-¡¿Tú y yo contra el Mundo?! -¡Tú y yo salvando al Mundo!
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3:07 am es 15 de Julio, 2018 Domingo. -Me encantan las madrugadas con lluvia y viento- pensaba Lidia mientras escribía una nueva poesía. Siempre le a gustado vivir sola aunque ahora comparte su apartamento con un lindo gato negro, lo recogió de la calle hace un par de semanas estaba sucio y mal nutrido “Coyote” le llama… Un rayo hizo su aparición y segundos después un fuerte trueno simbro la estructura del apartamento, la luz se fue y sólo quedo el brillo del celular en el buró donde se estaba cargando. A Lidia no le da temor la oscuridad, pero esa madrugada, mientras buscaba una vela en la cocina, sintió un escalofrío demasiado desagradable recorrer todo su cuerpo y la sensación de que no estaba sola. Sonó su celular, número desconocido. -¿hola?- Lidia contestó sin pensar, un poco exaltada por la llamada pues la había tomado totalmente por sorpresa y con esa sensación horrible en ella. -¿Hola?…! ¿Hola?! ¿Quién habla?- Nadie parecia estar al otro lado de la llamada así que colgó prosiguiendo a buscar la vela. La tormenta seguía, los rayos y los truenos, sería una noche soñada para Lidia si sólo no hubiera experimentado aquella sensación. La luz de la vela iluminaba la habitación, Coyote, que se encuentra sobre la cama, dio un salto y se postró en la ventana parecía que observaba algo o a alguien. Lidia no noto ese hecho pero si cuando Coyote dio un maullido fuerte y desesperado. La vela se apagó, el celular volvió a sonar -¿Quién llama a las 3:37 am de un Domingo?- -¿bueno? ¡¿Bueno?!… !¿Quién habla?! ¡Contesté!- Nuevamente nadie atendió las preguntas de Lidia. Eso sin duda hizo crecer temor en ella, volvió a encender la vela, asomándose por la ventana no miraba nada extraño, nada que hubiera podido hacer que el gato se exaltará y eso sólo logró crear más intriga. El viento empeoró y la tormenta también agudizaba. Lidia decidió dormir, llevo a Coyote a la cama y cerró los ojos. 4:44 am el celular sonaba, era un mensaje “¿Quieres jugar conmigo?” La energía eléctrica se restauró, Lidia no sabía lo que estaba ocurriendo. Tenía miedo… El sueño hizo que cayera dormida despertó a eso de las 11 am, era una mañana normal fue al baño a lavar su rostro y sus dientes. No estaba Coyote lo cual también era normal. Prosiguió a la cocina, quería preparar un par de huevos y café. Jamás olvidará eso: la barra estaba escurrido de sangre que brotaba del horno de microondas, al abrirlo vio que Coyote estaba dentro todo destrozado con una nota que decía “nunca me gustaron los gatos”.
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Ella es agresiva, una mujer totalmente independiente, sabé y le gusta pensar, cuestiona todo lo que le cause conflicto jamás se queda con la duda, nunca baja la mirada; orgullosa al extremo, altiva, fuerte, valiente con unos ojos que hacen sucumbir a cualquiera, enamorada de la vida, de los libros, de la poesía. Le gustan las flores pero no que se las regalen, le gusta el café con leche, la cerveza y el vodka, le gusta ir al cine, los tacos al pastor, le gustar sentirse dueña de miradas cuando transita por la calle, le gusta saberse deseada por su físico espectacular, pero bien sabé que su mejor atributo es su mente diferente a la de la mayoría de las mujeres. Ella no espera un príncipe azul que la rescate de la torre, que maté dragones y sus problemas solucione, ella sabé usar la espada y la armadura no le pesa, a ella le gusta enfrentar la vida soñando pensando en un mejor mañana, la verás caer un montón de veces pero siempre se pondrá de pie. Ella aún cree en el amor, en las cartas escritas a mano, en las fechas especiales, en los pequeños grandes detalles, en los caballeros, ella aún cree que existen hombres que enamoran a la antigua, que regalan libros, que a parte de un buen físico enamoran a base de sonrisas. Ella quiere enamorarse una ultima vez, quiere encontrar a alguien que la ame por todo lo que es, que mire sus cicatrices y que cada una sea un motivo más para quererla, quiere a alguien que la abrace fuerte que comparta su felicidad con ella. Ella quiere a alguien y alguien la quiere a ella.
