Tumgik
khabros · 4 months
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South Park
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khabros · 9 months
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khabros · 9 months
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khabros · 1 year
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“El cerebro humano es tan inmenso como el cosmos, y es igualmente inexplorado”
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khabros · 2 years
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khabros · 2 years
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khabros · 2 years
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La mística del 2.22
De otro modo Tesla dijo: avanzaremos como humanidad cuando la ciencia estudie lo invisible.
Billones de euros en la máquina de Dios aceleran partículas, rozando la velocidad de la luz; si colapsara en un agujero negro, nos abortaría a todes.
***
Alfa (man)
de la eclosión inicial a la inundación fatal de la explosión letal al ecocidio final
Eones se agitan detrás del paradigma actual Olvidan: la causa primordial no es material
Omega (men)
***
Cada vez que tengo un pensamiento turbio me acuerdo de Laiseca y su jardín parlante.
Pienso en giladas: caga fuego una máquina
mi nivel vibratorio fluctúa: una mosquita surge de la nada.
***
No me interesa un amor vacuo, la tendencia del sexo per sex.
Soy demasiado Acuario para caer en esas redes.
No es que sea puritano tampoco asceta: a veces me clavo una provoleta.
Dejé el XXX virtual, no soy moralista, tiene lo suyo el hardcore o el amateur, pero no huele a mujer.
***
No FAP INCELs Semen retention Asexual
Paso, soy un man en búsqueda del despertar, no cambio paz por tendencias.
***
No “consumo” poesía tampoco edité nada.
Hablo de soporte físico: libro, un disco, cassette, CD o un DVD
Gracias a los amigos: Aparezco en un prólogo y en una revista.
Mi arte es sólo digital. Si Internet desapareciera mis creaciones se extinguirían.
En tal distopía: ¿a quién carajo le importaría?
Quisiera ser mítico pero apenas existo.
***
Ya no soy dionisíaco ni espectral. Sigo construyéndome a mí mismo, pero no como a mis dieciocho, cuando loco.
Ahora creo.
***
Cuando muera (o viva) quizá aporte algo a la humanidad.
No sé qué, ni cómo, ni cuándo; esas son variables humanas.
Como dijo A77aque: “Lo eterno puede esperar”
(no era así: yo lo dije mejor)
(¡Qué te hacés el Ecce Homo de Nietzsche, paspartú!)
***
Es hermoso escribir poesía. Es tan, tan, tan, no sé… ¿humano? Gracias a Dios (todavía) no soy (tan) cyborg
El último millenial
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khabros · 2 years
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khabros · 2 years
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khabros · 2 years
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khabros · 2 years
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https://youtu.be/WGz2vIbjf_s
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khabros · 2 years
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Represión
Revista Puro Rock - Número 253 - Página 45
La siguiente es una carta que recibimos de un fan anónimo de Enrique Héctor Chalar, conocido entre nuestros lectores y el público en general como Pil Trafa. Quisimos agregarla luego del homenaje especial y hacemos una pertinente aclaración: los editores no adscribimos a lo dicho en este obituario. Quien envió la carta le tiene mucho afecto a Pil; debido al alto calibre emocional que contiene decidimos publicarla, con la debida aclaración arriba hecha, sin mayores modificaciones, salvo ciertos retoques de estilo para su correcta comprensión. Sigamos cuidándonos entre todos.
«Querido Pil
No puedo creer que te fuiste, hermano. Pareciera ayer cuando la policía irrumpía en tus recitales, y teníamos que rajar para no caer en cana. Fuiste la verdadera voz del rock por aquellos años. Pocos te bancaban, pero fui de esos fieles. Mi única religión era el punk, y vos lo trajiste acá. Vos y Luca. Pero el pelado nos dejó y de la primera ola nos quedabas solamente vos. Lloré mucho cuando te fuiste a vivir a Perú. Siempre esperando tu regreso. Ansiaba volver a escuchar en vivo a Pilsen pronto, después de esta pandemia del orto. Cuando vi en Instagram que te diste la kakuna (sic) no lo podía creer. Se me cayó un ídolo. Ahora lo que sospechaba se confirma. Cayó Willy, cayó Palo, ahora caíste vos. 
Mis amigos me dicen que estoy loco, pero lo de los microchips es cierto. Pensé que vos te ibas a rebelar, como hiciste en los 80s. Vos tenías huevos, nada te importaba, ibas contra todo. El pogo que viví con vos cuando tenía dieciséis años no lo olvido jamás. Me enseñaste a resistir, me enseñaste que la vida te puede partir la jeta y uno sigue y sigue, porque después no hay nada y hay que disfrutar al máximo cada instante. Todo lo que sé de fortaleza lo aprendí con vos: hacías lo que te salía del corazón y de las pelotas. Cuando todos apoyaron la guerra, vos te plantaste, loco, no como los demás caretas. Tengo un tatuaje con la frase "hermosa tierra de amor y paz". En el pecho me lo escraché. Así te quiero, loco. 
