Desde mi punto de vista el mundo es como cada uno lo fotografíe visualmente
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Ante la pérdida de miedos y prejuicios seguimos creciendo. Gracias al primer hombre que se puso tacones, gracias a cada persona que se atreve a ser como siente sin miedo a nada y sobre todo gracias a @niamandarina Ella se cruzó en mi camino para recordarme por donde estaba la luz. No es nada nuevo y aún así cuesta salir de la norma. Avanzamos
Un paso más
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No te olvides de mí
Capítulo 1- Je t´aimais, je t´aime et je t´aimerais
Antes de arrancar el coche, Sergio miró a Laura y deseó fuerte que no se olvidara de él jamás. Sonaba je t´aimais, je t´aime et je t´aimerai y ella tarareaba con un logrado acento francés. Su interesante árbol familiar tenía raíces en Bélgica y como buena embajadora de sus raíces, le transportaba; con cada palabra en el idioma romántico por excelencia ; a otro lugar, un nuevo lugar.
Como buena admiradora de la vida, Laura sonreía debajo de su mascarilla. En la era post Covid-19 era obligatorio vestir mascarilla cuando se estaba en un establecimiento cerrado o cuando se conducía y dentro del vehículo no viajaba un núcleo familiar, había muchos más casos pero con estos dos nos podemos hacer una idea de la situación tan extraña que atravesaban. Su sonrisa era tan poderosa que se podía distinguir hasta con los ojos cerrados, sincera y contagiosa, tanto que conseguía achinar sus propios ojos, señal de que estaba disfrutando del momento.
Se dirigían al norte de la isla y el verano todavía no había comenzado, pero para ellos aquella desescalada era atemporal, se guiaron por el sol y la temperatura de la calle y fueron en busca de una playa donde poder gritar a los cuatro vientos que eran libres, que las cadenas que en un momento se hiceron con el control de sus vidas ya se habían aflojado.
Llegaron a la playa más alejada de la civilización y al bajarse del coche, notaron como el aire se sentía diferente, era fresco y tenía olor, incesante olor a mar. No había nadie, estaban solos y parecían dueños de aquella calle desierta hasta de coches. ¿Cuándo se repetiría una situación parecida, en un escenario cuyo principal sustento es el turismo y la aglomeración de gente?
Laura tenía suelta su melena de color castaño y Sergio tenía unos pelos de loco, pero mantenía la cordura... hasta que divisaron el agua y la cuenta atrás comenzó. Echaron a correr como posesos y no pararon ni para poner la toalla sobre la arena, se adentraron en el agua y no hubo parte del cuerpo que no sumergieran en aquel Mar Mediterráneo. Era la sensación de libertad que nunca habían experimentado, algo tan simple como ir a la playa se convirtió en un hecho destacable en sus diarios, como para quien celebra la boda de sus sueños y se convierte en el día mas importante de su vida. Para ellos aquel día fue síntoma de que las cosas iban a estar bien, de que la parte buena de la vida no había desaparecido y que por mucho que costase iban a luchar por disfrutar de aquello que les hacía recobrar su libertad
Una vez salieron del agua, se miraron y no pudieron evitar humedecer sus ojos, un halo de ilusión les rodeaba, era obvio que estaban contentos por haber superado más de cuarenta días de cuarentena. ¿Qué mejor celebración que un baño en el mar? Sergio encendió el móvil para poner spotify y una lista de canciones comenzó a sonar, apropiándose de la banda sonora de aquel verano que aún estaba por empezar. Amaral les reunió con Sebas, Guille y los demás, Supersubmarina les propuso resolver sus dudas infinitas con el viento de cara y Lady Gaga les puso a bailar. Palabras sueltas cantaban pero en ese instante no importaba si alguien se sabía o no la letra de la canción, lo que realmente tenían que hacer era ser conscientes, ni si quiera preocuparse por sentir, simplemente sentir.
