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No había sido demasiado el esfuerzo del destino para que casualmente, en la llegada la princesa, el monaguense se encontrara presente, presenciando el suceso. Más era evidente que jamás podría darle el rostro, ahora las cosas se complicaban de una manera peor, ¿acaso era el karma que también venía por él? No podía controlarse en los días siguientes, no conciliaba el sueño y tampoco salía del bar de la mansión, donde el licor le mantenía ocupado y con los recuerdos y la perturbación borrosa. Sin duda, aquella carga seguía recayendo en sus hombros aún después de tantos años y es que por primera vez en tiempo, esa fuerte e intocable psique que cargaba, se veía atacada. No era un cobarde, pero la idea de enfrentar a la morena, parecía acercar su aura demasiado a aquella definición. Estaba ya entrando la noche cuando unos golpes fueron recibidos en su pared, todos provocados por el fuerte torso de su mano, que ahora se mostraba morado y rojizo al mismo tiempo, la alfombra de su habitación quizás debería incluso ser cambiada en algún momento pues los paseos interminables que daba ahí, empezaban a mostrar sus noches de deambula. Conciso, abrió la puerta de su cuarto y salió con su espalda erguida, mostrando un faceta fuerte y apretando la mandíbula. Parecía decidido, aún cuando en su interior todo estaba vuelto un averno de temor. Se dirigió con ímpetu hacía la búsqueda de la filipina. Así mismo y por irónico que pareciese, no tardó demasiado en ubicarla en una de las salas comunes. El verla ahí, hizo revolotear sus pestañas un tanto, queriendo aclarar su vista y al mismo tiempo, desterrar sus temores de su mente. ​❝ Tessa. ❞ ¿Qué podría decir en un momento así? Darle la bienvenida parecía rídiculo, si eran años en los que su contacto había sido cortado de tajo y ni siquiera podía decir que tenía derecho alguno a buscarle siquiera, más era impulsivo y ahí se encontraba, arriesgando todo. ( @tessalexm )

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 Jensen Ackles | 11x23 Alpha and Omega (BTS) [x]

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irinakrv !

“Woah, en efecto: nada mal. Pero una bola rayada entró ¿No se supone que sólo debes meter las de un solo tipo o es una especie de vale todo?” cuestionó ladeando la cabeza a un lado al tiempo que una burlona sonrisa aparecía en su rostro. El billar no estaba ni de cerca en su lista de pasatiempos ni aficiones, ni siquiera se habían tomado la molestia de enseñarle a jugar como correspondía y quería cambiar eso en aquel momento. “Igual lo más importante: enséñame a jugar, ¿por favor? O tendré que cambiarte por compañía más eficiente.” 

❝ Es libre, ahm, pool continuo si nos vamos por tecnicismos. ❞ Explicó con una sonrisa, poco antes de escuchar aquella oración tan osada por parte de la rubia. Alzó entonces una ceja, mientras mantenía silenció y mostraba un mohín de duda, poco después se acomodó en uno de los extremos de aquella mesa y calculando, se inclinó en el sitió adecuado para preparar su tiro a la bola blanca, al hacerlo, esta proporcionó un golpe perfecto justo en el medio de dos bolas, provocando que ambas entraran a los hoyos correspondientes. Miró a la rubía y se hundió de un hombro con una sonrisa. ❝ Sí, creo que yo puedo resultar completamente eficiente. ❞  Carraspeó en una voz profunda que emanaba confianza.

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rcdprincess !

La fémina observó el rostro de su opuesto, previamente al resultado del movimiento sobre la mesa del juego. Para protestar. “¿Es en serio?” reclamó, colocándose al otro extremo de la superficie plana. “Ese tiro fue pésimo. Lo digo yo, que no tengo la más retoma idea de cómo se juega esto” contempló entre tenues risas, observando los diferentes objetos coloridos, sobre la tela aterciopeladas.

❝ Si tu lo dices. ❞ Mostró una faceta bastante divertida mientras enarcaba ambas de sus cejas. No estaba acostumbrado a llevarles la corriente a las mujeres, en absoluto, esa no era la manera en que había sido criado y no comenzaría a desafiar la enseñanzas de su madre en ese momento, en algo tenía razón la pelirroja, podría haber tiros mejores, incluso él había admitido que aquel movimiento no había sido el mejor, pero tampoco debía tomarlo como pésimo pues estaba seguro que en dos tiros, quizás tres más, lograría acabar con las bolas rayadas. ❝ Que mal de cualquier manera, planeaba apostar contigo unos tragos, quizás debería enseñarte a jugar primero. ❞ Ladino se permitió volver a un estado más jovial y risueño.

