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#Emilio echegaray
bpmorepjo · 7 months
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ifistaywithyou · 7 years
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Esa mujer me tiene loco- repetía Emilio , entre preocupado y feliz
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lacronicacoruna · 5 years
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Los alquileres más caros cuestan 2.500 euros al mes y están en la calle del Papagayo y la plaza de Pontevedra
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El mercado del locación en la ciudad de A Coruña es un quebradero de vanguardia para inmobiliarias e inquilinos. La ofrecimiento de viviendas en régimen de arrendamiento cayó en marzo hasta las 680, pero eso no impidió que la capital mantuviese su título de ciudad más cara para arrendar, con un precio de 8,75 euros el patrón cuadrado.  
Este marco es poco global en A Coruña, pero a la hora de evaluar dónde se localizan los inmuebles más caros de la comunidad, la capital herculina se vuelve a aguantar la medalla de oro. La Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias (Fegein) ha hecho un estudio sobre cuáles son las calles de las siete principales ciudades de Galicia en las que se ubican las viviendas en locación más caras y exclusivas.
8,75 euros cuesta de media el patrón cuadrado de una vivienda en locación en A Coruña, el precio más caro de la comunidad
El documento expone que para regocijarse del arrendamiento más suspensión de A Coruña hay que desembolsar la cuantía de 2.500 euros al mes, tal y como reconoce el presidente de Fegein, Benito Iglesias. Pero, ¿dónde están localizados estos inmuebles? No hay que irse muy remotamente del centro para encontrarlos. La calle Papagayo, en el Ensanche, y la plaza de Pontevedra “son las calles donde están ubicadas las viviendas en alquiler más caras. No son las calles más caras, que es algo diferente”, reconoce Iglesias.
Por ciudades
Algo más asequible supone instalarse en uno de los inmuebles en locación más exclusivos de Vigo, situados en las zonas de Policarpo Sanz, la plaza de Compostela y García Barbón. Los arrendatarios que firmen un entendimiento en uno de estos pisos pagarán 2.000 euros al mes. En Santiago la número desciende hasta los 1.200 euros en las calles del Doctor Teixeiro y la avenida de Ferrol. Doscientos euros menos hay que abonar para conducirse en las zonas del Paseo, Santo Domingo, avenida de la Habana y el Parque de san Lázaro, de Ourense; así como en el lucense circuito amurallado. Para residir en una de las viviendas más caras de Pontevedra hay que acreditar 900 euros. Estos pisos están en Echegaray y la plaza de la Peregrina. Por postrer, en Ferrol, en Ultramar, la plaza de España y Celso Emilio Ferreiro, el locación de las casas más exclusivas asciende a los 800 euros de forma mensual.
En el otro extremo se ubican las zonas en las que conducirse de locación supone acreditar un precio mucho más pequeño. Así, desde la Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias señalan al Agra do Orzán, Os Castros y Novo Mesoiro como las zonas con los alquileres más baratos en A Coruña, ya que no superan los 400 euros. Pese a ser esta la número de los inmuebles más económicos de la ciudad, son los más caros en el interior de la índice de las urbes gallegas.
Los alquileres más baratos de Santiago se encuentran en San Lázaro y Campus Sur, a 350 euros; le sigue Pontevedra, con el mismo precio en Fernando Olmedo y plaza de Barcelos. En Vigo y Lugo los arrendamientos más asequibles están ubicados en Castrelos, Lavadores y Calvario, en la primera, y la Milagrosa y Catasol en la segunda. En Ferrol, en la zona de Fajardo, y en Ourense, en Covadonga y el Veintiuno, tienen los inmuebles más rebajados, a 250 euros el locación mensual.
El presidente de Fegein achaca el crecimiento de los precios, que en A Coruña llega hasta los 2.500 euros por un inmueble, al “crecimiento de la vivienda vacacional y la desconfianza de los propietarios”, factores que crean cada vez “más alquileres inasumibles para un segmento más amplio de la población”, sostiene.
A la hora de marcar los precios de los arrendamientos juega un papel muy importante “la ubicación, la distribución interior y el estado del mobiliario e interior de las viviendas. Desde Fegein pedimos al propietario buenas condiciones”, concluye Iglesias.
from La Crónica Coruña https://lacronicacoruna.com/los-alquileres-mas-caros-cuestan-2-500-euros-al-mes-y-estan-en-la-calle-del-papagayo-y-la-plaza-de-pontevedra/
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lacronicacoruna1 · 5 years
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Los alquileres más caros cuestan 2.500 euros al mes y están en la calle del Papagayo y la plaza de Pontevedra
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El mercado del locación en la ciudad de A Coruña es un quebradero de vanguardia para inmobiliarias e inquilinos. La ofrecimiento de viviendas en régimen de arrendamiento cayó en marzo hasta las 680, pero eso no impidió que la capital mantuviese su título de ciudad más cara para arrendar, con un precio de 8,75 euros el patrón cuadrado.  
