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mitxmania · 11 months ago
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Ficha
1. Nombre del FC y ocupación.
Christian Yu (nombre artístico: DPR Ian); solista, bailarín y director
2. Nombre del OC.
Goro Majima (真島 吾朗, Majima Gorō)
3. Fecha de nacimiento y edad.
25 de mayo, 1984 (actualmente tiene cuarenta años)
4. División a la que pertenece. Especialidad(es).
Arcanología. Especializado en demonología; también ducho en psiquismo.
5. Clase(s) que imparte.
Demonología clásica.
6. Nacionalidad.
Goro es un konketsuji (混血 児, "hijo de sangre mixta"), producto de la relación fugaz (aunque apasionada) entre una mujer nipona y un hombre chino. Nació y creció en Japón y se identifica congruentemente como japonés.
7. Curiosidades. Mínimo 6 desarrolladas.
A consecuencia de un ataque sufrido en 1986, cuando Goro tenía solo dos años, perdió un ojo, hecho que suele enmascarar haciendo uso de una prótesis de cristal. Todavía a día de hoy experimenta el síndrome del miembro fantasma (siente un dolor intenso en la cuenca vacía, como si lo estuvieran apuñalando repetidamente con un pedazo de hierro oxidado e incandescente; en ocasiones le parece que el globo ocular se encuentra en una posición extraña, vuelto hacia dentro, orientado al interior de sus sesos: de ahí su imposibilidad para ver). Cuando esto sucede, se desprende de su sucedáneo de vidrio y emplea un parche de tela muy suave. Aún así, a veces debe recurrir a los analgésicos para paliar su sufrimiento. El ataque lo dejó con otras secuelas, recordatorios visibles que lo estremecen si les presta demasiada atención: cicatrices que recorren su torso, brazos y piernas. El hombre las ha cubierto cuidadosamente con tatuajes y escarificaciones, que deja ver en ocasiones con sus atuendos más atrevidos. No permite a nadie, sin embargo, ver el hueco dejado en su calavera: es un trauma al que aún no ha podido enfrentarse.
A raíz del ataque y, siendo todavía poco más que un bebé, Goro comenzó a entrenar en el dojo tres artes marciales: en primer lugar, kyudo (el arte del arco y la flecha: una medida para acabar con sus males desde la seguridad que proporciona la distancia); en segundo lugar, kendo (el arte de la espada); por último, judo, por si, en la desesperación del combate, llegara a perder su arma. Además de esto, desde muy joven estudió los principios básicos psíquicos (de hecho, cuando era joven Majima tenía la convicción de que se labraría un lugar en el mundo profesional como psiquista; mas luego encontró su verdadera vocación en la demonología, especialidad de la cual es un aclamado experto) para mantener su mente sana. Los densos volúmenes de psicología que devora con asiduidad (es un consumado biobliófilo) lo ayudan a calmar la taquicardia que de vez en cuando amenaza con alterarlo y confía en que las técnicas aprendidas dificultarán cualquier intento de posesión demoníaca. Es pragmático y sabe que lo más probable es que sus medidas no basten a la hora de la verdad; por eso mismo continúa formándose incesantemente, siempre atento a los nuevos descubrimientos. Gracias a sus actividades, tanto físicas como psicológicas, es muy resiliente.
