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En cuanto pones un pie en la ciudad de Toulouse, entiendes el porqué del sobrenombre de la ciudad rosa. Ese ladrillo, tan característico, lo inunda todo: iglesias, museos, palacetes,… Todo esto, mezclado con el aire medieval del casco histórico, siendo punto del Camino de Santiago francés, crea una atmósfera única, dotando a la ciudad de una peculiar singularidad. Y eso se nota, desde la primera bocanada de aire que tomas junto al Garona, alma máter de la metrópoli, cuyas orillas atesoran tanta magia como imaginas. Vamos a comernos Toulouse porque golosa y gastronómica, son adjetivos que la describen muy bien.
DESPLAZARSE EN TOULOUSE
Llegamos a Toulouse en coche. Desde Bilbao, vía Pau y Tarbes (A64), no te lleva más de 5 horas e incluso puedes aprovechar la salida, para visitar cualquiera de estas dos poblaciones o la cercana Lourdes, que también está dentro de la ruta.
Lo mejor, es dejar el coche fuera de la zona centro de la ciudad porque el transporte público en Toulouse es variado y económico. Además, el precio de la ORA es astronómico, así que como el centro se recorre a pie para disfrutarlo más, lo mejor es dejar el auto aparcado. La zona de St- Cyprien es libre de pago y al final cruzas, por cualquiera de los puentes hacIa el casco histórico. Andando, no te llevará más de 10 – 15 minutos, depende de dónde encuentres sitio y del puente por el que cruces.
TOULOUSE PASS
Si quieres disfrutar de una experiencia diferentes y que te sirva como apoyo a tu visita, puedes utilizar el servicio Toulouse Greeters. Son voluntarios que dan a conocer su ciudad de una manera diferente, fuera de círculos turísticos. Y si vas a hacer muchas visitas a iglesias, museos, etc… la Toulouse Pass es indispensable para ahorrarte un dinero. Es en una de las ciudades dónde creo que es más recomendable.
11 IMPRESCINDIBLES PARA CONOCER TOULOUSE
Recorridos y rutas, hay cientos porque esta ciudad da para mucho. Iglesias, basílicas, museos, palacetes, parques y plazas, shopping, gastronomía,… os dejo algunos de nuestros imprescindibles porque seguro que si visitas Toulouse, acabarás teniendo los tuyos propios.
Visitar la Basílica de Saint Sernin, primer obispo de la ciudad de Toulouse y mártir. La historia es cuanto menos curiosa: paseando por la ciudad, un grupo de personas, vio al obispo y no se les ocurrió otra cosa, que gastar una broma y atar al obispo a la cola del toro que les acompañaba. El toro, como era evidente, echó a correr por la actual Rue du Taur ( calle del toro, de ahí su nombre), con el obispo a cuestas, el cual, por los golpes recibidos, murió.
Si quieres ver entre otras reliquias, las relativas a Saint Sernin, puedes verlas en la cripta. La entrada es de pago (2,50 euros) y te permite también la visita del deambulatorio. ¿Vale la pena? Depende de tu curiosidad pero no lo considero un imprescindible.
En esta misma zona, tienes el antiguo edificio del Collège St-Raymond, que data del S. XIII, está también el Museo del mismo nombre que recoge colecciones de arqueología y arte antiguo, rememorando épocas celtas y romanas (precio de la entrada, 4,00 euros). Si te gusta el arte, debes de visitarlo. Tampoco pases por alto la Chapelle des Carmélites, es una hermosa capilla que data del S. XVIII y vale la pena la visita por las excepcionales pinturas que guarda en su interior.
Siguiendo hacía el sur, llegamos a Les Jacobines. El complejo de la Iglesia y el Convento, es uno de los más atractivos de la ciudad. Es un impresionante edificio del gótico meridional, conocido sobre todo por sus bóvedas de nervaduras y por la llamada “la palmera”. Tanto el Claustro como la Capilla están decoradas con valiosas pinturas del S. XIV. La entrada a la Iglesia es gratuita pero para entrar al convento, deberás de abonar 4,00 euros. Debo decir que el edificio desde la lejanía impresiona más por la dimensión de su torre.
El Capitole, sin duda, es uno de los puntos de encuentro para tolosanos y foráneos. Le Capitole, data del S. XVIII y acoge al actual ayuntamiento de la ciudad. La entrada en gratuita y solo por poder observar la llamada Sala de los Ilustres, sita en la primera planta, ya vale la pena entrar en este pedacito de historia. Otro de los tesoros que alberga, la puedes encontrar en los techos de las galerías de ala oeste: las obras de Raymond Moretti, ilustran el techado con escenas que narran la historia de la ciudad. Al otro lado, la Torre de Donjon, antigua torre de los archivos, acoge hoy la oficina de turismo. En el lado anverso, la Place du Capitole, donde podrás ver una gran cruz occitana, rodeada de todos los signos del zodíaco.
Entre Palacetes, va a discurrir tu devenir por la ciudad de Toulouse. Los más interesantes me parecen el Palacete Bernuy, de estilo renancentista (junto a los Jacobines) y sin duda alguna, las grandes construcciones de las calles Croix Baragnon, Tolosane y Mage, con exponentes arquitectónicos como el Duhaus, Du Vieux Raisin (uno de mis preferidos) o el St-Jean. Tras todo lo ya mencionado, te aconsejo un paseo por el Quai de Tounis porque alberga algunas de las fachadas arquitectónicas más impresionantes de Toulouse.
El Jardín Botánico y el puente metálico que te lleva hasta el Grand Rond y el Jardin Royal. Pero para mí, lo más interesante la pequeña Iglesia de St-Exupère, que alberga una bellísima estatua que es considerada monumento nacional.
Catedral de Saint Etienne y el Monument aux Morts, aunque yo disfruté mucho más en los Allées Francois Verdier del mercado de antigüedades. Tanto éste como el que se emplaza en la Place de Saint-Aubin, son muy interesantes y fácil que encuentras alguna cosa que te querrás llevar a casa. Debo decir que el interior de la Catedral de St-Etienne me impresionó mucho, quizás también porque había un ensayo coral, lo cual te ponía en ambiente.
Si hay otra cosa típica en Toulouse, son los salones de té que además, están siempre a rebosar. Es muy típico terminar la jornada o merendar en estos salones y degustar algunas de las fantásticas tartas y pasteles variados. Para mí, sin duda Bapz, se lleva la palma. Servicio atento, tartas y pasteles con ingredientes naturales y mezclas asombrosas y de mucha calidad. No te puedes ir de Toulouse sin hacer una parada en este local, sito junto a la Fundación Bemberg, otro palacete interesante.
Las plazas llenas de vida y terrazas, son otro de los puntos fuertes de Toulouse. Desde el Capitole, pasando por la Place Wilson y la Place St-Georges, todas guardan su encanto propio. Mis preferidas son la Place de Bourse, la Place de la Daurade (junto al Garona) y la Place Salengro. Ésta última me parece un enclave perfecto para comer.
En la Iglesia de ND de la Daurade, no te pierdas a la única virgen negra de la ciudad; ni tampoco e la placer se sentarte en la Place de la Daurade, en cualquier de sus terrazas.
El Shopping, una de las grandes aficiones de los franceses en general y de los tolosanos en particular. Para esta actividad, las calles D’Alsace Lorraine, St-Rome, Rue des Changes y Rue del Filatiers. La visita a las Galeries Lafayette, son otro clásico de la ciudad.
Si te gustan las tiendas vintage y de segunda mano, los alrededores de la rue Cujas y St-Úrsule serán tus favoritas. Por cierto, si vas a las Galerias Lafayette, debes subir a su terraza porque tienes una de las mejores perspectivas de la ciudad, además de ser un sitio privilegiado para hacer una parada técnica.
En relación a la gastronomía, destacar varias cosas: por un lado, las violetas que se utilizan para casi todo. Debo decir que a mí los caramelos de violeta no me acabaron de convencer (un cierto sabor a ambientador) pero las gominolas y chocolates recubiertos de pasta de violetas, sí que me gustaron mucho. Por otro lado, la cassoulet, el plato típico de la cocina tolosana. Es un plato fuerte, compuesto por alubias blancas, confit de pato y salchichas de Toulouse. Puede que tenga algún otro ingrediente extra dependiendo del restaurante dónde lo tomas.
Un extra: Saint – Cyprien, la margen izquierda
A la margen izquierda de la ciudad, puedes acceder desde el Pont Neuf o desde el Pont Sant Pierre o Pont Saint Michel. Los tres, son los puentes más significativos de la ciudad de Toulouse pero quizás el Pont Neuf, sea el más interesante por ser el más antiguo.
En esta margen izquierda, tiempo atrás, sitio de exiliados y foráneos, se ha convertido actualmente en uno de los distritos más caros, en cuento a la adquisición de vivienda se refiere. De esta parte de la ciudad, me parecen imprescindibles varios puntos:
Les Abbiattoirs, el antiguo matadero de la ciudad y que actualmente está acondicionado para actividades teatrales y lugar de reunión y exposición de artistas contemporáneos.
Jardín Raymond VI, de reciente construcción y con un jardín botánico didáctico y cientos de plantas salvajes. Toda la explanada de los jardines, ofrece unas vistas espléndidas de La Garonne, destacando el tiovivo de madera.
Passerelle Viguerie, un auténtico balcón sobre el río Garona. Es un paseo indescriptible e ineludible que te lleva desde el jardín hasta el Puerto Viguerie (puerto del exilio republicano español).
La Cúpula de La Gravé que si bien se ve prácticamente desde toda la ciudad, impresiona desde cerca aún más. La Gravé, es el hospital que permanece en activo desde la Edad Media y acogió en su tiempo a cientos de peregrinos.
Chateau d’Eau que es un edificio original del S. XIX y que está dedicado íntegramente a exposiciones fotográficas.
No puedes perderte el Matou, sobre todo si eres amante del diseño y publicidad. El Matou acoge una exposición única de carteles publicitarios inigualable. El precio de la entrada es de 4,00 euros pero te aseguro que cada céntimo está bien pagado.
Pues cómo veis, Toulouse es una ciudad muy completa y sobre todo, una ciudad muy cómoda para visitar y disfrutar a pie o en bici. Ha sido un auténtico placer descubrir un poco más del Alto Garona y disfrutar de una ciudad llena de vida.
A Bientot!
Happy Blogging! Happy Travels!
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Llegamos a Laxe, en plenas fiestas y sin saberlo, como pasan las cosas que no se buscan; evidentemente, el ambiente estaba asegurado, además de un calor de justicia. Y eso que dicen que en Galicia no hay verano, que siempre llueve,… bueno, en tierra de meigas, “haberlas haylas” y se debieron conjurar para darnos unos días de un calor infernal, en nuestra ruta por la Costa da Morte.
Decidimos venir a esta zona ��para intentar desconectar de unos duros meses, y no me digáis porqué, en Galicia es en el sitio dónde mejor duermo, más descanso y más desconecto de todo. Incluso de mí misma. Sí, hay un gen gallego, ese de la “slow life” a la gallega. Estoy segura. Y nunca me falla.
Intentando olvidarnos del resto del mundo, recalamos en la Costa da Morte y vamos a intentar desgranar, parte de lo que allí hemos vivido; hay otras cosas que como dicen los gallegos, “quedan pa nós”.
Comenzamos en Laxe, y como dice el cineasta gallego Oliver Laxe: “Tengo un pie anclado en la tradición; eso es lo moderno”. No podría encontrar mejor cita para describir a este municipio costero.
EL BALCON DEL ATLÁNTICO
Laxe, pueblo marinero por excelencia de esta zona, acertadamente llamada Costa da Morte (más de 200 naufragios en 150 años), está cargado de historia y guarda verdaderas perlas en su haber.
Situado a unos 45 minutos de A Coruña, se llega fácilmente por la AG-55 para desembocar en la comarcal, salida de Ponteceso; y entonces, es cuando debes relajarte y disfrutar de las vistas y el paisaje, recortando el océano. Ese es uno de los mayores lujos de visitar la Costa da Morte: el tiempo se para y el mar te acompaña constantemente, hasta empaparte de arriba abajo y de izquierda a derecha. Ay, el mar… cuantas alegrías pero también llanto, ha dado a las gentes de esta zona.
QUÉ HACER EN LAXE
Un punto de inicio y también de aparcamiento, es la zona del puerto, bullicioso y tranquilo dependiendo de las horas, pero siempre con movimiento, en un pueblo eminentemente volcado con la mar.
Como curiosidad, fíjaros hasta dónde llega esta ligazón, que cada 17 de agosto a mediodía, se recrea un “naufraxio”, dónde un marinero vuelve a la vida tras irse a pique su embarcación. Os podéis imaginar hasta dónde llega la emoción, teniendo en cuenta el día a día de las gentes del municipio. El canto de la Salve Marinera, es algo que no puedes perderte si visitas Laxe en esas fechas.
Tras ver el trajín del puerto, enseguida distingues la Iglesia de Santa María de la Atalaia, en un alto sobre el propio puerto. Es una joya arquitectónica que data del siglo XV y representa a la perfección el gótico marinero. La Iglesia está rodeada por un muro, hasta donde llegaba el mar, hace ya años.
Los detalles, tanto exteriores como interiores, merecen tu atención. Del campanario hay una curiosidad que te acabarán contando: solo tiene dos campanas (aunque tiene sitio para cinco) porque las otras tres, se fundieron antaño, para crear varios cañones de defensa. El porqué es sencillo: puesto que desde esta atalaya, se divisaba cualquier buque sospechoso que se acercaba al municipio, los cañones eran imprescindibles en determinadas épocas de la historia.
Además, era un lugar perfecto para avistar ballenas, de ese modo en cuanto se avistaban, se avisaba a las armadas para que salieran a la captura.
Dentro, en el altar mayor, podrás ver las tumbas de los primeros Moscosos, señaladas con una corona. Los Moscosos de Altamira, fueron los grandes señores feudales de la zona; también podrás ver fuera de la Iglesia, más tumbas de sus descendientes.
Como curiosidad, y teniendo en cuenta la zona en la que estamos, Costa da Morte, también está enterrado dentro de esta Iglesia, la mujer y el hijo del capitán del “Adelaide”, buque inglés que naufragó frente a Laxe en 1830.
Bajando hacía el centro del pueblo, en la Plaza Ramón Juega, puedes ver la Casa del Arco, cómo no, también en su origen, pertenencia de los Moscosos. Construída en el siglo XV, es una casa de cantería granítica, lo que más destaca en la fachada sur, en la cual se abre un arco ojival que da paso a la Rúa Real.
