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“ ¿Qué es una noche de chicas sin un allanamiento de morada? ” cuestiona con diversión, obviamente no le había dicho nada porque ya sabía su respuesta. No se habría aventurado de haberlo sabido. “ No hay luces, tampoco hay coches, así que todo apunta a que están fuera. Cámaras tampoco veo, aunque poco me importan. La gente es peligrosa, cielo, pero yo lo soy más ” guiña uno de sus ojos con gracia, aunque lo que decía en broma… No lo era tanto. “ Vamos, dale un trago a esto y al agua ” le pasa la pequeña botella de alcohol tras darle ella misma un buche, concentrándose ahora en desvestirse.

La preocupación que se reflejaba en su rostro se elimina al momento de escuchar el penúltimo comentario de la morena, por lo que lanza una carcajada sin pensarlo. Sujeta la botella entre manos y da un gran sorbo, pues el alcohol no era un problema considerando lo mucho que lo necesitaba luego de haberse reencontrado con el ex, razón por la que acudió a Sybil, quien sabía tendría varias ideas para distraerla. “Estás loca.” Suelta entre risas, dando un fuerte suspiro y comenzando a sacarse la ropa de la misma forma. “Si nos descubren, mis padres me van a asesinar.” Aunque en realidad, pocas veces influía sobre ella la opinión de sus progenitores, por lo que simplemente se lanzó al agua en lencería y comenzó a mojar a la contraria. 

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Trystan: ¡Está bien! Encontré una cafetería cerca y parece que hay café decente.

Trystan: ¿Larga noche? Yo quiero escuchar cada detalle de eso. ¿Te portaste mal? 😏😏

Sasha: Quédate en la cafetería, solo dime el nombre y te alcanzo en 20 minutos. Sasha: *Rolled eyes emoji* ¿Qué te pasa? Claro que no Sasha: Sabes que no soy de esas que andan por ahí acostándose con cualquiera... Sasha: Solo tuve demasiado insomnio.

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“ooh.” la mira trabajar con interés renovado. “pensé que esas cosas las vendian ya hechas.” comenta.

“Exacto, las venden en las veterinarias, pero soy dueña de una y se nos acabaron esta semana. Tengo que improvisar en lo que llega el otro paquete.” Explica. “¿Me quieres ayudar?”

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Se ríe ante la pregunta de la chica “Pues, si me dolió y bastante.” responde mientras se ponía en pie y se arregla. “Digamos que ha sido una expresión por frustración… Así como cuando piensas que no te puede pasar nada malo y llega algo peor. Lo que quiero decir con esto que en parte acabo de retar al universo y pensándolo bien, tienes razón esto es mas que suficiente. No debí hacerlo.” hace una pausa pensando si acaba de sonar completamente mental. “Hola, me llamo River. Disculpa suelo hablar mas de la cuenta cuando estoy en situaciones incomodas.”

Abandona la banca con tal de darle una mano a la morena, esperando poder ayudarla a levantarse y recuperar el equilibrio. “Eso es exactamente lo que acabas de hacer: retar al universo. Te habla alguien a quien le ha ido peor de lo que crees por estar haciendo lo mismo. No te lo aconsejo.” A pesar de la veracidad de sus palabras, esboza una pequeña sonrisa que ameniza sus palabras. “Un gusto, River. Me encanta tu nombre. Soy Sasha y suelo hablar demás en cualquier tipo de situación.” Ríe. “¿Te falta mucho por recorrer o me dejarás ayudarte con esa herida?” Cuestiona, señalando el raspón que adornaba su rodilla.  

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sydneybo: yo no los echaré de menos sydneybo: ya sólo seis meses y me gradúo sydneybo: lol, te entiendo, la vida adulta ¡apesta!

sasha: créeme, trabajar es mucho más agotador sasha: aunque no me quejo de tener un poco más de tiempo para dormir con mis perritos sasha: ¿Te gradúas ya en un semestre? oh, God sasha: ¿De qué carrera? :o  ¡Qué emoción! Tú puedes, pequeña <3

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La fémina se acercaba lentamente hasta que soltó la pregunta. Alexander ya la había divisado minutos antes, pues esos azulinos eran difícil de pasar por desapercibidos. “De una manera sutil, pero él no aceptó su error. Típico de los maestros”.

“¿Ah sí? ¿Y por qué tengo la ligera sospecha de que ese modo sutil al que te refieres en realidad fue todo lo contrario?” Alza una ceja, queriendo reprimir una sonrisa para dar seriedad al asunto. “Ya, en serio. Lex.” Recupera un poco la compostura. “Los profesores siempre buscan la forma de hacerse la víctima. No puedes contradecirlos sin esperar que tomen represalias.” Explica. “¿Qué piensas hacer ahora?”

