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la-nueva-de-la-clase · 5 months
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La nueva de la clase
Basada en vivencias de una vieja amiga de confianza, narra la historia de esta, tanto en su viaje por su exploración adolescente, marcada por los cambios personales y familiares de su vida, hasta llegar a tierras ABDL, donde descubrió esta genial pero extraña afición, mezclándola con sus alborotadas hormonas de adolescente.
Escrito por: Esteban Pallebar
ADVERTENCIA: Contenido ABDL, y contenido sexual +18.
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la-nueva-de-la-clase · 5 months
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Mensaje al lector
Esta historia es basada en las vivencias de una amiga ABDL que me contó su historia con lujo de detalle, me pareció verdaderamente interesante, por lo que le solicité si podía escribir su historia de una manera detallada y envolvente, a lo cual accedió, la única condición que puso fue que no usara los nombres reales, lo cual yo también estuve de acuerdo en no hacerlo.
La historia me fue contada en primera persona, y aunque muchas partes son parafraseadas, las que están en comillas (“”) o los diálogos (--) son textuales según lo que ella me relató, preferí mantener ese estilo de narración para ser más fiel a la crónica oral original. Pero tengan en cuenta cuando la lean, que estos hechos no me ocurrieron a mi, si no a mi amiga, y esta es su historia.
ADVERTENCIA: Basada en hechos reales.
ADVERTENCIA: Contenido ABDL
ADVERTENCIA: Contenido sexual, solo apto para +18.
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la-nueva-de-la-clase · 5 months
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Parte 1
Después de que cumplí dieciséis, mi vida se volvió patas arriba, acontecimientos penosos, obligaron a mi madre y a mí a mudarnos a una nueva ciudad, lo que implicaría ser la nueva de la clase en un colegio en el que no conocía a nadie. Como todas las personas de esa edad, esto último era algo que me ponía con nerviosismo extremos, debido a las preguntas que te haces los días previos de entrar a ser aquella nueva y desconocida, en esa sociedad educativa a la que uno entra.
Entré a mi nuevo colegio en un anormal día de inicio de clases, me senté en el salón, mientras un montón de gente desconocida me veía desde lejos, pero ni yo ni los demás se atrevían a dar aquel paso difícil, y acercarse a hablar. El día fue tomando forma, pasando un par de aburridas clases introductorias, mientras que veía con ojo crítico a todas las personas de la clase, para saber a quién poder acercármele con cuidado, y a quien no.
Un par de horas después, había por fin hecho una correcta investigación, dándome cuenta de quienes podían ser mis nuevas amigas, lo cual opté por que fueran aquellas chicas de personalidad fuerte, que no aguantaban pesadas bromas por parte de otros, me pareció que llevarme con ese tipo de mujeres rudas me ahorraría problemas, y bromas por parte de terceros a futuro, lo que evitaría que fuera molestada siendo el nuevo hazme reír de la clase. Lo cual me hizo sentir segura, aunque yo por mi parte contaba con las mismas características sociales que ellas.
Yo desde mi seguro pupitre, después de hacer contacto visual con una de las chicas de aquel grupo, noté que una de estas se acercaba, y de manera amable pero tímida me presenté, Denisse se llamaba, una mujer muy alta, siendo inclusive más alta que la mayoría de los hombres de la clase, tenía hombros anchos y contextura fuertemente fibrosa, pero así también contaba con unos enormes muslos y un abdomen que aunque no se desbordaba, daba la impresión por su altura, que era más gorda de lo que en verdad era. Su cutis era rosado y contaba con pelo negro lacio, cejas finas y ojos pardos oscuros.
Después de entablar conversación por varios minutos, esta dejo verse como realmente era, no solo era de personalidad fuerte por fuera, si no que más allá de esta mascara que usaba para evitar burlas y problemas, Denisse era una de las personas más dulces y serviciales del mundo, teniendo características muy maternales, haciéndola una ejemplar líder innata como ya se narrará más adelante.
Salimos a recreo mientras era introducida al grupo de amigas, Gisella que tenía piel oscura, cabello negro lacio, labios prominentes, de estatura promedio y delgada, su personalidad era bastante neutra en cuanto a expresividad, pero era sincera, sin importar las represalias que pueda tener. Por último, Cristina tenía la cara redonda por sus cachetes grandes, cejas gruesas bien delimitadas, pelo castaño, ojos oscuros y piel bronceada. El resto del cuerpo tenía atributos parecidos a los de Denisse, siendo no tan alta y un poquito menos llenita, con una personalidad jovialmente explosiva.