Este marco es poco global en A Coruña, pero a la hora de evaluar dónde se localizan los inmuebles más caros de la comunidad, la capital herculina se vuelve a aguantar la medalla de oro. La Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias (Fegein) ha hecho un estudio sobre cuáles son las calles de las siete principales ciudades de Galicia en las que se ubican las viviendas en locación más caras y exclusivas.
8,75 euros cuesta de media el patrón cuadrado de una vivienda en locación en A Coruña, el precio más caro de la comunidad
El documento expone que para regocijarse del arrendamiento más suspensión de A Coruña hay que desembolsar la cuantía de 2.500 euros al mes, tal y como reconoce el presidente de Fegein, Benito Iglesias. Pero, ¿dónde están localizados estos inmuebles? No hay que irse muy remotamente del centro para encontrarlos. La calle Papagayo, en el Ensanche, y la plaza de Pontevedra “son las calles donde están ubicadas las viviendas en alquiler más caras. No son las calles más caras, que es algo diferente”, reconoce Iglesias.
Por ciudades
Algo más asequible supone instalarse en uno de los inmuebles en locación más exclusivos de Vigo, situados en las zonas de Policarpo Sanz, la plaza de Compostela y García Barbón. Los arrendatarios que firmen un entendimiento en uno de estos pisos pagarán 2.000 euros al mes. En Santiago la número desciende hasta los 1.200 euros en las calles del Doctor Teixeiro y la avenida de Ferrol. Doscientos euros menos hay que abonar para conducirse en las zonas del Paseo, Santo Domingo, avenida de la Habana y el Parque de san Lázaro, de Ourense; así como en el lucense circuito amurallado. Para residir en una de las viviendas más caras de Pontevedra hay que acreditar 900 euros. Estos pisos están en Echegaray y la plaza de la Peregrina. Por postrer, en Ferrol, en Ultramar, la plaza de España y Celso Emilio Ferreiro, el locación de las casas más exclusivas asciende a los 800 euros de forma mensual.
En el otro extremo se ubican las zonas en las que conducirse de locación supone acreditar un precio mucho más pequeño. Así, desde la Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias señalan al Agra do Orzán, Os Castros y Novo Mesoiro como las zonas con los alquileres más baratos en A Coruña, ya que no superan los 400 euros. Pese a ser esta la número de los inmuebles más económicos de la ciudad, son los más caros en el interior de la índice de las urbes gallegas.
Los alquileres más baratos de Santiago se encuentran en San Lázaro y Campus Sur, a 350 euros; le sigue Pontevedra, con el mismo precio en Fernando Olmedo y plaza de Barcelos. En Vigo y Lugo los arrendamientos más asequibles están ubicados en Castrelos, Lavadores y Calvario, en la primera, y la Milagrosa y Catasol en la segunda. En Ferrol, en la zona de Fajardo, y en Ourense, en Covadonga y el Veintiuno, tienen los inmuebles más rebajados, a 250 euros el locación mensual.
El presidente de Fegein achaca el crecimiento de los precios, que en A Coruña llega hasta los 2.500 euros por un inmueble, al “crecimiento de la vivienda vacacional y la desconfianza de los propietarios”, factores que crean cada vez “más alquileres inasumibles para un segmento más amplio de la población”, sostiene.
A la hora de marcar los precios de los arrendamientos juega un papel muy importante “la ubicación, la distribución interior y el estado del mobiliario e interior de las viviendas. Desde Fegein pedimos al propietario buenas condiciones”, concluye Iglesias.
