su paz.
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kaeleme · 1 year ago
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No importa (parte 2)
Envolví mi pecho con mis manos, imaginé el agua cayendo, me daba la sensación de una purificación momentánea del malestar, mi dolor y yo abrazándonos en una contenedora muestra de aceptación.
"Salí del agua" con la sensación de haber hecho algo bien, con un renovado bienestar mental. No sentía ninguna pizca de dolor, la cicatriz estaba en la pierna y mi pecho no dolía. Acomodé la cabeza en la almohada y dormí rápidamente.
Pasaron varios días sin recordar lo que había sucedido, la premura de la cotidianeidad y la presión laboral, no me dieron tiempo para pensar en nuestro dolor, hasta que un día jueves, casi llegando a medio día, sentí algo en mi pecho. Fuera del sudor habitual, algo espeso caía por mi esternón, busqué un lugar a la sombra y revisé dentro de mi ropa hasta encontrar una herida profunda, que iba desde mi tetilla izquierda hasta la mitad del pecho, de forma vertical. Podía ver las capas de grasa y músculos abrirse paso frente a la pequeña cascada de sangre. Me giré hacia todos lados para evitar que me vieran, me escondí en un baño y me saqué la ropa para ver con atención mi herida, sólo allí pude sentir un dolor más fuerte que los anteriores. Mi cuerpo ardía, no sólo donde estaba la herida, si no en todo mi torso, me quemaba la carne y cerca del tajo, sentía el palpitar de la carne y cada brote de sangre salir por "qué sé yo" que hubiese dentro. Comencé a marearme por el susto o por la pérdida de sangre, ni tiempo tuve para cuestionarme cómo me había dañado esa parte, porque ya sabía que ese dolor era mío.
Puse mi mano en mi pecho, con la intención de tapar el sangrado y pude notar un pequeño murmullo opacado.
I´m here- Y entendí que ya algo me estaba pasando gravemente.
Otra vez estaba hablando con mi herida, con una que no sabía de dónde venía, que lloraba sangre y que se cura por si sola, que se traslada por mi cuerpo y desaparece cuando estoy ocupado. Volvía a hablarle con mi mente, para que se calmase y poco a poco, se cerró hasta dejar de sangrar, pero otra cicatriz adornaba mi pecho.
Nunca fui un sujeto pretencioso con mi aspecto, pero las cicatrices si marcaban un antes y después en mi carne, al verlas podía sentir el dolor, así que evitaba mirarlas.
Salí del baño más calmado, tomé mis labores habituales y seguí mi día como si nada. Salí del trabajo, volví a casa, estuve bajo la ducha y no hubo señales de ella.
Cinco semanas pasaron desde el último incidente, las cicatrices estaban allí sin sangrar, hasta que un día, de vuelta en el metro a mi casa, una canción me llegó al corazón. Recuerdo que era un tema que escuchaba mucho cuando conocía a cierta persona y que dejé de escucharle poco después de haber terminado con ella. Un simple tono hizo vibrar todo mi cuerpo, pero supe mantener la compostura, hasta que la misma música de mi reproductor, me dio el empujón final. "Sueño con serpientes" era la siguiente canción y en mis ojos las lágrimas se dibujaron sin titubear, mi memoria se proyectó hacia esos días y pude escuchar su voz por sobre la música en mis audífonos, por sobre la canción que evocó su recuerdo, por sobre el ruido infernal del metro. Su voz quebró mi espíritu y de mis ojos cayeron un par de lágrimas que pronto no pude contener. Un torrente comenzó a caer y caer mientras mi boca tarareaba la canción y el aroma y sabor a hierro puso en alerta mi melancólico ser. Ya no eran lágrimas las que caían por mi rostro, era sangre que brotaba desde algún lugar que no podía identificar. Salí en la próxima estación corriendo del metro, con miedo a la vista de los otros. Me