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“ O c t o b e r  is a symphony of permanence and change.” — Bonaro W. Overstreet

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『FIRST STEP』

Ya había pasado un par de semanas desde su llegada a Nueva York desde el portal, y aún no podía creer que hubiera pasado tanto tiempo perdida en el “limbo”, continuaba mirándose en el espejo y el largo de su cabello, justo antes del viaje a París llegaba al nivel de sea mejillas, ahora estaba más debajo de los hombros, y eso le confirmaba que más de medio año había pasado desde su cumpleaños, medio año desde que había visto a sus padres, los extrañaba mucho, quería verlos y abrazarlos. Afortunadamente ya había podido comunicarse con ellos, y un nos días más llegarían a la ciudad para poder ayudarla a establecerse en la ciudad.

Después de haber obtenido una habitación y con la emoción a flor de piel de las nuevas cosas que le estaban sucediendo se encargó de armar un itinerario de los lugares que quería conocer y visitar. La lista no era nada pequeña, pero en dos semanas ya debería haber terminado al menos con la mitad sin embargo no había ningún destino ni actividad tachada. Si, tenía bastante miedo de atravesar las puertas del museo e ir más allá, ¿Si se perdía a quien llamaba? ¿Con que llamaba? Cada vez que pensaba eso volvía corriendo a su dormitorio. —¿Qué diablos me pasa? Nueva York es de las ciudades que siempre he querido conocer y aquí estoy, pero no me atrevo ni a sacar mi nariz de este lugar — En un rincón de la cama se sentó y escondió su cabeza entre las rodillas, no recordaba la última vez que había llorado, en realidad nunca había tenido razones para hacerlo, pero ahora se sienta tan sola y pérdida. No estaba mamá, no estaba papá, no estaba Eikki. Su pesar de hizo más grande y se sintió una tonta por llorar por algo que tenía solución. Sus padres no tardarían en llegar y quizás pronto podrían saber algo de su hermano —Suficiente— limpió las lágrimas con brusquedad y decidida, dio un salto dejando de tras la cama y las penas. — Hoy tienes que salir, sí o sí — después de lavar su rostro y arreglar su cabello. Camino por los largos pasillos del museo dirigiéndose con decisión y valentía a la entrada principal, iba armada con su valentía, firmeza en si decisión y de un confiable mapa turístico. Sin embargo, su concentración se vio afectada por un par de zapatos demasiado lindos. —¡Tus zapatos son tan lindos! ¿Dónde los compraste? — su vista seguía fija al suelo, y se dio cuenta que tal vez era mala educación hacer preguntas si antes saludar, la verdad no sabía mucho de costumbres americanas —¡Hola, perdón, buen día! — la chica frente a ella no solo tenía zapatos bonitos si no que todo su conjunto era lindo, así como la dueña, se veía muy joven, quizás de su misma edad.

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『 Sonrojo y sonrisas 』

Tomo el marcador rojo y con emoción tacho el día viernes 16 abril. Hoy era el gran día esperado, al fin podría ser libre y poder hacer más cosas por su propia cuenta.  Tenía una lista llamada “cosas que hacer cuando no tenga la férula” por supuesto volver a andar en la bicicleta era una de ellas, pero otras era poder empezar a practicar hechizos, tuvo bastante tiempo de aprender la teoría ahora debía poner en práctica sus conocimientos. (O al menos lo poco que logro aprender con los libros). También quería conocer más allá de la zona de Central Park así como aprender a andar en patines y entre otras cosas banales componían su listado. Antes de dejar los dormitorios deslizó una nota por debajo de la puerta de su amiga, le gustaba ese medio de “comunicación”. La nota indicaba que hoy era el día que le retirarían el yeso y que moría de ganas de ir a algún lugar donde pudieran celebrar y pasar un viernes por la tarde como cualquier adolescente. También mencionaba que la esperaría a las afueras del hospital ya que no quedaba muy lejos el lugar al que irían . Su concieller nuevamente no quiso acompañarla, estaba pensando seriamente que Haakon debía tener fobia ya sea a los hospitales o a subirse a cualquier tipo de objetos de 4 ruedas. Tras unos 20 minutos de viaje en taxi llegó a su lugar menos favorito, pero el sacrificio de entrar lo hacía porque significaba deshacerse de esa cosa de su brazo, esperaba que no demorarán tanto tiempo en quitársela porque ya moría de hambre y también sentía emoción de conocer un nuevo lugar en la ciudad. Por suerte no estuvo más de una hora en el lugar, al parecer todo está bien y solo era necesario que siguiera ejercicio para recuperar la fuerza y movilidad del brazo, y la mejor noticia, por el momento no había necesidad que volviera a ese lugar. —¡Vaya, que alivio, al fin podré hacer más cosas! — exclamó una vez fuera del hospital, reprimió una risa al recordar también la extraña situación de la primera vez que estuvo ahí — Al parecer ya se me hizo una costumbre hablar a la nada. — se encogió de hombros y se puso a comer una paleta de dulce que saco de su bolso cruzado.

