oldwxunds

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Fatin: Nice bottom, Shelbs.

Shelby: Thanks, she’s a basketball player!

Shelby and Fatin:

Toni:

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nobody: toni: sand :)

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Armie Hammer & Alicia Vikander The Man from U.N.C.L.E. (2015) dir Guy Ritchie

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if you support donald trump unfollow me. full stop. hopefully no trump supporters are dumb enough to think they’re welcome here, but seriously. gtfo my page. block me while you’re at it.

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your camera roll but hunter schafer is your gf

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illya kuryakin: a summary (im sorry)

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can’t get out of my head, I need you to save me if I am delusional, then maybe I’m crazy

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dochrcid​:

Sentía que de un momento a otro, todo se estaba volviendo más caótico. Estaba preocupada por la desconocida, esperaba que no muriera y que al menos, pudiera decirle su nombre, o su objetivo en la isla. También comprendía que no todas miraban las cosas como ella, o más bien ninguna, Diana era diferente al resto. Claro que también le preocupaba la seguridad de su gente, ya habían pasado varios años desde el ultimo ataque, habían vivido en paz por mucho tiempo durante su crecimiento. Deseaba que esa paz continuara por mucho más tiempo. Estaba casi segura que su madre no dejaba de pensar en la desconocida como una amenaza para todas, pero algo muy dentro le decía a Diana que ella no era peligrosa.

Siguió protestando para que su madre permitiera sacar a la humana de la celda y llevarla a un lugar más seco, un lugar en dónde podría vigilarla por si ocurría cualquier cosa. La princesa no quería separarse de ella, quería que se recuperara. Pasaría la noche en vela de ser necesario, pero quería mantenerla con vida así fuera lo ultimo que hiciera en ese momento.

Las palabras que apenas pudieron ser pronunciadas, la dejaron inquietas, ¿Cómo que debían proteger la isla? ¿de quien? ¿Quién se avecinaba a ellas?. El corazón de Diana latía con fuerza, quería saber más, pero la contraria se miraba muy débil y eso le preocupaba. ¿y si moría? no iba a poder advertirlas de lo que venía. Escuchó a su madre y apretó un poco los labios. “Si así fuera, ya estuvieran aquí” Intentó ver el lado positivo, hasta el momento nadie las estaba atacando, nadie había ingresado a la isla después de la morena. La carga de saber que, si algo llegara a sucederle a cualquiera, recaería en sus hombros era muy grande, conociéndose, iba a apagarse esa luz que solía caracterizarla, pero estaba dispuesta a correr el riesgo, porque confiaba en que todo saldría bien.

Observó sus ojos, al menos los tenía abiertos, y eso era buena señal, ¿no?. Los labios de la princesa se mantenían entreabiertos, escuchaba con atención cada palabra. “¿Qué? ¿Quiénes vienen?” Preguntó, quería saber más, necesitaba saberlo. ¿Un objeto? ¿Qué objeto sería?. Diana levantó la mirada hacia su madre, tenía muchas preguntas luego volvió a la desconocida. “¿Como? ¿Cómo puedes ayudarnos?” Preguntó mirándola fijamente, parecía que la mujer tenía mucha información, con mas razón es que tenía que sobrevivir, después de esa confesión no podía morir. “Madre…” Expresó cuando la joven se desmayó. “No te mueras” La movió un poco sintiendo aun su respiración. Al escuchar a Hipólita se puso de pie rápidamente dando acceso a las amazonas. “Pueden llevarla a mi habitación, yo cuidaré de ella” Pronunció. Cuando se llevaron a la joven. Diana se giró a su madre y la miró con preocupación. “¿De qué objeto habla? ¿Qué hay en el templo de Artemis?” De niña había escuchado sobre los objetos otorgados por los dioses, pero nunca los había visto. “¿Qué es lo que  buscan?”

si su vida llegaba al final en aquellos instantes, al menos lo hacía con la consciencia tranquila de haberlas podido avisar, aunque lo más justo hubiese sido haberlas intentado ayudar y proteger. sabía que de haber estado consciente y sana, lara no hubiese dudado en demostrar que no estaba ahí como una amenaza directa para ellas o para la isla. pero sabía que su persona estaba siendo perseguida y que, aun a pesar de ser la única que conocía las localizaciones exactas de la isla gracias a los diarios de su padre, había gente que también tenía algunas nociones sobre dónde se podía encontrar dicha isla.

