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Rowena nuevamente soltó otra carcajada, y es que las palabras del rubio eran únicamente verdad, y a pesar de dejar el tema de los hombres a un lado (porque siendo sincera, no le interesaba en absoluto) Alfa siempre sería el único hombre importante en su vida (tal vez más que su padre, pues recordemos que su relación con este no es muy buena que digamos) La morena chasqueó la lengua, sintiéndose halagada por las palabras de su mejor amigo “Oh, basta, me harás sonrojar” hizo un ademán con la mano para taparse las mejillas  “¿Enserio? Caíste en que no me ganarías y por eso das un paso atrás? Llámame adivina, porque desde un principio lo estaba presintiendo ” se apoyó en su asiento, con aire de superioridad. La princesa dejó las cartas en el centro de la mesa, observando como el contrario las ordenaba para empezar un nuevo juego. “Black jack, black jack” canturreó con una sonrisa plasmada en su rostro. Era uno de sus juegos favoritos, y no era por alardear (por supuesto que si) que era muy buena. “No no no, ¿celosa yo? No aceptarías porque no tienes ojos para nadie más que a mí” Rowena pasó por tomar las cartas encontrándose un 8 y 7. Faltaba únicamente un 6 para ganar la primera partida. La argelina tomó otra, llevándose un 4. ¡Bingo! por poco “Oh Alfa, sabes que me gustan tus pijamas, y si es el de pikachu pues dale”  comentó, preparada para enseñar sus cartas. Sin embargo, la supuesta confianza del chico la hizo dudar “Pero, la apuesta anterior sigue en pie, usarás esos calzoncillos”

“Ah, lo sabes. Vamos, que te lo dicen mucho, ¿no? Eso te pasa por tener tantos admiradores.” Espeta el rubio, fingiendo el tono de recelo como si aquel hecho le irritara de verdad. “Espero que, de entre todos ellos, yo siga siendo siempre el más especial.” Advierte, observando expectante las cartas ajenas. Se ha llevado un buen golpe porque le acaba de ganar la mano con un trío de nueves; ya no había esperanzas que valiesen. “Mujer, tanto como morirme… Pero sin ti lo paso mal.” Y en esta ocasión sí que estaba siendo totalmente sincero. No se imaginaba lo aburrido que podría haber sido su estancia en la mansión de no haber coincidido con la morena. “Cambiemos de juego a otro más sencillo.Hoy las cartas no me quieren lo suficiente.” Junta todas para mezclarlas en lo que planea lo que harán a continuación. “¿Qué te parece una partida al 21? El que más se acerque sumando el valor de sus cartas gana.” Deja escapar una pequeña risa al escuchar el comentario mordaz de ella. “Prefiero refugiarme en helado de chocolate que conocer a tus amigas, por si acaso te pones celosa y rompo vuestra amistad.” Reparte dos cartas a cada uno y les echa un vistazo. Entre el 9 y el 4 se ha quedado bastante corto. “¿Otra?” Él sí se lleva otro naipe de la baraja para sumárselo al 13. La mala suerte le golpea de nuevo. Ha sacado otro 9 y se ha pasado del límite. “Si gano…” Decide fingir que tiene muy buenas cartas para que la muchacha se rinda antes de que las enseñen mutuamente. “Tendrás que llevar mi pijama durante todo un día entero. O puedes retirarte y empezaremos de nuevo.” 

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Bella Hadid 

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Bella Hadid attends the “Cafe Society” premiere and the Opening Night Gala during the 69th annual Cannes Film Festival at the Palais des Festivals on May 11, 2016 in Cannes, France.

