remindingmybabe - Tumblr blog

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FALTA MUCHO POR DARTE.

Acabo de darme un tour desde el inicio hasta el final de este blog y AÚN SIENTO QUE LE FALTAN MONTÓN DE COSAS. Siento que TÚ mereces mucho más de las simplezas que hay acá. De verdad. Eres TREMENDA MUJER que merece mucho en el mundo y ME OBSESIONO con querer dártelo todo. 

Quiero decirte y escribirte mucho, pero lo haré en otro momento, mi amor. Ahora mismo temo que malpienses mis acciones y mi silencio largo. Me iré acostar, además el pecho me mata y las flemas todavía más. Me falta la última inyección, ya sabes. El resfriado no me quiere abandonar. 

Tú tampoco lo hagas.

Nunca.

Te amo con mi vida entera, cosita rica. Te amo, nunca dudes de eso. Por favor, no te duermas pensando en que soy el monstruo que enseño cada  vez que me enojo y discutimos. Por favor. Te suplico de rodillas... nunca, por favor, nunca de los nuncas me abandones ni me cambies por alguien más. 

Me acostaré ya, te escribiré luego, amor de mi vida...

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martes, ‎23‎ de ‎octubre‎ de ‎2018, ‏‎12:37:44 a. m

(you’re music to my eyes) pt. i

planeaba decir algo simple. recordarle lo que siempre le digo. confesarñe lo que ya le había dicho. algo que a la voz de un musical recite ‘you're the music to my eyes.’ me gustaría contar lo que nadie más sabe.

que me acompañaste. que me llenaste. me curaste. me enseñaste. mejoraste lo que había que mejorarme. me tomaste a un paraíso. compañera. amiga. estructura. sustento. amor. secretos. montón de cosas que nunca están de más ni aunque intentemos detenernos. la que nunca se fue. la que siempre estuvo cuando todos desaparecieron. la que está cuando el devaneo marea. la que sana las heridas infectadas. la que atraviesa las tempestades y marejadas. la que sostiene cuando todo revienta y colapsa. la que escucha cuando no se entiende. la que explica cuando no se comprende. la que enseña cuando se necesita. la que guía cuando se pierde la vista. la que acompaña cuando nadie más lo hace de verdad.

química y demás. matemáticas inentendibles. sonetos sin sentido. letras sin coherencia. eres la que quiero que esté cuando quiero desaparecer. eres mi sostén cuando todo parece romperse. eres mi abrazo cálido en las paradas gélidas y mi beso sincero cuando tropiezo. salimos. nos divertimos. tenemos una historia larga. una historia de muchos capítulos sin contar. un libro que pocos se animarían a tomar. aquél afortunado en encontrar una como tú... seré yo en esta y las vida siguientes.

que si hablar de ella es un tabú. que si deseo que se vuelva cada vez más real. que si deseo meterla entre mi piel y enredarla en mis venas. que si estoy alrededor. que si la amo sin razón. que si me atrapó. que si me enamoró. ese soy yo. el que en las noches bebe y la invita a bailar. el que le busca el lado para hacerla reír. el que no tiene miedo de ‘ser’ con ella. el que todo confiesa y no sabe mentir ante ella. el que aprende. que si les hablo de ella probablemente no me puedan callar. que si la conocí aquí. que si la conocí allá. simplemente la encontré. la conocí. la tuve. la tengo. la consumí. la bebí. la fumé. yo la conocí. yo la tuve cerca de mi. yo la beso y le muestro pinturas que a nadie más le enseño. nos contamos secretos. camino con ella sin dudar al respecto. me lanzo al vacío sin temor. ponle de nombre ‘amor.’

que si amé antes. que si amamos antes. ella es única en su clase. la conozco como a nadie. me conoce como nadie pudo antes. siempre fue ella. siempre la quise a ella. siempre la elegí a ella. una mujer completa. una mujer que me complementa. me gusta existir con ella. me gustaría casarme con ella. me gustaría aprender más de ella. me gusta sentirla a ella. me gusta ser quien soy con ella.

vamos, en resumidas cuentas y sin más mareos: ella es lo que no tiene cualquiera. lo que todos quisieran.

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Esta canción me hace pensar mucho en ti. 

Hoy, 28 de Octubre del 2018 rectifico lo mucho que te amo y te dedico por segunda vez esta melodía. ¿Directo al soundtrack de nuestra boda?

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28 de Octubre del 2018.

Hace mucho tiempo no me paso por acá.

¿Cuántas cosas no nos han pasado en este último tiempo? Hoy, domingo 28, el día en que mis audífonos murieron (o al menos el que usaba ya está más allá que para acá) y el día en que mi tercer inyección me tocaba pero no me la apliqué porque mi mamá fue a trabajar y quiero que esté ella conmigo cuando me la pongan. Además ella le habla a su amiga, nuestra vecina la que me pone la jeringa despacito. Aunque igual lloro porque me entra mucho miedo, esos cinco segundos previos al terror, cuando te pasan el algodón húmedo de alcohol por la pompita... bueno, hoy me salvé de eso. 

Hace cinco minutos te pregunté: “¿Oye, vamos a rolear el parto?” puesto que me acababas de contar la situación ridícula de tu telenovela, donde la mujer embarazada se le rompió la fuente pero tiró, según tus palabras: “un litro de agua” 

ATENCIÓN, JUSTO ME ACABAS DE PREGUNTAR: “¿QUÉ TANTO ESCRIBE MI AMOR?” y te mentí. Siempre me escuchas escribirte aquí, pero es que aún no me puedo permitir revelarte este secreto. Sinceramente, aún no sé cuando sea ese momento, pero te prometo, que en cuanto llegue, te explotará el corazón de amor. 

No estoy en RP en este momento. Porque soy demasiado perfeccionista y además porque a veces me aburre estar ahí. A mi me gusta estar así, como estamos justo en este segundo (aunque tú no lo sepas). Tú viendo tus programas, yo en lo mío... en paz y tranquilidad. Me gusta mucho compartir silencios contigo, porque todo, absolutamente todo de mi es tuyo. 

