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//Iniciativa:

Vamos a hacer una "cadena" de Instagram para apoyar a Dolores. La idea es que las personas que quieran sumarse, a partir de los que han sido mencionados en este post, o que puedan haberlo visto como seguidores de Adda, escriban un post. En este post pueden mencionar a más personas que pueden escribir otro post. Y así todos los que queráis sumaros. Recordad: una foto con el cartel #Todxssomosdolores. Podéis hacerlo vosotros mismos, pero si no sabéis, os dejo éste

Espero que os guste esta iniciativa, sobre todo a @thegirlwhoseesthebeauty, a quien va dedicada, y a las personas que se sientan identificadas con este mensaje de empatía y unión. Todos somos uno, nadie es distinto, somos iguales. 🏳️‍🌈

¡No olvides poner en las etiquetas de tunpost en Tumblr "todxs somos dolores"!

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Aquí está mi granito de arena para la campaña de Dolores

//Gracias a @jackdempseysworld y @thegirl-who-dreams por mencionarme ;D

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Vale... -digo, y pruebo ese frapuccino de fresa. Está muy rico, y te miro saboreándolo, pensando en que tal vez podamos ser amigos, pero si quieres algo que no sea eso, no podré dártelo, porque creo que ya hay otra persona rondándome la cabeza... Alguien a quien seguramente yo no le parezca nada interesante.

Sally Holloway

(Jerry Smith)

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Te muerdes el labio inferior, y yo elevo una de mis cejas. No me creo ni la mitad de lo que me cuentas, seguro que eres más pringado de lo que cuentas, pero es tu estrategia, hacerte el guay para que la gente que no se ve guay, te crea un ídolo. Por eso no me gusta como eres  con Arnie, porque te ve mucho mejor que a sí mismo.

Sally Holloway

(Jerry Smith)

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Es verdad que eres un chico guapo. Pero cuando te miro y pienso en eso, me doy cuenta de que me acuerdo de Arnie. Que él me parece mucho más guapo que tú.

Sally Holloway

(Jerry Smith)

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Me he pasado toda la película pendiente de donde tenías las manos, y ahora que vas a mi lado hago lo mismo. No sé, a veces pienso que, en cualquier momento, me vas a echar la mano a alguna parte.

Sally Holloway

(Jerry Smith)

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A veces hay que escuchar a tu enemigo, ¿por qué deberíamos matarle sin más?

Sally Holloway

(Jerry Smith)

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//Tras volver a casa después de su encuentro con Jeremy, Stephen le cuenta a Alice lo que ha pasado y quién es en verdad Dean

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Siento como me abrazas. Casi puedo sentir como te rompes contra mis brazos, contra mí, cuando te digo esas palabras. Aún recuerdo el sabor amargo en mi boca, el que nunca dejaré de sentir por mucho que haya superado esa etapa de mi vida. Siempre habrá recuerdos... Recuerdos que nos duelan, que huelan a muerte, que suenen a Fade to Black... Y cuando te echas hacia atrás tras decirme eso, yo estoy negando con mi cabeza, porque es imposible superarte. En nada. Eres inalcanzable porque lo superas todo. Estás y siempre estarás a tres metros sobre el cielo.

Alice Carroll

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Me llevas con fuerza contra tu cuerpo fuerte, besándome otra vez en mi cuello, donde siento la humedad de tus lágrimas, donde has ido a querer refugiarlas, a esconderlas. Me dices esas palabras y pienso en todos mis errores. Las veces que tropecé y no me levanté, la partida de parchís que no llegué a jugar porque había algo "mejor" que hacer, todas las veces que me perdí tiempo con mi madre por hacer algo que creía más importante porque pensaba que la tendría de por vida... Y todo lo que hice cuando me tomé todas esas pastillas.

Alice Carroll

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Dices la verdad. Que fue un error enorme. Un error terrible que destrozó la vida de una niña de diecisiete años, y la de toda la gente que la quería, incluido tú, que siempre llevarás sobre los hombros, el peso de su sepultura. Sé que nunca te podrás quitar ese cargo de  conciencia, porque aunque fuera sin querer, mataste a una persona por tu imprudencia. Sé que siempre te sentirás esposado en el banquillo de los acusados, ante un jurado que nunca te podrá poner una pena capaz de expiar tus pecados, porque el dolor no se cura.

