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pero mamá, ¿algún día podré volar?
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poetics-laws · 3 years ago
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Babette Mangolte, Annette Michelson’s Bookshelves on the Upper West Side, 1976
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poetics-laws · 5 years ago
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L'amour à la mer (Guy Gilles, 1964)
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poetics-laws · 5 years ago
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Patrick McCormack
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poetics-laws · 5 years ago
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"El Bailaor de Soledades" Georges Didi-Huberman.
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Temeridad, laconismo, temeridad inocente. Con ello Israel Galván inventa una nueva forma de grandeza en el mundo del baile flamenco y, sin la menor duda, en el mundo del arte en general, nuestro caro arte contemporáneo. Laconismo y humildad hacen del artista un personaje cuya psicología resulta difícil de entender: crea Pathisformeln sin patetismo, puras formulas para el padecer, o sea, para el ser-afectado de cuerpo y para el acto expresivo de su danza (recuérdese cómo planteaba Gilles Deleauze a partir de Spinoza el tema de la expresión: 《¿Qué puede un cuerpo?》). He ahí por qué sus gestos nos conmueven sin que podamos atribuirles una significación emocional precisa (expresar no quiere decir significar). Su cuerpo produce fórmulas cuyo pathos queda ahí, ante nosotros, aunque como en suspenso, como si flotara en la sombra. Ni alegre, ni triste. Nunca grandilocuente, jamás retórico. Agacha la cabeza, camina en redondo, lentamente, sin afectación ni siquiera afección. Y sin embargo, nos emociona. ¿Por qué?
Edwin Derby, que en los años cuarenta había admirado a Carmen Amaya y a la Argentinita, proponía que cualquier apreciación de la danza se basara en nuestra capacidad para mirar a la gente común cuando anda por la calle y 《ver si ocurre algo》 (seeing something happen) o no. A pesar de su apabullante virtuosismo, Israel Galván suele arrancar de ahí: de los gestos más sencillos, sin maestría aparente, gestos que muestran la humanidad sin demostrar fuerza o habilidad particulares. Cuando asistí a sus clases, tuve la impresión de que no le interesaban los buenos alumnos: sólo observaba al más viejo, ese que se sofoca, baila pese a todo, sin porvenir, que se conforma en el presente con lo poco que tiene. En el fondo, sólo le interesa el bailaor pobre, ese que sin duda él quiere volver a ser más allá de su propio virtuosismo. Le gusta, dice, el gesto de los que oran ante el Muro de las Lamentaciones. Le gusta que Passolini, en Il Vangelo secondo Matteo, pusiera en escena una Salomé que probablemente no sabe bailar, que no hace casi nada.
- Editorial Pre-Textos. Traducción de Dolores Aguilera.
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poetics-laws · 5 years ago
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Si dejamos atrás la estética, las pausas, el genio y todas esas gilipolleces, ¿acaso he hecho algo en la vida que no sea obra de un gilipollas?
De un gilipollas en el sentido más anodino y más irremediable del término, un ser que no sabe vivir, que no ha crecido desde el punto de via moral, que está vacío, que se mantiene en pie gracias a la idea del suicidio pero que nunca la cumplirá.
Cesare Pavese, El oficio de vivir.
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poetics-laws · 5 years ago
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«El amigo dice todo está como era entonces
y solo él sabe cómo está, cómo era y cuál es el
entonces. El muelle industrial está callado y lo
golpean ligeramente las olas del río.
La arena está como el año en que Gauguin soñó
los amarillos. Las grúas no son las mismas,
tienen más revoluciones, son electrónicas,
robóticas. El amigo sigue hecho de sal y
de carne. Camina por el borde del agua y su
zapato pisa un charco de agua aceitosa. Barro
industrial, le digo. Se da vuelta. No sé si sonríe.
Ya está oscuro. Un animal alza el vuelo tras las grúas
y le hace fondo.»
- Jorge Aulicino
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poetics-laws · 5 years ago
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EL CORAZÓN ROBADO
Mi triste corazón babea a popa,
mi corazón lleno de tabaco:
sobre él arrojan escupitajos,
mi triste corazón babea a popa:
bajo las burlas de la tropa
que suelta una risotada general,
mi triste corazón babea a popa,
¡mi corazón lleno de tabaco!

