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Las comidas en Pulp Fiction son muy importantes, todas ellas van acompañadas de largas e intensas conversaciones que suelen desencadenar acciones interesantes y agresivas. La primera escena transcurre en un café, quizás al desayuno. Una pareja está dialogando tranquilamente, tomando café y fumando cigarrillos (ajá amigos y amigas, antes se fumaba en los bares). Poco a poco nos enteramos del oficio de este par. Y antes de que nos demos cuenta, bang!. Comienza esta sucesión de trepidantes diálogos, escenas memorables y violencia gratuita que es Pulp Fiction. No es para todos los días, pero volveremos a ella con la hamburguesa kajún y el batido de cinco dólares. Hasta entonces, a disfrutar.

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Goldfinger es Bond en estado puro. Cualquier película de Bond nos debería llevar siempre a la esencia de Goldfinger, a saber: una estética impecable, un cochazo, un villano de lujo, un secuaz del villano con gorro volador-degollador, glamour, paisajes exóticos desde Miami a Suiza y bebidas para sibaritas. Este decepcionante coñac, con una sobredosis de Bon Bois, no convence ni a Bond ni a Smithers, y deja perplejo a M. Siempre es un placer volver a verla.

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Gossip girl, esa serie de ultrapijos hormonados neoyorquinos es visualmente guapa de ver, por varios motivos: Nueva York, los brunchs, el comer y el beber, la moda y a saber, jóvenes guapos y guapas en edad de merecer ser vistos. Aquí uno de los protagonistas, el malísimo Chuck Bass, ultramilloneti y no de palo, se pasa el día planificando maldades, bebiendo whisky hasta en el desayuno y luciendo palmito y trajes a medida allá por donde va. Una pasta se han gastado en esta serie, pero para eso está ¿no?, para gastar.

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Hank Moody. El casi absoluto protagonista de Californication, una serie tan políticamente incorrecta como divertida. El tío es un desastre que nos cae bien, porque en el fondo creemos en él, en su quiero y no puedo, en su buen humor, su lifestyle, su Porsche hecho polvo, sus camisetas negras, sus copazos, sus juergas y su amor imposible. Por eso, si tienes un mal día, o si el lunes se presenta lluvioso y otoñal, siempre es buena opción terminar el día como Hank. En la barra de un acogedor bar y a ver qué pasa...

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En esta casa somos muy fans de The Big Bang Theory, como no podía ser de otra manera. Aunque he hecho un cálculo y teniendo en cuenta todo lo que cenan debería pesar más de 100 kg cada uno. Estas son las instrucciones de Sheldon para un vietnamita: Pollo con brécol en dados no en tiras, aunque en el menú viene especificado en tiras. Arroz integral no blanco. Salsa de soja baja en sodio del súper. Mostaza buena de la tienda. Y tira millas. Las desventuras de estos auténticos científicos freakies y su vecina aspirante a actriz son lo mejor para pasar una tarde de lluvia, enganchando un capítulo con otro y echándose unas risas.

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En “Die another day" James Bond cambia su Martini con vodka por vodka a secas y bien fresquito. La franquicia Bond es un escaparate para cualquier producto que pretenda venderse y destacar por su sibaritismo y los de vodka Finlandia lo tuvieron claro. El escaparate no podía ser mejor, el palacio de hielo en el que se rueda la escena y un elegantísimo Pierce Brosnam hacen que el vodka Finlandia sea la bebida que cualquiera con un poco de clase pediría. Habrá que probarlo, eso sí, en un entorno menos hostil.

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Manhattan, Dry martini, Negroni, Gibson martini, Tom collins…Mad Men nos ha dejado momentazos de bebercio únicos. Aquí Roger dándole al Cinzano a golpe de pianola. Hay un antes y un después de Mad Men. La serie que lo cambió todo. El personajes de Don Draper ya nunca nos abandonará, será como dije alguna vez, el agente Cooper del siglo XXI, un papel tan grande y que nos deja tan buenos recuerdos que solo queda comprarse el DVD con la serie completa y ponerlo cada vez que la palabra nostalgia se nos suba a la cabeza. Eso sí, en la mano un buen trago.

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Como fan que soy del british style no me puede gustar más Downton Abbey y todo lo que la rodea. El atrezzo es espectacular y todo está donde debe estar. El gusto por el detalle es palpable en cada escena, como en está en la que el bueno del doctor asiste a tomar el té a casa de la condesa viuda de Grantham y lo acompaña por ese pastel tan apetecible. Ojo a las tacitas, esas tacitas...

