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#ElOcultismo
thewitchonfire · 4 years
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"Silencios y propuestas en la noche".
Junio, 2020. "Club LeSoire", Manhattan.
@kigyob​
—¿Qué harás entonces?
A sus espaldas, Sebastián sigue cada uno de sus pasos… es la primera vez que puede ver de cerca un hombre lobo y, en definitiva, nada es como lo imaginaba; él leía sobre bestias, sobre maldad y oscuridad entre las antiguas manadas, el rencor de cada espíritu lycan que poseía a su guerrero dejándolo cegado por la ira y desatando una furia incontrolable que acababa con todo a su paso, pero lo que había visto en ese cuarto, nada tenía que ver con las leyendas plasmadas en esos textos. ¿Esos eran los enemigos de las brujas?
El silencio fue fiel compañero de ambos, Liesje se sentó detrás de su escritorio y el hombre se recargó sobre la puerta cerrada a la espera de una respuesta que no llegó inmediatamente.
—Supongo que morir no es una opción —dijo entonces la castaña observando a través del ventanal de su oficina las luces de la ciudad —pero puedo asegurar que, si no nos matan los “perros”, Lena lo hará cuando le diga lo que acaba de pasar.
Ese pensamiento hizo que le subiera considerablemente la temperatura a la bruja. Al instante, su mente llegó a la conclusión de que aquella guerra no era lejana; existían demonios vagando en este plano ahora mismo que podrían empezar a cobrarse vidas humanas inocentes, que estaban rompiendo el equilibro. Entes demoníacos como el que semanas atrás, la había arrastrado en el infierno, ¡le habían dado una maldita paliza! Y… ese era solamente uno.
Un sonido extraño los puso alerta, ambos se observaron intentando identificar el origen de tal ruido, pero las luces del celular sobre la mesa les quitó un peso de encima. El nombre de “Lena” en la pantalla le volvió a acelerar el pulso a ella, pero Sebastián se señaló la muñeca anunciándole que no tenía mucho tiempo, si iba a hablar debía ser ahora.
—Lena —respondió apretando los dientes. Al otro lado de la línea, la voz de la surcoreana no sonaba igual, Liesje la conocía lo suficiente, tanto como para arriesgarse a pensar que, efectivamente, ya estaba enterada de los “nuevos problemas”.
—Óyeme, necesito que tomes un vuelo a Nueva York lo antes posible —las palabras en la cabeza de Liesje parecían bocetos de un infante; su boca reproducía palabras más rápido de lo que su mente era capaz de analizar y eso no podía significar más que “un inminente conflicto” —Lena, hoy ha venido un “perro” a verme; los demonios están asesinándolos, ¡Hay demonios por todos lados!
“¿Por qué no contesta?”, se preguntó Schenck, perdida, pero enseguida retomó el hilo.
—¿Entiendes la gravedad del asunto? ¡Un lobo estuvo en el club! Vino solo, desarmado y completamente desesperado, Lena —continuó Liesje bajando la mirada— ya sé que vas a decir que no, que no es tu problema… no es mi lucha tampoco, pero necesito que lo veas por ti misma.
La línea parecía muerta, solo el silencio era la respuesta. Liesje tuvo que comprobar que la comunicación no se había terminado cuando sostuvo el teléfono frente a su rostro observando que los segundos seguían corriendo en la llamada, optó esta vez por poner el altavoz dejando el aparato sobre el escritorio.
—Yo retrasaré mi vuelta a Italia lo más que pueda. Necesito que resolvamos esto, ¿de acuerdo? Sólo ven y conversaremos aquí con el líder, está dispuesto a darnos… lo que pidamos —la bruja suspiró habiéndose dando por vencida en ese mismo momento, no estaba segura de sí había podido convencerla ni tampoco quería aventurarse a pensar qué sucedería en caso de no haberlo conseguido; enfrentarse sola a los demonios sería técnicamente un suicidio, “suicidio” que no estaba lista para cometer.