escondí al final del andén para revisar mi rostro. Mis ojos estaban hinchados y rojos por el llanto, más arriba, en forma diagonal, una herida cruzaba desde mi ceja derecha hasta un poco más abajo de mi incipiente pérdida de cabello. Usé mi teléfono para ver la herida en su magnitud y pude ver como el cráneo palpitaba con cada gorgoteo de sangre. Pronto, sentí una presión tremenda en mi cuerpo, como si la gravedad comenzara a subir poco a poco hasta doblegar mis piernas, como si la tierra estuviese atrayéndome hacia el suelo y sepultarme con ella. No era sólo la gravedad lo que me tiraba hacia el suelo, también el dolor, un dolor aplastante que se extendía desde cada punta de la herida, hasta crear óvalos y óvalos cortantes por mi cuerpo, iguales a las ondas que se crean en el agua calma mientras cae un objeto. Mis rodillas tocaron el piso, mis manos agarraron mi rostro para no ver ni sentir más, el sufrimiento que había aceptado me estaba comiendo, pues no sólo sentía el pesar de la frente, también el calor del pecho y la humedad de la pierna. El dolor lloraba desde mi piernas hasta la cabeza, resonando en mi pecho con ganas de salir.
Le volví a abrazar, pero ya no era suficiente. Le volví a hablar, pero ya no me escuchaba. Le volví a aceptar, pero ya no me quería.
Entonces ya nada me importó y lloré por todo el dolor que llevaba cargando hace tiempo, lloré por esas canciones que aguanté por semanas, por la cantidad de tiempo que le dediqué al trabajo sin pensar, por todas las horas en la que me perdí de vista para no pensar.
Dejé ser libre al sufrimiento y me dejó con bellas cicatrices sonrientes.
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kaeleme · 1 year ago
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No importa (parte 1)
Sumido en mis pensamientos, no medí mis fuerzas y en una paleada pasé a llevar mi pierna izquierda en la canilla.
El dolor del metal cortando la carne y golpeando el hueso fue rápido. El malestar subió como un rayo por mi pierna hasta mi cabeza para maldecir a todo el mundo por mi sufrimiento. Un caldo de preocupación acalló mis receptores del dolor y fijé mi atención en como poco a poco, mi pantalón se teñía de un carmesí oscuro.
Levanté mi ropa y pude ver que el golpe no fue tan leve como pensaba, la carne abierta y la sangre emanando daba la impresión de que aquello necesitaría sutura, pero antes de dar aviso de mi urgencia, un cálido sentimiento me abordó, me sumergió en la mudez y me hizo pensar: ¿Qué es esta sensación?
Me escondí para que nadie viese mi situación, corté un trozo de tela y lo puse alrededor de la herida para que dejara de sangrar. Lo apreté con fuerza y pude sentir un pequeño llanto.
Me hice el loco el resto del día, incluso marché a casa sin ducharme, sólo para evitar que vieran mi herida. Cuándo llegué a mi hogar, quité mi ropa con calma, evitando pensar en aquel llanto de hace horas. Me metí a la ducha y desaté la venda.
Mi herida estaba junta con la sangre coagulada y restos de la improvisada venda, la tuve que retirar y se volvió a abrir. Pude apreciar con más detalle el largo y la profundidad ahora que estaba solo y sin la presión de ser descubierto. El dolor generó cierta debilidad y me senté en la ducha mientras veía sangrar y sangrar mi preciosa herida.
Mi tiempo se esfumó con mi mirada perdida en mi pierna, el dolor punzante en el corte y quemante alrededor eran casi un opiacio bálsamo en esos momentos, algo me cautivó, algo nació entre esa herida y yo.
Pequeños y diminutos balbuceos comenzaron a sacarme de mi trance, la herida me miraba fijamente con sus rojas lágrimas hasta que pude comprender su malestar.
Ayúdame- Me dijo mientras comenzaba a cuestionarme mi cordura.