Capítulo 2- Cuarentena
Era mayo y era post confinamiento, una pandemia mundial había azotado cada rincón de nuestro país y de los países vecinos. El virus llamado coronavirus o Covid-19 para los amigos, se desarrolló en algún lugar del mundo cuyo nombre es China y en Wuhan para ser más exactos. Lo que parecía imposible de ocurrir, se convirtió en una guerra cuyos combatientes eramos cada uno de los ciudadanos y de forma más destacada los servicios sanitarios y de alimentación, ellos sí que merecen una mención especial. Día sí y día también, se levantaban con la duda de si estaban infectados o no. Ante tanta incertidumbre, Laura vivió la cuarentena encerrada en su casa, como pedía la ley. No salía mas que una vez por semana para hacer la compra de los productos básicos y entre libro y libro viajaba con cada historia. Ella dice que en alguna ocasión rompió las reglas pero digamos que quedar con un amigo en un supermercado no se puede considerar ilegal. No creo que llegaran a ese punto, aunque el miedo les hiciera sentirse así. En resumen, su confinamiento sirvió para mucho pero fue suficiente. Podríamos definir ese tiempo como una de esas experiencias o incluso retos que están bien siempre y cuando tengan fecha de caducidad. Sergio vivió un aislamiento más compartido, estuvo más de 2 semanas rodeado de creatividad y deporte, intentando tomar control de la situación aunque en más de una ocasión la situación le superó. Lloraba después de hablar con su familia y hablaba con amigos y no tan amigos para intentar entender que estaba sucediendo, le recorría el miedo por el cuerpo hasta que un día decidió escribir canciones y sin esperar éxito alguno, supo que era lo correcto porque se sentía mucho mejor. Después de esas dos semanas de aislamiento, el vecindario en el que vivía comenzó a reunirse de forma clandestina en la terraza del edificio. ¿Realmente es una situación clandestina ir a la terraza del edificio en el que vives, siempre y cuando se respete una distancia social? No se permitía estar en las zonas comunes, pero la salud mental de cada vecino que subía a respirar aire fresco, se lo pedía. Él, nunca hubiera pensado que un vecindario pudiera llegar a estar tan unido. Al final solo quedan las personas...
Como si se tratase de un campamento en el que los niños tienen una rutina marcada durante aproximadamente quince días, en la que destacan los juegos y los deportes en comunidad. Había días para reír, con alguna anécdota que otra de algún vecino, había días para pasear escuchando música, otros días ni si quiera salía de casa pero había muchos días en los que el yoga y las horas de deporte se convirtieron en su salvación.
Tras la cuarentena, llegó la desescalada y pasaron de la fase 0 a la fase 2 en cuestión de semanas. Cada comunidad autónoma solicitaba el pase a la siguiente fase cada semana siguiendo unos patrones marcados por el Estado. Cada paso era celebrado como un logro más y pasaron de poder caminar en la calle con una distancia determinada y con un horario establecido; de 6 a 10 y de 20 a 23 para ser más exactos; a poder caminar con total libertad
Era fin de semana y faltaba un día para que la isla pasara a la fase 2, para que los ciudadanos pudieran tener un horario más amplio para salir a la calle y poder disfrutar de los espacios naturales que tanto se necesitaban en ese momento. El día en el que estos amigos volvieron a estar juntos, tocó volver a un día a día rodeados de gente, algo que aunque parezca mentira ya no era normal. Lo más importante era tener memoria y no seguir el ejemplo de un país tan falto de ello. No se podían olvidar de lo que habíamos superado, en lo que les había convertido esta pandemia y las precauciones que había que seguir teniendo. Los planes fueron ampliándose, desde quedar para ir a caminar a quedar para ir a comer a casa de una amiga o para hacer una excursión por lugares menos concurridos. Ese fin de semana visitaron una cala que nunca iban a olvidar, parecía una metáfora sobre la experiencia que acababan de vivir. Para llegar a ella había que retarse a uno mismo y bajo el sol, caminar unos cuantos kilómetros a través de la montaña para llegar a ver el agua. La bajada hasta la pequeña playa era difícil, llena de rocas y palos, requerían un calzado adecuado para poder llegar hasta la meta. Ellos junto a unos amigos lo consiguieron. Estuvieron un rato intentando asimilar lo que estaban viendo sus ojos y fotografiaron el momento por si no se volvía a repetir. Todavía les invadía el miedo y cada vez que disfrutaban de algo, se sentía como la última vez. Una manera intensa y cansada de vivir y a la vez bonita de experimentar, seguramente esa intensidad se disolvió con el tiempo. Falta mucho para poder averiguarlo, ya que todavía siguen sin cansarse de vivir conscientes de la suerte que tienen.
