(H); mereces ser presumido con orgullo, ser un secreto no es lo tuyo.
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H;
Me gusta que seas difícil de entender, tan complicado de solucionar tal como algún problema matemático, tan fascinante como alguna constelación que ya no existe, tan brillante y reluciente como la estrella que ilumina mis noches. Me gusta que seas así, loco, con miedos, porque así te quise y te voy a querer hasta que me lo permitas.
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Peut-être
Quizá amo la manera en cómo te emocionas cuando escuchas a Daddy Yankee, o que simplemente te sepas al derecho y al revés todas sus canciones, sin equivocarte.
Quizá amo que te sepas y leas cada vez que te sientas mal ese libro infantil que tanto te gusta llamado El Principito.
Quizá amo la manera en que te apenas cuando sientes que molestas al escuchar los dos juntos tu libro favorito, creyendo que a tu invitado no le gustará como a ti.
Quizá amo la colección de libros que tienes del Principito, de tener 26 en total y faltan más por tener.
Quizá sea la forma tan singular que sueles vestir.
Quizá sea la forma en la que sueles reír, de llegar a ser una risa anti estrés hasta por burlarte de tantos apodos absurdos que me sueles llamar.
Quizá sea tu manera de ponerte nervioso cuando ataco de manera inesperada, mencionando cuán loco estoy por ti, hasta cuando mandas tus stickers o tus imágenes sin saber qué decir.
Quizá sea la manera en la que sueles cambiar tan abruptamente de género musical al escuchar, pasas de escuchar Tchaikovsky a Tito el Bambino.
Quizá sea la manera en que me haces querer abrazarte tanto hasta disipar cada momento malo.
Quizá sea tus formas de ser tan fuerte, de sobrellevar todas las tristezas y soledades que sueles llevar a diario.
Quizá también sea el hecho de saber que eres tan fuerte, de seguir luchando a pesar de no saber cuándo, todo este sufrimiento acabará.
Quizá sea el hecho que seas tan pusilánime en cuanto abrirte con gente nueva y que me hayas dado el honor de conocerte poco a poco con el tiempo.
Quizá sea la forma en que me haces callar al pelear, diciendo cuánto me quieres.
Quizá sea la confianza que me das al contarte mis cosas.
Quizá sea tu forma de amar, que para ti significa más un te quiero que un te amo, aunque los dos no pierden su importancia.
Quizá sea tu manera de mandarme a hacer cualquier cosa para verte sonreír, cómo verme utilizando tu artista favorito/a hasta poner descripciones que lleven tu nombre.
Quizá sea tu forma de mandarme a ir al médico a sabiendas que lo odio tantísimo.
Quizá sea tu manera de hacerme sacar sonrisas para no dejarme dormir triste, “una sonrisita” dices y ya todo toma color en mi vida.
Quizá sea tu forma de hacerme feliz, enviandome fotos de gatitos o de algún animal que amo con mi alma.
Quizá amo que me envíes imágenes o vídeos de los lugares que visitas, o que pierdas el miedo al caminar en medio de tanta gente.
Quizá sea la forma en que te enojas cuando tu equipo pierde un partido de fútbol, o que te molestes cuando te piden que los insultes.
Quizá sea el inmenso corazón que tienes por lo animales, de cuidarlos incluso si están en la calle, de ayudarlos a pesar de que estos te den alergia, de darles una segunda oportunidad, de enseñarlos que hay alguien que los puede amar.
Quizá sea por tu conocimiento sobre las mariposas o sobre alguna rama de la mitología, que al ver alguna mariposa predigas que sea un vietnamita o efímera.
Quizá sea la manera en que te avergüences cuando te escribo cosas cuando estás mal.
Quizá sea tu manera de sobornarme por querer denunciar a alguien que no te agrade.
Quizá sea la forma en cómo amas a Yoongi y tengas una imágen de él impresa que sólo tú y tu perro aman.
Quizá sea tu amor por las chocotortas o por el té.
Quizá sean tus ojos y el destello que portan en ellos.
Quizá sea la forma en cómo me dices muñequito o tiquitito.
Quizá sea la forma en cómo te enojas y por impulso rompes cualquier cosa que tocas.
Quizá sea la manera en cómo escribes, en cómo haces que cualquier frase se entienda y comprenda a la perfección lo que el autor trata de decir.
Quizá amo que hace más de un año hayas tenido miedo a compartir uno de tus tantos blogs, de compartir el arte que escribes al rozar la tinta con el papel.