Puse mis manos alrededor de ella, junté sus carnes hasta que dejase de llorar, estuve tanto tiempo así como el que estuve ido en mis pensamientos. Pronto, la fuerza requerida para juntar ambos extremos no era necesaria y poco a poco fui soltando hasta ver un milagro aparecer. Ella había cerrado, ya no lloraba, pero el corte se mantenía vivo. Palpé con delicadeza la unión y pude notar como pequeños filamentos se iban intercalando entre carne y carne, hasta formar una roja cicatriz y desaparecer.
Atónito en la ducha me levanté y me bañé con cuidado de no pasar a llevar el área afectada, luego me sequé y fui a tenderme a la cama.
Cada paso antes de llegar al dormitorio, se sintió como un desgarro en mi interior, como si aquel dolor de la carne sangrante estuviese ahora en mi pecho. Acostado en la cama, revisé bien mi cuerpo y no había registro de daño alguno, pero mi pecho seguía doliendo.
Callé mi consciencia y me puse a escuchar mi interior. Nuevamente pequeños ruidos llamaron mi atención y enfocando mi oído interior, noté que un llanto venía de mi pecho, era el llanto de la herida anterior. Traté de hablar con ella por mis pensamientos, pero no respondió, si su llanto se fue calmando poco a poco, hasta que contestó a una de mis preguntas.
Duele- Dijo y asumí que ya estaba delirando, un hombre de mediana edad hablando con una herida que se hizo en el trabajo y desapareció en la ducha.
Su dolor era mi dolor, una especie de instinto paterno emergió de mi consciencia y me hizo apreciar aquel sufrimiento. No era mío, pero ya lo sentía parte de mí.
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kaeleme · 1 year ago
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Why?
¿Por qué no le buscas?
Cuando la he buscado en sueños y realidades, en coincidencias y en arduos mensajes, no es que no la busque, es que ya no existe.
Rezagos de lizonjas en una mente que olvida poco a poco, un velo que perece a la mínima brisa, todo tan sutil e imperceptible, está allí, pero sólo una silueta de su sombra.
Se acabó la búsqueda hace un año, porque el propio martirio no conjugaba con su sonrisa, con la abominación de sus garras dolidas y su ira descontrolada. El pecho ya no ardía y el corazón no palpitaba.
Los puentes que antes unieron ciudades actualmente son dientes tratando de engullir al otro en su malestar. No se puede morder una ciudad ya desaparecida.
El dolor ya no es mi compañía.
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kaeleme · 2 years ago
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No hacía falta más palabras, la sola intención se sintió en todo el cuerpo. La distancia se empezaba a crear y en dos a tres pensamientos más, la brecha emocional ya conformaba un mar de desagrado.
Poco y nada había servido salir de su misántropo pensar para luego sucumbir frente al primer oleaje con intenciones negativas. La costa que parecía segura, no era más que otro montón de roquerios repletos de mierda de gaviotas que se reían del náufrago.
Se echó mar a dentro, tiró los remos improvisados y dejó su rabia en el cielo, con gritos que nadie escuchó y llantos que recocieron su cara quemada por el sol.
No vale la pena, se dijo y se tumbó boca arriba en el agua, esperando que su propio peso lo hundiese y se perdiera para siempre en las profundidades. Pero las horas pasaban y su cuerpo se negaba a rendirse y por más que su mente agotada quisiera parar, un impulso en su interior lo mantenía a flote.
Siempre hay algo más, siempre.
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kaeleme · 2 years ago
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Cuando el dolor se hace agua sobre las mejillas y la frustración parece nunca acabar, sólo queda escuchar el incesante pitido en la cabeza bombardeando con pena y angustia los esfuerzos realizados.
¿Esto es, esto puedo dar?
El cuestionamiento del ser se hace evidente y las cruces con los latigazos se vuelven constantes, el tiempo comienza a pesar sobre los hombros de aquel que se quiere rendir.