Capítulo 3- La vida es ….
Se suponía que para Sergio todo estaba escrito, sus canciones maquetadas y su guitarra sin ideas que contar. Pero las noches llegaban y con ellas, la inspiración daba rienda suelta a más y más ideas que relatar. ¿Cuál era el objetivo de su composición? ¿Hasta dónde quería llegar? ¿Qué quería conseguir con el trabajo que se escondía detrás de cada creación? ¿Era suficiente? ¿Era necesario? Aquellos días tuvo más de una crisis existencial y no sabía muy bien que camino artístico tomar. Sabía perfectamente que quería seguir dedicándose a lo que le mantenía con un modo de vida más o menos cómodo en una sociedad capitalista. Desde pequeño su sueño fue desarrollar su creatividad y sabía que si se dedicaba al arte iba a ver sacrificada su inspiración en momentos críticos en los que el dinero no daría ni para comer. Por eso aprovechó su facilidad con los idiomas y decidió estudiar algo con futuro y que le gustara, no tanto como su guitarra, pero el turismo le permitía seguir disfrutando de su don de gentes. Como en cada trabajo, hay ocasiones en las que el estrés paraliza y no hay papel ni bolígrafo que escriba nada con sentido, pero entre toda esa vorágine también hay tiempo para descansar y recobrar la reflexión. ¿ Por qué era tan persistente y continuaba grabando sus canciones? ¿A alguien le interesarían en algún momento? Esas preocupaciones pasaron a ser historia tras la cuarentena. Hubo un antes y un después, tuvo tiempo de terminar historias empezadas y es que para avanzar es importante terminar lo que un día se empezó, para algo empiezan las historias, para continuar o terminar. Encontró su lugar en el mundo artístico, y no era más que el rincón de su casa, las luces apagadas y un par de velas encendidas como público. Le gustaba disfrutar de su propia música, había creado un estilo que no había encontrado ni en las 100 listas de música que seguía en las plataformas digitales. No alardeaba de ello, simplemente lo disfrutaba, le gustaba escuchar lo que su cuerpo sentía, digamos que veía reflejado en ese sonido sus expresiones y con eso, el éxito había llegado. Había encontrado su propósito artístico Escribió un proyecto con melodía, en realidad, varías eran las melodías que completaban ese Por si me olvido de mí. Así se llamaban el conjunto de canciones que tanto tiempo le había llevado escribir. Tenía mucho sentido ya que Sergio siempre desarrolló ese miedo tan invasor que aparece cuando alguien se va y no vuelve, al menos parece no volver. Es un sentimiento que invade todo el cuerpo y provoca lloro, mucho lloro. ¿Alguna vez os habéis encontrado tan cómodos con alguien que no queréis que ese momento se desvanezca? ¿Alguna vez habéis conocido a alguien tan guay que os hace ver la vida desde una perspectiva que todavía no habíais descubierto y se convierte en un pilar importante en vuestra vida? ¿Alguna vez esa persona se fue sin decir adiós? A él le había ocurrido una situación similar y por ello el miedo se siguió desarrollando con el paso de los años. Ahora no había nada de lo que preocuparse, para eso estaba el arte, para ayudarle a salir de un bucle que no tenía sentido, para eso se creó el arte, para no morir de realidad. Era cuestión de aceptar el rumbo que toma la vida y ver que ese miedo no le permitía avanzar. Capítulo 4- Todo un carnaval Con Laura, Sergio desarrolló una amistad que como el vino, tuvo tiempo para ser de calidad. Se conocieron poco a poco y es que en plena vorágine de trabajo y rutina establecida es complicado conocerse a fondo. La gente no fluye de la misma forma cuando está estresada o tiene un pequeño poso de estrés. Para él, Laura significó un cambio. Ella