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Hace 17 años que practico, yoga-asana. Y ha sido un camino de muchas satisfacciones que me ha aportado no solo salud física, sino también mental, espíritual y un enorme autoconomiento de mi misma.
Pero después de mucho tiempo de practica, dedicación, disciplina y constancia sentí que faltaba algo más, es así como hace 4 años me encontre con el Vedanta, pero y ¿qué es esto tan raro del Vedanta?
Vedanta es la culminación de los Vedas y significa conocimiento, Vedanta es un método de autoconocimiento muy antiguo que fue trasmitido a los Rishis o sabios en la India.
En Vedanta se discute sobre lo que ya es un hecho. Vedanta dice que tu eres la causa de todo, que eres completo, que eres pu̅rṇa (infinito, ilimitado, indivisible), esto significa que ya es algo logrado, algo que ya está conseguido y la manera de conseguirlo es en términos de conocimiento, no es algo en términos de llegar a ser o de producir algo.
Vedanta dice que somos libres de cometer errores, y hay que corregirlo tal y como hemos sido capaces de cometerlo, podemos corregirlo. En Vedanta no estamos produciendo Brahman, nos dice que ya somos Brahman que es la Existencia Absoluta cuya naturaleza es Conocimiento-Dicha. El mundo mismo brilla como Brahman cuando se elimina el velo de ignorancia mediante el surgimiento del Conocimiento, lo ideal sería ver a Brahman en todo, y para eso tenemos que saberlo, abandonar el error y reconocer el hecho de que somos purna.
Por tanto el tema en Vedanta es siddha-viṣayah, un hecho que ya es, que existe ya.
Obviamente, Vedanta no rechaza la parte del Veda sobre karma-kanda, que es la parte en el Vedanta que nos habla de los rituales para obtener cosas, como abundancia ecónomica, para quienes desean tener un hijo y hay rituales para todo. ¿pero por qué no rechaza esta parte del Veda? Porque necesitamos medios y fines para conseguir fines finitos, necesitamos puṇya (gracia, méritos) para la madurez y necesitamos prepararnos para conocer y asimilar lo que Vedanta dice. Necesitamos conocer dharma/adharma, lo correcto y lo incorrecto. Todo esto está incluido en el Veda.
Vedanta no te habla de algo inalcanzable.
Vedanta te dice que AQUÍ Y AHORA puedes vivir una vida mejor. Solo hace falta que te dispongas a probar y comprobar que tu vida puede cambiar.
#yoga #autoconocimiento #reconectarte #vedanta #sabiduría #filosofia #filosofiavedica
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El mito del carro, el viaje al destino final de la felicidad

En la cultura védica que lleva miles de años siendo un método de autoconocimiento, hay un texto llamado jīvayātrā que nos habla sobre el deseo que tenemos todos los seres de conseguir el objetivo de la felicidad eterna, plena y sin impureza pero que por otro lado no conocemos los medios ni el fin, de modo que no hemos alcanzado todavía ese destino de felicidad, es por esto que en el verso 2 menciona la imagen del viaje del carro que en el veda describre al individuo (jīvātma) como el dueño del carro que viaja, la inteligencia como auriga, el cuerpo como el carruaje, los órganos de los sentidos como los caballos, los objetos de los sentidos como la carretera y la mente como las riendas.
Este viaje al destino final de la felicidad es posible sólo para el ātmavān (el que se posee a sí mismo). Aquel que coordina a todos éstos bajo su control.
De hecho las emociones son pensamientos y aprender a corregir o disciplinar la forma en la que pensamos, no es una tarea fácil, lograr que los pensamientos sean menos mecánicos y que nuestras reacciones no sean impulsivas, puede ayudar a llevar una vida más plena, en donde las emociones como la depresión, la frustración, entre otras deja de ser un impedimento, a menos que se requiera de medicamentos o un tratamiento profesional.
La alegoría al carro que además esta escrita en la Bhagavad Gitanos habla de como en la mente es el lugar en donde se da vida a los pensamientos y quién dirige ese carro eres tú, el dueño y señor de tu intelecto. Eso eres tú y Vedanta nos ayuda a descubrir como calmar esas fluctuaciones en la mente.
El auriga, o la razón, ha de llevar al ser humano hacia la verdad, hacia la luz, y no es fácil, teniendo en cuenta el conflicto en la mente, ya que usualmente tenemos la tendencia a ocultar las emociones, sobre todo si las consideramos “negativas”. Y se piensa que lo mejor es ocultarlas, pero en realidad se trata de validarlas, reconocerlas y expresarlas adecuadamente. No eliges sentir ira, envidia, celos y demás emociones. Estas surgen porque eres una persona con toda su humanidad y vulnerabilidad.