Como curiosidad, bajo el arco, hay dos grandes escudos, representando uno de ellos el símbolo de los Moscosos: la cabeza del lobo.
O visita imprescindible, es el Museo do Mar. Además de ver todo tipo de tradiciones marineras, el valor más importante, es disfrutar del archivo fotográfico de José Vidal, laxense de pro. Se trata de un fondo fotográfico de más de 65.000 fotos que representan tanto la vida comercial, como la realidad social de la Costa da Morte desde finales del S. XIX hasta finales del S. XX. Donadas por sus descendientes, recupera personas y actividades retratadas por varias generaciones de esta familia acomodada. Todo un lujo.
UNA RUTA MIRANDO AL MAR
Saliendo desde la misma zona de la Atalaya, y subiendo hacía el faro, puedes hacer una pequeña ruta que te va a enamorar. Desde el Mirador de Insúa, puedes observar la inmensidad del océano y vislumbrar una de las playas más veneradas por los surfistas: Soesto. Aguar bravas y casi tres kilómetros de un salvaje y hermoso arenal.
Si sigues subiendo, llegas a Punta Insúa, dónde está situado el Faro de Laxe. Desde aquí, huelga decir que el océano te envuelve, las olas rugen y la ría de Laxe y Corme, luce espectacular. Al fondo, se dibuja también la Punta Roncudo, famosa por albergar los mejores percebes gallegos.
Bajando desde el Faro y a mano derecha del propio mirador, tras un pequeño paseo hacía el mar, llegas a una de las playas más veneradas por los laxenses: la Praia dos Cristais.
Curiosamente, recibe este nombre porque es un depósito natural de pequeños cristales de colores, pulidos por el bravo mar y que la corriente ha ido trayendo hasta aquí, desde un antiguo vertedero situado en esta zona.
DONDE HOSPEDARSE Y/O COMER EN LAXE
Para comer, os voy a destacar dos o tres locales en los que hemos estado y nos han gustado mucho porque la cantidad y calidad de la restauración es de tal magnitud, que como os digo, se hace complicado.
Para deleitarte con un buen marisco o un buen arroz con lubrigante, te aconsejo el Zurich. No es muy barato, pero te aseguro que cada céntimo está bien pagado.
En Mar de Fondo, junto al puerto de Laxe, tienes un plato que bordan y es el pulpo a la brasa con cachelos. La ración es amplia (pulpo de algo más de 1 kilo), perfecto para dos. También la fritura de pescados, es un plato muy recomendable. Buena relación calidad – precio.
Si lo que quieres es comerte un buen bacalao, entonces tu sitio es O Recodo de Antía. Es la especialidad de la casa y lo sirven todos los días.
Aunque no lo probamos, en el propio puerto hay local de la Cofradía de Pescadores y no me cabe duda, de que tendrán género más que fresco, a muy buen precio.
Cómo veis, en un sitio así, se me hace difícil recomendar carne porque aprovechamos a comer “peixe” y marisco, como si lo fueran a prohibir. Aquí no cabe pensar en la frescura, está recién sacado del mar.
Para dormir, dependiendo de cuanto te quieras gastar hay varias opciones. Una elección económica y situada justo sobre el puerto es el Hostal Bahía de Laxe. Muy limpio pero sobre todo, su dueño es un conocedor excelente de la zona y un perfecto guía local, que te ayudará a diseñar tu ruta.
Si buscas algo más especial, A Torre de Laxe, te encantará. Paz y relax, con unas vistas magníficas y un servicio atento.
Solo puedo decir que este pequeño viaje que comenzamos en Laxe, por la Costa da Morte, ha sido uno de los más especiales de los últimos tiempo. A veces, no hace falta irse demasiado lejos, para observar, vivir y catar el paraíso.
Happy Travels! Happy Blogging!
LIBRETA de VIAJE
Para dormir:
Bahía de Laxe: Avda Besugueira, 24 (Tlf. 630160317)
A Torre de Laxe: Aldea da Torre, 11 (Tlf. 981739038)
Para comer:
O recodo de Antía: Rosalía de Castro, 44 (Tlf. 617092024)
Zurich Marisquería: Parga Pondal, 8 (Tlf. 981728081)
Mar de Fondo: Rosalía de Castro, 4 (Tlf. 981735474)
Mas información: Mar de Laxe
Código Ético: todo lo que recomiendo en este artículo, está basado en mi propia experiencia como viajera. En concreto, en este artículo, no hay ningún tipo de enlace de afiliados.
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No había pisado esta zona hacía tiempo, demasiado, lo cual ya dice mucho de las ganas que tenía de volver. Lo hicimos en pleno mes de abril, cuando el tiempo no acompañaba en ningún sitio salvo aquí; porque desde luego, si de algo puede presumir Murcia y en concreto esta zona de la región, es de su microclima. Una auténtica delicia durante todo el año pero sobre todo, fuera de la temporada alta de verano. Así que sí, la zona de la albufera más grande de la península, tiene mucho que ofrecer; vamos a intentar desgranar algunas de nuestras experiencias más interesantes.
8 EXPERIENCIAS PARA DISFRUTAR DEL MAR MENOR
1.- DISFRUTAR DEL MAR. Ésta es sin duda, una de las grandes atracciones de la zona. El clima ayuda a disfrutar del mar todo el año, así que, todo resulta más sencillo. Además, casi todos los pequeños pueblos de la zona tienen puerto pesquero y/o naútico. Lo cierto, es que navegar por el Mar Menor es una delicia y sobre todo, te deja observar de cerca las cinco islas de origen volcánico que “presiden” este mar. Por todo lo dicho, los deportes náuticos están a la orden del día y puedes disfrutar de paseos en kayak, windsurf, pesca submarina,… En este último caso, no te olvides de la zona de Cabo de Palos. El Club de Buceo de Islas Hormigas tiene una buena oferta y sobre todo, una dilatada experiencia.
Pásate por el Puerto Deportivo Tomás Maestre, una de las zonas más animadas en La Manga y desde dónde disfrutar del mar, tomando algo en sus múltiples locales.
2.- LOS MOLINOS DEL MAR MENOR. No me sorprendió tanto encontrar molinos en esta zona porque ya vimos alguno de Almería, dentro del Paraje Natural de Cabo de Gata. Sus funciones han sido muy distintas a las de los molinos de La Mancha ya que en esta zona, acercaba el agua del mar para su desalinización. Tienes dos buenos representantes en la zona de San Pedro del Pinatar: Molino Quintín y Molino Calcetera. Está claro que la actividad salinera es una industria muy importante en esta zona y en concreto en San Pedro del Pinatar que cuenta además, con el Parque Regional de Salinar y Arenales; a través de una red de senderos muy bien señalizados, puedes disfrutar de este entorno natural y ver la actividad de las salinas en todo su apogeo.
Desde el Molino Quintín y bordeando parte de la zona de lodos, llegas hasta el final del paseo que te acerca frente a la punta de La Manga y ver la entrada de agua. Aproximadamente, son unos 1,800 mt.
3.- EL CALDERO. Dentro de la maravillosa gastronomía murciana, si hay un plato típico de esta zona y de origen humilde, este es el Caldero. Los pescadores de la zona, lo tenían como su plato estrella que presidía todo tipo de celebraciones. Ahora, todo restaurante que se precie, lo tiene en su carta. Consta de un arroz con ñoras, cocinado con varios tipos de pescado, típicos de esta zona. Su sabor, característico y fuerte, es una auténtica delicia. Se sirve además en dos fases: en la primera, el arroz con el alioli y en la segunda, los pescados son su caldo. No puedes marcharte de aquí, sin haber degustado este plato tan suculento. Tienes múltiples opciones pero os sugiero el Venezuela, que es dónde lo tomamos nosotros. También nos recomendaron El Mosqui, en cabo de Palos.
4.- LA MANGA Y SUS MIRADORES. Aún a pesar de la aberración urbanística, es una zona que hay que visitar. Con algo más de 18 kilómetros de longitud, esta lengua de tierra, divide el Mar Menor y el Mar Mediterráneo. Lo cierto, es que la visita debe de servirnos para aprender sobre lo que no se debe hacer, en aras de preservar un ecosistema natural tan importante como el del Mar Menor; esperemos que con las medidas que se están tomando, se vaya recuperando poco a poco. Para observar esta zona en todo su esplendor, el Mirador de Monteblanco es la mejor opción.
5.- LOS ALCÁZARES. Su playa y su puerto, junto con su paseo marítimo que te lleva hasta Lo Pagán, es un camino que hay que recorrer. También, guarda en su interior lo que se conoce como el Proyecto Pueblo Pintado. Esto supone, que puedes ver, al menos, 150 obras de artistas internacionales del graffiti, como si de un museo al aire libre se tratara. Aquí tienes toda la información: Ruta de los Graffitis.
También, en Los Alcazares, hay una buena oferta gastronómica. Por mi parte, siendo honesta debo de recomendar al menos dos: La Peora Tapas y La Tropical. Cocina típica, de siempre pero con toques modernos que te encantará, no solo por su sabor sino también por su precio.
Croquetas de Gamba Roja y Patatas Cabreadas de La Tropical
6.- LOS LODOS. ¿Quién no ha visto más de una foto con personas absolutamente embadurnadas en lodo? Es una estampa típica de la zona, sobre todo de San Pedro del Pinatar. Sus lodos, con reconocidas propiedades terapeúticas, sobre todo para problemas óseos, es un llamada para miles de locales y turistas de todas las edades. Ya sabéis, hay que embadurnarse hasta las cejas y después sumergirte en el Mar, existiendo para ello, zona habilitadas muy bien conservadas.
7.- CABO DE PALOS. Sin duda alguna, uno de los rincones más especiales de esta zona. Su puerto pesquero, el rugir del mar, el viento y el faro, suman puntos a este cabo de espectacular belleza. Subir hasta el faro, bordeando el mar, es otra de las grandes rutas, disfrutando del mar, de la fauna y flora tan características de esta zona. Si puedes, no te pierdas el atardecer sobre el Mar Menor y por supuesto, disfruta de algunos de sus locales de hostelería y terrazas (sobre todo, de los mas antiguos que guardan la esencia marinera).
8.- PARQUE REGIONAL DE CALBLANQUE. Esta joya natural, a veces pasa inadvertida para el visitante. Es un espacio imprescindible para entender la flora y fauna de esta zona de la región murciana, tan característica. Te sugiero que te pongas las zapatillas y recorras algunos de sus senderos, disfrutando de las dunas móviles, de las increíbles playas naturales y sobre todo, del mar. Dentro del propio dominio del Parque, tienes las Salinas Rassall, cuyos colores al atardecer son inolvidables.
Había que establecer un centro de operaciones para visitar esta zona. Nosotros, al viajar con nuestro border collie, optamos por alojarnos en un apartamento que nos permitiera tenerlo con nosotros y por tanto, tener más libertad. Nos alojamos en Los Alcázares, en los apartamentos del Senator Mar Menor y estuvimos muy a gusto, la verdad. Con vistas al campo de golf, piscina y buena terraza, poco más podíamos pedir. Además, desde aquí, llegábamos rápidamente a todas las zonas que quisimos visitar y disfrutar. No se puede pedir más.
Para más info: Turismo Mar Menor
Por si os interesa, aquí tenéis nuestras visitas a:
Cartagena
Murcia
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En cuanto pones un pie en la ciudad de Toulouse, entiendes el porqué del sobrenombre de la ciudad rosa. Ese ladrillo, tan característico, lo inunda todo: iglesias, museos, palacetes,… Todo esto, mezclado con el aire medieval del casco histórico, siendo punto del Camino de Santiago francés, crea una atmósfera única, dotando a la ciudad de una peculiar singularidad. Y eso se nota, desde la primera bocanada de aire que tomas junto al Garona, alma máter de la metrópoli, cuyas orillas atesoran tanta magia como imaginas. Vamos a comernos Toulouse porque golosa y gastronómica, son adjetivos que la describen muy bien.
DESPLAZARSE EN TOULOUSE
Llegamos a Toulouse en coche. Desde Bilbao, vía Pau y Tarbes (A64), no te lleva más de 5 horas e incluso puedes aprovechar la salida, para visitar cualquiera de estas dos poblaciones o la cercana Lourdes, que también está dentro de la ruta.
Lo mejor, es dejar el coche fuera de la zona centro de la ciudad porque el transporte público en Toulouse es variado y económico. Además, el precio de la ORA es astronómico, así que como el centro se recorre a pie para disfrutarlo más, lo mejor es dejar el auto aparcado. La zona de St- Cyprien es libre de pago y al final cruzas, por cualquiera de los puentes hacIa el casco histórico. Andando, no te llevará más de 10 – 15 minutos, depende de dónde encuentres sitio y del puente por el que cruces.
TOULOUSE PASS
Si quieres disfrutar de una experiencia diferentes y que te sirva como apoyo a tu visita, puedes utilizar el servicio Toulouse Greeters. Son voluntarios que dan a conocer su ciudad de una manera diferente, fuera de círculos turísticos. Y si vas a hacer muchas visitas a iglesias, museos, etc… la Toulouse Pass es indispensable para ahorrarte un dinero. Es en una de las ciudades dónde creo que es más recomendable.
11 IMPRESCINDIBLES PARA CONOCER TOULOUSE
Recorridos y rutas, hay cientos porque esta ciudad da para mucho. Iglesias, basílicas, museos, palacetes, parques y plazas, shopping, gastronomía,… os dejo algunos de nuestros imprescindibles porque seguro que si visitas Toulouse, acabarás teniendo los tuyos propios.
Visitar la Basílica de Saint Sernin, primer obispo de la ciudad de Toulouse y mártir. La historia es cuanto menos curiosa: paseando por la ciudad, un grupo de personas, vio al obispo y no se les ocurrió otra cosa, que gastar una broma y atar al obispo a la cola del toro que les acompañaba. El toro, como era evidente, echó a correr por la actual Rue du Taur ( calle del toro, de ahí su nombre), con el obispo a cuestas, el cual, por los golpes recibidos, murió.
Si quieres ver entre otras reliquias, las relativas a Saint Sernin, puedes verlas en la cripta. La entrada es de pago (2,50 euros) y te permite también la visita del deambulatorio. ¿Vale la pena? Depende de tu curiosidad pero no lo considero un imprescindible.
