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lxveletters-blog · 8 years ago
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Ultimamente se agarran fuerte 
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lxveletters-blog · 8 years ago
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La imagen es la Descripción 
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lxveletters-blog · 8 years ago
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Hoy soy mas Circunstancias que Hechos
Llevaba queriendo escribir demasiado, pero la euforia se desató en el tren de vuelta a Gijón cuando te observé un rato sentado con las piernas cruzadas, tan frágil, liviano y suavísimo que sentí - quizá absurdo- que amo incluso tu actitud corporal porque no es violenta y eso para mí es importante. Fue bello. He acumulado sensaciones indefinidas que necesito compartir contigo, aquí, en la suspensión que la palabra otorga, en la ligereza de un no-espacio y no-tiempo de confesión, pureza y verdad. 
Siempre que escribo hago este tipo de introducciones, suelo insistir en la imperante necesidad de dar rienda suelta a todo lo que se arremolina en mi interior. Aquí condenso y expulso. Muchas veces, casi siempre, escribo sin atender a qué es exactamente lo que voy a contar. Para mi este acto volitivo es mero instinto, podría decir que se parece al oficio del escultor, al menos de aquel que no tiene idea de que rostro aparecerá finalmente. Las emociones tambien se moldean, se trabajan, se pulen, modifican y afinan. El resultado es inesperado incluso para el que emprende la obra, la obra de sinceridad.
Esto es lo que soy, atrapado en ninguna parte, escrito para ningún determinado momento, vivo, porque la palabra vive y muerto por la indeterminación esencial que aquí reside, la nada, el todo, algo así.
El título del escrito es cierto, Hoy soy más circunstancia que hecho. Hoy más que vivir merodeo por todo lo que me ha llevado a ser lo que en este preciso instante, mientras escribo esto, soy.
No podría pararme a descifrar con léxico escaso lo que hemos hecho, tú y yo, conociéndonos y aprendiendo: juntos. Hacerlo sería una injusticia para la amplitud de campos de emotividad que hemos abierto: juntos. Los demás necesitan reducirlo todo a conceptos rancios, pero me comen el coño sus palabras porque estas son las mías.
El otro día leí que en la vida todo es amor o miedo y yo paso gran parte de mi tiempo diciéndoles a mis seres amados que le echen cojones a estar vivo. Creo que la vida es valentía o miedo
Antes de ti yo era más miedo, conocerte fue, y nada en este mundo es casualidad, lanzarme brutalmente a saber quién cómo y por qué eras. Jamás me arrepentiré de mi feroz manera de ir con todo, del mismo modo en que no me arrepiento, porque no puedo permitírmelo, de mi feroz modo de abandonarlo todo. Si hubiese salido mal no me arrepentiría de haber cogido ese avión, lo tengo claro porque se con una abrumadora certeza que no podría haber vivido tranquila si no me hubiese subido a él.
Me cuesta comprender de donde saco la fuerza, de donde la saqué entonces, porque no la tenía ni para vivir por mí, porque hacía mucho que no vivía por mí, en definitiva, hacía mucho que no vivía. Lo que comparto contigo, lo que Chul Han llama alteridad, es vivir por mí, vivir para mí, vivir.
Conocerte fue un mecanismo de rescate, algo biológico. Una vez leí que en las situaciones de riesgo el cuerpo, al aumentar la adrenalina, puede correr al doble de su velocidad estándar
Conocerte fue salir corriendo de la zona de peligro, de un incendio
No hay Dios que te salve de las llamas, de los restos, de los miembros que te arden y se desintegran mientras corres.
Conocerte fue ser las cenizas y ser las semillas.
(Tú has visto eso, son mis circunstancias, por ello me confieso)
 La imagen de este texto es la siguiente
Una habitación china
Una habitación china en Saigón
En la habitación china de Saigón hay un biombo, un colchón en el suelo, té rojo de frutas de un super Berlinés, grabados de golondrinas de colores en las paredes.
Hay una mujer desnuda tras el biombo que se viste y se desviste mirando fijamente al hombre que la observa inmóvil.
