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"Estoy cansado, claro,
porque a esta altura uno tiene que estar cansado.
De qué estoy cansado, no lo sé; y de nada serviría saberlo, porque el cansancio seguiría igual.
La herida duele porque duele, no en función de la causa que la ha abierto.
Sí, estoy cansado y un poco sonriente de que el cansancio sea sólo esto:
ganas de dormir en el cuerpo, deseo de no pensar en el alma y por encima de todo una transparencia lúcida del entendimiento retrospectivo...
¿Y la lujuria sin par de no tener ya esperanza?
Soy inteligente: esto es todo.
He visto mucho, y he entendido mucho de lo que he visto, y hay un cierto placer, incluso, en el cansancio que eso da el de que, al fin, la cabeza siempre sirve para algo."
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Ateo en el nombre de Cristo (parte 2)
EL NUEVO TESTAMENTO
Dicen que cristo es Dios hecho carne, pero es todo lo contrario, él es la carne que se supo Dios. Era un absoluto don nadie: un judío pobre, nacido en un pesebre, bajo el yugo del Imperio Romano, heredero de un pueblo derrotado y que vivía esperando un Mesías o un rey guerrero que derrotara a Roma y le devolviera a su pueblo su antiguo esplendor.
Cristo no era ni rey ni guerrero, pero leía; y leyendo, se enteró de todo lo que sus antepasados ya sabían. Y luego se fue al desierto a averiguar que se equivocaban: ni Dios ni el pueblo elegido existen, el reino perfecto es imposible, el Mesías es quien sea que tenga el valor de serlo, y la realidad... bueno, el mundo si es hevel, pero a la vez no. “Yisus” era bien punk, luego de resistir las tentaciones del cuerpo, descubrió en la agonía del desierto una solución para ese miedo primordial con el que nacemos todos los seres humanos: el miedo a la muerte.
Como escribe Ernest Becker “ése es el terror: haber nacido por nada, tener un nombre, conciencia de uno mismo, profundos sentimientos internos, una excruciante necesidad de vivir y expresarse... y con todo esto, morir. Parece una estafa ¿qué clase de deidad haría tan compleja y deliciosa comida para gusanos?” Pero, qué tal que estos gusanos fertilizan la tierra, a donde nacen las plantas, que se comen los animales, que después cazamos, y en este ciclo de vida y muerte nada se pierde.
¿Cómo descubrió Cristo que era el hijo de dios? probablemente tuvo un momento de iluminación, un instante de conciencia cósmica; en el hinduismo le llaman Nirvana, en el budismo Zen le llaman Satori, Sigmund Freud le llamaba “sentimiento oceánico”. Y es el estado de conciencia de un niño antes de desarrollar el yo, es lo que ocurre cuando se disuelven las barreras entre tu ego y el mundo a tú alrededor; cuando descubres el universo como un proceso orgánico, interdependiente, del que no estás separado, tú eres parte de este proceso.
El razonamiento de Cristo era muy simple: si este principio unificador está en todas partes... entonces, también está en mí; pero, si está en mí, no me hizo... soy; pero, si yo soy... entonces, también tú; y si tú también eres, y si todos somos... entonces yo soy tú; pero en esta vida, y tú eres yo, pero en aquella sin importar quién seas: el prójimo «que le llaman».
«Y mira» Cristo no sabía qué hace 14 mil millones de años antes del tiempo, antes del espacio; tu materia, la suya, y la mía, estaban condensadas dentro de un puntito infinitamente pequeño, que se expandió y creó el hidrógeno de las estrellas, en cuyos vientres se cocinaron los elementos que nos darían vida. Él no vio cosmos, pero viendo dentro de sí mismo, adivinó que él era el hijo de Dios y... ojalá hubiera leído más teología, para darle un título menos pomposo: “hijo de Dios” «¡viejo payaso!».
Se hubiera enterado de que los Upanishads, miles de años atrás, el hinduismo ya se había escrito que: “todos somos hijos de Dios” pero no usan la palabra “Dios”, ellos usan “Bráhman” que no es un creador y un patriarca, es el Alma Universal, el Actor Cósmico, que actúa a cada papel en el universo, y que interpreta a ti, y juega a ser yo, y al hacerse pasar por todos, todos compartimos un alma «muy bonito».
O se habría enterado del Tao, que es la Sustancia Eterna del Universo, sin rostro, sin autoridad, pero que fluye en nuestro interior; y aún, sin actuar a través de él, todo se hace. O se habría enterado del Shuniáta, que según el budismo mahayana, es la Nada: la absoluta nada de la que todo emerge; y que crea estructuras tan complicadas, que en sus puntitos más diminutos creen tener consciencia, pero al final no hay un algo que posea una esencia individual, todo viene de la nada.
«Bueno»,se hubiera esperado dos mil años para enterarse de que. fuera del planeta lo que percibimos como espacio vacío, es en realidad campos de fluctuación cuántica en perfecto equilibrio; pero que, el ser excitados crean 17 partículas elementales que componen toda la realidad que podemos percibir “el Modelo Estándar”, «que le llaman».
Pero “Yisus” sólo tenía la mano la teología judía, y la única metáfora con la que pudo expresar su descubrimiento fue: el hijo de Dios, pero no solo él era el hijo de Dios, todos lo somos «¡y yo sé!, suena como magia hippie», pero creo que podemos concederle un punto a Cristo. Que si yo tuviera tu vida: tus padres, tu educación, tus memorias y cada una de tus experiencias, yo sería idéntico a ti «quizá más bajito»; y si tú hubieras tenido mi vida, me temo que serías tú el que cree en estas ideas. Yo soy tú en esta vida, y tú eres yo en aquella, seas quien seas.
Y aunque no le creamos a su teología, mucha gente si le creyó; y eso tuvo consecuencias políticas muy graves, porque «mira» este señor también decía ser hijo de Dios, pero él solito, porque él no era un judío pobre de Belén: él era César Augusto, emperador de Roma. Un día le llevaron a Cristo una moneda con su cara y le hicieron una pregunta: “¿debería pagar mis impuestos?” éste era una trampa: porque si Cristo decía que sí, admitía que él César era el verdadero hijo de Dios; y si decía que no, admitía ser un rebelde, y lo podían ejecutar por tradición al imperio.
“Yisus” que era muy listo, sólo le dijo: “(dad) al César, lo que es del César (y a Dios, lo que es de Dios)”. Si tú crees en el César que le da valor esa moneda, ése es tu Dios, págale; pero, sitúcreesenelDios,enelTaooenloquesea,elcosmosnote pide dinero, sólo dale lo que él te dio: que es todo tu ser.
Y con estas ideas hippies, Cristo subió un monte donde dio a conocer la regla de oro: “trata a los demás como te gustaría ser tratado”. Y además le agregó otra regla al manual de usuario de su tribu: “un mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado” «–¡a menos que seas joto! –, ¡que no!¡a todos!». ama a tu prójimo como a ti mismo, especialmente tu enemigo.
¿Por qué amar a nuestro enemigo? ¿por qué no mejor patearlos en la cara? «pues» porque miles de años de historia nos demuestran que el mundo ya está lleno de odio, el mal no necesita nuestra ayuda, de por sí la vida ya es difícil, pero no importa lo terrible que es una situación, siempre hay algo que podemos hacer para empeorarla; si queremos mejorarla, el único camino es la compasión.
