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sí

No contextualizaré un cargo como monotonía sino acción imprevista de suplementos básicos. Tampoco haré un detenimiento en explicarme en todo el texto por aquellas razones, lo dejaré en mera experiencia personal, pues habrá quienes estén preparados al entendimientos y aquellos que aun no se adhieren al triste entorno que les rodean, o tal vez sean beneficiados por una sociedad hipócrita que le brinda todo consumo excesivo. Sin embargo, pertenezco a la raza de los pueblerinos desentendidos de los partidistas oportunistas de la actual Argentina cuyo concepto no se basa en ignorancia sino en la sensibilidad justa para cuestionar las intenciones presentes en cada Justicialismo presente y la presencia injustificada de la mano doblada por un voto de confianza.

A esto, deberé detenerme, eso sí, a justificarme (por gusto mismo) en expedientes, causas e historia remota desde 1810 hasta el desvergonzado 'hoy', y poner en juego mi enseña personal al decir que de "grietas", ninguno saldrá ileso, a su vez, "oportunismo", bien dicho como: falta de educación básica, pensamiento propio o búsqueda de intereses, es lo que separa una nación unida en una factibilidad política.

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Hay algo particular en aquella mirada que asecha desde el espejo: un algo tan potente que eriza la piel mas fuerte y promueve la desaparición de cualquier fortaleza. Hay algo allí que intenta comunicarse, algo que sonríe benévolamente incitando a pecar en sus garras y obtener el poco honor o la poca esperanza de una pacifica velada.

Hay algo en el espejo y puedo asegurarlo fielmente. Allí siempre hay algo. Pequeño o grande. Sonrisas o deformidades. Algo hay que renueva la curiosidad de entrar en él una vez mas. Pero algo de allí dice, en mayúsculas: "Hoy morirás", y es suficiente para saltar de la cama y verificar que no haya nadie detrás. Pero la sensación queda instalada a espaldas, tan impregnada en el silencio que al voltear, el corazón pega un vuelco de desconcierto.

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—Dime el algo que se siente, se corrompe y puede fingirse como igual—exclama vibrón el joven de cabellos castaños que se posa a su lado en la grandeza de la sala, teniendo un libro entre sus manos de Platón. Hay cierta burla en su mirada, indagándolo a equivocarse en su afirmación mal propuesta. Deja la taza de té sobre la ratonera, y piensa en el ello como una materia.

El chiquillo sonríe detrás del libro y deduce según lo que lee qué podría ser de lo que habla. Su mirada se posa en sus manos y bajan por la tapa dura amarilla del viejo libro aclarando sus dudas reiterativas sobre la Verdad y la Justicia. ¿Quizás el niño habla sobre una verdad absoluta o una justicia plena? ¿hablará el niño de la divinidad o la buendanza? Sus labios se entreabren cuando cree tener una respuesta y los cierra fugazmente al negarse de tales patrañas. Mira el suelo y ve a los pequeños animales tumbados al lado de la chimenea por el frío invierno. Una sonrisa surca de sus labios cuando deja de pensar en Platón, Aristóteles y cualquier otro filósofo griego, y bate su voz, altanera; dejando sorprendido al castaño: —El Amor.

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day playdate

Al momento de acariciar las teclas de tal instrumento el mundo desaparece y lo único que habita en mi mente son los impecables acordes jamases instruidos; es, volver a un punto fijo en el tiempo, en donde una felicidad parece ser fácil de alcanzar y la inocencia se florece como si no importase lo que la vida le brinde; que éste es un medio de comunicación al cual se le otorga mucho más que una simple pasión: es una fusión entre el intérprete y el instrumento para poder transmitir los más recónditos sentimientos, porque el piano es la excusa del pianista; porque el artista sin sentirse absorto no transmite ni contenta; así como cuando un niño recibe un regalo se alegra y su felicidad se extrema. En ese momento mi corazón se agita y vuelca, enseña y vive lo que no puede expresar en palabras; trata y transporta a las fibras más finas del universo como un vuelo a la niñez surrealista.

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　　　　　　　　Elegante como el harpa en los cielos

　　　　　　　　que cae en víspera de un suave otoño,

　　　　　　　　tus ojos se cierran en la refulgente mañana

　　　　　　　　buscando refugio en las tibias sábanas

　　　　　　　　mientras notas el aura de quién te mira,

　　　　　　　　y fueras su universo, detrás de ti.

