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#LucentinaVeleña
poemassemanales · 4 years
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UNA HISTORIA BERLANGUIANA
LA GOLEADA HISTÓRICA: 22 - 0
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¿PUDO SER ESTE EQUIPO DE LA UNIÓN DEPORTIVA LUCENTINA EL RESPONSABLE DE LA GOLEADA?
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UNICA FOTO QUE CONOZCO DEL ESTADIO DE LA FUENSANTA
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LAS FUERZAS VIVAS DE LA CIUDAD ENARDECIDAS (NO RECONOZCO A NADIE, NI AL NIÑO QUE DEBE TENER MI EDAD
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RECORD DE GOLES (ABC 17/2/1955)
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LA CLASIFICACIÓN FINAL DE LA LIGA RECOGIDA DE LA FEDERACIÓN ANDALUZA DE FÚTBOL:
Grupo I Club J G E P GF GC PT 1º UD Lucentina (Lucena) 18 12 3 3 53 16 27+9 2º CD Ronda 18 12 2 4 52 19 26+8 3º Villa del Rio CF 18 11 3 4 47 31 25+7 4º C Rvo Belmezano 18 11 3 4 41 26 25+7 5º CD Pontanés (Puente Genil) 17 10 1 6 34 20 21+3 6º CD Nacional (Andújar) 18 6 3 9 30 39 15-3 7º CD Pozoblanco 18 5 2 11 35 48 12-6 8º Jaén Atco CF 18 4 2 12 27 50 10-8 9º C Atco Almagro (Córdoba) 17 4 1 12 28 40 9-7 10º UD Veleña (Vélez) 18 4 0 14 27 85 6-12 Renunciaron a participar
El Carpio CF CD Écija Guadix CF CD Linares Industrial CD Esperanza Jaén Rvo Iliturgitano CF
UD Lucentina: Sancionado por la RFEF por sospecha de compra de partido de la última jornada (22-0 a Veleña) quitándole el ascenso a la 2ª Fase de 3ª División. Por ello los clasificados para la 2ª Fase de Permanencia y Ascenso de 3ª División 54-55 fueron los 2º y 3º, Ronda y Villa del río.
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LA MAYORÍA DE ESTOS JUGADORES INTERVINIERON EN EL 22-0 (mi padre, arriba a la derecha)
 El pasado 25 de Julio de este desgraciado 2020 charlaba con Ángel Amaya sobre la posibilidad de ascenso a Segunda División B (la tercera categoría nacional) que ese día tenía el equipo de fútbol de nuestra tierra, el Ciudad de Lucena, y que luego, lamentablemente, no se pudo lograr al caer ante el Betis Deportivo por 4 goles a 1. Le referí brevemente la historia de otro frustrado ascenso ocurrido nada menos que en 1955 y en el que se dieron circunstancias deportivas y políticas que lograron llevar la desazón y la impotencia a nuestro pueblo en aquellos años oprobiosos de dictadura, en aquella España en la que tan solo el fútbol, Gibraltar o Rusia se tenían por temas para realizar manifestaciones más o menos “espontáneas”. Ángel no sabía nada de esa historia y como creo que muchos de los componentes de este grupo por sus orígenes no lucentinos la desconocerán también he preparado unas líneas para haceros llegar estos curiosos hechos de nuestra pequeña historia local.
Si no recuerdo mal durante los años del franquismo Lucena solo tuvo el dudoso honor de aparecer en dos ocasiones en los medios de comunicación. La más grave en 1961, cuando la terrible tromba de agua del 3 de Julio dejó una decena de cadáveres y numerosos destrozos. La segunda ocasión fue como consecuencia de los hechos que centran esta crónica y que se reflejaron en la prensa de todo el país: la famosa goleada de la Unión Deportiva Lucentina a la Veleña por 22 a 0 el 9 de Enero de 1955 y sus posteriores consecuencias.
Una breve introducción al tema: vivimos en una sociedad futbolizada. El fútbol no solo arrastra las pasiones de los hinchas de cada club, sino que también mueve pasiones localistas, culturales y políticas en forma de exaltaciones de todo tipo. Un ejemplo de todo esto es el Barcelona (mes que un club). El fútbol lo funde y lo confunde todo en un vértigo multiplicador que engloba no solo al periodismo puramente deportivo sino también a la propia literatura por el atractivo que despierta entre las masas (en este caso el ejemplo puede ser Eduardo Galeano). Realizando un bucle perfecto a través de literatura y del periodismo escrito– habría que añadir también los medios audiovisuales – volveríamos al comienzo: exaltación de valores nacionales, culturales y sociales (otro ejemplo: Simeone en sus tesis del pobre, At. De Madrid, frente al rico, Real Madrid). Como todos estos mensajes no caen en barbecho pues las masas son absolutamente receptivas a este tipo de información, los escritores buscan los valores simbólicos y los valores emocionales para su éxito. De esta forma hemos pasados en los años recientes a un modelo de periodista alejado de la equidistancia; hasta hace unos años los periodistas no se definían por sus colores, hoy hacen causa y exacerban lo emocional para lograr la fidelidad de los seguidores que comparten los mismos colores (ejemplo diario de todo esto se puede ver en las portadas de periódicos como el AS o el Mundo Deportivo). Exactamente igual que ocurre en la política. Compramos el periódico u oímos la emisora de radio que comparte nuestro criterio y el partido de nuestros desvelos electorales, al igual que seguimos en los medios a aquellos periodistas que conocemos de su identidad con nuestro club de los amores. No hay solo fe religiosa, sino también política o futbolística. Esta es la sociedad que hemos creado.