A veces ambos corren huyendo de un bosque en llamas y se encuentran encajados en el suelo, lloran, ríen.
-La imagen es un boomerang-
    Soy el bosque y la mujer
fui un incendio
tu actitud corporal me inspira plenitud
nunca dudé 
soy un animal de instintos primarios
me atrae la bondad
me atrae la belleza
lucho, cada día, contra todo lo que nace del miedo
fui el pirómano
el agua
y la mano que siembra
quiero observarte vivir
quiero que me observes vivir.
Te miro arrebatada en belleza sentado con las piernas cruzadas en el tren de vuelta a casa y no me duele tanto volver a casa.
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lxveletters-blog · 8 years ago
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Otra relación inconexa de imagen-texto
Un día en mi piso, nos preparábamos para salir a la calle.  Andábamos los dos dando vueltas por casa en esa danza en la que cada uno va haciendo las cosas del ritual de prepararse por su cuenta.
Esa semana, me habías acompañado a una clase en la que mi profesor explicó el concepto de inconsciente óptico de Benjamin. El mejor-profesor-del-mundo-el-cual-no-voy-a-revelar-su-nombre utilizó un ejemplo sobre la relación de un niño con el aparato de la cámara fotográfica. La escena era el instante en que cualquier niño pequeño, en sus primeras experiencias con la cámara, intenta fotografiar el chorro del agua del grifo en movimiento para capturar el momento preciso del agua estática.
Hubo un momento durante el ritual de salir del piso en el que entré a la cocina para hacer cualquier cosa. Y al entrar, allí estabas, vestida, agachada frente al agua del grifo preparada con la cámara para fotografiar el chorro que caía.
Yo, en un momento de maldad pura, me mantuve en silencio y me quedé dentro de la cocina. Observaba a una mujer que, en un acto de volver a sentirse niña, había aceptado el juego –tan suculento- que, mi profesor, había propuesto tan provocador.
Estaba viendo cómo sentías la curiosidad imparable de los niños y habías aceptado el juego de mortificar, con el aparato de la cámara, el flujo de agua corriendo,  para capturar el instante estático robado para siempre al movimiento absoluto.
Lo que descubrí cuando apretaste el disparador, fue el instante, justo después, cuando te diste la vuelta y me viste mirándote de pie, sin que hubieras notado mi presencia. Y, entre una risa contenida y el movimiento de llevarte las manos a la cara por la vergüenza, vi el gesto más inocente, sincero y asustado de quien es descubierto en un momento de plena soledad e intimidad al explorar la relación de uno mismo con el niño, con el arte y el medio, que yo egoístamente había decidido robarte, haciéndote sentir desnuda y vulnerable. Quedándome para siempre con un gesto único e irrepetible tuyo y solo tuyo.
El gesto de tu cara y de tus ojos tímidos, que creían que yo los había atravesado al verlos, inmersos en el juego, cuando en realidad, me estaban atravesando a mí de la Verdad y de la Revelación. Esa revelación al ver el gesto en el rostro que se desinhibe del mundo por un instante para quedarse solo al tomar la fotografía. Que ante la violencia y la brutalidad del momento de descubrir al otro asistiendo a ese ritual experiencial, no tiene tiempo de fingir una mueca, de expresar una excusa o de disimular la acción sino que muestra, durante un segundo efímero, la verdad más absoluta de la inocencia de verse de repente en la mirada del otro, de ponerse a reflexionar sobre el acto mismo desde fuera, antes justo, de que estalle la reacción y se verbalice (mediante el gesto corrupto) la vergüenza.
Inmediatamente después de tu silencio te interrumpí “-No te avergüences. Me parece precioso” y por supuesto, por cómo nos conocemos, supiste que te había robado eso. Sabes también que lo guardaré y sabes que, al haberlo hecho,  te viste un momento desde fuera y contemplaste tu propia sinceridad, en un gesto que descubrimos juntos.
Para compartir una revelación estética con otra persona es imprescindible la violencia del instante de verdad. Tiene que ser visceral y absoluta. No puede haber espacio para la duda, para el gesto contaminado de la mueca ya pensada. Lo verdadero se haya en el susto y la verdad, trascenderá del momento en la experiencia y quedará la imagen pregnante en la mente del individuo.
