lunadorada - Tumblr blog

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La tierra se va a partir en dos y nosotras que ya estábamos partidos nos distanciamos mas

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No sé qué nos está pasando, si es mercurio retrógrado, el eclipse, la vorágine que nos atraviesa. Cada vez hay más personas con ansiedad, con depresión. Cada vez hay más desconexión emocional. ¿Por qué? Porque buscamos lo fácil, lo efímero, ¿por qué no nos tomamos un segundo para estar conscientes de nosotros mismos, de respirar? Para los mayas, el mundo terminaría en el 2012, para las redes sociales que publicaban atemorizando a las personas como si estuviera por llegar el apocalipsis, era el apagón mundial. ¿Y qué pasó? Saber que nos podemos extinguir mañana, el pensar que cada día estamos perdiendo la oportunidad de hacer lo que en verdad queremos, de vivir. ¿Por qué nos quedamos carcomiéndonos por recuerdos del pasado, por historias de amor que tuvieron su final y no el feliz de las películas, por qué nos reprochamos aquellos momentos en los que podríamos haber dicho o hecho algo diferente o en esos recuerdos felices que no se repetirán? Quizás estamos cómodos en ese pasado porque ya lo vivimos, ya lo conocemos, no hay incertidumbre en eso, solo dolor, pero mejor sufrir por algo que ya lo transitamos que lanzarnos a seguir viviendo y poder volver a salir lastimados, ¿no? Y ¿por qué hay veces que nos quedamos atrapados en las trampas de nuestras mentes sobre cómo van a suceder nuestras cosas, qué nos va a pasar, esas preguntas que nos invaden y nos angustian, ¿cómo, encontraré el amor? ¿lograré recibirme? ¿podré tener hijos? ¿adelgazaré/engordaré? Todo en nuestra vida es tan incierto, pensamos que planeando las cosas nada nos puede salir mal, pensamos cada detalle del mañana que no vivimos el hoy, nos quedamos atrapados en nuestros pensamientos, caemos en nuestras propias trampas, nosotros somos los primeros en juzgarnos, ¿por qué? Porque la necesidad de estar siempre a la defensiva, tener una coraza, la necesidad de estar alerta como si todavía viviéramos en las cavernas, no nos lanzamos a vivir de verdad, no nos atrevemos a amar, no nos gusta cómo nos vemos, no estamos conformes con nuestro trabajo, con nuestra vida, siempre enfocados en lo negativo. Nos angustian muchas cosas pero no nos corremos para cambiarlas, no vivimos realmente, estamos más conectados con la tecnología que con nuestro alrededor, con nuestros sentimientos. Si no estamos bien con nosotros ¿cómo vamos a estar bien con los demás? Si no nos aceptamos, si no empezamos a amar nuestros defectos no podemos esperar que los otros sí. Quizás sea todo esto más sencillo encerrados en un templo budista, meditando con un gurú o quizás debemos empezar a escuchar más al corazón y dejar de pensar en el pasado doloroso o quedarnos encerrados en los recuerdos de ayer, en lo que debemos y queremos en el mañana y actuar en el hoy.

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Soy el minotauro y rapuncel

Estoy exhausta de sentir que mis emociones son constantemente desvalorizadas, de tener que fingir ignorancia y dejar pasar todo. No logro comprender por qué mi entorno se resiste a entenderme, por qué insisten en moldearme como un monstruo, comparándome con el Minotauro, destinada a vagar en solitario por un laberinto sin salida.

Se espera que relegue mis sentimientos, que me conforme con permanecer en esta jaula dorada, similar a Rapunzel. Sin embargo, a diferencia de ella, no vislumbro rescate alguno; estoy completamente sola. Al caminar por las calles, mi cuerpo clama por libertad, ansía correr sin rumbo, sin detenerse, buscando un horizonte que quizá jamás logre discernir.

¿Es libertad lo que anhelo, o acaso un descanso eterno? La incertidumbre me envuelve, pero una cosa es clara: necesito escapar de este estado perpetuo de incomprensión y confinamiento

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ECOS DE SOMBRA Sola, navegando en la inmensidad de mi propio mundo, sin voz con la que compartir mis sueños o mis pesadillas. Ella logró el sueño de toda mi vida, con una valentía que yo nunca tuve, una ironía marcada por el día en que la vida se celebra y, sin embargo, ella se desvaneció.

¿Por qué las lágrimas, querida? ¿Por qué la sangre, querida? ¿Qué mal puede tocarte si llevas la belleza por escudo? Muda ante las preguntas sin respuestas, sombra de una guerra familiar que quizás nunca tuvo vencedores.

Llorar se ha convertido en mi compañero nocturno, y la muerte, en una fantasía recurrente. Aun así, algo me empuja a continuar, esperando un beso tardío, anhelando una visita nunca recibida.

¿Es este sufrimiento un castigo? ¿O acaso una prueba? La resistencia se me escapa, y la muñeca de porcelana, nunca más será la misma

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Laberintos del Corazón: Entre Páginas y Pérdidas

No existen pócimas ni elixires en este mundo que curen el mal de amor, ese que Shakespeare describió con tal precisión en sus sonetos, donde el corazón es tanto verdugo como víctima. ¿Cómo se vendan las heridas de un corazón roto? Tú te llevaste varios pedazos, dejando un rompecabezas que no sé cómo recomponer. Borges podría decir que en cada uno de esos fragmentos perdidos, hay un laberinto de recuerdos que aún exploro, buscando salidas donde solo hay espejos. García Márquez quizás sugeriría que este amor ha sido un huracán, arrasando con todo a su paso, dejándome en un eterno estado de otoño, esperando un imposible retorno de la primavera. Y es que, como Neruda escribió, 'para que nada nos separe, que nada nos una'. Te has llevado pedazos de mí que aún palpitan lejos, en la distancia, haciéndome cuestionar cómo reparar un alma que aún te nombra en sus susurros.

