lucreziv

[lucreziv]

aroma a hierba quemada la golpea de lleno, tan impertinente como él. por un instante, azulados se clavan en él, niegan cualquier disculpa con frialdad de quien no cree en absoluciones. se mantienen fijos, reacios, todavía cargados de filo dispuesto a desgarrar. falanges ajustan con más fuerza grimorios, como si peso extra pudiera contener chispa que amenaza con estallar. entre pensamientos con dientes afilados, palabras hacen eco, se repiten y diseccionan, buscando ácido entre sílabas disfrazadas de caricia. silencio es intencional, gélidos enroscándose en terrosos hasta que tensión ajena se vuelve casi tangible. aún aferra tomos cual escudos, y por un segundo plantea reacción explosiva, incendiar esa calma fingida que tanto detesta. pero lo que enciende es distinto : exhala suspiro breve, resignación que sabe más a sentencia que a indulgencia. pesa el silencio hasta que, con gesto medido, acorta distancia. deja grimorios a un lado y se acerca, pasos tan lentos que parecen juicio. falanges roban cigarrillo de entre ajenas con descaro aprendido, llevándolo a rosáceos con naturalidad venenosa. primera calada arranca chispa en irises claros, humo escapando como secreto compartido a la fuerza. ‘ luces… ’ pausa, mirada recorriéndolo con cierto deleite en el deterioro, destacando aquello que desde distancia previa no distingue. segunda calada, humo se queda en su boca hasta que lo expulsa cerca de su rostro, susurro de ceniza. ‘ patético. ’ sentencia cae suave, melódica, casi amable si no fuera por el filo en ella. arco se eleva, irises brillando con malicia contenida. se inclina lo justo, escudriñando, humo escapando entre sílabas : ‘ ¿por qué luces tan mal? ’

la presencia ajena tensa levemente su agarre sobre el cigarrillo de marihuana. nuevamente, como tantas veces, aquella planta es la culpable de que sus reflejos no sean tan felinos como de costumbre. ¿acaso deberá contemplar la idea de usar lentes? leve tensión cruza el puente nasal, por lo que falanges van y acarician el punto, buscando prepararse para la batalla que, si le recordara a algo, sería como el título de aquella novela más que reconocida: una canción de hielo y fuego. marrones buscan cerúleos, los encuentran, y es una sonrisa cansada lo primero que le dedican. ‘ fue sin querer, cariño. ’ respuesta se desliza con más calma de la habitual, con el mismo cuidado que se tiene al no querer explotar una burbuja de jabón. a veces, siente, que esa es una buena metáfora para representar la paciencia de la rubia. ‘ lo sien / to. ’ pronuncia cada sílaba con cuidado, y sin soltar el agarre glaciar de la contraria, vuelve a darle otra calada a su cigarrillo. son los desafíos que siempre están presentes entre los dos. sin embargo, hoy felix no está tan juguetón como de costumbre. tez apagada / ojeras / labios fruncidos. aún así, su largo brazo se extiende hacia la fémina, y su mano imita el gesto de agarrar algo que no está en escena, pero que conoce más que bien. ‘ ven, fuma conmigo, no te enojes. ’ ladea la cabeza, en un intento de suavizar su rostro y aparentar inocencia. de repente, como si de despertar de un sueño se tratara, chocolates parpadean y la travesura se esboza en sus facciones. ‘ hoy es día de cita, ¿no? no te atreverás a dejarme solo en mi habitación. ’ la mano que se estiraba hacia ella, ahora descansa en el bolsillo de su pantalón. como si supiese que la vulnerabilidad no es sabor que compartan entre ambos, sino más bien el constante reto de saber quién pierde la cordura primero; juego que se le hace mucho más ágil que cualquier otro deporte.