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nachojfoster · 5 years
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ROSARIO TIJERAS La trama gira en torno a Rosario (María Fernanda Yepez) una chica pobre criada en Las Comunas, unos barrios muy pobres de Medellin. Rosario es hija de Rubí (Adriana Arango) una estilista que cambia mucho de marido, y madre de TRES hijos, entre ellos, Jhonefe (Juan David Restrepo) quien es un sicario. La historia nos muestra a Rosario criada en un ambiente muy peligroso, violada muchas veces, la primera por su padrastro a los ochos años y luego por unos delincuentes de su barrio, vengándose de uno de ellos, cortándole los testículos con unas tijeras (razón por la que la apodan Rosario Tijeras). Con el paso de los años, Rosario se vuelve una asesina que trabaja para el Rey de los Cielos (Luis Eduardo Motoa) y entre todo eso, conoce a dos hombres de familias adineradas, Antonio Debedut (Andres Sandoval) y Emilio Echegaray (Sebastián Martinez) diviendo su amor entre los dos. #rosariotijeras #amaresmasdificilquematar #siojostienenquenomevean #simanostienenquenomeagarren #sipiestienenquenomealcancen #sivosnoestasaqui #yomevoyamorir #mariauxiliadora #tequedasmuerta (en Davenport Palace) https://www.instagram.com/p/Bv96KwNntff/?utm_source=ig_tumblr_share&igshid=cqvu5obighk
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elcorreografico · 6 years
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Cómo es la pelea entre verdes y celestes por lugares en las listas del Congreso
Cómo es la pelea entre #verdes y #celestes por lugares en las listas del #Congreso #elecciones2019
[su_pullquote]Ya hablan con referentes de cada fuerza política y exigirán a los candidatos definir una postura sobre el aborto. Máximo Kirchner, el más demandado. Otra marcha provida.[/su_pullquote]
La batalla entre verdes y celestes, colores que representan el apoyo y el rechazo al aborto legal, no terminó aquella madrugada del8 de agosto en la que el Senado rechazó la ley para habilitar la…
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isabella880 · 5 years
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Los alquileres más caros cuestan 2.500 euros al mes y están en la calle del Papagayo y la plaza de Pontevedra
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El mercado del locación en la ciudad de A Coruña es un quebradero de vanguardia para inmobiliarias e inquilinos. La ofrecimiento de viviendas en régimen de arrendamiento cayó en marzo hasta las 680, pero eso no impidió que la capital mantuviese su título de ciudad más cara para arrendar, con un precio de 8,75 euros el patrón cuadrado.  
Este marco es poco global en A Coruña, pero a la hora de evaluar dónde se localizan los inmuebles más caros de la comunidad, la capital herculina se vuelve a aguantar la medalla de oro. La Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias (Fegein) ha hecho un estudio sobre cuáles son las calles de las siete principales ciudades de Galicia en las que se ubican las viviendas en locación más caras y exclusivas.
8,75 euros cuesta de media el patrón cuadrado de una vivienda en locación en A Coruña, el precio más caro de la comunidad
El documento expone que para regocijarse del arrendamiento más suspensión de A Coruña hay que desembolsar la cuantía de 2.500 euros al mes, tal y como reconoce el presidente de Fegein, Benito Iglesias. Pero, ¿dónde están localizados estos inmuebles? No hay que irse muy remotamente del centro para encontrarlos. La calle Papagayo, en el Ensanche, y la plaza de Pontevedra “son las calles donde están ubicadas las viviendas en alquiler más caras. No son las calles más caras, que es algo diferente”, reconoce Iglesias.
Por ciudades
Algo más asequible supone instalarse en uno de los inmuebles en locación más exclusivos de Vigo, situados en las zonas de Policarpo Sanz, la plaza de Compostela y García Barbón. Los arrendatarios que firmen un entendimiento en uno de estos pisos pagarán 2.000 euros al mes. En Santiago la número desciende hasta los 1.200 euros en las calles del Doctor Teixeiro y la avenida de Ferrol. Doscientos euros menos hay que abonar para conducirse en las zonas del Paseo, Santo Domingo, avenida de la Habana y el Parque de san Lázaro, de Ourense; así como en el lucense circuito amurallado. Para residir en una de las viviendas más caras de Pontevedra hay que acreditar 900 euros. Estos pisos están en Echegaray y la plaza de la Peregrina. Por postrer, en Ferrol, en Ultramar, la plaza de España y Celso Emilio Ferreiro, el locación de las casas más exclusivas asciende a los 800 euros de forma mensual.
En el otro extremo se ubican las zonas en las que conducirse de locación supone acreditar un precio mucho más pequeño. Así, desde la Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias señalan al Agra do Orzán, Os Castros y Novo Mesoiro como las zonas con los alquileres más baratos en A Coruña, ya que no superan los 400 euros. Pese a ser esta la número de los inmuebles más económicos de la ciudad, son los más caros en el interior de la índice de las urbes gallegas.
Los alquileres más baratos de Santiago se encuentran en San Lázaro y Campus Sur, a 350 euros; le sigue Pontevedra, con el mismo precio en Fernando Olmedo y plaza de Barcelos. En Vigo y Lugo los arrendamientos más asequibles están ubicados en Castrelos, Lavadores y Calvario, en la primera, y la Milagrosa y Catasol en la segunda. En Ferrol, en la zona de Fajardo, y en Ourense, en Covadonga y el Veintiuno, tienen los inmuebles más rebajados, a 250 euros el locación mensual.
El presidente de Fegein achaca el crecimiento de los precios, que en A Coruña llega hasta los 2.500 euros por un inmueble, al “crecimiento de la vivienda vacacional y la desconfianza de los propietarios”, factores que crean cada vez “más alquileres inasumibles para un segmento más amplio de la población”, sostiene.
A la hora de marcar los precios de los arrendamientos juega un papel muy importante “la ubicación, la distribución interior y el estado del mobiliario e interior de las viviendas. Desde Fegein pedimos al propietario buenas condiciones”, concluye Iglesias.