Mi enemigo no es un monstruo (Donald Trump), ahí donde lo ves es sólo un ser humano; si yo tuviera su vida, quizá sería peor; si él tuviera la mía, quizá le iría mejor, el odio no va a corregirlo, sólo lo hará responderme con más odio. ¿Qué tal si él fuera yo? ¿Qué tal si funcionáramos igual? porque cuando miro dentro de mí, me doy cuenta de que mi maldad es solo testimonio de mi miedo, de mi vulnerabilidad, de lo profundamente humano que soy; y como humano, estoy lleno de defectos, pero como dijo Aristóteles: “la virtud es el punto medio entre dos vicios: entre el exceso y la carencia”
“¡No me regañes!¡edúcame!”, así entrenan a los animales con reforzamiento positivo: cada vez que una de mis carencias se sane y uno de mis excesos se mida, dame amor, poco a poco me convertirás en mejor persona. Funciona con perros y también con seres humanos; y así, en lugar de inmolarnos unos contra otros por nuestros defectos, nos ayudaremos a alcanzar nuestras virtudes.
O mejor aún, qué tal si antes de ir a pelear contra la paja en el ojo del prójimo, primero arreglas la viga en el tuyo, todos tenemos la fuerza para enfrentar los problemas ajenos «¿sí o no?» pues, ¡ten valor y arregla primero los tuyos!, o como dijo (librerías) Gandhi «¡no! el otro» (Mahatma): “sé el cambio que quieres ver en el mundo”.
Por eso Cristo defendía a los pobres, a los pecadores, a los enemigos del pueblo de Israel. En cada ciudad a la que iba: organizaba banquetes, armaba comunas, grupos de gente que vivían en comunidad y tenía la intención de esparcir el mensaje de amor incondicional al prójimo por todo el mundo. Luego viajó a la capital del judaísmo, Jerusalén; para llevar la buena noticia: todos somos hijos de Dios, nuestras peleas son imaginarias, de ahora en adelante nos amaremos los unos a los otros y así, todos seremos mejores personas ¿qué es lo peor que puede pasar?
Y pues nada... lo mataron, hasta la aristocracia judía se dio cuenta de que el amor incondicional al prójimo podía voltear de cabeza el mundo en el que se sentían tan cómodos, un mundo que dependía del odio y el miedo mutuos. Mataron a Cristo en la cruz, donde mataban a los rebeldes, el mismo instrumento donde colgaron a los gladiadores de Espartaco para darle una lección al resto del mundo: “esto le pasa a los que buscan derribar al imperio (romano)”.
Y aún en sus últimos momentos, Cristo nos revela la verdadera naturaleza de la ideología: cuando un soldadito romano lo está torturando y él dice al cielo: “perdónalos, Señor, no saben lo que hacen”, pero no dijo eso de Pilatos, ni de Herodes, ni del sistema que operaba detrás de las acciones del soldadito: ese pobre diablo cegado por su ideología creía que estaba haciendo lo correcto. Y entonces ocurre algo inaudito, algo que no vas a ver en ninguna otra religión.
Antes de morir, Cristo exclama: “Padre ¿por qué me has abandonado?” con su último aliento, Dios se vuelve ateo «se te adelantaron Nietzsche, tu generación no mató a Dios» porque Yahvé, el Dios de los judíos, ése que tenía un plan perfecto y le daba sentido a nuestros dolores murió en la cruz. Desde entonces estamos solos, desde que Cristo descubrió que no hay un más allá, no hay un plan perfecto, el mundo es lo que hacemos de él, porque tú eres yo, y yo soy tú, y no hay nadie más para salvarnos.
Ya no basta con confiar en Dios, si quiere existir, Dios tiene que confiar en nosotros; o cómo dijo el predicador y teólogo alemán Thomas Müntzer “El cielo no es de otro mundo, está en esta en la vida. Y la tarea de los creyentes consiste en establecer aquí, en esta tierra, el reino de Dios”
Y esta idea se hizo clara tres días más tarde: mientras algunos seguidores de Cristo escapaban de Jerusalén se encontraron a Jesús, pero no lo reconocieron “¿cómo de que no? ¿si habían vivido tantas aventuras juntos?” «¡ah!» pero más tarde, mientras partía el pan, en ese acto de comunión fraternal, vieron la acción del Espíritu Santo.
El cristianismo primitivo es una teología bellísima: primero está el Padre, el principio unificador –el Tao si quieres–; luego está el Hijo, que representa al individuo; y luego está el Espíritu Santo, que vive a través de la comunidad, en el amor incondicional hacia el prójimo. Y ése es el Dios del cristianismo original: la Trinidad, no hay uno sin el otro, “es uno para todos y todos para uno”.
«¡Hjam hjam! muy bonito» pero... ¿y la inquisición? ¿cómo es que esta Teología de la Liberación se convirtió en el pretexto de tantas guerras, y torturas, y masacres, y motivó a millones de estadounidenses a votar por Donald Trump? «¡ahh!, pues», pasó lo mismo que siempre ocurre: política; dos mil años de “teléfono descompuesto” nos dieron la cristiandad y como dijo Søren Kierkegaard: “Es muy difícil ser cristiano. Nuestro sistema es una cristiandad, y la cristiandad es la contradicción del cristianismo”.
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Ateo en el nombre de cristo (parte 1)
Yo soy ateo... en el nombre de Cristo... ¡Nah! pero no me gusta la palabra ateo más bien, soy cristiano... porque Dios no existe «pero a ver». Para empezar: ¿cuál Dios? y ¿a qué me refiero con existir?
Miren, yo respeto; no vengo aquí a meterme con las creencias de nadie, pero antes de que me digan que “abra la Biblia” «bueno, abrámosla», porque ahí claramente dice que Cristo no era una figura religiosa sino un rebelde, un hombre libre que un día se fue el desierto encontrar su lugar en el universo, y regresó para destruir su propia religión y morir por sus ideas.
“Tienes un minuto para hablar de Cristo”; déjame contarte cómo es que una filosofía de amor y paz, se convirtió en el rostro de tantos horrores. Vamos a ver por qué Jesucristo de Nazaret haya existido o no, es el pensador más importante de la era moderna, y también el menos comprenhdido.
Para entender a Jesús primero tenemos que revisar lo que leía: el Antiguo Testamento, éste es un libro muy raro porque en realidad son varios libros, escritos por muchos autores editado casi al azar durante miles de años y compilado por un comité; pero todos juntos cuentan una historia “no menos, como cinco”, «bueno» ésta (Cantar de Cantares) no es una historia, es un poema de amor y sexo «y por eso, tiene nuestro sello de aprobación».
La primera historia es el Torá (o Pentateuco: Géminis, Éxodo, Números, Levítico y Deuteronomio): la historia de cómo Dios hace la humanidad, elige un pueblo y le da sus mandamientos; «pero haber» ¿quién es éste Dios del que tanto hablan? «¿era el señor de barbas que sale en Los Simpsons?¡Eh!, probablemente no». Esta es la mitología de pastores nómadas; pero no eran tontos «mira».
Los griegos decían que “los humanos somos los juguetes de los dioses” porque existimos a merced de fuerzas más grandes que nosotros; en su ira veían al Dios de la guerra (Ares), pero las batallas las decidía Fobos, el Dios del miedo. Y luego está la Tierra que da vida, el Sol que da calor; todas las fuerzas que trascienden al ser humano, dentro y fuera de su corazón eran identificados como dioses. Pero éstos no eran superhéroes, ni siquiera eran personajes; más bien eran metáforas para representar aspectos del mundo que la humanidad aún no entendía muy bien.