[lucreziv]

no le sorprende defensa, casi la espera, porque ha hecho de suavizar ciertos bordes un hábito aprendido. pero lo que en italiana nace no es ternura, sino filo interno que se curva como garra. piensa en mencionado y lo que sienten los demás por él, cómo lo reducen a travesuras o encanto descuidado, y casi ríe — porque en su mundo no hay nada inocente, ni siquiera en la torpeza. ¿amarlo? palabra grotesca, no cabe en su boca. lo suyo jamás fue amor : es más bien posesión insidiosa, deseo de reclamar lo que otros creen libre, necesidad de atar sin pedir, de desgarrar antes que ceder. y aunque gesto de pelinegra, ese roce tenue, intente recordarle que hay otra forma de sentir, lo cierto es que dorada nunca ha creído en sentimientos que no hieran primero. ‘ ———él no piensa. ni cuando juega, ni cuando habla... ’ acento acaricia cada sílaba con veneno envuelto en terciopelo. deja que se instale pausa, peso de la verdad que solo ella parece saborear. ‘ y eso es lo peor. que ni siquiera necesita hacerlo para arruinarlo todo. ’ no hay lástima ni condescendencia, solo juicio gélido disfrazado de confidencia. cuando mención al enigma irrumpe, pestañeos lentos la devuelven al presente. esa palabra trae consigo memorias recientes, del agua respondiendo como si quisiera devorarla, de la magia rebelde que ya no obedece a estructura alguna. siente tentación de compartirlo, pero se contiene : incluso con acompañante, lo íntimo de sus fracturas sigue siendo fortaleza cerrada. ‘ sentir raro… ’ repite, voz baja, como si probara eco de esas dos sílabas. destello humorístico en pétalos no disfraza lo sombrío del pensamiento. ‘ ¿tú has sentido algo raro? ’ sentencia que más que burla, es daga lanzada con calma.

reconoce aquel gesto tanto como a su propia máscara de altivez. sabe que los sentimientos son profundos, y que por ello mismo, la vehemencia de sus batallas solo era un espejo para intentar mantenerlos a raya ( falso control ). o al menos, así lo interpretaba valarie. fémina no contaba con mucho conocimiento en aquel campo, al cual describía como uno de sus mayores miedos donde se desnudaba el alma. apenas y había sentido algo parecido por alguien a quien ni le gustaba nombrar en sus telarañas mentales, por lo que rápidamente descarta ese recuerdo de su consciente. “ tú más que nadie sabe cómo es él, lu. probablemente ni siquiera pensó antes de decirte eso. ” izquierda se eleva tenuemente, conexión contra extremidad foránea viene y va en un fugaz movimiento de apenas un toque. es un pobre intento por demostrar ápice afecto, detalle que solo se atreve a dar a las personas más cercanas. “ tal vez estaba imaginando cuál sería su siguiente broma –– y simplemente dijo eso para hacerse el misterioso. ” entre sus estimas también se encontraba el mencionado. amistad que se había labrado casi al mismo tiempo que con blonda. sabía sus deseos y conocía sus impulsos, pero algo de lo que estaba más que segura, era que su falta de filtro podía convertirse en su peor enemigo. mismo rasgo que compartía con su amiga. “ hablando del enigma — ” parece ser un desliz de sinceridad pasajero. narrativa la cual comenzó casi dudosa, un poco tímida entre sus labios. pupilas de ébano color se posan sobre uno de sus tantos cuadernos que ha sufrido aquella maldición la cual ha traído consigo noches de insomnio eternas. “ ¿has sentido algo raro? ¿distinto? ”

[lucreziv]