Alice Carroll

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Dices que solo ha sido un golpe leve. Que te has caído de la moto pero que estás bien. Siento todo mi cuerpo tenso, miedo... Yo hablando con Hope hace apenas unas horas sobre como sería esta noche, ignorando que alguien estaba a punto de matarte. Aquél chico al que invitaste  a Disneyland, con el que te has sentido en deuda toda la vida, el niño que dejó de crecer cuando su hermana dejó de vivir, porque a partir de ahí solo tuvo vida para no vivirla. Ese chico es Dean, y ha querido matarte. Tú me dices que te odia, y yo te miro a los ojos mientras  corazón cuando dices eso. Nadie se muere solo. Todo el mundo mata al morir, y tú mataste a muchas más gente que a Nelly sin querer.

Alice Carroll

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Recuerdo a aquél chico que aquél día entró a Wonderland. Que me pidió un chocolate con malvaviscos, como el favorito de Charlie. Me acuerdo de que le dije que tenía que estar en Navidad para ver el pueblo Navideño de mi abuelo, que hasta le hablé de la leyenda de la fuente. Me acuerdo que le dije que me recordaba a mi hermano pequeño, que si se pasaba por ahí en su cumpleaños, le invitaría a un chocolate y le felicitaría. Trago con fuerza cuando recuerdo la otra conversación que tuve con él. Cuando le pregunté si echaba de menos a alguien también, como yo, y su respuesta cuando le pregunté que le pasó: "La mataron". Siento un escalofrío mientras noto como coges una de mis manos, que ahora debe estar helada, tras hacerme esa pregunta. Asiento, mientras mis ojos se llenan de lágrimas.- Sí... Lo recuerdo... -te digo.

Alice Carroll

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Me doy cuenta de lo abatido que estás. Tú, que siempre me has parecido indestructible, un fuerte muro en el que me estrellé hace mucho tiempo. Te muerdes el labio para no llorar, hasta que me dices unas palabras que no logro asimilar. Me dices que Dean es el hermano de Nelly.  Yo recuerdo todas las veces que me has hablado de él. De que le mandaste un paquete sorpresa para ir a Disneyland, que era muy pequeño cuando Nelly murió en ese accidente. Jeremy, aquél niño que nunca pudo crecer con su hermana, por tu culpa.- No es posible... -te digo, negando con la cabeza. Me acuerdo de su melancolía, de su tristeza, de lo que había en sus ojos cuando hablaba conmigo, y siento un nudo en mi garganta.- ¿Dean es...? ¿Dean es Jeremy?

Alice Carroll

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-Tus gritos me duelen tanto que cierro los ojos durante unos segundos, antes de volver a abrirlos.

—Fue un accidente... -Repito cuando me dices que lo hice, aunque cuando me dices que soy un asesino, siento un escalofrío que me hace tragar saliva, y me hiela la sangre. Lloro apretando entre sí los labios cuando me dices que debería estar muerto. Es cierto, yo debería haber muerto en esa carretera y no ella, yo debería haberme quedado en el pasado, y ella debería ocupar mi lugar aquí en el futuro, contigo. Cierro los ojos escuchando todo lo que me dices. Sí, yo iba deprisa, demasiado deprisa, y tu hermana tenía miedo, mucho miedo... Abro los ojos para mirarte.

—Ojalá hubiera sido yo, Jeremy... Te juro por lo más sagrado que daría todos estos años de mi vida, por devolverle la vida a tu hermana. -Te digo llorando.

—Todos estos años he tenido pesadillas con esa noche, y no me he olvidado de ella... -Digo negando con la cabeza.

—Jamás dejaré de culparme por lo que hice. -Trago saliva llorando mientras te miro. 

—Jamás...

-Cierras los ojos y yo te miro preguntándome como puedes estar así, de pie delante de mí como si nada, aunque cuando me miras y las lágrimas ruedan con más fuerzas por tus mejillas, cuando me hablas, cuando me dices que ojalá hubieras sido tú, que me juras que darías todos estos años de tu vida por ella, cuando me dices que has tenido pesadillas todo este tiempo y que jamás dejarás de culparte, veo en ti a otro hombre, un hombre diferente al que he conocido hasta ahora, un hombre roto por el dolor, roto por la culpa y el remordimiento, pero después me acuerdo de Alice, la chica con la que has rehecho tu vida, una vida que mi hermana ya no tiene, por eso lloro mientras te miro negando con la cabeza.

—Mientes... Estás mintiendo...

-No me dices nada, solo me miras en silencio mientras yo te hablo, y después niegas con la cabeza diciéndome que miento. Yo hago lo mismo y trago saliva.

—No... -Digo mirándote.

—No miento... -Me atrevo a dar un paso hacia delante, sintiendo en mi mejilla el dolor de tu golpe, un dolor que va más allá de lo físico.