La violencia silenciosa de una verdad que abraza y que jamás hubiésemos descubierto si no fuese tan malvado y si tu no fueras tan sincera.
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[Te prometí enseñarte este texto que escribí en enero de 2017 y que viví contigo en octubre de 2016, y me apetece relacionar esta foto porque es la sensación de un gesto más cercana a decir -Han pasado más de dos meses y en tres días nos vamos a ver] Junio 2017.
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lxveletters-blog · 8 years ago
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Fe y destrucción
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Fe y destrucción
Porqué creo en ti.
Un día me contaste que Paula te dijo que creyó en ti antes de conoceros. No sé nada de Paula, no conozco ni su pasado, ni su presente, ni lo que piensa de algún libro o de alguna película. No sé qué le atormenta, qué le obsesiona, qué le daba miedo cuando era niña, que en realidad es lo que le sigue dando miedo cuando está a punto de dormirse y sus ojos se acostumbran a la oscuridad del cuarto dejando ver las sombras.
Sin embargo de Paula sé, que si tuviera que confiarle mi secreto, se lo diría mirándole a los ojos.
Lo sé porque me lo has dicho tú, lo sé porque alguna vez la habré mirado y vi en sus ojos grandes y transparentes lo que seguro he visto en los tuyos, a veces negros.
Confianza es una palabra que me produce repulsión. Me remite a la costumbre, al tedio, al compromiso incondicional marcado por el tiempo y no por los sentidos. Como siempre, será cosa de los términos. No tengo mucha idea de la vida y menos de los términos. Me dan igual, sinceramente. Tengo más idea de las pasiones y las tragedias que tienen más que ver con el sentir y con el creer. Ojalá nunca se me atrofie el sentido de sentir.
Cuando te miré a ti a los ojos un día que estaban negros. Esa es otra historia. O no. Tengo que sentenciar que creo en ti. Que creo en ti.
Nos dispusimos uno frente al otro, yo agarré firme la flecha y tú el mástil pesado. Te miré a los ojos, en su profundidad, en su negritud, y tú los entrecerraste. Me dejo caer, y sostengo sobre mi brazo delgado toda la tensión del peso de tu cuerpo, que no pesa, pero tensa.
Cuando te miro a los ojos me siento más mortal que nunca en toda mi vida. Creo en ti porque tienes en la mirada toda la intuición que explica porque eres quién eres. No sé mucho de la bondad, es otro término que me repele. No me fio de la gente que tiene bondad. Ni que dice que es buena. Me fio de la verdad y de tener un par de cojones. Me fio de ti, porque nunca me has mentido, y creo que eres valiente.
Creo que eres artista no porque escribas poemas, porque cuando crees en alguien, a diferencia de la confianza, se establece un vínculo sagrado que solo los que han sentido la revelación de la belleza sobre su existencia en algún momento saben distinguir. Artista por la belleza. Hay algo de divino en el querer cuando siento que sostendría con toda la fuerza de mi cuerpo delgado un arco en tensión que podría atravesarnos y acabar con todo para siempre.
Me gusta de ti, que aunque alguna vez me mientas, yo siempre creeré que jamás serás capaz porque eres la persona más bella que me he cruzado sin querer, y que me miró a los ojos con la Verdad. Es tanta la verdad contenida que Siento que hay en tu sensibilidad, que no me preocupa que de vez en cuando entrecierres los ojos cuando nos miramos.
Me siento mortal porque te creo divina. Ni una diosa, ni una musa, ni mujer, ni novia. Te siento con la divinidad de un igual, que me abruma por la sinceridad con la que me cuentas cómo miran tus ojos al mundo.  La bruma con la que me miro cuando te miro mirarme y me miras.