Así pasé mi extraño primer día, que pronto se convirtió en parte de mi cotidianidad, ya que tenía un grupo de amigas, con las cuales me había llevado bien desde el principio, y ninguna integrante por suerte, había detonado alguna alarma de desconfianza en mi cerebro.
A dos semanas de esta introducción que tuve con ese grupo, un día reunidas en el recreo me preguntaron algo que nunca me había atrevido a hacer. Denisse sin titubear me dijo: -¿Te masturbas?-. A lo que respondí de manera sincera que jamás lo había hecho, la razón era totalmente desconocida, pero no se debía a desinformación acerca del tema.
-Hazlo, te va a gustar-. Dijo Gisella susurrando aquellas pocas, pero pesadas palabras. Por una semana pasé sin estar segura de sí llevar a cabo tal acción, un día llegue del colegio, mamá me aviso que pasaría el resto del día afuera y que me quedaría totalmente sola, así que, ese día tomé el valor necesario para llevar a cabo esa desconocida proeza. Lo que con palabras sinceras esta confesó: “Me gustó mucho”.
Al día siguiente le conté a mis amigas sobre aquel extraño logro. -Ya eres toda una mujer-. Me dijo Denisse felicitándome mientras me sonrojaba, sintiéndome algo incomoda o avergonzada tras ese comentario.
Después de dicha aseveración, Cristina recomendó: -Deberías probar entrar a esas páginas donde hay videos de gente teniendo sexo-.
Esa noche era la primera vez que me atrevía a explorar ese lado oscuro de la web, abrí la primera página desde mi laptop, y coloqué el primero que me apareció. Apenas ese comenzó, “me empecé a sentir con mucho calor y quería tocarme, vi muchos videos ese día y lo hice como tres veces”. Después de unas horas, antes de irme a dormir seguía navegando por aquel lado de internet, cuando comencé a explorar tipos de fetiches desde la comodidad de mi pantalla, hasta que me topé con una página que hablaba de adolescentes que usaban pañal solo por gusto, leí sobre como estos se sentían y de como muchos de los que escribieron sus experiencias en ese foro, decían sentir tal gratificante sensación, “a mí no me gusto tanto la idea”. Así que seguí con lo mío, explorando.
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la-nueva-de-la-clase · 5 months
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Parte 2
“Esa idea no se me quitó”. Así que por varios días seguí pensando en aquel loco impulso que sentía, que me persuadía a querer usarlos, que no me arrepentiría de ellos. Mi mamá tenía en esa época un trabajo verdaderamente ajetreado, debía esforzarse para mantenerme sin que nada nos faltara, ya que debía suplir a la ahora inexistente figura. Pero nos iba económicamente bien, tenía un buen puesto en los altos cargos de una empresa, lo que nos permitió costearnos un buen nivel de vida, atendiendo a un colegio privado, viviendo en una buena zona y teniendo una casa bonita, aunque pequeña, pero era más que suficiente para ambas, el único problema de nuestra nueva casa, era que, si cerrabas la puerta de mi habitación muy duro, esta solo podía volver a ser abierta desde afuera.
Un día mi madre por trabajo fue enviada dos días de viaje a una capacitación, teniendo la casa entera para mi sola, me dejó con efectivo suficiente para sobrevivir aquellos días, lo cual yo vi la oportunidad para hacer realidad un anhelo que no se iba de mi cabeza. Caminé tres cuadras a la farmacia más cercana, y una vez dentro agarré una bolsa de pañales para adulto que encontré, marca Tena. “Yo iba toda nerviosa, porque la gente por donde pasaba me quedaba viendo”, una vez en casa temblaba, subí corriendo a mi cuarto, cerré la puerta efusivamente y abrí la bolsa de pañales, tomé uno y me acosté en el centro de mi habitación en el piso, me lo puse después de batallar memorables momentos para poder cerrarlo, ya que nunca lo había hecho antes.