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princecancer !

❝Qué profesional…❞  Soltó una risa mezclada con un poco de entusiasmo.  ❝ Oye, ¿no que me enseñarías? Porque, vamos, no quiero pasarme toda la noche viendo como te luces solo. De ser el caso mejor me voy al bar.❞ Le desordenó las bolas para que parara, luciendo una sonrisa de niño travieso esperando, quizás, obtener alguna señal de enojo ante aquella acción. No quería nada de juegos serios y profesionalismo, sólo aprender a jugar.

Sonrió y dejó salir una rica socarrona mientras volvía a acomodar aquellas bolas entre su triangulo, perfecto para formar la pirámide. Su tiro no había sido el deseado y su obsesivo lado perfeccionista se lo gritaba en su interior. ❝ Claro. ❞ Se hundió de un solo hombro mientras mostraba una sonrisa amena y cordial. ❝ Pero tendrá que ser otro día, porque ahora soy yo quien quiere ir al bar, ¿vamos? ❞ Limpió sus manos, eliminando la tiza del taco de billar y miró con su rostro ladeado al menor, pues el comentario aquel le había recordado la razón primordial por la que había salido de su habitación, quería un trago.

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auroravanderwoodsen !

La atención de la rubia fue captada en cuanto el castaño habló, así que volteó para poder verlo y se cruzó de brazos mientras que miraba lo que hacía. Su talento en el billar era -10, no sabía absolutamente nada de este y las dos veces que había tratado de jugar habían sido fracasos absolutos, aunque bueno, las personas con las que había jugado también eran igual de pésimas que ella, así que eso debió influenciar. Al ver lo que logró, la americana soltó una risa por lo bajo y aplaudió  ━Vaya talento, Pierre. Yo no podría meter una sola ni con diez tiros. ━ bromeó, terminando por burlarse de sí misma.

Alzó su mirada para captar perfectamente a la rubia que le observaba amenamente, de alguna manera, la sonrisa de la contraria se contagió en sus carnosos al mismo tiempo que bajaba la mirada para observar las bolas que quedaban en la mesa y planear el siguiente movimiento, si calculaba bien y apuntaba con precisión, quizás podría meter las últimas tres bolas rayadas de unos dos tiros. ❝ ¿No quieres intentarlo? ❞ Señaló con un leve movimiento de cabeza. ❝ Quizás yo podría ayudarte, todo es respecto al maestro. ❞ Presumió con un leve guiño.

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thavssaxs !

❛ esto debe estar magnetizado a algo por el estilo. ❜ asomando e inclinando su cabeza dibujaba una faceta confundida, no entendía como el ajeno había podido lograr hacer aquel tiro, era completamente imposible, o al menos así lo pensaba ella, la italiana que debía tener quizás cero coordinación para aquel tipo de juegos. ❛ deberás enseñarme como hacer eso… o jugar en absoluto. ❜ se recargó con sus delgados brazos en la mesa y miró, aun absuelva en impresión aquellas bolas de billar.

Le parecía bastante cómico aquel comentario dirigido con tanta incredulidad de parte de la rubia, pues si bien era bueno como para ser acusado de fraude, quizás debía sentirse halagado. ❝ Te puedo mostrar ahora mismo. ❞ Asintió con una sonrisa ladina. ❝ Es decir, si su majestad no tiene algo mejor que hacer. ❞ Inclinó uno de sus hombros, se permitió eliminar unos cuantos centímetros de distancia entre él y la ajena.

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princevyrwell !

El rubio estaba sentado sobre la pequeña barra de madera que separaba los billares del resto del bar, observando cómo el otro príncipe jugaba. Prestó atención a sus palabras y luego a sus movimientos, hasta ver cómo cuatro bolas entraban en los agujeros de una sola tirada. —Wow—. Admiró impresionado, pues él no sabía colar ni una sola de aquellas. —Algún día tienes que enseñarme. Aunque no ahora—. Rió con suavidad y se llevó la pajita de la bebida a los labios para dar un trago.

❝ Sí, creo que podría enseñarte algún día de estos. ❞Replicó en un tono divertido, pues el príncipe ajeno le recordaba a un infante cualquiera. No esperaba sentirse de tan buen humor aquella mañana, y de alguna manera, lo estaba, quizás tenía algo que ver con la princesa desnuda que había despertado en su cama después de la noche anterior, pero cualquiera que fuese la respuesta, debía ser aprovechada, pues de alguna otra manera, su respuesta al rubio, no hubiera sido tan amena.

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aitanaqueen !