No cuenta con mucho tiempo libre y, a decir verdad, le gusta que eso sea así. En ocasiones lo califican como workaholic, un adicto al trabajo, un especialista obsesivo que, si no está aleccionando a sus alumnos, se encuentra o bien escribiendo un nuevo artículo o bien zambulléndose en investigaciones ajenas, ya sean estas recientes, insólitas o rescatadas de un almanaque mohoso, las hojas de papel húmedas y devoradas por las polillas y por las ratas. Si no se encuentra estimulando su intelecto, lo más probable es que esté entrenando su físico: para él, las horas muertas son horas francamente perdidas y los descansos son pocos y concisos. No duerme más de seis horas diarias (aunque esto lo achaca más a su insomnio que a su ofuscada productividad), las siestas están prohibidas y su ocio se limita casi por completo a la literatura y la escritura. Aparte de eso, le gusta hacer senderismo, pero muy pocas veces se permite llevar a cabo emprender tal proyecto: los días son grises y cortos desde que comenzó el Armagedón y, mal que le pese, no se siente seguro aún, no cree ser capaz de acabar con todas las alimañas que acechan en la oscuridad. Es, para bien o para mal, muy pragmático, un realista nato, y nunca subestima a nada ni nadie, exceptuando, claro está, a su estudiantado, del que se mofa de vez en cuando, y sus rivales académicos (sobre todo si los envidia). Es una persona culta y, por suerte para él, cuenta con memoria fotográfica, de modo que sus conocimientos sobre los temas sobre los que se informa (que son muchos, variados y, por norma general, explorados en profundidad) están bien fundamentados.
Aunque no padece ningún trastorno mental, a menudo se pregunta si sufre de alexitimia, pues le cuesta entender sus sentimientos: de hecho, en ocasiones se cree incapaz de experimentarlos siquiera, lo que lo frustra sobremanera. Cuando no entiende cómo debe confrontar una situación emocionalmente estresante, frunce el ceño y hace un puchero inflando el belfo: esto parece restarle años a su rostro, aniñándolo de una forma tierna que incita a la sonrisa e incluso a la carcajada. Tal vez porque no entiende las sensaciones de los demás prefiere la compañía de los animales, especialmente los que son calmados y fríos como él. Ama, por tanto, los reptiles y los insectos, así como los gatos que son ariscos e independientes, esas criaturas callejeras que solo llaman a la puerta cuando llueve, hace frío o tienen hambre. A pesar de todo esto, posee un lado afectuoso, pero son pocos los afortunados que logran ver salir a la luz esa faceta del profesor.
Es muy elegante: la moda le fascina. Es un concepto que no logra entender del todo, pero eso no lo detiene para lanzarse en combinaciones más bien distinguidas, atractivas, gráciles. Le gusta la combinación bicromática del blanco con el negro, así como los dos colores por separado. El marrón, el beige y el granate son otros de sus tonos predilectos a la hora de vestir. A pesar de que aboga por abandonar las estridencias, le gustan los complementos, porta siempre joyería en los dedos de sus manos, en sus esbeltas muñecas, su cuello y sus orejas. Tiene, además, perforaciones en los pezones, la nariz y el miembro viril. Ama la tela lisa y las cadenas de oro y plata, los anillos, el esmalte de uñas; el encaje, las capas superpuestas, los cinturones, etc. Le encanta mostrar su cuerpo estilizado. Con sus 2,05 metros de altura y sus músculos definidos, Majima sabe que, si no es guapo (y en las ocasiones más atrevidas, cuando ha bebido mucho sake, es capaz de afirmar que sí lo es), por lo menos tiene un físico envidiable. Su estilo es más bien formal, aunque con modificaciones. En ocasiones tiñe su cabello de blanco.
En cuanto a su carácter, Goro Majima es un tanto complicado: no es maleducado (de hecho, odia a la gente que presume sus malos modales). Trata a compañeros y alumnos de usted y muestra siempre la mayor deferencia posible. Sin embargo, su sinceridad sin tapujos, la brusquedad de sus palabras y la expresividad de su rostro suelen traicionarlo, de tal modo que muchas veces da una impresión equivocada. Es tozudo y gruñón y no es difícil verlo refunfuñar cuando se confronta verbalmente con un compañero. Es muy frío y muy comedido: jamás ha llegado a las manos en ninguna ocasión, pero, si es del todo franco consigo mismo, ha de admitir que en muchas ocasiones no le hubiera importado tener una pelea.
8. Historia. No obligatoria, pero recomendada.
Continuará.
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