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Aquí tenemos a la exquisita Norah Jones en la íntimísima película de Wong Kar-Wai “My Blueberry nights”. ¿Y qué son los Blueberry? Pues los arándanos de la tarta que se zampa ella cada noche que acude en busca de respuestas y paz al bar de un adorable y empático Jude Law (difícil de creer por otra parte) y que acompaña con helado. Una película de historias que se suceden con Norah de protagonista en la que ésta, tras un desengaño amoroso (cómo no) emprende un viaje personal curativo por parte de los Estados Unidos en el que se topa con unos personajes interpretados por, Rachel Weisz y Natalie Portman entre otros, lo cual añade interés al asunto. Para días grises y melancólicos, con estupenda banda sonora en la que también colabora Norah Jones.

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"El premio", Mark Robson, 1963, es una película que pasó bastante desapercibida en la que Paul Newman interpreta a un premio Nobel de literatura bebedor y encantador, como no podía ser de otra manera. Aquí tomándose un merecido café pre rueda de prensa y post resaca. Un clásico. También sale el enorme Edward G. Robinson y la sinopsis es cuando menos, entretenida. Intriga, misterio y amor en el Estocolmo sesentero. Para una tarde de domingo resacosa y otoñal.

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La primera comida de la película El festín de Babette, que ya comentamos aquí y que iremos analizando en próximos posts, es sopa de tortuga acompañada de amontillado. Mientras la viejecilla sorbe la sopa, dicen que la de tortuga es un manjar delicioso, habrá que probarla; el condecorado paisano de su diestra se rinde ante el aroma y el sabor de esa bebida andaluza de la que tan poco sabemos. Los amontillados son finos y manzanillas envejecidos, con una primera fase de crianza y una segunda de oxidación. Lo sé, estoy hablando chino. Lo importante es que Sanlúcar y Jerez son dos de las zonas más importantes para hacer una bonita cata y de paso conocerse la zona que vale muy mucho la pena.

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"El festín de Babette" no debe faltar en ninguna colección de pelis gourmet. Una pequeña fábula con dos polos opuestos, el luteranismo nórdico lleno de renuncias y modestias y la cocina francesa que es un canto al placer de los sentidos. Lo mejor es el banquete y para eso hay que tragarse algún sermón, varios cánticos y conversaciones que detienen el tiempo pero vale la pena. El contraste de ambos mundos y lo que una comida bien elaborada es capaz de conseguir no tienen precio. Cabe destacar el maridaje y el saber hacer de quienes asesoraron a la hora de realizar este estupendo festín.

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Siento no poder decir el nombre de este manjar de los créditos finales de "Menú degustación" pero la pinta es suculenta.

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"Menú degustación" es una peli española digerible y amena en la que Joan Roca asesora en los platos y sale en la película, ahí lo tenemos junto a Vicenta N'dongo que es la master chef de un restaurante cuyas localizaciones se han hecho en El Bulli. Para una tarde de domingo sin pretensiones de culto. Los créditos finales abren el apetito. Ahora lo veremos.

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"Retorno a Brideshead" es una serie británica de 1981 en la que un jovencísimo Jeremy Irons aprende, entre otras cosas, a vivir bien, como los aristócratas de la familia Flyte, a la que pertenece su "amigo" Sebastian. Recomiendo su visualización, sobre todo ahora que han pasado unos añitos y se ve desde otra perspectiva, aunque creo que es de las que hay que tener en DVD. A los británicos a hacer series no les gana nadie. Además aparecen Laurence Olivier y John Gielgud, dos monstruos del cine. En la foto, el protagonista, Charles Ryder, sucumbiendo al champán.

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Keegan Deane, el personaje de Greg Kinnear en la serie "Rake" es un auténtico desastre, de esos que te caen bien sin darte ningún motivo para ello, más bien todo lo contrario. Sin ética, mujeriego, ludópata, moroso, lo tiene todo para que se le odie y sin embargo se le quiere desde el primer capítulo, para mí el mejor de la primera temporada. Aquí cenàndose el atún que es curioso coprotagonista de este capítulo.

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En "La ventana indiscreta" Grace Kelly sirve el brandy con destreza mientras observa, acompañada de James Stewart, la vida de los vecinos de enfrente. Los baristas sirven brandy en copas redondas. Estas copas son diseñadas para capturar los aromas del brandy, los cuales pueden mejorarse calentando el brandy antes de tomarlo. En la película podemos ver còmo los personajes calientan la copa en la mano con un ligero movimiento de muñeca, mientras el licor da vueltas en la copa.