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『... pero te diré un secreto: las mejores personas lo están 』

El adaptarse al lugar aún era un tema, no era nada fácil separarse de su ambiente familiar y mucho menos estar a miles de kilómetros de su cuidad natal, recordaba asomarse por la ventana de su habitación y apreciar la belleza de la ciudad o los fines de semana ir a caminar por Sibelius y andar en bicicleta. Y si, eso le daba melancólia, pero ¿Quién decía que no podía hacer lo mismo en NY? —Haakon ¿Quieres dar un paseo? — Pregunto de la nada a su conseller. estaban en la sala común de los hechiceros donde era normal ver varios hechiceros conversando o simplemente siendo acompañados por sus guías mágicos, así que ya era normal para ella charla con su magic conceller. —¿Acaso crees que soy un perro? — el armiño blanco bufo y agitó sus bigotes en señal de disgusto ante la pregunta, no era una mascota para que lo sacarán a pasear. —No, claro que no, eso es más que obvio— la chica giro los ojos, Haakon tenía un carácter extraño, había días que podía ser un mismo ángel con ella, siendo amable y comprensible y otros, como hoy, todo lo tomaba a mal y a veces hasta terminaban peleando. — Te estoy invitando a salir a caminar un rato conmigo. ¿Esta bien? —Bueno, entonces vamos— contesto en un tono más calmado.  estiró su largo y felposo cuerpo quitando cualquier rastro de pereza. Lumi lo imitó. Y de inmediato dejaron el lugar. Tras recorrer una amena caminata de aproximadamente 30 minutos apreciando los paisajes y los contrastes que a veces se podían ver con el verde de la naturaleza y el grises y blanco de los edificios que rodeaban el enorme parque. Hubiera recorrido mayor parte del parque si hubiera salido en la bicicleta, pero aún tenía el yeso, ya solo faltaba un par de días para que pudieran quitárselo y librarse de la incomodidad. Una escultura de hierro llamo su atención, y antes de regresar a los dormitorios, descansaría un momento ahí, era de sus cuentos favoritos desde niña y con emoción saco su teléfono celular e inmortalizo la imagen, camino alrededor de ella y la capturo desde varios ángulos. — ¿Qué tienen de interesante esta cosa? — el felpudo blanco se subió a la estatua y poso como diciendo que el era mas bello y mas interesante que solo un montón de metal. — Es Alicia ¡ALICIA EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS! — contesto con un tono mas alto de lo habitual llamando la atención de unos cuantos transeúntes — Siempre me ha gustado este cuento, cuando cumplí 6 años mi fiesta tenía la temática del país de las maravillas, yo era Alicia por supuesto, mi padre era el Sombrerero, mi madre La Reina roja y mi hermano el conejo blanco ¿No los conoces? — hacia ademanes con las manos, explicando todo con emoción. Una pareja que se encontraba sentada en esa zona dejó la banca y salieron del lugar ¿Con quién diablos habla?  Susurraron, pero Lumi no lo escucho — — No, y créeme que en Exilium hay cosas mas interesantes que esto — dijo con desprecio, Lumi se ofendió. — ¿Si, como qué? — puso sus manos al nivel de la cintura, tal y como su mama lo hacía cuando le pedía alguna explicación sobre laguna travesura. Haakon rio, era muy gracioso verla enfadarse, pero lo era más que Lumi olvidara que solo ella lo podía verlo en ese momento, le divertía ver como las demás personas al mirarla pensaban que estaba loca o algo mal andaba con ella. Haakon solo esperaría quien le gritaba loca o a que hora llegaban los paramédicos para enviarla al psiquiátrico.

