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Check in

Hace tanto que no ando por estos lares! Y sin embargo, qué ganas que tengo de escribir estos días! Pienso y repienso volver al papel, volver y probar estas páginas matutinas que propone Julia Cameron. Pienso, pienso y sólo pienso.

Hoy estoy en modo depre. Quizás es porque me está por venir (ya van dos noches seguidas de pizza con pepperoni) o porque tengo esta reunión el miércoles que realmente me está poniendo nerviosa. Es que asistirá este tipo al que admiro y que me ATERRA porque quiero impresionarlo, no quiero quedar como que no sé nada... digamos que es como mi jefe, sólo que me llama cuando su equipo no da abasto. No tengo intenciones de ser jugadora permanente, me gusta tener el poder de haber sido llamada a último momento para salvar la jugada. Pero sé que siempre quiero impresionarlo y saber que tengo que hacer este informe PERFECTO me estresa y el estrés me tira directamente al modo Depreflix. Me pierdo en uno y otro capítulo de una serie de mierda, deseando que se terminen de una vez para así no seguir enganchada y levantandome al baño y a cocinarme algo unhealthy. Por lo menos practico mi inglés (sin subtítulos!). 

Ochenta millones de pensamientos y los dientes que me duelen al punto de meter la lengua cosa de mordermela y no quebralos a los pobres que nada tienen que ver. Hace tres horas que decidí que iba a bañarme, emprolijar el asunto llamado casa y encarar con la vida un poco más, al menos respondiendo con un nuevo borrador al mail que me envió a las 4 de la tarde este señor. 

Además me metí, porque no puedo conmigo misma, en el compromiso de dar una charla en otro liceo ya que voy a estar en esa ciudad. Tengo muchas ganas es verdad pero es cierto que no tengo nada preparado... tengo que ponerme con eso también. 

Hoy cancelé mis pacientes y me quedé atrapada en el sillón todo el día. Hace tiempo que no pasaba. Hoy rompí todos los parámetros de la dieta, más que otros días. Hoy no me lavé los dientes ni me vestí - medias, buzo y bombacha y acá estamos-. Hoy no tuve ganas de salir a la vida. No sé si llovió ni si hizo frío. 

Por lo menos regué las plantas. Los días que estoy así me pregunto porqué no intentar con alguna pastillita útil. Me pregunto qué hace una mina depresiva atendiendo a otros con sus problemas. Después me digo que no es para tanto, que es sólo unos días al mes, que no es que tengo depresión... pero y si la tengo y no quiero verla? Y si sólo me escondo atrás del famoso PMS? Porque igual te digo que últimamente estábamos bien, las últimas veces me había escapado de los sacudones. Será que en tiempos de Irma a mi me toca también. Una vez que había logrado avanzar con algo (llamé al carpintero y pinté el techo del baño!) entonces doy dos pasos pa trás. 

En fin, vomito depre para ustedes señores. 

Paz.

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Surreal

Si, creo que esa es la palabra. Todo esto me parece tan surreal, ¿cómo puede estar pasando? Nos vimos, me pediste para hablar, me pediste la plata que te debía y me dijiste que estás saliendo con otra. La misma que yo sabía que te gustaba aunque lo negaras. Y ella vive en USA entonces te vas de vuelta. Esta vez a su ciudad. No te digo: surreal. Me duele todo el cuerpo de nuevo, vuelvo a empezar el duelo. Esta vez definitivo. Ya no hay más esperas, más posibilidades, más esperanzas. Elegiste dejarme del todo. Y eso que igual nos llevamos bien, igual nos queremos. Lo que más me hace llorar no es tanto eso, es el miedo que me provoca tener que volver a empezar, volver a cuidarme, a estar en forma, bajar de peso, hacer deporte, hacer sociales, salir cuando prefiero guardarme. Creo que eso es lo que más lloro hoy, el tener que volver a empezar cuando yo ya tenía mi vida proyectada al lado tuyo. Evidentemente tenés un problema, ojalá no te pase lo mismo con ella. De verdad deseo que puedas definirte y jugártela por alguien a pesar de tu aburrimiento. Está todo bien entre los dos y al mismo tiempo no lo está, porque justamente no hay estar, no hay ser, no hay nada más que nos una. Y solo me queda llorar por lo que fue y juntar ganas para lo que se viene.