Sé que a veces no lo parezca pero... te amo más de lo que mi corazón me hace decirlo. Eres tú el amor puro y real de mi vida. ¿Te conté que hablo de ti en mi clase? ¿Que mi novia es la mujer más leal e inteligente en lo que hace? ¿Que gracias al cielo encontré mi ancla en el mundo? 

Representas tanto para mí. Representas pureza, compromiso, amor, respeto, lealtad y muchas, muchas otras cosas más... te amo, gordita. En serio que te amo. Te amo aún y cuando me enfermo y me dan muchas ganas de llorar. Te amo aunque pienses que escribo cosas inusuales a tus espaldas, pero lo siento, tengo que seguirte mintiendo para hacer esto el regalo más bonito y especial que has recibido en tu vida.

Ya se cumplió un año de este blog, y siento que aún le faltan tantas, pero tantas cosas...

Esto es mi refugio.

Tú eres mi refugio.

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Acabo de mentirte.

Hace como treinta minutos me pediste que te consiguiera una foto de perfil, pero yo me puse a entrar a la cuenta de F para sacar las cartas, captura al acontecimiento y la petición. SORRY. Te mentí diciéndote que estaba ordenando mis carpetas cuando nO ES CIERTO AJAJSJSJSJS.

Todo es por una buena causa y me toca aguantarme que creas que hablo con otras personas mientras me escuchas teclear, pero todo lo que hago es estar acá escribiendo esto JSDJDSJS. 

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Friedrich Svres-Rovere 28 de diciembre de 2016 · Editado · I.

"Tu forma más realista de contentarme era haciéndome el amor. Tu forma más afrodisíaca de calmarme era aclamando mi cuerpo debajo de lunas llenas de fervor. La metodología que tenías para calmar al animal te servía y me servía tan ad-hoc como medicina. Eras mi calmante y tu cuerpo mi heroína. Nunca olvidaremos el momento al que esta fotografía nos evoca. Te capturé en una foto mientras tratabas de domar al animal. Tu piel bronceada. Tu piel de miel cubierta apenas por aquellas telas que yo te había obsequiado. Recuerdo que había preparado un escenario para ti. Una obra de la que sólo tú serías la protagonista. Te pinté sexual en mis cuadros. Te tracé vulgar en mis bocetos. Te escribí sicalíptica en mis versos. Nunca te devoré más que en mis sueños. El placer animal de tus besos. La tentación canibalística de tu carne más húmeda. Recuerdo esta foto tomada en París. Después de mil y una de nuestras discusiones. Después de mil y una de nuestras peleas y maldiciones. Te golpeé en una pared y bebí de tu ser. Más borracho no podía estar. Más vehemente no podía resultar. Me tenías mal. Enfadado y excitado. Tú estabas peor. Celosa y llena de rabia. Se nos había perdido la calma. Recuerdo habernos arruinado el día, pero haberte cambiado la vida en esa misma noche. Siempre lo hacía. Siempre lo permitías. Siempre fue tu cuerpo el monumento que más adoré. El paraíso que más amé recorrer. Nadie te follaba como yo lo hacía y nadie era tan desastrosa como eras tú en mi vida. Juntos éramos un torbellino de emociones. Un huracán de sensaciones. Me hundía y conmigo te ibas. Yo te jalaba o tú me jalabas. Pero juntos siempre estuvimos.

Te hice el amor sobre la pared y tus gemidos erizaban mi piel. Me habías hecho un adicto y cuenta no te estabas dando. Eras la hierba que me encantaba fumar y el licor del que me encantaba emborrachar. Te necesitaba pero no me atrevía a decirlo. Me limitaba al maltrato y los gritos. Penetraciones y gemidos. Tus gritos a mi nombre tan sexualizados como tu mirada. Tus labios y tu carne. Tu sangre y tus fluidos. Un cóctel de tentaciones. Exististe y me tatuaste. Me marcaste y maldijiste. Nunca finalicé contigo porque te convertiste infinita. Jamás encontré la forma de rehabilitarme de ti. Tan sólo dejé pasar el tiempo y darnos un respiro. Pero siempre, siempre preferí por encima tus jadeos. Tus bramidos. Me atrapaste. Me envolviste y desbarataste.

Gritabas mi nombre, y yo envolvía tus demonios. Gemías en mi oído, y yo difuminaba tus errores. Jadeaste en mi boca y yo sellaba tu alma con mi nombre."

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Friedrich Svres-Rovere 3 de enero de 2017 · Editado · VIII.

"Tu siempre tuviste una enorme capacidad para quererme. Tu paciencia siempre fue más grande que el tiempo que pasábamos discutiendo, pero jamás fue tan grande como tu cuerpo temblando después de haberte entregado a mi. ¿Sabes algo? Siempre te he sentido en mi piel. Trazaste un mapa alrededor de mi alma, cruzando mi corazón hasta encontrar el epítome de mi existencia. ¿Sabías cuál es? Eras tú. Aunque a esas alturas de mi vida ya no era vigente el decirte el montón de cosas que los jóvenes de tu edad dicen. Palabras que al final el viento se llevaba. ¿Te digo una cosa? Recorrí miles de cuerpos, recorrí miles de almas, probé sangre de muchos corazones pero ninguno me supo tan dulce y amargo a la vez... como el tuyo. La toxicidad que tu vida me provocó me trajo hasta buscarte por todo el mundo, el querer repetirte en cada ser. Cada centímetro. Busqué mucho tiempo tu sonrisa. Traté de encontrarte. Traté de tenerte, pero jamás te osaste en volver a aparecer. Y es que, yo no sabía que me habías dejado el camino tan fácil... cuando habías dibujado en mi cuerpo aquel mapa.