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Rodó los ojos ante sus palabras, mientras reía a lo bajo, sin embargo, desvió su atención a sus cartas, esperando que el rubio no pudiera verlas “Losé, no necesitas decírmelo” le lanzó un guiño, haciendo notar la diversión en su tono de voz. En cuanto el contrario dejó ver la carta sobre la mesa, la morena lo observó expectante “Uh...que suerte” comentó, antes de mostrar sus cartas como el rubio lo hacía “¿Es decir que sin mí, te mueres?” elevó ambas cejas, asomando una sonrisa de oreja a oreja, notando la combinación que tenía, mejor a lo que su contrincante mostraba “Si deseas puedo presentarte algunas chicas” se encogió de hombros “Para que puedan consolarte una vez pierdas esta partida” Rowena sonrió con sorna,trataba de provocar al muchacho, después de todos nadie podía competir con ella, no cuando era muy buena en lo que hacía ”Ojos para mí, claro” 

“Claro que están lavados, ¿por qué clase de guarro me tomas?” Replicó de inmediato entre risas; aceptando el reto pese a que ya sabía que sus posibilidades de ganar esta primera ronda eran limitadísimas. “Ah, ¿lo admites? ¿Admites que te alegro la vista?” Esta es una novedad para el ojiazul. Él no se cansaba de regalarle cumplidos a cada rato, y, aunque la inmensa mayoría llevaban cierta connotación bromista, no eran más que verdades. “Tú también eres muy guapa, eh. No te olvides.” Destapa la última carta en el centro de la mesa. Le ha dado suerte esto de ser sincero porque acaba de aparecer un ocho con el que hacer pareja. Bueno, hay mil jugadas mejores que la pareja, pero al menos tiene un poco más de esperanza. “Exacto. Yo a penas duermo y no tengo amigos aquí dentro, así que me he obsesionado contigo, que eres la única que me aguanta.” Sonríe de soslayo y muestra sus cartas porque es el momento de que cada jugador revele qué ha conseguido formar. Su pareja de ochos le deja en una situación complicada. “Solo tengo ojos para una mujer. Pero eso tú ya lo sabes.” 

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Rowena se encogió de hombros ante la pregunta del muchacho. La verdad es que la otra vez que tuvo una conversación con alfa, este usaba un pantalón mucho más ancho a comparación de los que solía usar, es por ello que pudo divisar que usaba esos calzoncillos, fue difícil esconder la risa que en ese momento estaba apunto de mostrar. “Muy bien Alfa, será mejor que laves esos calzoncillos para que puedas usarlos” le guiñó el ojo, asomando una pequeña sonrisa en la comisura de sus labios. “Es cierto, lo decía en son de broma tarado” negó con la cabeza varias veces, sin embargo, le sacó la lengua tal y como el contrario lo había hecho. ¿Si eran unos infantiles? Si lo eran “Oh, ahora hablamos de mi vida sexual ¿eh? Como el tuyo no es interesante entonces tienes que hablar del mío” rodó los ojos, sacándole nuevamente la lengua. No estaba enojada, en si, le parecía gracioso, porque, por mucho que le doliera, era verdad.

Su nerviosismo apareció tan pronto como la morena mostró interés en imponer una apuesta en esta competición entre amigos. Alfa supo que había cometido un error al sacar la idea, mas fingió desinterés y sacó valentía de donde pudo. “Vale, ¿cuál reto propones tú, canija?” Ella pareció tenerlo todo muy bien pensado. “Espera, ¿cómo sabes que me traje esos calzoncillos?” Por desviar la atención, claro está. Lo sabían todo el uno del otro. Era un hecho. “Bueno, acepto. Pero si yo pierdo me dejarás enviarle mensajes de texto al contacto de tu agenda que yo quiera haciéndome pasar por ti. Sin límites.” Podría ser un exnovio, un amigo, un enemigo. O incluso miembros de su familia. “Oye, te pasas.” Le recrimina mientras destapa la tercera carta en el centro de la mesa. “No hay tantos rubios atractivos en esta casa.” Se defiende a duras penas. “Eso ha sido muy cruel.” Le saca la lengua cual niño pequeño. “Todo lo que hago es por contagiarte alegría, ya que no tienes quien te de orgasmos aquí dentro. Esto es lo más cercano que vas a tener.” Bromea, reprimiendo la carcajada malamente.

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Bless Marie and her overalls.

