Al no sentirme parte de nada, me alejo de todo aquello que me abruma por su excesiva dopamina, ya sean redes sociales, contenidos superfluos, chismes, memes, tendencias pueriles o plataformas donde todos se sexualizan gratis y se cosifican por un precio, como si en el fondo sus vidas no tuvieran valor ni habilidad propia o sentido de trabajo.