La carta
Abuela,
Han pasado tantas cosas estos últimos años que tú no has estado. La vida ha seguido siendo vida sin ti y eso me duele en el alma. Sigo echándote de menos, sigo pensando que mañana te voy a ver, sigo sintiendo que acabas de estar otra tarde más en casa, sigo creyendo olerte o escucharte, pero no estás.
Quisiera contarte todo lo que ha pasado en este tiempo. Estamos bien, abuela. Pero seguimos echándote de menos. Espero que estéis bien por allí arriba y que estéis orgullosos de los pequeños pasos que cada uno de nosotros estamos dando. Sé que nos protegéis de alguna manera de que no sea todo tan malo y sé que siempre estáis a nuestro lado, aunque no os podamos ver.
Hemos crecido, hemos aprendido, nos hemos mudado, hemos perseguido nuestros sueños y aún lo seguimos haciendo. Estamos tan cerca de ser lo que queremos ser que aún no sé como gestionarlo. Hemos vivido una pandemia, ¿te lo puedes creer? Nos encerraron por unos cuantos meses, llevábamos mascarillas para salir, nos daba miedo interactuar con otras personas. Esto parecía un apocalipsis. Pero dos años después, todo ha vuelto a ser lo que era.
Hemos aprendido sobre salud mental, sobre prioridades, sobre los sueños, metas. Abuela, quién me iba a decir a mí que iba a conseguir todo lo que he conseguido. Esto más cerca de lograrlo cada día. Estoy a tan solo unos meses de tener lo que siempre he querido tener, estar donde he querido estar, vivir como siempre me merecí vivir. Libre, abuela, libre.
Siempre me he sentido la oveja negra de la familia, la que más a su aire iba, o la que más cosas hacía porque quería. Tú lo sabías, abuela. Sabías que iba a lograr todo lo que me propusiera tarde o temprano. Por eso nunca me cortaste las alas para imaginar, para soñar, para experimentar, para creer en mí. Te faltó tiempo para enseñarme más de esta vida, sé que te fuiste sabiendo que aún me quedaba mucho por aprender de ti. Pero abuela, sigo aprendiendo de ti, aunque tú no estés.
Mamá me está llamando, y lo único que me apetece es hablar contigo, preguntarte cómo fue tu vida, cómo superaste los momentos de debilidad, si fuiste feliz. Quiero saberlo todo sobre lo difícil que fue para ti vivir esos tiempos, como luchaste contra todo para lograr tu sitio. Pero no me queda tiempo, no nos quedó tiempo. Te fuiste rápido, sin querer yo darme cuenta ya no estabas.
Abuela, te prometo que esta vida la viviré como si fuese lo único que me queda por hacer. Te echamos de menos, a ti, al abuelo, a los titos, el primo, a todos.
Te quiere mucho,
La bicho.
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