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Sasha. Quiso darse un golpe en la cara de inmediato al darse cuenta de que a aquella le había dirigido la palabra. Por supuesto la reconoció en un segundo, y continuó maldiciéndose a sí mismo mientras se mantuvo congelado ante la presencia de la muchacha. Nada en su vida le causaba más arrepentimiento que haber destrozado en cosa de minutos una relación tan perfecta como la que ellos habían forjado. Lo lamentaba cada día de su vida, y por la misma razón se había mudado a Los Ángeles, para intentar seguir adelante de arruinar lo más bello que le había pasado en la vida. Deseaba abrazarla, expresarle su arrepentimiento, pero no era lo adecuado. Toda la elocuencia que lo caracterizaba se veía desvanecida en ese momento, ni siquiera podía pensar claramente. Simplemente atinó a acercarse a ella, haciendo su mayor esfuerzo para no invadir su espacio. “Sasha. No tenía idea de que estabas aquí en Los Ángeles.” Su idea de saludo luego de un año sin verse era pésima, pero pensar con claridad no era una opción en aquel momento.  

Sintió la tensión en cada centímetro de sus huesos conforme sintió la presencia del masculino acercarse hacia su mesa. Al principio ignoró por completo la cercanía de éste y continuó viendo el móvil como si nada sucediera. Sin embargo, el solo escuchar cada vocablo de su nombre siendo pronunciado por los labios ajenos le provocaba un vacío en el estómago que incluso ardía. Se las arregló para tomar una bocanada de aire en ese espacio donde el oxígeno era escaso gracias a él y todo lo que le hacía sentir y se aferra a todo ese dolor que experimentó durante los últimos meses como si fuese su única arma para luchar contra el enorme dragón que le robó el corazón. “Evidentemente yo tampoco tenía idea que estabas aquí. De haberlo hecho, jamás hubiese puesto un pie en esta ciudad.” Suelta de forma hostil al elevar la mirada y es entonces cuando sabe que cometió un error al voltearlo a ver, al incrustar sus orbes en ese par de ojos catastróficos, porque con una sola mirada eran capaz de terminar de derrumbar todo lo que aún quedaba firme dentro de la francesa. Traga fuerte y casi en un chillido, ruega por un poco de piedad. “Daniel, vete por favor. No quiero verte, no pienso armar un escándalo en este lugar.” Murmura en un hilo de voz que únicamente demuestra lo sensible que sigue siendo ante él. 

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“¡Oh por Dios!” En lugar de quejarse, comienza a soltar un par de risotadas conforme se agacha y el zorro comienza a olfatear a la fémina. “¿Eso crees tú? Yo digo que solamente extrañaba a su tía favorita.” añade con una sonrisa, saludando a la mascota con algunas caricias y pronunciando su nombre reiteradas veces. “Es una belleza. Aún no puedo creer que no me hayas llevado a este bebé a la veterinaria. Siempre he querido tener un pequeño zorro para mí solita. Claro, aunque esté en la lista después de un tigre.” 

A pesar de que su casa tenía un gran jardín en el que su mascota podía corretear y jugar cuanto quisiera, Ariel estaba acostumbrando a Stahv a pasear por la calle. Intentaba elegir horas en las que no hubiese mucha gente y espacios muy poco transitados. Creía que así la cosa estaría bien, hasta que sintió un tirón de la correa y se encontró con su mascota prácticamente acosando a una persona que estaba sentada no muy lejos.

—¡Stahv! No, eso no se hace… Lo siento mucho, de verdad, debes oler a algo que le gusta —se disculpó el médico cargando al animal que forcejaba un poco para intentar llegar a la otra persona.

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Trystan: Estoy en el parque esperándote... ¿Vas a llegar?

Sasha: OMG

Sasha: Me VAS A MATAR

Sasha: Olvidé por completo que habíamos quedado de vernos tan temprano hoy. Apenas acabo de levantarme

Sasha: Fue una larga noche... D:

Sasha: Me baño y arreglo en 15 mins. ¿Me podrías esperar?

Sasha: De verdad perdóname *crying emojis x8*

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“Gracias.” Murmura con una sonrisa, aceptando la invitación del muchacho, pues no había forma en que alguna de las mesas se desocupara. Después de todo, era mejor que quedarse sola toda la noche. “Soy Sasha, un gusto.” Se presenta, extendiendo su mano hacia el contrario. “Y, de hecho, también soy nueva en la ciudad. Llevo casi dos meses tratando de no perderme en este laberinto.” ríe.