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Ritual de la Puja
El Bhakti Yoga es una de las seis mayores ramas del yoga, que respresenta el sendero o camino del amor incondicional y la devoción completa a Dios o al Ser divino. En la tradición Védica es llamado Īśvara.
Ritual de la Puja
El Bhakti Yoga es una de las seis mayores ramas del yoga, que respresenta el sendero o camino del amor incondicional y la devoción completa a Dios o al Ser divino. En la tradición Védica es llamado Īśvara.
El Bhakti Yoga es la vía del Yoga que purifica y canaliza nuestras emociones para acceder a un sentimiento de amor incondicional y de unidad con todo lo que nos rodea. Una de las prácticas que se incluyen en este sendero es el ritual o Puja, palabra sánscrita que significa reverencia, homenaje.
¿Qué es la Puja?
La Puja es un ritual de conexión con todos los elementos de la naturaleza de la cual somos parte.
Según la tradición, los cinco elementos que conforman la naturaleza también se encuentran en nuestro cuerpo. Durante la puja se usan estos cinco elementos simbolizados en las ofrendas: agua, fuego, incienso, alimento, flores… que al final de la Puja , una vez puesta nuestra intención en ese acto, de forma sincera y al mismo tiempo renunciando a los resultados de la misma, volverán a cada persona en forma de prasad: el símbolo de la energía que nos mantiene y rodea, contenido en la ofrenda que vuelve a nosotros al final de la puja, reforzando nuestro ser con protección y buenos augurios. Es importante en esta práctica una apertura tanto en el dar como en el recibir. En este ritual celebramos y honramos lo que somos, llevando la atención a las cualidades internas que deseamos potenciar y afirmando una resolución personal.
Además de las ofrendas, seleccionamos una deidad que respresenta a Dios o Īśvara, recitamos las oraciones y los nombres en sánscrito, saludamos a los maestros, invocamos a través de la llama de la vela, la luz del conocimiento y se pide a la deidad las bendiciones para que los obstáculos para la obtención del conocimiento sean superados.
La Puja idealmente se realiza a diario y con el tiempo nos ayuda a ver que todo es Dios, tanto las cosas que catalogamos como buenas como las que creemos que son malas. Todo en la creación es Dios y de ahí hacemos el ritual en agradecimiento por todas las bendiciones dadas.
Un feliz día
#tradicionvedica #yoga #filosofía #bhaktiyoga
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¿Qué es la práctica del yoga?
Yoga es una palabra en sánscrito que significa "unión", es una forma de integrar el cuerpo, la mente y el espíritu. Ayuda a vivir en armonía con uno mismo y con el entorno, es encontrar el balance entre la acción, el pensamiento y la emoción.
El Yoga es un camino que cuenta con tres pilares iniciales que son las posturas físicas (yoga asana), la respiración (pranayama) y la meditación (dhyana).
Las posturas físicas o asanas están diseñadas para revitalizar, relajar y desintoxicar el cuerpo y la mente. Cuando se practica con total conciencia se convierten en meditación en movimiento.
Cuando se inicia una practica constante y disciplinada el cuerpo libera tensión y se sienten los desequilibros a nivel físico y mental, cuando éstos salen a la luz empiezan a liberarse, con esto los canales de energía se abren y pueden fluir más facilmente.
Adicional cada una de las posturas tienen beneficios como liberar tensiones en espalda, cuello, estirar la columna, trabajo de hombros, fortalece los músculos entre muchos otros. Preparar al cuerpo para poder iniciar con el segundo pilar la respiración y posteriormente la meditación. Sin un cuerpo, fuerte, relajado y concentrado es aún más difícil poder alcanzar dhyana (meditación).
A nivel interior, se desarrolla la humildad, la compasión y la concentración, entre otras cosas.
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¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¡Todo depende de mi!
Los libros han sido para mi una fuente de inspiración. Desde la muerte de mis padres han constituído la más grata, emocionante, positiva y sabia compañía. Todo esto, gracias a mi padre que desde los 5 años, si mi memoria no me falla, me enseñó a amarlos.
Decidí iniciar mi blog con éste artículo, ya que acabo de leer un libro basado en cartas de su autor, a sí mismo, y aunque me han llamado la atención muchas de ellas, hay una en particular que ha inspirado en mi, la elaboración de este escrito.
He aquí, la Carta 20 de La brújula Interior de Álex Rovira Celma. El escrito inicia así “Lo que a veces puede parecer algo negativo, un obstáculo, un freno, un revés a lo que consideras tu propósito, una experiencia vivida como fruto de la mala suerte, quizá sea en realidad lo mejor que te podía ocurrir…”
Al leer éste párrafo, recordé cuando por primera vez leí sobre la Resiliencia y la capacidad que tenemos los seres humanos de reponernos ante las adversidades y aprender de ellas, reflexioné también cómo nuestra mente, nuestras creencias o miedos nos hacen creer que no es posible transformarlos, fortalecernos y aprender.