Estoy desconsolado, y lo peor es que nadie me cree. Caíste muerto igual que Palo, que Willy, y en los medios nadie dice nada. No hay que ser Einstein para darse cuenta que es por esa inyección. Bill Gates lo dijo en una charla TED, si las vacunas tienen éxito van a reducir a la población, eso quieren. Estoy dolido, no creo que publiquen esta nota, porque nadie quiere escuchar que somos parte del máximo experimento de la historia. ¿Quién soy yo para decirlo? Soy sólo un punk que no terminó el secundario y se gana la vida repartiendo encomiendas en moto. Pero te seguiré escuchando mientras acelero en la 9 de Julio con el casco que esconde mi cresta: "Represión en la panadería, represión 24 horas al día". 
Lectores de Puro Rock, tienen que despertar, como decía Pil en su himno, esto es una represión, nos quieren dormidos: cuando prendan los satélites 5G van a ver cómo caen como moscas. Pero yo no, porque no me voy a vacunar, es el único ejemplo que no voy a seguir de Pil, porque ahora me tocó a mí el momento de ser rebelde.»
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khabros · 2 years
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Valle Sagrado
San Luis, Argentina, primavera del 2031.
Hace pocos meses llegamos a lo que es el nuevo polo audiovisual argentino, asentado en el valle de Conlara. El sueño que plantó el clan de los Rodríguez Saá hace casi treinta años finalmente pudo florecer. Tras el manto de corrupción que ensombrecía la idea, había algo veraz: Argentina podía tener su propio Hollywood, filmar ficción con los máximos estándares técnicos, crear videojuegos de realidad aumentada y contenido inmersivo.
Diez años atrás pensaba que Meta (la empresa de Mark Zuckerberg) fracasaría, que la población mundial se resistiría a incorporar una pantalla customizada -a medida de una pared completa de una determinada habitación. Sin embargo en pocos años la tecnología prendió y los usuarios de redes sociales pudieron ampliar su espacio habitacional según sus más salvajes -y domesticadas- fantasías. Podías estar en tu monoambiente rodeado del estrepitoso ruido de una gran metrópoli, y al mismo tiempo tener una vista a un acantilado en el Mar Mediterráneo; o una ventana al Cerro de los Siete Colores. También comenzaron a ofrecer servicios de compañía y conversación. Se podía cenar con el clon virtual de la princesa Diana en el palacio de Buckingham, o en su versión realizada en Argentina: una cena en la Casa Rosada compartida con la reconstrucción digital de Eva Perón, mientras ella responde tus preguntas. Las aplicaciones de la inteligencia artificial puestas al servicio del entretenimiento fueron fantásticas. Todo a gusto del usuario, pagando una suscripción o comprando paquetes de contenido.
Estos softwares todavía no se hacen solos. Alguien tiene que programarlos, crear la interfase visual y sonora. Y he aquí, que gracias a Dios -sí, en el siglo XXI hay quienes todavía, a pesar del estribillo del Indio Solari, creemos que Dios no sólo es digital- pude empezar a construir mi casa y estudio en este polo tecnológico, mientras crece una nueva industria: Valle Sagrado lo nombraron, haciendo un juego de palabras con Hollywood, su análogo en las colinas de California.Internet ya no es un problema en ningún rincón del mundo. Mis sospechas eran infundadas: Starlink, la compañía de Elon Musk, en definitiva cumplió lo que prometía, hay internet 5G en cada rincón del globo. Por un lado, nunca te quedás sin señal, por otro, la vigilancia es absoluta. Si estás dentro de la ley, no hay mucho de qué preocuparse, pero si estás fuera... o bien sos un hacker rebelde que vive en un búnker o sos un magnate que compra ciertos privilegios para saltearse las legislaciones vigentes: mucho margen no queda para escapar del control. El mundo es seguro, y también desigual. Mis utopías de joven son nostalgias, añoranzas de una sociedad que podría haber sido distinta al ultra capitalismo global de la actualidad.