le enseñó a echar una vista atrás y no tener miedo, a mirarse al espejo y ver lo grande que podemos llegar a ser, a irse corriendo y volver por inercia, porque si alguien o algo tiene que volver, va a ocurrir y si no vuelve... pues no pasa nada. Era un día entre semana y estaban en casa de Laura con su amiga Cristina En cada intervención, Sergio sin querer, acababa diciendo su nombre... -Laura, ¿Tu crees que este puede ser el verano de nuestra vida? Ella no tardó en contestar, nunca tarda, es reflexiva pero reacciona rápido. - Pues no lo sé, si te soy sincera, está siendo increíble, pero siempre que algo se siente así de intenso pasa a ser lo mejor de nuestra vida, ¿no crees? - Puede que tengas razón. Solo que echando un vistazo a otros veranos, creo que nunca me he sentido más tranquilo que ahora mismo. Cristina, quién se estaba tomando su tiempo en abrir la botella de vino que pronto comenzarían a beber, quiso ser participe de la conversación: -Quizá, la cuarenta haya supuesto un tipo de catarsis para ti Quizá, no lo descarto... Contestó Sergio. Os propongo un plan... ¿Abrimos también la botella de vino blanco que hay en el armario y ponemos un poco de música? Me apetece celebrar Sonaba la vida es un carnaval de Celia Cruz y las piernas se movían solas, ninguno de los tres era profesional del baile, pero ¿quién se puede resistir a la reina de la salsa? Acababa la canción y las penas se fueron bailando. Ya no eran horas para reflexionar, necesitaban parar por un segundo y bailar, ojalá siempre bailar Copa tras copa, terminaron las dos botellas de vino que Laura tenía en casa y su conversación dejó de ser profunda para pasar a preguntar por algo tan básico y necesario en aquel instante... Sergio se dirigió a Cris y en un tono alto y divertido le dijo con el titubeo típico de alguien que lleva 3 copas encima: - ¿Tu no tendrás otra botella en el coche, verdad? Estaban disfrutando como adolescentes y querían que la noche durase, pero menos mal que Cristina no tenía nada de alcohol en el coche, porque tras 5 minutos de realizar esa pregunta, Sergio cayó redondo en el sofá. Se sentía un poco mareado y con mucho sueño, ya no le quedaba energía y necesitaba que alguien le llevase a casa. Laura insistió en que durmiesen los tres en su casa y pasaran la noche. Cada uno durmió en un rincón del pequeño apartamento sin enterarse ni siquiera de los ronquidos de cada uno. Al día siguiente por la mañana, la resaca no era mucha ya que no habían mezclado bebidas. Desayunaron con mucha tranquilidad y compartieron anécdotas del día anterior. Se despidieron con la certeza de que en algún momento repetirían la misma escena pero en esa ocasión con una botella de más, a poder ser en el coche de su amiga Cris. Capítulo 5- Altibajos Estos días entre amigos estaban siendo anecdóticos como poco, pero al día siguiente de la fiesta, Laura no se sentía bien, estaba de bajón y se lo quería permitir. Para que no la forzaran a realizar ningún plan, le dijo a sus amigos que ese día no contaran con ella, necesitaba estar consigo misma y bajar las pulsaciones. Se encontraba en medio de un tren de emociones y ahora mismo el tren había parado en la estación para repostar. Los tres amigos, tenían un grupo de whatsapp por el que hablaban cuando iban a quedar para que la organización fuese mejor. Sergio y Cristina intentaron convencerla para quedar aunque fuera para un café, ya que en ese momento, ellos todavía no tenían la necesidad de parar. No entendían como después del confinamiento alguien podía quedarse en casa con toda la libertad que necesitaban recuperar. Pero se olvidaban de que la vida no se puede controlar, las emociones vienen