—Te quiero, Lena. Te esperaré hasta mañana en la noche. Al colgar la llamada, la castaña sopló con frustración el aire que sus pulmones habían retenido sin siquiera haberse dado cuenta. Sebastián, que no había abandonado su lugar junto a la puerta, la observó extrañado; Liesje negó y sus labios se presionaron entre sí formando una perfecta línea.
—Supongo que eso es un “no” —observó en voz baja el moreno —¿Serás una superheroína ahora?
Ella se quedó callada con su mirada puesta en la pantalla, ahora apagada, de su teléfono, ¿una superheroína?
—Carajo, Seba. Créeme que a mí también me importa una mierda lo que pase con la poca humanidad que queda en este mundo.
Y su amigo solo le respondió con una sonrisa, llegando a la conclusión de que todos los textos de los que había sido fanático cuando era pequeño, eran una basura; los lobos no eran bestias y las brujas, realmente no eran tan malas como solían mostrarse…
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thewitchonfire · 4 years
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El Ocultismo
"Lo cierto es que las brujas siguieron existiendo y eran temidas y consultadas. Se las creía capaces de suscitar amor u odio mediante hechizos y encantamientos, de dañar mediante el mal de ojo, maldiciones, de matar a distancia o producir sequías y tormentas. Sin embargo, muchos creen que su verdadero poder nació con las alianzas forjadas con otros seres... más oscuros y más temidos que un simple aquelarre". 
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thewitchonfire · 4 years
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"Regeneración de heridas mágicas oscuras"
Junio, 2020. Seúl, Corea del Sur. @kigyob​
Cuando las manchas brillantes desaparecieron al fin de sus ojos, Liesje, recostada sobre el sofá, levantó la mirada hacia el rostro sin color de Lena, quien la observaba sin poder creerse que su discípula estuviera aún con vida. ¡Habían jugado con la muerte! Un dolor punzante en la coronilla terminó de despertarla.
La invocación había sido un desastre colosal. El demonio que invocaban había poseído a la joven bruja obligándola a trasladarse con él, quien sabe a dónde. Pero, para la suerte de ella y la desgracia del ente, Lena no la dejaría sola. Derribando la barrera de su inconsciente e invocando un encantamiento “Acedia” por de más poderoso, logró reducirlo brindándole el tiempo necesario para traerla de vuelta a su departamento en Seúl.
Le dolía muchísimo todo el lado derecho del rostro, desde la sien hasta la base del cuello. Le dolía y flaqueaba todo el cuerpo por la tensión acumulada. Las rodillas. Los codos. La garganta de sollozar. Los ojos le ardían, pero no estaba llorando. Todavía. No tenía recuerdos claros sólo imágenes difusas de una criatura oscura que le tomaba el cabello arrastrándola sobre un camino rugoso lleno de piedras y espinas, las mismas que parecían haberse hundido en su cuerpo hasta los huesos.
—¡Lena, me quema! —la voz de Liesje sonaba desgarradora llenando el silencio en la sala mientras se retorcía con los párpados apretados y la respiración entrecortada.
La morena con dedos temblorosos confirma la peor de sus teorías cuando le toma el brazo que no dejaba de mover de un lado a otro; tres heridas verticales le adornan desde el hombro hasta la muñeca. Una herida que no deja de sangrar, que quema y corrompe a la súbdita adolorida.
—Ni lo sueñes, no puedo hacerlo.
La castaña lo había hecho, había leído cada maldita palabra en la mente de su amiga y no estaba para nada feliz con su resolución; ¡Ella no podía curarse! No era una herida tradicional, un esguince de tobillo, un dedo cortado… Eran las marcas de un ser bestial que habitaba en el infierno. Jamás había tratado con heridas mágicas, pero si de algo estaba segura era de que este no era el mejor momento para una lección.
—Lena…
Se quedaron mudas, por su parte, Liesje no sabía qué decir ni qué hacer. Se miraban una a la otra mientras que la sangre brotaba cayendo irregularmente en el suelo y el dolor la quebraba en mil pedazos.