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“Te quiero no de una manera egoísta. Te quiero y quiero compartirte con el mundo, pues no le negare a la existencia el magnífico hecho de sentirse parte de ti, la creación más hermosa. Quiero que todos puedan admirarte, que todos tengan el placer de quererte y amarte, de sentirse parte de ti y que te sientan parte de ellos. Te quiero no de manera egoísta. Te quiero no sólo para mi, te compartiré con el Universo entero pues sé bien que un amor diferente sólo me ofreces a mi. Porque sé que me quieres alegre, divertido, optimista, sincero, pasional, fuerte, orgulloso, altivo, intelectual, soñador; me quieres por sobre todas las cosas, tu amor y cariño es más que toda la distancia, la soledad y el frío. Te quiero porque eres más que arte, ¿Por qué tendría derecho de negarle al mundo la oportunidad de admirarte?”
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El destino no pudo con nosotros, no vislumbraba esté presente contigo, no estaba en mis planes el enamorarme de ti. Aquí estás, aquí estoy, aquí estamos tratando de hacer las cosas de un modo distinto, quizá improvisando, dejando fluir las cosas, sin tanto entendimiento pero sin incertidumbre; aquí estoy con mi alegría y mi felicidad, con mis malos chistes, sin mis mentiras y con toda mi verdad, con mi pasión y mi lujuria, con mi amor y mi ilusión, con mis brazos que te piden casi todos los días. Aquí estoy en mi humanidad, con mis defectos y mis virtudes, con mi contradicción, con el hombre maduro que soy pero a la vez con mi niño interior que sólo quiere sonreír y correr hacía ti, hacía tus brazos llenos de aceptación.
No sé si fue destino, no tengo la certeza que estuviéramos escritos pero sí creo que el universo así lo quiso; pues te llevó mucho tiempo por caminos que yo ni en sueños andaría y ahora estoy aquí, con el romanticismo que no soñé dar a nadie, con las ilusiones y planes que no esperé compartir, con mi firmeza y la vulnerabilidad que no esperé entregar a nadie, más bello aún, estoy aquí para construirnos juntos, con un plan hecho a ciegas, pero viviendo una historia que ni yo con mi inexperiencia ni tú con tus vivencias, hemos creado para ninguno.
Buscar aceptación es un error, pero cuando encuentras a una persona que acepta todo lo que eres, bueno o malo, concidera a esa persona un regalo del cielo. Tú eres mi obsequio celestial, la personificación de la tolerancia, la paciencia, la elocuencia, el sexo hecho persona, la inteligencia alojada en tu cuerpo de mujer. No hace falta conocer el plan, no hace falta conocer los detalles del plan de Dios para nosotros, sé que será alguo bueno. Tendré una nueva historia para contar, nuevas experiencias en mi repertorio y tú mujer, mujer inexperta en amores conocerás algo lindo y majestuoso: el amor o el desamor. No te preocupes, vas a crecer como ser humano. El tiempo que sea de nosotros, te llevaré con calma por las veredas por las cuales jamás has andado. Seré tu guía, seré tu amigo, tu hombre, mis brazos serán tuyos y mi fuerza será tuya.