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『 Sin Alas 』

La semana había sido una locura total desde un accidente, una boca muy habladora con temas poco apropiados, vaya que solo esas cosas pasaban en Nueva York. Muy bien había hecho en haberse refugiado en los dormitorios para los hechiceros, las primeras semanas, así debió de continuar hasta que sus padres llegaran, pero por querer jugar a ser valiente e independiente había sucedido la mayoría de sus desgracias. Observó el yeso que llevaba y bufó con enojo, apenas cumpliría una semana con el y ya estaba harta. Después de la llamada telefónica con sus padres se sintió aun mas enojada pues como era posible que llevara casi un mes en ese lugar y ellos no se habían dignado a ir siquiera a ver como estaba. Solo hasta que recibieron la cuenta del hospital recordaron que tenían una hija…eso es lo que la mente de Lumi pensaba. De hecho, todo muy alejado de la realidad pues bien a diario recibía llamadas de sus padres, ella era quien no había contado nada sobre el accidente ni como se sentía realmente. —Hoy no quiero que me acompañes, Haakon. Quiero estar sola — y sin esperar la respuesta de su conceller salió de su zona de seguridad que era el refugio de los hechiceros, solo llevo se pequeño bolso y el celular. No sabia a donde iría, solo el enojo guio sus pasos, necesitaba aire fresco y despejar la mente. De momento se dio cuenta que las calles por donde caminaba no las conocía, nunca había transitado por ahí. Un poco de miedo invadió su cuerpo ¿Estaba en una zona segura? Anduvo con mayor precaución mirando a las personas a su alrededor, mismas que sentía que también la miraban, quizá por su invalidez temporal. Saco su celular para buscar el camino de vuelta al museo pero vaya sorpresa, la batería estaba vacía. —¡Rayos! — dijo para sí, apretó con fuerza el celular, su mirada rápidamente buscó entre las personas a alguien que no se viera tan intimidante, o al menos le diera alguna sensación de ser amable. — Disculpe…Mi teléfono esta sin batería, cree que pueda usar el suyo para pedir un taxi — mostro la sonrisa mas amable para que la respuesta no fuera una negativa.

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『 La discreción no es una opción 』

Quizá el haber salido a pasear en bicicleta en una cuidad tan grande no había sido la mejor idea que se le pudo ocurrir a la Lumi. Para empezar tanto el tráfico vehicular como el de las bicicletas era mucho mayor que en Helsinki, a cualquier lado que volteada había un auto, una bicicleta o una motocicleta a su lado, sumando el flujo de personas parecía era un pase directo a un accidente para alguien inexperto en esa jungla gris. Cómo bien está presagiado, una motocicleta golpeó la parte trasera de la bicicleta de la chica, el golpe no fue tan fuerte, solo provocó que perdiera el equilibrio y consecuentemente callera en el duro pavimento. No tardó mucho tiempo que fuera rodeada por las personas, algunas preguntando cómo estaba, otras llamaban a la ambulancia y otros más solo miraban en silencio. —Estoy bien, estoy bien — respondía a todos, trato de ponerse de pie con ayuda de una mujer que le ofrecía su mano, si embargo al estirar su brazo sintió un fuerte dolor desde su obro hasta su codo y volvió a recostarse en el suelo. —No te muevas mucho pequeña, esperemos a que llegue la ambulancia. — Lumi solo asintió y ya no dijo nada más. Unos cinco minutos más llegó la ambulancia, no parecía ser algo grave, pero tenían que llevarla al hospital para verificar el estado de su hombro. Se encontraba sentada en una cama cerca de la ventana, los respondes externos habían sido curados y le habían puesto un analgésico para mitigar el dolor del hombro, afortunadamente el golpe no había sido tan fuerte y solo necesitaría llevar una férula de yeso por un mes. Ahora solo esperaba a la enfermera para que le indicara los medicamentos y por supuesto la cuenta que debía pagar. —¡Santo cielos! ¡TANTO DINERO, MEJOR ME HUBIERA MUERTO! — Pensó para si misma, al ver el total a pagar. —¿Disculpa? — La enfermera la veía asombrada, porque una chica tan joven tendría esos pensamientos. Quizá también debían canalizarla a psicología. — ¿Están tus padres por aquí? — la enfermera se veía un poco preocupada por la joven. —Perdón, creí que solo la había pensado —avergonzada trato de cubrir su rostro con los papeles que recién había recibido — No, están de viaje, pero no sé preocupe tengo con que pagar. — sonrío con amabilidad y se dirijo a pagar con prisa antes que le hicieran otra pregunta. —Qué bueno que no ví ningún paciente gravé, ¿sino me hubiera desmayado aquí — nuevamente externo sus pensamientos y se dio cuenta por la risa de la joven que estaba recibiendo su pago, le parecía gracioso el comentario que hizo — ¿lo escuchaste verdad? — la enfermera asintió — Al menos tú no piensas que estoy loca — tras esas palabras solo sonrío y nuevamente huyó. —Que está pasando, estoy sospechando si lo que me dieron era realmente analgésico… además no puede ser que casi soy arrollada por una motocicleta y no están mis padres para acompañarme y ese peludo tampoco quiso acompañarme — estaba entrada en sus propio monólogo que casi choca con alguien— Cuidado, no quiero romperme el otro brazo o que tú el tuyo, esto no es nada cómodo — señalo con su mana sana la que estaba ahora enyesada.