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go go hemps u can do it

Es invierno y la ciudad duerme temprano por El Alto, Hemspier sabe que tiene alrededor de treinta minutos para ingresar a la sección asignada antes de fracasar en el operativo, pero como era de esperarse, trae consigo a Cortter y no para de refutar a cada colega que ve escabullirse por la lucífera enloqueciendo a la Jefa detrás del micrófono.

—Es que mira, Hems, ellos están trepando las rejas como animales—había dicho ciertamente correcto. Los condados abren paso por sobre encima mientras ambos quedan en la periferia catorce justo y donde deben estar para encontrarse con Oli. Sin embargo, Hemspier eleva su mano y Cortter calla, sabiendo que colmó su paciencia.

Ya había pasado más de cuatro meses desde la misión, era de milagro que su única hija haya estado con vida en todo ese momento y las imágenes otorgadas muestren en perfecto estado a la misma. Alegremente Cortter había recibido la noticia y no esperó más de dos segundos en comentársela a Hemspier aquella tarde, casi atragantándose con su té de hierbas y casi saliendo por la ventana para allanar la casa. Pero la política era diferente y ambos sabían eso. No se podía jugar con los Ministros de Inglaterra ni tampoco podían sobreponer al Pentágono en aquél conflicto. La jefatura se negaría, y mas a tolerar un desazón por parte de las autoridades, Inglaterra interrumpiría el mandado de nuevos espías para controlar sus sistemas de filtrado nacional.

No por menos Cortter tenía un plan y Hemspier se enorgullecía de que su querida esposa sea ingeniosa pero nunca terminaba quedando bien cuando sus planificaciones contenían un dúo entre ambos. Para antes de ratificar en contra, Cortter ya había mandado los pasajes a recepción y equipado las maletas de ambos. Volvió a perder con la mirada verdosa que sacude entre largas pestañas detrás de la puerta principal de la casa.

Hemspier, sin notarlo, apunta al oeste buscando cubrir la plataforma principal callando a Cortter inquieta a su costado izquierdo. Dándose media vuelta y caminando dos pasos más adelante, deja salir el primer disparo de aquella pelea y cubre a su mujer cuando la nieve comienza a caer de las montañas y el fuego domina el panorama.

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# new zealand 1:58 PM

Cortter abre la puerta de cedro con un aire de hiperactividad que suena hueco al golpear con el mármol de la mesilla de al lado. Hemspier no sube la mirada de su libro cuando nota los concentrados pasos de su mujer acercarse a él tras las horas que se fue al Pentágono. No quiere saber qué nuevas noticias trae de su trabajo, ni tampoco quiere conocer cómo finalizará su nuevo libro. Le basta con esconderse en la amplitud de aquella casa para zafarse de sus obligaciones unos cuantos meses.

Cortter lleva sus manos detrás de su espalda, intenta llamar la atención de su esposo que cubre la mitad de su vista con una mano, y remueve su entrecejo releyendo la misma página. Cortter sabe que su esposo no la escuchará si trae noticias del trabajo, pero esta vez, sería una novedad que les abriría a ambas puertas que habían intentado abrir de hacía unos cuantos años con la muerte de su hija, Oli.

La muerte de Oli había sido el hazmerreír de casi toda Nueva Orleans. ¿Quién más inteligente para aniquilar a la hija de dos exitosos espías en todo los Estados Unidos? La búsqueda del presunto asesino había sido para ambos el más grande secreto en todo el Pentágono en los últimos dos años. Hemspier encargaba de rastrear cualquier llamada posible que dé con el joven, y Cortter se encargaba de allanar los hogares respectivos donde marcaba el nombre. Pero el fugitivo parecía ser más astuto que los dos, y se movía lo suficiente rápido para que no puedan contactarlos con las fuerzas especiales. Hasta el día del atentado a Inglaterra.

Hemspier deja su libro a su lado, sobre la mesilla ratonera de pino que adquirió de su abuela, y presta atención a su sonriente mujer. Con el brazo en alto mueve su mano animándola para que hable. Cortter no sabe cómo comenzar primero.

—Hems, —dice, y con una bocanada de aire sobre sus pulmones, regula su temperamento para entregarle los archivos a su esposo para que los lea él mismo. —Lo hemos encontrado.

