Blog personal, dedicado a lo que aprendo y desaprendo.
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Ya soy más alta. (Post 22)
A medida que he ido cumpliendo años y cogiendo altura, he ido siendo mejor abrazando del hombro.
Primero fue con mi bisabuela y con mis abuelas, y eso fue muy gracioso. Incluso era ilusionante para ellas, porque sabían que seguian siendo testigos de como sus nietos quemaban etapas.
Luego pasó con mi madre. Y esto se continuó viviendo como una etapa más. Hay un poema de Begoña Amad ("Las medidas de mi madre") que describe perfectamente el lado emocional de este crecimiento: con las madres, las hijas vamos intercambiando quién se agacha para darnos un beso. Y así vamos "buscando la medida exacta en la que poder querernos".
Pero hoy (27 de agosto de 2024) he salido a pasear con mi padre e íbamos sin prisa. Nos llevamos 30 años y 51 días, y siempre ha podido abrazarme desde arriba y cubrir mis hombros, para sujetarme entera.

Íbamos riéndonos por una tontería que me había dicho. Nos hemos parado en un semáforo y cuando lo he mirado, me he fijado en que mis hombros ya van por arriba de los suyos. Lo he agarrado lo más fuerte que he podido.
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Robin Hood (Post 21)
Ha sido una relación corta, mantenida durante un tiempo concreto y el vínculo ha sido profundo. Pero yo he conocido a un Robin Hood, que me ha hecho aprender que a la suerte hay que empujarla.

Y me ha enseñado muchas cosas.
Coincidimos en que la lealtad a los tuyos ha de ser lo primero. Pero me ha demostrado que, siempre que sea por, para y con ellos, la esperanza es lo único que nos queda cuando corren malos tiempos. Y que contra esos malos tiempos, hay que poner a los tuyos por encima de todo. Siempre. Porque siempre va a valer la pena.
Me ha enseñado que no vale con ser "peleón de sofá": uno no dice las cosas que haría con el pijama puesto y desde el sofá de casa. Una persona íntegra lo piensa, lo estructura y sale a la calle a pelearlo; a llamar a las puertas que hagan falta, y a seguir hasta conseguir el número de teléfono de toda persona con la mínima capacidad para hacer algo que impulse aquello que queremos conseguir.
He aprendido que no hay que tener miedo de partirse la cara. Pero esto lleva parejo estar en el lado de las cosas más difíciles, esto es: en el lado de los perdedores. Por esto, siempre va a ser mucho mejor no partirte la cara sin un buen compañero al lado; porque vas a flaquear y vas a necesitar treguas, así que mejor alguien en quien poder apoyarte.
Hay que partirse la cara, pero no nos podemos dejar tomar por tontos. Si llega el momento, hay que saber dar una palmada encima de la mesa y levantarte. Eso sí, avisando con una sonrisa conciliadora que esto no ha terminado y vamos a seguir.
Dicen los expertos que han descubierto que las amistades intergeneracionales son buenas hasta desde el punto de vista psicológico. Eso no lo sé, pero yo he sido una afortunada y he tenido un amigo de (casi, ahora en el próximo mes de febrero) 75 años y lo he disfrutado mucho.
He conocido a un Robin Hood, peleón como pocos.
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El largo viaje (Post 20)
Cuando él se fue, ya hacía tiempo que no recordaba quien era ella.

Aún así, ella estuvo con él todo ese tiempo; todos los días lo duchaba, lo afeitaba y le repasaba las patillas y le ponía su bálsamo de siempre. Lo besaba, lo besaba y lo volvía a besar; en la frente, en la nariz, en la mejilla, en la boca.
Cuando coincidían sus miradas y la de él no estaba vacía, le llamaba Enriquito y se sonreían.
En su despedida, sus miradas conectaron y a él le cayeron las lágrimas cerrando ya los ojos. Y por esto, y por todo lo pasado y lo vivido, para ella su Enriquito está de viaje.
Ella, tristemente, lleva 22 años contando cuando podrá viajar con él. Esto le pesa demasiado.
Así será. Yo no estaré. Tú, pronto, te irás. Pero siempre seremos uno el tiempo que dure el recuerdo.
“La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida” Elvira Sastre
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Una más, siempre (Post 19)
"Saca un punto más, salva una pelota más... sigue siempre, una más siempre. Esa es la única manera de estar donde estoy hoy", resumió un Nadal exultante.

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Los días en los que, desde que te levantas, intentas no dar más puñetazos al aire.

Calvin & Hobbes.
Bill Watterson
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Sin propósitos (Post 18)
Ya viendo como el nuevo año asoma por la esquina, he decidido que no me voy a plantear propósitos para el 2018.