¿Es una última prueba? ¿Hay paz en el sendero que camino?
La incertidumbre lo colapsa, las bombas estallan y el llanto desgarrador de su alma quiebra sus ventas y lo manifiesta.
¿Estás llorando?
Sí, ya no aguanto más.
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kaeleme · 2 years ago
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Incertidumbre se dibuja en sus manos, sus pasos siguen el son de la niebla, por más que se esmere en abrir sus ojos, el camino es imperceptible.
La gustaría ser como, pero no hay forma que deba definirlo, para avanzar entre lo desconocido, debe volverse parte de ello.
Sus líneas se difuminan, va perdiendo el sentido de su yo, deja de estar allí y a la vez, comienza a estar en todo el trayecto.
Le dificulta perderse en la niebla, con temor a perder sus últimos recuerdos, pero en su consciencia entiende que es la única forma, no tener forma.
Se desvanece a cada paso, la ira que lo sujetaba parece una brisa en el pasado, avanza y se pierde, avanza y no avanza, pero es su solución.
Ya no queda vestigio del sujeto, se ha convertido en uno con su entorno, ya no avanza pues ya está en el final y en el comienzo, arriba y abajo, está donde debiese estar.
La niebla se disipó.
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kaeleme · 2 years ago
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Feria
Sonreía por instinto, pues su mente estaba en un ciclón de pensamientos, pensamientos que carecen de peso y de sentido pues han sido presa del olvido. Puso varias naranjas en la bolsa, mientras miraba aquellos verdes ojos sonreírle. ¿Qué pensaba en ese momento?
¿Qué pensó en devolverle la sonrisa y palabras de cortesía?
Las naranjas pasaron a segundo plano y sus pensamientos quedaron pasmados por la sonrisa y ojos de la muchacha.
¿Habrá sido por su color de piel y de ojos que provocaron ese encanto?
La palidez siempre fue atractiva para él, encontraba cierta hermosura en las pieles sin color, pálidas y frías. A lo mejor su instinto creía que podía calentar aquellos cuerpos con su fuego interno...
Pagó las naranjas y esperó que un súbito rose de ambas personas pudiese generar algo más que una interacción normal de comerciantes, pero nada pasó. Esperaba que al contacto de sus manos, pudiesen sentir la inseparable necesidad de conversar más allá de un pago de frutas, algún escalofrío mágico que llenara de ilusión una carcasa devastada... Le dedicó una última sonrisa antes de marcharse y dejar que su novio comenzara a hablarle de por qué estaba siendo tan coqueta con ese cliente.
Discusión atrás, pequeñas esperanzas pisoteadas, siguió perdiéndose en su mente entre un mar de gente.
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kaeleme · 2 years ago
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En el límite, donde el borde sólo es una simple línea que puede marcar una diferencia abismal en el ser, allí salta y camina, con el temor siempre de caer al lado de la seguridad.
Una vida basada en el filo de las emociones ambiguas, donde el cariño era repelido y la necesidad manifiesta. Salta, ríe y llora la niña perdida.
Se venda los ojos con el afán de caerse, de llevarse consigo al momento del impacto, todos los recuerdos que la llevan a jugar en el precipicio, pero su voluntad es fuerte y cada vez que se deja caer, sus manos se alzan y se agarran de la saliente más cercana.
Quiere caer y no puede, porque rehuye de su naturaleza y le teme a la verdad. Alimenta su falsa seguridad con adulaciones a su temeraria actitud, pero sólo espera que esa mano en la multitud la saque de su juego y le enseñe otra parte del mundo, pero eso significa confiar, eso significa volver a enfrentar el desprecio de su afecto y la opción de la soledad.
Rechaza el cálido abrazo, se vuelve a tapar los ojos y vaga, nuevamente, en el filo del abismo.
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kaeleme · 2 years ago
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The shame.