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Una sonrisa bailó por sus labios, colocando sus brazos en filo de la mesa. Era divertido el temor que se veía en el rostro del rubio. Sin embargo, sabía que era tan bueno en eso como ella “¿Quien dice que no?” se le había ocurrido muchas apuestas, con tan solo ver hacer el ridículo al rubio “Si yo gano....saldrás por los pasillos con calzoncillos” frunció los labios “Los calzoncillos de superman que tienes guardados entre tus cajones. Oh, y gritarás que soy la mejor y que estás afortunado de conocerme” la mirada de la morena observó las cartas que le eran repartidas, mientras de reojo miraba a Alfa, impaciente por comenzar el juego. “Puedo conseguirme otro rubio egocéntrico que sea mi amigo” rodó los ojos, divertida por las palabras del chico “Pero para ti será difícil encontrar una bastarda que se ría de tus tontas bromas”

“Joder, no sabía que eras tú.” Es evidente que se está arrepintiendo de haber alardeado. Conoce a la morena lo suficiente como para saber que es muy buena con las cartas. Una adversaria a la que temer, desde luego. “Entonces no vamos a apostar nada, ¿no?” Quiere asegurarse porque ahora es él quien tiene miedo de perder. Mezcla las cartas para que estén desordenadas y comienza a repartir en cuanto ella se sienta. “Me encanta lo seria que te pones con los juegos.” Bueno, no era un simple ‘juego’, Alfa lo había convertido en una competición. “Si te gano no me dejes de hablar, va.” Revela las dos cartas que están sobre la mesa. Luego organiza las tres que tiene en las manos por colores. “Ah, no. Me olvidaba de que no puedes vivir sin mí, o sin hablarme.” 

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Terminó de beber su jugo, haciendo sonidos con su sorbete, dando a conocer que no quedaba más. Sin embargo, la mirada de la morena aún permanecía en el cuchitril que tenía el muchacho a su alrededor. “Wow” separó sus labios de su bebida, observando al moreno con atención “Felicidades, eres la primera persona que se termina los doritos en ¿cuanto? ¿3 minutos?” observó las envolturas en la mesa que tenía en frente, con la esperanza de encontrar algún snack que haya sobrevivido del hambre del príncipe. 

Inclinó aquella bolsa de frituras en su boca y así, terminando hasta con las migajas aventó la envoltura sobre la mesilla cercana, la cual estaba llena de basura de otras golosinas y botanas, e incluso unas botellas vacías de soda. ❝ Lo siento, he acabado con las reservas de golosinas, refrescos, botanas y… Bueno aclaremos que ha quedado muy poca comida. ❞ Soltó con una sonrisa complaciente a la primera persona que su mirada alcanzo a ver.

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Le impresionaba saber que existía una sala de juegos dentro del palacio, y para su buena suerte, sus antiguos amigos le habían inculcado el hermoso arte de los juegos de azar. Tenía que admitirlo, era muy buena. Venía de los barrios bajos, sabía en que momento atacar. La morena entró al salón, observando el lugar con atención, cuando de pronto, su ensimismamiento se vió interrumpida por la voz ajena. Supo de quien se trataba inmediatamente.  Sin embargo, se mantuvo callada, escuchando sus palabras con atención. “Mejor deja de hablar y empecemos” Rowena rodeó la mesa, hasta posicionarse frente a Alfa. “Veremos quien resulta ser el ganador” ahora el título de mejor amigo no era importante, la princesa era desafiante, no dejaría que el muchacho ganara.

Alfarr se encontraba en la sala de juegos organizando la mesa de póquer para una pronta partida cuando escuchó los pasos de un desconocido a sus espaldas. No se giró de buenas a primeras, porque le era indiferente identificar a la persona que había entrado; con que supiese jugar le valdría. “¿Echas una partida?” Cuestiona, colocando un puñado de fichas en el extremo contrario de la mesa. “Si te da mucho miedo perder podemos hacerlo sin apostar nada.” Una sonrisa asilvestrada se iluminó en su rostro. “No es por alardear. Se me dan bien los juegos de azar, nada más.” Quizás la suerte le abandonaba ese mismísimo día y tenía que tragarse las palabras muy a su pesar. “Ya sabes lo que dicen, quien avisa no es traidor.” 