Pareciera que siempre fuiste la menos lista de los dos. Porque de todos los hombres que tuviste, elegiste al peor. ¿Qué habré hecho yo, para ser elegido como tu captor? El captor no de tu cuerpo, no de tu vida, no de tu libertad ni tampoco de tu juventud. El captor de tu mirada, de tu sencillez, de tus suspiros, de tus risas al aire y tus besos mojados. Siempre tuviste una capacidad infinita para lidiar conmigo. Siempre supiste como aflorar y desatar en mí, muchas sensaciones que ya creía desaparecidas, absueltas o extintas. Ay, mi chiquita linda. Mi morena de piel de miel. Sonrisa flamígera y un alma adictiva. Jamás me sentí tan libérrimo que cuando fue a tu lado. En tu presencia, la primavera prevalece. En tu furia, el invierno se hacía eterno. En tu sexo, el verano era un placer semptierno. Mi mujer, mi eterna compañía, mi eterna travesía siempre fue recorrerte. Adorarte. Venerarte. Bailar contigo implicaba el desnudar mi alma, y revertir mis malas costumbres. Beber contigo, implicaba desatar mis más bajos instintos y encender de ti lo más dormido. Estar contigo, implicaba ser de ti, pero sin dejar de ser mío.

Ay, mi chiquita linda. Te sigo recordando en la música de club y los cánticos orgásmicos a través de la luz. Te sigo venerando en una pieza lenta de jazz, y un cigarro a medio apagar. Siempre fuiste tú, el fantasma visitándome desde otra dimensión. Siempre fuiste tú, quien de mi alma siempre cuidó."

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Friedrich Svres-Rovere 5 de enero de 2017 · Editado · IX.

"Te convertiste en el diario más bonito que escribí jamás. Te convertiste en el cuento más realista que leí nunca. Y sin llegar a dudarlo, eres el idilio más afrodisíaco que viví en toda mi corrupta y rocambolesca vida. Sí, sé que te gustan antes las verdades que las mentiras piadosas. Sí, sé que antes te gustan los besos que una mano caliente. Sí, sé que te gusta más ser provocada antes que te roben el alma. Sí, sé que te gusta más reír conmigo que verme llorar. ¿Te he dicho el valor que tus actos tienen para mí? Me he detenido a pensar, en lo que anteriormente dicho ya. En lo escrito y lo pensado. Lo hecho y lo planeado. Miedo me sobró para descubrir la verdad. La verdad en tu mirada y tus risas. Tu complicidad en cada resquicio. Nunca perdimos la oportunidad de ser nosotros, antes que ahondar en la sombra de la ficción. Antes que cubrirnos con el camuflaje del miedo a ser quien soy. Nunca nos dimos cuenta del camino hacia el paraíso. Paraíso que nos esperaba. Paraíso e infierno en dualidad para recibirnos. Estábamos tan ocupados, peleando y riendo que no nos dimos cuenta del amor que estábamos trazando. Que estábamos reinventando. Nos estábamos enamorando.

Si algo he de admitir, es que si tú me lo hubieses pedido, habría huido y contigo me habría escondido. No hay nada en el mundo que no haría por ti. No hubo nada que no me recordara a ti. Las risas naturales, los sollozos y los cánticos guturales. ¿Qué he de decirte? Siempre tuviste ese algo que me mantuvo atado a ti. Pero el miedo, el terror y temor al error primero nos gobernó. Mi morena, mi mujer eterna... no supiste como retener a este hombre de mal, o más bien, no sabías que en tus manos, tu cuerpo y tu ser tenías las estrategias para conquistar el mal amado corazón de este hombre. Tuvimos muchos tiempos, pero nunca hubo otro más indicado que el último. Jamás existió oportunidad más abierta, loca y fiera que aquella. Con el orgullo difuminándose, comenzamos a descubrir cosas que creíamos muertas. Y te culpo a ti por asaltarme así. Por sorprenderme así. Por siempre ser tú la joya más grande que no sabía que tenía ahí. Te culpo a ti por embelesarme así. Me envolviste. Me hiciste sucumbir entre ideas delirantes. Fantasías con tu cuerpo, fantasías con tus besos, fantasías con todo lo que te convertía en lo que me enloquecía.

Y nadie, nadie lo hacía tan bien como tú."

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Friedrich Svres-Rovere 7 de enero de 2017 · Editado · X.

"Aún recuerdo la primera vez que te invité a salir. Fue algo tan inesperado como tu risa bajo una lluvia incesante de septiembre. Esa noche recorrías las calles de una España embriagada de luces y llamaradas. Siempre supiste como mezclarte con la música y el licor. La paella y el bamboleo. El cabello te caía por los hombros en medio de las calles de Madrid. La luna te dibujaba incesante, vívida y delirante. Yo te veía desde la otra esquina. Tan arrogante como tu bien sabías. Me pasaba la mano por el cabello con el nerviosismo de que te perdieras. Bailabas y te movías al son de cada tambor. Tu sonrisa relucía desde el interior. Me acerqué y de la cintura te tomé. España se me antojaba cómplice de lo que aquella noche quería hacerte. El baile se convirtió en un "Hola, ¿cómo estás?" y de ti no me separé jamás. Tus labios rojos se comenzaban a despintar de tanto que me habías besado ya. La guitarra hizo dueto con el movimiento de mis dedos en el interior de tu vestido. La música me ayudaba a camuflar muchas de mis intenciones tras ese danzar. Te invitaba a pecar y tú te prestabas para más. Vivíamos nuestra vida con bailes, música y licor. España fue una de las tantas ciudades que nos vio nacer y crecer. Ser y depender. Pensé en ti y nunca callé los sentimientos que sentía por ti. Estabas para enamorarse. Estabas para yo querer adorarte. Aprendí a quererte y envolverme en tu música natural. Tu ritmo interior. Tu bamboleo y el cielo entre tus piernas.