El gran descubrimiento del pueblo de Israel, fue que estas fuerzas eran caras del mismo dado «¡hjm hjm! Nerds» y a este principio unificador le dieron el nombre de Yahvé y ¿por qué eran el pueblo elegido?, «‘pus» pues porque nadie más sobrevivió. El historiador Will Durant describe así la geopolítica del área donde surgió esta tribu:
“El cercano oriente en los años de Nabucodonosor habría aparecido un océano en el que vastos enjambres de seres humanos se movían en la agitación formando y disolviendo grupos, esclavizando o siendo esclavizados, comiendo o siendo comidos, matando o siendo asesinados, sin fin. Detrás y alrededor de los grandes imperios Egipto, Babilonia, Asiria y Persia. Florecieron esta mezcla de pueblos entre nómadas y sedentarios: Cimmerios, Cilicios, Capadocios, Bithynios, Ashkanios, Mysianos, Mæonios, Carianos, Lycios, Pamphylios, Pisidios, Lycaonios, Filisteos, Amoriteas, Canaanitas, Edomitas, Ammonitas, y otros cien pueblos, cada uno de los cuales se consideraba el centro de la geografía y la historia, y se hubieran asombrado ante el prejuicio ignorante de un historiador que los reduciría un párrafo”
En este mar de tribus y pueblos, uno creería que la gente más fuerte y brutal sería la que dominaría, pero resulta que esas sociedades son inestables; el pueblo de Israel sobrevivió gracias a sus mandamientos, ¿qué son éstas? sino diez reglas para vivir en comunidad, sin asesinarse unos a otros. Probablemente Sodoma y Gomorra tenían sus propios mandamientos, pero... ya todos sabemos lo que les pasó. Intervención divina o no, fue casi selección natural; Dios hizo a la humanidad, la humanidad descubrió a Dios y luego escribió reglas para no extinguirse, muchos pueblos hicieron lo mismo, pero éste fue el que sobrevivió.
Luego viene la historia del pueblo de Israel (Desde Josué, hasta Macabeos), en estos libros se narra lo que ocurre después de que esta tribu de pastores encontró tierra fértil, y fundó la ciudad de Jerusalén, ganaron un par de batallas, dominaron el área y se hicieron del poder. Pero con el poder, llega a la riqueza, y con la riqueza el orgullo; y ahí es cuando un profeta les dice: “¡oye! no estás siguiendo las reglas que han mantenido a nuestra tribu con vida durante miles de años” y a veces el rey, a veces el pueblo, seguros de sí mismo, porque controlan un cachito del mundo conocido, le dice: “¡ay ya, déjame, Dios no existe!” y el profeta les dice: “O.K., sigue así... vamos a ver qué pasa”.
Y lo que pasa, es que el pueblo de Israel se corrompe: primero se debilita desde dentro y luego la sociedad colapsa, el templo es destruido, la población esclavizada, todo se va al diablo. Pero los tiempos duros, hacen a la gente humilde y la gente humilde crea buenos tiempos, las nuevas generaciones recuerdan el principio unificador, siguen las reglas que ya les habían funcionado durante miles de años y poco a poco reconstruyen lo que tenían, vuelven a escalar hasta la cima del poder, y ¿qué ocurre?: que los buenos tiempos crean a gente orgullosa y la gente orgullosa lo arruina todo. En palabras de Voltaire: “la historia está llena del sonido de zapatos de madera que suben y sandalias de seda que bajan”.
Otra vez la riqueza corrompe al pueblo, otra vez un profeta les advierte, otra vez la gente y el rey lo ignoran, y ¡pum!, otra vez reina el caos, esto ocurre seis veces en la Biblia: orden, corrupción y caos, orden, corrupción y caos, pero “¿echando a perder se aprende? ¿no?” Durante miles de años el pueblo de Israel, trató de construir el reino perfecto, pero nunca lo logró, siempre había algo fuera de su lugar. La historia tiene un final triste, al final Babilonia los conquista, el templo es destruido, y los pocos que escaparon de la esclavitud o la muerte, son obligados a vivir en el exilio
La siguiente historia es la de los pobres que vieron venir la catástrofe: los profetas (Desde Isaías, hasta Malaquías). Aquí los sabios de Israel tratan de explicar lo que llevó a su pueblo a la perdición, entre los males identifican: la corrupción de los poderosos, los profetas a sueldo, la esclavitud de los pobres, la indiferencia de los ricos, el orgullo y la idolatría, “y la idolatría” «¿se oye como magia, no?», pero ¿qué es la idolatría? sino la fragmentación de una tribu unificada, que solía colaborar en muchos grupos, que ahora compiten, esto no es simple superstición, esto es una promesa, éste es el testimonio de un pueblo que fracasó, un Estado fallido «si gustas».
Así es cómo muere una nación, y ¿qué hacer al respecto?, ni los profetas sabían; mira cómo acabaron: en el exilio, derrotados, en espera de un Mesías: lo perdieron todo, no tenían ni a su tierra natal; no tenían más que sus historias, y no necesitaban nada más. Fue en este periodo de humillación que recolectaron miles de años de tradición oral para escribir los libros de la Sabiduría (o Sapienciales). En estos tres libros tratan de explicar (Proverbios, Eclesiastés y Job): ¿de qué se trata la vida? y ¿cómo llevar una (vida) digna?
El primer libro, Proverbios (junto con Sabiduría y Eclesiástico): es como el maestro optimista que te da consejos para llevar una buena vida: “haz ejercicio” “come frutas y verduras” «no hables de proverbios, si no te acuerdas de cómo iban», pero no son pura opinión, todos estos consejos son maneras de actuar de acuerdo a la fuerza fundamental que según ellos, le da forma al mundo: la sabiduría. Ésta es la fuerza que recompensa al justo y castiga al pecador, y la mejor manera de seguirla es tenerle miedo al Señor «o bueno», eso decían los judíos.
Pero no eran tan ingenuos, porque luego viene Eclesiastés, éste libro es como un viejo cínico que le responde a Proverbios, que la vida no es tan simple: muchos pecadores se salen con la suya y la tragedia cae sobre el justo todos los días. La vida, dice Eclesiastés es “hevel”: humo que parece sólido, pero se desvanece entre tus dedos en cuanto tratas de agarrarlo; tu familia, tu carrera, tu nación, «tus... pokemones», todo es hevel, e igual que el humo, cuando estás muy inmerso en él, es difícil ver claro hacia dónde vas.
Eclesiastés nos recuerda que el mundo es viejo, muy viejo: ¡ve! y sube a la cima de esa montaña, a ver si le importa; ella ha estado aquí mucho antes que nosotros y aquí seguirá mucho después de que nos hayamos ido. Lo único certero en esta vida breve determinada por el caos, es la muerte; y el único modo de lidiar con la fugacidad de la intrascendencia de nuestra existencia, es aceptarla, dejar de controlarla, porque no podemos y simplemente disfrutar de los regalos que nos ofrece el presente «este libro le habría encantado al Buda».
Y para aterrizar estas dos ideas en una historia concreta: llega Job. Éste era un hombre bueno, tenía miedo del Señor, se sabía los Proverbios y los seguía al pie de la letra «todo eso». Job tenía una bella familia, una gran casa, ganado, riquezas, todo; pero un día un ángel (Satán) le dijo a Dios: “¡Nah!, este man no te ama, él ama la vida que le has dado, pero quítaselo todo y mira cómo te maldice”.
Y así «sin deberla, ni temerla» Job lo perdió todo: se robaron su ganado, se incendió su casa y él dijo: “no hay ‘pedirijillo, Dios es justo”, se murieron sus hijos y Job muy paciente decía “no hay ‘bronquirijilla, eso es sólo un...” ¡le salieron llagas! ¡pobre Job no tenía ni su salud!, lo perdió todo y a todos; y con la fe que le pendía de un hilo, voltea al cielo y preguntó: “¿qué pasó? ¿no que muy justo?”, pero Dios no respondió.