Después de unos minutos lo logré. “Me gustó mucho la sensación, me sentí muy liberada”. Me quedé en pañales unas horas, hasta que curiosamente me dieron ganas de mear, ya que no recordaba la vez anterior que había ido en todo el día, lo cual sospechaba que en verdad había pasado toda la mañana sin ir. Me acosté sobre mi cama, y respiré hondo para acto seguido relajarme y dejarlo salir, pero en cuanto empezaron a salir las primeras gotas mi cuerpo reaccionó y mis músculos se contrajeron, evitando que saliera todo lo demás, estaba preocupada porque temblaba de los nervios, tarde unos minutos en volverme a relajar para al fin dejar salir todo en mi pañal, este se puso duro, pesado y caliente. “Me sentía como una bebita, se me hizo lo más cómodo del mundo”. Por un largo rato no me quise quitar el pañal mojado. No sé por qué, si era coincidencia o no, pero comencé también a sentir ganas de hacer popó, pero no me sentía lo suficientemente valiente, así que me lo quité y me dirigía hacia el baño que queda afuera de mi cuarto, di los primeros pasos, accioné la chapa cuando me di cuenta que esta no abría, me había quedado atrapada dentro, no sabía que hacer, así que pensé, hasta dilucidar que podía llamar a una amiga a socorrerme, la cual mi primera opción fue Denisse, era con la que mejor me estaba llevando, y que para fortuna mía, solo vivía a unas casas de distancia, a menos de una cuadra.
La llamé y le dije: -Denisse, me quedé encerrada en mi cuarto-. Le expliqué la usual situación, que no era la primera vez que vivía con aquella puerta, y que había dejado la puerta de la entrada abierta, por lo que sí podría ingresar a la casa, además, le dije la información para que localizara mi habitación, a lo que me respondió que, si iría, pero que se encontraba almorzando en ese momento, y que en unos diez minutos estaría ahí.
Por seguridad me volví a colocar el pañal, y no me lo quise quitar hasta que llegara mi amiga por si algo peor pasaba no tendría consecuencias en el piso de la casa. Pasó el tiempo establecido por Denisse y esta no aparecía, me comenzó a doler el estómago de manera fuerte, ya no aguantaba. “Y me dije, pues ni modo por algo lo tengo”, me paré de mi cama, me agache un poco y comencé a pujar fuerte comenzando a sentir alivio, tarde en terminar porque mi pañal estaba apretado, lo que hacía que no pudiera salir bien, sentía como mi caca salía y se pegaba con la parte trasera del pañal. De repente Denisse entró gritando mi nombre, comencé a oír sus pesados pasos acercándose mientras yo seguía agachada, pero no me podía quitar el pañal como estaba, y ya era muy tarde para tratar de cubrirme con alguna prenda. De un empujón abrió la puerta sin previo aviso, “Y me vio con mis tenis negros, mi camiseta negra pegadita y un pañal muy abultado”.
Me dijo: -¿Qué pasó?-.
-Me quedé encerrada-. Ella esperaba otro tipo de respuesta, quería saber el por qué me había encontrado, con un pañal haciendo popo en este. Solo guardé silencio hasta que me contestó que ya se tenía que ir, diciéndolo con tono disgustada, esperaba alguna otra respuesta, lo que hizo que pensara que yo no confiaba en ella.
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la-nueva-de-la-clase · 5 months
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Parte 3
Se dispuso a salir de la casa molesta, mientras yo trataba de correr detrás de ella, lo cual se me complicaba mucho al encontrarme en un pañal muy pesado, teniendo caca entre mis piernas, sintiendo como esto se movía dentro manchándome toda. Le grité que regrese, que le explicaría todo, lo cual hizo que ella se detenga a medio camino, se volteó a mirarme y después de un suspiro caminó hacia mí, le comencé a explicar todo, desde el día que leí aquello en internet, la curiosidad que provocó y este acto de comprar unos para probarlos.
Ella sacó su lado maternal, lo que se ofreció a cambiarme, yo desconcertada no quería acceder a tal petición, que no sabía si lo hacía por ser diplomática, o porque de verdad quería hacerlo. Me convenció al saber que ella tenía un hermanito, lo que le daba cierta experiencia que la hacia una diestra cambiadora, además reiteradas veces insistió que no le molestaba hacerlo.