¡Al diablo los estereotipos! Eres justo lo que no quería y todo lo que me complementa. Eres eso que necesitaba para al fin alcanzar el cielo; eres el caos, la tormenta que le faltaba a mis días templados, eres la calma que necesitaban mis días de tempestad, eres la fuerza que quitó mis defensas, el amor que descongeló mi corazón. A veces siento desbordar mi alma, siento que debo decirte todo lo que me haces sentir, contigo no es sólo una emoción, contigo vivo en una burbuja repleta de ellas. Me llevas en una oleada de amor, cursilería, lujuria y pasión, así tal cual eres. Me llevas en un caos al que muchas se negarían pero a mí me encanta. Acepto lo que Dios quiere y amo lo que me da, en sus designios estás tú para mí, para romperme el corazón. No me ocupa el dolor que vendrá sino más bien tu falta, pues ahora tu presencia se ha vuelto un vicio para mí. Tus brazos los busco en las noches, tu calor tras mi espalda hace falta. Tu fuerza que a la distancia es perfecta, mi amigo y mi hombre. Pienso en ti durante el día, no eres una necesidad, eres un gusto, eres eso que bien quiero darme siempre que sea posible. Temo hartarte con tanta miel, con mi inexperiencia de trato en pareja, y voy a gozarte, sobre toda mujer que quiera quitarte de mí.
Que tú y yo, que nosotros y nuestro tiempo juntos sea un designo del Padre Celestial.
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Te cuento que tiene 164 lunares a lo largo y ancho de su cuerpo, los que más le gustan son el de su labio superior y el de su pecho derecho.
Te cuento que su músico favorito es Pablo Alboran, su canción favorita no te la diré.
Uno de sus autores preferidos es Oscar Wilde, ama la literatura clásica y aborrece los bets seller, uno de sus libros favoritos es “las cosas que no nos dijimos”.
Ama la pasta, en especial el spaghetti, lo adora con todo su estómago. Podría perder la cordura ante una espalda ancha y una linda barba. No cree en el amor y mucho menos en los “para siempre”. Las historias románticas y cursis no van con ella, mejor dicho ella no va con esa clase de historias tontas y vacías de realismo.
Suele ser tosca al hablar, confía poco en las personas. No está conforme con el peso, la forma y firmeza de su cuerpo, te encargo intentes cambiar eso. Las marcas en su espalda, sus estrías y de más “defectos” nunca olvides decirle que sin ellos sería menos atractiva para ti. Sufre de alergias, aprende cada una de ellas. No seas tan cursi, pero debes serlo pues a ella le gusta en el fondo.
Odia las mentiras y la hipocresía. No le dediques canciones ni tampoco compongas ni cantes para ella, el motivo espero lo descubras y aceptes.
Se cariñoso, se un caballero con ella, ten clase al tener sus citas, no la pongas celosa mejor, sin intentarlo, has que las otras sientan celos de ambos. No gastes energía en pensar elaborados planes para pasar con ella tiempo, le fascina perder tiempo sin perderlo ¿comprendes?
Dale tiempo, espacio, se tú mismo y jamás trates de aparentar frente a ella. Sin presión de tu parte, ella marcará su ritmo, su pauta.
Ella va a marcará tu vida, será un antes y un después, será tu huracán categoría 5, jamás volverás a ser el mismo después de ella.
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Mujer de Invierno y Primavera.
Hoy tengo una confesión que hacerle: le quiero. Hoy los días son bonitos sin usted, siempre lo han sido pero hoy su presencia no hace falta. Mis girasoles florecieron, recuerda? Los plantele en el jardín de mi madre. Hoy bebo agua, hoy salgo a correr por las mañanas y hace 2 años que no bebo tequila. Aún fumo cigarrillos rojos, recuerdo que mis besos sabor nicotina le gustaban.
Siento paz, armonía conmigo y con el mundo que me rodea ya no existe la ansiedad y mi amiga la depresión a dejado de molestarme. Hoy me gusta la noche porque puedo dormir sin antes llorar, sin revisar si está en línea, sin hacerme preguntas sobre usted, lo que fuimos y lo que me habría gustado ser. Hoy su recuerdo no duele, hoy sus mensajes no hacen falta tampoco sus llamadas, ni sus buenos días obviamente tampoco sus buenas noches.
Su perfume se fue de mi cama, mi almohada ya no me habla ni me pregunta por usted, hoy mi casa se deshizo de su presencia, hoy mi vida a vuelto a ser sólo mía.
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-¡¿Tú y yo contra el Mundo?!
-¡Tú y yo salvando al Mundo!
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Sabés? Hace tiempo que no sentía tener cálido el corazón, y de pronto llegas tú; me llenas de toda la atención y el sutil cariño que siempre rechacé, te permití entrar a mi vida de un modo que a ningún otro antes. ¿Por qué fue diferente contigo? Quizá nunca lo sabré.