Y llegaron unos amigos suyos, muy sabios a tratar de explicar los males que sufría Job; pero aquí Job nos recuerda algo que con frecuencia olvidamos: no todo en esta vida pasa por una razón, no todo tiene una explicación, algunas tragedias simplemente no tienen sentido. Pero Job insistió, y Dios bajó y le mostró la infinita complejidad del universo, desde el Sol y las estrellas, hasta las hormigas bajo tierra: todo era obra de Dios; y luego le dice: “¿quién eres tú para pedirme razones?” ¡y se va! y Job se queda sin una explicación para sus dolores.
Ahora, la interpretación más común de este pasaje, entre los sabios judíos, súbditos de una monarquía y acostumbrados a la autoridad patriarcal, era: que Dios le decía a Job: “¡no me cuestiones, yo soy el jefe!”; que desde nuestra perspectiva mortal somos tan pequeños que nuestros dolores y tragedias parecen no tener sentido; pero que, si nos alejamos, todos ellos juegan un papel crucial en el perfecto plan de Dios, «ni modo Job», el plan perfecto de Dios, imaginado por seres imperfectos, no explica tu tragedia; es más, la justifica.
Pero hay una interpretación más bella: que Dios mismo estaba confundido, que le dijo a Job: “¿quién eres tú para pedirme razones?” como diciendo:” yo hice el universo y ni yo lo entiendo”; y Cristo «que era muy listo», también vio esta contradicción, porque él se imaginaba a éste Dios de contradicciones, superado por su propia creación, que en su infinita bondad había fabricado un cosmos lleno de maldad. Éste Dios paradoja al darse cuenta de su propia imposibilidad: mira el centro de la moledora de carne que ha fabricado... pasó? ¿no que muy justo?”, pero Dios no respondió.
Y llegaron unos amigos suyos, muy sabios a tratar de explicar los males que sufría Job; pero aquí Job nos recuerda algo que con frecuencia olvidamos: no todo en esta vida pasa por una razón, no todo tiene una explicación, algunas tragedias simplemente no tienen sentido. Pero Job insistió, y Dios bajó y le mostró la infinita complejidad del universo, desde el Sol y las estrellas, hasta las hormigas bajo tierra: todo era obra de Dios; y luego le dice: “¿quién eres tú para pedirme razones?” ¡y se va! y Job se queda sin una explicación para sus dolores.
Ahora, la interpretación más común de este pasaje, entre los sabios judíos, súbditos de una monarquía y acostumbrados a la autoridad patriarcal, era: que Dios le decía a Job: “¡no me cuestiones, yo soy el jefe!”; que desde nuestra perspectiva mortal somos tan pequeños que nuestros dolores y tragedias parecen no tener sentido; pero que, si nos alejamos, todos ellos juegan un papel crucial en el perfecto plan de Dios, «ni modo Job», el plan perfecto de Dios, imaginado por seres imperfectos, no explica tu tragedia; es más, la justifica.
Pero hay una interpretación más bella: que Dios mismo estaba confundido, que le dijo a Job: “¿quién eres tú para pedirme razones?” como diciendo:” yo hice el universo y ni yo lo entiendo”; y Cristo «que era muy listo», también vio esta contradicción, porque él se imaginaba a éste Dios de contradicciones, superado por su propia creación, que en su infinita bondad había fabricado un cosmos lleno de maldad. Éste Dios paradoja al darse cuenta de su propia imposibilidad: mira el centro de la moledora de carne que ha fabricado...
agarra valor... y se lanza... a ver qué pasa... a ver si puede arreglarlo...
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Hay que ser ateo para entender a Cristo
Un tercio de los humanos del mundo son cristianos. Los hay de todos colores y sabores, pero ni uno adora a Cristo. Los post puritanos gringos creen en el dinero y en la bandera, por eso hasta los más pobres votaron por un millonario para presidente. Los evangélicos mexicanos creen en el miedo y la ignorancia, por eso piensan que Pokémon, el Aserejé y todo lo que no entiendan es del Diablo. En Sudamérica piensan que el mono y la mona dan monitos, pero en general, muy pocos escuchan el verdadero mensaje de los evangelios: Que Dios está muerto.
También Nietzche.
Si Jesucristo volviera en la forma literal en la que todos piensan que va a volver, se regresaría sin dirigirles la palabra. Quizá lo más confuso para él sería ver que todos sus seguidores usan en el cuello el instrumento de tortura en el que murió. Sobre todo, estaría muy enojado al descubrir que su mensaje de amor y tolerancia se ha convertido en sinónimo de odio hacia los inadaptados sociales, esos a los que, según él “pertenece el reino de los cielos”. "Ama a tu prójimo a menos que piense distinto." Sí, el antiguo testamento menciona un par de veces que si eres gay mereces ser expulsado del campamento y lapidado, pero también dice que no debes trabajar en sábado, y el propio Jesucristo cortaba trigo los fines de semana. Cuando algún judío sin nada mejor que hacer le dijo que estaba cometiendo una ofensa mortal, él le respondió “wey, tenemos hambre.” Sólo un ateo entiende el mensaje central de los evangelios: que debemos cuidar unos de otros porque estamos solos en el universo; pero sólo a través de la experiencia del cristianismo podemos volvernos ateos de verdad.
¿Cómo así?
¿Ves que Dios está dividido en tres? Están el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Amén.
El Padre escribió tres libros en los que trataba de explicar cómo vivir con sabiduría: Proverbios, Eclesiastés y el favorito de sádicos y apostadores: Job.
El Deadpool de la antiguedad.
Proverbios es optimista, el Toño Esquinca de la Biblia, tiene consejos para cualquier aspecto de la vida: trabajo, dinero, amor… todo lo que necesitas para llevar una existencia justa, larga y feliz. Como todo buen libro de superación personal, sus resultados no están garantizados, porque el siguiente libro es Eclesiastés.
Milenios antes de Camus y Nietzche, Eclesiastés nos enseña que el tiempo y la muerte hacen que la Vida, así, con V grande, no valga nada. Todos los días trabajamos duro, construimos imperios y desarrollamos tecnología, pero súbete a una montaña y pregúntale si le importa, porque ella ha estado aquí antes que todos nosotros y permanecerá hasta mucho después de que nos hayamos ido. Luego está la muerte, que se lleva a todos: tontos y sabios, ricos y pobres, hasta a los veganos. ¿Dejaste de fumar? Felicidades, también te vas a morir. “Al final todo es Hevel”, dice Eclesiastés. La vida es humo y, cuando tratas de agarrarla, se te escapa entre los dedos. No puedes más que aceptar los regalos del presente: una comida con amigos, un atardecer chingón, un buen meme que te alegre por unos segundos en un día pesado. De nada. Pero aún si la vida parece oscura y misteriosa, la idea general del Padre era que un día Dios revelaría el fin último de esta broma cruel que nos juega a todos. Algo así le dijo a Job.
Job era un hombre justo y temeroso de Dios, pero también afortunado. Tenía hijos, tierras, salud y hasta camellos. Un día llegó ante Dios un personaje llamado Satán, que no era el Diablo. Su nombre en hebreo se traduce a algo así como “el que se opone” o “el contrario”.
Mr. Satán le dijo a Dios que Job sólo seguía las reglas para ser recompensado, pero que si le quitaba todos sus bienes, perdería la fe. Y Dios, en toda su bondad dijo “va.”
Entonces llegaron unos inmigrantes y se robaron todo el ganado de Job… ¿Ves qué fácil es interpretar la biblia para fines oscuros?
No sería la primera vez.
No importa cómo, pero Job perdió todos sus bienes materiales. Cuando su esposa le dijo, literal “¿Por qué no maldices a Dios y te mueres?” él le respondió “ps ni pedo, llegué desnudo a la Tierra y así me voy a ir.”