Escribes poemas, y eso está muy bien. Esto es una pequeña broma. Me hace gracia cuando no le das importancia a las cosas evidentes que se supone se intuyen de ti. Toda la culpa es mía, a veces las cosas más claras se nublan cuando intentas ver el lado más complejo. Tus poemas son sencillos porque son verdad. Tus poemas hablan de ti y de nadie más porque no hay nadie más que importe en tus poemas. Tus poemas no son solo poemas. Tus poemas son imágenes, son pintura, son relato, son ensayo, son selfie, son espejo, son Twitter, son blog, son sangre. Tus poemas son menstruación de la muerte que te acecha. Tus poemas no los entiendo porque nunca seré capaz de experimentar la fuerza desgarradora que te arroja a vivir.  Y sin embargo, a veces me recitas tus poemas. Tus poemas los Siento.
Siento miedo por todo el cuerpo y por todo mi Ser cuando tus poemas dicen que ya no crees en nada porque yo debo de ser muy creyente y jamás he perdido la fe en la belleza. Porque en momentos muy precisos de mi vida la belleza se me reveló como algo verdadero y sincero que no podía tocar pero que se manifestó como materia inalcanzable tan honesta que no respondía a un sentido táctil, respondía a un sentido divino. No sé mucho del amor, sin embargo, creo a veces que es mentira y otras es delirio de quererse demasiado a uno.
Ni pienso salvarte ni pienso compadecerme. Estás sola igual que lo estoy yo y no vengo a decírtelo. Vengo a recordarte cuando un día me dijiste que si algún día nos destruíamos iba a seguir ahí para ser tu amigo porque soy muy buen pavo.
Odias decir Te quiero.
Te dije que era muy egoísta pedir eso a alguien y tú te diste cuenta y me dijiste que te sentías horrible. Yo no dije más pero me reí mucho cuando hace poco me explicaste porqué odias decir Te quiero. Porque es egoísta.
Odio que me recuerden lo que significa ser buen pavo porque yo no soy ningún buen pavo yo soy un ser sintiente que a veces se confunde, a veces se equivoca, a veces ama más de sus posibilidades y a veces es buen pavo. Odio hacer promesas porque me parece algo muy relacionado con la confianza y con la palabra. No sé qué será de mí ni de nosotros cuando nos destruyamos. Pero vuelvo a sentenciar como al principio del texto:
Yo creo en ti
Y yo siempre estaré ahí. Si no dejo de fumar como la gente aburrida, para mirarte mientras fumas tan guapa que me sobrecoja pensar en tocarte. Un poco como ocurre con la belleza.
Yo siempre fumaré contigo.
 Si algún soltamos el arco que la flecha me mate. Que me atraviese y nos destruya.
No sé nada del amor pero creo que tiene que ser un poco eso de lo que llevo hablando un cacho. El amor es fe y destrucción. Y como dice un señor que se apellida destrucción. Te quiero porque eres de fiar y mi me abruma tanto el mundo. Y espero que nos demos veintiún hijos tan buenos que parezcan santos. Tú dales tu tesoro, yo les daré un candado.
Mírame, mis venas están en flor
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lxveletters-blog · 8 years ago
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[Aclaraciones: Esta carta la empecé a escribir hace mucho tiempo. A veces pensar imágenes se convierte en un ejercicio muy frustrante. Tenía ante mí momentos que despertaban sensaciones (que es un poco de lo que va esta carta) y es duro cuando estás cerca y lejos al mismo tiempo. En un inicio había una voz en off que acompañaba a la imagen. La voz atascó todo este tiempo el proceso de creación. Borré todo y empecé de nuevo. Me liberé del texto dejando a flor de piel la sensación. Por eso, escribo aquí abajo lo que dicté y sobre lo que monté inicialmente esta carta. Así puedes imaginar con qué imágenes iba cada parte. La canción me gusta porque me recuerda al aullido de un lobo.]
“El otro día un amigo me contaba que cuando enfocas con la cámara y la óptica hace un pequeño zoom, se llama respirar. Me explicaba lo precioso que le parecía que hubiese un concepto para decir que la cámara respira. Me hizo pensar en todos esos vídeos que tengo en los que no te consigo enfocar porque no dejas de moverte. Es como que si mi cámara no parase de respirar.
¿Cómo puedo tocarte? ¿Cómo puedo acercarme con la cámara?
Siempre hablamos de qué pasaría si hubiese un apocalipsis zombie o si de nuestro avión se estrellase.