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『 Conceller Magic 』

Miraba atenta la nueva marca que había obtenido, aquella representaba el inicio de su vida como hechicera, significaban muchos cambios y un sinfín de cosas que aprender, y lo más importante, buscar a su hermano ¿Por dónde empezaría?  Soltó un suspiro que retumbo en eco en el vacío edificio.   Primero contactaría a sus padres, para decirles que no estaba hecha pure después de saltar desde la torre, busco su teléfono celular en el bolsillo de su pijama, trato de prenderlo, pero no dio resultado, estaba completamente muerto ¿Ahora como haría para contactarse con sus padres? ¿Cómo regresaría a Finlandia? ¿Qué comería? Pronto amanecería y no tenía ni idea de a donde ir. Comenzó a respirar con rapidez y en su cabeza imagino los peores escenarios con finales nada bonitos, todo el positivismo y entusiasmo que tenía al inicio se estaba yendo, ahora sentía ganas de llorar, nunca había estado sola por tanto tiempo y mucho menos a miles de kilómetros de sus padres. Si, le aterraba perder a su familia.   El sonido de pisadas la hizo poner alerta, tomo su teléfono con ambas manos, ahora era su única arma, no dudaría en lanzarlo en la cabeza de quien fuera... las pisadas se acercaban poco a poco, Lumi aguantaba la respiración, como si eso la hiciera invisible y pudiera pasar desapercibida, cerro con fuerza los ojos. Los pasos cesaron. Abrió con cautela los ojos, su sorpresa, frente a ella estaba un adorable Armiño, siempre quiso tener uno de pequeña cuando los miraba saltar y esconderse en la nieve, pero claro, los que eran pequeños, el que estaba frente a ella era 4 veces más grande. — Vaya, sí que te han alimentado muy bien... — comento para sí, nunca imagino que obtendría una respuesta. — ¿Estás diciendo que me veo gordo? — Lumi llevo sus manos a la boca, evitando que un grito saliera, el celular cayo directo al suelo – Vaya, que poco cuidadosa, deberías cuidar mejor tus pertenencias, estos hechiceros novatos y su artefactos raros –   — Tú...¿Por qué estás hablando? — titubeo — Porque puedo y quiero, no debo pedirte permiso niña  — la joven callo sobre sus rodillas, tantas emociones ya la estaban dejando sin fuerza en las piernas. — Y no soy un “Tú” mi nombre es Haakon... y al parecer seré tu guía.   — ¿Haakon? ¿Guía? ¿Qué quieres decir? — se sintió con mucha curiosidad y se acercó quedando solo centímetros del peludo. — Si, has firmado el libro, eres oficialmente una Hechicera, y por lo visto vienes del mundo humano ya que no sabes que cada hechicero tiene un guía, por lo cual tendré muchas más cosas que enseñarte. En pocas palabras estoy aquí para ayudarte a conocer tu poder y no mueras en el intento – dijo con orgullo. Lumi asimilo rápido las palabras, se sintió aliviada que al menos un alguien estuviera ahí para ayudarla.   — Lumi, encantada de que seas mi guía.   Por algunos minutos continuaron la conversación, o más bien el pequeño interrogatorio donde Lumi preguntaba y Haakon le respondía con gran detalle y datos extras. Pero no podían seguir asi hasta el amanecer, Lumi tenía que descansar. Por suerte Haakon le comento que aquel lugar, el Museo, era la guarida de los hechiceros y que podía permanecer todo el tiempo que deseara en ese lugar, ahora era su hogar.