‘ no hay juego limpio en la política. ’ proclama cual defensa justificable, porque ha sido regla dorada durante vida privilegiada entre figuras de renombre, primera lección de una figura paterna incapaz de conceder. escucha súplica como quien contempla cuadro demasiado pulcro, uno que pide a gritos mancha de vinotinto para dejar de parecer irreal. en nocturna hay un orden casi ofensivo, pulcritud que irrita no por defecto, sino por exceso. y ella, que siempre ha preferido las grietas, no puede evitar sentir tentación de quebrar esa superficie tersa. palmas se aferran al cartón caliente del café, inhalando vapor como si fuese perfume que permite guardar calma ; aunque lo cierto es que de calma nunca ha habido, solo del disfrute de tensar hilos hasta romperlos. ‘ oh, vamos, ¿ahora no aguantas un pequeño juego? ’ murmura, y la suavidad es lo que corta. nunca necesita elevar la voz : palabras caen cual corrosivo. cuando escucha comparación, el eco de son como nosotras es desgarrador. no reacciona, ni ríe, ni alza cejas. lo deja flotar en el aire unos segundos más de lo necesario, solo para saborear ingenuidad que tiñe cada sílaba. ¿acaso no entiende lo que implica equipararlas con esos? ¿acaso no ve lo vulgar del espejo? finalmente, carcajada estalla, al filo de histeria. ‘ qué insulto tan pobre para ti misma. ’ replica con frialdad medida, observación un halago distorsionado. ‘ un fracturado jamás será como yo. no tengo por qué ser justa con alguien claramente inferior. ’ pausa mínima, mirada gélida recorriéndola con esa crueldad que se disfraza de examen. ‘ lo curioso es que tú sigas empeñada en rebajarte con comparaciones así. ’

‘ eso no habla bien de ti. ’ si hay algo que ruki no puede hacer es saltearse las reglas, en un juego, en las clases, con su familia, así que no tarda en expresarse. lucrezia debería cumplir con su palabra pero fue engañada, qué fácil que se le hizo y que tonto de su parte. ‘ hey... necesito mi espacio organizado para estudiar y — — ’ detiene sus explicaciones, ¿que le hace pensar que le importará o que se molestara en escucharla? ‘ no vuelvas las cosas difíciles cuando van tan bien. ’ pide casi que en un ruego porque lo ve, lo sencillo que sería para acompañante el tirar un fósforo y prender todo fuego en segundos, como antes, sin embargo en la vida de la rusa no hay tiempo para dramas. enfoque y esfuerzo. agradece luego de tomar su propio vaso de café y está a punto de beber cuando contraria hace una puntualización que llama su atención (más no le sorprende, viniendo de quien viene). ‘ son como nosotras. ’ no lo niega, más tampoco brinda detalles, suficiente con notar que a la otra no le gusta nada. intenta mantener la paz que prende de un hilo muy fino a pesar que se encuentren en aceras tan distintas sobre el tema, básicamente opuestas. ‘ deberías intentar conocerlos antes de juzgarlos, no eres justa con ellos. ’

[lucreziv]

olor punzante la recibe antes que palabras, intrusión áspera que al mismo tiempo arrastra mórbida fascinación. gélidos se encienden con destello acerado, fastidio que guarda promesa de fuego. pasos se acercan lentos, tacón resonando contra piedra húmeda cual campanada fúnebre. lo observa recargado en ladrillos, silueta difusa en penumbra. ella, con grimorios abrazados cual tesoro prohibido, se desliza con esa elegancia que pesa como sentencia. rigidez no es vacilación, sino filo preparado, contención que precede al golpe. prácticamente lo recibe ante sugerencia inesperada. se congela, entrecejo en tensión, como procesara un poco más de lo necesario sílabas desconocidas. ‘ ———¿cómo me dijiste? ’ réplica cae suave, incredulidad apenas disfraz ; es chispa inmediata de cólera y desafío, daga envuelta en terciopelo, imposible de confundir con fragilidad.

se ha escapado del gentío como tal, caminando hacia la torre más antigua del campus, que resulta el escondite perfecto para detener la corriente de pensamientos que lo agobia desde la noche anterior. al llegar, apoya su hombro contra los ladrillos ennegrecidos. el frío, que desprende la misma torre, se apodera del tacto como un bálsamo incómodo que baña todos sus sentidos. a la par, saca una cajita de metal que revela cigarrillos de marihuana bien armados, y posa uno entre sus labios para prenderlo rápidamente con el encendedor. la primera calada / la segunda calada / la tercera calada; y la sustancia adormece un poco los químicos de su cabeza. un crujir de hojas lo sobresalta, pero sus hombros se relajan apenas al comprobar que no es nadie del cuerpo académico de la universidad. ‘ ¿no sabes que por acá aparecen fantasmas? ’ murmura, con la risa seca en su garganta. ‘ si no vienes a ofrecer algo para beber, sugiero que vayas a joder a otro lado. ’