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kiro-anarka · 6 years
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Ante Pavelic fue uno de los mayores criminales de la Segunda Guerra Mundial, más fiero si cabe que los propios nazis a los que sirvió diligentemente entre 1941 y 1944, cuando presidió una supuesta Croacia independiente que en realidad era tributaria de la Italia fascista y de la Alemania hitleriana. Curzio Malaparte, a la sazón alto oficial del ejército mussoliniano, lo describe en Kaputt teniendo en su despacho una bolsa con ojos de los prisioneros que había ordenado ejecutar. En la nota que publicamos aquí nada se dice sobre el atentado que Pavelic sufrió a metros de su vivienda en el barrio Jardín de El Palomar en 1957. Y es que hay muy poca bibliografía sobre su vida en la Argentina y menos sobre dicho atentado, que la mayoría de las fuentes atribuyeron a los servicios secretos de la Federación Yugoeslava presidida por el mariscal Josip Broz, más conocido como Tito (todavía hay menos bibliografía sobre la estancia de Tito en la Argentina, hasta el punto de que quien escribe sólo sabe que hay quienes dicen que vivió brevemente en Berisso y otros que lo hizo en Dock Sud, puertos a los que habría llegado como marinero). Entre la que hay, puedo mencionar este post y el libro Ustachas, el ejército de Perón y el Vaticano, de Ignacio Montes de Oca, que tal como puede advertirse desde el mismo título le atribuye a Perón haber protegido al jefe ustacha hasta el punto de postular que fue Perón quien medió ante Franco para que el dictador español le diera asilo a Pavelic, siendo que Perón y Franco jamás tuvieron relaciones personales (Franco sólo recibió a Perón horas antes de que este emprendiera su regreso a la Argentina via Roma en noviembre de 1972) y que en aquella época, 1959, Perón todavía no había llegado a España y vivía en Santo Domingo.  No obstante su acérrimo antiperonismo, la obra de Montes de Oca es, con mucho, la mejor entre la existente, y respecto al episodio del atentado, revela que no fue producto de agentes enviados por Tito sino de un antiguo chetnik, es decir un nacionalista serbio (en este caso nacido en Montenegro) que quiso vengar a las decenas de miles de compañeros asesinados (casi siempre degollados) por los ustachas. La aparición del libro de Nacho Montes de Oca fue para mi una noticia agridulce, más agria que dulce. Y es que había tenido que ver con su gestación de ese libro. Luego de la aparición de Ultramar Sur. La última operación secreta del Tercer Reich (libro que le gustó tanto que recomendó a Ediciones B que lo volviera a publicarlo cuando la Editorial Norma cerró) y ante el empeño de mi socio Carlos De Nápoli en seguir escribiendo sobre la presencia de nazis alemanes, Rogelio García Lupo me dijo que la presencia de ustachas croatas había sido mucho más numerosa que la de nazis alemanes, y mucho más influyente en múltiples esferas, por ejemplo, en la Policía de la Provincia de Buenos Aires (García Lupo me habló de una fiesta de ustachas en la comisaría de Villa Ballester). Conocí a Nacho Montes de Oca en la productora Cuatro Cabezas, haciendo un documental (que nunca se terminó) basado en Ultramar Sur. Y años después, una vez que hablábamos con Nahuel Coca de la posibilidad de abordar otros temas de nazis en la región, le comenté lo que me había dicho Pajarito. Y la idea prendió.
Si están ansiosos por saber que descubrió Montes de Oca respecto al atentado que sufrió Pavelic, pueden leerlo aquí.
Ahora sí, los dejo con la nota publicada por Miguel Riaño en El Independiente sobre su tumba en Madrid. Porque los balazos que recibió Pavelic en El Palomar terminaron matándolo –diabetes mediante– dos años después.
La olvidada y consentida tumba en Madrid del genocida fascista Ante Pavelic
Pavelic en el Hospital Sirio-Libanés de Buenos Aires después del atentado, 1957.
POR MiGUEL RIAÑO ( [email protected] @miguel_riano)
En los años 90, durante la guerra de independencia de Croacia, destacamentos completos de milicias ustachas iban y venían de los campos de batalla cantando una canción ligera: “U Madridu u Madridu grobnica od zlata, tu počiva vođa svih Hrvata”. La tonadilla habla del “líder de todos los croatas”, que descansa “en Madrid, en una tumba de oro”. Se refiere a Ante Pavelic, el dictador fascista ungido líder de la Croacia independiente como títere de Hitler y Mussolini durante la Segunda Guerra Mundial. Un sanguinario genocida, cuyos crímenes de guerra contra serbios, judíos, gitanos y opositores rivalizan o superan en crueldad a los de los mismos nazis.