El entorno en que crecí era el adecuado para crear un aficionado al fútbol. Mi abuelo paterno había sido uno de los fundadores del fútbol en Linares y mi padre había asumido esa afición desde su niñez. En casa todos seguimos esta tendencia y nos fuimos definiendo como hinchas más o menos talibanes, mis hermanos sevillistas y yo, por mi parte, bético.
Efectivamente crecí en un ambiente familiar y social en que el fútbol ocupaba gran parte de las conversaciones. Al no existir la TV vivíamos libres del bombardeo diario que ahora soportamos con respecto al fútbol (aunque yo diría más al Real Madrid y al Barcelona que al verdadero deporte futbolístico). Oía con frecuencia hablar de fútbol a mi padre con mis hermanos mayores y en casa entraba todos los días el diario Marca. Si en el ambiente familiar escuchaba hablar de fútbol, en el social se multiplicaba este efecto; cuando acompañaba a mi padre a la calle era excepcional que no se parase con alguien para hablar del fútbol en general y del equipo local, por aquellos años llamado Unión Deportiva Lucentina, en particular (de qué otra cosa era posible realizar una crítica en aquel país atrasado en todos los aspectos).
En aquellos años en el fútbol modesto se entraba en la dirección de los clubes por afición y no para medrar para obtener resultados espurios. Mi padre vivía intensamente el fútbol y en los años 50 fue repetidas veces directivo y en alguna ocasión Presidente, lo que a mi madre ponía de los nervios, pues pensaba que a la postre sería criticado por todo el mundo y que terminaría costándole el dinero. No le faltó razón.
En casa se guardaban los utensilios de entrenamiento y la gran soga que servía de cierre periférico de todo el terreno de juego en los partidos oficiales y yo me sentía muy orgulloso cuando salía con mi padre y en alguna ocasión se detenía a hablar con algún jugador que era un ídolo local para mí. Mi mayor ídolo respondía al lamentable alias deportivo de “Pichaque” y era un centro delantero de raza, a la antigua usanza, aquellos de “a mí el pelotón que los arrollo”; mi padre tenía cierta confianza con él y tras su retirada del fútbol activo consiguió que le diesen un empleo de vigilante en la Hidroeléctrica del Chorro en Andújar. Evidentemente eran profesionales low cost. Los veteranos lo hacían por su gran afición al fútbol y los más jóvenes esperaban tener una posibilidad de saltar a una superior categoría en la que ya obtendrían una remuneración más importante (en absoluto las figuras de aquellos años se pueden igualar en emolumentos a las astronómicas y deshonestas cifras que se manejan hoy en el fútbol; en los años 70 conocí a algún famoso exjugador de Primera División que vivía en Sevilla de un modesto taller de coches o de un taxi).
Los programas deportivos radiofónicos se seguían fielmente en casa y para completar el escenario mi hermano Pepe, prácticamente un adolescente, fue durante varios años corresponsal de la Hoja del Lunes y del ABC de Sevilla (firmaba como ALFIL). Además, era también cronista deportivo en el periódico local (Producción) con la firma EGO. (Unos 40 años después, un adolescente sobrino suyo de nombre Olmo dedicó muchos fines de semana a realizar una labor similar en la agencia EFE. Curiosidades de la vida). La carrera periodística de mi hermano fue breve; el episodio del 22 a 0 y el linchamiento jocoso que le mostró la revista La Codorniz en su sección La cárcel de papel lo dejó muy herido hasta que, poco después, dejó estos menesteres informativos para dedicarse plenamente a sus estudios.
Pero centrémonos en nuestra historia: en 1955 se produce un hecho que traspasó el ámbito local y regional. En el partido U. D. Lucentina –Veleña se dio la mayor goleada registrada hasta la fecha en un partido oficial en España: 22 a 0. Mi padre era a la sazón, Vicepresidente del club y mi hermano Pepe, como he señalado antes, era el cronista de la Hoja del Lunes de Sevilla y del decenario local Producción.  El partido se celebró el 9 de Enero, yo asistía con mi padre a los partidos de forma habitual, pero desafortunadamente no me llevaron esa tarde por la gran tromba de agua que había caído unas horas antes; era un auténtico “día de perros” y a mí, con 6 años, prefirieron dejarme en casa. Nunca perdoné el no asistir a ese partido épico.
