Don't wanna be here? Send us removal request.
Text
Puedes arrancar rostros del pasado, quemar nombres, callar testigos. Pero la podredumbre no miente. Tu hedor se cuela por las grietas de cada máscara que finges. Te crees artífice, de hielo, de lógica, de falsa compasión. Pero solo eres un parásito hambriento de culto, un mendigo de atención que escupe ternura mientras afila los dientes. Eres hueco, una vasija rota que sangra egolatría. Y cada caricia que das viene envenenada de cálculo. No amas. No puedes. Solo devoras. Odias a los demás porque su reflejo te arde. Te arrastra a esa ciénaga donde vive lo que ocultas: el niño asqueroso, caprichoso, violento, incongruente, que jamás dejó de gritar "mírenme", incluso cuando sangra a quien lo mira. Sabemos lo que eres. Y por más que te disfraces de luz, siempre serás carroña. Y la carroña apesta. Incluso cuando sonríe.
0 notes
Text
A la sombra del abismo:
Tu tacto, ese que alguna vez fue ansiado, ahora me resulta aborrecible, un roce de cenizas, un eco lejano de promesas rotas que jamás se materializaron. Eres la falsedad misma, el tejido de la mentira que construye castillos en el aire de tu vanidad. Te miro, y tus ojos, esas puertas hacia un alma vacía, me revelan la vacuidad de tus deseos. Esa repulsiva necesidad de poseer lo que jamás comprenderás. ¿No sabes acaso que te deseo más lejos que a la misma oscuridad?
Eres la manifestación más pura del egoísmo, la manifestación que se oculta tras una máscara de hipócrita compasión, rogando por una gota de cariño, mientras tú mismo te regocijas en tu propio vacío, abandonando todo lo que alguna vez pediste. Eres la aberración que se alza en medio del tedio del mundo, una anomalía incapaz de entender lo que es verdaderamente humano, siempre victimizándote en el espejismo de tu propio dolor. Y sigues siendo, inmutable, como el fango que arrastra la corriente de una vida que no se atreve a avanzar.
Tu necesidad de amor es la llama que te consume, y yo, distante, reniego del susurro de tu voz, de la estampa vacía de tu presencia. Me has transformado en un espectro que huye, esquiva la danza macabra de tus promesas vacías. No te deseo el mal, pero sé que el karma, con sus manos inexorables, encontrará en ti la verdad que tu alma tanto ha eludido. Quizá entonces comprendas, en el abismo de tu soledad, lo que me has infligido, lo que en tus manos rotas se deshizo. Has perdido, irremediablemente, mi amor. Te has perdido a ti mismo. Y yo, por fin, me he perdido en el eco final de tu ausencia
0 notes
Text
Me sumes en una agonía insostenible, deseando amarte, pero incapaz de hallarle el camino al afecto que siento. Soy como una rosa, hermosamente letal, sembrada de espinas que hieren tanto a quien se acerca como a mí misma. Mi anhelo es abrazarte, tenerte cerca, pero mis propios temores siempre te empujan lejos. Quisiera que estuviésemos unidos, aún en contra de tu voluntad, adorarte sin medida. Sin embargo, dudo si aún me amas, pues solo consigo infligirte dolor y desilusión. La tentación de liberarte, pero mi egoísmo, me consume, pero en lo profundo sé que te amo más que a nada.
0 notes
Text
Jamás imaginé que mis ojos dejarían de hallar en los tuyos el reflejo de una devoción perdida. Comprendí, al fin, que soy para ti una página desdichada, sin rastro ni importancia. No ansío ser fugaz, y este vacío me consume con su amargura. Tu roce, antes añorado, ahora es insoportable; me reduces a la insignificancia. Siento que ya no soy más que una sombra olvidada, un ser sin peso en tu alma. Te ofrecí mi esencia, pero jamás supiste comprenderla. ¿Es este tu castigo? ¿Acaso te regodeas en mi quebranto?