La transición posterior a la Pandemia del 2020 en Argentina fue difícil, después de cuatro años de un gobierno impensado de derecha, vino uno de centro izquierda que se alió con las necesidades de China y tomó lo mejor de las reformas ecológicas propulsadas por la primer ministra Thunberg en Suecia. El gobierno fascista de Milei vendió y arrasó lo último que pudo de los recursos naturales a través de negociados turbios. Luego de su mandato ultraliberal (pero autoritario en la praxis del poder), una nueva oleada verde siguió, la de los dirigentes centennials: pusieron a trabajar los avances tecnológicos en nanorobótica, sistemas complejos e internet de las cosas para recuperar las desertificaciones y los suelos empobrecidos por el monocultivo; también sanearon los descalabros generados por la explotación minera a cielo abierto.Hace cuatro años ya, la permacultura es una moda, y el gobierno alienta a los sectores terratenientes -a la oligarquía del siglo XIX- a arrendar sus tierras a familias que realizan cultivo sustentable, intensivo y agroecológico.
Nunca lo hubiera imaginado de esta manera, pero la reforma agraria llegó a través de un modelo integrado a escala global. Una hibridación del modelo agroexportador de la era pre-peronista junto a un asistencialismo tecnocrático que posibilitó mayores tasas de empleo y una dignidad en la población nunca antes vista. Si bien los sectores de capital especulativo y servicios informáticos son los que están en el ápice de la pirámide económica, y aún la desigualdad es abismal, después del colapso del 2027, hubo un salto cuántico -pensar que hacer referencias a lo cuántico por fuera de la física era motivo de risas hace unos años- que llevó a una relación equilibrada entre los medios productivos, en todo su espectro (agricultura, industria y servicios) y el medioambiente. Se logró una mayor armonía entre lo humano y lo natural, mediado por la tecnología; pero, ¿a qué costo?
El documento nacional y el pasaporte ya son contenidos en un chip subcutáneo. Hubo grandes protestas y derramamiento de sangre oponiéndose a su implementación. Fui objetor de conciencia en su momento, pero después de la crisis del 2027, muchos optamos por formar parte de una zona intermedia: entre estar excluido del sistema de circulación global (aeropuertos y fronteras estatales) y creer todo el relato oficial -las dudosas causas de su necesidad–. El implante del chip fue normalizado ya en el 2028. Los motivos reales aún quedan ocultos.
Entonces acá estoy. En la casa de mis sueños, una hermosa estructura de adobe integrada a la naturaleza, luminosa, con varias habitaciones, en las tierras cuyanas. El aire es seco y gracias a los nuevos sistemas hídricos, la huerta (permacultivada) se cuida casi sola. El nuevo tren bala me permite viajar en  menos de dos horas a Buenos Aires para visitar a mis viejos amigos y familiares.Terminé el proyecto de hoy. Voy a prender un rato la pared 3D, para ver al avatar de Tato Bores; presenta una recreación del show de los 90s. Este programa, con aires retro, realizado con una implementación de la tecnología deepfake, trae las noticias de la semana: ¡Otro decreto de necesidad y urgencia de Ofelia Fernández! ¡Esta mujer no para!
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khabros · 2 years
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Ever Mind
Mediodía en Palermo Hollywood, el fin del invierno presenta un solcito que anima a andar con poco abrigo a la hora del almuerzo. Mariana acomoda su escritorio, duda entre ponerse o no la campera. La lleva por si hace frío, todavía estamos en agosto, razona. Mira la hora en su Iphone. Sale a la calle Gorriti y se sienta en el bar de siempre. Pide el menú ejecutivo, la variante B, con limonada de menta. Se baja el barbijo, enciende un cigarro. En eso llega Rodrigo, apoya su bolso de cuero en la silla de al lado. —¿Cómo estás, linda? Te ves monísima hoy —dice Rodrigo. —Bien, bombón, un día fatal, estoy cerrando un informe que me tiene saturadísima. —Sos re crack, bella, vas a ver que esta tarde lo sacás. ¿Viene Jose? —Esperá que le mando un mensaje. —En el local, hoy miércoles, ni un alma —se queja Rodrigo mirando la carta. —Pedite el menú ejecutivo, hay varias opciones. —¡Ay, ay! ¿Cuál me recomendás? —Yo me pedí la B, fijate. La C es vegetariana y la D vegana. —Bueno, voy con la vegana hoy. Ayer estuve con Germán y nos matamos con un kilo de helado. —Sacaste la gordita que hay vos. —Claro, amor, cuando