En éste libro el autor cita un cuento de otro libro "Ligero de equipaje, de Carlos G. Vallés, S. J. Que Dice así:
Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar sus campos.
Un día, el caballo escapó a las montañas. Cuando los vecinos del labrador se acercaron para condolerse con él y lamentar su desgracia, el labrador les replicó:
“¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¡Quién sabe!”.
Una semana después, el caballo volvió de las montañas trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte. Éste les respondío: “¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¡Quién sabe!”.
Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, cayó y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró aquello como una desgracia. No así el labrador, quien se limitó a decir: “¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¡Quién sabe!”
Unas semanas más tarde, el ejército entró en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota, le dejaron tranquilo. “¿Había sido buena suerte?¿Mala suerte? ¡Quién sabe!”.
Es por esto, por cosas vividas y otras aprendidas que estoy convencida que la buena o la mala suerte depende de nuestra actitud frente a cada situación que se nos presenta. Si adoptamos una actitud pesimista, percibiremos el evento como algo terrible, quizás mucho más de lo que realmente es. Esta visión trágica no nos permitirá ver las posibles salidas.
El 13 de noviembre de 1985, a mis 11 años, la pequeña ciudad en la que vivia desapareció, dejando no solo desolación en mí, sino, en miles de personas que logramos sobrevivir, entre éstas 25.000 personas estaban mis padres, 3 de mis 4 hermanos, mis abuelos, tíos, primos. Éste evento cambió por completo la historia de mi vida. En Armero desaparecieron o fallecieron cerca de 25.000 personas.
Pensando en el cuento que expone Rovira, podría pensarse que éste fue un evento de mala suerte, en el que todos estuvimos allí en el momento y a la hora menos indicada. Pero como lo dice el cuento, todo depende con qué ojos lo veamos.
Hoy no podría decir que éste evento fue en realidad lo mejor que me podía ocurrir, pero lo que sí puedo decir, es que me ha enseñado, más de lo que yo pude imaginar, especialmente en esos primeros años que siguieron a la tragedia y también durante mi adolescencia, ya que renegaba todo tiempo por mi vida, y me preguntaba ¿Porqué me ocurrió todo eso?
Poco a poco y a medida que pasaba el tiempo, fui comprendiendo que tenía dos caminos, el primero seguir en depresión, lamentandome por mi vida, por la perdida de mi familia, mi hogar y mis hermanos, en resumen en un proceso de victimización o inspirar pesar, o el segundo, inspirarme en los aprendizajes que me dieron en mis primeros años de vida mis padres y comprender que con el tiempo debía concentrarme en lo que realmente deseaba para mí.
Me recuerdo una y otra vez a mí misma, que han pasado cosas maravillosas en mi vida y que de mi depende cual de mis voces prefiero alimentar. ¿Aquella que se siente la víctima de las circunstancias? o ¿aquella que triunfa y aprende de la adversidad?
En conclusión, he aprendido que eso que puede parecer algo negativo o catastrófico puede ser transformado en una experiencia no de mala suerte o de buena suerte, sino en lo mejor que podría ocurrirme, porque me hice fuerte con el tiempo, sin perder la dulzura, la gratitud y el amor por la vida y por todos aquellos que me rodean, y lo más importante de todo es… que todo depende de mi y eligir de cada día desde que lugar deseo vivir.
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Sobre los Gremlins y otros demonios.
La primera vez que escuché sobre los Gremlins fue durante mi proceso de formación como Coach, los Gremlins son esa voz que no solo escucho yo, sino que la mayoría escuchamos y eso no significa que estemos locos o seamos bipolares, sino más bien, se trata de esa conversación interna que no nos deja ser, hacer o actuar o para mí, éstos Gremlins son la misma mente de la que se habla en Yoga, en meditación o en Mindulness.
La mayoría de los gremlins nacen de nuestras creencias, ya sean aprendidas en casa, en el colegio, en la sociedad, con los amigos, etc.; y se van alimentando a lo largo de nuestra vida, en mi caso, yo le llamo “Hitleriano” a mi gremlin, a mi vocecita interna, o como algunos autores llaman el crítico interno, o el comité de juicios.
Mi voz saboteadora, que siempre anda diciendo que “no soy lo suficientemente buena”, que “nada va a funcionar” “que “soy demasiado lenta”, que “mis ideas no son buenas”, que “para que arriesgarme” entre miles de creencias más.