Preferí mil veces vivir por encima de los excesos, tan sólo porque tu eras más grande de ellos. ¿Y cómo negarlo? Siempre me gustó la manera en que me hacías necesitarte. La metodología con que lograbas de tu sexo alimentarme. Caliente e incesante. Fémina de tormentas sexuales. Amarte y follarte. Una mezcla importante de la que nunca podré recuperarme. Canté melodías que ni siquiera conocía, me bailaste pasos que en el mundo había visto. España nos desvestía y tú nos envolvías. Volé sobre tus cielos y me besaste en el infierno. En cada resquicio siempre fue prudente desvestirte y rezarte. Amarte. Devorarte. Tu piel siempre fue mi matiz favorito y tus ojos mi luz encendida.

Nunca disfruté más de un baile que el que fuera con tu cuerpo y entre mi cabello tus dedos. Tus labios en mi cuello. Tu respiración en mi piel. España siempre nos vio enloquecer. Olé!" — en Madrid.

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Friedrich Svres-Rovere 14 de enero de 2017 · Editado · XI.

"Te escribo teniendo cada sentimiento en carne viva. Siento que mi sangre recorre lento mis venas, y las quema. Hoy siento tu amor más intenso que nunca. Siento tu deseo más cercano que antes. No puedo evitar decir lo muy inmerso de emociones que estoy. No puedo evitar recabar que tu presencia, hace placentera mi existencia. ¿Te confieso algo? Nunca sentí un amor más serio, más maduro, intenso y real que este. Nunca quise involucrarme tanto en la tormenta llamada amor, pero contigo... contigo todo fue tan fácil. Hoy te escribo y me enamoro más de ti. Hoy te escribo y te siento aquí a mi lado. Hoy te escribo y el tiempo parece un suspiro ante la cantidad de hazañas que quiero cometer contigo. ¿Te puedo decir una cosa? O mejor dicho, pedir algo bastante personal: por favor, nunca te marches. Una mujer nunca me inspiró a querer más, nunca sentí deseos de darlo todo, absolutamente todo por alguien. Y es que derrumbaste, quemaste y destruiste cada ápice de miedo, temor o desconfianza que vivía en mí. Contigo el amar se da tan natural, tú lo haces tan natural. Tan sencillo y precioso. Amanecer y descubrir que estás ahí, dándome los buenos días, recordándome lo mucho que me quieres... es una sensación que quiero conservar por el resto de mi vivir. Mi vivir en tu compañía. Podría sonar repetitivo si te digo que eres todo lo que a la vida le pedía. Podría sonar cliché si menciono que eres más de lo que me imaginé algún día. Incluso, podría ser soso si digo que te amo más todos los días. ¿Qué más da? Si en tu compañía, me siento poderoso, invencible, entero y pleno.

Yo sé lo que me hiciste. No se llama amor, se llama calor. Lo tuyo conmigo va más allá de las fibras del amor. Lo nuestro es algo más grande e intenso que un simple beso. Tenerte, acompañarte y reír contigo son manjares que tu nombre me regala. Tu universo es alucinante. Tú me alucinas y me envuelves en tus redes. Me encantas y encantarás siempre. Jamás creí que podría llegar a derramar y contagiarte de todo esto que por ti siento. Jamás creí que, finalmente, los días tendrían un sentido r e a l hasta que llegaste tú. Hasta que me enamoraste. Hasta que por fin me atreví a confesarte lo que sentía. Y para mi buena suerte, lo mismo tú sentías. ¿Mayor fortuna? La tuya. Ser tú. Tenerte. Amarte. Contigo no tengo miedos, contigo tengo sueños y deseos que me muero por cumplir.

Sé que soy un humano de errores, de carácter, imbécil e incluso inmaduro. Pero tan grande es mi devoción hacia ti, que, no existe fuerza humana o astral que pueda separarme de ti, que pueda evitar mirarte como te veo.

¿Sabes algo? Ojalá pudiera darte mi mente, para que te des cuenta como te pienso. Ojalá pudiera darte mis ojos, para que te des cuenta como te veo. Ojalá pudiera darte mi corazón, para que te des cuenta como te quiero. Hoy, te entrego mi vida. Cuídala."

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Friedrich Svres-Rovere 16 de enero de 2017 · Editado · XII.

"Hoy te diré algunas cosas. Cosas que posiblemente ya sabías. Posiblemente no. Inclusive puede que tú te hayas enterado antes que yo. ¿Sabes cual es la labor de un escritor? Difundir. Contagiar... sin tocar. Sin hablar. ¿Qué hago yo? Te diré. Yo escribo, grito y siento. Hace tiempo que te convertirse en mi diario. Un diario que celo y escribo cuando estoy a punto de ahogarme en mis propios sentimientos. Necesito sacarlos de alguna forma y esta, la tuya, la que me inspiras, es una que me ayuda a sublimar. ¿Acaso no te diste cuenta de mis problemas para comunicar? Posiblemente soy lo contrario a lo que piensas. No soy valiente. No soy perspicaz. Para nada locuaz. Tengo tantos problemas que me cuesta creer que pudieras adorar, pero lo hiciste y eso nadie lo puede cambiar. Tengo tantos problemas y uno de ellos es mi problema para hablar. Por eso escribo. Por eso tengo este libro que algún día con tus propias manos palparás. Y te escribo. Te sueño. Te suspiro. Hay tantas cosas que me guardé y en letras derramé. Versos te profesé. Poesía te dediqué. Nunca amé más que en letras y nunca dije más que en estas que te escribo. Perdón, perdón por no saberlo decir con viva voz. Perdón por no saber encontrar el momento para decirte lo que me rompe el pecho. Perdón por pensar más que actuar. Perdón por ser tan yo, aunque sé que no debería pedir perdón. ¿Y si te hago una confesión? No me da temor perderte, me da temor perderme a mí. ¿Quién si no soy yo el que te haga feliz? ¿Quién si no seré yo quien te haga reír? ¿Quién si no soy yo el que esté ahí para ti? Y te escribo, pero no te lo digo. ¿Un acto más fallido? Ay, mi chiquita linda. No pido más que el calor de tus brazos. Un refugio que me abrigue en medio de lo más helado.