“Acepté, porque no sabía cómo hacerlo y menos a mí misma”. Me avisó que ya regresaba. Durante toda su espera no deje por un instante de sentirme nerviosa. A los pocos minutos volvió con una especie de colcha o protector para cambiarme sobre él, y unas toallas húmedas. Extendió el cambiador de su hermanito y me dijo que me acostara sobre él. Hice lo indicado para que ella abriera el pañal, y me comenzara a limpiar bien, una vez limpia, antes de quitar el pañal, tiró todas las toallas sucias dentro de este y lo metió en una bolsa plástica.
-¿Dónde están los demás pañales?-. Preguntó. Le indiqué que, dentro del armario, lo cual fue por uno, lo abrió deslizándolo por debajo de mí, luego me echó talco y lo cerró, para finalizar dándome una palmadita en la cola, diciéndome: -Ya estas lista-. Acto seguido se puso de pie y recogió sus cosas, alegando que tenía cosas que hacer y que tenía que irse, pero que si vuelvo a requerir un cambio que le avisara y ella vendría apenas se desocupe.
El resto del día no requerí su ayuda, me quedé en pañales hasta la noche, durante esas horas me dieron unas insaciables ganas de masturbarme, así que pensé: ¿Cómo no hacerlo con el pañal puesto? Así que me comencé a tocarme sin quitármelo. “Me pareció mejor de lo que esperaba, la sola idea de llevar un pañal puesto mientras me tocaba me excitaba aún más”.
Pasaron unas semanas en las que usaba pañal casi a diario, ya que mi madre llegaba tarde en la noche a casa, teniendo disponible tiempo para mi desde que llegaba del colegio, dándome algunas horas libres para estar en ellos. Cuando me di cuenta que ya se me iban a terminar los pañales, se lo comuniqué a mi amiga Denisse, que siempre me había apoyado en todo, aunque jamás aceptado ni insinuado querer usar uno.
Como es costumbre en el país donde vivo, a los dieciséis ya se puede manejar, y para fortuna mía a Denisse ya le prestaban el carro, así que cuando le conté que necesitaba comprar porque ya no tenia, esta accedió a acompañarme en el carro, llevándome a una nueva farmacia de su confianza. Me bajé para ir a la farmacia, pero esta no me acompañó, comentándome que al lado habían abierto un sex shop, y que se llevaba bien con Valeria, que era la encargada.
Seguí con mi propósito comprando los pañales, que me habían venido muy bien los de esa marca. Una vez finalizada la compra regresé al carro, a lo cual Denisse, me pregunta con voz seria y cortada que si quería un dildo. A lo que respondí que no sabía lo que era ni para que servía. Ella me respondió instruyéndome: -Es algo para masturbarte con más placer-.
Sonaba buena idea, así que accedí a entrar en la tienda. Entramos y ahí estaba Valeria, una chica con muchos piercings en orejas y nariz, también con tatuajes, dando la apariencia a que era emo o gótica. Fuimos a ver y “Había tantos que no sabía cuál me gustaría o cual me lastimaría”. -Agarra uno de siete pulgadas-. Me dijo mientras señalaba uno color morado con una ventosa en la base.
A mi parecía un poco grande, y tenía miedo de hacerme daño o que me doliera, pero mi amiga me recomendó que no me lo metiera todo de una, si no que vaya poco a poco. La primera vez esa noche sentí un poco de dolor al principio, y luego no, pero no sentí el desbordante placer que esperaba. Cada vez lo fui usando más y más mientras que este se hacía más satisfactorio, aunque pasaron muchos meses sin poder introducírmelo del todo.
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la-nueva-de-la-clase · 5 months
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Parte 4
Llegaron las vacaciones de verano, yo seguía teniendo mi rutina de usar pañales bastante seguido, mi mamá no sospechaba nada, ya que los usaba solo cuando ella se iba a trabajar, y en vacaciones ella se iba a trabajar una vez terminaba de desayunar, lo que me daba todo el día sola para hacer lo que quería.
Un día estaba aburrida, y ese aburrimiento me impulsó a quererme masturbar, así que me bajé el pantalón y las panties que traía puesta, puse un video de coito en mi computadora, y me empecé a satisfacer, cuando a la mitad del video se me ocurrió ir y ponerme un pañal, “Solo para hacerlo más divertido”. Cuando abrí el ropero, no solo vi los pañales si no también el juguete que tenía, así que se me ocurrió metérmelo, y para que este no se pueda salir tuve la idea de colocarme un pañal. Comencé a introducir cada vez más al fondo hasta que este desapareció en su totalidad, exceptuando la base, dentro de mí. “Al fin pude meterme todo el dildo en mi vagina”.