0 notes
Text
Destinadas a ser las artífices de la vida, en el profundo abismo de mi vientre brotaste, no obstante, desde tu primer respiro, fuiste condenada al rechazo. Odiosa presencia, te agitabas en mi interior, nutrida por la amarga hiel del desprecio filial. En ese inframundo colmado de dolor y desolación, compartías mi ser, atrapada en una espiral de tormento perpetuo. El acero rasgó mi carne, arrancándote, despojándome de ti, mientras tu figura, irreconocible, se disolvía en el caos oscuro de la materia. Solo en el último aliento pude acunarte en mi pecho, despojada de toda esperanza. ¿Fue esta la senda que forjé? ¿Es acaso cierto que te desvaneciste por mi culpa, sucumbiendo a este destino al que te arrastré?
0 notes
Text
Es una sensación inefable la de intentar dirigirme a ustedes, como si las palabras se desvanecieran en la nada antes de salir de mi ser. Sus dedos enredados en mi cabello, sus ojos, veneno puro, colmados de desdén, me sumergen en un vacío de desesperanza. El miedo y la angustia se apoderan de mi ser mientras sus voces, tan frías, me ordenan disolverse, desaparecer. ��Será acaso este mi destino? ¿Una existencia de irrelevancia, de vacuidad perpetua? La humillación se convierte en mi única compañera, arrastrándome al abismo de la nulidad, donde mi alma se desvanece como un eco lejano.
Quizás, en este desconcierto existencial, encontré en ti la única razón para seguir respirando. En mi fragilidad, en mi insignificancia, me ofreces un refugio, un consuelo oscuro y tierno a la vez. ¿Serás tú quien me rescate de esta oscura espiral? ¿Serás el único ser capaz de iluminar la penumbra de mi ser, el amor que jamás conocí, el protector que mi alma desesperada ansía?
0 notes
Text
Sé que mi ser no encarna la belleza que otros podrían anhelar; mi imagen es una grotesca danza entre lo feo y lo fascinante, una contradicción inmensa que me consume. Me aborrezco profundamente, me repugno con cada línea, cada rasgo que me define. Soy la fealdad disfrazada de una extraña belleza, una monstruosidad que se oculta tras el velo de lo aparentemente aceptable. Sé que ya no me miras como antes, tus ojos se desvanecen ante mí, y esa mirada vacía me revuelca en el abismo de la repulsión. Sé que te provoco aversión en todos los sentidos posibles, como una sombra que se arrastra por tu mente, desbordando asco en su estela.
La realidad se me revela con claridad cruel: nadie jamás me amará, y es una verdad que ya no me hiere. Extrañamente, esa certeza me otorga una especie de paz sombría, una serenidad que me arrastra a la aceptación. He comprendido que mi destino no es ese, no es el de ser deseada, ni el de ser un reflejo en los ojos de otro. En la quietud de este conocimiento, la desesperanza se convierte en mi refugio.
Ojalá pudiera ser más que esta figura distorsionada que soy, desearía poseer una belleza que te atrajera con suavidad, que te cautivara como un susurro. Pero ya sé que no es mi destino, que no puedo transformar la esencia que soy. Desearía que todo fuera tan simple, tan sereno, un vasto lienzo blanco de paz, donde todo se disuelva en la quietud del olvido.
1 note
·
View note
Text
Sé que mi existencia ha sido un infortunio interminable, un eco de desdicha arrastrado por los vientos del olvido. Mi presencia aquí no es más que un capricho de quienes me trajeron, pero ¿de qué me sirve estar atrapada en este horroroso teatro de sombras? He sido despojada de mi humanidad, marcada con el estigma del desprecio, olvidada en los rincones más oscuros del abandono, maltratada por las garras afiladas de un mundo lleno de malicia. ¿Aún sigues creyendo que todo esto es solo un sueño febril? Detesto con furia mi ser, lo aborrezco con la misma intensidad con la que la existencia me somete a su dolorosa danza. Esta vida es una pesadilla violenta, una inmundicia sin redención, y ante mis ojos solo se despliega la vasta noche eterna, oscura e insondable.