En esta misma zona, tienes el antiguo edificio del Collège St-Raymond, que data del S. XIII, está también el Museo del mismo nombre que recoge colecciones de arqueología y arte antiguo, rememorando épocas celtas y romanas (precio de la entrada, 4,00 euros). Si te gusta el arte, debes de visitarlo. Tampoco pases por alto la Chapelle des Carmélites, es una hermosa capilla que data del S. XVIII y vale la pena la visita por las excepcionales pinturas que guarda en su interior.
Siguiendo hacía el sur, llegamos a Les Jacobines. El complejo de la Iglesia y el Convento, es uno de los más atractivos de la ciudad. Es un impresionante edificio del gótico meridional, conocido sobre todo por sus bóvedas de nervaduras y por la llamada “la palmera”. Tanto el Claustro como la Capilla están decoradas con valiosas pinturas del S. XIV. La entrada a la Iglesia es gratuita pero para entrar al convento, deberás de abonar 4,00 euros. Debo decir que el edificio desde la lejanía impresiona más por la dimensión de su torre.
El Capitole, sin duda, es uno de los puntos de encuentro para tolosanos y foráneos. Le Capitole, data del S. XVIII y acoge al actual ayuntamiento de la ciudad. La entrada en gratuita y solo por poder observar la llamada Sala de los Ilustres, sita en la primera planta, ya vale la pena entrar en este pedacito de historia. Otro de los tesoros que alberga, la puedes encontrar en los techos de las galerías de ala oeste: las obras de Raymond Moretti, ilustran el techado con escenas que narran la historia de la ciudad. Al otro lado, la Torre de Donjon, antigua torre de los archivos, acoge hoy la oficina de turismo. En el lado anverso, la Place du Capitole, donde podrás ver una gran cruz occitana, rodeada de todos los signos del zodíaco.
Entre Palacetes, va a discurrir tu devenir por la ciudad de Toulouse. Los más interesantes me parecen el Palacete Bernuy, de estilo renancentista (junto a los Jacobines) y sin duda alguna, las grandes construcciones de las calles Croix Baragnon, Tolosane y Mage, con exponentes arquitectónicos como el Duhaus, Du Vieux Raisin (uno de mis preferidos) o el St-Jean. Tras todo lo ya mencionado, te aconsejo un paseo por el Quai de Tounis porque alberga algunas de las fachadas arquitectónicas más impresionantes de Toulouse.
El Jardín Botánico y el puente metálico que te lleva hasta el Grand Rond y el Jardin Royal. Pero para mí, lo más interesante la pequeña Iglesia de St-Exupère, que alberga una bellísima estatua que es considerada monumento nacional.
Catedral de Saint Etienne y el Monument aux Morts, aunque yo disfruté mucho más en los Allées Francois Verdier del mercado de antigüedades. Tanto éste como el que se emplaza en la Place de Saint-Aubin, son muy interesantes y fácil que encuentras alguna cosa que te querrás llevar a casa. Debo decir que el interior de la Catedral de St-Etienne me impresionó mucho, quizás también porque había un ensayo coral, lo cual te ponía en ambiente.
Si hay otra cosa típica en Toulouse, son los salones de té que además, están siempre a rebosar. Es muy típico terminar la jornada o merendar en estos salones y degustar algunas de las fantásticas tartas y pasteles variados. Para mí, sin duda Bapz, se lleva la palma. Servicio atento, tartas y pasteles con ingredientes naturales y mezclas asombrosas y de mucha calidad. No te puedes ir de Toulouse sin hacer una parada en este local, sito junto a la Fundación Bemberg, otro palacete interesante.
Las plazas llenas de vida y terrazas, son otro de los puntos fuertes de Toulouse. Desde el Capitole, pasando por la Place Wilson y la Place St-Georges, todas guardan su encanto propio. Mis preferidas son la Place de Bourse, la Place de la Daurade (junto al Garona) y la Place Salengro. Ésta última me parece un enclave perfecto para comer.
En la Iglesia de ND de la Daurade, no te pierdas a la única virgen negra de la ciudad; ni tampoco e la placer se sentarte en la Place de la Daurade, en cualquier de sus terrazas.
El Shopping, una de las grandes aficiones de los franceses en general y de los tolosanos en particular. Para esta actividad, las calles D’Alsace Lorraine, St-Rome, Rue des Changes y Rue del Filatiers. La visita a las Galeries Lafayette, son otro clásico de la ciudad.
Si te gustan las tiendas vintage y de segunda mano, los alrededores de la rue Cujas y St-Úrsule serán tus favoritas. Por cierto, si vas a las Galerias Lafayette, debes subir a su terraza porque tienes una de las mejores perspectivas de la ciudad, además de ser un sitio privilegiado para hacer una parada técnica.
En relación a la gastronomía, destacar varias cosas: por un lado, las violetas que se utilizan para casi todo. Debo decir que a mí los caramelos de violeta no me acabaron de convencer (un cierto sabor a ambientador) pero las gominolas y chocolates recubiertos de pasta de violetas, sí que me gustaron mucho. Por otro lado, la cassoulet, el plato típico de la cocina tolosana. Es un plato fuerte, compuesto por alubias blancas, confit de pato y salchichas de Toulouse. Puede que tenga algún otro ingrediente extra dependiendo del restaurante dónde lo tomas.
Un extra: Saint – Cyprien, la margen izquierda
A la margen izquierda de la ciudad, puedes acceder desde el Pont Neuf o desde el Pont Sant Pierre o Pont Saint Michel. Los tres, son los puentes más significativos de la ciudad de Toulouse pero quizás el Pont Neuf, sea el más interesante por ser el más antiguo.
En esta margen izquierda, tiempo atrás, sitio de exiliados y foráneos, se ha convertido actualmente en uno de los distritos más caros, en cuento a la adquisición de vivienda se refiere. De esta parte de la ciudad, me parecen imprescindibles varios puntos:
Les Abbiattoirs, el antiguo matadero de la ciudad y que actualmente está acondicionado para actividades teatrales y lugar de reunión y exposición de artistas contemporáneos.
Jardín Raymond VI, de reciente construcción y con un jardín botánico didáctico y cientos de plantas salvajes. Toda la explanada de los jardines, ofrece unas vistas espléndidas de La Garonne, destacando el tiovivo de madera.
Passerelle Viguerie, un auténtico balcón sobre el río Garona. Es un paseo indescriptible e ineludible que te lleva desde el jardín hasta el Puerto Viguerie (puerto del exilio republicano español).
La Cúpula de La Gravé que si bien se ve prácticamente desde toda la ciudad, impresiona desde cerca aún más. La Gravé, es el hospital que permanece en activo desde la Edad Media y acogió en su tiempo a cientos de peregrinos.
Chateau d’Eau que es un edificio original del S. XIX y que está dedicado íntegramente a exposiciones fotográficas.
No puedes perderte el Matou, sobre todo si eres amante del diseño y publicidad. El Matou acoge una exposición única de carteles publicitarios inigualable. El precio de la entrada es de 4,00 euros pero te aseguro que cada céntimo está bien pagado.
Pues cómo veis, Toulouse es una ciudad muy completa y sobre todo, una ciudad muy cómoda para visitar y disfrutar a pie o en bici. Ha sido un auténtico placer descubrir un poco más del Alto Garona y disfrutar de una ciudad llena de vida.
A Bientot!
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Palacios con blasones centenarios y muchas flores; de colores vivos. Silencio en sus calles, sobre todo a la hora de la siesta y movimiento en el frontón, también centenario y lleno de niños jugando, emulando a los grandes pelotaris. Bendita niñez. Bienvenidos a Segura, un museo al aire libre.
SITUACIÓN
Enclavada en el Goierri, las llamadas “Highlands vascas”, la Villa de Segura, data del S.XIII, construída en la misma ubicación y por orden de Alfonso X, en vistas de un plan estratégico defensivo, en las época conflictivas para proteger el Camino Real de San Adrián; por su posición, Segura fue una de las villas comerciales más importantes de los S. XV – XVI.
Sita a 50 Km de San Sebastián y a unos 70 Km de Vitoria, es sin duda una visita obligada, sobre todo para los amantes de las villas medievales.
Declarada Conjunto Histórico Monumental Histórico Artístico en el año 1996, mantiene su encanto por una excelente reconstrucción y mantenimiento de la arquitectura civil y religiosa. Además, es la puerta para visitar otras zonas como Idiazabal, otro pueblo histórico del Goierri.
QUE VER EN SEGURA
Una de las características que más llama la atención, es la estructura de la villa, de forma ovoide y alejada de estructuras más cuadradas de otras villas medievales. Además y posiblemente por su estructura defensiva y su actividad a lo largo de los siglos, cuenta con cinco portales de entrada: Beheko Atea, Gaztelazko Atea, Nafarroako Atea, Ate Txikia y Zeraingo Atea. Todas se conservan de una u otra manera, pero son visibles para el visitante.
LARDIZABAL.- Nosotros entramos por el Jauregi Portalea (se puede dejar el coche bien aparcado en esa zona), para desembocar en Lardizabal Kalea y así ver los jardines y el ayuntamiento, ubicado en el Palacio Lardizabal; edificio barroco del S. XVII, cedido por la familia Lardizabal a la villa.
Palacio Lardizabal
Jardín del Palacio Lardizabal
CÁRCAVA.- Desde ahí, y cruzando por Zurbano Kalea, llegamos a la zona de la Cárcava y el pozo de la villa. La cárcava define bien la esencia de la villa. Sita en la parte trasera de las casas, servía como pequeño espacio para tener sitio para las huertas o los corrales para los anímales. De su finalidad original, terminan siendo pasillos muy estrechos y lúgubres, además de insalubres, teniendo en cuenta la falta de saneamientos en la época de que data la villa. Es una de las pocas villas que conserva esta estructura aunque acortada por la propia evolución de la misma. Enclavada en la llamada plaza del Bolaleku, fue ésta una zona de esparcimiento y recreo, primero de pelota y luego como bolera, de ahí el nombre.
Larga y estrecha cárcava
Plaza Bolaleku
Portal de Zerain
Justo enfrente de la plaza, puedes ver otro de los portales, en este caso el Portal de Zerain; vistas preciosas de los alrededores de Segura.
KALE NAGUSIA.- La calle mayor, concentra la mayor parte de los edificios históricos. Empezando por la parte baja de la calle, y casi pared con pared, se encuentran los Palacios Balentzegi y Jauregi. Éste último, data del S. XVII de estilo barroco y conservando electos originales, como las inscripciones religiosas de la planta baja. El Balentzegi, también data del S. XVII y es un excelente exponente de palacio urbano.
Palacio Balentzegi
Siguiendo hacia arriba, encuentras la Casa Ardixarra o Don Garci, en cuyos aledaños tienes la oficina de turismo. La casa representa la típica Casa – Taller del S. XVI, llamando la atención la estructura de madera y sillares, las ménsulas y las pequeñas ventanas de invierno.
Continuamos por la Calle Mayor, y a mano derecha encuentras el Portal de Zerain, el mejor conservado de los cinco. A través de él, se llegaba al puente Zubiain de ahí, al pueblo de Zerain. Originariamente, el portal estaba excepto pero actualmente, ha sufrido también las modificaciones por la edificación adyacente.
Casas medievales conservando estructuras originales
El Palacio de Guevara, a pesar de ser una de las construcciones bajomedievales de Gipuzkoa que se conservan, su estado no es el más adecuado. Aún así, no dejes de admirar las gárgolas originales, si bien han desaparecido los dos torreones de los extremos.
EDIFICIOS RELIGIOSOS.- Llama la atención la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de estilo gótico y del S. XVI. De monumentalidad catedralicia es uno de los mayores exponentes del gótico vasco. Su retablo barroco – rococó data del S. XVIII.
Frente a la Iglesia, tenemos el Frontón, punto de encuentro y reunión por excelencia de los municipios vascos. Flanqueado por esculturas de Nestor Basterretxea, sigue siendo punto neurálgico de la Villa.
Entrada De la Iglesia de la Asuncion
Leyenda que figura junto al frontón
Camino del Convento de la Purísima Concepción, encuentras el Palacio Arrue, en una de los mejores emplazamientos de la Villa. La planta baja, data del S. XVI y tras el incendio del S. XVII, se procedió a la reconstrucción, destacando sobre todo la galería con diecisiete arcos dobles. Característico su color rosado y detalles religiosos de la parte baja.
Perfil del convento
Palacio Arrue
Y saliendo de este baño de historia y cultura, nos topamos con el Portal de Osina, que data del S. XVIII. El antiguo Portal de Navarra, era la entrada para viajeros y mercaderes procedentes de Navarra. Ha quedado muy reducido de su formato original.
Pues hasta aquí, nuestra visita a Segura. Con ganas de más Goierri!
Happy Blogging!! Happy Travels!!
Para más info y visitas guiadas: Turismo Segura
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Hoteles flotantes en Bayonne
Hace un tiempo, ya os hablé de Bayonne, a poco más de una hora de Bilbao. Es una ciudad que visito habitualmente y que cada vez me gusta más. Al final, vas conociendo más historias, más gente, más lugares encantadores y sobre todo, aprendes a disfrutar de un ambiente único. Ay, la bon vivant!! Si está claro que Bayonne lo tiene todo. Sólo tienes que venir, dispuesto a dejarte llevar …
COMO LLEGAR
Desde el País Vasco, es sencillo puesto que cruzar la frontera desde Irún, no tiene mayor problema; salvo si hay mucho tráfico de camiones y entonces, todo se ralentiza un poco. Tened en cuenta, que los lunes por la mañana y los viernes, son los días más complicados porque en País Vasco, no pueden circular los fines de semana los grandes camiones y trailers. Si esto lo tienes en cuenta, todo va mucho mejor.
Las calles de Bayonne son pura inspiración e historia
A Bayonne, puedes llegar en 20 minutos por la autopista A-63 o bien ir por la carretera nacional. Ambas están “completas” de radares, así que procura no excederte ni 5 kilómetros por encima de lo permitido porque te llega la “receta” a tu casa. A mí me gusta más ir por la nacional, sobre todo a la vuelta porque dirección Hendaye, vas por la carretera de La Corniche y tienes unas vistas preciosas de la costa.
GRAND BAYONNE
Además de disfrutar de la Catedral, que es absolutamente bella y por ello, Patrimonio de la Unesco, no te pierdas el claustro anexo. Dentro de la Catedral, el “Arbol de Jessé” en el ábside de la misma, te dejará sin palabras. En realidad, todas las altas y coloridas vidrieras del ábside son de los mismos autores: Pablo Touzier y Edmundo Socard.