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Eso no se hace

Nos vimos y se supone que el próximo movimiento te toca a vos. Pero pasaron dos semanas y todavía no escribiste (vas a escribir?) y hoy es tu cumpleaños. Si, obvio que me acordé. Si, no te escribí nada. Primero que nada porque debo admitir que me falta un poquito todavía para desearte que pases un lindo día. Estoy todavía haciendo las paces con el hecho de que aún habiendo querido terminar nuestra relación, seguís siendo una gran persona (pero ya no es mi lugar el recordártelo). Entonces de ahí a desearte el bien puede parecer poca distancia pero no. En particular cuando yo no estoy del todo feliz por tu culpa menos voy a desear que vos tengas lo que a mi me está faltando. Tampoco te escribí porque la gente dice que eso no se debería hacer. Y otra dice que si... No creas que fue una decisión a la ligera. Me llevó varios días y muchas discusiones filosóficas sobre lo que se espera que uno haga y lo que yo tengo ganas de hacer y para qué. Que si les escribís es porque querés una respuesta, o querés estar pendiente de él, o querés darle un mensaje (sea "mira que está todo bien" o "me sigo acordando de vos"). Y la verdad es que no te escribí y no estoy muy segura de porqué no lo hice igual. Capaz fue para no recibir otro mensaje sin ganas o quizás para hacerte sentir un poquito mal. Porque si ahora me siento como si te hubiera hecho algo realmente hiriente es porque en algún lugar quiero pensar, o sentir, que de verdad te va a doler mi ausencia hoy. Como a mi me duele la tuya varios días a la semana todavía. No me gusta pensar así, en que te estoy lastimando, pero debo aceptar mi cuota de maldad. Hoy, tu cumpleaños lo festeje haciendo algo que nunca había hecho. Me costó un huevo superar la vergüenza, bancarme la presión y estoy realmente cansada, supongo que mañana podré disfrutar de este logro que solo pude compartir con mi familia (que mucho interés no mostró). Pero no sabes cómo estoy deseando que suban a Facebook o a la prensa las fotos de la regata así te muestro qué hacía yo mientras vos cumplías 27 años y yo no estoy ahí.

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La competencia

Este es un recordatorio para hablar de esto alguna vez... porque se me ocurrió que en algún momento empece a sentirme en competencia por ver quién está mejor, muy parecido a lo que me pasaba con Ella... así que hay que investigar esto en profundidad, pero hoy no tengo ganas

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La historia

Alguien escribió en unos de los tumblrs que aparecen en mi feed: “cuando escribas sobre él recuerda que la tinta es permanente y él no merece estar permanentemente en tus palabras” o algo así.

Yo creo que si, que aún a pesar del dolor que sentí y del que aparece por momentos aún hoy, igual te mereces ser parte de mi historia.

Seguro no es la historia que había comenzado a escribir, pero todos los buenos autores deberían ser capaces de improvisar sobre la marcha y tomar los nuevos elementos para seguir la historia.

Un buen peregrino no comienza el camino por el final, sino por el camino mismo. Y entonces porqué dejar de caminar cuando el final aún no se divisa claramente? Al contrario, hay que seguir caminando. Y como decía Lucas, subir nuevamente a una montaña para obtener algunas pistas de lo que se viene, pero volver a adentrarse en el bosque para llegar más lejos.

Así que si, sos y serás siempre parte de mi historia, como otros lo fueron antes o lo serán después. Sos el recuerdo de lo lindo que es estar enamorada, de que puedo tomar riesgos y de lo mucho que aprecio y respeto tener un compañero en mi camino. Aunque ya no seas vos.

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Porque, sin buscarte te ando encontrando por todos lados, principalmente cuando cierro los ojos - (trilladísimo si, pero no deja de pegar en el blanco, eh?)

