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...tô tentando dormir e lembro de alguma coisa engraçada.
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❤︎ƈʏɮɛʀ ɢɦɛᏆᏆօ ͼ(ݓ_ݓ)ͽ❤︎
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Chirrionazo #tlacololeros #mochitlan #chirrion #folklore #fiesta #pueblo #mochitlan #danza #méxico
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LOST MEMORIES (French, English Subtitles)
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Los Juegos del Hambre - Desafio Final
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#MiPrimerAcoso
Tenía 11 años e iba camino a la papelería a comprar cosas que necesitaba para hacer mi tarea. Eran alrededor de las 5 de la tarde, la papelería estaba a dos calles de mi casa, no había nada que temer porque caminaba a plena luz del día a un lugar que estaba cerca de la seguridad de mi casa.
Tenía que ir sola porque las circunstancias de mi familia así lo dictaban, pero odiaba salir sola a la calle porque eso significaba tener que interactuar sola con el mundo, y en mi cabeza intentaba tranquilizar mi miedo y ansiedad repitiéndome que todo estaría bien, que lo único que tenía que hacer era cruzar un par de palabras con una persona. Porque hasta ese momento mi único miedo era el de tener que hablar con la gente, porque por mi cabeza no pasaba que alguien pudiera hacerme algo. Porque eran las 5 de la tarde a plena luz del día. Porque sólo tenía 11 años.
Y sin embargo ese día camino a la papelería, ese mantra que me repetía siempre antes de salir no funcionó, porque caminando hacia mí venía un hombre de unos 25 años, vestido con una camisa garigoleada de color café y jeans, de cabello largo y anteojos. En cualquier otra circunstancia no lo habría notado ni recordaría su rostro con tanta nitidez, pero venía hacia mí, y no había nadie más en la acera, y lo vi acercarse y levantar su mano hasta mi pecho y tocarme, y lo vi sonreír de la manera más asquerosa, para después alejarse.
Estoy segura que me volví de color blanco y me quedé paralizada sin saber qué hacer. Cuando me pude mover miré a mi alrededor y no había nadie más que ese hombre alejándose. En mi cabeza intentaba procesar lo que acababa de pasar, el tiempo pasaba rápido y lento al mismo tiempo ¿debía volver a mi casa?, ¿debía ir a la papelería siendo el manojo de nervios que era en ese momento e interactuar con la señora que atendía?, ¿qué debía hacer?; y si regresaba a casa ¿cómo le explicaba a mi mamá lo que acababa de pasar?, no por miedo a una reacción negativa de mi mamá hacia mí, sino porque simplemente no sabía cómo decir o explicar lo que acababa de pasar, porque yo no sabía que eso podía pasar.
¿Por qué lo hizo? me preguntaba con la garganta hecha nudo mientras finalmente retomaba el camino a la papelería. Esa pregunta resonaba más fuerte en mi cabeza cuando iba de regreso a casa, con miedo a volverme a topar con ese hombre. Y llegué a casa y no supe decir nada. Ahora estoy segura que si se lo hubiera dicho a mi mamá ella habría salido armada con lo que encontrara para buscar al cabrón que se atrevió a humillarme y molerlo a palos. Y no es que lo dudara en ese momento, pero simplemente no sabía cómo explicar lo que me acababa de pasar.
Decidí callarlo, porque no lo entendía, pero ese suceso sólo sumó un miedo más a mi personalidad ansiosa, sobre todo al momento de salir a la calle. Hasta que estaba en la prepa lo empecé a comprender y a procesar, pero decidí seguir callándolo porque habían pasado ya muchos años.
Después de esa vez, vinieron más, desde el wey que cuando te devuelve el cambio te roza la mano lanzándote una mirada lasciva, al arrimón en el metro, pasando por los “piropos” y chiflidos en la calle. Y entonces te das cuenta que no importa lo que te pongas, si eres bonita, delgada, gorda, morena, güera, ninguna nos salvamos.
Fue en el metro cuando me atreví a hablar por primera vez, el movimiento del morro que estaba atrás de mí era demasiado y decidí exponerlo, nadie hizo nada, pero de alguna manera yo me sentí un poco liberada. Al salir del vagón por supuesto que me estaba temblando hasta el alma, pero me di cuenta de que yo no hice nada para que se acercara a mí de esa manera y que estaba en todo mi derecho y que incluso era mi obligación hablarlo, porque simplemente no está bien que estas cosas sucedan.
Porque ninguna pedimos las miradas o palabras que nos lanzan en la calle, y odio, como todas, que me chiflen, no hay manera de sentirse halagada con eso, y ahora creo firmemente que la manera de empezar a terminar con esta situación es hablándolo, enfrentando y exponiendo.
No sé si a ti te ha pasado, y debo confesar que es uno de mis más grandes miedos cada que te veo salir por la puerta sola, pero jamás te diré que no lo hagas, porque te quiero ver independiente y valiente, y te quiero decir que está bien decir las cosas, y que si alguien te acosa de la manera que sea, está bien enfrentar y denunciar, la mayoría de las veces se trata de patanes cobardes que en cuanto los confrontas se les cae el pito.
Y te quiero decir que deseo que esto deje de suceder, porque no quiero que te pase a ti, porque quiero que cuando salgas a la calle no pienses si tu atuendo es el correcto, para que no tengas miedo. Porque te quiero viva y segura en cualquier lugar al que vayas, sola o acompañada.
Porque te quiero.
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Les Pianos Publics (français) from Bleublancrouge on Vimeo.
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Cuenta la leyenda que para ser diseñador en México se tiene que escuchar sólo “rock en tu idioma”, todos los días.
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Pregunto por qué los diseñadores siempre escuchan a Panteón Rococo, Los fabulosos cadillacs , Los de abajo, etc. y me contestan... Porque estudiaron en la ENAP.
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