Pero luego Job perdió a sus seres queridos y una severa enfermedad le llenó el cuerpo de úlceras. Ahí sí, se sintió tan mal que dijo, literal “¿Dios, por qué no le cerraste el útero a mi madre?” Literal.
Total, que llegaron de visita los amigos de Job, tres sabios que igual podrían haber sido tuiteros, porque uno de ellos le dijo “pues algo habrás hecho” y otro le dijo “¿Qué tal que Dios te hace esto por tu bien?” Al tercero sólo le faltó preguntar “¿pues cómo ibas vestido?” Job les dijo que se equivocaban y ellos se fueron a resolver otros problemas con su opinión. Ojo, porque la Biblia dice que estos tres payasos estaban equivocados, pero se rehusa a darnos una explicación. Esta resistencia al significado es fundamental cuando tratamos de explicarnos cualquier tragedia, desde un feminicidio hasta el Holocausto. No hay un significado más profundo detrás del sufrimiento.
Al final Job le exige a Dios una explicación y Dios se le aparece para mostrarle la infinita complejidad del universo: los ciclos alimenticios, los vientos, las mareas y cómo todos estos intrincados sistemas se conectan uno con el otro. Al final Dios le dice “¿Dónde estabas tú cuando hice al mundo? ¿Tú crees que es muy fácil ser Dios? A ver si muy chingón, haz que el Sol salga mañana. ¿Cómo, no puedes? No, ps sí, me imaginé. Entonces cállese.”
Acabo de descubrir que Jim Carrey es Job.
Normalmente nos enseñan esta parte de la Biblia como una separación entre Dios y el hombre, pero suena más a un Dios confundido que le dice a Job “¿Tú crees que tú estás sufriendo? Yo hice todo. Yo soy omnipotente y ni yo se lo que está sucediendo”.¿Por qué Dios permite que exista el mal si es tan bueno? La vieja explicación era que los humanos no podemos comprender el plan divino, pero nuestros males actúan como engranes indispensables de un mecanismo universal. El mundo es como una pintura impresionista y la estamos viendo desde muy cerca, pero si nos alejamos un poquito, descubriremos que la masacre de Ayotzinapa, la hambruna en Yemen y el genocidio de los Rohingya, todos son parte indispensable de un plan perfecto que sólo Dios en su sabiduría puede ver.
¿Qué mamadas, no? Por eso Jesucristo estaba tan emputado.
Pinche Cristo, era un hippie muy sabio. Hasta dan ganas de creer en la magia cuando lees su historia. Imagina al Padre, confundido y aterrado por su creación, que en un momento de valor decide saltar a ella, y a ver qué chingados pasa. Ahí es cuando llega El Hijo. Los judíos esperaban a un rey, pero llegó este niño bastardo, hijo de una mujer virgen, en medio de burros y vacas. Nada tenía sentido, como la vida misma. Su mensaje era para los enfermos, los pobres y los oprimidos. Entre sus discípulos había un pescador, pero también un recolector de impuestos que trabajaba para los romanos y un guerrillero que se oponía al imperio. Estos hombres debían ser enemigos según su posición en la sociedad, pero Jesús les dijo que para seguirlo debían abandonarlo todo, que no se llevaran ni una muda de ropa. Ellos descubrieron que tenían algo en común: prefirieron seguir a este hippie que seguir con sus antiguas vidas. En un mundo lleno de odio, el mensaje de Cristo era revolucionario: ama a tus enemigos. Es fácil ver al prójimo en los menos afortunados, pero también está en Peña Nieto y Callo de Hacha.
A ver si muy cristianos, ámenlo.
La revelación de Cristo es genial: si Dios está en todos lados, también está en mí; si él lo hizo todo, entonces soy su hijo… pero también Donald Trump, también la ex que me robó un perro y ese wey que va a votar por el PAN. Dios está en todos ellos porque ellos y yo somos uno mismo.
UOOOO UUUUO
Por eso cuando algún listillo le dijo “oye, ya perdoné siete veces, como dice la Biblia, ¿ya puedo ser un culero?” Él le dijo “Tienes que perdonar setenta y siete veces siete”. Y no, no puedes ser un culero después de perdonar 539 veces. Jesucristo quería decir que nuestra compasión debe ser infinita. El amor cristiano no es caridad. Él mismo dijo “Yo no vine a traer paz al mundo sino una espada.” Cristo no quería que le diéramos el cambio que nos sobra al niño que vende chicles en el crucero, Cristo quería que lucháramos para eliminar las condiciones que hacen la pobreza posible, que corriéramos a chingadazos a los cambistas de monedas del patio de nuestros templos.
Ejem… metáfora.
Cristo dijo que “Si alguien viene a mí y no odia a su padre, a su madre, a su esposa, hijos, hermanos, hermanas y hasta a su propia vida, entonces no puede ser mi discípulo” porque el orden jerárquico de la sociedad no es la realidad última. Mira por tu ventana, el mundo está jodido y sólo lo vamos a arreglar con amor. Amor divino, como el que explica Kieerkegard, ese que puede hacerte matar… ¡por amor! Todos podemos ser iguales sin esperarnos al paraíso, pero hay que luchar por esa igualdad, aquí y ahora. Por eso mataron a Cristo, solo y en medio de dos delincuentes, como a un buen camarada. Por eso gritó “¡Padre! ¿Por qué me has abandonado?” Pero no lo descubrió en la cruz. Él ya sabía desde el principio que estamos condenados a ser libres y que no hay un Dios que vendrá a salvarnos. Tendremos que salvarnos nosotros mismos.
No podemos confiar en Dios, Dios tiene que confiar en nosotros.
Y ahí es cuando llega el Espíritu Santo.
Después de que mataran a Cristo, un par de sus discípulos se alejaban del pueblo, confundidos, cuando un extraño comenzó a caminar junto a ellos. El extraño era Jesús pero no lo reconocieron. Más tarde, mientras compartían el pan, se dieron cuenta de que ahí estaba. No era el Hijo y no era el Padre, pero sí. Era el Espíritu Santo: un colectivo de personas que creen, sin garantía alguna, que ahí donde ellos comparten el pan y se aman los unos a otros como a sí mismos, ahí vive Dios. Cierto, hay que ser ateo para ignorar a la tribu iracunda y escuchar el mensaje real del cristianismo. Pero también es necesaria la experiencia del cristianismo para ser genuinamente ateo, sin reemplazos baratos para el Gran Otro. Mira a la Unión soviética, donde prohibieron la religión, pero la gente aún tenía esta fe ciega en Stalin y el Partido Comunista, ese Gran Otro que les garantizaba justicia y un estilo de vida. Mira al budismo, que aún piensa que los males del mundo son parte de un balance cósmico que se resuelve solito, indiferente a nuestro sufrimiento. Mira el capitalismo, que nos asegura que si movemos pixeles todo el día para algún millonario y no nos preocupamos por nadie más que por nosotros mismos, un día tendremos nuestra recompensa… bueno, el 23% de la población que podrá retirarse. Hay que ser ateo y hay que ser cristiano para entender que somos criaturas frágiles, perdidas en un mundo hostil, sin más aliado o responsabilidad que nuestro prójimo. Si queremos un paraíso, tendremos que construirlo aquí, nosotros mismos.