Y te escribo. No por ser quien eres, si no por lo que inspiras a ser. ¡Tremenda mujer que eres! Y eso nunca se me sale de la cabeza. Nunca se me olvida todos los sueños que tienes, y los que te ayudaré a cumplir. ¿Algo que yo pueda volver a pedir? Conocerte y enamorarte. Jamás olvidarte. Y no quiero que tú me olvides. Porque la única manera de ser inmortal, es en tu memoria. Y tantas ganas tengo de amarte, que las frases solas se me escapan. Ojalá pudiera decírtelas a la cara. Ojalá pudiera susurrarlas a tu oído. Ojalá dejara de ser tan introvertido. Pero no, así funciono yo. Así soy yo. Así quiero amarte. Así quiero y puedo desearte. No puedo ofrecerte más de lo que soy. No puedo darte más de lo que tengo. ¿Lo que puedo? Amarte. Con sinceridad. Transparente. Infinito. ¿Puedes hacerlo de vuelta? ¿Sin importar las veces que le tema a los rayos del sol? Y ya sé, mi amor. A veces el mayor desastre soy. Y ya sé, mi amor. Paciencia es necesaria para lidiar con alguien como yo. ¿Y qué más da? Si por ti estoy loco de amor.

Suspiro. No por tristeza. Por amor al arte en que te conviertes cada noche. Cada resquicio de tu brillo. Cada uno de tus rocambolescos latidos. Sí, posiblemente todo esto ya lo sabías. Sí, posiblemente sabías que tengo severos problemas para decir lo que siento... pero créeme, lo intento. Intento hacer las cosas bien. Por ti. Por mí. Por lo que eres en mi existir. Contigo no tengo por qué disfrazarme de valiente. Contigo no tengo que enmascararme y fingir ser fuerte. Contigo las cosas no funcionan así. Contigo las cosas son al natural. Sin más. Así, y bien nos va. Amarte significa mucho para mí. Créeme. Me entregué a ti sin pensar en caer. Porque sé que no lo haré. Porque confío en el sostén que me regala tu ser. Confío y creo en ti. Y perdón, mi amor. Por a veces sacarte de quicio. Por pensar de más y volverte loca. Lo único que quiero es callarte, calmarte y que me beses la boca. No pido más. No necesito más. Te quiero a ti. Te necesito a ti. Y sí, es osado decir la necesidad que tengo de ti. Es atrevido admitir que te pienso más de lo que alguna vez te confesé. Que tantas veces en mi mente te follé. Sí, mi amor, yo lo sé. ¿Y qué más da? Si no hay marcha atrás. No quiero volver más. Quiero vivir sin más. Contigo hasta el final.

Así es el amor. Loco, imbécil. Así como yo."

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Friedrich Svres-Rovere 21 de enero de 2017 · Editado · XIII.

"Vi tantas cosas en mi vida que me habían hecho pensar que lo tenía todo. Viví y experimenté tantos momentos que me hicieron creer que nada me hacía falta. Exploré a tantos cuerpos que casi me hicieron saber que todo iría bien. Y fue así como en una vorágine de confusión viví durante mucho tiempo. No me había dado cuenta que realmente no lo tenía todo. Que me hacía falta algo más. Que nada marcharía como solía pensar. Y llegaste tú. Llegaste y todos mis esquemas cambiaste. ¿Sabes algo? Tengo claro que quien hable de amor verdadero vive en una farsa. ¿Sabes por qué? Porque no han vivido en una vida como la nuestra. Y a veces, he de confesar, que me causa cierto tono de gracia el ver como personas ajenas hablan de amor. Porque hablan de algo que aún no conocen en su totalidad, porque no te conocen a ti.

Quiero decirte que con todo lo que alguna vez me diste y ofreciste, construiste una leyenda en mi vida. Creaste algo más allá que un simple beso una selvática noche de sexo. Los demás no conocen del amor si no te han conocido, si ni siquiera te han descifrado. Y yo sé que nadie que no sea yo lo hará. ¿Te digo una cosa? Eres la tormenta de arena más imperfecta, jodida y maldita que alguna vez mi vida atacó. Ay, mi chiquita linda. Arrasaste con todo lo que traía cargando, con todo el peso que me estaba matando. Recuerdo cuando llegaste a mí y desde ahí, jamás te pude deshacer ni alejar de mi vida. Te adheriste a mi piel desde el primer día. Me enamoré de ti sin darme cuenta. Me mentí por mucho tiempo, al obligarme a no pensar en ti. Al verme lejos y decidir no buscarte más. Pero, ¿sabes qué? eso es algo que jamás dejé de hacer. En cada mujer te busqué. Y mentía cuando decía amar. Mentía cuando decía desear. Mentía cuando a otras tenía. Y es que, siempre me imaginé que en realidad a ti te tenía. Y no me avergüenza admitirlo. No temo confesarlo. La verdad, es que siempre te busqué. Nunca te encontré. Tanta magia negra me hiciste, mujer. Que de mi alma nunca te saqué. Tu recuerdo nunca quemé. Jamás pude. En realidad, nunca lo intenté.