Eres, probablemente, todo aquello que usualmente me negaría a siquiera tolerar en un hombre, y no digo que es porque seas malo o algo por el estilo, sino porque eres una persona compleja y simple a la vez, eres el caos que tanto te gusta alardear, pero también, das paz a quien lo necesita. Eres amoroso, tierno, cariñoso... pero de igual manera, un hijo de la chingada. Eres gracioso, pero cuentas unos chistes tan malos e incomprensibles para mí, que das pena.
Como hombre, te veo resiliente, fuerte, perseverante, egocéntrico, etéreo e inalcanzable, así tal cual, un maldito.
Amante defensor de las mujeres y también depredador de almas vulnerables que buscan aprobación y refugio en ti. Valga la expresión, ¡Son todas tus gatas! Y te sabes poderoso, te sabes importante, controlador de lo que quiere ser domado.
A veces pasa que el cazador se vuelve presa, pero no es el caso contigo, tú no puedes ser sumiso, sin embargo, compartirte se te da tan bien...
Eres sin duda, aquello que nunca soñé, que nunca pedí y al mismo tiempo, todo aquello que me hace omnipotente. Tus cumplidos no hacen más que ponerme la corona de ego más grande que pudiera atribuirme.
Tú... en todo tu caos, también estás lleno de humildad; das sin esperar nada a cambio.
Tú... en todo tu esplendor, vas por la vida sin ninguna máscara y eres siempre tú. Resultas ser una de esas personas fascinantes, genuinas, de esas que no temen ser juzgadas, esas que desafían al ¿qué dirán? Una frase que por siglos, ha matado historias de vida.
Tú, hombre noble corazón, llevas en el pecho tatuada una flor. ¡No! No es cualquier flor. Es una rosa que se cultivó en otro mundo, uno que procede a reyes y baobas enormes, un mundo cuyo dueño es un principito que un zorro lleva en el alma.
Déjame recalcar, así como los girasoles que crecen y se abren paso para hacer notar flameante belleza, así lo haces tú: surges de un terreno difícil y brillas como el sol.
Y tus ojos, tus bellísimos ojos que me sonríen y me llenan de paz, me inspiran confianza y en ciertos momentos, me ven con suma lujuria. Se encojen y se rasgan un poco más para hacerlos ver como pequeñas almendras que me dejan ver las estrellas de tu alma.
Tu risa retumbante se asemeja a la de un niño, igual que tus gestos, inmaduros e inconscientes. Eres incapaz de no emocionarte con esos dulces rojos que te dejan un aliento alcoholizado.
Tus besos sabor nicotina, un cáncer lento y embriagante para mí, tan a menudo cortos y envueltos en pánico cada vez que tomo el control sobre ellos, son una parte importante de nuestros encuentros pues, en esos breves segundos, se fusiona un poco de mi alma y mi deseos con los tuyos. Tus abrazos, generalmente toscos, unen mis partes rotas al tiempo que me dejan sin oxígeno, ¡Y cómo no mencionar el tiple regio que adoptaste! Es algo tuyo que abrazo pero que cuanto te enojas, te mofas o insultas, es algo por lo que reírse a carcajadas.
Contigo me elevo, me transporto a un mundo inverosímil lleno de sensaciones que son enteramente nuestras El ruido imperceptible de nuestros corazones sincronizados, el roce levitante de tus dedos sobre mi espalda, erizándome la piel, cada centímetro de ella, con mis vellos arriba y tu estremecer al tiempo que mis uñas se pasan por tu cuerpo y juegan contigo. Esa respiración intermitente que ensordece las paredes y a veces el espacio no basta, y sale, llega a oídos de extraños que puritanos, nos juzgan a miradas, a murmullos, nos condenan de adúlteros fornicadores aun sabiendo el placer que causa retorcerse en sábanas de pasión.
Resulta abrumadora tu constante observación a mi persona, no entiendo qué tengo que te gusta tanto ver, pero amo con fervor que así sea. Disfruto tus miradas, disfruto ser absorbida por tus pensamientos. Entre mares y palabras es fácil perderse, mis letras son tan tuyas como tuyas son las mías.