solas y hay que darles espacio y aceptarlas, hay que escucharlas y sentarlas en el diván, porque si no les ofreces un espacio van a luchar por lo que les pertenece y no te interesa ser participe de esa batalla. Laura parecía molesta con la reacción de sus amigos y llamó a su novio para desahogarse. La llamada no fue respondida y llamó a su madre, ella siempre está cuando su hija la necesita. Le explico la situación que estaba pasando y su madre le intentó hacer entender que era normal que sus amigos quisieran seguir divirtiéndose, estaban en diferentes trenes pero el destino era el mismo y el contexto que les rodeaba aún más parecido. La pandemia les había azotado a todos y cada uno lo gestionaba de una forma. Tras colgar, Laura respondió al grupo de Whatssapp y dijo que podían quedar para tomar un café al día siguiente. Capítulo 6- ¿Qué es para ti la vida bien vivida?
Cristina no pudo quedar ese día por lo que esta cita para aclarar las cosas tuvo que ser entre Laura y Sergio. Muchas fueron las preguntas que se hicieron el uno al otro, la que más les marcó fue la que Sergio le hizo a una carta que durante esos días Laura encontró. Nunca había ido a su casa, pero ya era el momento. Aunque a ella le costaba más ir a un lugar encerrado por el recuerdo del virus, hizo el esfuerzo y fue a visitar la casa de Sergio. Quedaron en la única cafetería abierta del barrio; lo que la pandemia había ocasionado era una crisis económica mundial, muchos locales y pequeños comercios se vieron forzados a cerrar, ya que no soportaron mantener sus negocios cerrados durante más de dos meses, sin recibir ninguna ayuda que sustentara esa falta de ingresos. Tomaron un café y tras una hora de conversación y algo para desayunar, subieron al estudio de escasos 40 metros. No les tomó mucho tiempo ver el apartamento pero Laura parecía impresionada por la decoración que tenía el lugar. Mientras él fue al baño un instante, vio una carta abierta encima de la mesa que no pudo evitar leer: ¿ Que es para ti la vida bien vivida? Estoy encontrando el lado bueno de las cosas. Tuvieron que quitarme el derecho de salir a la calle cuando mi cuerpo o mi mente lo pedían, para darme cuenta de lo valioso que era, y con ello no pretendo defender la eliminación de ninguna libertad, no va unido para dotarla de valor. Quizá me dí cuenta mucho antes pero esta ocasión ha sido tan extrema que merecía un lado positivo y yo lo he encontrado. De la mano de una isla que acompaña en esta búsqueda he encontrado el lado bueno de mis cosas, un camino de espinas en el que he decidido recogerlas, analizarlas y aprender por qué motivo producen tanto daño, para analizarlas y hacerme inmune a ellas, me he enfrentado y he ganado la batalla, ahora me conozco un poco más y no me doy miedo. Voy a ir de la mano conmigo y recogeré tantas espinas como haga falta... Laura no pudo evitar comentarle lo que le había parecido esa carta y él avergonzado y un poco molesto, ya que no dejaban de ser sus palabras y parte de su intimidad, le dio un abrazo. Eran sus palabras pero ella había tomado su tiempo para mostrar interés por su pensamiento, sus reflexiones, aunque parezca entrometido, la ocasión merecía el abrazo que se dieron. Tras otro café y un poco de charla, Sergio le dijo que sentía haberla intentado convencer el día anterior, ya que a él tampoco le gusta que le fuercen a hacer un plan que no le apetece. Admitió que la velocidad a la que estaban yendo no le dejó pensar y actuó de forma egoísta. Se despidieron y en esta ocasión, sin saber cuando se volverían a ver, Sergio continuó escribiendo su carta. Capítulo 7- Lo que pasa en Ibiza se queda en Ibiza Desde que la desescalada se