Llevaba media hora esperando a su hermano, y ya no sabía ni por qué demonios lo hacía si posiblemente el muy estúpido la iba a dejar embarcada de nuevo, como todo el mes que llevaban allí. Suspiró, pasándose por el lugar hasta que se halló distraída en la mesa de billar, donde un par de chicas estaban bastante amistosas con el hombre que intentaba impresionarlas. Los ojos azules de la portuguesa se achicaron cuando éste hizo el movimiento, y luego los entornó. Odiaba a ese tipo de personas, y suponía que era por culpa de su mismo hermano, y además, Darius. Ambos hombres hacían ese tipo de cosas para ver a quién podían llevarse a la cama. Claro que ellos tenían diferentes talentos, como el tiro al arco, dardos, espadas… “Fantástico, supongo.” Comentó sin darse cuenta de que, en vez de decirlo en su mente, lo hacía en voz alta. Tanto que llamó la atención de una de las chicas en la mesa de billar. Ups.

Sonrió de una manera fascinante cuando aquellas monarcas y otras mismas mujeres que se hospedaban en el hotel quedaban encantadas con su habilidad, la cual si bien no había estado presente como el buscaba en aquel tiro, había bastado para que aquellas femeninas chillaran lo suficiente embelesadas. El único tono que captó de momento en un sacudido su orgullo, fue el tono tan apático en voz de una de las mujeres en la parte trasera. Alzó su cuello lo suficiente para buscar a aquella mujer, que había capturado su total atención. No fue demasiado para el monaguense el recordar y reconocer ese tan bien definido rostro escoltado por aquellos redondos y tan atrayentes zafiros. Abriéndose paso mostró en su rostro un pequeño gesto, que entre el aire dibujaba una disculpa dirigida a su público femenil, quienes se dispersaron acto seguido. Con pasos de plomó y una sonrisa peligrosa en sus carnosos, de acercó a la princesa. ❝ Aitana Vinonia De Oliveira, princesa de Portugal. ❞ De manera inmediata mostró una pequeña reverencia, casi nula pero basta en realismo, exhibiendo total educación a su entonces, futura esposa.

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thyrawr !

La de mechones chocolate, que había accedido a tomar un lugar cerca, tan solo observó, bastante impresionada ante el movimiento de las bolas encima de la mesa. Era claro que el muchacho tenía experiencia y era todo el profesional, de esos que hacían trucos de fantasía y producían más de una caída de quijada. La danesa rió justo después de escuchar aquel comentario, bastante entretenida con aquella muestra de autocrítica. “No sé porque querías que observara tu magia. Sí eres tan bueno para elogiarte solo, no creo que necesites mi ayuda.”

Sonrió encantado por la risa de la ajena. Se hundió de brazos y recargó aquel palo largo en el suelo, no sin antes tomarlo con su mano para jugarlo en su palma. Observó unos segundos la mesa, que ahora contaba con solo tres bolas rayadas más, apartando la negra de número ocho. Se inclinó levemente ya avanzando unos metros para rodear aquella mesa y con suerte, quedar a un lado de la princesa. ❝ Oh, vamos, si soy bueno y no tengo a nadie que me lo elogie, ¿de que sirve entonces? ❞ Calculó unos segundos sin despegar su orbes girasol de la posición de las bolas sobre la mesa, para así con un tiro certero, meter dos más, faltando solo quizás dos jugadas más para ganar aquella partida.

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Sí, tenía el dinero suficiente y el poder basto para comprar aquel resultado, lo tenía y había hecho uso de este, por aquel motivo, no permitiría que nadie más llegara a dar el precio adecuado; sabía que su hermana no resistiría el pujar por él, le conocía, después de todo y se había asegurado que la puja por el, diera terminando tan pronto ella ofreciera su monto. Después de todo, solo tenía una sola y única razón para estar en aquel lugar y eso era el encarar a su hermana, que bien ya se había dado una vida de la buena y era tiempo que de enfrentara sus errores, era momento de que pudiera poner en alto su orgullo. Su sed de venganza era grande, necesitaba ver aquellos ojos que una vez tuvieron fuego en sus brazos, mostraran más que miedo, remordimiento. Se preparaba entonces para no perder más tiempo, tan pronto la subasta había terminado había mandado a un sirviente a avisar a la mujer que le esperara en el bar, y si bien no hacía lo acometido, le buscaría, ya que le tenía vigilada. Subió a su suite y tomó una ducha, un encuentro de sentimientos pasearon por su cabeza mientras dejaba que las tibias y medidas gotas de agua cayeran sobre su cuerpo. Terminando dio una mirada al espejo de su tocador, limpiando el vapor ahí empañado, se miró directamente y en sus ojos solo podía presenciarse nada más que hastía, irritabilidad y más que nada soberbia. Ya en el lobby, todo cambiado y preparado, se dirigió al bar, para buscar con la mirada a aquella mujer que había sido principal figura en sus noches de remordimiento y de furia. ( @fxckthecrown )

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    Pierre Rainer Stéfano Casiragui walking the read carpet at                               the Marsella’s Charity Gala 2016,                                                representing Monaco.