y si en algún momento era capaz de despertar, no dudaría en agradecerle por vida a aquella joven lo que había hecho por ella. antes tenía un objetivo en aquella isla, que era proteger el objeto del templo, pero ahora también tenía el objetivo de proteger la vida de aquella joven. no alcanzó a escuchar sus preguntas, las cuales no hubiese dudado en contestar. en aquel momento todo se volvió oscuro e insonoro. ni tan siquiera era capaz de escuchar su propio pensamiento, y aquello realmente la asustó.

mientras tanto hipólita sentía los nervios cada vez más a flor de piel. aquella paz que tanto habían luchado por conseguir comenzaba a verse amenazada. ¿acaso ares estaba detrás de todo esto? sabía que contar con los dioses era prácticamente inútil y que si se daba un ataque, tendrían que defenderse de la mejor manera posible. la llegada de aquella humana podía ser una bendición o un castigo, según se viese. posiblemente para su hija fuese una bendición ya que las había advertido de lo que tenían que hacer, mientras que para la reina suponía un castigo que implicaba un próximo ataque a su pueblo y a su isla. pero en aquel momento debían de salvar la vida de aquella humana y tratar de prepararse y defenderse de la mejor manera posible. 

un suspiro frustrado escapó de sus labios cuando la humana se desvaneció, y en aquellos momentos sí que temió por la vida de aquella mujer. tras dar la orden a las amazonas y ver como se la llevaban, la reina dirigió la atención a su hija y se cruzó de brazos a la par que le hacía una señal con la cabeza para que caminase junto a ella a palacio. diana se encargaría de custodiar a la humana y ella hablaría con el concejo para poner en situación a las amazonas. la característica curiosidad de su hija salió a flote con aquellas preguntas e hipólita sabía que por mucho que buscase esquivarlas, no iba a ser posible. suspiró mientras caminaban fuera de aquella celda. —ese objeto es a fuente de ártemis alfea, diana.— inició manteniendo la mirada en el frente. —el líquido de esa fuente permite controlar a las personas. la propia ártemis ordenó ocultar la fuente para evitar que alguien pudiese hacerse con ese líquido.— continuó relatando. —sus flechas por ejemplo están impregnadas en ese ungüento y es capaz de provocar la muerte y cualquier enfermedad a quien sea atravesado por ellas.— sus pasos se encaminaron al interior del palacio, deteniéndose en la entrada mientras observaba como las amazonas iban acudiendo a aquella reunión que había convocado. — nadie ha conseguido saber cómo acceder a esa fuente, pero si esa humana nos ha advertido, es porque saben cómo llegar hasta ella.—  la mirada de hipólita se poso en su hija, llevando las manos a sus hombros y suspirando después. —ahora ve con ella y cuando despierte, avísame.— se acercó para dejar un beso en la frente de diana y separarse para dirigirse al salón real, donde esperaban las demás amazonas.

[...]

ni tan siquiera sabía cuanto tiempo había pasado desde que perdió por completo la noción del espacio y el tiempo, pero se sentía totalmente agotada aun a pesar de recién despertarse. le costó abrir los ojos y se removió con levedad para incorporarse cuando un fuerte pinchazo en su costado le hizo detenerse. un pequeño quejido de dolor escapó de sus labios y abrió los ojos totalmente desorientada. —¿dónde estoy?...¿qué ha pasado?— cuestionó en un susurro, con la voz ronca.

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stratuswrites​:

Asintió cuando ella preguntó si estaba bien. Estaba mejor que nunca. Jamás se había sentido tan viva hasta que besó aquellos labios de caramelo. Estaba flotando en una nube y nadie podría bajarla de ahí mientras estuviera al lado de Carmen. Le encantaba esa sensación tan placentera y cálida que era pegarse a ella en un tiempo tan frío y seco como aquel. Odiaba estar sola y el frío que provocaba.