A tanta gente le hablé de ti. Con muchos nombres. Muchos suspiros. Muchas lágrimas. Muchas sonrisas. Siempre fuiste mi deseo imposible. Mi amor de lejos. Un amor que no sabía yo que era sempiterno. Y es que, pobre de mí aquel día que te dejé ir. Pobre de ti al verme separado de ti. Jamás me sentí tan incompleto cuando me perdí en otros bosques. Cuando respiré otros vientos. Cuando probé otros besos. ¿Pero eso que importa? Si la lucha continua y discreta de alcanzarte, alcanzó su gloria. ¿Sabes? Eres y serás mi mejor victoria. No hay nadie como tú, y lo sabes. No hay mujer que te iguale. No hay ser que contigo se compare. Todos tus fallos me podrían llegar a joder, pero dentro de eso, se mezcla mi amor por ti. Mi devoción hacia ti. Eres una mujer loca, sí. Eres el epítome de los celos, sí. Eres la bebida perfecta de perfección y sexo, sí. Contigo río y contigo huyo. Construyo mi vida contigo y no existe nada más claro y bonito que eso. ¿Que si nuestro tiempo es efímero? Bueno, mi amor, lamento decirte que día con día, hago mis mejores hazañas para aplazar más nuestro tiempo y nuestra muerte, porque contigo la vida es más hermosa y no existe sueño o deseo que se le pueda comparar.

Pobre de aquella alma que se atreva a pensar que te puede quitar este lugar. Pobre de aquella alma que se atreva a creer que de tu vida me puede borrar. Pobre de aquella alma que se atreva a imaginar que tú y yo somos menos que una tempestad.

Estoy perdido entre tu cuerpo y tus mórbidos anhelos."

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Friedrich Svres-Rovere 29 de enero de 2017 · Editado · XIV.

No es el sexo que me das, sino lo que me propones al hacerlo. Delinquir en tu cuerpo y perderme entre tus mórbidos anhelos. Un beso de ti significa una sobredosis de inferno. La toxicidad me embarga y no puedo detenerlo. Quiero todo de ti y dejarte con ganas de mí, que depreques y yo te sostenga encima de mí. Exprimirte, perderme en tus besos y seducirte hasta la cúspide de nuestros deseos.

Y ahí estás tú. Mirándome. Deseándome. Pensándome. Estas ahí, tan cerca y a la vez tan lejos de mí. Envuelta en la delicia de tu piel de miel y tus labios carmín con sabor a pastel. Siento tus latidos, respiro tus suspiros. Fumo tu presencia y aspiro a embriagarte. Estás ahí, esperando por mí y mi amor envolverte tal como te gusta a ti. Sólo a ti. Esperando a que te drogue y te folle. Que te grite y te rompa. Quiero quebrarte y despedazarte. ¿He dicho que tengo un cierto fanatismo por tu gemido incesante? Me vuelves la persona más insaciable. Me empapas y me bebes. Te provoco y ahí mueres. Me encanta el como me tienes, el como me puedes. Tienes la metodología perfecta para quemarme si es que quieres. Me tienes a tu merced y yo te tengo ahí comiendo de rodillas. A mis pies. Tu sangre tiene ese químico centelleante, que descolla de entre todas las féminas más irrelevantes. De todas eres la más inalcanzable y dentro de eso, te conviertes en mi sueño más grande. En mi cumplido más perfecto. El respiro que no temo soplar. El humo que no temo respirar. El veneno del que no temo tomar. Me tienes y ahí me tendrás. Respirándote y deseándote. ¿Que si somos una bomba atómica? Me importa más el como tu cuerpo debajo de mi se revolca. ¿Que si somos un cataclismo? Me importa más el como te tomo del pelo y te atizo. ¿Que si somos la peor película hecha jamás? Me importa más el que me enseñes a amar, sin más. Con locura y para la eternidad.

Y ahí estás... esperando por mi cuerpo. Esperando a cumplir nuestros sueños. Estás ahí envolviéndome entre tus pliegues. Bañándome de tu humedad. Sodomizando cualquier pesadez. Descubriendo nuevos secretos que celosamente guardé. Estás ahí, queriéndome sólo a mí. Aprendiendo a errar y acertar. Estás ahí, alimentándote de mí. Desarrollando la nueva habilidad de conmigo lidiar. Me pierdo entre tus palabras. En tu respirar. Eres mi ser y a quien más amo amar. Eres mi fruto idílico predilecto. Eres mi torbellino andante. El huracán del que no temo vencer. ¿Cuánto tengo que esperar por ti? ¿Cuándo será el día que te vuelvas a retorcer de placer? ¿Cuándo podré sentir como explotas para mí? Me tienes, mujer. Me tienes. Me tendrás. No me jacto de habilidades maravillosas. No me jacto de experiencia engañosa. Me jacto de ti. De ser de ti. De tenerte a ti. De pulirte a ti. Amarte a ti. Mantenerte a ti para mí. Me jacto de lo que eres. De lo que somos. La aceptación y nuestros enojos.

Y estás ahí. Siendo quien siempre quise. Siendo la misma que ayer. Siendo mejor cada vez. Eres luz y oscuridad a la vez. No quiero parar. No quiero mis ojos cerrar. Prefiero quedarme así por más que una sola eternidad. ¿Será muy prematuro si te amo así? ¿Tan atrevido suena si le confieso que no pienso dejarla de amar? ¿Será ridículo si admito que es usted mi mayor debilidad? Usted sabe como y cuando moldearme. Sabe el truco para a sus pies dejarme. Y es que no tiene que esforzarse, usted ya me tiene, solo tiene que besarme y con sus labios hechizarme. Me tienes, mujer. Me tienes. No existe nadie más que tú. Y no quiero que exista nadie más en el mundo para mí.

Y ahí estás tú... Siempre reluciente. Siempre fulgurante.

Y ahí estás tú... Latiendo por mí. Enamorándome a mí.

Y ahí estás tú... Sincerandote para mí. Desnudándote para mí.

Ahí estoy yo... Devorando tu alma hasta el alba...

[remindingmybabe]

6 de febrero.

Friedrich Svres-Rovere 6 de febrero de 2017 · Editado · XV.