Las manos de Hemspier tiemblan de nervios. Mira a su mujer esperanzado de que sea honesto cuando ve las lágrimas brotar de sus ojos verdes y su cuerpo tiembla al ritmo de la furia de por fin devolverle el castigo al adjudicado.

—Cortter.

—Debes ir, Hems.

Cortter se pone en cuclillas para llegar al rostro de su esposo, pero Hemspier no desborda ningún sentimiento más que el dominio incesante de postularse para la acción que han esperado por tanto tiempo, —Nuestra hija.

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00:00 AM

Iría ser medianoche cuando sonó el teléfono de línea directa en la oficina 421 del condado especial. Las secretarias de investigación del país se aseguran de cubrir las llamadas con códigos ineptos y los espías chequean la pantalla del tribunal para arribar las noticias del caso 45.679 de Nueva Orleans, que, pese a ser uno de los desenlaces de la pasada Navidad en Estados Unidos, sigue confundiendo a los intelectuales en la búsqueda de aquél avión desaparecido con la Primer Ministro de Inglaterra.

Las especulaciones no tardaron en aparecer cuando de la navegación dieron en el blanco con las novedades del conjunto de Investigación. Pero, incluso si aún nadie iba a descansar y habían pasado dos días y dieciocho horas desde la pérdida, los renegados profesionales quedan boca abiertos cuando deducen que no hay huellas de un atentado ni prístino ni ulterior con la disipación. Sin embargo, Reino Unido exigía una explicación y justicia ante el acontecimiento, y ellos no podían hacer más que alterarse a la impericia del caso.

Mr D, el delegado constitucional, estudia la periferia por sobre su oficina, a una izquierda de la de su esposa, y a una derecha del comando principal, como para perderse todo lo que transcurre en el hiperbólico mecanismo de displicencia. Trae consigo los documentos de la embajada brit��nica, una encripta de amenazas y juramentos de guerras cuya respuesta todavía no han podido contener en las pasadas horas, pero prefiere no entender cuál será el desenlace si aquella aeronave se da por perdida aunque ya la contempla en la punta de la lengua.

Perturbado, Mr D marca al cuarto de su esposa con la aterradora idea que hallarán sus planes y saldrán, para el mal de ambos, muertos en la búsqueda de poderío en Europa. Puede ver a su mujer mirándolo desde el vitral pavorosa e indefensa, con sus aires altaneros y portados de una mujer de treinta y tantos; asechándolo a permanecer bien con tales ojos verdes carcomen en su alma la injuria de su ambición.

—Es lo correcto, Hemspier.

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Estarán allí los músicos sentados en su estrado y con primacía dominarán el arte de las melodiosas arpas y violines. Ella bailará al compás de su propio corazón, que sus pies formarán nubes y su mente se dispersará en la utopía, y sus admiradores formarán tronos debajo de su mundo para recogerla en el descenso al pasar medianoche. Él renacerá en carne y hueso pretendiendo ser un ángel y con su sonrisa ofrecerá su mano a la joven dama. Ella gustosa aceptará y mediante la sonata mantendrá calmado al sonido que emplea su razón de vida, mas él, compensará sus latidos con reconfortantes palabras envueltas en veneno y poco a poco apagará la chista de la doncella en su collar. En el son de la luna, sus almas unirán a la muerte y el rojo vibrante en las cavernas de los océanos despertarán el canto de las doradas melenas y en sus brazos dormirá la codiciada Condesa.

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act 1

Serás el muñeco que he anhelado, el nuevo anzuelo capaz de declarar la ofensiva; el que deberá agonizar antes que todos y evacuará lo que más amamos. Tú serás el actor de un nuevo destino entre los mortíferos, el dirigente de lo blanco y puro: la sarna de bondad y Amor. Coronarás a la penumbra como iniciadora de algo bueno; contradirás nuestros métodos y enredarás sus mentes. Manipularás el mandado como te lo sentencien, asimismo, no tomarás gestiones simuladas. No obstante, cuando alcance el relámpago del combate, tu cuerpo será sobornado a los engreimientos y yo mismo, forjaré de tu éxodo un apacible tormento.