Se olvidó por completo de los cafés pero tampoco eran importantes en ese momento. En cuanto llegaron al sofá, Raquel se echó, haciendo que crujiera la tabla que había puesto debajo de esos cojines más que desgastados por el tiempo. Dio un par de palmadas para que se sentara a su lado y llevó una mirada hacia su pila de discos de vinilo. En ese momento le hubiera gustado poder poner algo para amenizar la visita.

obtener aquella respuesta silenciosa la hizo suspirar mucho más tranquila. dejó una última caricia en su mejilla cuando se separó por completo, y no pudo evitar añorar su cercanía porque un frío invernal recorrió su cuerpo por completo. pero tardó poco en bajarse de aquella encimera y caminar tras ella sin dejar de sonreír.

poco tardó en sentarse a su lado, y no dudó en ladear su cuerpo para quedar frente a ella y mirarla con una sonrisa tonta. su cuerpo no dejaba de pedirle que volviese a acercarse a ella, porque en aquel momento solo quería estar lo más cerca posible de ella. observó cómo miraba la pila de discos, y aún a pesar de que le resultaba de lo más interesante conocer más sobre aquella colección, Carmen solo se pudo quedar admirando el perfil de la morena, mordiéndose el labio con suavidad. aquella morena había sido lo mejor que le había pasado en mucho tiempo, más del que era capaz de recordar.

pero aquel ambiente que habían creado se vio perturbado cuando unos golpes en la puerta. carmen se asustó y dirigió su mirada de la puerta a la morena, sin decir nada por si acaso. por un momento se pensó que la habían pillado y que su padre se había presentado para ir a buscarla y echarle la mayor bronca de su vida, sin embargo, escuchar el nombre de la morena al otro lado de la puerta no la hizo sentir menos nerviosa.

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stratuswrites​:

No había conocido a ningún hombre que la mirara como Hugo la miraba a ella. ¿Qué era aquello que le había cautivado tanto? Ella simplemente fue ella misma, hasta había cometido el peor error de su vida al irse sin avisar de todo aquel drama que surgió sin que ella lo quisiera. Pero aquello parecía tan lejano que hasta Gabbie no creía que fueran las mismas personas.

Ahora, cuando se quedaba prendada de aquellos ojos azules y esa pequeña isla marrón en su ojo izquierdo, pensaba en toda una vida con él. En un futuro que estaba deseando poder cumplir con él, donde nada ni nadie pudiera separarlos porque el amor que sentía era más fuerte que cualquier fuerza natural, que cualquier supernova o Big Bang.

Se sonrojó sin decir nada cuando él habló, la manera en la que le estaba observando era demasiado como para que ella pudiera responderle con palabras. Sus manos se posaron en el pecho de él y su diestra acarició su mejilla, devolviendo aquel beso tan tierno que le había dado. Rió por su comentario y se mordió el labio divertida. 

          —Genial… ¿Y cuál es mi premio…?—le preguntó juguetona.

podía hacer perfectamente una lista con todas y cada una de las cosas por las que hugo se había enamorado completamente de ella. su forma de ser, tan honesta y transparente, junto con su profesionalidad y perfección a la hora de trabajar eran sin duda las cosas que más le habían atraído, sin contar con la química que hubo entre ellos desde el primer momento.

aquel recuerdo había quedado casi olvidado, porque sentía que eran personas completamente distintas a por aquel entonces pero que aún mantenían aquella esencia que los había unido desde el primer momento. tan solo de pensar en una vida junto a ella, la felicidad lo recorría por completo. estaba deseando que conociese a su familia, sabiendo que tanto sus padres, como su hermana pequeña, iban a quedar igual de prendados con ella que él.

le encantaba ver aquel rubor en las mejillas ajenas, el cual solo conseguía resaltar en color de aquellos ojos que tanto adoraba ver. disfrutó de sus caricias, ladeando su rostro para dejar un pequeño beso en la palma de su mano antes de mirarla a los ojos de nuevo. 

—hoy puedes elegir tu premio.— susurró contra sus labios con la voz ronca mientras que una de sus manos descendió hasta su muslo, adentrándola lentamente por debajo de su vestido para acariciar la nívea piel de la rubia directamente.

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FELIZ AÑOO

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Send 🤔 + anon questions for my muse

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stratuswrites​:

Por mucho que estuviera con otra mujer, Raquel sabría que lo que estaba experimentando en ese momento no era una cosa común. Sus labios parecían encajar perfectamente con los de la rubia; el corazón le daba mil vueltas, como queriendo salir de su pecho e ir con el de la contraria. Jamás había sentido algo así y estaba comenzando a estar un poco confusa. 

         —¿Estás cómoda aquí…?—le preguntó cuando se separó para tomar aire, pero volviendo a sus labios sin espera alguna.—Podemos ir al sofá aunque es igual de duro que la encimera… por lo menos tenemos cojines.