Además me he dado cuenta, que estas voces cambian con el tiempo, dependiendo del contexto y puede ser dictador o víctima, también cambia de disfraz, o de estrategia y es difícil, algunas veces aprender a notarlo y dejar de alimentarla, ya que se trata de nuestra propia mente, quien conoce nuestras debilidades, anhelos, deseos y vulnerabilidades.
Con esto en mente, comprendí cómo estas conversaciones internas afectaban mi ser impactando en mí hacer, paralizando el logro de mis objetivos y sueños, ya sea desde mi vida personal, laboral, sentimental, familiar, espiritual... etc.
Cuando supe sobre los gremlins, me pregunté a mi misma:
¿Quién eres realmente?
¿Eres acaso la suma de todas esas creencias aprendidas a lo largo de tu vida?
¿Crees que esas creencias alimentan tus pensamientos y emociones?
Observé durante un día, cuantos pensamientos positivos o negativos llegaban a mí, o cuántas preocupaciones sobre el pasado y cuántas sobre el futuro, pensamientos aburridos o hasta pensamientos extraños, perversos o inexplicables y me preguntaba una vez más ¿Tu eres realmente estos pensamientos?
Y llegue a la conclusión que no somos nuestras creencias, no somos nuestras personalidades, no somos nuestros pensamientos, ya que estos cambian dependiendo de nuestros estados de ánimo, de nuestro día, o de la definición que les demos de “buenos” o “malos”.
¿Pero entonces, qué somos realmente?
Tu mente, esa voz en tu cabeza que te critica, juzga, enjuicia, cataloga tus experiencias, tus actos, tus ideas, esa voz, quiere que te sientas mal, que no disfrutes, que no estés presente, usualmente, invito a mis coachee (clientes) a darle un nombre y hasta una imagen a dicha voz, esto facilita el proceso de coaching, ya que al hacerlo, el gremlin pierde fuerza y algunas veces da risa verlo.
Aquí está mi pequeño y aparentemente inofensivo Hitleriano, al dibujarlo le perdí miedo y ya no creí en todo lo que me decía, él, esta vocecita en mi cabeza pensaba que a la única a la que le pasaban “cosas malas” era a mí, noté que su principal objetivo era llenarme la cabeza de pensamientos negativos que saboteaban mis grandes planes de ser feliz.
Él, con su carita de yo no fui, es dictador, no voy a negar que sigue ahí, y creo que seguirá hasta el último suspiro de mi vida, pero lo diferente ahora, es que lo noto y no le creo y aunque diga que no actué, que para qué, o muévete mas o perdemos el tiempo, cada vez lo escucho menos, y ahora tengo la certeza, de que lo que él dice no es cierto.
¿Cómo he aprendido a notarlo y a tener pruebas de lo que él dice no es cierto?
El paso más importante lo di a través del coaching, que fue la primera herramienta que aprendí y que me enseñó a notarlo, y a no identificarme con él, la segunda herramienta, fue el Yoga, una ciencia maravillosa y poderosa, que me ha enseñado a ser consciente de mi propia mente, a callarla y calmarla, ya sea través de las asanas, de la meditación o la respiración (pranayamas), el Yoga me ha ayudado a quitarme un enorme peso de encima y a sentirme cada vez más ligera y en silencio, además de que me aporta salud física y emocional.
El mindfulness o atención plena y la meditación, me han enseñado a estar totalmente conectada con mi cuerpo, a sentir cada postura con todas mis células y a estar atenta a mi respiración, ante la dificultad de dejar la mente en blanco, quiero aclarar que con la práctica y maravillosos profesores, aprendí que no se trata de dejarla en blanco, sino más bien, se trata de observar los pensamientos que lleguen y dejarlos ir, basta con darte cuenta cómo van y vienen desde los más simples hasta los más complejos, todo está en la práctica y poco a poco se va llegando a la maestría hasta que sientas serenidad y calma en tu mente.
Estas cuatro herramientas poderosas y maravillosas que han llegado a mi vida han sido las que más me han aportado, sé que existen muchas más, el reto está en aprender ser conscientes de la mente, sin identificarnos, sino siendo observadores; aprender a usar esas creencias a nuestro favor; saber que se puede hacer algo con eso, e ir callando poco a poco esa conversación que nada aporta a nuestra vida, pero que si logra paralizarnos y sentir “sufrimiento”, todo esto es posible, pero requiere fe, paciencia, disciplina y al mismo tiempo deshacernos de cualquier expectativa, solo así podremos aprender a disfrutar del camino hasta llegar a esa felicidad y calma que tanto anhelamos.
“Si escuchas una voz en tu interior que te dice que no puedes pintar,
¡Pinta! Y esa voz se callará”.
Vincent Van Gogh.
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