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act 2

Canta alma maldita, clava minuto a minuto una espina en tu centro y solloza como si no volvieras a hacerlo jamás: crea una nueva vida a base de tu agonía y procura darle salud y prosperidad en la oscuridad de tu tierra. Encierra tus lamentos en el rincón más colorido que encuentres y continua empleando el placer del dolor mientras tu rostro se cubre de sangre y los serafines mueren uno por uno. Grita implorando ayuda de lo inexistente y piensa en lo que no llegará: sueña libremente con salir de tus miedos cuanto antes; cree que destruyes lo que ejerces. Una vez que lo hayas logrado tu cuerpo pertenecerá en mis cosechas y tu rostro resplandecerá en mis hermosos jardines; tu amarga esencia será mi próxima bebida y de tus dedos crearé otra cortina. Volverás a recordar así, una vez más, lo que es ofender el respeto al Conde de las Incertidumbres.

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Encontrar los fundamentos válidos para deteriorar mis penas fue y será la razón por la cual dejé de quererle. Suena infantil programar en secuencias el desenvolvimiento de un sentimiento con palabras vacías hacia un corazón roto o una sonrisa cínica por detrás mas no la culpo ni tampoco me desvelo yo obteniendo respuestas al azar de mis acciones mientras la lluvia cae por la ventana y la taza de café se enfría. Sólo encuentro flexible entrometerme en la lectura de voz callada y un reclamo a los indiscutibles para no salir corriendo a buscar el conforte que brindan sus brazos y dejar caer las lágrimas que vengo reteniendo desde la percepción de su partida. Tal vez no fue del todo inteligente aceptar que el amor era un juego macabro entre dos amantes desinteresados en el otro pero cuerpos dándose lo suficiente para amarse o, por lo contrario, fui el único en caer en ojos secos una tarde de otoño junto al parque cuando nos conocimos por primera vez. Pero pese a ser todo lo que querría obtener en el momento, terminé perdiendo el potencial de mí mismo dando el mundo a quien entregaba un sólo dolar en las noches frías de invierno.

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Le redacto a mi mente, a mis memorias; a los días malos y a los buenos: le escribo al retoño de mis rosales, a las sonrisas de mis seres queridos: a los pavores de mis sueños y a los escondites que aún no he descubierto. Le expreso al espejo mi reflejo en versos para calmar las tempestades que atravesamos juntos, a las llanuras de problemas que enfrento todos los días: a las lágrimas que resbalan y a los libros a mitad de leer que dejan una enseñanza en la punta de mi lengua. Escribo, más que nada, a nadie en especial, sólo lo hago para calmar mi sed de encontrar un medio en el cual despejarme, aquí es donde me conozco —no haciéndolo como antes—, donde me siento confortable conmigo y el mundo.

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Los espectáculos de las horas pasan como el canto de las aves al primer pestañeo en la mañana. Mirarte se volvió el lugar exacto en donde los miedos quiebran y las desesperanzas terminan apaciguándose si está allí la clave de todo refrán que he leído en los libros que más conoces. Sin embargo, no estoy segura hasta cuando vuelves a tomar mi mano y las energías que aquellas brindan chispean en cosquillas y sonrojos desfavorables que, por cierto, me da mucha timidez admitir. Sé que hay motivos exactos por los cuales una persona se termina enamorando de otra y también sé lo que requiere necesitar a uno más para ser completo, incluso habértelo dicho trae cierto grado de vergüenza por las mismas razones que ya conoces. Si bien es cierto que soy una máquina de problemas y la gran mayoría del tiempo me gusta hacerte molestar... ¿cómo puedo otorgarle a mis sueños que dejen de involucrarte? ¿cuándo le digo a mis sonrisas que dejen de experimentar si alguien dice tu nombre? O, lo peor en todos los casos, ¿cuándo volverás a darme esa parte que sacaste de mí para poder dejar ir las ficciones de emplearme en buena manera y resurgir en todo lo que necesitas? Porque no sé si lo sabes pero quiero tenerte a mi lado hasta el último momento que los te amo se vuelvan fríos y los sentimientos se vayan a otro lado.

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(...) "Quedó un cuarto de hora al lado de la chimenea mientras Mewi caminaba de un lado a otro buscando atención de sus dueños. Era de pelaje negro con patas tan gordas que dudaron si habían traído a casa un gato o un animal silvestre, pero el pequeño se acurrucaba luego de un tiempo a las orillas del sofá y la joven pareja, entretenida con el movimiento de su larga cola, quedaba admirada y le tomaba fotografías para guardar. Mewi era el más pequeño, y junto con su hermano mayor, un perro mestizo blanco con manchas negras, cuyos años le estaban dejando débiles sus huesos pero aun contenta con la familia, también aprovechaba a instalarse frente al fuego y degustar de un cálido canto mirando la luna."