Cortázar

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Cantado estaba

-Ah! Hola! dice ella apretándose el pecho de los nervios y fingiendo sorpresa. - cómo estás? dijo él, imposible descifrar lo que lo hizo levantarse de su mesa y acercarse a saludarla aunque ella “no lo había visto”. - cuando volviste? El finde? - el domingo - ah… ta, estoy nerviosa. Admite ella - lo dejamos para otro día? - cómo? Quiere hablar? Se pregunta ella en silencio pero su cara la delata. “ eh, bueno, ahora?” - no, ahora tengo que trabajar - si si yo también, por eso vine. (Ejem!) Ta no se, te vas de vacaciones? Yo me voy recién el miércoles, si querés escribime y vemos. - si dale - además tengo cosas para que te lleves. Y esa plata que te dije el otro día - pero es que no se de quién es - yo tampoco. Ta, la dividimos. - bueno dale. Él se ríe. - vos también estás nervioso - y si… - bueno me voy (obvio que ella no se iba a quedar en el mismo lugar con él a sus espaldas… de todas maneras tampoco se iba a quedar). - bueno dale. No llores - el qué? Ella lo mira incrédula y tira el último comentario del encuentro: “no, ni ahí. Mira que yo hace tres meses que estoy acá, vos sos el que acaba de llegar” Ella respira hondo triunfadora y se aleja. No le interesa ni mirar su cara, aunque secretamente espera haberlo dejado confundido.

Te vi, te vi, te vi MUCHO ANTES DE QUE VOS ME VIERAS NENE. Almorcé y luego al irme vi que estabas ahí adentro sentado. Mi entrada “a trabajar ahí” fue todo una mentirita, me hice la que no te vi y quería esperar a ver cómo reaccionabas… no pensé que lo ibas a hacer tan rápido.

Y no lloro nene, no lloro porque incluso estoy feliz. Feliz de haber podido ver con mis ojos que todo este tema no te es indiferente, a pesar de que tus mensajes quieran mostrar otra cosa.

Y sigo nerviosa, pensando si te voy a ver de vuelta. Pensando en que vos estás pensando en mi. Sabía que podía cruzarte, nada fue dejado al azar, incluso me puse la remera nueva que vos no conoces y que muestra mi espalda de manera algo sexy.

Estoy nerviosa y contenta. No por la posibilidad de que volvamos, sí por haberte dejado ahí sentado, disfruto al pensar qué se cruzó por tu cuerpo cuando me viste entrar a ese lugar. Agradezco haberte visto porque al menos no me agarró con la guardia totalmente baja.

Te vi y estaba cantado que te iba a ver. Lo tenía todo calculado, incluso la posibilidad de que sí estuvieras. Te vi y no estoy llorando, estoy contenta y nerviosa. Creo que tengo la adrenalina un poco alta y eso me da un extra de energía.. tendré ojo cuando baje. Mientras, voy a disfrutarla. Por primera vez en mucho tiempo me siento ganadora, qué me importa si es ilusorio.

Te vi

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Identidad

Cambié? Quién soy?

Me sigo y siguen diciendo que este tipo de experiencias te cambian la vida. Que si volvemos a encontrarnos ya no vamos a ser los mismos dos.

Me pregunto cuánto realmente cambié. Y me cuestiono también si quiero cambiar. Que me faltaba voluntad para ponerme con algunas cosas ya lo sabíamos. Pero de ahí a cambiar quién soy, incluso aunque sigo sin tenerlo del todo claro, es posible?

Capaz solo cambió mi forma de ser pareja. Y eso solo voy a descubrirlo junto con alguien más. Mientras, no puedo estar enteramente segura de haber cambiado, ni de querer hacerlo. Si no me quieren por quien soy entonces no me quieren, o no me conocen. O no dejo conocerme?

Miércoles existenciales señores!