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Soy un pésimo partido y no es noticia. Bebo lo que puedo, soy poco serio y necesito de tu ayuda inestimable para cometer errores nuevos. No soy el primero en descubrir la pólvora entre tus piernas, ni el ultimo, pero me encantaría y sería feliz al quemarme los dedos al intentar encenderla. Me canso al subir las escaleras, pero algunas noches me siento tan liguero que por gusto treparía tus cordilleras. Yo sé que en la sima no plantaría banderas, sino besos. No he delineado el puente inaugural de tus suspiros, pero tú y yo sabemos que bajo ese puente vivimos. Mis bolsillos envidian a mis pulmones. Llegaría a fin de mes, si los meses tuvieran 5 días. Me muero algunos jueves a las 7 y resucito cuando despierto soñando contigo. Yo no creo que seas mi último tren porque ese será el que descarrile. Te miro como un tren al que subirme para viajar con destino a lo que toque y seguir tocando mientras quieras.
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Someone put it on and I couldn't help but think of you. I hope you are having a wonderful day, happy and ready to spend a good Christmas with your family or friends.
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My problems no longer lie with you.
The truth is that nothing happens anymore. you were very clear and at the same time you were not constant. Even though I love you like no other. I no longer have a problem with your absence. Although your messages will always be welcome, and your songs, and your indirect writings.
And although I don't expect you to understand me, you don't know how much love it cost me to let you go. Even so, I think we have a pending love. But you have to call it a coffee date, which is less scary.
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Y aunque me sepa agridulce, seguiré bebiendo de tu ocaso. Rojizo, nubladme de dudas. Estalla caricia, abrazo de emergencia, beso amapola.

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Tuve un sueño.
If you see her, tell her I exist, like puddles exist after all the rains. Talk to her about me, of my animal instants, of my open embraces. Tell her I have been a voyeur of the past. If you see her, talk to her about my shadow of the light that is spilled. Tell her that I’m glass, Szymborska, one who sings, falcon that waits patiently seated at the edge of a poem. If one day you get to see her, it will be through a labyrinth, with the trap set, as fucking beautiful as finite. Of war and threats, painless. Of memories and forgottenness, as realistic as a Sabina verse. As much young octogenarian, as a ghost and honest. Invisible. Inevitable grave. If you see her, call her by her name: LIFE.
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Líneas.
Líneas, sólo líneas curvas. A eso reduces tus bellas caderas. Pero te sabes hermosa y deseada. cuando caminas desnuda en la playa. Tu andar estoy seguro que es oleaje de altamar. Tus nalgas son metrónomo, ritmo de mi corazón, marcapasos, redoble de tambor, corrige el rumbo de mis pasiones.Tu cabello trenzado, péndulo, tiempo de tus victorias. Tu joven figura invicta contra la gravedad. Tus senos permanecen dignos y altivos, mirando alto. Tu piel, tus caderas, el musculo y la carne no han doblegado sus bríos salvajes e indómitos. El cuero es terco, amor. Pero cuando aquella catedral inexorable ceda en su campaña y tus cabellos marquen el segundo de tu primera derrota, mis manos estarán ahí para sostener tus senos y tus caderas. Mis huesos, mi musculo y mi tacto serán el último bastión de tu cuerpo y su guerra contra el tiempo. Prometo ser para ti el pilar de tu inmortalidad.
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I recently wrote about metaphors where I often share silly poems and points of view. But I don't understand what this is about. I don’t really get it.
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Eres tan bonita que decírtelo parece redundante, y no decírtelo se parece al silencio. Al final siempre acabo pensando en ti, que es la mejor alternativa a la poesía. Y ya sabes, a mi me gusta acabar los poemas con el verso perfecto. Ese que comienza en papel y termina con tu recuerdo.
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No sé nada de ti o casi nada.
Que tú calma es un campo de deportes vigilado por dragones. Que te quejas menos de lo que te duele y te seguirá doliendo. Que debajo del agua hay fuego y no llamarás a los bomberos. Que tú cuerpo es también un laberinto con terremotos dentro, que en el dobladillo de cada sonrisa está su precio en lágrimas, que quisieras gritas sin parar hasta que el cielo se abra. Que tú piel es sabia porque aprendió a olvidar. Tú estás en ello. Que el vértigo es algo que ocurre cuando te miras por dentro. Qué hay un monstruo debajo de tu cama y se ocupa de cuidarte. Que tus manos curan lo que tocan y tú rencor se muere de hambre. Que tienes tanto que preguntarle a la noche que eliges callarte. Que lees desnuda aunque te creas vestida. Que caminas tratando de no pisar a nadie, que estás harta de que intenten pisarte. Que sueles ser feliz cuando te acuerdas. Que sabes a una fruta que sin ti no existía. Que no sé nada de ti o casi nada. Cuanto te sobre un rato libre, ven a enseñarme.
En tu reloj el tiempo es otra cosa, y para temprano nunca es tarde.
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GUÁRDAME AHÍ
Guárdame ahí, en ese rincón al que nunca vas. Guárdame en ese rinconcito del corazón que te tienes prohibido y te apena mostrar, en el lugar donde pones los pecados, las perversiones e inseguridades. Guárdame en el huequito del corazón donde te da miedo mirar, explorar y aceptar. Guárdame en ese rincón oscuro donde queda la violencia y lo sexual, la verdad, los deseos y el amor que tanto miedo te provoca. Guárdame en ese rincón polvoso donde nadie mira jamás. En el rincón silencio del corazón, en la comisura callada de tus labios, la curva bajo tus senos, entre el giro de tu oreja. Guárdame donde nadie te ha besado, donde nadie te ha mirado. Guárdame en secreto. No digas a nadie que me conoces, que nos vemos en recuerdos perdidos. No te lo digas ni a ti misma. Guárdame en secreto de ti y escápate de lo que eres para verme. Escápate de esa neurosis y pretensiones que te hacen insoportable, de las rutinas y tus peinados, de tus ambiciones y preocupaciones, del matrimonio y la casa blanca. Escápate de los planes de familia y los arreglos de boda, de los proyectos a futuro y los consejos de tu madre, de las pláticas de café y los cuidados de la piel. Búscame cuando vayas huyendo de la universidad, del trabajo, la ortografía, el salario, jefes, vestidos blancos, decencia, adornitos rosas y boquitas pintadas. Cuando tengas que escapar de ti misma y la insoportable rectitud y pulcritud. Visítame desnuda de ti y de los miedos, porque así, sólo así, te das permiso de verme como soy: tirado y sin belleza, desprovisto de cualquier exigencia moderna, ahí arrumbado sin más. Feo, lleno de cicatrices, maloliente, borracho, derrotado, perverso, hinchado en deseo, desvelado, cansado de las corbatas, huyendo de las congregaciones, grosero, estúpido e ignorante, pero con alma. Cuando me veas, que sea desnuda de ti; sin memoria, sin intenciones; con la blusa desabotonada, el pecho abierto y el corazón en carne viva. Sólo así, sin eso que llamas tú, podemos reír, sin miedo de pecar, sin temor de equivocarse, de ofender, de manchar, gritar, bailar, pecar, mancillar. Ave María Inmaculada. Desprovista de tu ego nada será pecado, nada será delicado, nada será enfermedad, nada será locura. Guárdame en ese rincón que te prohíbes. En esa fracción tuya que no tiene dueño, que nadie conoce. En ese lugar al fondo de tu ombligo, donde caminas perdida e inconsciente, donde el ambiente es veneno y la locura, amor. Guárdame ahí donde pones el deseo, la violencia, el descontrol, la bebida, el arrebato, la pasión, la fuerza, las ideas homicidas y la masturbación. Guárdame en ese lugar que tu madre desconoce. En el sitio que la Iglesia condena y la escuela busca para controlar. En ese sitio del que no platicas con tus amigas de café, el sitio que tanto miedo da a tu novio. El sitio que te esfuerzas en ocultar con tu bonita ropa, el lenguaje refinado, las joyas de la abuela y el perfume de azucenas. Un día de tantos, cuando te aburras de ti misma, cuando no te soportes, cuando el peso de tu máscara te fracture los hombros, cuando el perfume de tu pecho te perfore la nariz y el sonido de tu voz te carcoma los oídos, cuando el reflejo en el espejo te empalague con su belleza de sociedad y el verde de tus ojos sea insoportablemente perfecto, búscame perdida de ti y tus artificios de divinidad. Cuando vayas a ese lugar que no visitas, búscame. Nada será perfecto, lo prometo, pero regresaremos vivos.