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『 NOM MAGIC 』

El frío entraba desde sus pies descalzos, recorría todo su cuerpo haciendo que se estremeciera y se abrazara a sí misma, gracias a ello sabía que aún están viva y que no era un sueño nada de lo que había pasado. ¿pero porque hacía tanto frío? Estaban al término de la primavera, debería ser cálido el ambiente. Era un hecho que no estaba en París, ya no más. Antes de preguntarse dónde estaba un mensaje apareció en el momento indicado, le daba la bienvenida e indicaba que estaba en Nueva York, ya decía que aquel museo le parecía familiar a pesar de nunca haber estado ahí en su vida, solo recordaba haberlo visto en alguna revista de turismo citandolo como uno de los lugares que no puedes dejar de visitar en aquella ciudad.   “Giant Sequoia Tree” susurraba mientras sus pies la guiaban al lugar, encontró el imponente tronco en la sala, estaba maravillada e instintivamente lo tocó.   Su alrededor se difumino, y ya no estaba en el museo. Miro alrededor, estaba en un lugar completamente diferente, hermoso. Ni Paris, ni Nueva York se podía comparar, ciudades que ya eran destacablemente bellas. El lugar se sentía más cálido, confortable, como si estuviera en casa, esa sensación le brindo confianza y seguridad. En medio de aquel lugar destacaba un libro, uno grande que al igual que “Giant Sequoia Tree”, los años, mejor dicho, los siglos que habían pasado lo embellecieron más … Como si le diera la bienvenida el libro se abrió y las hojas danzaron hasta que llegó una en blanco. Lumi hizo un gesto, ¿No se supone que debería decir algo? ¿Una pista de su nueva vida? Esperaba un mensaje como el de la bienvenida, pero nada. Miro alrededor por si alguien aparecía para ayudarle, nadie estaba. Se quedó pensando un momento en que debía hacer…recordó algo que menciono su padre mientras le contaba la historia de porque era una hechicera, debía firmar. Sabía que era una locura, pero era el único método para poder conseguir algo de tinta, pincho su dedo con la punta filosa de la pluma, hizo una mueca de dolor. Con una no muy respetable caligrafía firmo, mientras lo hacía tenía en mente el apodo que una vez su fallecida abuela le decía cuando era pequeña. A cada letra escrita, un trazo se dibujaba un poco más arriba de su muñeca. Al finalizar miro la pequeña figura, sonrió y pudo jurar que escucho al viento llamarla.

P Ä I V I ( D Í A )