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El próximo movimiento

Ya está. Creo. Supongo que volviste. No estoy del todo segura porque las redes sociales no lo han publicado aún, por más que busque y rebusque. El finde busqué una excusa para no estar en Montevideo, para irme lejos al menos en cuerpo, porque en el pensamiento no me ha sido tan fácil. La palabra que me sale ahora es añoranza. Una especie de nostalgia, de saudade, por los momentos vividos y los que no verán La Luz. Estos últimos meses han sido de numerosos flashbacks, cual persona con TEPT. .Es que en cierta forma lo es, sufrí un trauma, un shock que desarmó mi sistema de protección, mis defensas se fueron al carajo. Los primeros días me dolía todo el cuerpo, te conté me acuerdo, como si me hubieran molido a golpes. No era sólo la angustia apretada en la boca del estómago: era TODO EL CUERPO desordenado, sin rumbo, sin entender qué estaba pasando. Googleé obvio, nunca pierdo la oportunidad de aprender algo nuevo. Y resulta que sí, cuando hay una ruptura en una relación la organización interna del cuerpo también se pierde. Mi cuerpo tuvo que acomodarse a que ya no ibas a estar. Y todavía le cuesta. Y a mi mente y mi corazón. Hasta el apartamento necesita reacomodarse, porque ya no estás. Ya no es de los dos. Es mío: de la que se mudó con su novio y después se quedó sola. Por eso, como mis sentimientos, a veces está todo bien limpio y ordenado y después empieza la avalancha de cosas por hacer que voy dejando para después. Por eso estos tres meses necesitan otros tres meses, porque la mitad del tiempo estuve en picada y la otra mitad tratando de levantarme de nuevo. Y ahora se suma a mi habitual sistema de recuerdos y loquehubierasidos, una nueva razón para estar paranoica: ahora si podemos encontrarnos en cualquier esquina. Ayer mismo ya miraba los autos de otra manera, atenta por si pasaba un swift gris. Porque cuando me veas, quiero que me veas bien. Quiero que veas cómo voy cantando tranquila, quiero que veas lo que dejaste atrás. Anoche hablábamos con una amiga y yo volví a repetir que fue muy lindo lo que tuvimos, que no me arrepiento de nada, que obvio que me encantaría que estuvieras de nuevo y para eso el próximo movimiento te toca a vos; pero si no vas a estar sé que otro puede tomar tu lugar. Aunque todavía me refugie en tu recuerdo, poco falta para que eso no sea suficiente. Estoy cerca.

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'Never do what I'm told'

Es noche de orden y limpieza y acabo de intentar arrancar la foto que me sacaron previo a mi fiesta de quince años. 

Estaba enmarcada y con firmas de todos mis compañeros alrededor. El marco ya lo había arrancado antes, pero como siempre, dejé todo por la mitad y me había quedado la foto aún pegada. Hoy, en un arranque de querer reciclar - aka usar el cartón de atrás para un futuro cuadro inexistente - traté de despegarla.

El día de los "exteriores" para mis quince, elegí, quién sabe porqué, una remera de color rosado pálido con una inscripción: "never do what i'm told".  Lo cual, mirado ahora, más de una década después, resulta hilarante y patético, porque justamente a mis quince años, todavía estaba atrapada en seguir los pasos de "Ella". 

Si, tenía una amiga, muy amiga, muy "hermana de sangre" (onda pacto con un corte tímido con el filo de un sacapuntas en nuestros pulgares). Resulta que "Ella" representaba todo para mí, era la que me hacía salir a bailar, mentir, chuponear con alguno... podemos pensar que era la que me hacía divertirme y en cierta manera si, hasta que descubrí, no sin mucho dolor, que en realidad me comportaba como su pequeña marioneta idiota que hacía todo lo que ella pedía. No me divertía, sólo creía que lo hacía. Pero esa no era yo.

Vos sabés muy bien de qué hablo, fuiste el culpable - y el bendito salvador - de dejar de ser esa tortuosa mascotita en la que Ella me había convertido. Quizás no fuiste el único culpable, el desfasaje por mi nueva vida universitaria; y un poco antes también la vida comunitaria, habían hecho su parte (perdoname si puse comas donde no debe haberlas, sé que te jode eso, pero me embola googlear la forma correcta).

Vos reventaste todo a la mierda. Por vos fui llamada chango y por vos dejé de hablarles. Te tocó vivir conmigo una separación muy dolorosa y un eterno divorcio por el que pasé. La dejé atrás pero me gané una stalker part time por varios años más. 

Resulta que en este post empezaba a no escribirte a vos y acá estoy de nuevo... Quiero que sepas que esta separación, la nuestra (curioso como incluso al separarnos nos juntamos en un "nuestra") está siendo también dolorosa. Es un dolor diferente, no me siento liberada de un hechizo como cuando la dejé a Ella. Pero claro, yo la dejé, y vos me dejaste a mí. 