anunció, soñaban con llegar a la fase en la que se permitía viajar entre comunidades, aunque entre islas también se conformaban. Tenían unas ganas inmensas de ver a sus familiares pero antes iban a disfrutar de lo que estuviera permitido. Después de una semana sin verse, planearon un viaje a Ibiza en tan solo un fin de semana. La segunda semana de Junio, cogieron un ferry, llevaron el coche hasta una de las pitiusas. Unas mini vacaciones que merecían saborear. Ya llevaban dos semanas disfrutando con tranquilidad y a sus anchas pero si se puede un poco más... ¿por qué no aprovecharlo? Propio de una película de Julio Médem, condujeron hacia las calas más bonitas de la isla y se encontraron con el sol despidiendo el día y de frente la isla de Es Vedrá, un pequeño islote con mucha historia y un poco de magia; al menos eso dicen; allí pasaron la noche para poder divisar la luna llena que tendría lugar. Tenían preparado un pequeño picnic por si paraban en algún punto y no tenían ningún supermercado cercano. Por las horas que eran, solo iban a encontrar gasolineras abiertas y por el presupuesto de bajo coste que tenían para recorrer la isla en 3 días, la mejor idea fue la de llevar un bocadillo y unas cervezas. Se acostaron en el mar y tontearon con las cervezas y por qué no decirlo, entre ellos. Al día siguiente como buenos amigos, aquella anécdota se convirtió en motivo de guasa, se rieron y no se lo podían creer. Realmente a ninguno de los dos les gustó tanto como para pararse a reflexionar sobre un momento tan inocente y divertido. Allí Sergio le confesó a Laura que su inquietud en esta vida era dejar huella, no por ser importante ni aparecer en los libros de historia, pero dejar huella en alguien que llevara su legado décadas y siglos por delante, dejar un mínimo reflejo de quien había sido y lo que había aprendido. A lo que Laura le aconsejó: - No te atormentes con esa necesidad, la vida pasa y aunque tu no continúes en ella; ya que por ley de vida todos nos morimos antes o después; habrá merecido la pena porque la has vivido - Tienes toda la razón Laura... Me emociona pensarlo - Es que no sabes lo afortunado que eres por el simple hecho de cumplir año tras año rodeado de tu familia, y ya sé que en este momento los echas mucho de menos, la distancia... maldita distancia... - Si, ahora más que nunca me apetece abrazarlos, ya son 4 meses sin verlos y... - Y nada, los verás, así que haz, deshaz, vive y deja vivir que la vida no son ni cuatro meses y hay que vivir, ese es el verdadero sentido de todo esto Capítulo 8. Recuerdo Lo peor que le podía pasar a Laura era que se borrasen todos sus recuerdos. Le encantaba ir a su ordenador y pasar de foto en foto como quien camina de roca en roca para llegar al paraíso. Era adictivo y no podía parar, estaba tan enamorada de la vida que para ella, el hecho de poder observarla era un privilegio, aún más siendo consciente del valor que le otorgaba. Del viaje a ibiza no solo quedaron recuerdos, también unas cuantas fotografías que ayudaban a iluminar la memoria. En la primera foto salían , Laura y Sergio sonriendo a la cámara y la foto la realizó un chico que estaba en la playa el mismo día que ellos. Estaban en frente de Es Vedrá y la luz no se podía mejorar, en plena caída del sol decidieron inmortalizar ese momento, porque no sabrían cuando y donde necesitarían volver a vivir aquel instante. Hay días que se han vivido para poder continuar, que sirven de inspiración y nos cargan las pilas, es una continua retroalimentación Recuerdo era para ella el motor de su vida. En la segunda fotografía aparecía Sergio hablando, y detrás de la foto un texto sobre la conversación que