Algunas veces documental, otras tantas de autor y muchas periodísticas.
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Valpo Limítrofe consiste en una exposición fotográfica documental itinerante con dispositivo análogo, que busca retratar la vida de personas pertenecientes a minorías que sufren altos índices de violencia física y simbólica en Valparaíso, tales como personas en situación de calle, disidencias y migrantes, desde la perspectiva de la cotidianidad. Además, Valpo Limítrofe pretende abrir espacios de discusión, donde participen actores vivenciales y sociales que apunten a reflexionar acerca de los pilares que sostienen la invisibilización, los problemas legislativos y sociales que desencadena la marginalización, y la manera en que puede combatirse desde la educación comunitaria
(PARTE 1)
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2Valpo Limítrofe consiste en una exposición fotográfica documental itinerante con dispositivo análogo, que busca retratar la vida de personas pertenecientes a minorías que sufren altos índices de violencia física y simbólica en Valparaíso, tales como personas en situación de calle, disidencias y migrantes, desde la perspectiva de la cotidianidad. Además, Valpo Limítrofe pretende abrir espacios de discusión, donde participen actores vivenciales y sociales que apunten a reflexionar acerca de los pilares que sostienen la invisibilización, los problemas legislativos y sociales que desencadena la marginalización, y la manera en que puede combatirse desde la educación comunitaria
(PARTE 2)
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Un día tomé el bus hacia el adiós y me olvidé en una cuneta…Sentada me quedé, lo sé. Desperté sin saber qué hacía en ese hemisferio; No sabía cómo me había quebrado tan brutal, tan incoherente…tan alejada de mí.
Pasaban los días y era como si mi única cabeza no sabía qué hacer, no sabía cómo saludar y el contar los mismos pasos de mi casa hacía el colectivo, esos pasos que me sabía de memoria (298 en total) empezaron a fallar y las reiteraciones de mi orden se volvieron aún más repetitivas, llegando a formar pequeños bichitos en la piel. El sol que tan agradable es en verano, pronto terminó por decirme “Si sales, te voy a comer”.
Un día no desperté porque el dormir, aquel placer de cerrar los ojos y viajar por sueños, se había hecho una pesadilla y contaba las horas para no dormir, para pasar la noche en vela sin cerrar un ojo, porque desaparecería, porque sería invisible y nadie sabría de mí, de mi existencia, y todo lo vivido soñado y disfrutado, habría pasado a ser parte del olvido más frío…me iría al frío fin del mundo y la cuita solitaria sería mi inseparable compañera.
Terminé por fracturarme y mi mente se dividió en dos…
Toqué la puerta blanca, fría segregadora de la psiquiatría y fui denominada Bipolar Hipomaníaca con Trastorno de Personalidad…A eso le sumé un carnet que certifica mi fractura mental y mis impulsos y un tratamiento de conejillo de indias que duró medio año, hasta que encontraron la dosis exacta para “ordenar” mis hemisferios y mis emociones, pasaron a hacer un pacto con el sol para que este dejara las amenazas a un lado.
Los días eran pésimos; Adaptándome a un estigma mental, asimilando nuevos químicos ausentes en mi cuerpo, terapias psiquiátricas - observaciones y respuestas de infinidades de preguntas más un sin fin de sesiones que no tenían sentido para mí, ya que nunca (hasta el día de hoy) comprendí como una persona con evidente anorexia podía tratar los males de mi cabeza. En fin…
Seguí volando, floté mucho tiempo, también caí por el famoso túnel sin fin…Eran agradables esas sensaciones de no aterrizar, de no poner los pies en la tierra y sentirme a gusto sin escuchar nada de los murmullos humanoides…Era una extraterrestre en la tierra.
Epifanía o no, cuando puse los pies en el suelo, aterrice en otro planeta, de esos que cierran la puerta y atrás dejas el vicio de caer. Pones los pies en el suelo y ahora te sientes bien, ahora me siento bien.
Bresky me dijo, me saludó y se presentó como Planeta Bresky.
Respire y por unos segundos, mi mente dividida pasó a ser una, como en los viejos tiempos.
Stefy fue la primera en saludar…Stefy Leiva, Leiva como yo. En mi vida me había demorado meses en hablar, mientras que en Planeta Bresky, al cabo de 2 horas, ya había hablado más de lo que hablo en mi casa.
Oscar, Osvaldo, Dani, Florita, La señora y la señorita Gloria, Claudia y la hermosa Stefy…Amigos que pronto empecé a cultivar, regalándome sus brillos para aclarar mis oscuros pensamientos.
Planeta Bresky es un proyecto que relata mi renacer con personas que, al igual que yo, son excluidas día a día por pares de la famosa sociedad sin segregación.
Por medio de retratos quiero narrar mis vivencias con estos extraterrestres en la tierra, pero que en Bresky, son reyes y reinas, escritores y pintores, todos y cada uno por sí solos.
Aterricé, puse los pies en Bresky…y sí, se siente bien.