¿A qué tienes miedo?
Yo tengo un miedo abismal al tiempo. A la memoria. [aquí aparecían imágenes de dos personas que ya no están juntas nunca más, que dejaron de estarlo para siempre]
Amamos lo efímero. El café. Los pitis. Las mañanas. Los orgasmos.
Leo tus cartas de papel. Se pueden tocar. Pero mis cartas son imágenes.
¿Se pueden tocar mis imágenes?
Filmo con el mismo desdén que si bebiera. Monto para formar sentido, crear sentido del no- sentido. Vivo en el recuerdo. Pero la imagen termina por descomponerse. Trabajar la materia de las imágenes es descubrir lo que la cámara recoge de ti. Lo que filmo sin saber realmente qué filmo hasta que me siento y encuentro un montón de arcilla virgen que esculpo con mis manos. Trato de ocuparme de esas imágenes en las que, sin querer, llegué a tocar eso que solo recuerdan mis manos: [susurra casi imperceptible como si fuese francés y un poco capullo] -al acariciar, tu pelo, ponerlo detrás de tu oreja, tus labios, tu cuello, tu sexo.-
Esta carta está muy cerca de parecerse a un recuerdo. ¿Cómo huele tu pelo?”
[pero no te preocupes, en mis películas los lobos son buenos. Será culpa de mi Madre que me cantaba la nana del lobito bueno.]
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lxveletters-blog · 8 years ago
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Insuficiente relato de motivos por los que es Demasiado tarde para nosotros.
Fumamos el ultimo cigarro porque eso es casi tan importante como el ultimo vistazo antes de irse tras una despedida. A mí el pitillo se me rompió de los nervios y compartimos el final del tuyo y nos abrazamos y tu dijiste que me echarías de menos y yo me quede callada porque a veces no puede decirse nada mejor y soy una persona que respeta y admira mucho los silencios. Ahora entiendo que fue una ingenuidad haber llegado a pensar que de algún modo esto llegaría a ser un pacifico acuerdo de muerte distante. Tambien fue estúpido pensar que lo dejaríamos morir en los días adormecidos de este tiempo que es ahora la suspensión del tiempo mismo.
El otro día releía tu carta triste, pedias una cita y en el anexo añadías un par de entradas de cine para la presentación del concurso de cortos del festival de cine al que todos llamamos solo Fix -llegué a pensar que nos invitabas a mí y a Paula-  Una vez Paula tuvo un novio imbécil que se daba la vuelta antes de quedarse dormidos cuando dormían juntos. Ella lloraba histérica y yo le decía de manera muy desacertada, ahora lo sé, que no debia perder los papeles de ese modo. Entonces no lo entendía, supongo, porque yo tambien me daba la vuelta para dormir si dormía con alguien, sobre todo porque la mayoría de las veces me daba bastante igual dormir con quien dormía. Paula debia de estar muy enamorada de aquel novio suyo, aunque luego nos enteramos de que era imbécil, y yo ahora entiendo lo que es encontrarse en medio de la madrugada tan pegado a alguien que no sabes que parte del cuerpo es tuya y cual no y tampoco importa porque es cómodo.
En la carta anunciabas tu llegada, una de las entradas era para ti. Ese día me puse el vestido granate de encaje, tu dijiste que estaba guapa y los cortometrajes empezaron sin más.  Esa noche tardamos como un millón de años en tocarnos porque había una ingente cantidad de personas que te eran familiares y yo soy tímida observadora de lo ajeno. En cuanto se fueron y nos quedamos solos en el Omerta, ese bar emoadolescente que está en Cimadevilla y que antes era el Miau, por fin, nos tocamos las manos a modo de excusa de algún punto en la discusión en que si no se estaba volviendo todo violentamente absurdo nos moríamos de risa y de ganas.
Tocarnos entonces fue una comunión extraordinaria porque me mirabas y me atravesabas y yo sentía tu tacto de manos en mis manos como si estuviésemos el uno adentro del otro, si es que el símil alcanza el grado de plenitud que sentí esa noche en que yo llevaba el vestido granate y tu llegaste y tardamos en tocarnos.