[lucreziv]

azulados apenas giran hacia él, gesto lento, como si la sola osadía de escucharlo ya fuese concesión. viento juega con dorados mechones mientras mirada permanece fija en él, diseccionándolo cual insecto bajo cristal. muñeca gira, y junto a la aparición de brillante varita, pequeño cúmulo temporal se materializa sobre anatomía masculina, precipitación derramándose con el único propósito de atormentar. expresión de cruel satisfacción es instantánea. ‘ sí —— increíble el cambio ambiental. ’ modula con elegancia de quien no necesita enfatizar burla sardónica.

" es increíble cómo el ambiente cambia tan radicalmente, hace nada todos perdían la cabeza junto a blackwell. " pensamiento se cuela por entre rosáceos, los pasos de transeúntes suenan contra reloj, presurosos. teoh, por otro lado, disfruta de la caricia que brisa matutina regala sobre dermis.

[lucreziv]

cerúleos recorren figura de arriba abajo como quien examina vidrio roto, no con compasión sino con deleite ácido en cada grieta. insulto ajeno no arranca más que destello helado en comisura, aunque no concede victoria, tampoco oculta diversión envenenada. ‘ cabeza hueca, dice la que guarda diarios como si fuesen tesoros. ’ acento se arrastra despacio, cada palabra degustada cual fruta podrida, hasta que sonido muere con suavidad afilada. no se digna a reír, la deja sola en su propio eco. inclinación mínima acerca sombra lo suficiente para que la distancia parezca filo en la garganta. ‘ culpable de lo obvio. ’ sentencia breve, seca, con calma de quien no necesita pruebas para condenar. pestañas bajan, mirada fija en lo que intenta ocultar, y vuelve a alzarla con aire de burla tan elegante como cruel. ‘ sea lo que sea que ocultas, seguro tampoco vale el esfuerzo de intentar adivinar. ’

suspira, debería haber levantado la vista antes de saber de quien se trataba, podría evitarse la misma discusión innecesaria que tenían cada vez que se encontraban. definitivamente no tenía mucho que decirle, solo sabía que la blonda buscaba que respondiera a su provocación "realmente necesitas aprender nuevos insultos, pero no me sorprende viniendo de alguien tan cabeza hueca". suelta una risa al escucharla, pero su semblante se endurece ante la acusación, aquel empujón solo logra molestarla aún más "¿culpable de qué? si según tú, no tengo nada que sirva ¿de que podría tener la culpa, lucrezia?".

[lucreziv]

leve temblor en cuerpo ajeno no pasa desapercibido ; lo guarda como quien archiva documento valioso, sabiendo que en otro momento podrá usarlo. comisura apenas se curva, sombra de sonrisa que no llega a ser amable. ‘ ya deberías saber que rara vez juego limpio. ’ sentencia baja, melódica, modulada con la calma de quien advierte y provoca al mismo tiempo. brazos se cruzan con languidez estudiada, azulados recorriéndola como si evaluara mercancía en escaparate demasiado fino para tocarse. ‘ claro que tengo estándares altos. ’ pausa breve, azulados chisporroteando de diversión venenosa. ‘ ——por algo no te he echado de la habitación. ’ comentario flota como veneno en copa de vino, ambiguo entre halago y amenaza. una vez ofrecido por tercero, toma vaso de cartón entre palmas con parsimonia, inhalando vapor como si fuera incienso. ‘ aunque, hablando de rumores y estándares ———— ¿sabes qué escuché? que te vieron hablando de lo más feliz con los quebrados. insólito, ¿no? ’

‘ me alegra no leer nuestros nombres ahí. ’ porque no necesita que su vida privada se vea expuesta en un tablón de chismes e imagina que contraria tampoco. escucha pregunta femenina y siente tensión en su cuerpo, esa que aparece con lucrezia cerca y ahora específicamente, porque recuerda lo que le contó antes, ¿quizá debería haberse mantenido callada? es perfecto para que lo venda a gente como aquellos anónimos. ‘ tú me debes un secreto. ’ desvía el tema, pueden tomar el café y pueden hablar sobre la otra esta vez, pero hoy, mejor no abrir su gran bocota. ‘ sospecho que tienes altos estándares. ’ aún así se acerca para pedir dos cafés. ‘ y no sé si yo tenga algo que tú quieras. ’ son muy diferentes y para arriesgarse ruki siempre necesita un empujón. 