“Fue algo espectacular”, ya que con cada movimiento que tenía por más sutil que sea, me daba mucho placer y me gustaba. “Apenas me pude poner el pañal sin desmayarme de todo el placer, cuando terminé me quise levantar y me temblaban las piernas”. Después de unos minutos me puse de pie, porque me entraron ganas de orinar, a lo que me dije que por algo contaba con un pañal ya puesto. Llevé a cabo tal proeza con un esfuerzo sobrehumano, ya que aún tenía aquel consolador metido, lo que me dificultaba mucho la salida del pis, una vez terminado, me quité el pañal, me saqué el juguete. “Eso de orinarme con el dildo dentro de mí, no me gusto, por lo que sigo sin repetirlo hasta la fecha”. El resto del verano pasó igual, con pañal y explorándome cada vez que podía y sentía ganas.
Casi al finalizar las vacaciones un día me aventuro a satisfacerme, cuando en una película de cine para adultos veo a una mujer que se metía un juguete como el mío por el ano. “Mi corazón empezó a latir muy fuerte, porque parecía que la mujer lo disfrutaba mucho”. Jamás lo había intentado llevar a cabo tal cosa por ahí, pero me daba mucho interés en poder hacerlo.
Coloqué el consolador de manera vertical, apoyando la ventosa en una silla que tenía en mi cuarto, para disponerme a sentarme sobre él, empecé poco a poco a agacharme, pero con cierta dificultad, no podía metérmelo bien ya que jamás lo había hecho, por suerte ya lo había lubricado antes con mis jugos vaginales, porque lubricante no tenia en ese momento, aun así, fue extremadamente difícil llevarlo a cabo. “En cuanto logré meterme la punta lo disfruté al máximo”, comencé a introducirlo cada vez más hasta llegar a la mitad, yo ya sabía que no iba a poder metérmelo todo, así que estuve unos minutos recorriéndolo hasta medio camino.
Decidí ir lo más al fondo posible, lo introduje hasta que no pude más, siempre aguantándome con las manos, de manera súbita sonó el teléfono de la casa, que se encontraba en la sala, del susto por aquel ruido me resbalé sobre la silla, metiendo de manera inconsciente y un poco dolorosa la totalidad de aquel falo plástico. Me agarré de los posa-brazos de la silla, y me comencé a levantar poco a poco hasta que salió la totalidad de este de mi trasero, una vez de pie me sentí tan exhausta que me tiré en la alfombra de mi habitación a descansar. “Y yo podía sentir como estaba abierto mi trasero y se iba cerrando”. No alcance a contestar el teléfono, y este no volvió a sonar por lo que no supe ni sabre quien fue la persona que me interrumpió y que al final me ayudó.
En cuanto me levanté, volví a hacerlo de la misma manera, en la silla sentándome sobre el dildo, encontrando la inserción más fácil, y siendo igual de placentero, sentía como en mi trasero se iba metiendo aquel tubo rígido poco a poco, y cuando llegué a estar sentada sobre el me agarré con las manos desde los reposabrazos de la silla, y comencé a brincar. “Me gustaba tanto que lo hice por más de diez minutos”.  
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la-nueva-de-la-clase · 5 months
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Parte 5
Se acabó el verano y tuvimos que regresar a la escuela, entrando así al que sería mi último año antes de graduarme. De mi grupo de amigas, la única que sabía que usaba pañales era Denisse, el resto aun no me sentía en total confianza como para poder contarles todo.
Unos días después del inicio de clases se me ocurrió la descabellada idea de ponerme un pañal e ir a la escuela con este, debajo de mi falda larga nadie se daría cuenta pensé, pero batallaba dentro de mi sobre la decisión de llevar a cabo esta locura o no. Tres días después de dicho pensamiento decidí llevarlo a cabo con mucho nerviosismo, me puse un pañal y la falda, me di cuenta que mi pañal no se notaba tanto como esperaba, me fui caminando a la escuela y cuando entré al salón había tanta bulla en este que era imposible que alguien notara los ruidos del pañal cuando me movía.