Pavelic huyó de Croacia tras la derrota del Eje y acabó refugiado en Argentina al amparo de Perón. Tras más de una década de relativa tranquilidad comenzó a sospechar de la infiltración en su entorno de los servicios secretos yugoslavos y voló a Madrid para pasar sus últimos años acogido por Franco. Murió un 28 de diciembre de 1959 en el Hospital Alemán y sus restos se enterraron en el cementerio sacramental de San Isidro, en la capital. Ahí siguen, ajenos al ruido de exhumaciones aunque al calor de los ultranacionalistas que mantienen su tumba como lugar de peregrinación. Hace 20 años se hizo célebre la foto del entonces delantero del Real Madrid, Davor Suker, posando sonriente junto a la sepultura. Pero la canción miente. La tumba de Pavelic no es de oro. De hecho, puede que sea la más humilde de todo el patio cuarto del sacramental, una acumulación barroca de filigranas arquitectónicas utilizadas como panteones. La tumba del genocida croata está apretujada, detrás de una lápida ilegible pero preciosa que parece ser de un músico, y a la sombra del enorme panteón familiar de los condes de Valmaseda. A la izquierda de la tumba de Pavelic hay otro conjunto de lápidas, grisáceas, modestas y ya casi sepultadas por el musgo, pertenecientes a la familia de Cánovas del Castillo, que fue enterrado aquí antes del traslado de su féretro al Panteón de los Hombres Ilustres.
El lugar está en silencio, en un enclave privilegiado de Madrid, con una vista perfecta sobre el Manzanares y el centro de la capital de España. Las pocas visitas se concentran en los nichos que rodean al patio, que en realidad es un museo valioso pero olvidado al que no acude prácticamente nadie. Aquí están enterrados Moratín, Mesonero Romanos, José Echegaray, Emilio Castelar… pero en las tumbas no hay coronas, flores ni adornos distintos a la piedra tallada. Salvo en la de Pavelic, que siempre está repleta. El pasado jueves, cuando la visitó este periódico, contaba con tres ramos de flores, velas, camisetas y varias pegatinas con la bandera y el escudo de Croacia.El Ayuntamiento asegura que el tema de la tumba del dictador balcánico nunca se ha tratado en el comisionado de la memoria histórica, y que en cualquier caso no le correspondería al consistorio la exhumación. El Gobierno, preguntado por la situación, tampoco ofrece ninguna respuesta.
Jasenovac, horror desdibujado La tranquilidad del lugar donde descansa el genocida recuerda de forma siniestra a la que se respira en Jasenovac, lejos de Madrid, en la frontera entre Croacia y Bosnia Herzegovina, justo donde confluyen el río Sava y el río Una. El mismo frío, la misma niebla y parecido silencio. Sólo que en Jasenovac, un Auschwitz casi sepultado en la memoria colectiva del horror europeo, Pavelic acabó de forma salvaje y sádica con la vida de al menos 100.000 personas, suficientes para llenar unas cuantas veces el cementerio de San Isidro en el que ahora reposa, agasajado y en paz.
A día de hoy, el recuerdo del horror en el campo de exterminio se limita a una escultura en forma de pétalos abiertos al cielo, levantada al final de una pasarela de madera que se abre camino entre plácidos lagos y praderas verdísimas. El lugar parece un campo de golf, absolutamente desposeído de la grotesca carga que arrastra. En un pasado sí hubo centros de exposiciones que mostraban la violencia en todo su esplendor: las herramientas que se usaban para las matanzas, el cuchillo especialmente diseñado para degollar a serbios, las fotos de las fosas comunes, de los cadáveres apilados y en descomposición cuando los partisanos entraron al campo de exterminio. El gobierno nacionalista de Tudjman, tras independizarse de Yugoslavia, acometió una política de blanqueamiento del régimen criminal de Pavelic y sustituyó todo lo explícito por alegorías desdibujadas que avergüenzan a día de hoy a la mayoría de la población croata.
En Jasenovac, lo más parecido al recuerdo del horror está en el pueblo, un tranquilo -ahora- enclave de un par de calles que mezclan casas de ladrillo visto con otras que todavía guardan como tesoros en sus agujereadas fachadas la metralla de la guerra. En los 90 esta zona, que estaba inmersa en el corazón de la Krajina serbia, fue escenario de batallas durísimas y quedó prácticamente abandonada.
Los nazis describieron Jasenovac como ‘el crimen más feroz de la historia’. Los guardas hacían competiciones para degollar a serbios con un cuchillo especial
En esta región de Europa las atrocidades se solapan unas con otras y de vez en cuando aparece la historia para rescatarlas. En los años 40 se dejó por escrito que en Jasenovac se estaba cometiendo “el crimen más feroz de la historia”, uno que “sólo se podría comparar al infierno de Dante”. El testimonio tiene valor porque no es propaganda enemiga: lo dijo Hermann Neubacher, comisario de Adolf Hitler en la península de los Balcanes.