estoy con Germán me entrego toda. —Rodrigo corriéndose el pañuelo que llevaba sobre el cuello y dejando ver un chupón. —Me matás, me matás. ¡Cómo quisiera tener un chongo, con esta fucking pandemia sabés hace cuanto que no...!? —Mariana se sonrojó y miró el teléfono. Seguían esperando a Jose, una amiga en común que tiene su atelier por la zona. Le mandó un mensaje de Whatsapp apenas se sentó y todavía no le respondía. Rodrigo scrolleaba en su teléfono. —Me jodés... ¿¡Viste lo del pibito de Nirvana!? —Rodrigo se tapó la boca con la mano. —Sí, lo vi anoche, en Pitchfork. Supe que iba a ser la noticia del día en varios medios. —No te la puedo creer. Dicen que es pornografía infantil. Todos tenemos el disco Nevermind. Como si todos hubiesemos comprado pornografía infantil. ¿A vos te parece? —A mi me parece que el pibe de la tapa quiere cobrar un juicio, pero por lo que leí al padre apenas le pagaron y a él desde bebito le condicionaron la vida mal. No tuvo elección, onda “siempre fui el pibe de la tapa de Nirvana”. De algún modo hay un daño hecho a su persona, si así lo siente, está en todo su derecho. —Sí, en eso estoy de acuerdo —dijo Rodrigo, respiró y continuó —Pero no podés decir que eso es pornografía. Entonces las fotos de muchos bebés en álbumes familiares también lo son. ¿No pensás que ese, a ver... cómo se llama? Sí, ese Spencer ¿no está sexualizando una imagen artística, que no tenía fines eróticos? —A mí me parece que eso pornografía no es, aunque desconozco de pornografía infantil. —Claro, tampoco sé. Pero viste ese pediatra que les sacaba fotos a los chiquitos. —Sí, un horror. —Monstruoso, quizá un niño desnudo ya es pornografía. —Para mí tiene que ver con la intención y el uso. Si hay fines eróticos, sexuales, claramente es pornografía. Pero en la tapa del disco no parece ser esa la finalidad. —Nunca se me habría ocurrido que esa tapa era pornográfica. Vos sabés que con mis traumas este tema me pone muy mal —Miró su celular, quiso cambiar de tema: —¡¿Qué pasa con Jose que no llega?! la extraño. Mariana la llamó. Muy cerca de ellos empezó a sonar “Hit me one more time”. Ambos miraron en esa dirección: —¡El ringtone de Jose! —¿¡Cómo andan, chiques!? —entusiasta Jose a un par de metros, llevaba puesto un carpintero de jean claro manchado con colores de acrílico oscuros; arriba tenía un sacón cuadrillé gris abierto. —¡Jose, tanto tiempo mi reina! —Rodrigo se paró y le dio un abrazo. —¡Qué lindo que estás, Rodri! ¡Qué bien que te hace el amor! —Sí, chicas, creo que amo a Germán. —¡Ayyyy! —suspiraron al mismo tiempo Jose y Mariana. —¿Ya pidieron? Yo quiero el vegetariano, el C. —¿En qué andás, Jose? ¡Qué colores traes puestos! —Fatal, estoy trabajando en una obra tremenda, ayer terminé de ver El Reino. Estoy pintando toda esa oscuridad. Peretti y Morán me mataron, quiero hacer una serie de pinturas, entre la santidad y la perversión. —¡Qué fuerte! —dijo Mariana, y tomó un trago de limonada. —Mal, fuerte mal, yo no la vi, pero hay un pastor ¿no? No puedo verla, ya saben, mi tío, el Párroco, todo ese tema me hace re mal. —Rodrigo mostró angustia en su mirada. —No la veas, es muy fuerte. —dijo Mariana, se incorporó y lo abrazó. Jose los rodeó con sus brazos y les dijo cuánto los ama.
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khabros · 3 years
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El bichito del amor
Fernán salió de la clínica en febrero. Pasó gran parte del verano dando vueltas en el patio mientras fumaba junto a los otros internos. No hizo amistades, se sentía fuera de lugar, no se veía como un «psiquiátrico» crónico y muchos de sus compañeros de internación se identificaban mucho con la enfermedad. Lo único que quería era que le dieran el alta y poder volver a su departamento: prender el ventilador de techo, el aire, bajar las persianas y esconderse bajo sus sábanas por una eternidad.
Sol estaba en una relación que se agotó. Ya no sentía deseo, su vida transcurría en un monocromático pesar. Pensaba en volver a tomar antidepresivos: llamar a su psiquiatra porque la muerte otra vez rondaba sus pensamientos. Quería dejar la carrera universitaria; hacía tres años que no metía un final. Había estado tomando psicofármacos durante unos meses, y después de la toma de pastillas parecía que todo se había derrumbado: su vocación como politóloga ya no importaba, su relación de siete años no la movía para nada, y su familia —toda una historia a desenmarañar— la agobiaba.