Puedo compararte con un árbol, es de este modo que te devuelvo al mundo natural; creces incesante en tu pensar, no en un solo sentido, sino en 20 y más; te desvías, das vuelta, tienes una mente retorcida, malévola, me fascina.
Las redes neuronales de tu mente, tan duras y frágiles, tan obstinadas como las ramas del mismo árbol, tan llenas de hojas, tan llenas de ideas. Algunas de éstas son tan positivas, tan benéficas incluso para otros, pero muchas otras, tan perversas y hambrientas de dolor que dañas a todo cuanto puedes.
Te confieso: Esa carcajada maquiavélica de caricatura que te sale cuando te burlas, cuando te jactas del que te queda inferior al intelecto... saboreo cada ¡Ja! y me contagia la maldad, me hace querer cometer crímenes contra la humanidad.
Rosas, madera, aceites, chocolate, almizcle... tantos aromas que podemos encontrar en perfumes caros y el que más me gusta es el tuyo, el propio. Te busco, busco tanto tu aroma que inhalo tu perfume impregnado a mi ropa como si fuera cocaína, me reconforta en momentos de exrañarte y me hace tener la fuerza para aguardar un poco más tu presencia.
Disfruto de ti como de una buena película. Disfruto de ti como disfruto de una buena cena. Disfruto de ti del modo que disfruto dormir, y si usted, no sabe lo que es tener una semana de 120 horas, entonces mi amigo, no sabe de mi goce. Más que disfrutarte espero saborear nuestros momentos como saboreo el vino: a besos, a sorbos, de a poco, con el éxtasis en mis labios y la posibilidad del desenfreno. Aunque tú más bien puedes ser como el tequila, que se va en un suspiro, que cuando lo bebes desata el frenesí, te desinhibe, saca a flote tus verdades, te lleva a deseos ocultos y libera tu verdadera esencia.
Contigo me siento en un trance, besarte me embriaga. Sentir tu cuerpo acercándose a mí me resulta una situación adolescente, pues me pones nerviosa; entre más cerca mío estás, mi respiración se hace más corta, siento una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo y me estremezco ligeramente, pero mis reflejos de niña lo ocultan, esquivo tu mirada, retrocedo y luego mi instinto me hace acercarme; mi cuerpo pide a gritos que me aferre a ti. Mis poros se abren, mi feminidad libera feromonas y tú sin saberlo las percibes, me persigues; posas lentamente las yemas de tus dedos sobre mis hombros y mi piel se eriza, ¡vaya poder que tienes sobre mí!
Aclaro, este poder no se limita a una cuestión sexual, es un poder que trasciende, que va más allá y se encarna en mi alma. Tampoco es como que me mandes y doblegues mi voluntad, sino más bien, tú y tus experiencias, tu madurez, me hacen crecer, me haces madurar y evolucionar ideas que si bien antes no eran malas, se tornan en algo diferente por ser precisamente, adoptadas desde otro punto de vista.
Voy a decírtelo, escucharte leer, leer para mí, me hipnotiza, es como que me llenas el alma, como que te empoderas y tienes el mundo a tus pies, te vuelves infinito.
Admiro tu paciencia para conmigo, lo respeto y valoro mucho; reconozco que en este ser libre no cabe tanta cordura y eres tú quien carga con esa responsabilidad por mí.
Agradezco de ti tu corazón de niño, tu caballerosidad y generosidad; agradezco el amor que me entregas diariamente sin un ápice de duda, agradezco cada lunar contado, cada respiración que se ha ido entre nosotros, cada palabra y cada letra, agradezco sobre todo que le estés sucediendo a mi vida...
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El frío, la soledad, la duda, las preguntas y la tristeza y la angustia...
Y el quizá, y el tal vez, y el hubiera, y el no sé...
Y ella, y yo, y nosotros. ¡Y ella, y yo, y nosotros..! Y nosotros, y nosotros, y nosotros...
Y... Es que no sé, tal vez sí... Tal vez sí le hubiera dicho la verdad, tal vez, es que no lo sé.