Mile Budak, uno de los hombres fuertes de Pavelic, ya había dejado claros los principios del gobierno de la recién estrenada Croacia independiente, en realidad una marioneta de Alemania e Italia, donde el dictador había pasado su vida amparado por Mussolini y entrenando a sus milicias. Budak, titular de la cartera de Educación y Cultura, resumió las líneas maestras de su proyecto para serbios, judíos, gitanos y cualquier croata que se saliera de las férreas doctrinas del movimiento ustacha: “Para todos ellos, tenemos tres millones de balas”.
La matanza del 29 de agosto Como la canción de la tumba dorada, Budak también mentía. Las balas no eran el método preferido de exterminio de los ustacha. Tampoco las cámaras de gas, aunque también las usaban. El elemento favorito de los guardas croatas que vigilaban Jasenovac -y otros campos en todo el país- era una pequeña herramienta agrícola consistente en una hoja de cuchillo que iba adosada a un guante, de tal modo que quien la usara podía utilizar el filo como una zarpa. Lo rebautizaron como srbosjek (cortaserbios) y lo convirtieron en su arma más letal. La brutalidad del invento propició orgías de sangre como la del 29 de agosto de 1942, cuando cuatro guardas -Mile Friganovic, Sipka, Ante Zrinusic y Petar Brzica- decidieron competir para ver quién asesinaba a más serbios en una sola noche. Este fue el relato, años más tarde, de Friganovic: “Nunca había sentido algo así en mi vida, después de un par de horas había logrado matar a 1.100 personas mientras los otros pudieron matar entre 300 y 400 cada uno. Y después, cuando estaba experimentando mi éxtasis más grandioso , noté a un viejo campesino parado mirándome con tranquilidad mientras mataba a mis víctimas y a ellos mientras morían con dolor. Esa mirada me impactó y de pronto me congelé y por un tiempo no me pude mover”.
Era práctica común empalar con dagas a los bebés y a los niños delante de sus madres. Los ustacha posaban para fotografías con las cabezas cortadas de los chetniks
“Lo aparté y lo hice sentar conmigo en un tronco. Le ordené gritar: ‘¡Viva el caudillo Pavelic!’, o le cortaría una oreja. Vukasin no habló. Le arranqué una oreja. No dijo una palabra. Le dije otra vez que gritara ‘¡Viva Pavelic!’ o le arrancaría la otra oreja. Le arranqué la otra oreja. Cuando le ordené por cuarta vez gritar ‘¡Viva Pavelic!’ y lo amenacé con arrancarle el corazón con mi cuchillo, me miró y en su dolor y agonía me dijo: ‘¡Haga su trabajo, criatura!’ Esas palabras me confundieron, me congeló y le arranqué los ojos, le arranqué el corazón, le corté la garganta de oreja a oreja y lo tiré al pozo. Pero algo se rompió dentro de mí y no pude matar más durante toda esa noche. El franciscano Pero Brzica me ganó la apuesta porque había matado a 1.360 prisioneros y yo pagué sin decir una palabra”.
Exageradas las cifras o no, episodios así de vomitivos eran habituales. Era práctica común empalar con dagas a los bebés y a los niños delante de sus madres. Y al contrario que los nazis, los ustacha no tenían el menor interés en ocultar sus crímenes: posaban para fotografías sosteniendo cabezas cortadas de chetniks serbios, y por algún motivo gustaban de guardar los ojos humanos en cestas. Las fuentes modernas cifran en al menos 100.000 los exterminados en Jasenovac, que operó entre 1941 y 1945. En su mayoría serbios, gitanos y también más de 10.000 judíos, aunque a partir de 1942 éstos fueron enviados a los campos alemanes. Otras fuentes hablan de hasta 700.000 personas.
‘Maks el carnicero’, enterrado en Valencia La efímera Croacia independiente había durado eso mismo, cuatro años. Llegó con Pavelic y con Pavelic se fue, aunque el poglavnik había sido en realidad un traidor que decepcionó incluso a los más leales. A cambio del apoyo de Italia, de Alemania y también de Hungría, había entregado regiones enteras como la costa de Dalmacia o el noreste del país, llenas de croatas que quedaron huérfanos de patria. Durante esta época se generalizó el uso de la bandera ajedrezada, ahora normalizada, pero cuyo simbolismo atemorizó y excitó a partes iguales a los serbios durante las trágicas guerras balcánicas.