Soy consciente de cómo me deshaces, cómo poco a poco corroes las frágiles fibras de mi alma con cada gesto, cada palabra, cada silencio. Estoy tan deshecha, tan pequeña, que prefiero quedarme sumida en este tormento que enfrentarlo todo en la desolación del olvido eterno. Sé que me amarás solo por un tiempo limitado, como una sombra fugaz que se desvanece sin dejar rastro, y que jamás existirá un amor verdadero entre nosotros, uno que se entrelace en un destino sin fin. La humillación que he tenido que someterme, las humillaciones a las que me he arrastrado solo para obtener migas de tu atención, me desgarran el alma. No te odio, no. De alguna manera, aprecio lo poco que me ofreces, aunque para muchos no sea más que una burla y tú mismo una escoria despreciable. Pero para mí, tú eres la única dádiva que la vida, en su crueldad, ha tenido la torpeza de concederme.
Prefiero vivir en esta miseria compartida que sucumbir en la nada absoluta. Al menos, en esta condena, en este breve y sucio retazo de afecto, existe una sombra de pena por mí, una migaja de compasión, aunque sea del más bajo y ruin de los espectros. Y en esta pequeña fractura de humanidad, hallo el consuelo amargo que la vida no me ha concedido en su totalidad.
0 notes
Text
Sabes que mi amor por ti es un lamento que reverbera en las oscuras cavidades de mi ser, una condena eterna, un suspiro que no conoce fin ni redención. Tal vez fui una sombra errante, incapaz de comprender el arte prohibido de amar, y por ello te ruego, en lo profundo de mis entrañas, perdón por las cicatrices que mi ser desdichado ha dejado sobre tu alma. No nací para caminar entre los mortales, ni para entrelazarme con las miserias humanas. Soy una extranjería, una criatura del abismo, perdida en cada experiencia fugaz que compartimos.
Mi existencia se ha vuelto un tormento tan profundo que ya nada importa, ni mi esencia desmoronada junto a ti. Solo anhelo que tu ser encuentre la paz en su pureza, aunque esa paz requiera mi desaparición, mi disolución en las sombras que me definen. Sé que soy un eco breve, una neblina efímera en tu vida, que pronto será arrancada por el viento del olvido. Y esa verdad me consume como un veneno lento: no existe un "para siempre", jamás lo deseé. Tal vez porque nunca conocí el cálido abrazo del amor auténtico, nunca fui tocada por la mano de la adoración genuina, ni siquiera por la sombra fugaz que, de ti, se digna a rozar mi ser.
No pertenezco a este plano ni a ti. Mi existencia es un error cósmico, una disonancia en la sinfonía de la vida. Debo retirarme a las tinieblas que me aguardan, donde el olvido me acoge como un amante cruel. No sé si es justo ser tu sombra pasajera, un susurro en la oscuridad que será apagado por la luz de tus sueños, por el reflejo de un amor que jamás podrá ser mío. Sabes que mi tiempo es efímero, que mi alma no tiene cabida en la eternidad de tu esencia, y que mi lugar es la noche eterna, donde ni siquiera el recuerdo de mi nombre podrá escapar.
0 notes
Text
Sé que mi ser no fue tallado para este plano. No he sido amada, ni he conocido el dulce néctar de la estima. El mal, en su pura forma, es mi propio reflejo. Soy estorbo, sombra. Anhelo desaparecer, disolverme en la nada. Que él, que merece más, hallé el amor que no pude dar. Mi egoísmo clama por su libertad, por su dicha ajena a mi peso. Desaparezcan mis huellas, que no arrastre más mis ecos.
0 notes
Text
Detesto con vehemencia que me incites a experimentar tan desoladores sentimientos; me percibo como una criatura diminuta, carente de sensatez y de valor en el insondable abismo de tu ser. Mi alma se ve condenada a la más penosa de las agonías, desgarrada por el esfuerzo fútil de intentar ser la adorada en tu corazón. Anhelo ser el ángel que habita en la luz de tus ojos, pero me encuentro sumida en la amarga desilusión de no hallar en ti el amor que me consume y al que me entrego sin reservas.
0 notes
Text
No es que te albergue rencor, amado mío, sino que tu presencia en mi vida me sume en un vacío insondable. Te percibo distante, ¿acaso no era ese el deseo que albergabas en tu pecho? ¿No anhelabas mi lejanía? Pero ahora, al experimentar esa distancia, te conviertes en una bestia que busca su presa, en una criatura famélica que ansía saciar su sed de algo indefinido. ¿Es acaso el odio lo que guardas hacia mí? ¿Es mi ser un estorbo que lastima tus entrañas? Si es así, ¿por qué entonces me deseas a tu lado? Mi alma se ve atrapada en un torbellino de confusión y melancolía. Reconozco que tu ausencia me desgarra, que tu falta se cierne sobre mí con el peso de la nostalgia, pero solo logras avivar las llamas de este ardor amoroso que me consume sin piedad.