Tiempo después los portales empezaron a hablarnos y una fuerza mayor que probablemente no sea Dios -Porque no creo que a Dios le interese que nos desnudemos en portales- nos persiguió en los paseos por el Gótico y por la gran avenida de farolas naranjas y horrorosas que lleva a la estación de tren en nuestra ciudad, en la que tú no vives y yo vivo y me siento siempre abandonada.
Por aquel entonces ya había descubierto ese gesto que haces cuando te ríes que no puede describirse con palabras y un poco más adelante descubrí tambien otros secretos misteriosos de tu expresión corporal. Por ejemplo, te veo cuando me miras dormir y te siento clavado en alguna zona de mi cara, en general te veo cuando me miras estar parada en cualquier sitio o haciendo cualquier cosa y yo hago como que no me doy cuenta, pero en realidad, lo confieso, te siento. Tambien veo cómo te pierdes adentro de ti cuando estas encima de mí y adentro de mí y los ojos se te quedan en blanco y están cerrados (a diferencia de cuando me besas, cuando me besas están siempre abiertos, no sé si por costumbre o por tu insaluble manía de querer ver para grabar para recordar) y yo me preocupo porque cuando vuelvas y me veas estés en donde quieres estar. Es un tener los ojos cerrados, tal vez unos segundos, quizá menos, que me hace verte brevemente como un niño explorando un nuevo país, o comiendo un helado buenísimo, perdido en su propio fondo.
Es extraño ver al otro con tanta claridad y entender al mismo tiempo que no es más que un desconocido.
El otro día estaba escondida en Personajes, la librería de la Calle Alfredo Truan número 7, con un libro aburrido y caro entre las manos y recordé cuando andamos por Gracia desprevenidos de las horas decidiendo el rumbo de la tarde en función de la belleza de las calles. Me gusta que siempre me dejes escoger y acabar en los mismos bancos en las mismas plazas observando los escaparates extraños o los colores de las fruterías, preguntándonos si beber o comer o comprar papel y en qué orden efectuar todas esas cosas que son extraordinarias cuando las hacemos juntos.
Es demasiado tarde, aunque de eso no me di cuenta husmeando por las estantería sucias de Personajes bajo la vigilante mirada del dependiente del mostrador - es mayor pero creo que le gusto- me di cuenta en La vida Alegre, el bar de la  Calle Buen Suceso, numero 8, -en donde en realidad todos están bastante tristes porque iban a ser algo en la vida que al final no fueron- sentada en la mesa en donde nos sentamos aquel día tan frio que diluviaba y casi lloramos hablando de como terminaríamos cansados el uno del otro y muertos entre hijos y la extraña sonoridad de una vida fracasada. Me gusta que somos personas con sueños. Tus sueños son más tiernos y primitivos y más grandes y solo quieres contemplar a la mujer que amas con una gran barriga embarazada y desnuda tendida en tu cama y por eso te admiro
Es demasiado tarde y ahora lo sé, terminaremos muertos de dolor cuando nos abandonemos -no por fuerza del tiempo del que carecemos, porque es evidente que luchamos contra este de manera irrefrenable y casi nos hemos convertido en suicidas o en idiotas o en enamorados antiguos-
Quieres meterme en un coche y llevarme por la costa o una carretera recta interminable y mirarme contra la ventanilla como en Malas tierras cuando la luz a cualquier hora es un atardecer y yo solo tengo que existir en silencio, me gusta estar callada y me parece conveniente fugarnos, aunque al final nos coja la policía, la realidad o nuestros padres. Además, y esto es importante, Yo quiero irme contigo a cualquier parte.