No sabía muy bien cómo actuar en esa situación. Sabiendo que era la primera vez de Carmen, no podía llevarla directamente a la cama y perderse entre las sábanas; tampoco lo quería. Prefería ir poco a poco con ella, conocerla y saber qué tan distinto era su mundo del de ella. Disfrutar de las diferencias y de los momentos juntas.

nunca antes había conectado con alguien como lo había hecho con raquel y tal vez era ese el motivo por el que se había lanzado a dar su primer beso y dejarse llevar en aquel mundo completamente desconocido para ella, pero que sin embargo esperaba que aquella morena le enseñase con aquella calma con la que la estaba besando.

suspiró contra sus labios en el momento en que se alejó, y por acto reflejo buscó de nuevo volver a sentir aquel cosquilleo. su mano continuaba acomodaba en su nuca, y descendió por sus hombros hasta acomodarse en su pecho. —estoy bien... ¿tú lo estás?— y realmente era la primera vez en mucho tiempo que lo podía decir. — vale.— terminó por dejar un pequeño beso en la comisura de sus labios antes de dejar que la morena separarse de ella para bajarse de la encimera y caminar hacia el sofá.

aunque por fuera intentase mostrar que no estaba nerviosa, por dentro no sabía qué hacer o cómo actuar, porque nunca había estado en una situación así. pero lo que más agradecía que no se sentía incómoda pues las formas en las que la morena se estaba comportando con ella la hacían sentir muy bien.

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dochrcid​:

No iba a ser sencillo convencer a su madre, eso lo sabía, como reina, siempre era firme a sus decisiones, y siempre eran para proteger a su gente, a sus amazonas, a su isla. Eso lo entendía perfectamente. Lo entendía porque ella haría exactamente lo mismo de estar en su lugar, sin embargo, Diana se regía mucho por la igualdad, por la justicia y la paz, y eso era lo que quería para el mundo, no solo para su isla, sino para el planeta.

Las personas que habían llegado a descubrir y penetrar en la isla habían encontrado su muerte, cuando era más joven, creía que muchos eran inocentes, pero a como iba  creciendo y enterándose de lo que sucedía, entendía que de alguna manera lo merecían, y que su muerte era justa para la salvación de todas. Asún así, en la desconocida, no había visto señal de querer atacar, si, estaba herida, pero bien pudo haber aprovechado ante cualquier descuido y no lo hizo.

Quería entender las razones de Hipólita, sabía que tener un humano en la isla era peligroso, tal vez personas malas la seguían, pero no podían saberlo, además de que ya llevaba tiempo ahí, y nada había pasado. Su atención estaba puesta sobre su madre, y ante las guerreras a quienes había impedido el paso, por lo que no escuchó que intentaba hablarle, no quería que la dañaran, estaba arriesgando mucho al ponerse en contra de su mamá, la reina. Pero tenía que intentarlo, al menos hasta que se le diera un trato justo a la mujer moribunda.

“No es un peligro mamá, al menos no en este estado, no sabemos a que ha venido, y no ha intentado nada, y por lo que escuché ni siquiera había atacado a nadie cuando fue herida” Explicó sin despegar la mirada de la reina, agradecía que hubiera tenido la acción, y que la escuchara, solo esperaba tener éxito en su petición. “Y lo haremos, estaremos a salvo” Tragó con dificultad y humedeció sus labios. “Mírala, tal vez ni pase la noche” Eso era cierto, al menos así lo pensaba por el estado en el que la miraba, la ropa mojada, el frío de la celda, la herida no ayudaban en nada. Su rostro se relajó al escuchar a su madre aceptar que tendría un juicio, asintió totalmente de acuerdo con lo que estaba diciendo, le parecía lo más justo, además de ayudarla a sobrevivir esa noche. Entonces escuchó lo siguiente y sostuvo la mirada a la reina amazona. Claro que esperaba que nada ocurriese, porque iba a sentirse muy mal si algo ocurría, si alguna de sus compañeras saliera herida. ‘Quedas advertida’ Finalizó su madre a lo que la joven princesa asintió para hacerse saber que entendía las consecuencias. Nada sería más horrible que cargar con la muerte de alguna amazona, o el daño a su isla. “Gracias, madre” Le agradeció cuando dió la espalda  y entonces Diana se giró hacia la desconocida.

