Tumgik
#JunSeo&NaKyum
howdyfoster · 4 years
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        .•°         {  NAKYUM· ✞ }    ||    @sercndipity
Había cosas jodidas en la vida. Contradictorias, agridulces, que lo hacían sentir culpable en el fondo. JunSeo no necesitaba realmente esa práctica, pero tener un cupo en The Ingram era como una bendición en los huevos para cualquier médico que tuviera dos dedos de frente y que supiera, sin necesitar gran intelecto, que le habían dado un pasaporte de oro para el rubro. Que sí, estaba muy bien eso del altruismo, de dedicarse a urgencias sus primeros meses de egresado, de ayudar al prójimo con los conocimientos de su alma mater. Sin embargo, poder echar mano a los últimos avances en salud, era un privilegio que no se perdería ni loco. No porque realmente quisiera que su nombre figurara entre los grandes. Esas estupideces lo traían sin cuidado. Era porque podría, entre tantas cosas, ayudar a que su mejor amiga concibiera. Ninguno de los exámenes que se realizó, ni los tratamientos convencionales que siguió, habían permitido que se embarazara. También se había sometido —como donante de esperma— a pruebas y los resultados arrojaron que estaba en plenas condiciones. A ella realmente le hacía ilusión y necesitaban respuestas.
Sabía que tendría un precio. Uno muy alto y que atentaría, seguramente, contra su moral. Aun así, prefirió hacer vista gorda de buenas a primeras. Si las circunstancias se volvían dudosas en exceso, ya se inventaría alguna excusa elegante para dejar las instalaciones. Lo que le había hecho aceptar, asimismo, es que no existía un contrato previo de por medio. Como ya estaba titulado y había ejercido (aunque fuera poco tiempo), ser interno nuevamente tenía un pago que no superaba ni igualaba al que ya le daban en el hospital. Por eso, sus empleadores debieron hacer un considerable abono extra que no cuadraría con sus estados de cuenta. Habían llegado a un acuerdo de palabra.
“Espero que sus clases de neurociencias sigan frescas, doctor”, emitió el encargado del área que le había dado el recorrido superficial por las instalaciones. “Me perdonará por no regalarle más tiempo para revisar todo, pero hay algo que quiero que vea”, aseguró, llevándolos a una zona repleta de habitaciones. Como cárceles bien disimuladas —por las condiciones pulcras que mostraban— tenían un espacio considerable entre cada una de ellas, dejándole apreciar que eran herméticas y que el ruido no era capaz de colarse. Todas estaban vacías. Al final del pasillo, se abrió ante ellos un patio común repleto de vegetación. Nae se sentiría feliz allí, adoraba los jardines y la naturaleza.
“Querrá decir alguien, ¿verdad?”, incriminó a su interlocutor cuando sólo divisó a media docena de jóvenes. El tono en que el encargado se había referido a ellos como cosas no le gustó para nada.
“No debe encariñarse demasiado, todos están aquí voluntariamente y son asignados con un número. Es normal que se traten como archivos de investigación para mantener las distancias”, soltó sin inmutarse. JunSeo apretó los labios con disgusto. Tampoco quería llevarle la contra en su primer día allí. “Allí está”, indicó el mayor. Señaló a un chico más alto que ambos, sentado en una banca bajo la sombra de un sauce. “Él es 004. Le fascinará lo que puede conseguir con él. Pero le advierto: sea cauteloso. Si bien lo tenemos controlado con el collar que puede apreciar, se trata sólo de un prototipo. En los laboratorios estamos desarrollando algo que pueda contener su telequinesis”.
JunSeo casi se ahogó con su propia saliva.
“Vamos, hombre. No querrá que me crea eso”, alzó las cejas. “¿De qué película ha salido?”, bromeó. El encargado ni siquiera sonrió de vuelta.
“Compruébelo usted mismo. Pasó la charla DAS sin problemas. Tiene también el brazalete de emergencia en su diestra. Se activará si su pulso aumenta a un nivel de riesgo o sufre una respuesta nerviosa por dolor. Buena suerte”, le palmeó la espalda como ofendido por ponerlo en duda y piró ahí tan rápido que Nae quedó descolocado. Suspiró, optando por acomodarse en el otro extremo del asiento.
“¿Siempre son así de comemierdas?”, susurró hacia el “experimento”.
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