De todas maneras voy igual, lentamente, recuperando la alegría de vivir y de intentar cosas nuevas. Me pregunto cuántas veces más voy a tener que pasar por uno de estos sacudones, seguro no será el último, espero verlo venir más claramente la próxima vez.  

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Stand by

Salí a caminar, hice las compres, preparé la ensalada con música de fondo, me tomé el resto del vino blanco que había en la heladera - no más vino por un tiempo si quiero adelgazar -. Pero fallé, tuve un desliz, ¿fue un desliz realmente? Desde el momento en que se me ocurrió escribirte ya sabía que estaba patinando, ya sabía que no tenía que hacerlo. Y lo hice, casi tratando de disolver el sentimiento de culpa por hacer algo que sé que no debería haber hecho. 

Y te escribí, porque ordenar el escritorio me hizo tropezarme con varios recuerdos tuyos y no tuve mejor idea que mandarte una foto con ese diploma de esa vez que viajamos juntos y volaste en esa torre. Y otra vez me di contra la pared al ver cómo no querías contestarme. Y después me fui a lo de mis padres, sólo para encontrarme con un almohadón que no recordaba me habías regalado en algún aniversario (por lo cursi del mensaje escrito en el almohadón en letras tipo Disney quiero pensar que fue uno de los primeros aniversarios). Más recuerdos. Y después el abuelo preguntándome otra vez por vos, lo que antes nunca recordaba ahora se acuerda todo el tiempo. 

Igual creo que la paradoja de todo esto es que igual estoy feliz, tengo momentos de sonreír sin darme cuenta de porqué. Estoy contenta pero no puedo dejar de pensar en vos. Y cuando empiezo a olvidarte me vienen de vuelta esas ganas imposibles de frenar, que irresistiblemente me hacen escribirte. 

En fin, hoy haciendo la planificación de la semana descubrí que se supone que falta sólo una semana para tu regreso. Una sola semana para hacer todo lo que me había propuesto antes de que regresaras. Imposible, claro está. Creo que el 1ero de abril voy a empezar a vivir de verdad todas las cosas que se suponía quería vivir en estos tres meses. Desde que te fuiste sólo estaba en pausa. 

Stand by: "Estado de un aparato electrónico que se encuentra conectado pero en reposo a la espera de recibir órdenes". El sábado mi cuerpo recibe nuevos comandos, o eso espero. 

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Por momentos tengo miedo de que aparezca algún otro y yo siga en esta postura caprichosa de quererte solo a vos

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Buscando Señal

El otro día cuando escribí me quedó dando vueltas en la cabeza la idea de que la razón por la que no he soltado aún es porque quiero seguir conectada contigo. Las ganas de escribirte un mensaje, la angustia por el abrazo que no llega, incluso estas líneas están escritas para vos directamente.

No quiero desconectarme. Quizás por eso ayer haya elegido el menor de todos los males para sentirme de alguna manera conectada. Si, fui a visitar a tus padres. De verdad los extrañaba, además de aprovechar para ponerme al día con toda tu familia que al dejarme me alejaste y que en cierto modo ya era parte de mi familia. Fue lindo saber que tus sobrinos todavía se acuerdan de mí, aunque ya no sea más “la tía”. ¿Fue un acto desesperado el ir a visitarlos? Quizás sí. Antes de tocar timbre recé para que ese encuentro me diera un poco de paz, como si verlos y escucharlos fuera a calmar un poco la ansiedad que genera esta desintoxicación. ¿Fue útil? Creo que sí, me siento más tranquila que el viernes, aunque volvieron los sueños…

Desde que te fuiste  varias veces soñé contigo, no soñé que me estábamos juntos y felices, pero sí que volvías y que, dependiendo del sueño de alguna manera siempre hacíamos un acuerdo para seguir viéndonos. A veces yo ponía condiciones, a veces me entregaba nuevamente sin más. Anoche el que ponía condiciones eras vos; me decías que si volvíamos a estar juntos yo tenía que entender que siempre ibas a viajar tres meses y que yo tenía que aceptar que te fueras por ese tiempo, porque era un tiempo que necesitabas.