Es marzo y estalla la pandemia; el cimbronazo resuena por todo el mundo. Son bombardeos de noticias que ametrallan con las palabras: virus, contagio. Los mensajes dudosos: cómo se propaga. Las cifras de muertos alarman. El miedo protagoniza el fin del verano porteño, y también rosarino (Sol es de esa ciudad encantadora). El miedo envuelve al mundo. En realidad el miedo no es el protagonista, es el principal villano. Se podría pensar que el enemigo es el virus, pero no, más terrible que el virus es el miedo. Pero Fernán estaba saliendo de una grosa, había lidiado con fantasmas. Esos fantasmas que aparecen en la mente y te dejan a merced de vos mismo, sin escapatoria. Se había saturado de miedo, estaba de vuelta, aunque tapado de psicofármacos, pero de regreso. Por fin veía las noticias solo desde su departamento, sin terapeutas ocupacionales que le marcaran el tiempo, sin actividades tediosas que llenaran sus días. Ahora estaba el vacío; el vacío e internet.
Las noticias reiteraban lo mismo: virus. Ya estaba aislado por su convalecencia y con la pandemia quedó más lejos aún de sus amistades. Su familia, cada uno en sus casas. Terapia ahora a través de Zoom. Sólo salía a la calle con una bandana tapándole la boca; iba al supermercado y nada más. Tenía plata en su cuenta de una herencia que le dejó su abuelo. No moriría de hambre, aunque quizá de soledad, pero no, de eso no se muere tan fácil.
Sol estaba ocupada con su mundo interior cuando el bombardeo acometió con todo en las redes sociales. El trending topic era #covid y a ella le pareció una película yanqui, de esas donde todos mueren al principio y unos pocos deambulan las ciudades vacías en busca de alimentos y refugio. Los zombies al primer descuido te contagian, eso pensaba. Mirá si alguien me estornuda y me mata, se le ocurrió. Su novio a veces pasaba a visitarla, pero ya no dormían juntos, hacía meses que no hacían el amor. Ella sufría pero ahora podía escudarse en la preocupación por el bombardeo y el bicho. Y postergaba un final, prolongaba la agonía de su moribundo amor de pareja. Los balcones cantaban a veces el himno nacional y apoyaban a los médicos en el aplauso puntual de la noche, pero a raíz de su hipersensibilidad sensorial, estas manifestaciones de apoyo la afectaban negativamente, la hacían enfrascarse más en su refugio: la literatura.
En una etapa del bombardeo mediático surgieron algunos que decían que toda la pandemia era un invento, un plan, que el virus no existía y que no había que usar barbijos. Se decía que no había que caer en la psicosis. Hablaban de locura y de virus, unos se acusaban a los otros en el muro de Facebook: “Sos un conspiranoico, ¡¿cómo que no va existir el virus?!”. “No, vos restringís mis libertades, sos un paranoico, quiero libertad para circular”. Scrolleando este tipo de idas y vueltas, Fernán leyó en el muro de Maia, su amiga del Face:
«La cuarentena no es una locura: “No cualquiera se vuelve loco, esas cosas hay que merecerlas”.»
Era un reposteo. Le dio curiosidad saber quién podía haber hilvanado esa lucidez en un momento tan oscuro. Vio la foto de perfil. Era una chica muy pálida, tan pálida que brillaba, con unos ojos verdes que iluminaban. Sintió electricidad en su cuerpo. Le mandó solicitud de amistad, al toque ella lo aceptó. Fernán rompió la escarcha del mensaje privado:
F: ¡Qué lindo lo que escribiste! Con esa cita de Cortázar. La gente habla de psicosis, de locura y siempre lo relacionan a cualquier cosa. Me hizo muy bien leerte. S: jejeje, sí, es cualquiera lo que se dice de la locura. Así que sos amigo de Maia... Ella me habló mucho de vos. F: ¿Ah sí? ¿qué te dijo? S: Que estás re loco, pero que sos muy interesante. F: Y vos sos hermosa. ¿Te puedo llamar por video así nos conocemos? S: Bancá que está mi novio en casa. F: Ah, tenés novio. Qué pena, porque desde que te vi en la foto me pasó algo extraño. S: ¿Qué te pasó? F: Sentí un relámpago. S: ¿Eso es bueno? F: Es todo. Quiero conocerte. S: Yo también, no estoy bien con mi novio. F: Entonces hagamos video cuando estés sola. S: Dale! :)
Dedicado a Luz. (Este relato participó en el Mundial de Escritura, desde Buenos Aires, Argentina, agosto del 2021)
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khabros · 4 years
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Tegridy Weed
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khabros · 4 years
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Jojo Rabbit
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