Preciosas vidrieras las de la Catedral de Bayonne
En cuanto al Claustro, es uno de las más vastos de Francia y verás en algunos tramos, losas y panteones funerarios, anexas a los muros, lo que pone de manifiesto que acoge el antiguo cementerio. Data de los siglos XIII – XIV, de estilo gótico. Fue lugar de reunión de comerciantes, gobernantes y público en general. En definitiva, era lugar de reunión de las gentes del lugar y dónde se discutían, además de en las tabernas, las grandes cosas del día a día.
El vasto y bonito claustro anexo a la Catedral
En esta zona, están las calles con los edificios más antiguos de la Grand Bayonne (Rue des Faures y Rue Rempart) y también, llegas a la antigua fábrica de makilas, junto a la torre medieval que se conserva en perfecto estado: La Tour Vieille – Boucherie. La torre, formaba parte del antiguo sistema defensivo romano, pudiendo observar el ancho muro de piedra.
La zona de construcción romana de la ciudad, está ubicada en la zona alta y es un imprescindible
Siguiendo por la rue Lautec, llegas a otra de las grandes edificaciones romanas que siguen en pie: la Porte d’Espagne. Fue una de las únicas puertas abiertas durante décadas a la ciudad amurallada y se puede observar, el modo de construcción romano; eso sí, ha sido objeto de reforma y por tanto, no guarda el encanto de la Tour Vieille.
La Puerta de España
Para los amantes de las compras, la rue D’Espagne es una auténtico paraíso y te devuelve de nuevo a la zona de la Catedral. Además, si tienes algo de hambre o simplemente quieres darte un capricho, no dudes en parar el la créperie A La Bolée. Sus creaciones dulces y saladas, son una auténtica delicia.
A la Boleé, una parada obligada junto a la catedral
Una vez aquí y disfrutando de las calles llenas de tiendas, te sugiero llegar a Les Halles, la zona del mercado. Si hay una cosa que me gusta y mucho, es entrar en los mercados de las ciudades. Éste, sin duda es una delicia: quesos, jamón de Bayonne, foie, pato,… Además, tienes varios cafés – restaurantes que te sirven tapas variadas con producto de primera calidad.
Si eres chocolatera, no puedes marcharte sin pasar por Pariés, en la rue Gambetta, 9. Maestros artesanos desde el S. XIX, tienen unos chocolates excepcionales.
El encanto de Bayonne
PETIT BAYONNE
Pasando por el Pont Pannecou, desde la Grand Bayonne, puedes ver además La Maison Moulis; de estilo renacentista, se conserva muy bien y su fachada no pasa desapercibida. Ventanales que datan del S. XVI y paneles de madera esculpida en un color fetiche: grana. Una obra maestra de la época que desmerece un poco por las remodelaciones que se hicieron en el S. XIX. Aún así, disfrútala como merece.
Detalles de la Maison Moulis
Para mí, debo decir que es una de las zonas que mayor encanto guarda porque ha sido refugio de extraperlistas, marineros y personas que huían de las grandes guerras con el fin de dejar de ser perseguidos e iniciar una nueva vida. Amalgama de culturas, el Etcheto, regentado por el gran Louis Etcheto, hasta hace bien poco, dio cobijo en sus habitaciones y en sus comedores a cientos de personas, contrabandistas incluidos.
Nadie se perdía una jornada de partida, una cerveza, un vino o una comida en el Etcheto
Contaba el gran Louis, que los marinos y estraperlistas que acababan de sacar un dinero, los jueves lo fundían en el Trinquet Saint André, dónde se jugaba a pelota desde el S. XVII y por supuesto, se apostaba. Se modificó en el S. XIX para dar cabida al juego de pelota vasca.
El trinquet Saint André, testigo de tantas tardes-noches de apuestas, glorias e historias
Nosotros, decidimos para a comer algo en el Moka, justo ubicado frente a la Iglesia de Saint André y el campus universitario de La Nivé. Es un local son mucha solera, frecuentado principalmente por locales, lo que para mí, es un plus.
Tras comer, nos acercamos al Castillo Nuevo (Place Paul Bert), construido por Jorge I de Inglaterra, siguiendo el mismo patrón arquitectónico del Castillo de Caernarfon, en Wales. Actualmente, forma parte del campus universitario y también acoge oficinas de administración del Museo Vasco. No se puede visitar en su interior.
El castillo nuevo de Bayonne que forma parte del campus universitario de La Nivé
Si te gusta la miel, no te pierdas Loreztia Boutik (52, quai des Corsaries). Es una actividad gratuita y podrás conocer todo el proceso, así como a las protagonistas. Además, tienen a la venta producto que puedes catar: miel, polen,jalea real,…
De esta manera dulce y tras pasear por la orilla de La Nivé y del Adour, terminamos una visita que siempre me deja con ganas de más.
A ambas orillas, encontraras una cantidad de terrazas donde tomar un vino o comer
Happy Blogging! Happy Travels!
Os dejo otras entradas dedicadas a la zona vasco-francesa, con más información al respecto tanto de Bayonne, como de Biarritz :
Biarritz, 12 lugares imperdibles
El encanto de Bayonne
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Castillo de Pedraza
Llegar a Pedraza con un paisaje idílico que le hubiera gustado pintar, nuevamente a Zuloaga, no tiene precio. Sí ya es bonita de por sí, con sus calles empedradas, sus casonas blasonadas y ese olor a leña quemada que lo invade todo, casi que la nieve era lo de menos aunque hay que destacar que el frío segoviano, se te mete por el cuerpo y no te abandona ni a tiros. Pero teníamos una visita pendiente y por fin, íbamos a poder cumplirla.
LA CÁRCEL, UNA JOYA HISTÓRICA
A Pedraza, se entra y se sale por la misma puerta de entrada, y nunca mejor dicho. Es otra de las joyas de la histórica villa de Pedraza; de madera de olmo negro y con siglos a sus espaldas, ha visto de todo y guarda secretos inconfesables entre sus maderas centenarias.
Justo tras pasar la puerta, te encuentras con un edificio cuadrangular, anexo a ese recinto de entrada y doy fe, de que si no te fijas bien, puede incluso pasar desapercibido. Es un edificio del S. XIII, en el que puedes descubrir con todo detalle cómo era la vida en la cárcel de los presos de toda la comarca de las tierras de Pedraza. Celdas, cepos, grilletes,… todo se conserva en un estado excepcional, con grabados originales de los presos en marcos, ventanas y paredes que hacen, aún más sobrecogedora, si cabe, la visita.
Entrada a Pedraza y entrada a la cárcel de la Villa
Escaleras de Madera que te llevan de un nivel a otro de la edificación
La cárcel cuenta con dos niveles de mazmorras que marcan ya de por sí, la forma en que se dividía a los presos: el nivel superior, para los delincuentes menores y el sótano, para los criminales más peligrosos. Además, existía el llamado “zulo”, dónde se les tiraba literalmente al vacío; de este modo, el preso o bien moría de los golpes y/o fracturas provocadas por la casa o bien, por infecciones graves varias, puesto que este espacio era también, dónde se acumulaban los deshechos de las letrinas. Por tanto, no había duda posible: quién ingresaba en el zulo, sabía que iba a una muerte segura.
Además de la historia, el recorrido por la cárcel, que tuvo mucha importancia por ser la que aglutinaba a los presos de toda la Comarca de las Tierras de Pedraza, te transporta a otra época, no tan lejana, por cierto; hay un sinfín de detalles que describen las horas muertas y el tiempo que allí pasaban los presos y en qué lo invertían: principalmente, en grabar inscripciones en las paredes contraventanas, etc… Sobre todo eran motivos religiosos, inscripciones y frases o algún que otro nombre. No te pierdas esos detalles.
Planta baja de entrada a zona de presos encadenados
Barra a la que se encadenaban a los presos o se les sujetaba por manos y/o pies para su traslados
Grabados que hacían los presos en las diferentes estancias de la cárcel
Mazmorras de madera por las que solo entraban la luz por las rendijas
Aprovechando la visita a la cárcel, disfrutamos también del casco histórico de Pedraza que sin duda, es una auténtica maravilla entremadamente bien conservada. Calles empedradas, casas palaciegas, escudos y una gran plaza mayor, alrededor de la cual, surge la vida y el comercio.
Calles mágicas de la Villa de Pedraza
Vistas de Pedraza desde la cárcel
Vistas desde la planta alta de la cárcel con el pequeño acueducto de fondo
Plaza Mayor de Pedraza
Detalles que encuentra en todos los rincones de la Villa
Mención especial, merece el Castillo de Pedraza, aún todavía en propiedad de los familiares del pintor Zuloaga, que pasó aquí grandes temporadas.
Sin duda alguna, Pedraza tiene un encanto que han sabido conservar a lo largo del tiempo porque sus habitantes y la fundación, se han esmerado en ello. Así mismo, todas las actividades culturales que se organizan, principalmente en verano, le dan ese aire de antaño que tanto gusta y atrapa a quién la visita. Quizá uno de los más conocidos eventos, sea los llamados Conciertos de las Velas, con figuras de renombre y esa decoración tan especial que se propone. Aquí tenéis el enlace a los Conciertos que ha habido este año 2018: Conciertos Velas 2018 Pedraza.
Pedraza, ha sido un placer conocerte.
Casas de oficios que conservan estructuras originales.
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Más información: Fundación Villa de Pedraza
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Las callejuelas empinadas de Monchique
Cuando mencionas el Algarve, casi todo el mundo piensa en sol y playa; y en verdad, las playas del sur y este de Portugal, sin duda son excepcionales. Pero no todo el Algarve es costa y hay que destacar que tiene una parte interior preciosa y más desconocida. Así que empecemos por ahí., por ser los menos común y turístico. Vamos a ver cuales han sido nuestros imprescindibles en nuestro roadtrip por el Algarve.
LOS 7 IMPRESCINDIBLES
Si hablamos del interior del Algarve, para mí, sin duda, hay que visitar de manera tranquila y provisto de buenas zapatillas o botas para caminar y disfrutar del paisaje, las siguientes zonas:
1.- MONCHIQUE y sus famosas termas, sitas a menos de 4 kilómetros del centro urbano. Rodeado de montes de alcornoques y senderos y rutas que te llevan hasta el Foiá (900 metros de altitud), es un municipio volcado con la industria del corcho. Podrás ver productos de todo tipo, hasta bailarinas, que he de decir, eran muy cómodas. Además, podrás degustar y comprar madronho, la famosa aguardiente de la zona algarviana interior.
El Castillo de Silves, con sus tonos rojizos y que ofrece una buenas vistas de toda la zona. La entrada es de pago (3,00)
2.- SILVES. A menos de 30 kilómetros de Monchique, tienes uno de los pueblos medievales más bonitos del Algarve. Su castillo, la Sé y su precioso casco histórico, valen la pena. Y mucho. También en este punto, si te gusta el senderismo, puedes subir hasta Picota, el segundo pico más alto de la región y disfrutar de las maravillosas vistas.
No puedes marcharte sin pasar por la Pastelaria Da Rosa. Un must.
3.- SERRA DO CALDEIRAO. Sin duda, uno de los puntos más auténticos de la región y atravesada por la vía algarviana. Salpicada por pequeños pueblos blancos, llenos de carisma, tales como: Alte, Salir, Loulé,… y todo, a menos de 20 minutos de Albufeira. Sin duda, tanto la subida a Rocha da Pena (no más de 5 kilómetros) y el Castillo y Mercado de Loulé, son mis imprescindibles de esta zona.
No puedes marcharte sin darte un chapuzón en Queda do Vigario (a las afueras de Alte).
Queda do Vigario, a las afueras de Alte, dirección Salir y Querença
Saliendo ya de la zona interior de la región algarviana, sin duda destacaría, entre otros, estos cuatro puntos imprescindibles:
4.- LAGOS, ciudad y cuna de navegantes. De aquí, partieron los grandes descubridores y marinos portugueses y es una ciudad ligada al mar. Su cuidado centro histórico amurallado y la Fortaleza del S. XVIII, son visitas imprescindibles pero sobre todo, en la Fortaleza, fíjate en la curiosa capilla de Santa Bárbara, patrona de las tormentas. Desde aquí y a menos de 3 kilómetros, tienes una de las grandes maravillas naturales del Algarve: Ponta da Piedade. Sobran las palabras.
Tienes que probar el pan de chicharrones de la Padaría Central. Un lujo muy barato y sabroso.
5.- BENAGIL. Famosa por sus calas, playas y grutas, sin duda toda esta zona es un espectáculo; aún más, con la mar bravía. Sin embargo y sin desmerecer nada, para mí la palma se la lleva el Percurso dos Sete Vales Suspensos, una de las míticas rutas algarvianas que es un imprescindible que te dejará sin palabras. Las vistas, la flora y fauna junto con el paisaje, son una auténtica maravilla.
Formaciones rocosas que conforman este trozo costero del Algarve
6.- TAVIRA y sus pueblos de alrededor, con su encanto propio y guardando la esencia algarviana como pocas zonas de la región. Santa Luzia, el barrio de pescadores y la Praia do Barril con su cementerio de anclas, son algunos de sus atractivos. Olhao, sin duda, es una vuelta al pasado, al anclaje de la gente del lugar, a la calma y a los zumos de naranja algarviana. Disfruta de manera relajada de Tavira y su blanco casco histórico y disfruta de las vistas desde el Castillo ( o lo que queda de él).
El zumo de naranja algarviana me conquistó por su dulzura natural, mezclada con zanahoria es un refresco buenísimo para combatir el calor.
7.- EL FIN DEL MUNDO. Sagres, como inicio de la ruta hasta Cabo de San Vicente, ofrece un pasado militar ligado también al mar. Marcada por la abrupta costa, tanto la fortaleza como la Praia do Martinhal, son dos de sus grandes atractivos. Disfrutar de la puesta de sol en Cabo San Vicente, será una de las mejores experiencias de tu vida, sin duda alguna. Disfruta de la zona de manera responsable.
No te vayas del fin del mundo sin probar el arroz con pulpo de A Grelha.
Puestas de sol que se te graban en la retina.
No querría dejar de dedicarle unas palabras a Faro, la capital del Algarve y que al menos, se merece una visita de mediodía, para disfrutar del pequeño casco histórico y visitar a Capela dos Ossos, cuanto menos, curiosa.
