¿Por qué arruinamos el amor con monotonía y desinterés? Vivamos cada segundo como si fuera el último, seamos optimistas, sonríamos más, al final eso es lo que importa, disfrutemos, hagamos locuras, aventuremonos todos los días a un nuevo desafío, un nuevo sueño, con la certeza de que hay algo más que solo hacer de nuestras vidas una aburrida espera. No nacimos para morir, nacimos para estar vivos, todo tiene un ciclo, pero, nuestras almas no mueren. Podemos hacer cosas increíbles, no dejemos fallecer nuestras esperanzas, arriesguémonos a ser felices, aún con todo el miedo que pueda causarnos, saltémos hacia lo inimaginable, ¿Quien dice que nos espera un abismo? ¿Por qué no un trampolín que nos lleve a las nubes? No te niegues a la posibilidad de sentirte pleno, ríe, canta,sueña, no te limites, sé feliz.
No logro ser más que nostalgia, más que la inseguridad de no ser suficiente. Mis pétalos estaban incompletos, yo estaba incompleta, rota; pero intentaba ser arte, ser un desorden bonito, para ti, pero sólo sabías burlarte y arrancarme un poco más, apagarme un poco más y es mi culpa, por perderme en tus ojos y no querer ver nada más, no creer merecer nada más que la inestabilidad de tu pobre forma de dar amor.
Las personas llegan a tu vida, unas saludan, otras te invitan un trago, otras se quedan y otras se van. No es tu deber entender las razones, tal vez no las haya, quizás solamente somos nosotros encontrándonos a nosotros mismos a cada instante en otra mirada, otros labios. Quiero pensar que todas son parte de un interminable viaje hacia nuestro interior.
Melusina es una ratona maestra de la hechicería, con su varita mágica emana chispas coloridas con un fuego encantador. Con su capa mística y su sombrero de bruja, Melusina combina destreza y magia en cada hechizo que lanza. Con un toque de su varita, transforma la oscuridad en un espectáculo de luces deslumbrantes, mostrando el poder y la belleza de la verdadera magia.
«Querer a las personas como se quiere a un gato, con su carácter y su independencia, sin intentar domarlo, sin intentar cambiarlo, dejarlo que se acerque cuando quiera, siendo feliz con su felicidad.»