De repente estaba ahí en el estacionamiento de alguna plaza comercial, bajando del auto directa a la tienda a punto de comprar la despensa, pasando por el pasillo de ropa para bebé ¡Pum! Apareció un extraño sujeto parecido a Van Helsing con un perro doberman gigante buscando algo extraño en la tienda; a mis espaldas caminaba un chico extremadamente delgado con un perro gran danés parecido a Scooby Doo (no sé porqué rayos dejaban entrar a las personas con perros tan grandes a la tienda jaja) cuando el sujeto de la gabardina negra (hay que ponerle un nombre, como Ernesto ¿Les parece bien?) Bueno inmediatamente Ernesto se percató de la presencia de Mike (el chico del gran danés) comenzó a perseguirlo por toda la tienda. Al darme cuenta de la masacre que se llevaría a cabo si Ernesto atrapaba a Mike decidí subir al techo de la plaza por las escaleras de servicio indicándole discretamente a Mike el camino para poder saber qué estaba pasando (porque al parecer sólo yo podía verlos, nadie más) Mike logró esconderse y llegar a la azotea, todo ocurrió muy rápido, sólo pudo decirme que a la que en realidad buscaba Ernesto era a mí, ya que "el tesoro" me había elegido. Obviamente no sabía de qué estaba hablando o qué quería decirme, cuando me dijo "Voltea hacia tu auto". Efectivamente había una cosa rara gigante en la cajuela abierta (no sé cómo pudieron abrirla) algo así como un meteorito gigante. Mike también me dijo que tenía que llevarla directo a mi departamento, viendo que era una situación de vida o muerte decidí correr hacia el coche mientras Mike distraía al Ernesto, logré encender el auto y escapar de ahí llegué al departamento y mis roomies tuvieron que ayudarme a subirlo, cuando vimos la gran roca (que además de cubierta de humos morados y verdes y una capa de resina brillante) tenía algo así como el espacio para un sello, necesitábamos poner la pieza que faltaba para poder saber que pasaría con todo este asunto, así que decidí regresar a la plaza comercial.
Con mucho cuidado entré y detrás del área de atención a clientes, había un muro falso con forma de pirámide, lo cuál llamó mi atención, detrás de él había una especie de puerta y al abrirla había una atmósfera de colores y luces como si me encontrará dentro de una nebulosa, entré y había una vaca (sí literalmente una vaca muy extraña) con los ojos saltones, piel extra blanca con manchas negras muy grandes y una campana extra ruidosa ideal para atraer a Ernesto, en la habitación sin fin estaba la pieza pero para poder llegar a ella necesitaba hacer algo con la vaca, y con Ernesto que estaba cada vez más cerca. Decidí saltar abrazando el cuello de la vaca para quitarle la campana, es como si la hubiera sedado, se quedó dormida, tomé la pieza y cuando estuve a punto de salir Ernesto estaba en la puerta con su fiel acompañante, me escondí rápidamente detrás del muro y cuando ambos entraron escapé corriendo directo al coche semi destruído y volví al departamento, al abrir la puerta, Mike ya estaba ahí (no tengo la menor idea de cómo sabía cuál era mi dirección) saqué la pieza, la puse en el meteorito y se escuchó un crujido en toda la roca, el sello dió vuelta y la roca espacial se abrió completamente por la mitad. Dentro de ella, tenía piezas de oro, barro y un montón de cuarzos raros que emanaban luz que al parecer habían sido pertenecientes a los mayas (cultura prehispánica) Mike me explicó que tenía que guardar muy bien los cuarzos juntos, que el oro y el barro eran sólo tributo o adornos, lo importante eran los cuarzos extraños, que debía guardarlos bien y no dejar que supieran de ellos, ya que podía controlar muchos tipo de vibras y energías. Estaba completamente asombrada con toda esa situación pero pregunté que Ernesto que tenía que ver con todo esto l qué es lo que quería de mí y fue precisamente que quería los cuarzos para quitarse una maldición que llevaba encima de por vida (no podía morir), quería poder ayudarlo pero a decir verdad, no iba a entregarme a un sujeto que quiso matarme en la tienda comercial, así que sólo junté los cuarzos, mientras Mike seguía presente, medité y le pedí a las piedras mágicas que Ernesto y las personas que tuvieran la misma maldición descansaran y estuvieran en paz. Frente a mis ojos, Mike y su amigo cuadrúpedo se esfumaron como el polvo, diciendo a lo lejos un "gracias" muy suave. Decidí mudarme de ese lugar, aunque a decir verdad, no pude llegar a mi destino, me despertó el olor a hot cakes que preparaba mi mamá y volví a la realidad, desperté en la casa, sin roomies, sin cuarzos mágicos que me solucionaran la vida, sin nada, pero no sin la magia de creer que algún día volveré a ver a mi amigo Mike.