Happy Travels! Happy Blogging!
Os dejamos varias entradas ligadas al roadtrip que hicimos por el Algarve, con información mucho más detallada de la zona:
Silves, Lagos y Monchique
Benagil y Percurso dos sete vales suspensos
Tavira y alrededores
Sagres y el fin del mundo
Faro, la capital del Algarve
El interior del Algarve, el gran desconocido
Dónde comer bien en Albufeira
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Trajes de colores, capas plateadas, bolsas llenas de regalos para mujeres, niños y hombres. Comidas de hermandad, terrazas llenas de gente y un ambiente excepcional en la calle. Sí, esto es Murcia, celebrando por todo lo alto, la Fiesta de la Primavera.
⇒ LLEGAR Y APARCAR. Llegamos a Murcia en unos 35 minutos desde Los Alcázares y lo cierto, es que nos costo un poquito aparcar ya que la zona histórica es peatonal salvo pequeñas calles con muy poco aparcamiento; vista la situación, nos dirigimos hacía la zona de la universidad, en la zona de la Puerta Nueva y allí, encontramos sitio a 5 minutos andando del centro histórico. Eso sí, es zona azul pero es bastante más económico que el parking.
⇒ JARDINES Y FIESTA DE LA PRIMAVERA. De entre las diferentes atracciones que se despliegan en Murcia en unas de sus celebraciones más especiales, llaman la atención los Jardines de Primavera; puedes verlos en varias zonas de la ciudad, con nombres tan peculiares como “Homenaje a las Huertanas”, “La Parranda”, “Arborium”,… Lo cierto, es que casi todos tienen alguna relación con la magnífica huerta murciana.
También en estas fechas, puedes degustar auténtica comida casera murciana en tres zonas dónde las gentes de las diferentes peñas de la ciudad, cocinan para todos y a un precio muy económico. Se instalan carpas con esta finalidad en el Jardín Floridablanca, Jardín Botánico y Jardín el Salitre.
Jardines espectaculares a lo largo de toda la ciudad durante las Fiestas de la Primavera
EL MARAVILLOSO CASCO HISTÓRICO
Desde la zona de la Puerta Nueva, bajando hacía el casco histórico, lo primero que nos encontramos fue con la Iglesia y el Convento de la Merced, así que rápidamente, inauguramos nuestra ruta.
Entramos por la calle Andrés Baquero hacía la Calle Trapería, auténtico centro comercial del casco histórico, junto con la calle Platería; bien es cierto que en todas las calles encuentras pequeño comercio, cuestión que a mí personalmente me gusta mucho porque da mucha vida.
EL CASINO. En la misma Calle Trapería, encuentras una de las joyas de la ciudad de Murcia: su Casino. Es un edificio espectacular, con un interior absolutamente precioso y cuidado en cada detalle. Hasta la mitad de la planta primera, puedes entrar de manera libre y a partir de aquí, debes de pagar una entrada para admirar su suntuosidad. Considerado bien de interés cultural, es uno de los puntos culturales y de ocio más importantes de la capital.
El edificio del Casino, ya promete pero el interior es increíble. Es una visita imperdible
El interior de Casino es espectacular y está tremendamente cuidado.
Una auténtica maravilla todo el interior del Casino de la capital murciana.
LA CATEDRAL Y SU MUSEO. Siguiendo hacia el Río Segura, llegas a la Catedral, otro de los bastiones turísticos del casco histórico. Es absolutamente imponente, desembocando en la Plaza Cardenal Belluga, con sus terrazas llenas de gente a todas horas y con mucha luz. Es una plaza llena de vida y con bellos edificios alrededor. Es una catedral gótica pero con elementos renacentistas y barrocos. A mí, lo que más me llamó la atención, es la fachada barroca y la torre, de casi 100 metros.
La torre de la Catedral, es visible desde toda la ciudad
La catedral de la capital es uno de los edificios más visitados
EL PALACIO EPISCOPAL. Uno de los edificios que dan a la Plaza Belluga y que vale la pena visitar (solo puedes ver la parte abierta al público). Junto con el Casino, es uno de los edificios que más me gusto. Data del S. XVIII y es un edificio de tres plantas, ordenadas alrededor de un patio central; la escalera que da paso a los diferentes pisos, es una maravilla. La entrada por la Plaza Cardenal Belluga, está presidida por el escudo dedicado al Obispo Rojas, bajo cuyo mandato se terminó la obra.
La fachada del Palacio episcopal es llamativa por su ornamentación y también por su color. Pero su interior, es aún más impresionante
La escalera del Palacio Episcopal, uno de los rincones más espectaculares y fotografiados
EL AYUNTAMIENTO. También desde aquí, llegas en un salto al Ayuntamiento, otro edificio curioso mirando al Segura y al Puente de los Peligros. En la Glorieta de España, frente al Ayuntamiento, en estas Fiestas la ambientación y decoración era espectacular. De estilo neoclásico, data del S. XIX y a mí personalmente, me llamó la atención su colorido.
La Plaza del Cardenal Beluga, otro punto neurálgico de la ciudad
En las Fiestas de la Primavera, Murcia está aún mas florida de lo normal.
CASA GUILLAMON. Si bien en Murcia hay edificios curiosos, como la Casa Moneo, la Díaz Cassou o la Cerdá, la Casa Guillamón es una de las que más me gustó. Sita a medio paso de la Glorieta de España, en la Calle Ferrería, haciendo esquina, es un edificio llamativo y muy bien conservado. De estilo ecléctico con toques modernistas, es un edificio residencial.
Casa Guillamón, una de las más bonitas de la zona vieja
PLAZA DE LAS FLORES Y SANTA CATALINA. Cómo no todo iba a ser visitar, llegó la hora del tapeo y para eso, los murcianos tienen un arte especial. Cruzando la Gran vía, llegas a estas dos plazas, en las que el gentío y el buen rollo, es la nota dominante. Además, en estas Fiestas, imaginaros como estaba aquello. Aún así, encontramos sitio en dos terrazas, en las que degustar alguna de las especialidades de la cocina y huerta murciana. Debo destacar las “patatas chillonas” con salsa brava y ajo negro, las croquetas de gamba roja, la tempura de verduras o el tortellini de calabacín relleno de gamba roja; la gamba roja, está muy presente en la cocina ya que Murcia, es prima hermana de Almería.
Las patatas chillonas y las croquetas de gamba roja
“Envoltinni” de calabacín y gamba roja, un “must” en la Plaza de las Flores
La espectacular huerta murciana
Como ya sabréis, una de las tapas típicas es el matrimonio, del cual ya os he hablado en alguna versión diferente; también la marinera pero cómo yo no soy fan de la ensaladilla rusa, pues no la probé pero eso sí, se despachaban por docenas. En cualquier caso, encontrarás de todo y para todos.
Tras este atracón y descanso merecido, decidimos seguir nuestra visita por el casco histórico, dirigiéndonos hacía la Plaza Julián Romea.
TEATRO ROMEA. El Teatro Romea, con más de 150 años de historia, se construyó para acoger las crecientes representaciones teatrales que se daban en la ciudad a mediados del S. XIX. Edificio neoclásico, con detalles modernistas llama la atención por sus tres bustos de fantásticos músicos: Beethoven, Listz y Mozart, ubicados en la parte superior de la fachada.
El espectacular teatro Romea y su colorida fachada. No te pierdas sus detalles
IGLESIA Y CONVENTO DE SANTA CLARA. Data del S. XIV y se construyó sobre los restos del antiguo alcázar musulmán del emir murciano Ibn Hud. Actualmente, está ocupado por las monjas clarisas y se pueden apreciar influencias islámicas, góticas y barrocas.
Desde aquí, nos dirigimos a la PLAZA DE SANTO DOMINGO, otro punto neurálgico de la ciudad, llena de terrazas pero también de edificios singulares: el Palacio Almodóvar (del siglo XVII y que fue sede del gobierno civil hasta mediados del S. XX) o la Iglesia de Santo Domingo, de la cual llaman la atención sus dos fachadas; la que da a la Plaza Romea, es en realidad es la única entrada y la que da a la Plaza de Santo Domingo, es entera de ladrillo.
Santo Domingo y una de sus puertas.
Bueno, pues hasta aquí, nuestro recorrido por la zona histórica, no sin disfrutar de varios espectáculos callejeros que llenan las calles de la ciudad en estas fiestas y que dan un color y sabor especial a cada rincón de esta preciosa ciudad.
Y vista la devoción por la Virgen de la Fuensanta, nos decidimos a visitar el Santuario de la Patrona de la ciudad.
SANTUARIO DE LA FUENSANTA. Se llega muy fácilmente desde el centro y desde allí, hay unas vistas impresionantes tanto de la ciudad, como de la huerta murciana. Está situado en la pedanía de Algezares y construido, sobre los restos de una antigua ermita medieval. El Santuario es de estilo barroco y acoge en su interior, la imagen de la patrona de Murcia que es la Virgen de la Fuensanta. Habitado y cuidado por monjas benedictinas, en sus alrededores puedes ver también la Fuente Santa, de estilo renacentista.
El Santuario de Fuensanta, sitio de peregrinación por los marcianos y una de las romerías más espectaculares de la zona.
Desde el Santuario de la Fuensanta, las vistas de la huerta murciana
Animados por las vistas, nos fuimos a ver el CASTILLO DE MONTEAGUDO, a unos 5 kilómetros de la ciudad. Sito en la pedanía de Monteagudo, es una construcción situada en lo alto de un puntal rocoso, elevado casi 150 metros sobre el nivel del mar. De origen islámico, llama la atención el Cristo construido sobre la cima. Os podéis imaginar que las vistas desde aquí, sigue siendo alucinantes.
Monteagudo, espectaculares vistas. El cristo impresiona desde todos los puntos de acceso.
Pues ya veis, lo que da de sí una visita a la capital murciana. Seguro que nos hemos dejado un montón de cosas pendientes pero como nos ha gustado tanto, nuestra idea es volver, así que abrimos la puerta a las sugerencias de todos los que conocéis esta tierra.
Gracias Murcia y gracias a todos los murcianos por su hospitalidad y trato. Ha sido un placer
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Para más información: Turismo de Murcia
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No dejo de sorprenderme, cuando me cuentan que hay gente que visita Dubai en día y medio. Sinceramente, si te ciñes solo al Burj Khalifa y al shopping, puedo entenderlo pero si no, no me lo explico porque los días tienen 24 horas y algo habrá que dormir, ¿no? Imagino que pasando por encima muchos rincones, se podría pero disfrutar el país, es imposible.
En cualquiera de los casos, os dejo mis imprescindibles, más un extra, de nuestra visita a DUBAI, uno de los siete emiratos y por ahora, el más turístico de todos si bien, ya le van a la zaga.
MIS 6 IMPRESCIDIBLES
BURJ KHALIFA. – Está claro que el Burj Khalifa, el edificio más emblemático de Dubai, se merece una visita. Fuera de toda duda, es un imprescindible y te ofrece unas vistas panorámicas de la ciudad absolutamente mágicas. Ya os hemos hemos hablado de nuestra visita a esta zona, pero no me canso de repetir que una buenísima hora para entrar, si vas en otoño – invierno, son las 16:30. El porqué es sencillo: aprovechas las vistas de día y de noche y puedes disfrutar también del atardecer. Todo un espectáculo.
Una vez aquí y tras la visita, aprovecha para perderte por el Dubai Mall y disfrutar cenando, de la fuente y sus espectáculos musicales, uno de los grandes atractivos de esta zona, además del shopping.
Downtown from Burj Khalifa
MARINA DE DUBAI y THE PALM. – Acercarse a observar edificios increíbles, de formas retorcidas y alturas imposibles, además de una animada vida nocturna alrededor de la laguna, es otro de los atractivos de esta zona.
También es interesante, acercarse a ver el Atlantis The Palm, sobre todo porque tienes a mano una visión real de lo que es “la palmera” y sus dimensiones. Desde aquí, tienes unas vistas impagables del Golfo Pérsico. Aquí tenéis más info de la zona y cómo llegar.
Atlantis The Palm, de cara al Golfo Pérsico
ZOCO DEL ORO y DE LAS ESPECIAS. – Enclavados en el distrito de Deira, la zona más económica de toda la ciudad, sin duda son un hervidero de gente, sobre todo, a partir de las 20:00 de la tarde. Te abordaran desde todos los frentes para ofrecerte relojes, pulseras,… a precios realmente competitivos pero de manera sibilina porque la venta de “copias”, está penada en el emirato. Sin duda, es todo un espectáculo.
Los olores y colores del pequeño y cada vez más exigüo zoco de las especias, también merece la pena, sobre todo porque aun guarda la belleza y simpleza de lo autóctono.
Spice Souk. Una delicia para la vista, gusto y olfato
SHINDAGHA Y BUR DUBAI . – El más antiguo de los distritos de la ciudad junto con Bur Dubai, es sin duda mi zona preferida. Ambos, conservan la esencia de lo que fue la ciudad en su origen: un pueblo de pescadores. Pasear por esta zona al atardecer, te transporta a décadas atrás. El Museo de Dubai y el Hindi Lane, son dos de las atracciones más visitadas.
Os recomiendo visitar el Museo durante el día y el resto de las zonas, al atardecer y anochecer para verlo en su estado más puro y natural. Aquí tenéis nuestra visita a estas zonas históricas.
Shindagha, el barrio más antiguo de Dubai
DESERT EXPERIENCE. – Si no quieres que tu estancia en Dubai se quede coja, tienes que adentrarte en el desierto. Hay múltiples empresas que organizan las visitas, partiendo a primera hora de la tarde de la ciudad para así, poder disfrutar del atardecer en una zona idílica y cenar al aire libre. Aquí os dejo nuestra experiencia que sin duda, no olvidaremos nunca.
Dessert Reserve of Dubai
COMER COMO UN JEQUE. – Con esto no me refiero a acudir a los grandes restaurantes sitos en los fastuosos hoteles, sino a mezclarte con los locales, incluidos jeques, que comen, paran y encargan la comida en algunos de los muchos locales que guardan, para bien de todos, sus recetas y cocina casera, como una muestra de identidad de la ciudad. Comer langosta recién comprada en el mercado del pescado, probar la mejor comida hindú de la ciudad o degustar el mejor kabab, que prometo nada tiene que ver con lo que se vende por aquí, está entre nuestros favoritos.