—Te estoy esperando, Liesje. Conoces el conjuro.
La boca de Schenck se abrió. Claro que iba a protestar y a negarse a crear un hechizo de regeneración en ese estado, pero de su boca solo salió un sollozo seguido de una maldición que terminó susurrando, entonces lo supo, la cicatrización de esa herida dependería solo de ella… aun si sentía que se moriría de dolor.
Por segunda vez observó las tres marcas que le rasgaban de lado a lado la piel, si prestaba atención, seguro sería capaz de observar el movimiento de sus músculos contrayéndose instintivamente, ¿sería este un momento perfecto para desmayarse?
El tiempo apremiaba, no había otro sonido en esa habitación más que las respiraciones pausadas de ambas mujeres a la espera de que alguna de las dos hiciese algo… lo que sea. Liesje contuvo la respiración a medida que su mano izquierda se aproximaba a la herida, cuando la distancia fue de solo milímetros, el calor que proyectaba la sangre fluyendo fuera de su cuerpo, le aceleró una vez más el corazón y entonces, pronunció: “𝑹𝒆𝒔𝒕𝒊𝒕𝒕𝒖𝒂𝒕𝒖𝒓”.
Pero de su palma no hubo ningún resplandor, el zumbido en sus oídos no existía y la cabeza no le daba vueltas, sin embargo, el dolor allí estaba, recorriéndole el cuerpo con rapidez extrema.
“𝑹𝒆𝒔𝒕𝒊𝒕𝒕𝒖𝒂𝒕𝒖𝒓”., repitió una vez, luego otra.
—Liesje…
La voz de su tutora sonaba lejana, demasiado lejana teniendo en cuenta que no estaba a más de un metro observando la desagradable escena mientras la bruja se debilitaba poco a poco.
“𝑹𝒆𝒔𝒕𝒊𝒕𝒕𝒖𝒂𝒕𝒖𝒓”..
Una luz incipiente brotó de sus finos dedos cubriendo poco a poco la extensión de las heridas abiertas. Segundos después, el fulgor de aquella luz amarillenta podría iluminar todo el piso. Sorprendentemente, los arañazos cicatrizaban bajo el conjuro que la bruja había pronunciado y cuando por fin las marcas habían desaparecido y solo la sangre vieja cubría la piel restablecida, Liesje se había desvanecido y con ella, el brillo se había apagado.
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thewitchonfire · 4 years
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Sanguis.
"Sanguis" / Undefined.
Si cae el árbol en medio de un bosque deshabitado, ¿alguien será capaz de oírlo? ¿De sentir las vibraciones de la tierra bajo los pies? Entonces, ¿realmente es un hecho o una ilusión? La ambición de poder, el deseo de sentirse omnipotente con la diferencia de que ellos no pueden, pero tú sí; tú podrás lograrlo todo. Lo que quieras con la inmediatez de quien no tiene un ápice de paciencia, como tú… Pero todo tiene un precio, un precio de sangre.
¿Cómo debes hacerlo? Al macho cabrío lo estrangulas, lo sofocas. Le arrebatas el aire que respira con la única ayuda de tus manos blandas. Debes volverte fuerte, imperturbable; una oportunidad única que no puedes desperdiciar. Podrás hacerlo en el agua donde los bramidos quedarán silenciados, eso te lo prometo, yo te protegeré. Tus dedos arrancarán sus ojos grandes, expresivos y brillantes desde la cuenca. En la tibieza de sus fluidos deberás bañarte y bajo la luz plateada de la luna, la mágica bendición te será dada. Sabrás de la culminación cuando en tu sangre, sangre de mi sangre, un calor desconocido te abrace... Y el dolor, la pena, la frustración y el remordimiento, hayan desaparecido.