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Hay criminales que proclaman tan campantes ‘la maté porque era mía’, así no más, como si fuera cosa de sentido común y justo de toda justicia y derecho de propiedad privada, que hace al hombre dueño de la mujer. Pero ninguno, ninguno, ni el más macho de los supermachos tiene la valentía de confesar ‘la maté por miedo’, porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo”.
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¿Viene un segundo renacimiento?
La época medieval fue horrible. Al menos en Europa. Todos olían mal, la gente se moría de gripe y tu lugar en la sociedad estaba fijo para siempre. Si nacías como un peón y tenías una idea revolucionaria, mala suerte porque te ibas a quedar como un peón toda la vida. Le llamaban “ La farsa cósmica”. Shakespeare escribió “El mundo es un escenario y todos nosotros actores”. Porque así se vivía. Si nacías para criar puercos, por ejemplo: Solo podías interpretar bien tu papel ( cuidar bien esos puercos ) y solo esperar el dulce alivio de la muerte. La gente de la época creyó que así funcionaba el mundo y nada cambiaría, hasta que todo cambió.
Primero la peste negra mató a la mitad de la población de Europa. De la noche a la mañana la mano de obra se hizo mucho más valiosa. Y con los bolsillos llenos de oro, los peones europeos comenzaron a preguntarse “¿Qué clase de Dios permitiría esto?” Por esas fechas los Turcos vieron Constantinopla y fue arrebatada. Todos los sabios y eruditos que habitaban la ultima ciudad de los Romanos huyeron a Italia con sus antiquísimas bibliotecas. Ahí descubrieron que el café estaba tomando el lugar de la cerveza en la vida de los europeos, que para entonces bebían más cerveza que agua. Poco a poco las calles se vaciaron de gente borracha y se llenaron de pensadores en busca de un baño. Todo esto ocasionó que muchos europeos abandonaran el pensamiento medieval y descubrieran las ideas que le dieron forma al primer RENACIMIENTO.
Primero perdimos nuestro lugar en el universo. La tierra ya no era el centro de una cúpula de cristal en el que flotaban los astros. Descubrimos que es un cuerpo diminuto que gira alrededor del sol a través de la bastedad del universo. También perdimos nuestro lugar en la sociedad. Los nobles más tontos y los plebeyos más listos aprendieron que cada quien decide la vida que quiere vivir. Algún curioso llevó la idea más allá y decidió que solo los animales siguen las leyes naturales. El hombre a través de la razón y la técnica, el ojo y la mano puede transformarse así mismo y al mundo a su alrededor. El alma pasó de ser sustancia a ser sujeto. Antes se la veía como una señal de radio que andaba por el universo hasta que un cuerpo humano la sintonizaba. Ahora creemos que es más como una canción que suena en un iPod, y si el reproductor es destruido esa canción en especifico deja de sonar. La magia se transformó en ciencia. Siglos de observaciones empíricas y deducciones sobre las animas y sensaciones que movían al mundo se hicieron pasar por el método científico y al final solo nos quedamos con aquello que pudiera ser descrito a través de las matemáticas o replicado en experimentos.
Los Ideales del renacimiento eran simples: Progreso, Emancipación humana, Libertad, Dominio de la naturaleza y Racionalidad. Hoy parecen evidentes, pero en aquel entonces fueron tan revolucionarios que transformaron la humanidad de un casco de guerrero a un casco de astronauta en tiempo récord. Y sí, parece un proceso larguísimo, de siglos, pero mira los miles de años que la humanidad pasó en su estado más primitivo, y mira los millones de años que pasamos en la tierra sin hacer nada más que cazar animales y caminar por ahí. Después de milenios de estancamiento desarrollamos nuevos lenguajes para hablar con la realidad y nuevos aparatos para observarla. Los descubrimientos de una generación se transformaban en los inventos de la siguiente y para cuando el siglo XlX estaba acabando teníamos el transporte más rápido que la humanidad hubiera visto, la producción más eficiente de la historia y comunicación casi instantánea a través del planeta. El futuro se veía brillante y Julio Verne describía las maravillas tecnológicas del mañana. ¿Qué sociedad perfecta iba a surgir de toda esta abundancia y sabiduría? ¿Con qué milagro nos recibiría el siglo XX? Pues en 1914 comenzó la guerra más terrible que hubiera visto la humanidad. Toda la ciencia y la ingeniería de Europa se ocuparon para desarrollar nuevos métodos para destruir la civilizaciones que le dieron forma, y en 1918 cuando la paz fue firmada 37 millones de personas habían muerto. Pero está bien, terminó la guerra… ¿Y? Llegó este nuevo experimento llamado “Capitalismo” que fracasó de forma catastrófica ( No sería la última) Los problemas económicos provocaron problemas sociales y por si a alguien aún le quedaba esperanza en el futuro en 1939 vino otra guerra mundial. El brillante progreso de la historia murió entre Auswith y el Gulag. Pero vinieron las revoluciones socialistas que supuestamente liberarían a todos los trabajadores del mundo de las injusticias del capital. Iban a construir una sociedad justa y moderna para todos. Al final solo se convirtieron en estados totalitarios y represores.
Las maravillas tecnológicas de Julio Verne Desaparecieron. La ciencia ficción se volvió pesimista, la amenaza de la aniquilación nuclear nos hizo abandonar la esperanza en el progreso y los ideales renacentistas de la verdad y la belleza fueron abandonados por lo único que quedaba… El individuo y el capital. Hoy nos toca lidiar con las consecuencias de este horrible siglo. Sí, sí. El progreso de la ciencia descubrió este material mágico que puede transformarse en la forma que quieras y es muy barato, pero ahora tenemos una isla de plástico del tamaño de Texas en medio del océano Pacifico… Pero miren! Inventamos un nuevo combustible que hizo todos los procesos más eficientes, pero provoca gases invernaderos que calientan la atmósfera, derriten los polos, alteran el clima del mundo entero y en 20 años ya no va a existir Acapulco. Pero mira! Los modelos económicos dieron paso a una era dorada del comercio… Sí, pero le dieron ahora un trabajo a otro niño Taiwanes. Con razón el dueño de mi compañía es uno de los 8 individuos que poseen tanta riqueza como el 50% de la población más pobre del mundo. Disculpen la palabra, pero la modernidad es una MIERDA! Los ideales de la modernidad se fueron. Mira, comenzamos como seres vivos. Para el pensamiento moderno un árbol ya no es un árbol con valor en sí mismo. Ahora es materia prima, recursos que podemos utilizar para nuestros fines, madera para nuestros importantes proyectos o papel para imprimir nuestra gloriosa cultura. Si el árbol tiene suerte, podemos utilizar el árbol como decoración en un parque. Pero la vida del árbol nunca es el fin en sí mismo. El fin último de la modernidad es la función que puede cumplir para el ser humano.
