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Lo que tengo que hacer

Hoy tengo miles de cosas que hacer. Cosas de imprevisto, cosas que odio, que me aburren y llegan a doler. Claro que tengo cosas para distraer, para relajarme y dejar de pensar. Algunas cosas no haré, pero otras no las podré evitar. Pero sobre todo, una cosa me dedicare a realizar. Quiero escribirte, porque siento la necesidad. Tras un tiempo de hablar, de conocerte y fuera de la casualidad, me he dejado llevar. Cuando te veo, que maldita sea la biología y su gran inconformidad, es solo entre fotos. Pero recuerdo cada momento y segundo que llegamos a compartir. Las veces en prepa que me hacías reír, los abrazos y palabras que me hacían feliz. Tiempo después y aunque pocas las veces que pudimos salir, por un café o a andar por ahi, creeme que lo extraño siempre que pienso en ti. De una u otra forma tenemos mucho tiempo de conocernos y aunque en algún instante lo senti, jamas hubo aquel momento. Hoy tengo miles de cosas que hacer, pero al leerte, al pensarte y saber lo que eres, lo que tengo que hacer es decirte, poeta incomprendida, yo quiero comprenderte.

-O.P. (8/11/2020)

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Mensajes Positivos

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Una mente ocupada, es una mente que no extraña.

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Y dejar de decir que te quiero, porque esto es más grave…

Fredi Leis (via de-poesia-y-poetas)

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Me hubiera gustado ver como te quedan mis te quieros…

Fredi Leis (via ni-en-tus-mejores-suenos)

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...

Lo siento por ti y por todo ese amor que nunca supiste aprovechar, por ese cariño sincero que dejaste inerme en el baúl de las cosas que das por hecho, lo siento por todas las veces que vas a intentar enamorarte y me busques en el rostro de otras, cuando intentes engañarte al decir: algún día encontrare alguien como tú y pases las noches llenas de besos vacíos, ahogado en ron o tequila, amedrentado por lo que tuviste entre las manos y ya no tendrás jamás y te preguntes llorando cuánto más hace falta para sacarme a esa mujer de la piel.  

Siento mucho por los ratos de asedio que vas a tener que vivir colgándote al pasado que se fue y al futuro que imaginaste y ya no podrá ser.

Es tan cierto que no me amabas como lo es decirte todo esto que voy sintiendo al dejarte ir, al soltarte porque ya no me interesa guardarte entre mis manos. He olvidado el lugar de tus lunares y la perorata que me daba tu sonrisa cuando me decías: amor, contigo quiero estar toda la vida.

Cariño que estés bien… y por favor, por lo que más quieras, la próxima vez no mientas al decir que te quedarías a vivir en mi piel.

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Verte Volar

Me volví loco, o cuerdo, aún no lo sé. La conocí una tarde de domingo, yo iba solo, ella iba sola también. Caminaba por la alameda para despejar mi mente, pero lo que conseguí fue todo lo contrario. La vi sentada en una banca y lo primero que noté fueron sus grandes ojos, fijos en un libro al que realmente no presté atención. Después fui recorriendo su rostro y noté sus pecas, unos labios rojos y en las mejillas llevaba un tono carmín muy natural. Reparé nuevamente en sus pupilas: grandes, pero fue su mirada la que en verdad me conquistó. Me acerco a ella, la miro y me voy. Pensé en lo extraño que me vería, ¿qué hago?, seguramente ya habría notado mi presencia; pero di la vuelta. Me mira y se ríe de mí; sonriendo me preguntó si necesitaba algo a lo que yo le respondí que su nombre y tal vez unos minutos para conversar si eso no le parecía muy extraño. Me dijo que sí. Charlamos unas cuantas horas hasta que vio su reloj, se levantó y dijo –me tengo que ir-. No perdí la oportunidad de pedirle un número para llamarla después. Aceptó.

Aunque no quede de paso, cada vez que puedo voy al sitio en el que la conocí y me siento a pensar en la suerte que tuve de encontrarla. Salimos un par de veces y eso bastó para darme cuenta que la quería por la increíble persona que era. Me decidí a decirle cómo me sentía envidándole una carta.

Querida:

El motivo de esta carta es para contarte algo que me está sucediendo y para que me des un consejo porque te juro que yo ya me he vuelto loco de tanto pensar y sigo sin encontrar la respuesta. Pero aquí te va la historia para que entiendas por lo menos un poco de lo que me pasa:

Conocí a una mujer. Es hermosa, lo sé y ella lo sabe también; pero basta con escucharla hablar para saber que su belleza va más allá de una linda figura, me enamore de una mujer libre que no vive bajo las ataduras de un estereotipo, se ve al espejo satisfecha de quien es. De esa, que no se siente la chica invisible, no es de las que se dejan quebrar. Es fuerte y aun así no deja de ser bondadosa. Ríe, ama y nunca pierde su voluntad.  