Es demasiado tarde para no querer morirme a tu lado o para no querer morirme por tu culpa, demasiado tarde para que no me importe e incluso desee a veces de un modo extraño con todas mis fuerzas tener dentro a tus hijos pequeños y suaves. Demasiado tarde como para no creer que es Dios quien enciende y abre todos los portales para que estemos dentro el uno del otro, en cualquier momento en cualquier lugar en tu ciudad o en la mía o en un país extranjero. Demasiado tarde como para olvidar la calle ataulf número 14, o aquella noche en que nos empujamos contra las paredes y nos hundimos en amagos de manotazos y tu cogías fuerte mis muñecas, enfadados por lo nuestro, en el bola8 de Cimadevilla. Demasiado tarde para olvidar las noches borrachos discutiendo en el Manchester de la calle Carrer de Milans, numero 5 o contentos y tranquilos explorando en Teufelsberg, mirando a aquella pareja como si nos fuesen un mundo ajeno, extraño, incomprensible y fallido. Demasiado tarde para olvidar aquel día en que escogimos al azar un destino en tren para pasar la tarde en un pueblo inhóspito y acabamos en Florida, o solo para ir en tren porque tu partías al día siguiente y ya no volveríamos a vernos jamás porque eso es lo que pienso que va a suceder todas las veces que te vas y es lo que algún día sucederá, supongo. Demasiado tarde para no querer vivir para siempre en la Berghain de la que casi salimos ¿casados? porque drogados y enamorados nos dijimos todas esas cosas que uno ya no dice en tiempos modernos porque cree que no existen y yo te veo enfurruñado porque estamos perdidos con el maps en Berlín o te veo reír porque se ha roto mi maleta y casi pierdo toda mi ropa interior en Alemania y sé entonces que esas cosas existen. Después me dices que escoja el vino y yo no sé porque solo me gusta beber contigo y compramos tambien tomates, pan y te en el super alemán y yo siento que es demasiado tarde para no haber imaginado como sería la vida contigo, y por eso me muero de desear tanto el tacto de tus manos en mis muslos con olor a sangre fresca, sangre que tu amas con la boca caliente.
Tengo miedo de los meses y es demasiado tarde como para que no tema que me olvides porque a veces pienso que podrías conocer a otra con la que tomar café mientras fumas y hablar de lo absoluto, aunque no me importaría si fuese más guapa que yo y te hiciese reír.
Ahora, parada en la ventana de este cuarto insonoro de paredes opacas y suelo y cama insatisfecha puedo pensar en tu manera de fumar después de comer, en como cruzas a veces las piernas cuando te sientas, en como tiemblas cuando no lo sabes pero tiemblas. Puedo pensar detenidamente en cómo me miras cuando llego a la T2 del Prat y en cómo te enfadas a veces porque no es fácil, esto. Pienso en tu manera sosegada de explicarme las cosas más simpes que son para mí las más complejas y nunca presto atención a lo que dices porque te miro a la cara, o cuando me gritas desesperado de darle vueltas a cualquier discusión para acabar concluyendo que estamos de acuerdo o cuando haces las cosas del mismo modo en que yo las haría o escoges de todos los formatos de papel para revelar el que yo hubiese escogido.
Es demasiado tarde como para no estar dispuestos a morir, aunque sea prematuro, estúpido, inconsciente y anacrónico, por amor.
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lxveletters-blog · 8 years ago
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Enero
Abatida en nuevos dolores. Miento, siempre es el mismo malestar. Ha hecho tanta mella que creo que hay un agujero profundo en el interior de mi pecho. No es una metáfora. El cuerpo responde como de costumbre a los estados anímicos de mi ser. Eso sí es una metáfora. Primero la angustia se instala en la garganta y una fuerza frustrada arremete contra las costillas. Es un querer llorar y no tener paciencia o suficiente melancolía para ponerse a ello. El objeto del delirio no varía. Siempre, casi todo en la historia es por culpa de una mujer o de un hombre. A mí lo que me viene pasando últimamente es la perdida. Y las tediosas exigencias de la vida moderna. A los veinte uno piensa que ya ha dejado de creer en todo, definitivamente. Resulta que no hace falta tener ninguna edad concreta para entender que no hay nada que sea definitivo, ni siquiera el amor. No hay nada que no sea mentira o excusa para suplir la carencia o la sentencia firme del sinsentido existencial. Me enciendo otro pitillo y pienso en nuestras siluetas estrelladas en luz de sombra contra la pared de tu portal, recuerdo verme mover como las olas y recuerdo la quietud del instante, la imposible composición de tu cuello, el suelo frio, el eco y a tu vecina.