[lucreziv]

pestañas baten lentas, como si pregunta fuese entretenimiento menor que decide conceder. tensión leve nace en entrecejo, apenas sombra que sabe más a irritación que a concentración. ‘ ¿y por qué querrías saberlo? —— ¿para interrumpir? ’ entonación suave, venenosa en la calma, arrastrada lo justo para que cada sílaba roce cual uña sobre cristal. no lo mira de inmediato, juega con el retraso hasta que azulados se encienden al encontrarse con él. ‘ dos ya parecen demasiados, considerando lo rápido que te distraes. ’ sentencia vaga, modulada con ese desdén elegante que convierte lo trivial en enigma.

"Me encantaría escuchar en que club te inscribiste"Le preocupa en tono curioso, al final, así podría saber qué espacios podría ocupar para sus rituales sin molestar a las personas de su alrededor o saber a qué personas molestar según se vea necesaria la situación. "Para mí es una pena que solo me alcance el tiempo para dos"Refiere, como quien hace conversa, también, intentando relajarse un poco luego de lo que presencio en su cuaderno más temprano.

[lucreziv]

pasos la llevan sin prisa entre estantes, y cuando voz ajena irrumpe en calma de biblioteca, la deja flotar un instante antes de responder. mirada gélida se posa como cuchilla recién afilada, no tanto por interés sino por hostilidad silente. ‘ solo quería comprobar que aún sabes hablar. ’ palabras caen con suavidad engañosa, caricia que arde. se acerca lo justo con mano extendida hacia el estante, invadiendo espacio sin tocarlo. ‘ no tienes nada que sirva. ’ entonación baja, modulada, no por eso menos venenosa. gesto no pasa desapercibido, examina la forma en que guarda cuaderno, como si ahí hubiera algo que no quisiera mostrar. ‘ aunque... ese gesto sí parece culpable. ’ sentencia final es daga envuelta en terciopelo, sin necesidad de alzar melodía. cuando decide apartarse, es intencional colisión entre hombros, pequeña agresión que busca tumbarle el libro.

(gran biblioteca central) el silencio en aquel espacio podía ser excesivo para algunos, pero era justo lo que liv necesitaba, st andrews se sentía extraño, desde hace tiempo lo era. escucha pasos acercarse y cierra el cuaderno que lleva en las manos, aclara la garganta "¿necesitas algo?" cuestiona en voz baja.

[lucreziv]

mirada se desliza por tablón con indiferencia, aunque cada rumor leído se archiva como pieza útil en algún rincón oculto de la memoria. apenas ladea mentón ante pregunta, entonación modulada como quien no carga peso alguno en la certeza de la respuesta. ‘ siempre hay algo de verdad, aunque esté cubierto de cien capas de mentira. ’ sentencia cae despacio, más para provocar que para consolar. giro de invitación. ‘ depende… ¿quieres distraerte o confesarme un secreto con cafeína? ’ entonación baja, borde afilado escondido en dulzura fingida. finalmente, arquea ceja, gesto que da permiso disfrazado. ‘ está bien. pero si el café es malo, tendrás que compensarlo. ’

𝘤𝘢𝘧𝘦𝘵𝘦𝘳𝘪𝘢 𝘶𝘯𝘪𝘷𝘦𝘳𝘴𝘪𝘵𝘢𝘳𝘪𝘢 – 𝘦𝘭 𝘤𝘢𝘭𝘥𝘦𝘳𝘰 𝘥𝘦 𝘣𝘳𝘰𝘯𝘤𝘦.

lee los rumores anónimos exhibidos en el tablón encantado y para su suerte, no encuentra nada que la involucre. ‘ ¿serán ciertos? ’ gira la cabeza y se dirige hacia quien tiene cerca. ‘ ¿tienes tiempo para beber un café conmigo? ’ invita sonriente pues no le viene mal la distracción, el inicio de clases siempre es estresante. 