Luego, vimos para otro lado. Para nosotros mismo. Atreves del individualismo añejado por 4 siglos y 2 guerras mundiales vivos otros seres humanos como materia prima, sin valor en sí mismos, carne de cañón, fuerza laboral, capital político. Mierda! en cada oficina del mundo hay un departamento de RH (Recursos Humanos) ¿A nadie le parece denigrante? Nunca el ser humano valió tan poco y el individuo tanto. Pero aún con todas sus libertades el individuo se quedó solo ante la masa humana, frente a la diferencia del sistema abstracto que lo controla todo y para el cual solo es un punto estadístico sin rostro, un voto más, una cifra en un censo, 0 y 1 en la base de datos de FaceBook. Nos enteramos de todo sin poder hacer nada, opinamos de todas las decisiones publicas, pero no participamos en ninguna. Cada vez tenemos menos control de los sistemas a nuestro alrededor. Nos limitamos a votar en unas elecciones en las que no confiamos y a jugar nuestro papel como despreocupado consumidor. ¿No es este escenario muy parecido a la gran farsa cósmica?
¿Como podemos reparar la modernidad?
-NOSTALGIA Podríamos revivir los valores del pasado, volver a la tradición, a las creencias religiosas, adherirnos a la creencia cultural contra las corrosiones de la razón, a las convenciones colectivas contra la actitud critica. Bueno eso ya se está intentando en algunos países y no está funcionando ( ISIS en medio oriente) y los resultados no son muy alentadores. En el tercer mundo la nostalgia detiene el cambio que tanto necesita, y en Estados Unidos promueve un regreso a la barbarie, a una nueva época de oscuridad y confusión.
-Realismo Escéptico Tenemos el realismo escéptico. Podemos hacer como Fukuyama y decir que se acabó la historia. Pensábamos que el arte, la historia y la ciencia tenían un propósito, pero todo esto eran solo metanarrativas, historias que el ser humano se contaba sobre si mismo para explicarse al mundo pero que no tuvieron ninguna utilidad en el fin último de las cosas. El poder, la economía y la sociedad no requieren de justificación porque son lo único que nos han funcionado hasta ahora y cualquier cambio sería un retroceso. Bueno, esto dice este señor (Fukuyama). Yo entiendo a Fukuyama, pero no lo justifico. Es muy fácil ponerse de pie desde la clase medie de un país de primer mundo y decir “Okay, todos quietos. Que nada cambie nunca”. Pero muchos necesitamos que las cosas cambien, necesitamos un nuevo horizonte, progreso, esperanza.
-POSMODERNISMO No propone nada, solo se queja y hace arte horrible. ( más horrible que el que yo trato de hacer).
Dicen que en Chino “Crisis” significa los mismo que “Oportunidad”. Yo no hablo chino, pero le tengo grandes noticias a mis amigos Americanos. Los países del tercer mundo estamos en una situación PRIVILEGIADA. Porque entramos a la modernidad hasta que empezó la crisis del primer mundo. Nos tocó ver su principio y su fin. Por eso no hay mejor lugar para las nuevas ideas.
Comencemos por evaluar los valores de la modernidad para ver que funciona. ¿Qué se queda y qué se va?
-“PROGRESO” Se queda, la historia todavía me debe carros voladores
-“EMANCIPACIÓN HUMANA.” Se queda. Hicimos una declaración de los derechos humanos, pero el problema fue que entendimos estos como los derechos del individuo y poco a poco este individuo se convirtió en un ente egoísta, ocupado por sus posesiones, su familia y temeroso de la sociedad
-“LIBERTAD” Se queda, y sirve que fortalecemos nuestro argumento por la solidaridad. Porque la libertad del individuo consiste en ser capaz de realizarse así mismo, pero nadie puede realizarse así mismo en aislamiento, fuera de la sociedad. Ningún hombre es una isla por lo que no puede existir libertad sin solidaridad. Esta se queda. Y quien no esté de acuerdo daré mi vida por su derecho a opinar que no.
-“DOMINIO DE LA NATURALEZA” Esta se va. ¿Qué tal si cambiamos “ Dominio” por “Colaboración”? Hay que cuidar de la naturaleza para que la naturaleza cuide de nosotros. Si utilizamos sus propiedades para alimentarnos y combatir enfermedades, yo no creo que haya algún problema.
-“RACIONALIDAD” Se queda. Sin la razón no tenemos nada, no hay futuro ni esperanza, pero deberíamos agregar también la “Espiritualidad” como contrapeso a la lógica pura. Mira, se escucha raro, pero no estoy pidiendo que creas en un Dios o que te metas una vela en el culo. Te pido que miremos juntos al cielo, a nuestro lugar en este espacio infinito lleno de milagros y misterios. Contemplemos la fragilidad de esta canica azul que nos contiene, frente al vacío existencial podemos recordar que somos los únicos guardianes del breve, pero infinitamente precioso regalo de la vida, la vanguardia de la complejidad en un cosmos gobernado por la entropía, hijos de puta! Estamos hechos de la misma sustancia de eterna del universo que nos dio sentidos y razón para contemplarse así mismos. Ya lo digo Carl Sagan: “ Estamos hechos de polvo de estrellas”. Pero también Hitler y las pajillas que tiras al océano, entonces tengan respeto al cosmo, hijos de puta!
Mira, no me estoy quejando del renacimiento. Leonardo, Miguel Angel, Donatelo y Esplinter todos los artistas y pensadores de esa época eran muy sabios, pero no podían ver el futuro. Leonardo DaVinci dijo “El experimento es el traductor entre el hombre y la realidad.” Ya experimentamos con sus ideas, ya tuvimos algunos aciertos y muchos, muchos errores. ¿Pero verdad que estamos en una situación muy similar a la suya? Ya comenzamos por revisar los valores que nos atan a la época que nos dio forma, ahora construyamos los que van a reemplazar esos valores, avancemos a un segundo renacimiento. El reto es dejar de correr con los ojos tapados hacia la extinción, construir una nueva sociedad global, unificada en la cima e infinitamente diversa en la base, donde cada individuo tenga derecho a su identidad personal, pero también a realizarse a través de la colectividad, donde cada sociedad y grupo pueda integrarse al todo de la humanidad sin sacrificar sus diferencias. En las tendencias actuales estás los signos que apuntan hacia una nueva manera de pensar La nueva forma del mundo puede leerse entre lineas de la situación presente, pero también hace falta un elemento fundamental “LA IMAGINACIÓN”. Imaginemos, porque nunca hubo mejor época para hacerlo.
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Hola! Muy buenos días, Nikolett. Ojalá despiertes feliz.
Agradezco mucho tu réplica pasada. Me gusta mucho leerte. Y lamento haber tardado en responder. Últimamente he estado muy ocupado. Ahora tengo dos empleos y también debo estudiar un poco, pero me las apaño. Incluso me divierto en el trabajo. No es algo de que preocuparse. Creo que aún no es el tiempo para hablarte de esto, pero estamos elaborando un proyecto. Comenzaremos a exportar berries a Norteamerica el próximo año. Estamos constituyendo la pequeña empresa. Aún no tiene un nombre. Arturo estaba muy drogado y propuso que el nombre de la empresa fuera “Berry Good” jajaja yo me reí muchísimo. Cuando uno está drogado la mente fluye de maneras misteriosas.
También he dejado de fumar, aunque ya fumé el último cigarrillo que guardaba para ti. Por favor mantente a salvo. Quizá Eszter no me recuerde, pero me gustaría que dijeras “ Jó reggelt kívánok” de mi parte. Deseo con toda mi alma que tu familia se encuentre bien, también tu perro. ( No me atrevo a escribir su nombre, ni siquiera aprendí a pronunciarlo ) pero prometo volver a intentarlo. Quizá no lo creas, pero aún trato de aprender húngaro. ¡Vaya! Que difícil es hablar el húngaro. Y nada! Espero que nada malo te toque y que nadie te haga sentir mal. Ya es hora de ir a dormir. :)
Szia!
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