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IMPORTANCIA DE LA CORRELACIÓN ENTRE PRODUCCIÓN Y CALIDAD

La calidad por un lado y la productividad por otro, son conceptos de uso cotidiano en la práctica administrativa, al menos desde que surge la disciplina administrativa, lo novedoso es la incorporación de la relación entre ambos conceptos, es decir, no se trata de cualquier calidad, sino de aquella que tenga vinculación con la productividad y si por tal entendemos (sobre esto parece que hay consenso) el resultado de la relación entre lo producido y los factores usados en la producción, se trata entonces de calidad que permita producir más a menor costo. Tampoco se trata de cualquier productividad, sino de aquella que garantice calidad, que a su vez garantice competitividad.

¿Calidad y producción como pueden estos dos elementos ir de la mano? Antes se decía que tenían una relación negativa, considerándose que al aumentar la calidad se reducía la productividad. Esta reducción de la productividad se argumentaba porque el tiempo y recursos que se dedicaban a realizar las inspecciones reducían los esfuerzos directos en producción. Sin embargo para saber qué tan importante es la correlación entre producción y calidad definamos que calidad total o excelencia significa aportar valor al cliente, en forma de unas condiciones de uso del producto o servicio superiores a las expectativas que el propio usuario espera recibir. Por otro parte, la productividad es la relación entre la producción obtenida por un sistema productivo y los recursos utilizados. También podemos definir como la relación entre los resultados y el tiempo utilizado para obtenerlos, es decir, cuanto menor sea el tiempo que lleve a obtener el resultado deseado, más productivo es el sistema.

La exigencia actual del mercado llega a la logística, cuya misión se ha convertido en la de dar un servicio de excelencia al cliente, apoyando los esfuerzos de producción de la empresa. La eficiencia de los procesos de producción es la clave para el posicionamiento de cualquier empresa, algo que es únicamente posible cuando se alcanza un alto nivel de calidad en el servicio ofrecido.

La gestión eficiente del proceso de producción trae consigo varias consecuencias positivas, como por el ejemplo, una mayor capacidad de flexibilidad, unos costes reducidos y un producto de mayor calidad. Tener estos dos conceptos muy de la mano conlleva a las empresas a ajustarse a los requerimientos de los clientes y a organizarse de manera más comprometida.

“La calidad es sinónimo de entrega de productos que funcionan correctamente y es la clave para tener competitividad en el mercado actual.”