Sí, No... No, definitivamente No, ¿O sí? Sí, pudiera ser que sí... Muy posiblemente sí, ¿O No? ¡Quizá!
Y la madrugada, y la noche, y los días, y las tardes; con ella, sin ella, juntos... ¡No! ¿O sí? Mejor sí, bueno no sé.
Y vuelve el quizá, y vuelve el tal vez, y vuelve el hubiera, el no sé...
Y ella, y yo, y nosotros; y ella, y yo, y nosotros... Y nosotros, y nosotros, y nosotros...
Ella allá y yo aquí, yo aquí y ella allá, y nosotros nunca en ningún lado, nunca cerca, nunca juntos... ¡Jamás, nunca, nunca, nunca, jamás!
Y mi barba, y mi cabello; y sus manos, y sus uñas y sus labios, y sus ojos... ¡Sus ojos, sus ojos, sus ojos... Sus malditos hermosos ojos!
Y su voz, y mi nombre y su nombre... ¡Jamás, no! ¿Por qué? ¿Por qué No?
Y el dolor, y la resignación, y el adiós, y el hasta luego, y el hola, y el te amo, y el te extraño...
Y mi cama, y su cama, y mis zapatos, y sus sandalias... ¡El mar! ¿El mar? Sí, el mar y la ciudad, y el bosque... Y ella, y yo, y nosotros. ¡Juntos! ¡Jamás, nunca, nunca, jamás, jamás, No, nunca! ¿O sí? No lo sé, quizá, tal vez, nunca.
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Hola chica tulipan, disculpa que moleste nuevamente pero no dejabas de rondar por mi mente y decidí escribir un poco para ti y para mí, para nosotros.
Sé que estos meses han sido duros, doblemente duros para ti, pero aquí estás brillando como siempre, como sino pasara nada, como sino te doliera el encierro, las horas, la ansiedad...
Chica tulipan quiero decirte que desde siempre y para siempre estaré aquí, incluso cuando ya te hayas ido; quizá no sea tanto mi ofrecimiento de sincera y perpetua amistad, pero puedes creer que cuando nadie atienda tus llamadas yo seré la excepción. Porque desde el primer contacto mi tiempo a sido tuyo, mis letras han sido tuyas, mis oídos, todo.
Chica tulipan toma la ducha, tomate todo el tiempo que quieras, prepara tu comida favorita, bebe un poco de vino, usa tu ropa favorita, lava tus tenis, barre toda la casa. Chica tulipan leé aquel libro que tenías pendiente o vuelve a leer tu libro favorito, escribe una carta o muchas cartas, dibuja, ríe, canta.
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Eres hermosa en la ciudad, en el bosque, en la costa, en cualquier parte.
Me encanta saber sobre tus días, sobre esas visitas a la casa de tu abuela y la comida que ella prepara para ti; sobre la lucha diaria que mantienes con tu mente, esa mente hermosa y perfecta que te angustia, que te anima, que te hunde, que te eleva, todo al mismo tiempo.
Amo saber tus flores favoritas, tus aromas preferidos y tu cereal favorito.
Me gusta saber de tus visitas esporádicas al gym, de tu buena y mala alimentación, de tu forma de preparar tus omelettes y tus smoothies.
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Existen muchos deseos dentro de nosotros.
Ayer por la noche mientras caminaba de la mano de mi futura esposa, ví a un señor fuera de una panadería observando los panes, tocaba el cristal con su mano derecha queriendo tomar uno, se podía sentir como saboreaba su pan deseado. No pude seguir avanzando, todo ésto paso en segundos, fuí a él y le pregunté "¿Quiere un pan jefe?" *Una pregunta estúpida, era obvio que sí* "Qué pan quiere?" Como un niño pequeño comenzó a elegir, finalmente me dijo "el que sea" le dije "No! Usted dígame cuál* Escogió 2 polvorones y una mantecada. Entré a la panadería y le compré sus ricos panes.
Existen muchos deseos dentro de nosotros...