[lucreziv]

observa guante caído y gesto crispado antes de que él intente recomponerse. azulados lo recorren de arriba abajo, sin disimular que examina fallos como otros examinan cicatrices. ‘ suenas tan convencido que casi me lo creería. ’ murmura con suavidad envenenada, quien disfruta más del tropiezo que del triunfo ajeno. deja que pausa se estire, como si aire frío sirviera para darle más filo a sílabas. ‘ aunque si entrenas así, será entretenido ver cuántos goles pierdes antes de aceptarlo. ’ no responde de inmediato a pregunta, juega con la demora como si fuera parte del duelo. finalmente ladea rostro, viento levantando mechones dorados con descuido medido. �� vine a ver si alguien lograba darle dirección a esa esfera malcriada. parece que no. ’ sentencia baja, seca, con un dejo burlón que no busca esconder.

Estadio Brùmmloch: Tiró su guante al piso y soltó un quejido de frustración en cuanto se cansó de que sus intentos de que la sfera fuera a donde quería, como usualmente lo hacía. Los partidos comenzarían pronto y no podía permitirse fallar de esta manera, pero no parecía poder concentrarse del todo, no con lo que había pasado aquella noche a los de su club. Se pasó una mano por su cabello, escuchando pasos por detrás de él, se volteó para ver quién era y sonrió suavemente, tratando de ignorar el evidente estrés que sentía. "No te preocupes, no perderé ninguno de nuestros futuros partidos... Hace bastante frío ¿qué haces aquí?"

[lucreziv]

cerúleos se encienden con destello que oscila entre burla y fastidio, aunque comisura apenas sube, curva que sabe demasiado. deja que pregunta quede suspendida en aire unos segundos, como si sola existencia ya fuese una broma. ‘ solo una. ’ responde con suavidad cargada de tenue arlequín, tan ligero como afilado. pestañas parpadean lentas, gesto estudiado que acompaña pulla como si fuese secreto compartido. se reclina hacia ella con esa familiaridad que solo conceden años en común, voz baja, modulada en confidencia cómplice. ‘ se atrevió a ignorarme por estar con "ciertos asuntos". ¿lo puedes creer? ’ gesto leve con ambas manos acompaña énfasis en dúo de palabras, luego hay pausa breve, mirada que chisporrotea como brasas encendidas. ‘ ———se merece cualquier castigo le esté dando el enigma. ’

cuerdas vocales vibran en un intento sin filtro de crear risa, misma que contiene al aclarar su garganta y que termina en un quedo ruidito que pinta una sonrisa en sus carmesíes. ciertas cosas no cambiaban, y una de ellas era la relación entre sus dos amigos. “ ¿cuántas veces es que han terminado esta última semana? ” cuestionamiento extrañamente no nace de maldad o ironía. más bien cruda realidad que envolvía aquella conexión la empujaba a preguntárselo. no conocía dos personas más destinadas a terminar juntas; no solamente por el hecho de que la historia y los recuerdos los unían, sino que temperamentos conjuntos parecían solo ser resistidos por el otro.

[lucreziv]

párpados vencidos divierten más que cualquier sonrisa de disculpa. observa con calma lenta, como quien contempla cuadro arruinado por humedad, todavía curioso en su decadencia. curva ínfima se alza en pétalos, demasiado fría para ser benévola. ‘ qué enternecedor, un sueño académico. ’ desliza palabras con ironía afilada, modulando voz como quien acaricia filo. páginas bajo su mano crujen al abrirse, desinterés evidente en cada movimiento. ‘ no necesitas excusas si te quieres ir. ’ sentencia breve, casi distraída, como si la confesión de él no alcanzara a importarle lo suficiente. deja caer mirada sobre las líneas del libro, voz arrastrándose como un eco perezoso. ‘ quédate si quieres, los ronquidos hacen menos ruido que las quejas. ’