Ahora no quiero más preguntas, quiero verte actuar. ¿Hablas de permiso? A veces, todo lo que necesitan los humanos es permiso. Permiso para cambiar de opinión. Para crear lo que quieren, le temen al rechazo, a la no aceptación. El peso de la moral… Yo quiero ver como haces arder el mundo, porque esa, mi niña, es tu esencia verdadera y de permisos no necesitas.
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thewitchonfire · 4 years
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"Rupturas"
w/ @kigyob​ / Julio, 2020 / Manhattan, Estados Unidos /
Liesje se recostó en el sofá de su departamento temporal, con los brazos cruzados sobre el pecho y la expresión más amenazadora que de costumbre. En esa partida del club, tan apresurada, aunque evidentemente necesaria, había algo que iba contra su naturaleza; parecía una huida… una huida de los lobos.
Durante aquella incómoda conversación con Félix y los demás miembros de la manada, el silencio de Kígyó había pasado de ser “entendible” a “molesto e incómodo”. Una conversación llena de absurdos y supuestos había comenzado entre la bruja inexperta en magia oscura y los lobos. Nombraban a los príncipes del infierno como quien cuenta una buena película o una anécdota poco graciosa, y en todo momento cuando alguno de los dos bandos esperaba el asesoramiento del demonio, este simplemente parecía ignorarlos. Lena parecía abstraída, sumergida en las profundidades de su propia mente, un refugio en el que la castaña no iba a introducirse, por respeto primeramente y porque desconocía la naturaleza de sus intenciones y emociones, pero aún así le pesaba; le molestaba.
Cuando no hubo más nada para decir, desconcertados todos allí en la oficina, Schenck prometió que se comunicaría con el líder para ultimar detalles del plan y les hizo prometer a ellos que le avisarían si algo más sucedía dentro de su comunidad sin importar el horario, sin importar las diferencias ancestrales entre sus “razas” ni el orgullo; ahora, para bien o para mal, los lobos y la bruja novata eran una alianza. Había esperado contar con la ayuda de su tutora, pero… algo dentro suyo le hacía pensar que sus planes habían cambiado.
De camino al departamento, mientras Lena conducía, ninguna de las dos emitió palabra y el silencio extendió su estadía incluso cuando estuvieron a solas en la sala de estar. Liesje dejó de ocultar su fastidio cuando su lengua chasqueó contra su paladar e inconscientemente dejó escapar el aire de sus pulmones que había retenido. Con una violenta blasfemia ella se puso de pie, con paso firme rodeó el asiento que anteriormente había ocupado y sus manos presionaron el respaldo hasta que sus nudillos perdieron su color.
—¡Basta ya! —lo dijo en voz alta observando su figura al otro lado del espacio, en un intento feroz y desesperado de dominar la sombría furia creciente —teníamos un trato, Lena. ¿Qué te sucede? ¡Dijiste que lo intentarías!..
El corazón comenzó a latirle veloz, la sangre le resonaba en las sienes y la temperatura corporal subió casi en un instante. El humo en el respaldar del sofá no tardó en hacerse notar y entonces, torpemente, apartó sus manos observando sorprendida la impronta de su enojo y sus palmas llenas de cenizas.
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thewitchonfire · 4 years
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“Zahgurim”
| Junio, 2020. Club LeSoire, Manhattan.
Y cuando el reloj marcó la medianoche, Sebastián guió a Liesje entre el tumulto de personas que se agrupaban en la oscuridad. Cada paso de aquel hombre equivalía a tres de los suyos, así que no fue difícil deducir que al llegar al único pasillo que la conduciría a las habitaciones privadas, ella se soltara de su brazo para echarse a andar delante de él.
—Sebastián, Sebastián... —repitió con aquel tono burlón tan característico suyo a medida que sus dedos se deslizaban por las paredes dejando una estela imaginaria dibujada bajo su toque.
Aquella noche tendría dos turnos cortos para miembros regulares; dos ingresantes que tomarían “su obsequio” y determinarían si esos servicios merecerían la pena y pagarían cualquiera de las membresías que el club proporcionaba. Estos, justamente, eran sus cuadros favoritos. Rostros nuevos, personalidades frescas que se deslumbraran con cada minúsculo movimiento o chiste absurdo que ella dijera.