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Poema a la ansiedad:
Hola, de nada sirve que te ocultes sé que estás aquí, nuevamente para variar. Conozco los días que te gustan y tus horas favoritas, pero también sé que te encantan las sorpresas y por eso en ocasiones te presentas sin avisar. Eso te hace malvada, porque justamente en los días de sorpresa no sé que hacer, porque me abrazas en la oficina, en el auto, en la hora de mi comida, en las escaleras de mi edificio o en el elevador.
Calambres musculares, sudoración excesiva, rabia, tristeza, dolores de cabeza...; te conozco como tantos otros. Sé que sólo existes en mi cabeza, pero en mi cuerpo te manifiestas con tanta fuerza y eso te hace tan real.
Las personas cercanas a mí no saben que vives conmigo, que usas mi ropa y mis zapatos, que te da igual acompañarme al baño o a una boda; que estás conmigo en la playa, en el bosque y en la ciudad; sola o acompañada; las multitudes te encantan y destrozarme estando sola es uno de tus mayores placeres.
Intento que nadie te note, que nadie te vea cerca de mi, a mi lado, ¿Por qué? Porque no sabría darles una explicación, no sé muy bien, no tengo claro cuándo fue que llegaste y te instalaste en mi casa como mi compañera de cuarto. Pero lo que sí sé es que desde que estás conmigo no soy yo al 100% y lo triste es que las personas que amo no se dieron cuenta y tú sólo te ríes de eso, te burlas de que mis seres queridos no vean lo infeliz que tu compañía me hace y aunque quiera decirles tus comentarios me hacen callar.
Espero que llegue el día en que te aburras de mí y te vayas, el día que sea tan valiente y fuerte para obligarte a marcharte, y te vuelvas un recuerdo y un recordatorio de lo increíble y valioso que soy.
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A la Chica Domingo,
Hoy te escribo sin las prisas de un día, sin la necesidad de que mis palabras suenen exactas, porque sé que las palabras no se pueden apresurar cuando se trata de ti.
Eres la contradicción que no se puede evitar. Eres la mezcla de calma y tormenta, de sol y sombra, de amor y ausencia, de todo lo que te hace ser tan única y tan auténtica. No eres la chica lunes, la que viene con promesas de nuevos comienzos, ni la chica martes, que encarna lo práctico y lo ordenado. Tú eres el eco de los días que no se cuentan, el silencio que habla sin decir nada, la luna que se asoma sin pedir permiso.
Eres la poesía escrita en tardes nubladas, la pintura que nunca se termina porque el arte no tiene prisa. Eres el vino que se disfruta lentamente, sin expectativas, solo por la magia de su sabor. La Chica Domingo, con su melancolía apacible, su soledad reconociendo la belleza de estar sola, sin sentir que le falta algo.
A veces me pregunto si buscas ser viernes, el día que todos quieren tener, o sábado, cuando todo parece fácil y divertido. Pero sé que, en tu alma, el domingo es tu lugar. Ese espacio de quietud, de reflexión, de pausa, donde todo es posible porque nada es urgente. Y aunque el mundo no entienda la magia de tu quietud, yo te veo, te siento. En tus silencios hay más de lo que se puede decir.
Hoy, en tu aprendizaje, estás descubriendo una nueva forma de ser, una más ligera, más alegre, como si estuvieras practicando ser optimista en medio de la tormenta. Y aunque no siempre encuentres la respuesta, no siempre te sientas completa, quiero que sepas que en ese proceso, en esa búsqueda de la paz y la luz, nunca estás sola.
Porque aunque tu alma busque soledad, la mía te acompaña en silencio, en ese lugar donde no hace falta explicar nada. Y quizás el sol de tu domingo no brille de la misma manera que lo hace en otros días, pero esa luz que tienes dentro, aunque tenue, es la más real.
Te amo, Chica Domingo. Porque en tu complejidad, en tu tristeza hermosa, en tu luz rota, veo todo lo que hace falta para entender este mundo tan confuso. Y aunque no te lo diga siempre, cada palabra tuya, cada gesto, me acompaña en mi propio viaje.
Con todo lo que eres, con lo que todavía no sabes que eres,
Te llevo en el alma.
Siempre.
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