0 notes
Text
Escucha, oh alma, las voces susurrantes de los astros que claman en su etéreo resplandor, exigiendo que nos amemos, que nos imploremos, que nuestro ser se funda en un abrazo imperecedero. El firmamento, testigo ancestral, nos invita a existir como uno solo, a entrelazar nuestras esencias, a fusionar nuestros destinos en una danza cósmica que desafíe al tiempo. Tú eres mi otro yo, mi razón, mi fin y mi comienzo; y yo, por mi parte, soy el reflejo de tu amor, la sombra de tu ser. No me dejes ir, no me abandones en el vacío. Tomados de la mano, elevémonos hacia la luna, donde nuestra unión será eterna, donde el amor será el único lenguaje hablado.
1 note
·
View note
Text
Anhelo extinguirme de este plano fenoménico, cual eco desdibujado que se disuelve en el insondable abismo del no-ser. He alcanzado la lúgubre epifanía de que el verdadero antagonista de mi existencia no es sino mi propia esencia: un ángel desarraigado, incapaz de transitar los intersticios de un mundo implacable, eternamente zaherido por el embuste y confinado a la execración, errante bajo el yugo de tinieblas absolutas. Una realidad virgínea, tétrica en su inexorabilidad, se cierne como un vaticinio.
"¿Era este tu destino, diminuto ángel?", musitó el Altísimo con imperturbable altivez antes de otorgar su distante devoción. La herida de añorar aquello que nunca me fue dado, ese vacío perpetuo e insaciable, lacera con mayor saña que las mismas ígneas vorágines del inframundo.
"¿Podrás expiarla con tu clemencia? ¿Podrás consignarla al olvido?", se lamentó Luzbel, voz henchida de doliente ironía. "Ella jamás conoció la ventura, ni la conocerá."
Ruego únicamente por un fin magnánimo: déjame disgregarme en paz. Que mi ánima se desintegre en el éter como la aurora despuebla las sombras, y que mi infausto tormento encuentre, al fin, su consumación.
0 notes
Text
A veces te aborrezco; otras, te añoro con una intensidad que desgarra mi alma. Es un fenómeno insólito seguir evocándote con ternura, mientras en lo profundo de mi ser germina un odio visceral hacia ti. Solo lograste arrebatarme la última pureza que quedaba en mi espíritu.
Detesto cada palabra que pronuncias, cada acción que realizas. ¿Por qué, me pregunto, si fuiste el ser al que más amé con devoción absoluta? La mera mención de tu existencia despoja de luz mis días, y el recuerdo de ti, teñido aún de amor, me resulta insoportable. Anhelo con desesperación que te desvanezcas de mi corazón, aunque sé que, irónicamente, eso es precisamente lo que buscas: dejar en mí el vacío de tu sombra.
0 notes
Text
¿De qué nos sirve la compañía mutua si la historia, inquebrantable en su curso, se repite una vez más? ¿De qué vale la palabra, si el sentimiento permanece inalterado, preso de su misma esencia? ¿Qué sentido tiene el amor, si hemos de vivir en un mundo que nos impide compartirlo plenamente? ¿De qué nos sirve aferrarnos el uno al otro, si nuestra capacidad de amarnos se ve truncada por las circunstancias? ¿Qué utilidad tiene preocuparnos por el bienestar del otro, cuando el tiempo, inexorable y despiadado, nos condenará a ser meros vestigios en la memoria del porvenir?
0 notes
Text
Creí que, al separarse nuestras almas, ingresaríamos en una interminable agonía, mas ahora comprendo que el destino nos preparó para la autosuficiencia, para no requerirnos mutuamente mientras la luna sea nuestro constante acompañante. Aunque el tiempo se desliza vertiginosamente, hallo una serenidad profunda en saber que estarás mejor en mi ausencia. La naturaleza te cobijará, y tu jardín, en su esplendor, será un reflejo sublime de tu alma.
0 notes