El día pasó de manera normal, todo fue más que bien, pude regresar a mi casa sin que nadie descubriera, notara o siquiera sospechaba que llevaba uno puesto. Me atreví a usarlo unas cuatro veces más para ir al colegio y nunca hubo problema alguno, a veces se complicaba un poco el ir al baño, porque no me atrevía a mojarlos en el colegio, así que si quería hacer pis debía ir al baño, quitarme el pañal y hacer en el inodoro.
Un día en el receso estaba con mi grupo de amigas, cuando Cristina sin querer se tropieza y me termina empujando, al caer quedé con las patas arribas y la falda se me había alzado, eso solo podía significar algo, alguien pudo haber visto mi pañal. Me puse de pie rápidamente para que los que estaban a mi alrededor tuvieran la menor posibilidad posible de haberlos visto.
Todos los que estaban a mi alrededor, se habían dado cuenta de aquello, y con un tono de duda me preguntaron por qué llevaba un pañal. No supe cómo reaccionar o responder así que simplemente corrí lo más rápido posible hacia el baño para llorar, no sabía que iba a ser de mi vida socialmente hablando, creía que mis amigas ya no querrían serlo debido a esto.
Todo el resto del día evité hablar con ellas, cuando llegué a mi casa boté todos los pañales que tenía disponible a la basura, no queriendo volverlos a usar, me imaginaba cosas terribles en mi cabeza, con respecto a que mi grupo de amigas me descubrieron en pañales. Pensé que podía convertirme en el hazme reír de la escuela y que ellas ya no quisieran estar a mi lado. Llegó mi madre a la casa, mientras le decía que no quería ir mañana: “Y para no ir unos días a la escuela mentí diciendo que estaba enferma”.
Días después cuando me tocó retornar a mi centro educativo, entré a la clase y mis amigas se acercaron diciendo que por apoyo usarían pañales conmigo, de manera extraña y sin saber los pormenores todo el resto de la clase también ya se había enterado que me gustaba usar pañales. Pero mi grupo de amigas estuvieron dispuestas a probarlos conmigo, sacando una gran bolsa de estos, fuimos al baño y nos los colocamos, estando solo con la camisa del colegio, con pañal y no con calzones, inclusive Denisse también estaba con ellos. “Todas nos tomamos fotos en pañales”., de hecho, luego me enteré que la que había planeado todo eso, y comprado, era Denisse,
Nos pusimos falda y regresamos a la clase para notar que todos estaban hablando de eso, pero a nosotras nos importaba poco.
Pasó un mes y algunas amigas, usaban pañal de vez en cuando, porque para ellas seguía siendo una moda, aunque no estoy totalmente segura si a ellas realmente les gustaba.
Un día estaba vistiendo un pañal en la escuela, cuando un chico, que me parecía bastante guapo con copete rubio, sin querer según él, me dio una suave nalgada, sentí que fue algo muy embarazoso porque no llevaba puesto algo convencional. Jack, se llamaba este chico, me pidió perdón, y acto seguido comenzamos una trivial conversación. Para finalizar, este me habló de los pañales preguntándome como se sentía usarlos, yo sonrojada con mucha vergüenza le dije que bien.
Segundos después manifestó su deseo de querer probar uno, lo cual preguntó si podía ir a mi casa para intentarlo, yo accedí de manera inmediata ya que era realmente lindo, “no sabía si me gustaba, pero yo creo que sí”.
Llegamos a casa, y le di un pañal para que se lo coloque, pero de manera insistente me ofrecí a colocárselo, lo cual no quería, pero lo convencí. Para entrar en confianza me quité mi falda dejándolo verme en pañales. Ahora le tocaba a él, comenzó a bajarse los pantalones, “Tenia el pene erecto”.
Le pregunté la razón por la que estaba así, a lo que respondió que le parecía sexy verme en pañales, para mí fue un gran cumplido que hizo que secretamente me gustara, de manera sutil le respondí que el también se me hacía lindo, dando comienzo a un romance. No ocurrió nada sexual aquel día, simplemente después de ese dialogo le coloqué un pañal, con talco y se lo cerré.
A los pocos minutos me dijo que tenía ganas de orinar y popó al mismo tiempo, pero que este solo quería mojarlos, no se me ocurrió otro consejo más que el que apretara fuerte para hacerse, pero para mala fortuna de él estaba mojando su pañal, cuando al final también se le comenzó a salir la caca.