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¿Cómo saber si es amor?

El amor es, sin duda, el sentimiento más enigmático y voluble que existe, envuelto en un constante torbellino de emociones que desafía cualquier certeza. La pregunta de si alguien realmente nos ama, si nos ama más o menos, se convierte en un enigma insondable. El amor es un laberinto: una vez que entramos, vagamos en busca de una salida que, de no encontrar, nos atrapa en un torbellino de dolor que dista mucho de ser amor verdadero.

El amor es intrincadamente complejo. Existen personas incapaces de amar verdaderamente o que, quizás, no nos aman como esperamos. En ocasiones, se encuentra plagado de mentiras y engaños, semejante a los laberintos llenos de trampas. Al inicio de una relación, todo parece una película de Disney: amor en abundancia, ilusión, pasión, deseo. Sin embargo, después de la idílica luna de miel, si ambos no están igualmente comprometidos en cuidar la relación, el encanto se desvanece poco a poco.

El amor puede parecer una trampa. Cupido, invisible en su esencia, dispara flechas a personas que, tal vez, nunca debieron encontrarse, ya que, en lugar de unirse, terminan lastimándose. Pero el amor también posee una belleza inigualable, un sentimiento único que nos llena de vida, felicidad y esperanza, como la llegada de la primavera.

Esas primeras citas, si son con la persona adecuada, dejan recuerdos que solo provocan sonrisas. Aquellos momentos que marcaron el inicio de todo: ¿recuerdas qué llevabas puesto en tu primera cita? ¿Y el primer beso? Son memorias impregnadas de ilusión. Sin embargo, el amor también es dual, como una moneda con dos caras; es impredecible, y nunca sabemos qué nos deparará el destino.

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Reflejos de batalla: la búsqueda del amor propio

En el reflejo del espejo, encuentra un laberinto de imperfecciones que parecen multiplicarse con cada mirada. Cada curva de su cuerpo le grita defectos, y los rollos que se abrazan a su piel son como recordatorios constantes de sus batallas internas. Se siente atrapada en un cuerpo que no la representa, con una sombra de sí misma que la persigue implacablemente.

La voz de la duda susurra en su mente, convenciéndola de que no merece amor ni aceptación. Se pregunta por qué alguien elegiría amarla cuando ella misma lucha por encontrar algo digno de amor dentro de sí misma. Se siente como una isla solitaria en un mar de relaciones, incapaz de conectar con otros porque no puede conectar consigo misma.

Sin embargo, en medio de la oscuridad, hay un destello de luz que ilumina su rostro en el espejo. Sus ojos marrones brillantes reflejan una chispa de esperanza, y los lunares que adornan su piel son como constelaciones que narran historias de resistencia y fuerza. Es paradójico que la única parte de sí misma que ama sea aquella que no puede cambiar, mientras lucha por aceptar el resto.

Las cicatrices que marcan su piel son testigos silenciosos de su dolor interno, una manifestación física de la lucha que libra consigo misma cada día. Cada marca cuenta una historia de desesperación y desesperanza, pero también de supervivencia y determinación.

A través de sus ojos llenos de tormento y sus cicatrices que narran su batalla, esta joven anhela ser vista y comprendida. Anhela encontrar la paz dentro de su propio ser, donde la aceptación y el amor propio sean más que simples aspiraciones, donde cada imperfección sea un recordatorio de su belleza única y su valor intrínseco.

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Aprendiendo a volar sola

Cada día que pasa te extraño menos. Sí, te extraño menos. Ya no estoy ansiosa por escuchar el sonido de mi celular y ver tu nombre en la pantalla. Puedo ver nuestras fotos sin llorar, solo contemplo los recuerdos en los que parecíamos felices, aunque en el fondo sabíamos que lo nuestro era una lucha constante. Éramos como dos piezas de un rompecabezas que no encajaban, forzando una unión que nunca llegó a ser completa. Tú, con tu mente brillante y tu gusto por la rutina, y yo, buscando constantemente la adrenalina y la novedad. Nuestras diferencias eran como dos ríos que corren en direcciones opuestas, chocando una y otra vez sin llegar a mezclarse.

No te extraño como antes porque abrí los ojos y me di cuenta de que no eres lo que en realidad necesito. No me tomabas en cuenta, no te importaba mi bienestar, y yo di todo por una relación que solo me traía dolor. Creo que tardé en poder cerrarte la puerta porque estaba cómoda en la familiaridad, incluso si esa familiaridad era tóxica. No estaba lista para lanzarme a una nueva aventura porque también soy la que se protege del dolor, la que no se abre para que no la lastimen. Pero contigo era diferente. Sabías todo de mí, mis luces y mis sombras, y aún así estabas ahí, presente en tu ausencia.

En este tiempo he crecido bastante. He reaccionado, me he dado cuenta de lo que en realidad quiero y necesito, y he logrado romper mis patrones. Te agradezco por ello. Los opuestos no siempre se atraen. A veces, solo generan fricción, como dos imanes que se repelen. No es que no te quiera, pero sé que no te necesito. Puedo ser feliz sola, y gracias a ti he aprendido a valorarme y a reconocer lo que merezco

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Tranqui, todo mejora... | Créditos a quien corresponda

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El verdadero fracaso es no intentarlo, porque incluso en el intento hay crecimiento y aprendizaje.

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yo, todos los dias

La parte más difícil es cuando ya no puedes controlar tus emociones. De repente lloras y te desmoronas.

- Seguen Oríah ᥫ᭡.

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“i'm tired”

“me too”

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