Siempre carga en el bolso un libro, dice que cuando falta un buen amigo para conversar, los libros son la mejor compañía que uno puede precisar. Ella, la que no se siente amenazada por las bellas piernas que transitan por el mundo, sabe que a la larga lo que la hace preciosa es lo que tiene en el alma y en la mente, no se deja intimidar.

La mujer que amo es libre, prefiere recorrer sola el camino porque no le gusta que le digan por dónde debe andar. Es dueña de su propio destino y no busca aferrarse a los demás, lleva en la mente la idea de ser ella quien resuelva su vida y se siente plena sin nadie con quién de la mano tener que avanzar.

Se responsabiliza de su felicidad. Entiende que sentir dolor no se puede evitar pues es algo natural, pero que sufrir, en cambio, es opcional. Ella tiene el poder de levantar los pedazos y limpiarse las lágrimas, que si quiere, puede seguir adelante incluso cuando le han roto el corazón.  

Entiende que es frágil, que también es ella la que camina diariamente en una cuerda floja, un movimiento en falso y se acabó; en este juego no hay red que le atrape si se cae, pero sabe que si llegase a caer es porque tiene libertad, esa que le permite decidir y equivocarse, de volver a subir a la cuerda y aprender cómo pisar. Tiene derecho a cometer errores y todo eso vale porque al final ya no es la misma que se paró en la cuerda la primera vez, ha crecido y no le importa qué piensen los demás, nació imperfecta y con muchas ganas de ser quien es.

Esa mujer entiende que tiene el poder de compartir su libertad con la de alguien más pero que nació completa y no necesita de nadie para sentirse entera. Y aún así me quiere. Me quiere por elección. Sabe que no precisa de alguien para disfrutar un café o una buena canción, pero a pesar de todo procura hacerme parte de esos detalles importantes.

Aborrece la idea de jugarlo todo porque “no tiene nada”, sabe que se tiene a ella y que se tendrá toda la vida. Es aquella que no quiere que seas su mundo sino que formes parte del suyo y viceversa, pues entiende que ambos son individuos libres que pueden llegar a coincidir, siendo siempre cada uno su cada cual.

Sabe que estar con alguien implica correr el riesgo de involucrarse, de aprender a quererle y de que se vuelva importante para ella, que amar es arriesgarse a no ser correspondida y tiene claro que si decide jugar y al final pierde, en ella puede encontrar todo para volver a reponerse. Si no se volvió loca antes, por ti no lo hará y que no se ha de morir por extrañar, no quiere ilusionarse y sin embargo aquí está. Al final todos somos esclavos de alguna necedad y creo que yo soy la suya.

Conozco a esa mujer independiente, que sabe que no tiene por qué llenar expectativas que no sean las suyas, con esa libertad ambivalente que es su logro más grande y su mayor barrera para dejarse querer. La amo, la amo sabiendo a la perfección que no es fácil de amar porque no cualquiera llega a comprender que ella es ella, y ya era así desde antes de conocerla, que no me pertenece; tiene sus ideas y toma sus propias decisiones. Tal vez me incluya en ellas, de ser así, me sentiré honrado y de lo contrario tendré que conformarme con tenerla cerca.

Querida, esa mujer eres tú. Yo sé que sería un tonto al dejarte ir pues no hay mujer más libre que la que conociendo los riesgos de amar, se anima a quererte, a construir contigo un puente en el que tu mundo y el de ella se encuentren. Y todo ello me asusta, me aterra tu soltura porque me hace cuestionar mi propia libertad. Si no estoy completo jamás podre llegar a entenderte, me da miedo que no seas mía, ¿Cuánto tiempo podremos estar juntos? Un minuto, un año, una vida… quién sabe.

En esa mujer, su universo se conforma de ella y sus ideales, su puerta permanece siempre abierta: No quiere en su vida a nadie que refleje una dependencia. No sé si sea capaz de lidiar con su forma de amar, esa manera tan suya de libertad y ese es mi problema, no el suyo, por lo que me vuelvo un egoísta tratando de ganar un lugar en su vida sin la seguridad de querer sus alas a pleno vuelo, de no querer atarla a mí. Es mi mayor reto: tenerla sin poseerla.