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fxckthecrown !

El sonido familiar de aquella voz grave, el cómo su piel se erizaba con simples palabras y esa sensación recorriendo su espina dorsal debieron advertirle algo, siquiera haber enviado una señal de lo que estaba por venir, pero su cuerpo se mantuvo inmóvil hasta el momento en el que sus sospechas fueron rectificadas y un rostro salió a la luz, arrebatándole hasta el último respiro a la italiana. Entreabrió los labios con incredulidad, pero el cerebro aún no había conectado con su boca, por lo que se limitó a tragar fuerte, derrotada por el encuentro con aquella mirada rígida e inclemente que se incrustaba sobre ella. “Pierre.” Contestó atónita, queriendo parecer fuerte, pero dos orbes juzgadores se encargaban se hacerla sentir vulnerable, débil, culpable. “¿Qué demonios estás haciendo aquí?” 

❝ No luces tan contenta de verme, ¿qué, esa es la manera de saludar a tu hermano? ❞ Miró con total inherencia a la rubia, mientras con pasos de plomo se acercaba a esta, mirando rotundamente sus ojos de una manera penetrante, nunca llegó a pensar que en verdad pudiera sentir ese tipo de desprecio y obviamente, menos a una mujer. Quizás el hecho de que la rubia estuviera lejos le hacía más fácil el papel de hermano, porque ahora, teniéndola frente a su persona, lo único que podía sentir era desprecio y un orgullo herido. ❝ No sé, un abrazo, un beso… No, claro, sabemos que lo tuyo es más bien… Más allá de eso, ¿cierto? ❞ Su mandíbula se mantuvo rígida, apretando esta y sus puños que se mantenían por detrás de su espalda. Había demasiado que quería decirle a esta, tantas palabras, pero nada salía completamente, lo único que podía darle un toque encantador a aquello, era el rostro pálido de la princesa, era un deleite el ver aquella reacción en sus ojos, tanto como había esperado.❝ Dime, ¿te has divertido? ❞

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❝ ¿Quieres ver algo interesante? ❞ Preguntó a su acompañante mientras se inclinaba en aquella mesa de billar, acomodando el taco para centrarlo y tirar un golpe en la bola blanca. Mostró una sonrisa endiablada antes de soltar con precisión aquel impulso con fuerza medida, acto seguido, de entre el triangulo de bolas que se destruía por el empuje, cuatro bolas seguidas entraban a distintos agujeros de la mesa. ❝ Nada mal, creo. ❞ Entrecerró los ojos, que aunque el tiro había sido preciso, esperaba algo mejor.

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fxckthecrown !

Aquella ciudad era, sin duda, una de las favoritas de la italiana. El ambiente cálido y relajante la había incitado a ir en busca de su traje de baño, broncearse un par de horas bajo el sol, cerca de las Calanques de Marsella, hasta finalmente posicionarse sobre una de aquellas enormes rocas, dispuesta a saltar hacia el agua sin importar la altura a la que se encontraba. No obstante, sus acciones se detuvieron en cuanto notó la presencia de alguien más a su alrededor, visualizando apenas los cabellos de otro individuo por detrás de una de esas piedras. “Sal de ahí, conejillo de indias. Nunca he sido fan de los espías, aunque aprecio la atención que me das.” 

Había seguido de cerca a la rubia desde que había llegado demorado a aquel viaje. No planeaba que aquel encuentro demorara más de lo debido, más fue débil victima de su lado más promiscuo cuando vio recalcadas las curvas ya conocidas por sus dígitos remarcadas en aquel bañador. Siguiéndole de cerca se mantuvo a raya de la italiana, esperando el momento adecuado, el cual llegó inmediatamente cuando la otra comenzó a percibir su presencia. ❝ Creeme, mi atención recae completamente en ti. ❞ Silbó sus palabras en un tono abrumador y áspero, ya saliendo para encarar a la contraria. ❝ Hermana. ❞ En aquella denominación no se asomaba más que un tanto de coraje, algo de desprecio y un poco de burla.

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(◡‿◡✿)

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Dean Winchester | 9x18 Meta Fiction