Ahora que puedo responder, porque en el sueño me dejabas incrédula, siento que no tendría problema en que viajaras, siempre y cuando esos viajes no fueran para escaparte de mí, siempre y cuando esos viajes sirvieran para estrechar el lazo entre nosotros, no para romperlo. Porque no tengo dudas de que tu rápida desaparición de nuestra ciudad fue para escaparte de la nueva situación en la que nos metiste a todos, a mí, a vos, a nuestras familias, a nuestros amigos, a nuestros vecinos. Ojo, fuiste muy valiente para dar el primer paso es verdad, pero muy cobarde para no enfrentar las consecuencias. Todos tuvimos que ajustarnos a esta nueva realidad, pero vos te fuiste para no encararla.

Igual estoy tranquila, porque tarde o temprano vas a volver, quizás al terminar estos tres meses o quizás dentro de tres meses más. Pero vas a volver, y te va a tocar encararla solo porque todos los demás ya vamos a estar desconectados.

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¿La vida es eso que pasa mientras como chocolate?

Hay vida ahí afuera... y yo no quiero salir del sillón. O no puedo, no estoy segura. 

Sobretodo en "esos días" la angustia me atrapa, me pone en modo automático, dejo de cuidarme, dejo de ordenarme, y me aguanto el llanto todo lo que más pueda. Pero el llanto me encuentra igualmente, justo cuando voy a entrar a la ducha, justo cuando decido ponerle un poco de onda al asunto y levantarme. El otro día alguien me dijo que yo, a diferencia de otros, si bien estaba angustiada no parecía deprimida al punto de necesitar ayuda extra. En el momento me sentí fuerte, pero hace días que me da vueltas a la cabeza si no será que soy tan buena escondiendo, tan buena sonriendo a pesar del dolor, que me estoy negando a mí misma que necesito ayuda, que necesito que alguien me obligue a levantarme, a preparar los malditos exámenes que se empiezan a  vencer, a dejar de prepararme salchichón de chocolate y comerlo sin ganas, para llenar un vacío que no puede ser llenado. 

Antes de que me dejaras yo ya sabía que me ibas a dejar. No quería, pero me venía preparando, y en cierto modo también te ayudé a que te decidieras, te dejé irte a pensar a pesar de que sabía exactamente cómo hacer para que te quedaras... ya lo había hecho alguna vez quizás. A veces da vueltas en mi cabeza la idea de que si hubiera sido lo suficientemente valiente como para alejarte yo primero, quizás hubieras vuelto, porque sé muy bien que no podés resistirte a lo que te niegan... cual niño chico que va hacia donde le dijeron que no tenía que ir. Durante esos días supe muy bien que eso era lo que tenía que hacer si quería que te quedaras, y no lo hice porque soñaba con que decidieras quedarte de verdad, no sólo por capricho. Y al final me quedé sola. 

En "estos días" me pregunto si realmente quiero volver contigo... no tengo la respuesta. Quizás si no tuviera la necesidad de tu abrazo, de sentirme protegida, cuidada, entendida. Quizás entonces podría pensar con más claridad si de verdad te quiero a mi lado para siempre. Siento como si estuviera desintoxicándome de vos, como si hubiera sido una adicción lo que tuvimos estos seis años.... y me embola pensar que fue solo eso, una adicción. Y me enoja pensar que me haya vuelto tan dependiente de vos. No sé si lo que estoy escribiendo es así, a veces dudo mucho de la dureza de mis palabras. 

De corazón creo que me hiciste crecer en muchos aspectos y que yo también te acompañé en tu camino. Y ahora que no estamos juntos, especialmente ahora que no tengo quien me abrace cuando estoy llorando hasta los mocos, cuando me cuesta respirar y tengo que morderme el labio y tragarme las ganas de escribirte aunque no me contestes, aunque te embole recibir un mensaje mío, porque sé que te escribo sólo para sentir que seguimos de alguna manera conectados, que esto todavía no se terminó, que el lazo todavía está atado.  