Y nada, como terminar con los exquisitos dulces árabes y un buen té en la Arabian Tea House. Aquí os dejo más info al respecto: Comer en Dubai.
UN EXTRA A TENER EN CUENTA
Al inicio de estas sugerencias, os hablaba de un extra y sin duda, para mí, es la visita al Emirato de Sharjah, a unos 30 minutos en autobús de Dubai. Entre otras cosas, solo la visita al Museo de la Civilización Islámica, ya merece la pena pero tiene también su encanto y sobre todo, está mucho menos explotado que otras zonas de Dubai; de este modo, la esencia de la cultura árabe, aún se respira en cada esquina. Aquí tenéis lo que dio de sí nuestra visita a Sharjah.
Originales escrituras encontradas en Siria. Museo de la Civilización Islamica
Pues lo que os decía, que a mi no me da un día y medio para disfrutar “despacito” de todo lo que el Emirato ofrece, más allá de rascacielos, shopping y lujo.
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Segovia, te tenía ganas. Ganas de evocar la época romana, de calles empedradas, de judería, de dulces sefardíes (recordando los de Herminia, en Ribadavia); ganas de cochinillo y de callejones imposibles, de puertas históricas e incluso, de cárceles e iglesias. Sí, Segovia es todo esto y más porque todavía no me explico, como una ciudad pequeña atesora este patrimonio tan extenso.
LLEGAR Y BESAR EL ACUEDUCTO
Casi sin querer, lo primero que te encuentras cuando llegas a Segovia, es el Acueducto Romano, imponente, atravesando parte de la ciudad como si estuviera diciendo “cuidado, que este es mi territorio”. Impone, sí sobre todo si te preguntas como cargaron con esas piedras y se hizo la construcción, imaginando la cantidad de personas que allí tuvieron que perecer para dar fin a semejante obra de ingeniería. Y es que sí, soy de las que piensan que los romanos lo inventaron todo y que ahora, lo único que hacemos, es darle vueltas. Unas veces, de manera más afortunada que otras.
Data de la época del Emperador Trajano (s. II d.C) y sus números impresionan. Parte de la Sierra de Guadarrama, a lo largo de algo más de 16 kilómetros, con una altura máxima de 28 metros y más de 160 arcos. Evidentemente, su función era abastecer a Segovia de agua y llega hasta el Álcazar.
El Acueducto romano data del S. II d. C y tiene su origen en la Sierra para dotar de agua a la ciudad de Segovia
EL CASCO HISTÓRICO
Segovia, atesora un vasto patrimonio y cada uno debe de decidir a qué le dedica más o menos tiempo o qué le interesa más pero de lo que estoy segura, es de que cada visitante puede encontrar lo que le interesa por la cantidad de edificios históricos que acoge en su casco histórico. Dicho esto os comento cual fue nuestra selección y nuestro recorrido, partiendo de la Plaza del Azoguejo, dónde puedes ver el acueducto y tienes una de las oficinas de turismo.
Partimos de la Calle Cervantes, subiendo hacía la Plaza Mayor y desde su inicio, tienes una buena panorámica de la plaza y el acueducto para llegar casi sin querer, a una de las calles que aglutina más patrimonio en un corto espacio; así que sí, tienes que ir con los ojos bien abiertos para no perder ripio.
⇒ CALLE JUAN BRAVO. La Juan Bravo, atesora patrimonio y comercio, por partes iguales. También, varias cafeterías salpican tu camino, bien para calentar o refrescar el ambiente, dependiendo de la época en la que visites la ciudad.
En su inicio, se suceden tres casas señoriales, siendo las más llamativa la Casa de los Picos, por su estructura exterior, sita a mano derecha. A la izquierda, tienes el Palacio del Conde Alpuente y siguiendo a la derecha, la Casa de los del Río (da pie a más de una canción, sí).
• La Casa de los Picos, data del S. XV y perteneció a la familia de la Hoz, pudiendo observar su escudo en la fachada. Su puntas o picos, tenían un sentido defensivo y ornamental; seguida de la fachada, estaba la demolida Puerta de San Martín, principal acceso al recinto amurallado.
• El Palacio del Conde Alpuente, está construido sobre casas de la morería conservando algunos de sus elementos. Llaman la atención las estrechas ventanas.
Casa Palacio de los Alpuente.
“No se permite dejar carruajes en esta plazuela bajo multa de 5 pesetas”. Inscripciones memorables en la Casa de los Alpuente
La ornamentación de la Casa de los Picos, cuanto menos es curiosa
⇒ Y llegando a la PLAZA DE MEDINA DEL CAMPO, el estallido de edificaciones es brutal. Así que vamos a desgranar lo que podamos:
• Casa de Bornos. La casa de estilo renacentista, data del s. XVI y tiene una característica de la época: una galería superior para secar paños, debido a la floreciente industria textil. También puedes vislumbrar el Torreón de Lozoya, casa fuerte del secretario de Felipe II. Lo más destacado es su galería porticada en la zona del patio y jardín interior.
• Iglesia de San Martín. Data del S. XII. Lo que más me llamó la atención es la portada de una de las fachadas, con cuatro grandes esculturas que se corresponden con los cuatro Profetas Mayores.
• Cárcel Real. Fue la cárcel pública de la ciudad hasta principios del S. XX.
Plaza de Medina del Campo
Torre de Lozoya, en la Plaza Medina del Campo
Detalles de la Iglesia de San Martín
Ya desde aquí y subiendo por la Calle Isabel La Católica, llegas hasta la Plaza Mayor, no sin antes poder darte un capricho en la Pastelería Limón & Menta. Nosotros probamos el ponche segoviano. Dulce, muy dulce pero muy sabroso y suave que no empalaga a pesar de ser una bomba de azúcar.
PLAZA MAYOR Y CATEDRAL
La amplia y luminosa Plaza Mayor, rodeada de cafeterías , terrazas, soportales y edificios con galerías, es punto de reunión de locales y visitantes. Presidida por el ayuntamiento, actúa como punto centrífugo, ya que desde ella puedes partir hacía el Alcazar, hacía la Casa del Hidalgo y Plaza de los Caídos, hacía la Plaza de San Esteban y zona de conventos o hacía la antigua judería y Paseo del Salón. Aquí ya, tú decides hacía dónde te quieres dirigir.
La Plaza Mayor, punto neurálgico de la ciudad, con el Teatro Juan Bravo al fondo
Ahora, si hay un edificio que llama la atención, es sin duda la Catedral de la Señora de la Asunción y San Frutos. Su construcción se inicio en el S. XVI pero su consagración no fue hasta mediados del S. XVIII. De entre las diferentes capillas, la de San Andrés y la del Santísimo Sacramento son las más espectaculares; y sobre todo, los dos órganos barrocos del S. XVIII. El exterior está lleno de detalles y francamente, es espectacular.
La Catedral de Segovia y toda su ornamentación exterior.
√ Si te gusta el arte, en el Museo Catedralicio podrás observar obras de Pedro Berruguete.
EL ALCAZAR DE SEGOVIA
Siguiendo por la Calle de Daoiz y tras pasar la Iglesia de San Andrés, llegas al Alcazar, auténtica joya de la ciudad segoviana. El entorno, las vistas, el edificio en sí, son puro arte para los sentidos.
Pasando los Jardines de la Reina Victoria Eugenia, muy cuidados, dejas la Casa de la Química, dónde Louis Proust elaboro su “Ley de las proporciones definidas” y te plantas frente al impresionante edificio del Alcazar, construido sobre los restos de una fortaleza romana. Desde el S. XI hasta el XIX, ha sufrido diferentes ampliaciones y reformas, sobre todo tras el incendio del S. XIX. Además de algunas salas que son visitables, llama la atención la Torre de Juan II, la torre almenada que lleva su nombre. Sirvió también como prisión de estado (S. XVIII).
Iglesia de San Andrés, camino del Alcazar
Entrada a los Jardines de Victoria Eugenia
Desde este mismo punto tienes unas vistas increíbles de la Muralla que servía de defensa, así como de varias edificaciones interesantes:
la Real Casa de la Moneda
el Monasterio de Santa María del Parral
el Convento de San Juan de la Cruz,…
El impresionante el Alcazar y su majestuosidad
Vistas extramuros desde el Alcazar
Nosotros desde aquí, partimos por la Calle del Socorro, para llegar hasta la Casa del Sol que ahora mismo, acoge el Museo de Segovia, ubicado en el antiguo matadero.
De esta manera, llegas hasta la Puerta de San Andrés, conocida también como el Arco del Socorro y desde su adarve, contemplar las vistas de la vieja Judería. Desde la Plaza del Socorro, vislumbras en el cerro el Cementerio Judío de la aljama hebrea de la ciudad. es una colina que se conoce como “el pinarillo” con cámaras funerarias excavadas en la roca.
Inscripciones dentro del Arco del Socorro que rememoran grandes obras literarias
Puerta de San Andrés – Arco del Socorro
Las vistas de “El Pinarillo”, el antiguo cementerio judío
Casas del barrio judío
Por la calle Judería Vieja, viajas en el tiempo y te acercas a la cultura judía. No te pierdas la Casa de Andrés Laguna y mucho menos, la Antigua Sinagoga Mayor, hoy el Convento del Corpus Christi que data del S. XIV y actuó como Sinagoga hasta inicio del S. XV. Las monjas clarisas que lo habitan, elaboran dulces sefardíes con recetas originales. No dudéis en probarlos.
Después de semejante baño de historia y un magnífico paseo por la ciudad segoviana, no podíamos irnos sin probar uno de los platos estrella: el cochinillo. Así que con esto, damos por finalizada nuestra visita a Segovia que no me ha defraudado y a la que espero volver para disfrutarla aún mas.
Las vistas desde el Mirador del Museo de Segovia
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Mas información: Turismo Segovia
CUADERNO DE VIAJE
Cómo llegar ⇒ desde Madrid, pasando por La Granja por la SG-20 y la CL-601. Pasando Navacerrada, en unos 45 minutos llegas a la ciudad de Segovia. Todo el centro de Segovia es de pago, zona azul y verde.
Dónde comer ⇒ además del Mesón Cándido, el más conocido, os sugiero el Asador El Bernardino, en la Calle Cervantes, 2. Muy buen cochinillo. Tel. 921 46 24 77
Dónde dormir ⇒ dependiendo del presupuesto que tengas, hay muchas opciones. El Convento Capuchinos (5*) y el Plaza Acueducto (4*), ambos de la cadena Eurostars funcionan muy bien. Si buscas algo económico, el Avenida del Sotillo (2*), es muy económico; eso sí, tienes unos 15 minutos andando hasta el centro, ya que está en La Lastrilla.
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Dentro de nuestro periplo por la Comunidad de Murcia, descubriendo parte de esta región tan cálida y tan desconocida para nosotros, una de las visitas “pensadas” era la que hicimos a Cartagena: ciudad milenaria, cuna de culturas y mezcla de historia y leyendas con sabor a mar. A Mediterráneo. Porque si hay algo que destaca en esta ciudad, es su ligazón con la mar y el discurrir de la vida a través de su puerto. Bienvenidos a Cartago Nova!
LLEGADA A LA CIUDAD
⇒ APARCAR. Lo primero, comentar que si vas en coche, lo mejor es que aparques en la inmediaciones de la entrada al casco histórico, ya que al final, será dónde estés más tiempo porque guarda todo el encanto y las visitas importantes de la ciudad. Nosotros aparcamos en la Calle Serreta y desde ahí, caminamos por toda la zona histórica. Es zona azul pero es realmente económico, o al menos a mí me lo pareció teniendo en cuenta los precios del norte, así que vale la pena.
⇒ CAMINANTE NO HAY CAMINO… Para mí, Cartagena es una ciudad perfecta para recorrerla a pie porque así no te pierdes ni un solo detalle te vas encontrando por las diferentes calles del casco histórico, con constantes referencias a los capitanes y generales romanos, como Asdrúbal.
Plaza de San Francisco, una de las más queridas por los cartaginenses
QUE VER EN UN DIA EN CARTAGENA (ciudad)
Aparcados, comenzamos a adentrarnos por el casco histórico y en dirección al mar, no perdiendo “ripio” de lo que se cuece en cada calle.
• PARQUE ARQUEOLÓGICO DEL MOLINETE. Desde Serreta y bajando por la Calle Paraíso, llegas al barrio del foro romano y allí, puedes ver entre otras cosas, los restos de las termas romanas y del edificio que servía en la época romana, para la celebración de banquetes religiosos. También y justo enfrente, tienes el Augusteum, un edificio romano de carácter religioso que servía para la reunión de los sacerdotes encargados del culto al Emperador. Para finalizar, en la Calle Puerta de Murcia, saliendo del Molinete, tienes la Columnata Romana, que era uno de los ejes viarios en la época romana.
Barrio del foro Romano y restos arqueológicos dentro del parque arqueológico del Molinete
• CALLE MAYOR. Desde la Puerta de Murcia, vas a dar a la Calle Mayor, eso sí pasando antes por la plaza que acoge el Gran Hotel, un edificio modernista que culmina en una vistosa cúpula.
En los aledaños del Gran hotel, tienes también la Casa Molina, una representación del S. XVIII, combinación perfecta de ladrillo, rejería y piedra. Lo cierto es que por toda la ciudad, encuentras casonas más o menos vistosas, como pueden ser la Casa Maestre, Casa Pedrero o la Casa Clares.
Gran Hotel, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad con una gran representación de edificios modernistas
Descendiendo hacia el mar por la calle Mayor, encontramos varios edificios interesantes, además de la Iglesia de Santo Domingo, sede de la Cofradía Marraja, constituía en el S. XVII y toda una institución en la ciudad. Entre los edifico podemos destacar:
√ Casa Llagostera que data de principios del S. XX y con decoración cerámica.
√ El Casino con portada espectacular que data del S. XVIII. El mobiliario es de estilo modernista y no te pierdas el patio interior.
√ Casa Cervantes de estilo modernistas. Su caractererístico color blanco y su tamaño, le confiere un carácter propio pero sobre todo, el toque cartegenero son sus miradores blancos, típicos de la ciudad.
Casino de Cartagena
El comercio es una de las grandes actividades económicas de la ciudad de Cartagena y pasearás entre edificios modernistas; un auténtico lujo.