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¡No era pequeña! En realidad solo se llevaba pocos centímetros con el rubio, y eso que ahora llevaba unos insufribles tacones. “¿Que?¿Acaso estás celoso?* elevó ambas cejas, la morena colocó un mechón de su cabello hacia atrás, pestañeando repetidas veces “ Lo sabía, sabía que estabas enamorado de mí cuando me viste por primera vez” elevó la comisuras de sus labios en una sonrisa, divertida por la situación “Pero temo decirte, que mis sentimientos no son correspondidos” se llevó ambas manos al pecho, apenada. “Ay Alfa, porque siempre piensas en comida, estabas declarando tu amor por mi y siempre lo malogras” le devolvió el golpe, rodando los ojos ante las palabras de su mejor amigo “Deberías estar agradecido que iré a visitarte, mi presencia es lo que basta” solo esperaba que su compañero del contrario no dijera nada al encontrar a una chica en su pieza “Como sea, gracias por esto” elevó el vaso que Alfa le había entregado, por lo menos ayudaría a disipar el asqueroso sabor de la bebida anterior “La verdad es que no iba a venir al momento que supe que también asistías” bromeó “Pero, me siento cómoda , hasta ahora  solo me he topado con dos princesas ineptas, lo cual no es mucho como pensaba”

“Hey, tanta agresividad no le puede hacer ningún bien a tu pequeño cuerpo.” Comentó en tono jocoso, haciendo una pequeña burla a la altura de la morena. No es que ella fuese especialmente bajita, pero Alfa sí que le sacaba un buen puñado de centímetros. Se sentía una maldita torre a su lado. “Guárdala para tus amantes, mujer.” Añadió con una sonrisa amplia iluminándole la cara. Su nueva amenaza no hace más que provocarle; es muy fácil desquiciar a la morena. “Anda, ¿me vas a hacer una visita? Qué ilusión. Pero trae comida o no serás bienvenida a mi cama.” Advierte él, sabiendo las intenciones macabras que tendrá su amiga. Es, sin lugar a dudas, una mujer de armas tomar. “Bien, deja esto ya, que el alcohol es muy dañino y yo quiero que tengas una vida larga y tranquila.” Deja la copa medio vacía que le acaba de entregar en una mesa cercana. “Es cocacola. Sonaba más exótico lo otro, sí. Te la regalo porque soy un gran amigo.” Así ella podría quitarse el sabor desagradable de encima y refrescarse al mismo tiempo. “Me debes una.” Le anuncia tras pasarle a ella su vaso, y se agacha para dejar un beso en su frente. Alfa echaba de menos su compañía. Es difícil no darse cuenta. “¿Estás cómoda en la casa? Ya sabes, con tanta realeza y egocentrismo uno puede sentirse desubicado en ocasiones.” 

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Neil Armstrongs got nothin’ on me. 

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Aún con la mueca de asco en el rostro Rowena pasó por soltar un suspiro, elevando la comisuras de sus labios en una sonrisa “Si bueno, no es para tanto” o eso pensaba, esperando disipar el sabor de su garganta “Un jugo me iría bien, con tal de sacar el mal sabor de esto” dejó de lado la copa que tenía entre las manos, para elevar la cabeza entre la multitud y divisar las cocinas.

La mente de Cambriel divagaba un par de instantes, dejando que el vaso de whisky enfriara con lentitud la yema de sus dedos. Conseguía observar a la perfección aquel paisaje que tanto le agradaba; sin embargo, tras escuchar las palabras de la joven alzó una ceja.  —¿Te encuentras bien? —Preguntó y regreso la mirada hacía ella.  —En definitiva la  bebida de aquí no sabe bien,  ¿Quieres que te traiga un poco de agua o jugo? —.