Estos últimos días han sido como un chispazo, como una luz. Parece que vivo sin reloj, y es que nunca me fue tan fácil escribir, iniciar algo o terminar algo. Nunca me fue tan fácil quedarme. Me has llevado a una extraña colisión de sentimientos a los que no estoy acostumbrada, sin fisuras ni conflictos. ire donde mire, allí estás. En cada átomo. En cada color. En cada susurro. Lo ocupas todo y me siento feliz, inundada por una extraña paz. Estar contigo es un vuelo sin palabras. No son necesarias.
Y aunque sin un ápice de coherencia en mis palabras, en este momento solo tengo espacio para imaginarte, imaginarte en mis días, imaginarte en el 2023, por todo el cine que está por venir, por todas las canciones por escuchar, por todos los besos y los abrazos que nos esperan. Por todas las noches y días juntos. Por todas esas carreteras y caminos juntos. Y aunque no pueda hablar mucho del futuro, pues solo conozco el presente y yo solo soy un frágil envase humano cargado de un sinfín de cosas para darte, ahora lo sé. No querría entregárselas a alguien más que no fueras tú, ahora eso también lo sé.
Feliz 2023, mi amor. Ahora sí, que venga con toda la furia.