Volvió a arrodillarse para estar un poco más a la altura de la contraria y revisar que siguiera respirando. “Estarás bien” Dijo casi como un consuelo, sabía que a su madre no le iba a parecer que se arrodillara, pero no le prestó mayor importancia. 'Diana’ Su madre iba a protestar. Sabía que lo que iba a decir a continuación no le iba a parecer en nada a su madre. “Tenemos que sacarla de aquí, dejarla en un lugar cálido para que se recupere,  si pasa la noche, llevarla a las aguas” Le parecía correcto. 'Diana, he permitido que siga con vida, no abuses de mi buena voluntad’ Expresó su madre. “Una celda no es lugar para recuperarse” indicó y volvió nuevamente la mirada a la recién llegada. Entonces escuchó lo siguiente “¿Qué? ¿Qué fue lo que dijiste?” Las palabras le causaron gran impacto, e Hipólita se colocó detrás de su hija con una mirada severa.

si la situación fuese diferente, no hubiese dudado ni un instante en hacer ver sus intenciones. no quería para nada atacarlas, ni ponerlas en peligro, aun a pesar de que su llegada a aquella isla pudiese haber sido seguida, pero prefería pensar que no, que había llegado con la suficiente ventaja como para advertirlas, ayudarlas a proteger el objeto, la isla, y con eso la vida de todas ellas. los cálculos de su padre nunca habían fallado, y si aún mantenía su mochila con sus anotaciones, todo sería mucho más fácil. esperaba que la creyesen, y que de alguna manera intentasen salvarla, ya no por seguir con vida, sino para cumplir el cometido que su padre le había legado con su repentina muerte. tan solo necesitaba aquel objeto a salvo, tan solo eso y volvería a su vida en londres.  

y si fuese consciente de lo que estaba sucediendo en aquella celda, ella también hubiese entendido la postura de la reina, al igual que la de la princesa. todo el mundo merecía un juicio justo, pero cuando la vida de tantas personas estaba en peligro, tal vez el sacrificio era mucho más importante. sin embargo, no tenían ni idea de que si lara moría, su destino y el de la humanidad estaba en peligro, por eso mismo tenía que sobrevivir y detener a trinity. 

realmente se estaba esforzando por mantenerse consciente y poder defenderse de la única manera en la que era capaz en aquella situación, por lo que, aun a pesar de escuchar la conversación como si las separasen varios metros de distancia, si llegaba a sobrevivir a aquella noche, no dudaría en agradecerle por el resto de su vida a aquella mujer el haberla curado y velar por su vida en aquella situación tan crítica. lara sentía miedo de no conseguir salvarse, y no dudó en suplicar por su vida y dejar que la lagrimas terminasen por caer por sus mejillas. las palabras de la morena no tomaron por sorpresa a la reina, quien negó con su cabeza y dejó escapar un profundo suspiro. — aún en ese estado supone un peligro, ¿y si vienen después más de los suyos? — Hipólita realmente comprendía a su hija, aún a pesar de contar con un carácter estricto y severo, la monarca también tenía su punto de sensibilidad y humanidad. era evidente que también estaba preocupada por el estado de aquella humana, pero como reina que era, a veces las decisiones no podían contentar a todo el mundo. y de la misma manera, la decisión de que su única hija fuese la responsable de las acciones de la humana, y de las consecuencias que su llegada podían tener tampoco fue una decisión fácil, pero por encima de todo se encontraba su obligación de mantener el orden y el bien común. y diana, al igual que ella, tampoco estaban exentas de aquella responsabilidad. 

las palabras que pudo pronunciar no fueron en vano. escuchó de nuevo la voz de aquella mujer y tragó saliva cono dureza antes de volver a hablar y buscar su mirada. —el templo de ártemis... tenéis que protegerlo... vienen a por un objeto que está en su interior.— comentó con al voz temblorosa y entrecortada por el frío que recorría su cuerpo, sin embargo hizo el esfuerzo por seguir hablando. —yo puedo... puedo ayudaros... por eso estoy aquí...— apenas pudo pronunciar nada más porque se desmayó fruto de que su cuerpo no resistía más. aquellas palabras no pasaron desapercibidas para Hipólita, ni para ninguna de las amazonas que ahí se encontraban presentes. si lo que estaba diciendo aquella humana moribunda era cierto, debían actuar cuanto antes. por eso mismo hizo una señal a las guardianas. —llevadla hasta el palacio, rápido. y procurad que sobreviva.— ordenó la reina mientras que a otra guardiana le indicó que convocase a las amazonas. debían estar preparadas porque las cosas no pintaban nada bien.