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[souncolored]

--A veces me siento atrapada en un montón de principios: no como alimentos procesados, no dejo que me inviten el trago, no voy a tener hijos, no compro en esa marca, no me pienso casar, no miro las películas de ese abusador, no, no, no. Cuando soy sincera, pienso que, si esto es reinar sobre mí misma, yo habría preferido ser una reina loca, mi propia María Antonieta.

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La vejez también era esto, entendí esa vez, no solo labios que se afinan o un cuello que se agrieta, sino extrañeza pura. Tu verdadero cuerpo guardado adentro de otro cuerpo guardado adentro de otro cuerpo y tu alma al final de todo, chiquita, sin futuro, un pedacito entumecido.

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There was kindness. Pain is not the only touchstone for growth, I said to myself.

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Rejection, I have found, can be the only antidote to desilusion.

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Sleeping, walking, it all collided into one gray, monotonous plane ride through the clouds. I didn't talk to myself in my head. There wasn't much to say. This was how I knew the sleep was having an effect: I was growing less and less attached to life. If I kept going, I thought, I'd disappear completely, then reappear in some new form. This was my hope. This was the dream.

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"A fire-breathing serpent disemboweled me and slurped up my entrails."

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I knew in my heart---this was, perhaps, the only thing my heart knew back then---that when I'd slept enough, I'd be okay. I'd be renewed, reborn. I would be a whole new person, every one of my cells regenerated enough times that the old cells were just distant, foggy memories.

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Life was fragile and fleeting and one had to be cautious, sure, but I would risk death if it meant I could sleep all day and become a whole new person.

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My past life would be but a dream, and I could start over without regrets, bolstered by the bliss and serenity that I would have accumulated in my year of rest and relaxation.

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La verdadera transformación de la autoestima, el <<cambio radical que no podrás creerte, mira el antes y el después>>, no viene de perfeccionar la apariencia. Viene de forjarte un carácter.

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Es una realidad preciosa y aterradora: igual que nuestra vulnerabilidad ante el mal de amores nunca cambia, tampoco cambia nuestra vulnerabilidad ante el enamoramiento.

Lo único que mejora es que sabes que, al final, el dolor termina. Cuantas más veces lo sientes, más claro tienes que te recuperarás.

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Es muy muy difícil encontrar a alguien de cuya compañía no te cansas. No es frecuente conocer a alguien a quien adoras. Un amor bonito, bueno, divertido, sexi, de los que te hacen reír con la luz apagada, no es fácil de encontrar. Mi consejo es que intentes disfrutarlo cuando te lo encuentres, dure lo que dure.

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Querer un trabajo y no forjarse una carrera profesional es un deseo muy razonable.

No me parece que alguien tenga que ser ambicioso en lo profesional para ser sorprendente e interesante. No creo que las horas que se pasan en un despacho o una oficina sean más importantes que las que se pasan en casa, viajando o en los bares y en los parques. No creo que ser un buen jefe o compañero de trabajo sea más importante que ser un buen amigo o un buen familiar. Y no creo que nadie tenga que presionarse para tener una vida laboral extraordinaria si no quiere tenerla.

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Se habla mucho de las alegrías de enamorarse, pero creo que no se dice lo suficiente acerca de lo aterrador que es.

Querer a alguien no es un acto de control, sino de entrega. Puedes reflexionar con cuidado sobre con quién decides compartir tu vida, pero, a partir de ahí, tienes que dejarte llevar. Las alternativas son decidir estar sola (tiene mucho sentido) o estar con alguien cuya infidelidad te daría igual para sentirte cien por cien segura (y vivir triste). Tienes que entregarte a las variables desconocidas de otra persona. Conocerla, confiar en ella y esperar lo mejor.

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No dejes de dar amor y este volverá a ti de una forma u otra. Esa es, según he aprendido, una de las pocas garantías de esta vida.

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Cuando conoces a alguien, es muy importante centrarse en su realidad más que en sus adornos. ¿Cómo se comunica contigo? ¿Cómo habla sobre otras personas? ¿Sus actos van en la misma línea que sus palabras o su afecto por ti se limita a grandes declaraciones y nada más?

La mejor forma de afrontar las relaciones, y más a los veintipocos, es con la mente abierta: con curiosidad por descubrir quién es una persona y con ánimo de sorprenderte por con quién puedes hacer buena pareja.

<<No es la ausencia de diversión, es la ausencia de miedo>>. Tenla en mente cuando busques a alguien con quien compartir la vida, alguien que te aporte diversión sin miedo. Alguien cuya compañía te encante. Alguien que te haga sentir viva y segura y comprendida.

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Por más divertida que pueda ser la fantasía ---y por más esencial que yo la considere para la cordura de muchos---, nunca debería volverse más importante que la realidad. Las escenas que tienes en la cabeza no deberían significar más que las de tu vida.