reacción es arbitraria de desvelo, impasibilidad a diálogo que meramente parece fijar cada índice de esmero en mantener los párpados abiertos. palabras femeninas no son desatendidas entre el bullicio estudiantil, mas bajo propia condición celeridad concluye que cualquier argumento terminará siendo usado en su contra. tampoco puede refutar veracidad, pues de no ser por aptitud impropia, sus ronquidos probablemente seguirían siendo producto de disimuladas burlas a su alrededor. ' tendrás que disculpar mi falta de mesura. un instante estaba leyendo y al siguiente mis ojos comenzaron a cerrarse. sin darme cuenta de repente estaba soñando. ' no entra en detalles del descuido, esperando que una media sonrisa sea suficiente para compensar la ausencia de cortés bienvenida. ' ¿vas a leer? —— dame un segundo y te dejo la mesa libre, no me gustaría volver a interrumpirte con mis ronquidos. '

[lucreziv]

♡ jessica alexander via instagram ( jessalxander )

[lucreziv]

azulados se levantan de lectura con desgano lento, como si petición ajena fuese insecto zumbando demasiado cerca. inclina apenas el mentón, gesto que mezcla incredulidad con dejo de diversión maliciosa. ‘ ¿una estrellita de decoración? ’ repite, despacio, entonación cargada de ironía, quien degusta dulce empalagoso hasta volverlo desagradable. deja que pausa se extienda hasta que por fin arquea ceja en ademán que parece más juicio que ayuda. ‘ no, no la he visto. y aunque lo hiciera… ’ curva ínfima asoma en pétalos, apenas sombra, afilada. ‘ ¿de verdad esperas que alguien la tome en serio con eso colgando? ’ comentario se desliza suave y finalmente regresa mirada al libro con calma estudiada, gesto que deja claro que cualquier auxilio dependerá de cuánto soporte contraria la burla primero.

' p-pero si estaba aquí hace un momento. ' balbuceo es para sí misma más su tono de voz claramente alcanza a llegar a oídos secundarios por el silencio del lugar. ' de casualidad... ' empieza, dirigiéndose a contrarie. no puede creer las palabras que están por abandonar su boca, ¡es el primer día! no es posible. ' ¿has visto una varita por aquí? tiene una estrellita de decoración. '

[lucreziv]

deleite silencioso, porque pocas cosas resultan más entretenidas que ver a alguien desmoronarse bajo el peso de sus propios intentos de dignidad. pestañas baten lento, matices azuladas se deslizan sobre ojeras como quien inspecciona grietas en mármol valioso, y suspiro leve escapa como si simple visión confirmara verdad que ya intuía. ‘ la mentira se escribe sola en tu cara. además —— roncabas. ’ sentencia sin subir voz, murmullo cargado de ácido. no se apresura a aceptar invitación ; se queda un instante de pie, extremidades abrazan gruesos tomos, disfrutando de incomodidad que provoca demora. al fin, se sienta con elegancia estudiada de quien reclama espacio sin pedir permiso. ‘ si lo llamas buen lugar, quizá deberías probar quedarte despierto en él. ’ punza casi distraída al acomodar y abrir primer libro.

‘ no, no estoy dormido. ’ evidente mentira es proferida por medio de un bostezo. rodeado de tomos y ejemplares semblante yace apoyado sobre tablón, mero descanso que se ve irrumpido tan pronto se percata de silueta ajena. los tenues cardenales alrededor de sus ojos son clara prueba de su falta de sueño, aunque por el momento intenta desatender el mismo al forzar una sonrisa infiriendo bienvenida. ‘ ¿te molesto? —— puedes sentarte sí quieres, es un buen lugar para estudiar. ’

[lucreziv]

‘ ———no me sorprendería si es culpa de felix. seguro hizo algo. ’

“ pero qué aura tan negra tienen todos hoy, ¿acaso me perdí de algo? ”