Adiós 2017. Hola 2018: Lo que tenga que pasar, pasará
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Oler a sal (Post 17)
Una de pequeña ha querido hacer y ser muchas cosas, y una de tantas: vivir en un faro, sola y con el mar.

Y oler a sal, que termine el día y que los rizos de mi pelo estén llenos de sal.
Y al caer la noche, subir a lo alto del faro, abrir las ventanas y oír el mar y sentir la brisa marinera.
Foto: https://everyonelovesthesea.tumblr.com/
Suena: Salitre, de Quique González
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La luz (Post 16)
“Que nunca nos falte la luz” (frase de mi madre).

Últimamente, nos están dando por todos lados. En alguna ocasión hasta nos hemos tambaleado, y más que nos quedan.
Pero ya lo dice mi madre, a aguantar el chaparrón y que nunca nos falte la luz. Aunque tengamos que encender las velas.
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Una perolà de bunyols (Post 15)
En la casa de Caputxins, la Paca hacía una buena perolà de bunyols para Fallas. Los solía hacer el primer o segundo fin de semana de marzo, así que me llamaba esa semana y quedábamos a una hora.
- Vens demà a les 10 i fas bunyols en la iaia?
- Vale, demà vaig. Però esperat a que jo arribe.
Cuando yo llegaba, ella ya llevaba un rato preparándolo todo. Las calabazas estaban torradas, ya frías y todo preparado para hacer la masa. Todos los años le decía que fuera despacio, así me iba apuntando los pasos. Pero para ella eso no era cocinar; así que yo cogía la libreta y me decía que a ella ni su madre ni su abuela la enseñaron así a cocinar. O anotaba o la ayudaba, no daba opción. Aprendràs a cuinar, cuinant.
Ella tampoco sabía las cantidades que ponía de los diferentes ingredientes. Iba poniendo y probando. Y siempre le salía buenísimo.
Cuando se hizo más mayor, sí que quería que yo aprendiese a cocinar como ella. Fue a la imprenta, compró una libreta y comenzó a anotarme sus recetas favoritas: bunyols, pastissets de boniato, arnadí, pastissos d’altmendó, coca de llanda, coca de xocolate...
La Paca continuó haciendo buñuelos hasta el último año que estuvo en casa. El primer año que pasó en la residencia, me dio su libreta y me dejó encargada de sus recetas. Cuando me puse a cocinar, en ninguna de las recetas estaban las medidas correctas. Ya lo decía, no sabía las cantidades; era como si cocinara por puro instinto.
Hace años que no me como una buena perolà de bunyols de carabassa. Pero sé que algún día me saldrán como los de mi abuela.
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El miedo (Post 14)
Decir “asusta demasiado pensar en ...” es un comentario desacertado, y a la vez acertado. Porqué el miedo es necesario, y muy jodido de sentir.
“Pues en ese caso ya está decidido - dijo Bud. Se levantó del taburete y vino hacia mí, oliéndose el puño, recolocándose sus gafas de Buddy Holly -. Tienes que hacer todo lo que te asuste, JR. Todo. No digo que pongas en peligro tu vida, pero todo lo demás, sí. Piensa en el miedo, decide ahora mismo cómo vas a enfrentarte al miedo, porque el miedo va a ser la gran cuestión de tu vida, eso te lo aseguro. El miedo será el combustible de todos tus éxitos, y la raíz de todos tus fracasos, y el dilema subyacente de todas las historias que te cuentes a ti mismo sobre ti mismo. ¿Y cuál es la única posibilidad que tienes de vencer al miedo? Ir con él. Pilotar a su lado. No pienses en el miedo como en el malo de la película. Piensa en el miedo como en tu guía, en tu explorador de caminos... En tu Natty Bumppo.”
Es un fragmento del libro que duerme conmigo estos días. El bar de las grandes esperanzas, de JR Moehringer (Premio Pulitzer).
Y es un discurso que todos merecemos.
Imagen: Las olas chocan contra Island Bay (Nueva Zelanda). De Mark Tantrum
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¿Por qué no te lo puedo decir? (Post 13)
Escucho demasiadas veces como todos decimos “si se pudiera decir todo, nos quedaríamos solos”. Pero nunca he llegado a comprender, ni que se diga esta frase, ni la obligación que lleva implícita, la cual, a mi entender, es la de guardarte alguna opinión o comentario sobre algo que te duele o te jode.
Bajo mi manera de entender las cosas, solo veo dos escenarios:
1. Si tengo enfrente a alguien con quien no tengo confianza ni obligación ninguna, resulta que si me dice algo con lo que no estoy conforme o que yo entiendo que me falta el respeto, no le puedo decir lo que me ha parecido y lo que realmente pienso. ¿Por qué, por si se molesta o se enfada? Para enfadarme o molestarme yo, mejor la otra persona. Al fin y al cabo, esa persona lo ha dicho y hecho sin pensar en mi.
2. Si alguien a quien quiero y aprecio, me dice o hace algo con lo que no estoy de acuerdo, ¿no le puedo decir lo que pienso? En mi opinión, si con estas personas tampoco nos podemos comunicar con libertad y confianza, pues apaga y vámonos. Siempre y cuando te lo diga sin faltar el respeto y teniendo muy en cuenta que cada uno es como es y hace las cosas con libertad, ¿por qué no puedo? ¿Me vas a dejar de querer si te lo digo? ¿Voy a perder tu amistad? Si eso pasa, yo entiendo que no me quieres bien o que realmente no somos amigos.
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Mis dos palas (Post 12)
Tengo dos palas, que nacieron separadas y no se han querido juntar ni por conveniencia. Y yo, no las he querido juntar a la fuerza.
Os hablo de mi diastema, una separación que tengo en los incisivos superiores; en mis dos palas. La tiene mi madre, la tengo yo y, de momento, las tiene mi gusanito (mi sobrino).
Las tengo así porqué el frenillo del labio se inserta más de lo normal y, a medida que fueron apareciendo los molares, no hicieron la suficiente presión para reposicionar el frenillo y cerrar el espacio; a parte de esto, a nadie se le ocurrió cortarme el frenillo para que todo se fuera poniendo en su lugar.
No recuerdo que haya sido motivo de insultos o de risas cuando iba al cole o al instituto. El fotógrafo que hizo la orla de graduación en la universidad, no me dejó sonreir; dijo algo muy sutil como “no hace falta que enseñes los dientes”. Pero quitando de casos puntuales, no ha sido algo que me haya traumatizado.
Sí que me han preguntado por qué no me pongo aparato de ortodoncia para arreglarme la boca. La verdad, a esa pregunta no tengo respuesta. ¿Me junto los dientes? Pues no sé, la verdad. Pero eso no es como si me hiciese la permanente lisa o me tiñera de rubia. Si me pongo aparato y junto mis palas, ¿no estaré cambiando mi sonrisa?
Creo que estaremos de acuerdo en que mis dientes no son para presumir. Pero, oye, es la sonrisa que tengo. Es mi seña de identidad, mis dientes de “mentirosilla”, esas que recuerdan la travesura que todos hemos tenido de niños.
Eso sí, no me acomplejan. Pero espero que a mi gusanito, sus molares hagan presión y se junten sus palas.
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¿Y tú, sabes montar un negocio? - Post 11
A lo mejor me paso generalizando, pero apostaría a que todos hemos dicho alguna vez… (yo lo he dicho más de una vez)
Es que los que llevan ese negocio, no tienen ni puta idea. Madre mía si fuera mío. Yo haría…
Y a partir de ese momento es cuando comenzamos a hablar por hablar, a decir cosas sobre las que no tenemos ni idea.
Digo que no tenemos ni idea, porqué realmente lo pienso. Todos podemos arrancar un negocio, ese es el paso más sencillo. Vas al banco, abres una nueva cuenta, metes unos 3500€ o 5000€. ¡Espera, para! ¿3.500 o 5.000 €?
Claro que sí. Y eso como mínimo. Montar un negocio no es arrancar y a ganar dinero. No tengo un máster ni tampoco una experiencia como para tumbar a nadie. Pero primero que nada, necesitas dinero. Puede pareceros un razonamiento muy seco: el dinero se hace con dinero. Ese es el juego, es como el póquer. Apuestas cierta cantidad de dinero, para ganar más.
Otra cosa imprescindible, la suerte. Si seguimos con el póquer, no todas las cartas van a ser buenas. En unas ventas, operaciones, …, ganarás dinero; en otras, te quedarás igual y darás las gracias; y en otras, perderás y te quedarás tocado. Ya lo dicen mis socios: no todos los meses vamos a ganar dinero. Tendrás un mes en que puedes ganar lo que en tres. Pero siempre existe la posibilidad, y el riesgo, de pasar los cuatro o cinco meses siguientes, comiendo moscas.
Una cosa más que, en mi opinión, hace falta: las ganas. Ya te puede quemar por dentro, pero como si fuera una Falla en la nit de la cremà . Como no tengas ganas de batallar y de empujar muy, muy fuerte para que el negocio funcione, no vas a poder.
Hacen falta más cosas. Por ejemplo: un buen equipo.
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Responsabilidad duradera - Post 10

