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Sin título.

Todavia.

Debería poner algo así en mi novela.

Debería mirar los detalles o ver como el sol se refleja de determinada forma. Evitar el vacio y las inclusiones innecesarias. Una novela donde todos serían un personaje y nadie. Pasarían cosas, seguro. Y la vida mejoraría. O no. Simplemente pasaría algo. O tampoco. No tiene porqué pasar nada. En el libro de nuestra historia algunos somos pigmentos vacíos. Tengo que poner esa frase en mi novela, pero sin pasarme de existencialista. No. No puedo destruir el mito del existencialismo vitalista. No puedo destruir Facebook ni a la vida en una novela sin destruir primero mi novela. Luego lo exaltaría todo. Quizá debería destruir algo malo primero. A un cocodrilo, por ejemplo. Yo iría caminando tan tranquilamente por la calle, y en la Despensa, donde se pone ese tío que parece un pirata y toca el acordeón, saldría un cocodrilo, yo le mataría, y colgaría su craneo de mi ventana para que pudiesen verlo el resto de cocodrilos posmodernos. Podría ser una especie de rey de los reptiles de gran tamaño en mi novela. Y luego exaltarlo todo. Podría destruir toda la forma y convertirlo en un zapping. La forma definitiva de comunicación contemporánea. Un montón de imágenes mentales compartidas y puestas en fila. Marcarme un Walter Benjamin. Y santas pascuas. Hablaría de la gente que baila en las bodas. Incluso tendría un capitulo específico para selfis. Me fijaría en nimiedades como el calor que desprenden las cosas en verano. O sería grosero y diría alguna vez que te jodan o algo así; también sería algo polémico de vez en cuando. Tengo que tocar todas esas capas en la novela. Montar una conspiración donde las investigaciones en el CERN no lleven a ninguna parte y solo sea un edificio multimillonario para blanquear dinero procedente del narcotráfico. Coger puntos de ciencia ficción donde los perros sean paseados por drones. Que un colega me cuente que su cuñado murió por un trombo en la pierna, y enamorarme de alguien, o salir a beber porque sí. Hablar de las cosas que merecen la pena. Y meter abusos de poder y algo de política, todo eso. Condensar lo importante en un par de lineas y seguir con mis cosas. Incluir también descripciones detalladas de videoclips, de gente que acaba con las fiestas, y de las casas de los ricos que solo visité una vez. Marear al espectador y ofrecer una estética saturada actual. Escribir partituras para que el lector las toque al piano. Y sacar el pack de edición limitada y firmar algunos ejemplares. Hacerlo oficial. Todo eso lo tengo que poner en la novela, basado en un mapa conceptual de capítulos y anexos infinitesimales. Estructurarlo como una buena broma en directo al corresponsal del telediario. Un buen hoyo en uno. Un documento poderoso como el Batmovil. El neurocirujano de las novelas. D ́Angelo Barksdale con el rey de las fichas blancas diciendo This is the hardest motherfucker. Tengo que empezar a tomar notas y fijarme en eso. Voy a pasear por la calle, y pararme entre la gente medio zombico a vista de pájaro. Ahora el sol se pondrá aquí, bajo la montaña. Y santas pascuas.

Tengo que poner santas pascuas en mi novela.