—Me odio... Nunca voy a dejar de odiarme. -Te digo con sinceridad mientras lloro recordando a Nelly, viendo en ti al chico abatido en el que te he convertido, cuando con mis 200 kilómetros por hora, dejé a 0 el corazón de Nelly.

-Dices que no mientes pero yo creo que lo haces. Lloro con desconsuelo, mirándote mientras tú también lloras diciéndome que te odias, que nunca vas a dejar de hacerlo, mientras caminas acercándote a mí. Me duele todo el cuerpo... El dolor cuando es por dentro, es tan fuerte que acaba doliendo por fuera. Niego con la cabeza llorando en silencio pensando en el porqué de tantas cosas, en el porqué tuviste que acelerar en tu moto, en el porqué tuviste que matarla, en el porqué de todo...

—Ella te quería, Stephen, te quería mucho. -Digo mirándote antes llorar con más desconsuelo aún, abrazándome a mí mismo cuando el dolor empieza a ser insoportable.

-Lloras mirándome negando con la cabeza antes de decirme unas palabras que erizan el vello de mi piel bajo mi ropa, unas palabras que me hacen recordar el "¿Siempre tuya?" que tantas veces me dijo sonriendo, y el "Siempre mía" con el que yo la respondía, con esa consigna tan suya, tan mía, tan nuestra... Sé que me quería, pero también sé cuánto la quería yo. La quería tanto que aún 19 años después la sigo echando de menos, de una manera diferente eso sí, porque mi amor por ella, es un amor infantil, como un amor platónico... No hay nada de deseo en ese amor que será eterno porque fue el primero, el amor de una chica a la que por una apuesta le pedí el teléfono en un bar... Me humedezco los labios acercándome a ti y cuando te veo llorar así, se me rompe aún más el alma, por eso pongo mis manos en tus hombros.

—Yo también la quería...

-Mantengo los ojos cerrados llorando como hacía muchos años que no lloraba, creo que es la primera vez que lloro todas las lágrimas que no he podido llorar nunca. Han pasado diecinueve años de la muerte de mi hermana, y el mes que viene, yo cumpliré veintiuno. No tenía aún dos años cuando se fue, y todo fue por tu culpa... Tú fuiste el Dios de los creyentes para Nelly, el hombre que la paró la vida, el hombre que la detuvo el corazón en un kilómetro exacto de la B3139. No tenía ni siquiera dos años cuando me mataste sin tocarme, cuando me arruinaste la vida... No sé como será vivir habiendo quitado la vida de la persona con la que la compartes, pero sí sé lo mucho que duele crecer sin la hermana mayor que tenías, solo porque alguien jugó con su vida como si le perteneciera. Siento tus manos en mis hombros y después tus palabras, las cuales me hacen llorar con más rabia y golpearte el pecho con los puños cerrados-

—¡Vete! ¡Vete de aquí! ¡Déjame solo! -Grito llorando con los ojos cerrados porque no quiero verte, solo quiero que te vayas.

-No me dices nada, solo lloras cuando me acerco a ti y te agarro pero de pronto siento los golpes de tus puños cerrados impactando contra mi pecho. No me salta el airbag de mi corazón porque tienes derecho a darme esos golpes. Tienes derecho a parármelo si quieres, a hacer conmigo lo que quieras, por eso cierro los ojos, pensando en lo mucho que mi corazón se merece tus golpes, y aunque tengo la tentación de agarrarte las manos, no lo hago porque me pides que me vaya, que te deje solo... Trago saliva y abro los ojos para mirarte. Eres un chico hermoso, un joven de una belleza extraordinaria... Te he buscado durante tanto tiempo en las calles de Wells, que cuando te he visto no he sabido reconocerte. Toda la vida pendiente de cuidar a los chicos con hermanas mayores, todo este tiempo pendiente de cuidar de  ti, ignorando que fui el culpable de tu mirada triste, de tu sonrisa rota, de tu introvertida forma de ser... Te he roto la vida, te la rompí cuando apenas sabías andar, cuando apenas sabías hablar, por eso cierro los ojos y contengo la respiración retrocediendo. No quiero irme de tu lado pero sé que tengo que hacerlo, porque tú me lo has pedido, por eso giro sobre mis propios talones y abro los ojos. Podría andar por el arcén de la carretera o incluso por ella, pero si ando, me quedaré aquí contigo, pues me muero de ganas de abrazarte, de cuidarte, por eso llorando echo a correr sin mirar atrás pensando en mil cosas a la vez.