El resto… simplemente era aburrido; la mayoría hacían las mismas preguntas “¿Cómo te llamas?” “¿Cuántos años tienes?” “¿Eres soltera?” o así mismo, los comentarios más añejos que habían perdido cualquier tipo de gracia “¿Por qué estás trabajando de esto? Podrías estar teniendo una vida feliz” “Me hospedo en este hotel, mi habitación es este número. Te estaré esperando cuando tu turno acabe” “Puedo darte lo que pidas si me aceptaras una cita” … En algún momento, de su noche, cuando los clientes se ponían conversadores, darles explicaciones inconsecuentes la ponían de un excelente humor, otras guardaba silencio y deseaba con cada célula de su cuerpo, que los cuarenta minutos se fueran como agua por sus dedos.
Al ingresar a la quinta habitación, las luces eran violetas y emitían muy poca luminosidad. Las paredes estaban cubiertas hasta el techo con espejos de diferentes tamaños cortados en piezas rectas que coincidían una con la otra sin demasiado esfuerzo, pero en el centro de la sala, además del tubo metálico sobre un escenario que no era demasiado alto de acrílico, había un hombre sentado en el único sofá individual.
Sebastián se adentró en el espacio ubicándose detrás del escenario no sin antes escrudiñar al individuo mientras pasaba a su lado; esa había sido su mirada de advertencia. La única que esperaba darle. Seguramente no iba a querer involucrarse en una batalla con Sebastián, que medía casi dos metros y cualquier otro ser parecía insignificante a su lado.
A lo lejos, Liesje presionó uno de los botones en la consola que estaba instalada junto con las cajas de luces. Desde ahí solo podía darle play a la canción o el playlist que el cliente había seleccionado, ella no podía saber cuáles o cual era, no podía detenerlas, no podía adelantarlas. Todo estaba cronometrado y al cumplirse el tiempo por el cual se le había pagado, el show finalizaba sin más. Nine Inch Nails llenó el espacio con sus notas y la castaña se deslizó sobre el suelo con la ayuda de sus manos hasta que por fin se puso delante de su cliente. Cuando tomó el lazo de seda negra que aseguraba su albornoz, el hombre frente a ella la detuvo con la intención de poner sus manos sobre las de ella, pero enseguida retrocedió.
—No, por favor —dijo arrepentido por su torpe accionar observándose las manos que estuvo a punto de perder —pagué porque necesito hablar contigo.
No era la primera vez que le sucedía, en sus siete años que había estado bailando en el club de su padre, tenía anécdotas por montones que rozaban lo descabellado; fetiches de todo tipo, charlas filosóficas con desconocidos, karaokes improvisados y hasta propuestas de matrimonio que algunos clientes se habían hecho mientras ella bailaba. Y sin contar los seres sobrenaturales con los que había tratado, vampiros, demonios, ángeles y elfos, entre otros. Al menos no tendría que bailar, pensó.
—¿De qué quieres conversar entonces? —preguntó al ponerse de pie y darle la espalda para sentarse en el borde del escenario acrílico.
Una pausa cubierta de música los aturdió y entonces ella movió su índice para que el sonido se silenciara de golpe. Evidentemente cualquiera pensaría que era un sistema inteligente o que el sonido era dirigido por algún operador no por sus habilidades.
—Liesje Schenck. Sé quién y qué eres, donde y con quien vives. Sé de tu club en Corea, sé de los problemas que has tenido con tu tío, la muerte de tus padres y también sé de la hermana que intentas ocultar…
—Carajo —murmuró ella no pudiéndose creer con quien se estaba enfrentando —otro perro… ¿qué es lo que quieren? Bajo el confuso brillo de las luces, a ella le pareció ver que los ojos de ese hombre se volvían rojizos, casi anaranjados, pero no se sintió intimidada, por el contrario, estaba demasiado tranquila al lado de ese lobo y eso la inquietaba.