¡Itifálicos y sorchescos
sus insultos lo han depravado!
En la velada narran relatos
itifálicos y sorchescos.
¡Oleajes abracadabrantescos,
tomad mi corazón, salvadlo!
¡Itifálicos y sorchescos
sus insultos lo han depravado!

Cuando sus chicotes hayan cesado,
¿cómo actuar, oh corazón robado?
Se oirán estribillos báquicos
cuando sus chicotes hayan cesado:
tendré sobresaltos estomáquicos
si degradan mi triste corazón.
Cuando sus chicotes hayan cesado,
¿cómo actuar, oh corazón robado?
- Arthur Rimbaud
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poetics-laws · 5 years ago
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CUANDO LEÍ EL LIBRO
Cuando leí el libro, la biografía célebre,
¿Es esto, me dije, lo que el autor llama la vida de un hombre?
¿Y alguno, cuando yo haya muerto y me haya ido, escribirá así mi vida?
(Como si algún hombre conociera realmente algo de mi vida,
si yo mismo a menudo pienso que sé muy poco, o nada, de mi vida verdadera,
Sólo algunas insinuaciones, algunos indicios difusos e indirectos,
Que quiero descubrirlos aquí para mi provecho.)
Walt Witman, Hojas de hierba (1855)
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poetics-laws · 5 years ago
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LOS CISNES SALVAJES DE COOLE
(poema)
William Butler Yeats
Los árboles están en plena belleza otoñal,
y los senderos del bosque están secos,
en el crepúsculo de octubre el agua
refleja un cielo quieto;
sobre el agua que desborda las piedras
hay cincuenta y nueve cisnes.
Diecinueve otoños me cayeron encima
desde la primera vez que los contara;
y vi, mucho antes de haber terminado
que todos de repente vuelo alzaban
dispersándose en grandes anillos rotos
en revuelo de alas clamorosas.
Yo apreciaba esas criaturas brillantes
y hoy mi corazón está dolido.
Todo cambió desde que, al oír en el ocaso,
por primera vez en esta costa
sobre mi cabeza el tañer de sus alas
con paso más ligero caminara.
Frescos aún, amante con amante,
chapotean en las frías
y afables corrientes o por el aire ascienden.
Sus corazones no han envejecido;
vagan a su antojo, pues pasión o conquista
aún los esperan.
Flotan ahora sobre el agua tranquila,
misteriosos y bellos.
¿Entre qué juncos se asentarán,
al borde de cuál lago o estanque
deleitarán los ojos de los hombres
cuando despierte yo algún día
para descubrir que se han volado?
 
William Butler Yeats (Dublín, 1865-Roquebrune-Cap-Martin, Francia, 1939), Antología poética, traducción y prólogo de Delia Pasini, Editorial Losada, Buenos Aires, 2011
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poetics-laws · 5 years ago
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Cada noche venía a verme
Le preparaba la cena, le servía el té
Ella tenía entonces treinta años
Había ganado dinero, vivido con hombres
Bajo la blanca mosquitera
Nos acostábamos en un toma y daca
Y sin darnos cuenta
Vivíamos mil años en uno
Ardían las velas
Descendía la luna
La pulcra colina
La lechosa ciudad
Transparente, ingrávida, luminosa
Descubriéndonos a los dos
En aquel suelo fundamental
Donde el amor carece de voluntad, ataduras
Límites
Y se descubre la mitad del mundo perfecto
- Leonard Cohen, La mitad del mundo perfecto
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poetics-laws · 5 years ago
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En el mes de junio del año 2017
el gobierno español
hizo público un dato estadístico:
En España ya había más defunciones
que nacimientos.
Más cadáveres que niños.
Somos fin de raza.
Raza de gandules, ya ni procreáis.
El último que queme Las Meninas,
para que se olvide todo.
El último que queme al rey de España,
y que con él ardan
estos quinientos años de soledad.
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poetics-laws · 5 years ago
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Quien me trajo al mundo se ha ido hoy del mundo.