Al final quien te terminó sacando más fotos fui yo. El autor de esta fui yo. Tremenda modelo que resultaste ser y yo ni corto ni perezoso que andaba detrás tuyo. "Tremenda cara de ratón la que tienes" te repetía varias veces y tú entre risas y bofetadas me besabas. Esta foto te la saqué una hora antes de terminar haciendo el amor en la mesa de un bar, justo cuando estaban por cerrar. "Dime que siempre lo recordarás" me decías. "Júrame que nunca me vas a olvidar" yo te respondía. Y poco a poco nos envolvíamos entre las cortinas invisibles del rocambolesco amor que nos pintaba. El pintoresco sexo que de ti nunca me cansaba. Al oído algo me susurrabas. Eso que tanto me llenaba. Me hechizabas y bien sabías como de tu mano tenerme como esclavo. Esta foto significa mucho, porque te la saqué justamente un momento antes de besarte y recordarte cuanto te amaba, así de la nada. Cuando de los mosquitos te molestaban. Justo ahí te lo confesaba. No había problema alguno contigo. No había preocupación alguna conmigo. Eras tan tú cuando reaccionaste apenas escuchaste. Recuerdo que en silencio te quedaste. Sin saber o sin creer en lo que momentos atrás yo había dicho. "Lo eres todo para mí" agregué a la confesión. Y tú tan sólo ahí. Anonadada y en medio de un silencio entre toda la música y cacofonía que nos rodeaba. Te removiste en tu silla, inquieta y tratando de ocultar una sonrisa apenada y unas mejillas sonrojadas. Olí tu miedo ante el hecho. Percibí tu nerviosismo ante el inesperado cataclismo. Me miraste a los ojos y un suspiro largo soltaste. "Estoy enamorada de ti" respondiste. Y fue ahí donde mi mundo dio un vuelco.

Dijiste mi nombre por primera vez en un tono distinto. Me tomaste de la cara y ahí acuné. Cerré mis ojos y por primera vez, después de tanto, me sentí con calma. Mis pies la tierra tocaron. Por primera vez después de tanto, sentí que encontraba sentido al sin sentido. Repetí que te amaba. Afirmé lo mucho que me enloquecías. Te confesé mi secreto más grande. Me confesaste tu secreto más íntimo. "Yo me enamoré de ti antes" dije yo, con una voz baja, pequeña y apenas perceptible para ti. Convertimos el lugar en un sitio tan tuyo y tan mío. Hiciste de mí algo tan propio e impropio a la vez. No sé como pero, todo se me olvidó. Desde ese momento nada más existió. Lo bueno y lo malo por mi mente pasó. Todo lo que alguna vez pasamos. Todas las marcas que por mi mente dejaste. Los besos que en mi cuerpo dibujaste. Los orgasmos que en mi cuerpo derramaste. Todo. Me mirabas a los ojos y me sonreías. Estabas apenada y nerviosa. Como siempre en cada momento tan vivo y profundo. Yo estaba controlando mis nervios. Tus ojos brillaban como nunca antes los había visto brillar. Como en mucho tiempo no te había visto despertar. Como en muchos años no nos había visto disfrutar. Estuvimos ahí, disfrutando de tu respiración y mis latidos. Nunca dije una verdad más grande que la que confesé al amarte. Al odiarte. Al follarte. Mujer como tú nunca existió. Nunca existió ser que pudiera domarme como lo hiciste alguna vez tú.

Y te esperé. Te esperé. Te esperé. Al final del camino con una mano extendida y miles de errores debajo de mi brazo.

Y te esperé. Te esperé. Te esperé. En todo te encontraba. En todo te veía. En miles te busqué.

Y te esperé. Te esperé. Te esperé. Algo tan difícil puede ser el admitir enamorarte de un imposible. Pero más triste sería, no confesar y drenar. Sacar y disfrutar.

Y te esperé. Te esperé. Te esperé. Te follé sin pena ni gloria. Te hice mía y te marqué como la más grande maravilla.

Y te esperé. Te esperé. Te esperé. Porque todo lo que alguna vez nos dijimos, fue un secreto a voces. A besos. A gemidos.

Siempre fuiste tú.

[remindingmybabe]

16 de febrero 2017

Friedrich Svres-Rovere 16 de febrero de 2017 · Editado · XVI.

Lo que yo quiero de ti, no se podría reducir a un simple amor. Ni siquiera a la sublimidad de un ocaso o la incertidumbre de una noche. Un cielo encapotado o una ventisca golpeando tu rostro. No podría ser de digna comparación con una fotografía tuya. Una sonrisa opacada por el brillo de tus ojos. Un retrato hablado de lo muy enamorado que me vienes dejando. Ni siquiera podría reducirse, compararse o siquiera imaginarse a lado de algo como lo son mis palabras. Simples frases que día con día van cambiando. Evolucionando o inclusive, incrementando. Lo que yo quiero de ti no se compara con un baile en medio de la lluvia o hacer el amor en un yate. La pureza de tu alma no podría compararse con, ni siquiera, lo negro de mis ojos o lo oscuro de mis cabellos. Los mismos que hacen que tus dedos se pierdan mientras me pides más. Por más. Lo de más. Y sí, debí haber trabajado duro para obtener cada cosa que hasta ahora he obtenido de ti. ¿Amor? ¿Placer? ¿Error? ¿Tormento? Somos un todo. Somos un cataclismo anímico, y un orgasmo de sensaciones que todos los días me tatúan el alma.

Mujer... dime, por favor, que es lo que quieres de mí. Me exprimes. Me comprimes y me revolucionas el alma. Cada día descubres algo nuevo de mí que yo ni siquiera me había dado el tiempo de conocer. Me había perdido tanto en el lado equivocado de mí que, no podía ver eso que a ti tanto te maravilla de mí. Dime, por favor, que es eso que tanto te entusiasma a seguir. Que es eso que tanto te inspira a vivir a lado de mí. Dime que es lo que te exhorta a pelear y no rendir. Dime, por favor, dime. Caminé por rutas que no quería recorrer. Conocí lugares que no debía conocer y, por si fuese poco, viajé por rumbos que no debí ver. Dime, mujer, que es eso que te traes entre manos. Cual es esa metodología que te hace pasearte sin vergüenza y sin daño.