—Créeme, si no estuviéramos desesperados, no acudiríamos a ti —respondió con notable seguridad —eres nuestra última opción.
—Bueno, me puedo quedar tranquila —susurró con la esperanza de que él no escuchara el comentario cizañoso.
Aún estaba en la búsqueda de respuestas; ¿por qué no se había sentido intimidada? O ¿por qué no lo había sentido al llegar al club? Sin embargo, podrían tomarse como pormenores, realmente el rubio frente a ella era un lobo, su aroma no podía confundirse, pero al menos el intento debía aplaudirlo. Quizás podría darle el crédito a su ropa cara, sus zapatos de vestir o aquel saco de etiqueta que llevaba sobre los jeans. Como sea, había pasado con honores por sobre sus habilidades y es que ella todavía no sabía si sentirse preocupada o aliviada de que no fuera “el lobo equivocado”.
—Es que no lo entiendes, Liesje. ¡Nos están cazando sin piedad alguna! Y nosotros no podemos hacer nada.
—¿Y qué se supone que tengo que ver yo en esa lucha? —inquirió anhelando tener una respuesta que de verdad la hiciera comerse sus propias palabras.
—Nada, la verdad —dijo visiblemente afectado por la realidad que la bruja le estaba planteando —pero es un demonio, y no es cualquiera, es “Zahgurim”, no sé qué es lo que quiere, pero nos asesina sin siquiera poder defendernos. Ella intentó fingir que el nombre demoníaco no la había tomado por sorpresa, pero su fallo fue estrepitoso y no necesitó palabras, su rostro había hablado.
—Por más que estuviera dispuesta a ayudarlos, yo no sé nada sobre capturas de demonios, ni siquiera invocarlos puedo todavía.
La bruja, por más que lo negara, se sentía apenada. No quería imaginarse siquiera haber vivido dos siglos atrás cuando a las que cazaban sin piedad ni tregua era a las brujas como ella, que quizás no lo habían pedido, pero el fuego las había premiado y un aquelarre las había adoptado brindándoles conocimientos que no sabrían cómo manejar y esa misma... era su condena ahora.
Hacía décadas existía un pacto vigente entre hombres lobo y brujos; ninguno de los dos podía hacerse daño y la magia negra sólo podía practicarse por áreas específicas que no estuvieran dentro de la jurisdicción de cualquiera de las manadas. A veces era difícil de recordar para ella, pero Lena era quien se encargaba de todo aquello.
—Sabemos que tú no, pero tu tutora sí. ¡Vamos, tu tutora es la misma Kigyó! —la efusividad en cada una de sus palabras provocó que Liesje lo observara confundido, realmente la había estado investigando y eso… ¡no debía notarse tanto! —Lo siento, en serio necesitamos de su ayuda.
Schenck suspiró y recargó ambos brazos sobre sus rodillas aproximándose al desconocido un par de centímetros. —No puedo simplemente ir y decirle a Kigyó que los lobos necesitan nuestra ayuda, ¿lo entiendes?
—¡Les daremos protección, les daremos lo que ustedes pidan, Liesje! — el rubio en el sofá casi daba un brinco sobre el asiento, era evidente lo mucho que se estaba conteniendo —la semana pasada fueron ocho. Nuestra manada es una fusión; somos casi trescientos miembros y ya tenemos treinta bajas en dos semanas.
Nuevamente el silencio se abrió paso entre ambos. Ella no podía brindarle ningún tipo de seguridad y tampoco era capaz de hablar por Lena al otro lado del mundo. Mientras su cabeza hacía visible todo tipo de escenarios de supuestas respuestas que la morena le daría, descubrió que en ninguno de los casos había un “sí” y esa era una señal de alarma. Pero como siempre, Liesje se convencía de que podría venderle a quien fuera luz de sol dentro de una botella. Confiaba en sí misma tanto que nunca era capaz de ver las desventajas de las torpes decisiones que generalmente tomaba. Especialmente en el mundo mágico.