Miró a la persona que esperaba por un asiento en el bar “No hay problema si quieres sentarte conmigo, puedo invitarte un trago incluso. Prometo no ser un psicopata ni nada de eso, recién me mudé a la ciudad”

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“¿Has visto esos conos de la vergüenza que usan los perros en la cabeza? Bien, estoy tratando de armar uno para un gato que está en la veterinaria ahora y necesita cuidado.” Explica brevemente, volviendo sus manos hacia el material. 

"y aquí es cuando yo pregunto, ¿qué es lo que estás haciendo?"

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“¿Quemarlo?” Cuestiona, soltando un par de risas al recordar la época en la que solía estar enviciada con aquel juego. “Es difícil de aceptar, pero me pasó más veces de las que querría admitir. De hecho, me sucede también en la vida real cada vez que trato de cocinar.” Bromea.

❛ y a todo esto ¿alguna vez jugaste a los sims? —— porque a una amiga mía casi quema al suyo, y entró en crisis, y yo no entendí ni una palabra de lo que hablaba. ❜

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“De hecho, sí, me lo preguntaba, pero también me dio curiosidad el por qué crees merecer algo aún peor que esa caída.” Responde con sinceridad, acomodada sobre una banca a mitad del parque y como siempre, demostrando lo curiosa que podía llegar a ser con lo que sucedía a su alrededor. “¿No te dolió lo suficiente?”

Era su día libre y necesitaba un cambio de ambiente. Asi que decidio ir a la playa a hacer su rutina de cardio del día. Todo iba muy bien hasta que a mitad de su ruta planificada de tropezó y calló sobre la arena. Golpea sus manos contra la arena enojada y refuta al cielo "Mandame más si mas me merezco..." Baja la mirada, resoplando, comienza a sacudirse y siente una mirada fija sobre ella. Diciendo irritada "¡Estoy bien! Por si te preguntabas."

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sasha: Extraño los días de universidad sasha: Son mejores que vivir trabajando y trabajando y trabajando sasha: Creo que a partir de este punto tu vida deja de tener sentido y solamente sobrevives

sydneybo: no quiero ir a clases sydneybo: tampoco quiero trabajar sydneybo: sólo quiero dormir y dormir 

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“Creo que olvidaste mencionar el pequeño detalle de que irrumpiríamos en una casa ajena durante esta noche de chicas.” Murmura un tanto preocupada por la situación a la cual la había arrastrado la contraria, queriendo reprimir una risa a la vez. “¿Qué tal si los dueños están dentro de la casa? Puede haber alguna alarma o cámaras de seguridad. ¿Qué tan segura estás de esto? La gente puede ser peligrosa, Syb. “ Comienza a interrogar debido al pánico. 

“ Ven, corre, no hay nadie ” toma la mano de su acompañante y prácticamente arrastra su cuerpo hasta el interior de la propiedad privada. Con una sonrisa traviesa y sus cejas bien arqueadas, alza ambos brazos frente a la piscina que ya proyectaba un par de luces por la noche cerrada. “ Te dije que tendríamos piscina, no que sería mi piscina ” guiña uno de sus ojos, entre risitas. 

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Era una de sus cafeterías favoritas, aunque no es que conociese demasiadas, pues apenas llevaba dos meses en la ciudad y todas esas calles resultaban ser un nuevo laberinto para la francesa. Sin embargo, ese era el lugar en el que había logrado hacer un par de amigos. Para ser más específicos, uno de los baristas era quien se había ganado la plena confianza de la rubia. Platicaba con él sobre las opciones de comida que habían en el menú y sus recomendaciones personales, cuando escucha la campana de la entrada y sin necesidad de voltear cree reconocer la voz a sus espaldas. Voltea para encararle y se queda con la boca abierta, totalmente incrédula por el hecho de volverlo a ver en la ciudad que suponía ser su zona de escape. Frunce el ceño, queriendo no sentir todas esas emociones negativas que se avecinaban. “Olvídalo, Harry, ya se me quitó el hambre.” Responde apenas, pasando de largo a un lado del muchacho como si éste no existiera, dirigiéndose a una mesa e incrustando la mirada en el celular, rezando a Dios porque se marchara pronto.

“¡Disculpa!” Exclama intentando llamar la atención de la persona sentada en el café en que había olvidado su chaqueta. Últimamente actuaba extremadamente despistado. “¿No habrás visto por aquí una chaqueta gris? La olvidé aquí y tenía mi teléfono en el bolsillo.”