En síntesis, la historia de la goleada es la siguiente: el equipo local debía de ganar al menos 5 a 0 para clasificarse primero y de esta forma participar en la fase de ascenso a Tercera División (equivalente a la Segunda B de hoy). La Veleña, de Vélez-Málaga, estaba ya descendida y optó por no presentarse al partido. En ese caso se le daba a la Lucentina el partido ganado por 2 a 0 según las normas de la Federación. Este resultado era insuficiente y serían el Ronda y Villa del Rio, los equipos que participarían en esa fase. Ante la amenaza de no presentarse, la directiva de la Lucentina se desplazó a Vélez-Málaga y convenció a los directivos malagueños para que acudiesen a disputar el partido para lo que se les ayudó con dinero para pagar unos taxis. Ante un terreno de juego impracticable, con lluvia continua y un equipo descendido y con varios adolescentes, ya que no tenían plantilla suficiente, el equipo local se dio un festín de goles con algunos jugadores como Pichaque que llegó a marcar 7 tantos. Lucena fue una fiesta y todo el mundo estaba ilusionado con jugar la temporada siguiente en la categoría superior.  Pero todo se vino abajo el 2 de Febrero. El Comité de Competición, ante una denuncia por venta de jugadores de la Veleña, descalificó al equipo y le concedió el ascenso al Villa del Rio. Pero detrás de todo esto había alguien: el todopoderoso speaker del régimen en aquella época. Matías Prats era natural de Villa del Rio y parece que movió los hilos para que se adaptase tal resolución.
Todas las noticias que conocí indicaban que en absoluto hubo fraude en el resultado. Un equipo debilísimo y sin motivación que a los pocos minutos se quedó con 10 jugadores, un terreno de juego impracticable para unos jugadores que no estaban bien equipados y un deseo irrefrenable de conseguir una goleada por parte del equipo local fueron factores que se sumaron para tan escandaloso resultado.
Producción tuvo una postura clara apoyando al equipo de fútbol local mostrando su descontento con la decisión del Comité de Competición de apartar al equipo de la liga por considerar que había ganado haciendo trampas y lanzó un número extraordinario en el que entre otras cosas se decía:
-“Producción, recogiendo los deseos de todos sus lectores y aficionados publica hoy este Suplemento Especial, con el fin de formular la más enérgica protesta por el acuerdo recaído y al interpretar la voluntad de Lucena, a lo que acaba de inferirse un gravísimo daño en el orden moral y deportivo”
-“Autoridades, centros, instituciones, fuerzas vivas, afición y el pueblo en masa han expresado públicamente su protesta ante nuestra junta directiva; la ciudad es un hervidero de justa indignación porque a la máxima goleada conseguida en competición oficial se ha premiado con la máxima afrenta de la descalificación”.
Los diarios nacionales se hicieron eco de los hechos- no había grandes noticias en esa época- y mi hermano Pepe que firmaba como Alfil o EGO, publicó un artículo en la Hoja del Lunes de Sevilla y en Producción tan incendiario y grandilocuente que la revista satírica La Codorniz le concedió un lugar central en su sección “La cárcel de papel” (aconsejo leer la sentencia).
El hecho es que el acontecimiento futbolístico se les fue de las manos a las autoridades locales y quien lo sufrió, independientemente de los aficionados que no pudieron ver a su equipo en una categoría superior, fue el único medio de comunicación local, el decenario Producción. A pesar de ser un medio oficialista y cuyo dueño fue después durante muchos años alcalde de la ciudad, Miguel Álvarez, unas semanas después de esta historia cerró definitivamente su edición.  El último número salió el 21 de Febrero de 1955 y se despedía con estas líneas: “A todos los lectores, por dificultades surgidas ajenas por completo a nuestra voluntad, Producción se suspende temporalmente. Suspensión muy breve que ha venido a probarnos como el Decenario constituye una sentida necesidad social”. La suspensión fue definitiva y unos meses después nacería Luceria con el mismo dueño a la cabeza.
 El caso tuvo un final feliz, pues el recurso presentado por la U. D. Lucentina prosperó un año después, la sanción se revocó y sin participar en la 1ª Regional 55-56 en ninguna de las dos fases, ocupó una plaza en Tercera División para la temporada 56-57.
 No puedo obviar cuando recuerdo esta historia el recuerdo de aquella España que también describió Berlanga en películas como Bienvenido Mister Marshall, Calabuch o Los Jueves milagro. ¿Quién sabe si en un futuro veremos narrar esta berlanguiana y chusca historia en la pantalla?
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29/7/2020
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