-Tardas en irte más tiempo del que me gustaría pero lo acabas haciendo, y yo abro los ojos para verte correr mientras lloro. Debería haber pagado con tu vida el alto precio de la tuya, pero con ello no se la devolvería a ella... Toda mi vida he crecido creyendo que eras un asesino, el hombre que llegó a la vida de mi hermana para robársela. Desde que empecé a ser adolescente, sentí el deseo de matarte, de detener tu corazón, pero cuando he tenido la oportunidad de hacerlo, no he sido capaz. Quizá no seas un asesino, quizá solo fuiste un irresponsable, alguien que creía que tenía el control de tanto que ni siquiera la carretera se le podía resistir. Quizá no solo fue culpa tuya que ella se subiera a tu moto sin casco aquella noche. Quizá debería haberte matado o quizá no... Grito llorando y abro los ojos dando varias patadas a la moto tirada en la carretera antes de dejarme caer de rodillas aún llorando. La vida no es fácil, por eso casi siempre cuando jugamos con ella sin saber como hacerlo, acabamos perdiendo la partida. Yo acabo de perderla.

Stephen y Jeremy

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-Me miras y parece que vas a preguntarme algo que no me preguntas, solo me miras como si algo te hubiera impactado, como si estuvieras horrorizado, como si tuvieras miedo... Te quedas quieto mirándome a los ojos antes de pronunciar mi nombre, el nombre que me dieron mis padres, los padres de Nelly-. 

—Tenía diecisiete años... -Digo llorando casi sin fuerzas, casi sin voz, pero te zamarreo con más fuerza después-. 

—¡Tenía diecisiete años! -Te grito muy cerca del rostro-. 

—¡Dime porqué! -Grito soltándote antes de golpearte en el rostro con el puño cerrado.

-Me miras y yo te miro a ti. Por un momento te veo en los brazos de Nelly con tres días de vida... Te cogí en mis brazos y le dije que el día que fuéramos padres, quería que nuestro hijo se pareciera a ti. Todo este tiempo has sido Jeremy, el chico que buscaba en todos los niños de Wells, y yo he estado tan ciego que me pregunto cómo no he podido darme cuenta antes, de dónde había visto esos ojos. Lo que me dices llorando de esa manera me duele, me rompe el corazón, me destroza por dentro, tanto que no puedo hablarte, que solo puedo tragar saliva mientras te veo llorar. Cierro los ojos cuando me zamarreas con fuerza de nuevo, escuchando un grito que se clava en mis oídos, tanto como se clavaron esas sirenas de la ambulancia, que aún sigue sonando en mi cabeza, en cada noche, en cada pesadilla... Me dices que te diga porqué, y abro los ojos cuando me sueltas, antes de recibir el impacto de un fuerte puñetazo que hace que me tambalee tras echarme hacia detrás. Nunca un puñetazo me había dolido tanto como me duele este, por eso cuando te miro con la mano en la cara, tengo los ojos llenos de lágrimas.

—Fue un accidente, Jeremy... -Digo recordando que a tu padre tampoco le sirvieron esas palabras, cuando en la puerta del juzgado, se abalanzó sobre mí.

-Me duelen los nudillos por el golpe que te he dado. Eres la primera persona a la que pego en mi vida. Me miras con los ojos llenos de lágrimas con la mano en el rostro.

—¿Un accidente? ¡Ibas a doscientos kilómetros por hora! -Grito recordando la noticia que salió en el periódico, la que yo mismo guardo.

—No llevaba casco, ¿por qué no le dijiste que se lo pusiera? -Lloro casi sin fuerzas mientras te miro, recordando que a mí me lo has dicho las dos veces que hemos usado la moto, y que además la primera te aseguraste incluso de que lo llevara bien puesto.

-Asiento con la cabeza cuando me preguntas, aunque no puedo responder a lo que dices. Es cierto, iba a 200 kilómetros por hora, soy un asesino, siempre me he sentido así aunque no lo hiciera aposta. Las palabras que me dices, y la pregunta que me haces llorando como si fueras un niño, me lleva al momento en el que tras la muerte de tu hermana mayor, me viste en la calle, y sentado en tu coche me echaste los brazos riendo, ignorando lo que te había hecho, ignorando que te había destrozado la vida. Maté a muchas personas aquella noche, una de ellas a ti, por eso lloro mientras te miro negando con la cabeza-. 

— No lo sé... -Digo mirándote-. 

—Pero no quería hacerlo, no quería matarla. -Digo llorando.

—La quería, Jeremy, la quería muchísimo...

-Espero tu respuesta pero solo me dices un "No lo sé", que me hace apretar los puños.

—¿Que no lo sabes? -Te grito viendo como rompes a llorar mientras me miras antes de decirme que no querías matarla.

—Pero lo hiciste. -Digo asintiendo con la cabeza llorando con rabia.