Honte honte honte, balbuceaba mientras mis dedos cerraban sus ojos y besaba su cuello. La llevé de espalda a la cama, caminando lentamente en reversa mientras mis brazos cruzaban su espalda y mis labios acariciaban sus mejillas.
Ambos estábamos igual, pero el hecho de perdernos de vista lograba que todo aquello que ardía en nuestro interior pudiese salir, sin ser sometido por la incapacidad (de ambos) de despegar nuestras miradas.
Vernos era algo mágico, un viaje al profundo del otro y al mismo universo, una conexión irreal de un ser a la espera de una unión.
Sus quisieron abrirse, pero los cerré con un beso.
Honte, honte, honte, volvió a repetir y estreché una de sus manos con la mía. Le hice sentir que estaba en una situación familiar, pero que ya no podíamos postergar este sentimiento.
Nos tumbamos en la cama, yo sobre ella y nos besamos mientras nuestros ojos se abrieron y nos sumimos en un frenesí de sensaciones, tú, yo, nosotros, uno solo...
Vergüenza es lo que siento por no poder explicar lo que pasó, las palabras que siempre fueron mi fuerte, ahora sólo se burlan de mi incapacidad para relatar lo que nos pasó.
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kaeleme · 2 years ago
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Anoche abrí una puerta que siempre estuvo allí, frente a mi rostro sin que pudiese notarle.
Traslúcida e intocable, incluso inimaginable, el paso a la siguiente habitación siempre fue extender la mano, girar el pomo y avanzar.
¿Qué me detuvo por tanto tiempo?
¿Qué me impedía ver lo que estaba a mi alcance?
Se materializó poco a poco, con un marco de madera caoba suspendido en el aire, una negra pintura recubrió su madera y un pomo dorado (opaco) plástico culminó su presentación. Tenía relieves, pero era lo menos importante, al igual que la forma de un cuadrado que se dibujaba en la parte superior. Quena madera fuese firme y pesada tampoco fue relevante, lo impactante de todo aquello fue la facilidad en que se abrió apenas toqué el pomo de la puerta.
Probablemente estaba esperando hace tiempo mi llegada, para abandonar aquella habitación que me tenía estupefacto, crucé el umbral y otro sueño me atrapó de lleno.
Mi precioso estaba pequeño, jugando con unos vecinos en el patio, estabas tú, a quien mis pensamientos inconscientes habían olvidado, quien se supone era tan invisible para mi mundo onírico como lo era la puerta para mis ojos.
Tu pequeña figura se dibujaba en la cama, la tensión entre ambos la podía sentir, la distancia entre nuestros cuerpos se había vuelto un abismo que daba miedo cruzar y cuando nos atrevimos a hacerlo, el llanto de nuestro retoño nos volvió a la realidad.
Sus amiguitos lo habían empapado con una manguera. Bajé a solucionar el asunto y nuestro re-encuentro quedó pendiente, como lo venía estando hace años.
Miré en todas las direcciones y no había ninguna puerta, había entrado a otro sueño, pero ni rastro del anterior.
Había vuelto al confort inicial luego de un arduo aprendizaje, volví al comienzo para empezar de nuevo.
Esta vez, el abismo no nos engullirá.
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kaeleme · 2 years ago
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Quiero creer que lo que zurca allá en el cielo es una constelación y no una cicatriz, que las palabras que parecen puentes son más que simples cebos rebosantes de maldad.
Quiero creer que que hay verdad en la mentira y que es mentira la verdad, que el dolor maneja las letras y el amor la esperanza.
Pero no se trata de lo que creo, si no de lo que es y las únicas certezas son nuestra hija durmiendo en mi pecho y la decadencia humana con respecto a la cordura.
Lo que creo se ha marchado, a pasos de gigantes que antes no conocía. El aroma dulce y atrayente de su libertad, contrasta con las tóxicas y pesadas cadenas que atan su mente, en su imaginario, la chica aún continúa igual que en sus registros.
Pasos de tortuga en el camino correcto.
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