Ella, que me llamaba a todas horas, para saber de mí.
Lo mal que la traté y lo mal que nos tratamos,
aun queriéndonos tanto; y lo poco que supiste de mi vida
en los últimos tiempos, ocultándote lo mal que me iba
en mi matrimonio y en todas partes
y tú sabiéndolo, porque, al fin, todo lo sabías,
me veías beber esos licores fuertes,
me veías esa sed tan rara, esa sed tan desconocida para ti,
que tanto te asustaba y tanto temías.
Ya nadie me llamará, tan obsesivamente, para saber
si estoy vivo y a quién le importará si estoy vivo o muerto;
yo te lo diré: a nadie.
De modo que el gran secreto era éste:
ya estoy completamente desamparado,
arrodillado
para la decapitación,
para el anhelado adiós de este cuerpo,
de esta existencia meramente social y vecinal que lleva mi nombre,
nuestro nombre.
No volveré a ver nunca
tu número de teléfono en la pantalla
de mi teléfono móvil; tú, que te quejabas de que no tenías uno,
de que yo no te regalara uno,
te juro que no hubieras sabido hacerlo funcionar,
lo habrías tirado por la ventana,
como yo haré con el mío esta noche del supremo delirio.
Porque eras un número de teléfono, cincuenta años
en ese número encerrados: nueve siete cuatro, treinta y uno,
cero, cuatro, tres, nueve.
Márcalo ahora,
márcalo si tienes valor y te contestarán
todos los misterios inconmensurables: el tiempo y la nada,
la ira roja
de los peores huracanes celestiales,
la árida y blanca nada convertida
en una mano negra.
Daba igual dónde estuviera: podía estar en América o en Oriente,
tú llamabas, tú llamabas a tu hijo siempre
porque yo era Dios para ti, un Dios fuera de la ley,
poderoso y sagrado, lo único real y suficiente,
siempre tu hijo fuera de todo orden, siempre reinando,
porque todo cuanto yo hacía e hice recibió tu larga aprobación,
cuya moralidad no es de este mundo.
Sabedlo.
Tú, que me amabas hasta la desesperación.
Tú, que derramaste sangre por mí y por mi discutible y oscura vida,
llena de liturgias cuyo sentido tú desconocías,
y hacías bien, pues nada había que conocer, como finalmente
he acabado sabiendo,
igualado en ese conocimiento
al más sabio de los hombres.
Y ahora, otra vez camino del Crematorio,
como ya escribí en un poema con ese título,
en el que hablaba de tu marido, mi padre,
a quien también quemamos,
unos mil grados alcanzan esos hornos.
Mi gran padre, del que tú te enamoraste -- vete a saber por qué--
en mil novecientos cincuenta y nueve,
y a quién demonios le importa ya sino a mí,
el que siempre os quiso tanto y os querrá hasta el último minuto del mundo.
Te di un beso en la santa frente helada
un domingo
por la mañana
de un veinticuatro de mayo del año dos mil catorce,
lloviendo,
en una primavera inesperadamente fría,
mientras una máquina sofisticada introducía tu caja barata
–mira que somos pobres-- en el fuego final,
al que mi hermano y yo
te condujimos.
Sentí tu frente antigua y acabada en mis labios
antiguos y acabados,
pero aun conscientes los míos;
los tuyos,
venturosamente, no.
Nunca pensé que el sentimiento final fuera este:
la envidia que me diste, la codicia de tu muerte,
codiciando tu muerte,
porque me dejabas aquí,
completamente solo
por primera vez
en nuestra larga historia de amor,
y solo para siempre.
Y recuerdo ahora a todas aquellas mujeres
que querían acostarse conmigo,
hacer el amor conmigo,
y eso acabó siendo mi vida,
cuando yo solo quería
estar contigo para siempre.
Vaya, mamá, no sabía que te quería tanto.
Tú sí que lo sabías, porque siempre lo supiste todo.
Qué bien que todo haya acabado,
en una culpable tarde de primavera
en donde comienza el mundo,
en donde para ti acaba el mundo,
en donde para mí ni acaba ni comienza
sino que persiste involuntariamente.