estaban teniendo y que decía asi: Él tiene algo que decir Siempre tuvo algo que decir Ella tiene algo que contar Habla con solo mirar Con este verso Sergio le quiso transmitir a Laura la reflexión que hizo al enterarse de la muerte de Pau donés, vocalista y compositor del grupo Jarabe de Palo. Al escuchar sus letras desde pequeño, aprendió la importancia de la música en el camino, nos transporta y nos levanta y cuando queremos llorar nos ayuda a hacerlo, es un transmisor de emociones y eleva la vida a un nivel superior. Sergio le dijo a Laura: - Hay gente que viene con un objetivo clarísimo, y lo consigue. ¿Por qué hay otros que se pierden? - No sé, es complicado saberlo, puede que no se escuchen, que no se permitan el lujo de hacerlo porque nadie les guió - Quizá ni si quiera se lo planteen.Lo que tengo claro es que todo el mundo debería tener como objetivo disfrutar de la vida y con ello viene todo, es como más fácil Sergio no podía estar más de acuerdo con ese pensamiento, por algo eran amigos, compartían más de una forma de pensar y más de un recuerdo sobre el que reflexionar. Tenían edades diferentes, Laura 28 años y Sergio 25 años, pero el momento en el que la vida les había juntado era el perfecto para poder conocerse entre ellos y como resultado a sí mismos Que gran recuerdo el día en el que se paraban a recordar... Capítulo 9. La distancia Cuando vino a vivir a Mallorca, Sergio no pensaba que los kilómetros que le separaban de sus seres queridos fueran importantes. Al menos una vez al mes o quizá con mayor frecuencia, viajaba a ver a su novio o familiares, pero todo eso cambió con la cuarentena, la concepción de distancia cambió por completo e incluso hizo que se plantease seguir viviendo en la isla. Rectificó y tan solo se quedó en un planteamiento, se dio cuenta de que vivía en el paraíso y una vez que lo pruebas no quieres salir de él, te sientes a salvo y con buena disposición, hace que descubras las mejores partes de ti. La distancia es necesaria, el descanso aún lo es más. En la amistad es necesario que esta juegue un papel importante, no hay relación sana que conozca que no pase al menos un día distanciada. También hay ocasiones en las que la distancia desvanece las relaciones entre las personas, pero ellos eran el tipo de gente que pensaba que un vínculo no se rompe solo por que lo separen unos cuantos kilómetros. Llegó el momento y el mar; que un día tanto les unió; les separaría durante un tiempo, pero estaban seguros de que su amistad lo superaría. Laura siguió trabajando como recepcionista en la misma cadena de hoteles pero en esta ocasión en Bélgica, destino que ya tenía en mente antes de ir a trabajar a la isla. Sergio siguió cuidando de su ventana al mar en el mismo hotel en el que se conocieron y para la misma cadena. La vida en la isla le encandiló desde el primer día, sus calles, su espíritu medieval y los rincones que la naturaleza había creado hacían de ese lugar un destino con historia, en el que la gente viene y va para dejar espacio y poder crear, en el que la gente que se queda se convierte en un pilar importante y en el que la gente en general sonríe con bondad. Parece mentira pero hay mucha diferencia entre vivir en un lugar con mar a vivir en una gran ciudad en la que el único agua que te rodea es el canal que abastece millones de hogares. El aire es diferente y sin aire fresco no hay cerebro que se oxigene bien. Hubieran regalado un poco de la isla a quien no creyese en esa teoría para que pudiesen vivir en sus propias carnes lo que para ellos significó aprender que lo importante nunca se olvida y suele oler a mar.
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