• Y de esta manera, llegamos a la PLAZA DEL AYUNTAMIENTO, antesala del Puerto Marítimo, otro de los grandes atractivos de la ciudad cartegenera y un sitio magnífico para descansar, mirar al mar y tomarte algo en cualquiera de sus terrazas. La mayor parte de las veces, te llevarás de regalo las vistas de alguna fragata, yate espectacular o simplemente la luz del mediterráneo.
El ayuntamiento de Cartagena, frente al Mediterráneo
A mano derecha el Palacio Consistorial, edificio de construcción ecléctica y en uno de sus extremos, la oficina de turismo. Desde aquí, ves una de las plazas con más historia de la ciudad: la Plaza y Monumento a los Héroes de Santiago de Cuba y Cavite; fue inaugurado por el Rey Alfonso XIII y se erigió en memoria de los marinos fallecidos en Cavite y Cuba frente a los buques norteamericanos.
Las plazas en Cartagena son grandes espacio no solo para albergar diferentes monumentos, sino como punto de reunión y de bancos a la sombra
A mano izquierda, la entrada al Museo del Teatro Romano. Desde aquí puedes comprar la entrada y visitar todo lo que engloba (el precio son 6,00 euros); eso sí, no pueden entrar mascotas. Así que nosotros que íbamos con nuestro perro, optamos por subir por la Muralla del Mar, con vistas a la Muralla de Carlos III y desde ahí por la calle Gisbert. De esta manera llegas al ascensor- pasarela que te sube hasta la entrada del castillo, salvando los 45 metros de desnivel; si no, puedes seguir subiendo por las escaleras para llegar a la entrada del Castillo de la Concepción y a todo el recinto histórico, si el calor no aprieta demasiado.
El anfiteatro, una de las joyas de la ciudad y en un estado de conservación que permite identificar todas las estructuras
• CASTILLO DE LA CONCEPCIÓN. Desde el Castillo de la Concepción, tienes una vistas increíbles de la ciudad, con otra perspectiva de el Cerro Despeñaperros, el Monte San José y el Monte Sacro. Evidentemente, también tienes unas buenas vistas del Anfiteatro, si bien está siendo ahora objeto de excavaciones; actualmente, solo quedan visibles los contrafuertes radiales y las habitaciones bajo el graderío. Puedes verlo desde la zona del propio Castillo o bien desde el ascensor – pasarela.
Torre del Castillo. desde este punto se tienen unas vistas increíbles de la ciudad y del propio anfiteatro
Desde ahí y por la Calle Concepción, vas bajando hacia el Teatro Romano, dónde además puedes ver también parte de la Muralla Bizantina. El Teatro, un gran edificio para los espectáculos romanos, se construyó a finales del S. I. Junto a él, quedan los restos también de la antigua Catedral de Santa María de Gracia.
Justo en esta salida, tienes también el Restaurante La Catedral, una institución del buen comer y que guarda en su interior, elementos que datan de la época romana y que encontraron en tiempo de obras y lo han convertido, en parte de la decoración del local, poniéndola en valor.
• PLAZA SAN FRANCISCO. Caminando por la Calle Jara, llegas a la Plaza San Francisco que ha sido fruto de una rehabilitación profunda dentro del plan del casco peatonal del centro histórico. Rodeado de edificios modernistas, es punto de encuentro para los cartageneros, con terrazas y bares que la llenan de visa a diario.
Bajo la plaza San Francisco existía un refugio de la Guerra Civil que apareció en las obras de remodelación de la plaza. Se conserva pero no es visitable.
Plaza de San Francisco, uno de los centros neurálgicos de la ciudad
Y Cómo no, en una ciudad abierta al Mediterráneo, pasear por el Puerto y sentarse en alguna de sus terrazas o sus bancos a ver pasar la vida sin más, también es una gran placer. Además, en el puerto además de ver auténticos veleros y embarcaciones de recreo, es común poder ver fragatas espectaculares, a aveces, visitables. No deja de ser una experiencia más.
El puerto deportivo de Cartagena es uno de los más activos de esta parte de la península
Pues hasta aquí, nuestra visita a Cartagena, una ciudad que nos ha encantado y a la que esperamos volver porque Murcia tiene mucho para disfrutar; además, nos han quedado pendientes las playas de Mazarrón y el sur de la comunidad, que promete tanto como la zona norte y el interior. Así que como os digo siempre, queda abierta la veda para sugerencias.
Marinera por excelencia, Cartagena está ligada irremediablemente al mar, al igual que nosotros
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Para más info: Murcia turística – Cartagena
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El río Támega transcurre lento y con calma, flanqueado en sus orillas por pequeños pueblos y aldeas que guardan un sabor añejo entre sus calles. Amarante, es uno de esos pueblos que son testimonio de la historia y cómplices de la naturaleza de esta zona norte de Portugal y punto de entrada, a una de las zonas más espectaculares del norte portugués: el alto Douro vinhateiro. Pero hoy, centrémonos en Amarante que por sí sólo tiene mucho que ofrecer.
COMO LLEGAR
Nosotros llegamos a Amarante en coche, desde Braga por la A11 y en no más de 45 minutos, ya que son apenas 70 kilómetros los que separan estas dos localidades. Esta es la ruta más corta, si bien también tienes dos alternativas más: por la A3 y A4, lo que te supone unos 100 kilómetros y poco más de una hora; o bien, por la N101, algo menos de distancia (61 km) pero en tiempo te llevará 75 minutos, si el tráfico está ligero.
Para aparcar, os recomiendo la zona del Largo do Ribeirinho o la Alameda Teixeira, ambas a la entrada del casco histórico; es mucho más cómodo andar por el pueblo y olvidarte del coche, ya que aparcar dentro del casco urbano, es muy complicado, amén de las cantidad de calles de un único sentido y/o peatonales.
Balcones y terrazas colgadas sobre el Tâmega
DISFRUTAR AMARANTE
Sin duda, lo más llamativo es su recoleto casco histórico si bien, ambas márgenes del Támega, tienen su encanto. Nada más poner un pie en Amarante, si hay algo que te llama la atención es la profunda raíz religiosa que invade todo el municipio. Lo cierto es que no sé si es por la cantidad de cúpulas, campanarios e iglesias que vislumbras de un primer vistazo o porque según llegas, además del Puente de San Gonzalo, la impresionante Plaza de la República donde esta ubicada la Iglesia y Convento de San Gonzalo, se lleva el primer “¡ohh!” de tu visita. Sea por lo que sea, bienvenido a Amarante.
Como ya hemos mencionado, el Puente de San Gonzalo llama la atención porque aparte de la Avenida 1º de Maio, , es la única opción que une ambas márgenes del pueblo, bañado por las tranquilas aguas del río Támega.
Fíjate tanto en la fachada de la Iglesia de San Gonzalo, así como en los pilares de entrada al puente, dónde podrás ver los estragos de las tropas de Napoleón que invadieron Amarante en 1809, no sin una férrea defensa de las tropas lusas que se atrincheraron en el puente.
Iglesia y Monasterio de San Gonzalo. Fijaos en las marcas del asalto de las tropas napoleónicas.
Puente de San Gonzalo, trinchera de los militares lusos en al asalto de las tropas napoleónicas
Desde la Plaza de la República y subiendo por las escaleras de piedra que recorrieron miles de peregrinos que acudían a Santiago de Compostela, llegas también a la Iglesia de San Domingos, cuya cúpula tiene un mosaico exterior de colorido especial. Anexo, está también el Museo de Arte Sacra. Uno de los caminos del sur que te llevaban hacía Santiago, no cruzaba exactamente por Amarante pero era tal la fuerza de un predicador, allá por el siglo XIII, que muchos se desviaban para escucharle. Quizás ya por ese motivo, ese aire religioso que lo invade todo, reforzado por la cantidad de conventos y monasterios que pueblan la zona, como el Monasterio de Freixo de Baixo, de Gondar o de Travanca, todos de estilo románico.
Subiendo por el Largo de Sta Clara, llegas a las ruinas del antiguo Convento de Santa Clara y al entramado más anguloso de pequeñas calles empedradas. Poquito a poco, adoquín a adoquín (lo cual quiere decir, que llevéis calzado cómodo), llegas a la Rua Miguel Bombarda, para seguir hacía arriba y ver la Iglesia de la Misericordia y un poquito más arriba, el Solar dos Magalhães. Aprovecha las maravillosas vistas desde este punto del casco histórico.
Eran famosos los dulces que elaboraban las monjas del convento. Actualmente, esos dulces regionales se siguen comercializando en algunas de las pastelerías centenarias del municipio que no “suelten” ni a tiros, las recetas y secretos de los mismos.
Iglesia de San Domingos y escaleras con siglos de historia a sus pies
Adoquines centenarios
Posteriormente, tómate el tiempo que estimes oportuno para disfrutar del paisaje, puedes bajar por la Rua Cândido dos Reis, llegas hasta la Iglesia de San Pedro, para desembocar de nuevo, en la Plaza de la República y cruzar el Puente de San Gonzalo, para disfrutar de la otra orilla.
Los dulces regionales.
En este punto, en la calle Cândido dos Reis, te sugiero que hagas una pequeñas parada, con sabor dulce. En el número 137, tienes la Dulcería Regional Mário, con especialidades del convento de Santa Clara, como comentábamos anteriormente. Debo decir que probé todas: los Papos d’anjo, las Lérias, los S. Gonçalos, las Brisas do Támega,… No sabría con cual quedarme porque están todas realmente exquisitas. Otro lugar excepcional para degustar estos dulces conventuales es la Confeitaria da Ponte, que los elaboran desde el año 1930 y dicen ser, los pasteleros más antiguos de la ciudad.
Los dulces conventuales de la Dolçeria Mario
Tras el dulce momento, es hora de cruzar de nuevo el río y por la Rua 31 de Janeiro, llegas al Ponte do Arquinho que da paso, a una de las arterias comerciales y gastronómicas de Amarante y que no es otro que el Largo Conselheiro Antonio Cândido y la rua Antonio Carneiro. Por cierto, además del Bacalhau y los dulces, son muy reconocidos varios platos gastronómicos como el arroz de pollo, el pan de pradonelo y las truchas pescadas en el Támega. Mi recomendación es la Adega Kilowatt, que sirve platos tradicionales desde el año 1929. Es una bodega pequeña, con no más de media docena de mesas, así que si quieres disfrutar de su cocina, tendrás que andar listo.
Cocina tradicional desde 1929 en la Adega Kilowatt
LOS DIABLOS DE AMARANTE
En el Museo Municipal Amadeo de Souza – Cardoso podrás ver las réplicas del S. XIX en madera policromada de los llamados Diablos de Amarante. Son dos figuras de madera policromada, oscuras y de aspecto pagano quemadas por las tropas napoleónicas y reproducidas por el tallista Ferreira de Carvalho. Tras un periplo, fueron devueltas a Amarante, entre gritos y procesiones de las gentes del pueblo. Son todo un símbolo de la ciudad.
Amarante, un destino obvio
Amarante, fue nuestra última parada antes de adentrarnos en el Alto Douro Vinhateiro pero eso ya, es otra historia…
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Para más información: Turismo Amarante
Para los amantes del senderismo: Vía Verde del Támega
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Si hace unas semanas hablábamos de uno de los pueblos más bonitos de la península como es Albarracín, hay que destacar que los alrededores no desmerecen nada. Lo cierto es que es una escapada perfecta para compaginar cultura y naturaleza porque la Sierra de Albarracín, es una maravilla natural, con un paisaje único y con múltiples opciones para todos los públicos.
LA RUTA
La carretera que nos sirve de base es la A-1704 que parte desde Albarracín, pasando por Royuela, Calomarde y Frías de Albarracín para desembocar en el nacimiento del río Tajo y la ruta del Barranco de la Hoz. A partir de aquí, cada uno, dependiendo de lo que le gusta y de su condición física, puede optar por senderismo, escalada o simplemente, que no es poco, disfrutar de la naturaleza. Además, por supuesto, visitamos los Pinares de Rodeno, entrando por Gea de Albarracín.
PINARES DE RODENO
Tal y como os he comentado, nosotros entramos al Parque Protegido de los Pinares de Rodeno, desde el acceso de Gea de Albarracín, lo que nos facilitó observar la extensión de la masa forestal y disfrutar de las vistas a más de 1500 metros de altitud.
Los colores verde y rojo dominan el paisaje de la zona
La característica piedra rojiza que domina el paisaje
Lo cierto es que el terreno y las rutas están muy bien señalizadas y sobre todo, hay ruta para personas con baja condición física y para gente más preparada (más de 6 kilómetros). La ruta más asequible, consta de una extensión que no llega al kilómetro y que te acerca a la zona denominada como La Llana, dónde puedes observar alguna de esas formaciones rocosas de rodeno, tan características, tanto por su composición, como por su color.
Debo decir que a mí me llamo la atención la fragilidad del suelo; tenía constantemente la sensación de que el suelo se hundía, así que no quiero imaginarlo si el terreno está mojado.
Disfruta de las vistas en cada rincón y pequeño mirador. Así mismo, la propia carretera es una maravilla, ya que hay zonas en las que pasas por debajo de la propia roca.
Regresando desde aquí hasta Albarracín, paramos en el llamado Mirador de la Escombrera, con vistas preciosas del paisaje y de la Muralla de Albarracín desde otra perspectiva diferente.
La fragilidad a la hora de pisar la verdad que impone un poco
El paisaje es absolutamente increíble
La propia carretera es todo un espectáculo
CALOMARDE Y ALREDEDORES
Partiendo de Albarracín hacía Frías de Albarracín, merece la pena parar en Calomarde para disfrutar de la llamada Cascada Batida del Molino Viejo. A unos 10 minutos de Albarracín y junto a una zona de recreo, podrás observar y disfrutar de la caída de agua del Rio Blanco, aguas de alta montaña, de 20 metros de altitud.
Puedes descender hasta la base de la cascada por un camino escalonado y señalizado dónde puedes intuir, los restos del antiguo molino; aunque siendo sincera, lo intuyes y poco más. Me parece más impactante, el sendero que discurre junto al río y que te adentra en el cañón, disfrutando de la flora y fauna del lugar.
Cascada Batida en Calomarde
Continuando dirección Frías de Albarracín, llegas a Fuente García, dónde nace el río Tajo, de más de 1007 kilómetros de longitud y el más largo de toda la península. Justo aquí, hay un monumento que homenajea a las tres provincias limítrofes, entre las cuales surge este río: Teruel, Cuenca y Guadalajara. Se observan varias esculturas:
el toro y la estrella, que representa a Teruel
el cáliz y la estrella, que representa a Cuenca
el caballero, que representa a Guadalajara
Michel Villalta, en su blog, explica muy bien la simbología de este monumento, así que si quieres saber más, puedes leerlo aquí.