Quizá sea la inspiración que me das al escribirte vagas líneas que a menudo te digo cuando no me da miedo decirte cuánto te quiero.
Quizá sea la manera en cómo te necesito ahora, incluso más que tú a mí.
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Mains
Él es la clase de persona que sin necesidad de tocarte ya te tiene, en sus manos, en su corazón, en su mente y en su vida.
Sus manos suaves como el terciopelo, son un pedacito del cielo, fuego arrasador transmite al depositar sus manos sobre mi piel, es imposible no prestar atención a su calidez.
Guarda consigo tantas figuras dibujadas en estas, tan bien cuidadas y con un aroma que mata.
He tenido la fortuna de tener sus manos alrededor de mis hombros, de sentir cuando nos hacíamos uno, cuando nos abrazamos para deshacer nuestro dolor y nuestro corazón suena a la par que el otro, cuando estando en sus brazos me hace sentir protegido, mientras caemos en charlas de música clásica hasta la moderna, hablamos de animales e incluso cuando deseamos leer un libro juntos.
Tomaría su mano cada vez que sienta que fallece, cuando se moleste por mi temperamento o rebeldía, cuando sienta que no sabe qué camino tomar. Lo tomaremos los dos, lo llevaría conmigo a cualquier lugar dónde nuestros sueños se hacen realidad, donde existe felicidad en vez de maldad, dónde pueda tocarle cualquier sonata antes de que llegue la mañana
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Lunares.
Estaban fijos en cada parte de su cuerpo, adornandolo y haciéndolo más precioso que de costumbre, estaban llenos de secretos y misterios por resolver, podría hacer un camino con mis dedos, contandolas, descubriendo sus misterios y curiosidades. Veía de manera parsimoniosa su lunar por debajo de su labio inferior, le hacía ver más apetecible y encantador, añadiendo ese tono rojizo como las cerezas; un delirio y una perdición para mí.
Su lunar en la parte superior derecha de su cuello, ¿ya mencioné lo bien que le quedan estos pequeños detalles que realmente no cualquiera aprecia y solo mostraría desdén?
Me encanté de cada detalle, de cada lunar, puede que no sea astrónomo, pero ver sus lunares, era acordarme a una constelación, Orión, hasta incluso, me convertiría en la constelación de escorpio, para perseguirle toda mi vida.
Ver sus lunares es un besito que dar, una razón más para amar.
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Sourire.
Quizá lo que más me gusta de él sea su sonrisa encantadora, esa que no es usualmente vista en su rostro.
O me gusta que ría cuando le digo lo que sé realmente qué dirá después, hasta incluso cuando me ve alterado por su culpa.
Posiblemente hasta me gusta su sonrisa anti estrés, como dice él.
Y es que incluso cuando me siento medio roto, él comienza a sonreír y mi corazón vuelve a latir.
Cuando él no está, la extraño al igual que la nicotina de los cigarros, su sonrisa es mi nicotina, su sonrisa es todas esas adicciones que no puedo dejar ir.
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Lèvres.
¿Quién no bajaría la mirada hasta sus labios, labios que quizá sepan a miel?
Lo admito, he sido uno más, he caído ante un deseo de desvelo y frenesí, una ansia de devorarlos.
No tengo miedo de decir que me extravíé en la curvatura de ellos y me encontré en la sonrisa de estos.
Complementa tan bien con los cuerpos celestes que se forman sobre sus ojos, porque sus labios son como el borde de una galaxia que añoro por descubrir.
Cuando sonríe, no sé quién de los dos fue más feliz, si yo por embelesarme con su sonrisa tan pura, o él por tener a su lado a alguien que le hace perder la cordura
Cuando me besa el mentón sin pedir permiso, a mí me sabe a gloria. Hambriento me deja, de devolverle las veces que me ha dejado sin palabra alguna.
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Des yeux.
Mi mirada baja al instante cuando sus ojos me miran, ojos idílicos, ojos expresivos, ojos bonitos, cualquiera mataría por obtener atención de ellos, por perderse en ellos.
El brillo que emana sobre ellos es tan diferente, tan singular.
Cuando decae, se le nota a través de su mirar, no expresa nada mediante sus labios pero yo sé que está mal cuando no percibo el mismo tono que particularmente tienen.
Cuando sonríe los achina de una manera tan genuina, tan bonita. No había nada tan metafórico y a la vez tan literal como la expresión de sus ojos.

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