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Un día tomé el bus hacia el adiós y me olvidé en una cuneta…Sentada me quedé, lo sé. Desperté sin saber qué hacía en ese hemisferio; No sabía cómo me había quebrado tan brutal, tan incoherente…tan alejada de mí.
Pasaban los días y era como si mi única cabeza no sabía qué hacer, no sabía cómo saludar y el contar los mismos pasos de mi casa hacía el colectivo, esos pasos que me sabía de memoria (298 en total) empezaron a fallar y las reiteraciones de mi orden se volvieron aún más repetitivas, llegando a formar pequeños bichitos en la piel. El sol que tan agradable es en verano, pronto terminó por decirme “Si sales, te voy a comer”.
Un día no desperté porque el dormir, aquel placer de cerrar los ojos y viajar por sueños, se había hecho una pesadilla y contaba las horas para no dormir, para pasar la noche en vela sin cerrar un ojo, porque desaparecería, porque sería invisible y nadie sabría de mí, de mi existencia, y todo lo vivido soñado y disfrutado, habría pasado a ser parte del olvido más frío…me iría al frío fin del mundo y la cuita solitaria sería mi inseparable compañera.
Terminé por fracturarme y mi mente se dividió en dos…
Toqué la puerta blanca, fría segregadora de la psiquiatría y fui denominada Bipolar Hipomaníaca con Trastorno de Personalidad…A eso le sumé un carnet que certifica mi fractura mental y mis impulsos y un tratamiento de conejillo de indias que duró medio año, hasta que encontraron la dosis exacta para “ordenar” mis hemisferios y mis emociones, pasaron a hacer un pacto con el sol para que este dejara las amenazas a un lado.
Los días eran pésimos; Adaptándome a un estigma mental, asimilando nuevos químicos ausentes en mi cuerpo, terapias psiquiátricas - observaciones y respuestas de infinidades de preguntas más un sin fin de sesiones que no tenían sentido para mí, ya que nunca (hasta el día de hoy) comprendí como una persona con evidente anorexia podía tratar los males de mi cabeza. En fin…
Seguí volando, floté mucho tiempo, también caí por el famoso túnel sin fin…Eran agradables esas sensaciones de no aterrizar, de no poner los pies en la tierra y sentirme a gusto sin escuchar nada de los murmullos humanoides…Era una extraterrestre en la tierra.
Epifanía o no, cuando puse los pies en el suelo, aterrice en otro planeta, de esos que cierran la puerta y atrás dejas el vicio de caer. Pones los pies en el suelo y ahora te sientes bien, ahora me siento bien.
Bresky me dijo, me saludó y se presentó como Planeta Bresky.
Respire y por unos segundos, mi mente dividida pasó a ser una, como en los viejos tiempos.
Stefy fue la primera en saludar…Stefy Leiva, Leiva como yo. En mi vida me había demorado meses en hablar, mientras que en Planeta Bresky, al cabo de 2 horas, ya había hablado más de lo que hablo en mi casa.
Oscar, Osvaldo, Dani, Florita, La señora y la señorita Gloria, Claudia y la hermosa Stefy…Amigos que pronto empecé a cultivar, regalándome sus brillos para aclarar mis oscuros pensamientos.
Planeta Bresky es un proyecto que relata mi renacer con personas que, al igual que yo, son excluidas día a día por pares de la famosa sociedad sin segregación.
Por medio de retratos quiero narrar mis vivencias con estos extraterrestres en la tierra, pero que en Bresky, son reyes y reinas, escritores y pintores, todos y cada uno por sí solos.
Aterricé, puse los pies en Bresky…y sí, se siente bien.
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"Nuestro trabajo busca hacer dialogar -y tensionar de manera crítica y creativa- a la fotografía y otras expresiones con las identidades disidentes y la locura, desde una perspectiva de derechos, desmantelando mitos sobre lo que escapa de la “normalidad” y evidenciando la fragilidad de lo humano. Busca también, explorar las condiciones de posibilidad para el trabajo interno y subjetivo que presenta la fotografía, liberarnos nosotras mismas, generar procesos de introspección, volver a creer insistentemente en el arte y afecto como medios de resistencia a lógicas perversas, para nosotras y esperando sensibilizar a otros/as.
Esta temática nos une e interpela profundamente, al tener nuestras propias pasiones y rencores con la locura, y por nuestras búsquedas individuales y colectivas para sanar y reparar daños para transformarlos en potencia creativa".
El único fanzine bello que he hecho, lo hice con mi María Paz <3
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Fotografías seleccionadas para la convocatoria del Festival Luz de Ventana de Migrar Photo.
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"Oniria encuentra a Insomnia, los dos conectan bien..."
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Algunas con doble exposición y otras corrientes. Viña, Valpo y Concepción distópicos por los 2020, cuando se podía luchar por todas las mierdas que dan rabia y que hasta el día de hoy siguen iguales.
#valparaiso#chilean#chile fotos#movilización#concepción chile#viña del mar#35mm flim#dobleexposicion#filmcommunity
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8m en Valparaíso. La rabia de siglos aún sigue viva.
Por las que no están, por lxs asesinadxs.
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Valparaiso en Blanco y negro
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