Nunca había tenido interés por tener un perro. Pero, de repente, un día, mi hermano y yo nos autoconvencimos: nuestra abuela necesitaba un perro que le hiciese compañía y que fuese la excusa perfecta para salir a pasear.
Y así fue como adoptamos a Xúquer. Un perro mestizo, de 5 kilos, que, para nosotros, cumple años el mismo 14 de marzo. ¡Y ya van siete años!
Era un cachorro abandonado en un contenedor, en algún lugar de Andalucía. Ahora es un miembro más de la familia, que únicamente te entiende si le hablas en valenciano. Te ofrece TODO.
Desde el día uno, es una responsabilidad. Pero, compartida. Porqué Xúquer depende de mí para todo. Pero, desde un punto de vista más sentimental, en mi familia también dependemos de él. Además, esa responsabilidad y esa convivencia, a mi me ha ayudado a crecer.
Cuando entras en casa, parece que tiene capacidad de hacerte un escáner y ver cómo te ha ido el día. Si te partes de risa, juega contigo. Pero si te muerdes los dientes de rabia, te toca con la patita y te mira para que sepas que él está ahí, no se va a ir. No te va a dejar.
En toda la historia del mundo hay algo que el dinero no ha podido comprar jamás... el movimiento de la cola de un perro.
Josh Billings
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Estar fuerte, para ser fuerte - Post 9

En mi familia siempre nos han educado con el deporte. Formaba parte de nuestra rutina diaria.
Con el paso de los años, he continuado practicando deporte. Nunca he sido fija en ninguno. He hecho natación, he salido a correr muchas veces con mi tío, he madrugado para salir en bici con mi padre, he estado en un equipo de baloncesto, he vuelto a practicar natación, a salir a correr con amigos e incluso participar en carreras, he practicado pilates…
Pero hace unos tres años me diagnosticaron dos hernias discales. Y eso ha sido un jodido punto de inflexión; tuve que parar en seco. Así que, como suele ocurrir, cuando ya no podía practicar todo el deporte que quería y me apetecía, descubrí que este hábito, esa rutina, era mi fuga de escape.
Puede parecer una tontería, pero para mi, estar fuerte significa ser fuerte.
Galopar me serviría para tener una complexión fuerte y la mente entrenada para concentrarme y aprender, recordar todo con la eficacia de un instrumento militar, de un arma
(Página 109. Un jardín al norte, de Boris Izaguirre).
Voy a salir a galopar, con mi bicicleta de carretera.
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Encuentra las 6 diferencias - Post 8

Ahí en la imagen estamos los dos “SigLap”. Él nació el 14 de marzo de 1980, a las 23′00 horas de la noche. Yo nací el 21 de febrero de 1984, a las 11′00 de la mañana.
Somos la noche y el día, el día y la noche. Y estas son nuestras 6 diferencias:
1. Él es Peña, yo soy Mingola
Él es conciliador, zalamero, tiene mano derecha y mano izquierda, tiene “capote”. Siempre sabe qué decir en cualquier momento y situación.
Yo tengo la mecha muy corta. Muchas veces, cuando me la hacen, no digo nada; pero nunca olvido. Él dice que tengo hemeroteca. No tengo ningún capote, lo hago todo polvo en 2 minutos, o menos.
2. Tiene 4 años más que yo
Cuando yo tenía 5 años comenzó a hacerse cargo de mi. Me ayudaba a vestirme, me ponía una diadema en el pelo y me llevaba a casa de nuestros abuelos para que desayunásemos y alguien me peinara.
3. Le encanta la música y el cine.
Siempre tiene alguna serie o película que recomendar. Además, siempre tiene buena música sonando, incluso en su cabeza.
La mayoría de veces, yo veo y escucho lo que él me recomienda.
4. Vuela muy rápido y muy alto
En lo laboral no hemos tenido mucha suerte. Sin embargo, hace unos cuantos años decidimos emprender juntos.
Ya sabéis, si alguien se hace rico, mejor que seamos los dos. Si alguien se hace pobre, mejor que seamos los dos.
En estos años, su papel es el de volar alto y rápido; tiene esa facilidad. Yo soy “su mente fría”.
5. Se toma la vida para vivirla
Y en esto, de nuevo, lleva ventaja por ser Peña. Ya puede pasar lo que sea, y no necesariamente bueno, a él nunca se lo vas a notar. Igual por dentro está jodido, pero a no ser que lo conozcas muy bien, no se lo vas a notar.
Él se toma la vida para vivirla. Yo me la tomo demasiado en serio.
6. Es muy fácil quererle.
Muchas veces me pregunto cómo lo hace. Es capaz de enfadarme como nadie. Reconozco que alguna vez me he llegado a plantear quererle menos, simplemente para no enfadarme tanto. Pero es imposible.
Si le das la vuelta a estas seis diferencias, entenderás que ya nunca voy a conocer a nadie más años que a mi hermano. Que él es quién torea y yo su banderillera. Que cuidamos el uno del otro. Que los dos, la mayoría de veces, vemos las mismas escenas y escuchamos la misma sinfonía. Que somos la torre de control más perfecta; sumamos un 10. Y que es mi mitad.
Felices 36, Tete.
Firmado: Queleta
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