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Lumi Mäkinen

Después de casi tres horas de vuelo llegaron al destino de sus sueños, París, ciudad icono de la moda y del amor. Por supuesto lo primero era lo que más le interesaba a la joven, este era su regalo por sus “dulces 16” dónde solo faltaban unas horas para cumplirlos, eligió este lugar desde que comenzó su vida de “modelo” y sus padres no podían negarse, puesto que ellos también tenían la intención de disfrutar el lado romántico de la ciudad, un viaje donde ganaban todos. El hotel era fantástico, estilo art Novo, la habitación, aunque pequeña era acogedora y con una vista increíble de la ciudad. Después de acomodar el equipaje la familia Mäkinen disfruto de su primera comida, quedando maravillados por la cocina francesa. El resto de la tarde se dedicaron a admirar la vista desde su habitación y planear todo el itinerario de la semana y en cuanto la noche cubrió la ciudad decidieron ir a descansar. El despertador sonó a las 8 de la mañana, el ruido insistente penetraba por sus oídos, con enojo y a tientas, Lumi trato de encontrar su teléfono que estaba en la mesa de noche, al tenerlo en su mano desactivo la Alarma, el asistente de voz comenzó a dar lectura de las actividades a realizar a lo largo del día y claro, recordándole que era su cumpleaños. La joven no presto atención a nada, no estaba de humor puesto que no había podido dormir bien en toda la noche, no porque hubiera comido muchos la tarde anterior o porque la cama fuera incómoda, al contrario, en cuanto tocó la cama cayó rendida. El problema fue la serie de sueños que tuvo toda la noche, paso desde soñar que caía al vacío, que unos arbustos la devoraban, ser invisible y que sus padres nunca más la podrían ver, incluso que atravesaba paredes y que se quedaba al final atrapada en una de ellas. En todas las ocasiones despertó de golpe y cada vez le costaba más el conciliar el sueño nuevamente. — ¡Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños amada Lumi, feliz cumpleaños a ti! — Sus padres entraron en la habitación con un pequeño pastel, una pequeña vela que fue apagada de inmediato con la responsabilidad de un deseo a cuestas. El tour comenzó con… todo parecía de maravilla sin embargo en ciertos momentos volvían las sensaciones que provocaban los sueños. Y cada que sentía vértigo, desesperación miedo o frustración se daba cuenta que algo de su bolso desaparecía: su llavero, el espejo de bolsillo, el bálsamo para labios, los lentes de sol, entre mas objetos pequeño. Estaba segura de que los había guardado y no permitiría que su madre dijera que los había olvidado en la habitación del hotel porque no era así, volvió junto a sus padres al hotel para demostrarles que tampoco estarían ahí. — No me estoy volviendo loca. No sé qué sucede.  Solo mis cosas han desaparecido de la nada. Está bolsa estaba llena de cosa y ahora no hay nada, y tampoco aquí. ¡Miren, miren! — Agitaban los brazos, en cuanto pronuncio la última palabra y dio un fuerte golpe en la mesa los objetos extraviados aparecieron en la mesa. Afortunadamente estaba atrás de ella el sofá donde cayó desmayada por la impresión. —Ha llegado el momento de contárselo todo —Bien, te toca a ti —¿Por qué yo? —Porque yo sé lo conté a Eikki —Pero tu entiendes mejor lo que siente ella. Eres Hechicero. Mientras reaccionaba escuchó a sus padres discutiendo entre murmullos sobre algo que no entendía muy bien, se levantó lentamente y se sentó, sus miro sus manos recordando lo que había pasado. —¿Qué está pasando? Hasta que escucharon la voz de su hija dejaron su pequeña discusión y centraron toda la atención a su hija. Se miraron uno al otro decidiendo quien sería el primero en hablar, el señor Mäkinen suspiro profundo, había perdido la batalla de miradas, comenzó a hablar. No entendía muy bien todo, su padre usaba palabras, nombres, lugares, que nunca había escuchado incluso dudaba que existieran. A lo que podía asimilar era que su padre, aquel amable hombre tenía un don llamado “magia” por lo cual era un Magus, que su madre no contaba con esa habilidad, que el dejo un lugar llamada “Exilium” para

poder casarse y vivir con la mujer de la que se había enamorado. Tanto ella como su hermano también contaban con dicha habilidad y que era decisión de ella el aceptar esta parte de ella o no y que justamente el no estaba estudiando la universidad en Corea como pensaba, sino que se encontraba viviendo en aquel lugar. Tanta información le provoco dolor de cabeza que decidió ir a dormir. — ¡Papá, papá! Un gato quiere que me suicide desde la torre Eiffel… Si cualquier padre fuera despertado a media noche por su hija y contándole a aquello segura estaría en terapias al día siguiente, sin embargo, el padre sabia perfectamente de que se trataba y con felicidad se ofreció como ayudante. Después de convencer a su mamá que todo estaría bien y que Lumi estaba completamente segura de que quería conocer aquel mundo y reencontrarse con su hermano, partieron a aquel monumental torre, ni tiempo tuvo de preguntar a su padre como harían para subir cuando su padre había susurrado unas palabras y las puestas del lugar estaban abiertas… subieron hasta la punta, en silencio, emoción y nervios inundaban lugar. —No tengas miedo, todo estará bien, pronto te veré allá también Confío completamente en su padre, por supuesto tenía miedo, mucho la verdad porque por un momento creyó que todo sería una mentira y que caería directo al suelo, pero sabía que sus padres nunca la pondrían en peligro —Ten fe… El aire era frío por la altura, sentía como el viento la empujaba cuando soplaba, cerro los ojos. Lo haría, pero no quería ver, paso a paso se aproximaba a la orilla y el miedo paso a ser emoción e impaciencia por lo próximo en su vida. Mientras la gravedad hacia su trabajo, Lumi extendió los brazos, la sensación de caída en picada cambio y hora sentía como si planeara en el cielo. Ligera como la nieve, cayendo con gracia y lentitud. sonrió. Hasta que sintió el suelo en sus pies fue que abrió los ojos — Lo logre…

