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En mi vida ha pasado un lapso de cambios en los últimos meses, decidí tener el valor de renunciar a un trabajo que detestaba; un oficio que las farmacéuticas han hecho legal pero que al final de cuentas es desleal con la humanidad, renuncie a las amistades toxicas y cultive amistades con personas llenas de amor e intelecto, tuve fe en mí para comenzar de nuevo un proyecto grande de emprendimiento después de la primera y última vez donde por poco termino en depresión y decidí tener una serie de cambios emocionales internos que hasta ahora solo yo debo notar. Deje de cuestionarme por el abandono de mi madre y la ausencia de mi padre, deje de escuchar consejos económicos de personas que no tienen experiencia más que en sobrevivir y pagar deudas y que solo que me encaminaban en la misma dirección, deje de sentirme miserable por todos los errores que había cometido en el pasado, pero aún tenía que cerrar todos esos ciclos. Pensaba que escapar era la solución pero lo que llevaba por dentro me seguiría a todas partes, así que decidí llevar todos esos sentimientos conmigo de forma consiente para dejarlos ir y cerrar esos ciclos en mi vida. Decidí viajar SOLA, apartarme de mi círculo social y familiar que me quería hacer pensar que las cirugías y el físico son más necesarias que alimentar el intelecto y el corazón. Decidí viajar SOLA, si en mayúsculas y sin un hombre, y no un viaje de parranda o de paseo vagabundo, fue una aventura por carreteras destapadas a las que la señal del GPS no alcanza, donde se respira montaña, cultivos de té y la neblina le pondría un aire místico a todo. Cuando le comento a mis familiares o a mis amigos que me fui sola a una aventura a un bosque de niebla se imaginan lo peor; que me fui de hippie o a tirar vicio, que me fui con un hombre desconocido a tener alguna aventura tantrica o que no me paso nada de milagro porque una mujer “no debería viajar sola”. Es decepcionante saber que hay tantas mujeres que solo se sienten poderosas y útiles con un hombre a su lado. No me fui de camping ni monté una tienda flotante en el bosque, estuve en el Recinto de los Sueños, un lugar mágico con un sendero entre cristalinos ríos y arboles titánicos que te hacen cuestionar tu existencia, el sendero tenía una lista de actividades de las que yo no tenía ni idea antes de llegar, pero ya que nadie me veía decidí hacerlos uno por uno, las actividades te conectan con tu yo interior. El lugar tenía su magia y era muy fácil de apreciar. Había una cantidad de aves magnificas que solo en sueños o en zoológicos creí lograr ver… del lugar salí llorando pero sin cargas. Me sentí fuerte y poderosa, recordé todo lo que me apasionaba y la capacidad que siempre creí tener para cambiar un poco del mundo. Aún tengo heridas que sanar pero al menos he aprendido como cuidarlas y por supuesto volveré a buscar lugares mágicos para descubrir por mi cuenta.

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Habría sido menos complicado si desde el principio me lo hubiera aclarado todo, si no hubiera hecho planes y metas conmigo en el camino, si no me hubiera prometido frente las estrellas que lo nuestro iba a ser grande y trascendental, si tan solo me hubiera contado lo que cruzaba por su cabeza, lo que su álter ego le decía… Tal vez, solo tal vez no habría pasado tantas noches ahogándome con inmortales suspiros y nadando entre lagrimas, interminables lunas esperando crédulamente una llamada que dijera lo mucho que extrañaba mi presencia.

Solo varios eneros después llego a mis manos una foto no intencional en el que me hacia saber lo feliz que era sin mi, cuando supo que yo lo sabia decidió aparecer para intentar defenderse de algo de lo que yo aun no lo había culpado, esta vez, yo no estaba, ya no lo esperaba…

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¿Dejas de creer en el sol cuando lo tapan las nubes?

(via lepremierbaiser)

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Para mañana.

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¿Alguna vez la has experimentado? La sensación de paz y libertad al estar con alguien. Las ganas locas de llenarle el rostro de besos, tomar su mano y abrazarle por la espalda, de agradecer tus cicatrices y su disposición a besarlas. La manía inaguantable de estallar en carcajadas después de que el amor los haya hecho y deshecho y bailar desnudos bajo la regadera, haciendo su propia lluvia. La armonía de verle leer en silencio y absoluta concentración, o de apreciar su cara de sueño después de haberle regalado pequeñas y maravillosas muertes. Todo esto, ¿lo has sentido? Yo sí…y me brinca el pecho y se me sacude el alma y quiero reír y llorar y la sonrisa no se me escapa…no sé, no sé de qué se trata.

— Malaci (Cafeína para dos)

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Discutir con un imbécil es como montar en bici estática. Te esfuerzas, sudas, te cansas, te agotas y al final no te lleva a ningún lado...

Rosa Tamés

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Que hace un ángel como tú en un infierno como el mío, entregándole tu amor al más pobre de los diablos.

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No hay peor ciego que el que ve amor donde no lo hay.

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