Esa eres tú, y así te quiero yo. Sano, sin lesión ni daño. Cruzas la puerta y yo no puedo detenerme a pensar. No me puedo refrenar. Mis instintos de mí toman posesión y tu alma proterva me absorbe con vehemencia. Nunca imaginé llegar a este punto. Pero así te quiero yo. Sano, sin lesión ni daño. Pero antes, me ayudaste a encontrar la luz. Y lo haces. Me guías y me enseñaste. No sé que tienes, mujer, que de ti quiero más. De ti no me puedo saciar. Siempre de los siempres depreco a por más. De ti. Es que tú eres todo un manjar. ¿Qué te puedo decir que no te haya dicho ya? Me tienes y soy todo tuyo. ¿Qué te puedo decir que no te haya dicho ya? Dime quien eres y como haces para enamorarme así. Y es que... quien eres para hacerme hablar así. De amor, tan simple y sencillo. Contigo la vida tiene otro matiz y un nuevo sentido. No te pido nada que no venga de este mundo. O quizá sí. Aún no termino de entenderlo. A veces pareciera que me brindas cosas que de este mundo están fuera de alcance. No sé como lo haces ni como planeas hacerlo más adelante. Sigue y no pares. Bésame y no te detengas. Jódeme y no canses. Ámame y no me abandones. Cuídame y de mí no te separes. Que yo necesito de ti como nunca antes necesité de nadie.

Disuelve tu cuerpo en el mío. Pinta tus labios en mi pecho. Mezcla tu alma con mis sueños. Sacia tu placer en mis desvelos. Conviértete en el éxtasis caníbal del que nunca me voy cansar. Bésame el alma y atrápame entre tus piernas. Ayúdame a saciar esta necesidad animal de tu amor y tu tempestad.

[remindingmybabe]

Friedrich Svres-Rovere 16 de marzo de 2017 · Editado ·

XVII.

Estás en un estado de confusión donde no sabes ni quien eres, ni a donde vas, ni de donde vienes, ni tampoco lo que pasará. Caminas sin dirección o guía que pueda funcionar como pseudo protección. Entonces, ella aparece.

Aparece y te roba los sentidos. Aparece y con un vil descaro, te traba cual maligna. Pulverizando lo poco que queda de ti. Calcinando el poco listo que quedaba de ti. Aparece y te mira. Te enciende. Emerges. Aparece y te revuelve. Aparece y el alma te conmueve. Nunca pudiste ser mejor que cuando ella apareció. Nunca pudiste conocerte mejor hasta que ella en tus ojos se convirtió. Nunca pudiste brillar más, hasta que ella con su luz te iluminó. Y aparece. Se acerca y no sabes que hacer. Todo es nuevo para ti. Todo es un comienzo inusitado para ti. Te acercas pero a la vez te alejas. La quieres para ti. La deseas para ti. Deseas poseerla y tuya hacerla. Deseas marcarla y que nunca se olvide de tu alma. La deseas. Oh, ¿cuanto la deseas?

Aparece y parece que empiezas a sentir. Algo extraño comienza en ti a relucir. Algo bravo y poco claro. Algo grande y raro. Algo que no puedes explicar ni con el más mínimo clavo. Aparece y te sacude. No sabes que queda de ti. Comienza a marcarse un antes y un después de su camino seguir. Comienzas a preguntarte si está bien seguir, o seguirla a ella. Y la sigues. A donde quiera que vaya, la sigues. La haces tu luna, tu sol. La haces tu galaxia. La haces una nueva estrella. La admiras cual constelación y entonces, es ahí cuando aquel extraño sentir empieza a clarificarse. No sólo la deseas, la amas también. No sólo la quieres, la necesitas también. Descubres que se terminó el tiempo. Que no queda más tiempo para colecciones ni de los abuelos las historias y repeticiones. Nace algo nuevo. Descubres algo desconocido. Te da miedo en un principio, pero sabes, bien que sabes que la quieres seguir.

Y la sigues. Ahí vas tú, tras de ella. Siguiéndola cual estrella. Admirándola cual lumínica esfera. Queriéndola con creces pero con reprimendas. Y no la reprendes para perderla. Lo haces para sostenerla. Descubres que es como tú. Es real, cree y bebe. Lucha y te conmueve. El corazón te prende. Es igual que tú. Humana y bondadosa. Lista y a veces fastidiosa. Descubres que es como tú. Débil y vulnerable. Que llora y a veces siente que no hay quien la salve. Es como tú.

Y entonces, es ahí cuando te haces una pregunta real. Que te golpea y te aterriza a la tierra: ¿Decido quedarme con ella?

Y te quedas. Decides dominar la fase del enamoramiento. Decides pasar a la segunda etapa de tu descubrimiento: el amor. Decides lidiar con su más grande dote sexual en tu cama. Decides poseerla como la muñeca más perversa. Decides hacerla tuya como el ser más delicioso del mundo. Decides soportarla cuando llora y no sabes por qué. Decides quedarte a esperar que la rabieta se le pase y los celos también. Decides quedarte. Ahí, para ella. Ella es como tú. Es humana, es real, ella siente y no ha salido de un sueño. Ella se equivoca, ríe y llora. Es real. Es como tú. Siente y sueña. Vive y a veces de sus mismos sueños se marea. Es real. No vino a inundarte de flores y cosas. Vino a abrirte los ojos y demostrarse lo que el amor trae si lo tocas. Apareció para demostrarte que el amor no es un sueño, es real y debes mantenerlo a fuego. Y decides quedarte.

Porque ella apareció cuando no sabías que querías. Cuando menos pensaste que lo haría. Apareció. Y lo hizo para quedarse contigo toda la vida. Cuídala.

[remindingmybabe]

El efecto pt. IV