De los responsables de aquel horror guardado con sordina en el cajón de la historia negra europea, prácticamente nadie pagó por lo que hizo. Pavelic descansa plácidamente en Madrid desde 1959, junto a su mujer Maria (muerta en 1984) y sus hijos Velimir (1998) y Visnja (2015). Su número dos, Dido Kvaternik, murió en Río Cuarto, Argentina, en 1962. Andrija Artukovic, otro de los responsables operativos del sistema de exterminio croata, murió en Zagreb en 1988, dos años después de ser extraditado desde California, donde había pasado décadas. Pero el caso más sangrante fue el de Vjekoslav Luburic, jefe del campo de Jasenovac y principal animador del sadismo de sus guardas. Tras escapar de Croacia al término de la Segunda Guerra Mundial, Maks el carnicero acabó en Benigànim, un pequeño pueblo de la Comunidad Valenciana en el que vivió durante mucho tiempo bajo la identidad de Vicente Pérez García, don Viçent. Montó una imprenta desde la que repartía propaganda ultranacionalista y acabó siendo asesinado el 20 de abril de 1969 por Ilija Stanic, un agente de los servicios secretos yugoslavos que consiguió escapar de España y ser recibido como un héroe en Belgrado. Los restos de Luburic descansan a día de hoy en el pequeño cementerio de Carcagente, donde el Grupo de Recuperación de la Memoria Histórica de Valencia lucha por acabar con esta “aberración”, más olvidada todavía que la de su jefe.
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kiro-anarka · 6 years
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En noviembre de 1937, 17 vecinas de Guillena, en Sevilla, fueron trasladas a la vecina Gerena para ser fusiladas. Sus cuerpos, que en aquel momento se arrojaron a una fosa común, fueron recuperados y enterrados con honores en 2012; el asesinato múltiple sigue sin culpables.
Los vecinos de Gerena, en Sevilla, tienen grabada la escena, los alaridos, las vejaciones, los cuerpos desparramados en el cementerio, el olor a sangre, las caras blancas y desencajadas, la infamia de aquellas mañanas de unos días de noviembre de hace 81 años. 17 vecinas del cercano pueblo de Guillena fueron fusiladas en 1937, en plena Guerra Civil y después de que las tropas golpistas arrasaran la zona casi sin oposición. Después de ser detenidas meses antes, estas mujeres, de entre 24 y 70 años, eran en su mayoría esposas de huidos del pueblo, participantes en el gobierno del Frente Popular o simpatizantes de movimientos de izquierda, anarquistas, obreros. Se negaban en muchos casos a revelar el paradero de sus maridos, y debían quedarse en el pueblo a cuidar a sus familias. Algunas de las 17 mujeres de Guillena que fueron asesinadas en la vecina Gerena.
Antes de subirlas al camión, torturadas, humilladas y rapadas, les dieron el paseíllo por su pueblo, donde había un campo de concentración que surtía de mano de obra al cortijo de Gambogaz, regalado por el franquismo al general Queipo de Llano ese mismo año, y que ahora pretende ser recuperado por las administraciones públicas bajo la presión de los movimientos memorialistas. Luego, horas, días más tarde, fueron asesinadas una a una sin piedad, arrojando sus cuerpos a la fosa común de la que décadas más tarde serían exhumados.
“Recuerda que desde donde estaban, desde la que es hoy ventana del despacho de la Alcaldía, podía verse el cementerio y todos ellos, aterrados, vieron los relampagones de las descargas de los fusiles una y otra vez. Aún no era de día cuando comenzó la matanza”, rememoran desde la asociación memorialista 19 Mujeres de Guillena tras recopilar testimonios de testigos de la matanza. Otras voces que vivieron aquel espanto relataron en su día a la asociación, como recogen en su página web, “una de ellas iba embarazada, con un barrigón así… Yo vi a aquellas mujeres. Yo no sabía que eran de Guillena. De eso me enteré al día siguiente (…). Eso pasó aquí… hicieron todo lo que quisieron (…) Yo escuchaba los chillidos que pegaban las mujeres allí. Había uno que se llamaba Moña, que las cogía y las arrastraba”. En el libro Las víctimas de la represión militar en la provincia de Sevilla (1996-1963) José María García Márquez considera estos asesinatos “operaciones de limpieza”, pues era la manera de cortar las ayudas y los vínculos entre estas sus mujeres y sus maridos, exiliados a Extremadura para seguir combatiendo en el frente republicano. Una matanza en la querella argentina contra los crímenes franquistas Hoy, los restos de las llamadas 17 rosas de Guillena—menos conocidas que las 13 rosas madrileñas— ya han sido recuperados, las pruebas de ADN evidenciaron que incluso una de ellas estaba embarazada de siete meses, pero nunca hubo justicia, algo parecido a la reparación frente a tanto daño gratuito. Es eso precisamente lo que llevan años buscando sus familias y la asociación para la recuperación de la Memoria Histórica 19 Mujeres de Guillena —dos de ellas finalmente fueron indultadas—. La recogida de testimonios que relatan las aberraciones que sufrieron —abusos hasta después de asesinadas— y las pruebas recopiladas durante décadas ponen nombres y apellidos a los autores del crimen múltiple propiciaron la interposición de una denuncia. En 2016, tres documentos obtenidos en el Archivo General Militar de Ávila por el investigador González Tornero demostraban incluso que la ejecución de las 17 mujeres en 1937 fue planeada. “Eran sujetos peligrosísimos de filiación marxista”, aseguraban sus asesinos. El caso, de hecho, se incluye en la querella argentina contra los crímenes del franquismo. 81 años después de su asesinato, las 17 rosas de Guillena regresaron a su pueblo, a descansar en paz. En 2012, cientos de familiares, vecinos y autoridades homenajean a las represaliadas y las enterraron con honores. 17 cajas de madera, 17 rosas y 17 pequeños rótulos con el nombre de cada una salieron en procesión. El pasado 2017 incluso recibieron la medalla de oro de la Diputación de Sevilla. “Verdad, justicia y reparación”, puede leerse en la placa colocada a la entrada del panteón en el que las mujeres descansan juntas desde hace seis años.