Otra Información

Padre finlandes, Madre Coreana

Tiene un hermano mayor que vive en Exilium

Siempre ha querido tener una mascota

Amante de la moda

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Enlai Lennox

¿Quién soy?

La habitación se encontraba en silencio tras la pregunta de pequeño niño que sostenía en sus manos un retrato familiar. Observaba con detenimiento a sus padres y después su propia imagen en la foto, parecían felices, amorosos, pero había algo que el niño no entendía ¿Por qué era diferente a sus padres? Alzó la mirada a sus padres, no tuvo que repetir la pregunta. - Verás, existen muchos tipos de familias, algunas tienen muchos hijos, algunas tienen dos mamás, o dos papás, algunas familias solo son dos personas, a veces son muchas, algunas se parecen mucho, otras, aunque son diferentes a la vista para el corazón son iguales. Quizá no tenga tus bellos ojos, o tu hermosa sonrisa, o tu adorable personalidad, pero nunca tengas duda que eres nuestro hijo, a quien amamos. Por supuesto era difícil decirle a un niño tan pequeño (tan solo 5 años) que había sido adoptado y aún más encontrar las palabras correctas, sin embargo, sus padres trataron de hacerlo. No sabían si en ese momento él lo entendería, pero era mejor comenzar a decirle lo afortunados que eran al tenerlo y que nadie le hiciera creer lo contrario.

Con forme pasaban los años era más sencillo el poder entablar el tema con su hijo, incluso le brindaron la libertad de decidir si quería aprender sobre sus raíces. Desde ese momento Enlai comenzó a tener mayor interés sobre la cultura china, cada que tenía oportunidad se empapaba de información sobre costumbres, historia, leyendas, mitos.

¿En verdad sé quién soy?

El día y toda la semana pintaba a ser de maravilla, primero porque el joven Enlai, justo la noche anterior había soñado con un colibrí, y a su experiencia, cada vez que se aparecía en sus sueños era señal de algo bueno o interesante pasaría pronto. Y en segunda por que era el inicio de su vida universitaria. Los primeros días pasaron bastante bien, clases, nuevos compañeros, explorar el campus y por supuesto trabajos escolares, nada fuera de lo común. Hasta el viernes, día donde conocerían las instalaciones donde se llevaba la magia de la radio. Era el estudio de la facultad donde transmitían el programa de radio de toda la universidad. El grupo entero, y como pudieron, entro en la cabina, el locutor que era también un estudiante narraba a sus publico que tenia visita de los novatos, que esperaba entre ellos encontrar a la próxima estrella para el programa, así que uno a uno fue invitando a que dijeran algunas palabras al micrófono: unos contaron un chiste, otros recitaron un breve poema, algunos cantaron un poco. Era el turno de Enlai, estaba tan nervioso y emocionado que le sudaban las manos, sentía que le cosquilleaban, se acerco un poco al micrófono y por inercia quiso tocarlo… solo una chispa, seguida de humo y el micrófono había muerto, también la transmisión de ese día. No se explicaba lo que había sucedido, seguro había sido una descarga eléctrica ¿Cómo? ¿Fallas de fabrica del aparato? Estaba sumamente abrumado y se sentía culpable que en su primera semana ya hubiera causado problemas. La tarde continuó con pequeños accidentes, siempre con alguna falla eléctrica, cansado y harto de su mala suerte llego a su casa, fue directo a su habitación, al momento de encender la luz nuevamente sintió un cosquilleo por su brazo que se concentro en su mano, la lampara se encendió, pero los watts eran mayores, parecía luz de sol, hasta que no resistió y exploto. Miro su mano y podía ver pequeñas venas de electricidad que salían de la punta de sus dedos, con mas curiosidad que miedo se acerco a la lampara de noche, y la loca idea que paso por su mente se hizo realidad cuando con solo acercar su mano, un hilo de electricidad la alcanzo y la lampara se encendió…

¿Te cuento una historia?