Ahora, no puedo explicarte todo lo que deseo que estés también vos extrañándome, aunque ya no volvamos a estar juntos, sólo el hecho de poder sentir que no estoy sola en este pozo, que no estoy sola en este duelo. Estoy angustiada, estoy deprimida, hoy me toca vivir así y sólo quiero tu abrazo. 

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Aire acondicionado

Dos semanas antes de tu "ida a pensar" compramos un lavavajillas. Ese viernes nos levantamos juntos, era de esos días que coincidíamos porque yo no tenía que salir tan temprano y vos trabajabas desde casa. Dijiste: "Tengo una idea, vamos a comprar un lavavajillas". Recuerdo que yo dije que había otras prioridades antes, como comprar un equipo de aire acondicionado antes de que llegara el verano. Vos agarraste tu compu y esa misma tarde teníamos el lavavajillas. 

Cuando empezamos a hablar del tema mudanza vos declaraste que tu rol iba a ser "facilitador de tareas domésticas", curiosamente aquellas tareas que te correspondían a vos. Claro, porque cocinar todavía lo tiene que hacer una. Pero no me molestaba, salvo ese viernes, porque me dijiste que también comprábamos el aire y al final nunca lo hicimos. 

El finde pasado vinieron mis padres a cenar de noche. Fue una de esas noches donde no corría aire por el apartamento. Se ve que les di lástima porque el domingo cuando fui a visitarlos me habían comprado un ventilador. Por ahora está bien que mis padres me consientan pero en algún momento tiene que parar, diría yo. 

La cuestión es que el lavavajillas lo habré usado tres veces y el aire ¡si me habrá hecho falta!

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Vivir sola

No me molesta. Lo disfruto la mayoría de los días. Me gustaría quizás dedicarle más tiempo a mis horas en solitario. Acordarme de regar las plantas a tiempo y poder ser más estricta con el orden. 

Lo que me molesta de vez en cuando es ese pensamiento intruso que me recorre el estómago diciendo "pero vos no querías vivir sola". Es verdad, no quería tener que comprar la tristeza hecha leche en polvo porque no termino un litro de leche antes de que se corte. El proyecto era otro. Todavía me cuesta encontrar mi lado en la cama algunas noches. 

Unos días siento las horas como en piloto automático, me miro series enteras en una noche y luego arrastro el cansancio hasta la cama sin ganas de dormirme, con la resaca del tiempo perdido, de la vida no vivida, o de la vida vivida a través de los otros. Por suerte son solo unos días al mes. Con suerte sólo por unos meses. 

Pero hay días en que me sale genial esto de vivir sola, como si al mirarme de lejos pudiera relacionarme con la paz y la tranquilidad de la joven de la película, cómoda y relajada tomándose la copa de vino mientras se prepara la cena. Leer, comer despacio (y sólo una sana ensalada!), prender unas velas, bañarme con la puerta abierta y demás placeres terrenales (y de los otros). 

Tiempo de calidad le dicen... como ahora. 

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La caja de herramientas

El día que colgamos la televisión vos trajiste el taladro y tus dos cajas de herramientas, pero las llaves se las tuvimos que pedir a la vecina. Nunca más se las devolvimos - qué suerte la mía tener que ir a la casa de tus padres un mes después de que me dejaras a buscarlas porque la vecina se acordó quién las tenía y le goteaba el calefón. 

En las dos semanas que estuvimos en vueltas, allá por los primeros días de diciembre, mientras vos decidías si quedarte o borrarte yo me puse con las manualidades y dando 380 martillazos aproximadamente (obvio que hice el cálculo basado en la cantidad de clavos usados ese día) hice de nuestro primer arbolito de Navidad un árbol digno de Pinterest. Esa misma noche me dejaste y te llevaste el martillo y los clavos que me sobraron. 

Ayer me compré online -ahora que estoy sola esto de comprar con un click un día se me va a ir de las manos- una mesa para poner en el lugar que dejó vacío el sillón que odiaba y que por suerte te llevaste. Resulta que cuando fui al "pick up center" la muy desgraciada VIENE DESARMADA y ni pienso pedirle a la vecina el destornillador prestado.

Hoy quiero tener mis propias herramientas aunque haya otros que puedan prestármelas.