Qué bien este silencio omnipotente, aquí, en Barbastro,
donde fuimos madre e hijo, por los siglos de los siglos.
Aquí, en Barbastro, en ese sitio tan nuestro,
tan escuetamente nuestro: todo ocurrió aquí, en estas calles.
Todo lo recuerdo, y todo lo recordaré.
Te amo, finalmente.
Como no he amado a nadie: todas fueron tu réplica.
Ah, se me olvidaba: podías haber dejado algo
para pagar tu entierro,
no sabes lo mal que me va y lo pobre que soy,
mira que fuiste manirrota y derrochadora,
y lo que vale
el ataúd más económico,
como dicen ellos, los caballeros dulces de la funeraria.
Mira que fuimos pobres y desgraciados tú y yo,
ma mère, en esta España de grandes hijosdeputa enriquecidos
hasta la abominación.
Y aun así, pobres como ratas tú y yo,
mantuvimos el tipo,
como dos enamorados.
Qué bien. Qué hermoso. Cuánto te quiero
o te quise, ya no sé, y a quién le importa,
desde luego no a la Historia de España,
nuestro país, si es que sabías cómo se llamaba
la solemne nada histórica en que vivimos papá, tú y yo.
- Manuel Vilas, 974310439
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poetics-laws · 5 years ago
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«Liberarse del cautiverio del amor,
quemarse como una vela, derretirse en amor, fundirse con el amor, ¡qué felicidad!
¿Es eso posible para criaturas como nosotros, que somos débiles, orgullosos, vanos, posesivos, envidiosos, celosos, inflexibles, implacables? Es evidente que no.
Para nosotros es la carrera de ratas...
en el vacío de la mente. Para nosotros la condena, la condena interminable.
Creyendo que necesitamos amar, dejamos de amar, dejamos de ser amados.
Pero inclusive nosotros, por muy despreciablemente débiles que seamos, experimentamos ocasionalmente algo de este amor verdadero y desinteresado.
¿Quién de nosotros no se ha dicho a sí mismo en su ciega adoración de alguien que está fuera de su alcance: "No importa que nunca sea mía. Lo único que importa es que exista y que pueda honrarla y adorarla eternamente"?
Y aunque ese modo exaltado de ver las cosas sea insostenible, el enamorado que razona así pisa terreno firme. Ha conocido un momento de amor puro. Ningún otro amor, por sereno y duradero que sea, puede compararse con él».
- Henry Miller - Nexus (III).
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poetics-laws · 5 years ago
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“El insomnio es temer y contar en la alta noche las duras campanadas fatales, es ensayar con magia inútil una respiración regular, es la carga de un cuerpo que bruscamente cambia de lado, es apretar los párpados, es un estado parecido a la fiebre y que ciertamente no es la vigilia, es pronunciar fragmentos de párrafos leídos hace ya muchos años, es saberse culpable de velar cuando los otros duermen, es querer hundirse en el sueño y no poder hundirse en el sueño, es el horror de ser y de seguir siendo, es el alba dudosa”.
- Jorge Luis Borges
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poetics-laws · 5 years ago
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“the problem is not to create scholars. it is to raise up those that believe themselves inferior in intelligence, to make them leave the swamp where they are stagnating–not the swamp of ignorance, but the swamp of self-contempt, of contempt in and of itself for the reasonable creature. it is to make emancipated and emancipating men.”
— joseph jacotot
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poetics-laws · 5 years ago
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"Mi padre se entusiasmó de inmediato con todo el romanticismo e infantilidad de su propia naturaleza. Sus propias historias, que cada noche de su vida contaba para dormirse, se trataban siempre de barcos, posadas a la vera del camino, ladrones, viejos marineros y viajantes de comercio anteriores a la era del vapor. Jamás concluía ninguna de esas historias. Un hombre feliz que no se sentía atado a la obligación de hacerlo."
- Robert Louis Stevenson
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poetics-laws · 5 years ago
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Nadie que acepta algo que le favorece puede reprobarlo cuando le es adverso.
Guillermo de Ockham, Breviloquium
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