Espero que nos haya olvidado y sobre todo espero que nos haya escuchado follar.
No me importa ni la muerte ni la finitud. 
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lxveletters-blog · 8 years ago
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Abril
La luz me toca y no siento que Dios exista. A veces he necesitado que Dios exista. He visto mi cuerpo extraño bajo el agua, mis manos pequeñas y mis pechos pequeños. ¿Es mi cuerpo?. Envejezco. No como y no hablo. He visto tu cara y Dios no existe. Me tocó la luz los pies desnudos y el rostro, pero Dios no existe y tampoco existe el tiempo. Se ha terminado la historia. ¿Existes tú? Puedo recordarte en el metro. Todos los días de esta semana he deseado morirme. Tu no me ves, pero envejezco. Tengo un secreto. Quiero contarte que mi dolor no importa porque hay muchísimo dolor en el mundo.
Tengo que poder,
pero no puedo.
He buscado a Dios y he olido las flores muertas. Vivo atrapada en el silencio. Recuerdo bailar borrachos en tu habitación y follar en el suelo. No quiero sentir el frio y bebo el ultimo café. Recuerdo un millón de horas tirados en el jardín, estas dentro de mí en el jardín. No puedo verte y no existes y el tiempo no existe y la historia se acaba. Todos los días de esta semana he deseado morirme. tengo un secreto. escucho los gritos. Odio a todos los que tienen la oportunidad de vivir y no viven.
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lxveletters-blog · 8 years ago
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Era Lunes, yo bajaba de tu casa
Hay un gato frente a tu puerta que maúlla
tiene frio y tiene hambre
Hoy tus ojos son grises porque el cielo se ha caído del cielo
 y nada sostiene con firmeza las cosas que pasan
El techo es blanco
brilla
molesta
y Enferma
Hoy me he dado cuenta de que llevo diez días mirándote
no me ha parecido una eternidad
no me ha parecido
No puedo pedirte que no te vayas, pero quédate
hay un gato frente a tu puerta que maúlla
tiene frio y hambre y miedo 
Tengo flojo el pintalabios por la cara
Bajo de tu casa y hay un gato que maúlla frente a tu puerta
Ya veo vacía y blanca de nada transparente tu ventana
Ya no veo tus ojos grises 
Es lunes y hay un gato hambriento
Bajo de tu casa
con el rojo labios de niña corrido por la boca que besas
No quiero que te vayas, pero vete
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lxveletters-blog · 8 years ago
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Adivina la película que odié
Ahora espero a que se mueran las flores para guardar en tarros sus pétalos marchitos. Nada huele peor que el cadáver en descomposición de una rosa roja que un día estuvo fresca. No sé si es que se mueren las plantas o yo las mato porque fumo demasiado y aquí nunca dejo que entre el sol. De noche abro las ventanas de par en par cuando la temperatura se deja y huele a humedad y huele a verano y huele a como huele la noche cuando no hace frio en esta puta ciudad de muerte. El sonido de la cafetera me recuerda al corazón cojo de una vieja moribunda anónima cargada de bolsas de alimerka cansada y viuda en el autobús. Mi vestido es negro de lunares blancos y tambien es largo y me tapa un poco las rodillas.
Pienso en ti y pienso en que quiero que me subas el vestido
hoy llegaras
no te has muerto en un avión
bebo el té y me quemo los labios por dentro
no entra el sol, hay flores de plástico y tarros de cristal llenos de cadáver de flor antigua
no entra el sol
me gusta mi vestido
me duelen mis labios
La tarde está atrapada para siempre en las páginas que toco en los libros que apreso en las estanterías en esta celda en mi memoria para siempre encadenados a mi corazón.
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lxveletters-blog · 8 years ago
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a veces me guardo secretos pero es con la inocencia de un niño me arrepiento al instante y luego no sé volver y decirte la verdad así que simplemente te la doy para que sea tuya
aquí tienes unos cachos de Verdad me doy cuenta: esto es súper difícil al final de esta carta dejaré dos casillas para que me respondas te guardé un secreto ¿me perdonas?
) No ) Sí
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