—No eres más que un asesino... -Trago saliva para poder respirar mientras lloro.

—Deberías estar muerto. -Digo antes de escucharte decir que la querías muchísimo.

—¡La mataste! -Grito mirándote.

—Y ahora tenías miedo a morir, ¿no? -Digo llorando señalando la moto tirada en la carretera.

—Porque iba demasiado deprisa... Iba demasiado deprisa... -Repito casi sin fuerzas.

—Tú no ibas deprisa... -Niego con la cabeza mientras te miro.

Jeremy y Stephen

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-Mi vida siempre ha sido más tuya que mía por lo que hiciste por eso acelero un poco más mientras lloro con rabia y con dolor a la vez, sin miedo, en paz con lo que estoy haciendo... Pero escucho tu voz, escucho ese "vamos a matarnos", y aunque estoy a punto de hacerlo, aunque estoy a solo unos segundos de lograrlo, aunque te odio y siempre he querido que murieras así como murió mi hermana, asustada, sin opciones de poder hacer nada más que caer, nada más que morir... Pero no tengo valor para hacerlo, no soy un asesino, por eso grito mientras lloro y freno la moto con la mano y el pie a la vez tal y como dijiste, parando ésta en seco, haciendo que te caigas porque no te lo esperabas o porque he frenado mal, pero la caída no es grave, no puede serlo. Me bajo de la moto sin preocuparme de que ésta se caiga y me quito el casco que llevo puesto, el cual lanzo al suelo con rabia-. 

—¡Mírame! -Te grito llorando, lleno de rabia.

-Aceleras, no me haces caso, sigues corriendo en tu moto, a una velocidad que no deberías usar porque no sabes conducir, a una velocidad que me asusta, que me da miedo, que me agobia y me impide respirar. La carretera está vacía pero tú vas deprisa, demasiado deprisa, y yo no tengo escapatoria. No sé qué te pasa ni porqué aceleras tanto en tu moto, solo sé que tengo miedo, un miedo irracional que nunca antes había sentido. Me acuerdo de Nelly, de lo mal que tenía que sentirse cuando me dijo que no corriera tanto porque tenía miedo... Ahora yo soy ella, ahora yo soy el que se asusta y el que cierra los ojos pensando en Alice, en Tristan, en Ishaan, en Lys, en su boda, en mi fiel y vieja amiga Nirvana, en Jack, en Leven, en mis padres... Incluso pienso en Oliver, y en todos los niños de este pueblo de los que me he quejado siempre. Quiero llorar pero no puedo hacerlo, solo deseo que sea rápido cuando un frenazo seco e inesperado me hace caer de la moto. Aunque me hago daño en el codo derecho y en el costado, puedo moverme. Escucho el sonido de la moto caer y cuando abro los ojos para preguntarte algo, veo que te quitas el casco lanzándolo con rabia contra el suelo. Estás llorando y con esa misma rabia me gritas que te mire. Apoyo las manos en el suelo para levantarme mirándote con los ojos llenos de lágrimas-. 

—¿En qué coño estabas pensando? -Te pregunto asustado.

-Apoyas las manos en el suelo levantándote de éste mientras me miras. Siento que no puedo respirar con normalidad, que la rabia me lleva a hacerlo deprisa mientras te miro llorando sintiendo mil cosas a la vez. Te pones de pie pero no me dices nada, solo me preguntas que en qué estaba pensando, y yo me acerco a ti, cogiéndote con rabia y odio por la chaqueta llorando mientras te grito-. 

—¿En qué pensabas tú cuando mataste a mi hermana? -Grito llorando mientras te zamarreo sin soltarte mirándote a los ojos-. 

—¡Dímelo! ¡Dime porqué lo hiciste!

-Me miras mientras me levanto del suelo, pero no me miras como me mirabas antes, me miras de una manera extraña mientras lloras, juraría que me estás mirando con odio. Voy a hablarte pero vienes a por mí y no tengo tiempo de retroceder porque me coges por la cazadora llorando antes de gritarme una pregunta a la cara-. 

—¿Qué...? -Voy a preguntarte pero ese "estás diciendo" que iba a decir se queda en mi garganta, donde se quedará para siempre. Tus ojos azules desde tan cerca, me gritan mucho más que tus palabras, mucho más que tu odio. Tu hermana es veterinaria, tiene un shih tzu, ama las motos, baila ballet, vive al otro lado del mar... ¿Cómo no he podido darme cuenta antes? Siento tu zamarreo pero no opongo resistencia-. 

—Jeremy... -Digo sintiendo mi corazón pararse dentro de mi pecho, en lo más profundo de él.

Jeremy y Stephen