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sorta thoughts about love (somehow)

Investigar a pesar de las ideologías en nuestras mentes; adquirir experiencias a pesar de la sociedad actual: demandar una simple idea de respeto y amor al igual que encubrir causas injustas termina en la diversidad de un simple sentimiento complejo: amor.

¿Cuán amor habita en el alma de un ser humano? ¿cuánta satisfacción, entrometimiento, dignidad e inocencia se debe tener para dialogar de una terminología más oscura y trágica que aquella misma palabra? ¿cuántos años debe sostener un espécimen cualquiera para corroborar la necesidad de sentir, de proteger, de admirar y diagnosticar?

Tan simple parece en la comodidad de la sociedad actual que cuando cuyas letras se plasman en la mentalidad de un pobre mendigo, sonríe en pureza y se olvida gran parte de sus problemas. ¿Es entonces aquél ‘amor’ capaz de sanarlo todo? ¿es capaz de agrandar el mundo y construir un nuevo hogar?

Tantas investigaciones, experimentos, y necesidades de encontrar respuestas a aquello llevó al simple humano a volverse loco en codicia, maldad y envidia. Sentimientos simples que entrometen la riqueza de un alma oscura y nesciente.

Actualmente, entre todos los prestigios que nos desfavorecen, por cómo se ha llevado a envidiar y sostener el dolo en la punta del alma, encontrarse con cuyas almas habita una esperanza de arte y humildad encadena la necesidad de suministrar dudas, tantas dudas que se quedan en forma de miedo. ¿Pero podría el miedo llevarnos a creer que estamos en lo incorrecto? Tal vez no, sólo nos satura en la protección social que deposita la necia idea que nos deja fomélicos.

Pero, pese a la necesidad de proteger nuestros sentimientos de la oscuridad de un mundo egoísta, la diversidad nos trae y recuerda la grandeza del alma a quienes admiran el arte sin poner un amor por encima. Y tras ello, se contempla la grieta entre lo bueno del alma y lo malo social, donde no hay lugar que sea despojado de increíble, sólo una barrera de mala crianza.

Y ante eso, agradezco la estupidez que transmite el ser humano; la indolencia y los sacrificios por haberme traído hacia ti cuando amar y ser amado realmente es una gran pieza de rompecabezas con altibajos mediocres y vulgares.

Agradezco la serenidad, la paciencia; la verdad. Agradezco la ignorancia y el perdón, porque no hay nada más grato en este mundo que la realidad de una persona cuyo destino contiene amor de por medio resplandeciente del alma, y, porque pese a todo, sostiene una carga y energía tan magnética que resuena en la felicidad ajena sin traer un sostén desigual.

No sabes cuánto te amo y agradezco por ello.

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el problema empezó ahí, al ser consciente de que te quería, incluso, en las historias que aún no había escrito.

No hay lógica alguna hasta que, en las narrativas y poemas, presentí el comienzo de mi fin al observarlas detenidamente. En cada párrafo, como si fuera una protesta contra el futuro incierto, la tinta se terminó corriendo en todas las ‘a’ finales y las ‘h’, cuya letra todavía me cuesta plasmar sin pasarme de las líneas, y ambas forman parte de su bonito nombre, cual no quiero involucrar, pero sé que terminaré haciéndolo de alguna forma. Allí íbamos bien, la correlativa no parecía hacer mención a nuestro pasado, ni la posterioridad a nuestro presente. Sólo éramos dos almas ajenas, porque la mía se quedaba en cada sonrisa brindada al fino papel, y la suya estaba, quizás, en el ensueño por las altas noches de mis madrugadas. Sin embargo, imaginar su rostro en un quimérico sueño, estaba fuera de mis anhelos. Aun no le conocía, y tengo como jurado, haber escrito cada verso para alguien más, con la intención de mostrárselos y hacerle maravillar. La decepción podría ser grande pero el descubrimiento terminó sosegándome. ¿Cuánta casualidad habita en la mente o cuál es el destino de un conjunto de dados en atinar la supresión verbal a costa de detallar aquella joven dama de cristal en mis mil composiciones?