Estos son los datos de las mujeres de Guillena asesinadas por el franquismo que conserva la asociación memorialista 19 Mujeres de la localidad sevillana:
1 – Eulogia Alanis García, “la cunera”.
2 – Ana María Fernández Ventura, “la lega”. Vivía en el Portugalete. Tenía unos 29 o 30 años. Tenía dos hijos, Luciano y Manuela, que llevan los dos apellidos de la madre por ser madre soltera.
3 – Antonia Ferrer Moreno. Natural de Loja. Casada con Cristobal Barroso Rosado (Ronda). tres hijos. Antonio Barroso Ferrer, Francisco Barroso Ferrer y Manuel Delgado Ferrer.
4 – Granada Garzón de la Hera, “la gitana”. 41 años. Casada con Francisco Aguilera Hidalgo (asesinado), al igual que su hijo mayor, José (19 años). Tuvo nueve hijos. Natural y vecina de Guillena.
5 – Granada Hidalgo Garzón. Vivía en c/ Echegaray nº 6. Viuda. 70 años. Sabía leer.
6 – Natividad León Hidalgo. 52 años. Casada con Antonio León García. Tenía dos hijos; uno de ellos, José León León, baja en padrón municipal al igual que ella sin causa. Vivía en c/ Pablo Iglesias, nº32.
7 – Rosario León Hidalgo. 41 años. Casada con Francisco Prieto Lopez. Tenía tres hijos. Vivían en c/Pablo Iglesias. Nº 36.
8 – Manuela Liánez González, “la esterona”. Casado con Eduardo Rodríguez Membrilla. Fue detenida por no declarar el paradero de su marido, huido a la entrada de la tropas franquistas en Guillena. 46 años. Tenía dos hijas, Manuela e Isabel.
9 – Trinidad López Cabeza. 50 años. Tuvo ocho hijos (uno de ellos murió de pequeño). Fue detenida en su casa; su hija mayor se ofreció para ir en su lugar; no volvió a ver a su madre.
10 – Ramona Manchón Merino. 44 años. Casada con Antonio Palacios Garcia (asesinado), figuran 4 hijos. Vivian en c/ Agustina de aragon nº 23. Baja en padron sin causa.
11 – Manuela Méndez Jiménez. 24 años. Casada con Manuel Domínguez Garzón (desaparecido). Vivían en c/ Sevilla, nº 1. Dos hijos, José y Antonio, de cinco y tres años. Detenida por no revelar el paradero de su marido.
12 – Ramona Navarro Ibáñez. Casada con José María Macero Maya. 24 años. Con dos hijas, Antonia y Carmen. Vivia en c/ Pablo Iglesias nº 1. Baja en padrón municipal sin causa.
13 – Dolores Palacios García. 46 años. Casada con Antonio Hidalgo Garzón. Tenían nueve hijos. Vivian en c/ Pablo Iglesias nº40. Baja en padron municipal sin causa.
14 – Josefa Peinado López. 55 años. Casada con Manuel Peinado Gonzalez y vivian en c/ Pablo iglesias nº 3. Tenían dos hijos, Guillermo y Cipriano (ambos eliminados del Padrón municipal).
15 – Tomasa Peinado López. 61 años. Casada con Antonio Fernández Moray. Tenían cinco hijos, tres de ellos (Antonio, Francisco y Jose) fueron baja junto a ella del Padrón Municipal sin causa. Vivían en c/ Pablo Iglesias nº 54.
16 – Ramona Puntas Lorenzo. 52 años. Casada con German Franco Santiago (asesinado). Tenia una hija, Josefa. Vivian en c/ Ramon y Cajal nº 3. baja en padron municipal sin causa.
17 – Manuela Sanchez Gandullo. 57 años. Casada con Emilio Valdivia Puntas. Vivian en c/ cervantes nº 24. Tres hijos. Su marido fue un destacado miembro de Unión Republicana Local, no represaliado.
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