—Dame este fin de semana —dijo por fin cuando se puso de pie una vez más —yo hablaré con mi tutora y te haré saber qué dijo, ¿de acuerdo?
Por primera vez en la noche lo vio sonreír, no era una sonrisa llena de alegría, sino una de esas que das cuando la angustia te llena, pero aun así quieres engañarte o engañarlos.
—Soy Félix, soy alfa.
El hombre extendió su mano hacia la joven frente a él. Ella lo observó dubitativa y terminó rechazando cualquier tipo de contacto más que una leve reverencia con su cabeza. Cuando él comenzó a andar sobre sus pasos para dirigirse a la salida, ella le hizo una señal a Sebastián que había estado entre las sombras y éste caminó a su lado hasta que pronto alcanzaron a Félix próximo a salir.
—Desde ya te voy avisando que posiblemente Lena quiera verte y no puedo darte ningún tipo de seguridad —confesó Liesje provocando que el joven detuviera sus pasos y la observara sacarle una estrecha distancia hasta llegar a la única puerta de salida visible —Y la próxima sería genial que leas el contrato que firmas; de los privados primero salimos las bailarinas, luego los clientes.
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thewitchonfire · 4 years
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CURIOSIDADES — Lena, una tutora oscura.
@kigyob​
“Cadáveres de brujos o brujas maléficos, que erran de noche bajo la forma de lobos o búhos, de serpientes o arañas y asesinan a cualquier ser viviente por puro placer o por necesidad, así como el demonio que está relacionado con los muertos, con las tinieblas dentro de las cuales cobra vida y se potencia de la maldad y los sentimientos más ocultos que habitan en los seres humanos”.
// KÍGYÓ //
- Kígyó, mejor conocida en el plano terrenal como Lena Baek, es un demonio híbrido con más poder mágico/oscuro del que se cree, teniendo dentro suyo las influencias del mismo Lucifer.
- Liesje conoció a Lena la noche de la invocación, cuando apenas había cumplido sus diecisiete años.
- En el año 2018, Liesje toma la decisión de despegarse del mundo mágico y esconderse del aquelarre que la creó sacrificando su estilo de vida, sus poderes y sus vínculos hasta aquél día. Necesitaba ayuda de un ser superior en el cual pudiera confiarle su propia vida y la de su pequeña familia (su hermana) en caso de no poder lograrlo. Tal es así que decide convocar a Kígyó en su propio refugio arriesgándose a que el encuentro saliera de la peor de las formas.
- Lena termina aceptando cuidarla, crea un hechizo de protección oscuro que logrará invisibilizarla al ojo del aquelarre original, pero esto traerá consecuencias a largo plazo.
• V E N T A J A S •
- Liesje podrá vivir su vida humana sin limitaciones. - El trato con las brujas queda cancelado automáticamente al crear un nuevo intercambio con un demonio de alto rango.
- Liesje aprende a manipular la magia oscura, potenciar sus propios poderes de fuego y sus habilidades de nacimiento (necromancia).
- Lena se vuelve su tutora mágica.
- Conoce nuevos seres sobrenaturales.
- Dejará de asesinar humanos para entregar sus almas.
- Encuentra en Lena una amiga, una figura materna a la cual se aferrará fuertemente.
• D E S V E N T A J A S •
- Este trato no le da inmortalidad.
- No puede pasar mucho tiempo con su hermana ya que esta continúa siendo parte del primer trato con las primeras brujas invocadas y estas podrían rastrearla con facilidad.
- Su piroquinesis se ve notablemente debilitada; el calor continúa no afectándole y su inmunidad a las quemaduras sigue siendo la misma, pero su capacidad de crear fuego a voluntad, a grandes o pequeñas escalas, le genera un consumo de energía casi total.
- El mundo de la magia oscura, de los pecados capitales y todo lo prohibido comienza a tentarla de la mano de su tutora.