Yo siempre me jacté del hecho de no estar enamorado porque para mí representaba la pérdida del propio ser, pero hoy me doy cuenta de que para estar con el otro es indispensable ser yo, de disfrutar mi soledad para no intentar llenarla con una idea que he creado en mi cabeza. Entender que eres real y que para que tú y yo funcionemos necesitamos dejar siempre que el otro sea quien es para que podamos existir en armonía, juntos pero no revueltos porque así tú y yo respetamos la libertad del otro.

Ahora sé que tengo dos opciones, dejarte ir con la posibilidad de que un tercero se dé cuenta de lo maravillosa que eres, de darte la oportunidad que mereces de ser feliz con alguien que entienda tu osadía o convertirme en un ser completamente mío para compartir contigo mi total libertad. No te pido que soluciones mis problemas y mucho menos que me esperes pero espero puedas entender que no es tarea fácil la de estar contigo y aunque no te necesito te quiero y espero tú quieras lo mismo.

-Manuel

Soy un poco cobarde, tal vez, pero deben de entender que no es cualquier mujer. Yo no elegí conocerla, pero la vida me la puso en el camino ese día en la alameda; eso bastó para replantearme toda una vida: mis metas, mis sueños y alegrías, inclusive a mis amistades y lo que estoy haciendo para lograr lo que quiero. Esa mujer me liberó de mi ceguera y me hizo entrar en un dilema… Dejarla ir o amarla con todo, sabiendo que puede volar en cualquier momento y que si la quiero libre, tendré que dejarla ir. Aunque aquel día pensé que ella iba sola, no estaba sola, era ella consigo misma, con su libertad. No, no estoy listo para ella.

F.D.

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Duermo tranquilo y sin titubeos, no me despierto alterado porque te tengo y no: porque yaces a mi lado cada noche y te tomo de la mano en el día pero no siento que sea amor aunque mi vida a tu lado es como la pintan las buenas costumbres de “amar”. Mi corazón no arde en llamas, no me quema al oír tu nombre, las lagrimas no recorren mis mejillas por pensar que no eres mía, porque yo no te ame y porque lo sepa y me engañe, por eso… por eso te digo que no te amo y que mereces tu felicidad, que aunque me odies por pensarte herida no puedo engañarme más ni hacerte parte de este engaño.

FD

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yo te quiero

te quiero sin verte

y sin tocarte

te quiero en la tarde

y los domingos

y cuando me ducho

y más los lunes en la mañana

te quiero

y no a ratos

te quiero

y siempre

yo te quiero

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Eres el tipo de persona que llega al bar y nunca tiene la copa vacía, eres la razón por la que no quiero salir nunca de la cama, porque eres el sueño más bonito que tengo todas las noches. Sé que no eres de los que sueña imposibles si no de los que hacen hasta lo imposible por hacer sus sueños realidad. Sé también que eres un desastre en el que me gusta perderme, porque encontré a ese alguien que quiere perderse conmigo.  Eres de los que ríen por no llorar, de los que a veces callan por no gritar, de los que aman de verdad.

Hay demasiadas cosas que aun tengo que conocer de ti, porque estar contigo significa jamás tener suficiente, quiero saber cómo tomas el café, en qué piensas cuando te levantas por la mañana, si eres de los que llora y no sabe por qué, pero sobre todo, quiero ser la razón por la que vayas al bar y se te olvide pedir otro trago, porque estas tan ocupado en conocerme que todo se desvanezca a tu alrededor.

Hay veces que el mundo me da miedo y siento que voy a perder cada uno de los libros donde decidí escribir mi vida, que cada decisión tomada me lleva a ningún lugar, me da miedo equivocarme, pero a tu lado siento que puedo tomar el riesgo sin temor a caerme porque sé que, aunque termine de boca en el suelo, vas a estar ahí para caerte conmigo y levantarnos juntos.

Estar contigo es como navegar mar adentro sin vela ni brújula, sólo con la confianza de que vamos a llegar a nuestro destino, pero disfruto tanto el viaje, aunque sea turbulento y este lleno de presagios.

Contigo me siento juez, testigo y culpable, con tu risa, sin prisa por vivir, como dos niños tontos que juegan a saber qué hacen, es entrar al incendio sin saber donde esta la salida de emergencia. Contigo quiero quemarme, vivirme la vida de a poco, de a porrazos, pero contigo.

Te mando saludos desde la felicidad que me da estar en tu vida y tenerte en la mía, donde siempre se escucha mi canción favorita porque estas tú para bailar conmigo siempre.

Te amo.

-FD

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Hay que ser valiente para querer enamorarte de alguien, aún sabiendo que sera el poema más bonito, pero también el más jodido de escribir cuando todo se apague.

Loreto Sesma