Los domingos tenia la rutina de salir a correr, era uno de sus variados hobbies, tomo solo su mp3, su billetera y su botella de agua, salió de casa. Después de una hora de corres por el parque tomo asiento en una de las bancas para descansar y poder hidratarse un poco. Pensaba en lo ocurrido hace un par de semanas, de vez en cuando intentaba encender el televisor, las luces de la casa usando su mano, su propia energía… Aún no se explicaba que pasaba, la lógica nunca podría darle la respuesta. - Yo puedo darte la respuesta De un sobre salto salió de sus pensamientos y noto que una chica como de su edad estaba sentado a su lado, lo miro un poco, este solo le devolvió una cálida sonrisa, por una extraña razón se sentía confortable y confiable. - Solo toma mi mano y lo sabrás todo. Quién eres, era pregunta que siempre ha rondado tu cabeza La chica ofreció su mano. Él, la tomo sin ninguna duda, sin titubeo, el que conociera la pregunta que desde tiene conciencia se ha realizado lo motivo a confiar completamente.

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Numero:8

Nombre clave: Cyan

Es de Ascendencia china, es adoptado

Estudia Medios de Comunicación

Siempre ha vivido en NYC

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❝ You sometimes think you want to disappear, but all you really want is to be found ❞

▌Abierto ▌Entrada principal ▌Primer Día ▌15.08.15 

El sonido de la puerta del coche ser cerrada y el sonido del motor acelerando fue lo único que aquel joven escucho, ni siquiera se tomó la molestia de girar el rostro y mirar cómo se alejaba aquel coche ¿Qué sentido tenia hacer eso? Sabía que era débil y si por un momento volteaba significaba volver a su vida de siempre.

Su mirada, que había permanecido baja, se alzó y pudo admirar la gran majestuosidad arquitectónica que se levantaba y ufanaba de frente a él. Y se sintió pequeño una vez más. Sus pulmones se sentían vacíos, tomo una gran cantidad de aire, y como si eso le hubiera dado valor, camino unos pasos a su derecha para recoger la única maleta que traía consigo. Sariel no necesitaba de mucho para poder vivir, solo lo básico, además de que su condición no le permitía, o mejor dicho, él no se permitía conservar o adquirir objetos ni pertenencias que le crearan algún afecto. Nunca sabía cuanto duraría en cada lugar nuevo que era mandado. Y gracias a eso cada vez le resultaba muy sencillo empacar y salir cada que se hastiaban de él. Cruzo su mochila por el hombro para tener mayor comodidad y cuando estiro la mano para poder coger la maleta noto que en la manija, amarrada con un listón, había una nota.

❝ Querido, Sariel.

¿Cómo ha sido el viaje? Espero hayas llegado con bien y puedas adaptarte con rapidez al lugar.

Sabes que esto es para que estés mucho mejor, todo es porque te amamos. Aprende y crece correctamente para que puedas estar con nosotros otra vez.

Si Papá viviera diría lo mismo.

Con cariño, tu hermana Beth❞

La nota fue arrugada entre su puño. El cinismo era lo que caracterizaba a su hermana, y a toda su familia. Si algunas hubiera sido querido tal vez no estaría parado frente ese lugar ahora. En su rostro apareció una sonrisa amarga. Sariel era el hijo menor de la familia, por lo cual el objetivo más débil y preferido de todos los Lee. Cuando su padre Falleció hace no más de dos años, comenzó a vivir con familiares que salían hasta por debajo de las piedras todo por poder obtener algo de la fortuna del chico pero cuando se enteraban que no tocarían ni un centavo de dinero lo mandaban con otro familiar y así la historia se repetía. Al final quedo en la tutela de su hermana, algo que ninguno de los dos quería y poniendo de pretexto su nuevo embarazo y que tendría que ocuparse por completo de su hijo tomo la decisión de mandarlo a cualquier lugar que hasta que fuera mayor de edad.

Sin más entro, y desde el momento que dio el primer paso dentro de ese lugar tuvo una sensación de paz, al fin estaría lejos de todos, y de todo lo que odiaba. Esto sería el momento en que su vida cambiaria. Pero sería ¿para bien o para mal?