-Se crea un nuevo pacto entre la bruja neófita y el demonio.
- Liesje podría verse cegada ante la malicia que habita en el inframundo, por el poder que sentirá al descubrir su potencial y aquella sensación nueva de omnipotencia.
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thewitchonfire · 4 years
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"La invocación - El inicio"
( año 2013 )
With Lena Baek / @kigyob​
La tierra húmeda se pega en las plantas de sus pies y las frías rocas le lastiman los pasos. Las hermanas no minimizan la marcha. No miran hacia atrás. La densa oscuridad las absorbe hasta que, luego de tanto andar y ensordecerse con el silencio, un claro formado por las copas de los árboles más altos permite ver la magnificencia de la luna en su fase completa.
Bañadas por la luz plateada, es Liesje quien traza un círculo sobre el suelo mientras su hermana acomoda la pila de leños en el centro.
Se miran con el temor reflejado en los ojos. Lo han perdido todo y saben que esta será la última esperanza antes de arrojarse a un abismo de soledad y desgracia. Nyah le toma la mano a su hermana pequeña, con una diminuta navaja le traza una línea sobre su palma izquierda y enseguida hace lo mismo sobre la suya. Entrelazan sus dedos y los latidos erráticos de sus corazones laten al unísono mientras las espesas gotas de sangre fusionadas, llegan a la tierra absorbiéndose con rapidez. En sus gargantas se siente el fluir de la sangre caliente que les recorre el cuerpo helado. Pero ya no hay forma de volver si no es cumpliendo su promesa; la promesa de intentar hasta lo imposible por recuperar lo más preciado que les fue arrebatado… Con las voces quebradas, repitieron juntas.
“Son las fauces de la tierra que devoran a los hombres. Son los hombres desnudos envueltos en la sombra. Un círculo ritual las convoca y nos aprieta desde la invocación de ustedes, nuestro centro. Esperaremos agazapadas y en cuclillas su glorioso pacto; la resurrección de nuestros padres”.
Las hermanas lo repiten tres veces más, en una evocación gutural y rítmica.
Las primeras chispas surgen sobre los leños. Las llamas iniciales cautivan las miradas de las desesperadas Schenck. Elevan un grito repitiendo el conjuro, un grito unido que no podrá olvidarse nunca. Después un sombrío silencio. La piara ya arde en los ojos y en sus almas dañadas.
Liesje distingue un alarido aparentemente humano en la lejanía, luego otro más cerca justo antes de sentir el golpe seco en su espalda que la dejará tumbada con la mejilla derecha hundida sobre el barro que le cubre hasta los labios. Presiona sus párpados y su cuerpo comienza a temblar. El frío ha desaparecido, es el miedo lo único que habita dentro suyo. A través de las llamas, al otro lado, su hermana la observa en la misma posición y como si no necesitaran palabras para comunicarse, vuelven a repetir:
“Esta sangre derramada, no será en vano. Fusiónense, elementos. Provoquen a los espíritus de quienes nos han sido arrebatados injustamente. Tráiganlos de vuelta y este conjuro jamás volverá a ser mascullado entre dientes temerosos”.
Las miradas cómplices se descubren. Los espectros invocados aparecen como figuras humanas, pero demasiado vaporosas ante los ojos de las temerosas mujeres tendidas en el suelo.
Entre las sombras susurran, hay voces musicales que se encuentran. Hay risas agudas y dolorosas. Hay golpes que asemejan a un temblor. La improvisada ronda se abre y giran alrededor del fuego hasta llegar a las jóvenes.
Una silueta se arrodilla ante Liesje quien llora ante un dolor indescriptible que no le permite mover un solo músculo de su cuerpo. Las manos, los pies, la cabeza… le arden tanto que está convencida que las llamas del círculo lograron alcanzarla.
"Haz que pare. Haz que pare, por favor", anhela silenciosa no pudiendo emitir ni una sola palabra.
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