-De veras lo siento mucho-. Dijo muy apenado, mientras yo le decía que no me importaba en lo más mínimo, y que estaría más que complacida de cambiarlo. Le quité el pañal y comencé a limpiarle mientras él se sentía realmente muerto de vergüenza, una vez terminado, le coloco otro pañal limpio, este de manera rápida, no sé si por agradecimiento o porque de verdad lo sentía, se pone de pie y me besa en los labios, no me hice para atrás porque inconscientemente yo también deseaba lo mismo en el fondo.
Cuando el beso finalizó, se quitó su pañal, se puso su ropa y se fue de mi casa.
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la-nueva-de-la-clase · 5 months
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Parte 6
Pasaron unos meses, Jack y yo nos volvimos novios. El ya no quiso volver a usar pañal después de ese día, pero aceptaba que yo si lo siga haciendo, no le importaba en lo más mínimo mis locos fetiches.
Un día decidí cambiar la manera de disfrutar por atrás, así que me aventuré a inclinarme hacia delante mientras me introducía con cierto esfuerzo mi dildo en el trasero, una vez que este ya había desaparecido, exceptuando la base, me coloqué mi pañal. Me sentía tan bien, mientras me comenzaba a tocar para darme placer.
Casi como media hora después, escucho el timbre tocar, como no esperaba a nadie solo me puso mi falda para que cubra mi pañal y baje a abrir la puerta. En la entrada estaba Jack, apenas abrí, este entró en mi casa, lo cual no era buen momento para que el este ahí, ya que aún tenía un juguete de varias pulgadas ensartado en mi culo, y llevaba un pañal.
Con ese pepino artificial en mis glúteos, caminaba bastante raro, lo cual Jack se dio cuenta de aquello, preguntándome que me ocurría, intente varios minutos disimular que no me pasaba nada, “Estaba muy excitada”. Pero mi novio me volvió a reiterar la pregunta, lo cual preferí no ocultarle la verdad.
No se si no me creyó o lo hizo a propósito, pero me dijo: -Muéstramelo-. Le dije que se sentara en un sillón, acto seguido me quité el pantalón y el pañal, me incliné dándole la espalda, poniendo mi trasero casi en su cara, y comencé a pujar suavemente dejando salir el juguete sexual, su cara fue de sorpresa total al verlo afuera en su totalidad.
Me preguntó. -¿Te gusta? ¿Se siente bien?-. A lo que respondí de manera afirmativa a ambas cuestiones, de manera tímida este me dijo que quería intentarlo, mi cara fue de sorpresa extrema, ya que no todos los días te topas con chicos que quieren experimentar a recibir objetos por ahí atrás.
-Quiero, pero tu debes hacerlo-. Me dijo Jack. Se quitó el pantalón, los Boxers y se inclinó, le estaba abriendo las nalgas mientras le iba a comenzar a meter aquel dildo, cuando me confesó que sentía miedo a que algo tan grueso le doliera, así que me pidió que, si podía meterle uno de mis dedos, a lo cual accedí. Me lavé las manos y acto seguido le introduje un poco de mi dedo. Me dijo: -Mas al fondo-, hice lo que el me ordenó hasta que ya no pude meterlo más, lo cual le dije y me respondió de la siguiente manera: -Ahora sácalo y mételo-. Lo hice de manera repetitiva un par de veces mientras observaba como este se veía bien excitado, me pidió que lo masturbara con la otra mano, y así lo comencé a hacer, acariciándole de arriba abajo todo el cuerpo de su pene, al poco tiempo se vino, mientras me confesaba sentirse avergonzado. “Le pregunté si le gustó a lo que respondió que mucho”.
Luego logré que el me masturbara ayudándome con el consolador. Después de eso me sentía realmente excitada, quería más, cuando se lo planteo, recibo la negativa, siendo rechazada me dijo: -Es que no quiero perder la virginidad ahora-.
“Le respondí que yo tampoco”, solo para que no me sintiera tan mal conmigo misma. Luego nos vestimos y conversamos hasta que se fue un par de horas después.
Luego los meses pasaron igual hasta que por fin me gradué del colegio, Jack y yo terminamos nuestra relación porque cogeríamos caminos separados, y a decir verdad no he sabido nada de él, ni de Denisse desde entonces.
Hasta día de hoy, día en que la protagonista me contó su historia, ella se sigue usando pañales casi a diario, y explorándose en sus dos orificios. 
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