Otra de las rutas interesantes en la del Barranco de la Hoz – Cañón del Rio Blanco desde Calomarde. Os dejo el enlace de wikiloc, por si os interesa : Cañón del Rio Blanco – Barranco de la Hoz.
Las grandes rocas que forman el cañón y la Presa de los Ahogados, son varios de sus atractivos. La ruta está salpicada de puentes y pasarelas que facilitan la ruta y sobre todo, el no tener que meter los pies en el río.
Lord Byron disfruta mucho de estas escapadas y rutas de montaña
Bueno, pues como os decía, hay rutas y actividades para todos los públicos. Además no os olvidéis del Paseo Fluvial que recorre Albarracín, a orillas del Guadalaviar, del cual ya os hablé en el relato de Albarracín.
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(vía Albarracín, uno de los pueblos más bonitos | La Volvoreta)
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Vistas de Albarracín
Declarado monumento nacional desde 1961, Albarracín está actualmente en propuesto por la UNESCO para ser declarado Patrimonio de la Humanidad. Si lo has visitado, sabrás perfectamente por qué pero sino has tenido la suerte de visitarlo, lo entenderás enseguida. Albarracín no deja indiferente a nadie y lo cierto es que es realmente complicado, destacar una u otra cosa, ya que todo el municipio en sí, es una obra de arquitectura peculiar. Pero vamos a intentarlo.
SU PECULIAR ESTRUCTURA
Si tenemos en cuenta lo ya dicho y sobre todo que una de las cosas que más llama la atención, es su peculiar trazado de calles, callejones, pasadizos y escalinatas junto con casas señoriales, caseríos populares y muros irregulares, ya tenemos parte importante de lo que constituye basicamente Albarracín. Lo que ocurre es que aquí, cualquier pequeño detalle es una obra de arte, lo mismo que su peculiar estructura, adaptada a la topografía tan especial de la zona. Casas colgadas, tejados que chocan, entramados de madera únicos y una muralla que se deja ver más allá de los límites del propio pueblo. Y todo ello, con llamativos tonos rojizos, característicos de las construcciones del pueblo, debido al tipo de roca sedimentaria de las que están hechas que no es otra que rodeno.
⇒ APARCAR . Lo mejor es que lo hagas en los parkings habilitados a las afueras del acceso al casco histórico, lo que se conoce como la zona llana o zona del Arrabal. Sobre todo porque así puedes admirar en su totalidad la belleza del conjunto que conforma Albarracín.
La particular construcción adaptada a la orografía del lugar, amalgama de tejados, balcones y fachadas
QUE VER EN ALBARRACÍN
En nuestro caso, accedimos a Albarracín por la zona de Los Puentes, a través de las escaleras que te llevan hasta la Plaza Mayor, un fantástico y bello punto de partida.
PLAZA MAYOR . La recoleta y coqueta Plaza Mayor, acoge el Ayuntamiento, con soportales que servían de cobijo a los comerciantes y que ahora, te cobijan de la nieve que cae con ganas en invierno. Además, una de las balconadas, hace de mirador, con una vista preciosa hacía la Catedral.
Desde la Plaza Mayor, subiendo hacía la Catedral, por la calle de su mismo nombre, llegas a la Casa de los Monterde, una de las mansiones señoriales que más llaman la atención en el municipio. Siguiendo por esa misma calle, llegas a la Ronda del Mirador, con unas fabulosas vistas de Albarracín.
Plaza Mayor, punto neurálgico de la ciudad
CATEDRAL . La entrada es por la Calle Catedral pero desde la Plaza de la Seo, tienes unas vista bonitas de la cúpula. Anexada a ella, está el Museo Diocesano y Palacio Episcopal. La Catedral de El Salvador está construida sobre un antiguo templo románico y mudejar.
En la capilla de María Magdalena, puedes ver el bello retablo consagrado a San Pedro. De lo mejor de la Catedral.
CASTILLO . Tras visitar la Catedral y subiendo por la calle San Juan, a mano derecha, puedes ver los restos del Castillo. Fue la residencia militar de los Sres de Albarracín, si bien estas ruinas, actualmente se ven un tanto eclipsadas por el resto de edificaciones y fortificaciones del municipio.
Parte trasera del Castillo, del cual se conserva muy poco en pie
El característico y colorido tejado de la Catedral
Desde este punto llegas a uno de los extremos del pueblo que guarda entre otras edificaciones, la TORRE DE DOÑA BLANCA, ubicada dentro del cementerio de la localidad. Sí, suena un tanto extraño pero si tenemos en cuenta que su origen es del s. XVII cuando en el terreno del actual cementerio, estaba ubicado el monasterio de los dominicos, pues la cosa cobra más sentido. De hecho, era la Biblioteca y conserva parte de esa actividad cultural al ser una sala de exposiciones. Se le considera el tercer castillo de Albarracín, por cuanto que es una verdadera fortificación por su estructura y construcción. 18 metros de altura tienen la culpa de que su última planta, la cuarta, sea una mirador de preciosas vistas.
La Torre de Doña Blanca, enclavada dentro del actual cementerio
Regresando de nuevo hacia la Plaza Mayor, nos paramos en la Plaza del Palacio, junto al Palacio Episcopal, donde puedes ver el Portal del Agua y parte del sistema defensivo que protegía la antigua ciudad y que aún se puede apreciar en perfecto estado de conservación en varias zonas del municipio.
A partir de aquí, subimos por la calle de Molina para toparnos con varias edificaciones singulares:
La Casa de Pérez y Toyuela. Casa noble que data del S. XVII valiosa sobre todo su visita por la colección de fotografías antiguas de Albarracín.
La Casa de la Julianeta o la Torre de Pisa de Albarracín, debido a que es la casa más inclinada del municipio. Al estar además ubicada entre dos calles, la sensación de desequilibrio es aún mayor. Data del S. XIV.
Portal de Molina. De este portal hacia la izquierda, tienes el Adarve del Fondón y hacia la derecha, la subida hacia la Muralla, con la Torre del Andador y los Postigos. Es un excelente mirador y no es tan complicado subir, unos 15 minutos andando.
La Casa de la Julianeta, la peculiar Torre de Pisa de Albarracin
Vistas de la Muralla que rodea gran parte de la ciudad
La simple pero rica sollapa de la Panadería Ibañez
Si regresas por la Calle Santiago, en una esquina encuentras la Panadería Ibañez. Entre las especialidades, la sollapa estaba muy rica. Es una fina y crujiente masa de pan con azúcar y almendras laminadas.
En fin, conocer Albarracín es sinónimo de callejear porque es la única manera de tener una visión global del municipio, enclavado en un peñón rodeado casi en su totalidad por el río Guadalaviar.
Otro paseo muy recomendable y que pone de relieve otro Albarracín, es el Paseo Fluvial que flanquea casi en su totalidad el pueblo, a la vera del Guadalaviar. El inicio del mismo, está en el acceso del Parking de los Puentes.
Miradores especiales. Desde los soportales de la Plaza Mayor
Pues hasta aquí, nuestra visita a uno de los pueblos más bonitos de España, título ganado con todas las letras. Lo cierto, es que este municipio del sur de Teruel, sito en plena Sierra de Albarracín, ofrece muchas alternativas más de ocio que desgranaremos en un próximo relato. Hasta entonces…
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Lo sabéis. Soy una enamorada del país vecino y siempre que puedo me escapo en coche, para poder pararme dónde quiera y el tiempo que quiera porque Portugal sorprende, siempre, a cada momento y en cada rincón. Partiendo de esta premisa, tenía ganas de visitar una ciudad: Ponte de Lima. La villa más antigua de Portugal, en pleno corazón del Valle del Limia, ha sido una ciudad amurallada debido a su posición estratégica. D. Pedro I, muy avispado y estratega, creó un burgo medieval con nueve torres, de las cuales quedan actualmente dos y con seis puertas de entrada a la ciudad. En definitiva, un auténtico fortín del que quedan vestigios por varios puntos de la actual villa.
El origen de su nombre : El nombre viene dado porque en la época medieval, el único pasaje seguro sobre el río Limia era el puente de la ciudad
⇒ EL PUENTE Y LOS JARDINES, SIMBOLOS DE LA CIUDAD
El puente, principal atractivo de la villa, une las dos márgenes del Limia desde hace dos mil años. Data de la época del Emperador Romano Augusto, con algún añadido posterior y forma parte del camino portugués a Santiago de Compostela. Los romanos lo denominaban el Río del Olvido, ya que entendían que quién lo cruzaba, perdía la memoria del pasado.
El paseo y Ecovía por los márgenes del Rio Lima es una auténtica experiencia
La orilla del Río Lima, es un área de desconexión y de ocio para las familias, visitantes y lugareños.
El propio puente forma parte de la calzada del Camino Portugues Interior a Santiago de Compostela
El río está ligado a la vida de la ciudad, como fuente de riego, de abastecimiento, de ocio,… Además, a su vera, puedes ver el Parque Temático del Arnado, cuatro jardines y un huerto botánico, exaltando la naturaleza y el arte de los jardines: jardín barroco, jardín renacentista, jardín laberinto y jardín romano, todos con características propias y con su propio encanto. Tan ligada está la ciudad a este arte, que Ponte de Lima es la capital portuguesa de los jardines. Desde el año 2005, se celebra en la villa el Festival Internacional de Jardines, encuentro internacional de políticas ambientales y paisajistas.
Detalles del Parque do Arnado
⇒ EL CENTRO HISTÓRICO
Una vez te adentras en el corazón de la ciudad, hay zonas en las que la muralla primitiva es más visible que en otras y marca, parte del itinerario que vas a seguir. Lo primero, para aparcar el coche, tienes que dejarlo algo alejado del centro porque hay una gran parte que es peatonal. Nosotros lo dejamos en las inmediaciones da Nossa Senhora da Lapa. Así que, por aquí empezamos…
Iglesia da Nossa Senhora da Lapa. Entre los jardines, junto a el Pazo del Marqués, encuentras esta Iglesia, dónde puedes ver al negro San Benedicto.
Bajando hacía el centro histórico, ves el imponente edificio del Centro de Interpretación de la Historia Militar de la Villa, con unos jardines preciosos, también como sello de la ciudad. Ubicado en el Pazo del Marqués que data del S. XV, te ofrece una visión de los episodios militares que ocurrieron en la villa y alrededores y que ponen de manifiesto, su situación estratégica. Desde luego, es un baño de historia y una visita muy interesante.
La Reina Teresa fue quien otorgó carta de fuero a la Villa
Biblioteca Municipal, sita junto a la muralla y en pleno casco antiguo. Es un edificio del S. XVII que formaba parte del edificio de la Misericordia pero se abrió un acceso al actual Paseo 25 de Abril, destruyendo a su vez, parte de la muralla. Son cosas que a veces no se entienden pero pasan.
Iglesia Matriz y Monumento al Cardenal Saraiva. Saliendo de la biblioteca, llegas al monumento del Cardenal Saraiva, que ocupó varios cargos dentro de la orden benedictina, siendo también político y Rector de la Universidad de Coimbra. Hijo distinguido de la ciudad, puedes ver la calle y casa dónde nació. La Iglesia Matriz, cúmulo de estilos debido a las diferente ampliaciones a lo largo de los siglos: gótico, renacentista y barroco, está enclavada en una pequeña calle pero el campanario, te orienta en todo momento para llegar hasta ella.
Iglesia Matriz, Ponte de Lima
Biblioteca Municipal
Largo de Camões e Chafariz. Justo te encuentras en este lugar, al salir del puente y es el centro neurálgico de la villa, llena de tiendas y cafeterías. En el Chafariz del centro de la plaza, están representadas las armas de la villa.
Fuente de la Villa. Junto a la fuente hay un panel de azulejos que recogen el poema “El amor y el tiempo” de Antonio Feijó, escritor ilustre de la villa.
Largo de Camões y Chafariz. Explosión de color y bullicio y centro neurálgico de la Villa
Fuente de la Villa
Museo de los Terceiros. Este Museo expone imponentes obras de arte sacro, además del traje diplomático del poeta A. Feijó, cosa que me sorprendió sobre manera.
Torre de S. Paulo y Torre da Cadeia Velha que data del S. XIV. De planta cuadrada y coronada por merlones, llama la atención el azulejo en uno de sus laterales. Si te fijas bien, también puedes observar los registros de las crecidas del Río Limia, ya que en lo inviernos más lluviosos, la ciudad estaba muchas veces inundada por las aguas.
Casa de Nossa Senhora D’Aurora, en la rua do Arrabalde. Data del S. XVIII y de largo, es la casa señorial más majestuosa de la Villa, con sus blasones y su propia capilla que esconde en su interior, a San Elesván y Santa Ifigenia, santos negros que no suelen figurar.
Torre da Cadeia Velha
Casa da Nossa Senhora D’Aurora y Capilla anexa
⇒ GASTRONOMÍA
La gastronomía portuguesa es rica y variada, como todos saben y conocen. Pero si hay un plato que es típico, rico y sabroso en Ponte de Lima, sin duda alguna es el “Arroz de Sarrabulho” que se sirve con “Rojões” que no es más que trozos de carne de cerdo. Si no te gustan los sabores fuertes y partes variadas del cerdo, mejor déjalo pasar pero si eres de cocina tradicional, te cautivará. Nosotros lo probamos en el Restaurante A Muralha, justo frente a la biblioteca municipal. Comimos muy bien y a un precio increíble.
Delicias de la Pastelaria Bijou
En concreto, tampoco podéis marcharos de Ponte de Lima sin probar algunos de sus dulces. A mí me cautivó el escaparate de la Pastelaria Bijou, así que prueba a darte un capricho muy dulce (Av. Inazio Perestrelo, 42).
Como sabéis Portugal, es el reino de las ferias y mercados y Ponte de Lima, no iba a ser menos. Cada 15 días, se celebra un mercado junto al río muy concurrido y lleno de color. Podrás encontrar prácticamente todo lo que imagines.
Mercado Quincenal de Ponte de Lima
Pues como todo llega a su fin, hasta aquí fue nuestra visita a Ponte de Lima, inicio de un recorrido que nos llevo por el norte de Portugal y descubrir lugares maravillosos que os iremos contando en próximas semanas.
Obrigada Portugal, como siempre.
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